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Capítulo XVII.

El hombre revisaba los papeles que tenía en las manos con el rostro sumido en la concentración. Los resultados eran positivos, pero no podía bajar la guardia tan fácilmente. Necesitaba revisar hasta el último detalle para asegurarse de que todo estaría realmente bien.

"Relaja el ceño, Frank. También los revisé un millón de veces. La chica está a salvo. Solo necesitamos hacer una pequeña incisión y quitarlos. Hay altas probabilidades de que no vuelvan a formarse."
"¿La has visto de nuevo?"
"Aún no. Debía regresar en unos días, pero primero quería consultar todo contigo."
El Dr. Frank cerró la carpeta. "Me pondré en contacto con ella. Comienza a investigar las fechas disponibles para..."
"Disculpe."

Ambos hombres giraron hacia el lugar de donde provenía la voz. Una chica de curvas notorias y cabello negro que mordía su labio en señal de timidez les devolvió la mirada.

"¿Puedo ayudarte en algo?", preguntó el hombre más alto.
"Me llamo Katherine. Fui compañera de la universidad de Justin. Tengo algo para usted", abrió su bolsa y sacó un sobre amarillo. "¿Puede decirle a Justin y Anne que lo lamento mucho? No debí actuar de la manera en que lo hice. De verdad lo siento. Espero que esto pueda enmendar las cosas", entregó el delgado paquete al hombre que no dejaba de verla con ceño fruncido y, después de hacer una media sonrisa, dio media vuelta y se alejó.

El doctor Frank observó el sobre que tenía en sus manos.

"¿R.F.?", habló el doctor George. "¿No son esas las iniciales de tu esposa?"

***

La puerta se abrió bruscamente y el hombre sonrió al ver quién entraba. Sus facciones lucían sombrías y la escasa luz del lugar contribuía a darle ese aspecto siniestro, casi como si fuera una advertencia de peligro.

Justin reprimió el impulso de cubrir su nariz. Un hedor muy fuerte penetraba sus fosas nasales mezclado con un marcado olor a licor. Escuchó una risa irónica procedente del individuo que tenía enfrente y un escalofrío se coló por su espina.

"Sigues siendo tan predecible."
"¿Dónde están?"
"Cuando yo era un niño solíamos hablarle a los mayores con respeto."
"Déjate de tonterías. Dime dónde están", apretó los puños intentando contener su rabia. Debía permanecer sereno para lograr su objetivo.
John soltó una risotada. "No puedo creer que mi hija se haya involucrado contigo. A veces es tan tonta."
"¡Dime dónde están!", sus ojos comenzaban a picar. No podía concebir un segundo más en esa situación. Necesitaba poner a su familia a salvo inmediatamente. "No soy tan idiota como crees, y juro que, si no me dices dónde están, entregaré las pruebas que tengo contra ti a la policía."

Una risa lúgubre salió de los labios del hombre y, de un momento a otro, su expresión se tornó seria y tenebrosa. El peligro se palpaba en el aire y consumía el oxígeno de la habitación.

"¿Estás dispuesto a entregar a tu madre también?", escupió cerca de los pies del chico, pero este no se inmutó. "Toda tu familia está maldita de la misma manera. Tienen un emporio construido sobre sangre y ella no es ninguna inocente al respecto."
Justin frunció el ceño. "El problema es nuestro."
"Eres tan idiota como siempre lo pensé. Y ya que tus padres no tuvieron la decencia de contarte nada, te diré la verdadera historia de tu familia", tomó la botella de whisky que había en el suelo, a su derecha, y dio un sorbo antes de continuar. "Hace años tus padres y yo éramos amigos. Conocí a tu padre primero en una entrevista de trabajo. Congeniamos bastante bien y terminamos abandonando la entrevista para arriesgar nuestros últimos ahorros en una idea. Tu padre era demasiado ambicioso y pronto hizo tratos con algunas personas incorrectas. Me convenció a ser parte de ello, decía que sería bueno para el negocio y que nos ayudaría a prosperar. Mi hija era una niña entonces", tomó otro trago de whisky. "Tu madre pretendió ser amiga de mi esposa durante todo ese tiempo. Ambos fingieron ser amigos sinceros y fui tan estúpido que lo creí", rió. "¿Sabes dónde estaban ellos cuando aquellos hombres vinieron por mi esposa? Escondiéndose. Tu madre lo vio todo y no hizo nada. Se encerraron en el negocio y dejaron a mi Rose a merced de esos infelices."
El silencio inundó la habitación. Justin veía al hombre sumido en sus recuerdos. "Podemos arreglar cualquier cuenta del pasado", dijo. "Darte el dinero que quieras, parte del negocio si eso quieres, pero debes dejar a Anne y a Jason fuera de esto."
John comenzó a reír hasta que su mandíbula se descompuso de la risa y su gesto se tornó histérico. "¿Crees que tienes algún futuro con ellos? ¡Estás igual de maldito que tus padres!"
El castaño se aproximó a él y lo sostuvo contra la silla apoyando su antebrazo en su cuello. "Voy a poner este lugar de cabeza y sacar la mierda fuera de ti si es necesario hasta encontrarlos. Si sabes lo que te conviene, dime dónde están."
El hombre sonrió. "Te doy mi palabra de cuidarlos personalmente de ahora en adelante. Después de todo, tienen más probabilidades de vivir de verdad estando lejos de un asesino como tú", el sonido de sirenas policíacas se escuchó a lo lejos. "De todos modos, tú estarás hundiéndote en la cárcel cuando todo esto acabe."

Un golpe fue atestado en la cara del hombre, pero este no hizo más que reír. La saliva pastosa mezclada con el alcohol y la sangre chorreaba de su boca. El chico sintió asco y se alejó de él.

"¿Qué sucede, niño?, ¿no tienes las hagallas para cumplir tus promesas?, ¿por eso huíste y dejaste a mi hija embarazada? ¡Eres igual a tus padres! No tienes oportunidad de tener algún tipo de vida. Ese niño será afortunado de no verte como ejemplo. Eres un cobarde, un miserable y un idiota", limpió la sangre que escurría de su boca y se levantó de su silla cabreado. Tomó un sorbo de whisky e hizo una mueca antes de continuar. "No eres un hombre, deja de intentar pretender que eres uno. Solo eres un niño mimado y cobarde que se esconde bajo la falda de su madre y huye cuando tiene miedo."

Justin sentía cómo la pistola presionaba contra la piel de su espalda baja. No quería tener que usarla, pero el hombre frente a él lucía cada vez más fuera de sí. Las sirenas se escuchaban a lo lejos, aún no lo suficientemente cerca para ser de utilidad.

"Dime, ¿el amigo de tu padre también prometió protegerte?", estrelló la base de la botella contra el respaldo de la silla y amenazó al chico con los restos astillados. "Porque no creo que pueda protegerte ahora". El chico sacó el arma en un movimiento rápido y la apuntó hacia John, éste rió. "Eres tan idiota como pensé", dijo y un golpe fue atestado en el cráneo del chico.

Un dolor en la parte baja de la cabeza invadió a Justin. Todo se volvió negro. El sonido de las sirenas y la risa de John comenzó a desaparecer con el ambiente a su alrededor y solo entonces comprendió lo estúpido que había sido. Había dejado a su familia a merced de un psicópata.

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