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Capítulo XIV.

"No molestes con eso, Charlie", decía la mujer de cabello negro mientras caminaba jalando una maleta con una mano y sosteniendo su teléfono en su oreja con la otra.
"Solo harás daños innecesarios, Katherine. Deja de estar encaprichada con un hombre que no quiere ese tipo de relación contigo."
Ella rió. "¿Y después qué?, ¿debería salir contigo en su lugar?"
"¿Sabes? No seré más amable contigo. Arriesga tu dignidad todo lo que quieras, pero deja en paz a ese chico. Ellos no se merecen ser blancos de tu estupidez."
"¡Eso debiste haberlo pensado antes de darme su dirección! ¡Idiota!"

La mujer colgó enojada mientras se aproximaba a un taxi. Tenía una meta y no regresaría a Londres hasta cumplirla. Era necesario. Por el bien del chico, debía hacerlo entrar en razón.

***
"¿A qué te refieres con eso?", preguntaba el rubio viendo cómo su amigo se masajeaba el puente de la nariz.
"No estoy muy seguro. Charlie dijo que Katherine había tenido otro de sus ataques, empacó una maleta y vino a Canadá. Quiere quedarse unos días."
"Hermano, estás jodido", rió. "Anne se pondrá como loca. Sabes que es una reina de los celos. No aguantará mucho con esa chica alrededor."
"Honestamente, no quiero tener que exponerla a esto. Sé que Katherine puede ser algo... explosiva. An no necesita eso justo ahora."
"Entonces dile a la chica que regrese por donde vino."
Suspiró. "No puedo hacer eso, Ry."
"Eres un debilucho. Y pronto serás un debilucho jodido."
Justin rodó los ojos. "No eres de mucho apoyo."
El rubio rió. "¿Y dónde se quedará esa chica?, ¿tengo que preparar el sillón para ti acaso?"
"Consiguió un hotel cerca del centro. Solo quiere que vaya por ella a la estación de trenes."
"¿No se suponía que hoy debías cuidar a Jason?"
"Lo llevaré conmigo."
"Anne te matará si sabe que lo llevaste con ella."
"Entonces recemos para que no lo sepa."
"Chicos, ¿están seguros de que pueden hacerse cargo de Jason hoy?", preguntaba la chica desde las escaleras con el bebé en brazos y una pañalera en el hombre. "Porque no estoy segura de cuánto tardaré y no quisiera tener que obligarlos a renunciar a su sábado."
Justin sonrió. El ambiente estaba más ligero desde hacía unos días. La chica estaba muy concentrada en organizar la fiesta de cumpleaños de Jason y no tenía tiempo para odiarlo. "No hay problema. Puedes tomarte el tiempo que quieras. ¿Necesitas dinero extra?"
La chica lo vio con una mirada de muerte al escucharlo mencionar dinero. Ryan reía. "No."
"Me refería a que quisiera aportar algo de dinero para la fiesta también. Ryan y yo quisiéramos aportarlo."
"¿Qué?", el rubio dejó de reír. "Oh, sí, queríamos aportar dinero también", sonrió a la chica.
"No es necesario en realidad."
"Oh, vamos, Anne. ¿Cuántas veces Jason cumplirá 1 año? Solo son unos cuantos dólares", el rubio comenzó a sacar su cartera. "Además, si no aceptas nuestro dinero, te seguiremos todo el día y sabes lo molesto que puedo llegar a ser cuando debo pasar la tarde de compras", la chica rió.
"Está bien. Pero no aceptaré más de $100 dólares."

Justin contuvo una risa. La chica moriría si veía cuánto dinero había metido en el sobre que le dio a Ryan. Después de todo, era el cumpleaños de su hijo también.

***
"Recuérdame de nuevo por qué debo venir contigo", preguntaba el rubio mientras jugaba con Jason.
"Porque Anne es más compasiva contigo y es menos probable que me mate si tú también estás involucrado", el pequeño comenzó a hacer señas pidiendo que lo abrazara. Sonrió y lo quitó dulcemente de los brazos de su amigo. "Y necesitaba a alguien que cargara las maletas de Katherine mientras cuido a Jason."
"¡Oye!"
"Solo bromeo", el bebé bostezó y él lo acomodó en su pecho.

Te amo con toda mi alma y prometo que, sin importar lo que pase, no me alejaré de ti, pensó y depositó un beso en la cabeza del pequeño.

"¡Justin!", escuchó una voz a su espalda. Volteó y vio a la chica acercarse a ellos. Se levantó de su asiento y giró. La chica se petrificó al ver al bebé.
"Dime que le dijiste de Jason."
"No tuve tiempo."

La mujer salió de su shock y se acercó a ambos chicos.

"Hola, Katherine, me alegra verte", dijo el castaño dando un medio abrazo a la chica.
"¿Quién es él?", preguntó ella observando al pequeño.
"Soy Ryan Butler. Su esposo", contestó el rubio con cierta ironía.
"Kat, él es Jason. Mi hijo", la chica lo observó atónita.
"Sí, Katherine, también es un gusto conocerte", murmuraba Ryan entre dientes.
"Dime que no es hijo de esa."
Justin frunció el ceño. "Por favor, no hagas de esta visita un problema. Te he pedido antes que seas respetuosa cuando hables de ella y ahora hay una razón más para hacerlo. Te aprecio, pero no dejaré que insultes a la madre de mi hijo, en especial cuando está él de por medio."

***
La chica caminaba de un lado a otro llevando charolas, sirviendo refrescos, etc. Había al menos 20 personas en el jardín, entre compañeros de su antiguo trabajo y algunas personas que había conocido en la guardería de Nina. Ryan llevó al menos 3 personas más, incluyendo a su madre, que se había negado a no asistir.

Intentó colocar 2 charolas de bocadillos en sus brazos, ambas tambalearon un poco y unas manos las quitaron de ahí antes de que cayeran al suelo. Vio a Justin algo nervioso frente a ella.

"Anne, debo decirte algo."
"¿Podría esperar? Debo llevar algunas cosas más afuera", intentó quitar las charolas de sus manos, pero él se lo impidió.
"Hay alguien que conocí en Londres de visita en Barrie. Vendrá hoy a la fiesta."
"No hay problema", intentó quitar las charolas una vez más.
"Solo quiero que lo sepas porque ella es algo... temperamental a veces. No quiero que haya algún malentendido o..."
Ella rió. "No te preocupes. Sé comportarme. No le haré nada a tu novia", quitó las charolas del agarre de Justin y comenzó a dirigirse al jardín.
"Es solo una amiga. En serio", se paró enfrente de ella antes de que pudiera salir. "Por favor, no hagas ideas en tu cabeza", acarició su cabello.
"¡Justin!", escucharon ambos gritar desde el jardín.

Esto será interesante, pensó la castaña rodando los ojos.

Anne observó cómo la mujer de cabello negro se aproximaba al chico y decidió dejar de lado sus buenos modales para alejarse. No necesitaba eso.

"¿No puede ni siquiera saludar?", soltó Katherine entrelazando su brazo con el de Justin. Él frunció el seño y salió cuidadosamente de su agarre.
"Por favor, no hagas un drama. Dijiste que querías estar aquí por Jason y, por su bien, no intentes crear un problema."
"¿Yo? ¡Ella fue la que no tuvo los modales para presentarse!"
"Solo detente", tomó unas charolas en ambas manos y comenzó a seguir el mismo camino que la castaña. "Porque no quieres arruinar esta amistad con una elección que no ganarás."

Katherine apretó la mandíbula. ¿Cómo puede ser tan idiota?, pensó. Está corriendo directo a un abismo. Ella no lo ama y, si continúa sin poner límites, terminará destruyéndolo.

Sin importar lo que costara, ella se encargaría de no dejar que eso sucediera.

***
Ryan se acercó a la castaña con cierto temor. Irradiaba un aura lleno de enojo que podía explotar en cualquier momento y él estaría en la línea de fuego si sucedía.

La vio recoger la basura de la fiesta y meterla en una bolsa con escasa delicadeza mientras murmuraba cosas por lo bajo. Los invitados se habían ido hacía un rato y solo quedaban ellos, Justin Katherine y Nina, que se había ofrecido a cuidar a Jason mientras ella limpiaba.

"¿Anne, estás bien?"
La chica lo miró con enojo. "¿Por qué dejaste que la trajera?"
Levantó sus manos en señal de rendición. "No tuve nada que ver con eso. Fue idea de ella."
Anne rodó los ojos. "Obviamente."
"Vamos, An, sabes que a Justin no le importa de esa manera. Solo no supo como sacársela de encima."
"No me importa en lo absoluto si están juntos o no, solo no quiero que venga a querer restregármela en la cara."
"An, estás malentendiendo las cosas..."
"Claro que no, Ry. Yo sé qué clase de persona es él. Y si esa chica viajó tanto para venir tras suyo, significa que hubo algo más entre ellos. No seré quien esté en medio de ese juego", volvió a centrar su atención en la limpieza.
"Entonces yo he conocido a la persona incorrecta todos estos años, porque el Justin que conozco no es nadie parecido a quien mencionas", suspiró. "Sé que aún estás lastimada y que las cosas que han pasado últimamente no han sido de lo mejor, pero ambos sabemos que esto no es más que una coraza que quieres construir a tu alrededor", tomó el brazo de la chica para obligarla a verlo. "Te asfixiarás si te quedas ahí adentro, y no quiero ver cómo eso sucede."

La chica dirigió la mirada al otro lado del jardín donde el castaño intentaba recoger las cosas con la pelinegra encima suyo.

"¿Puedes hacerme un favor?", preguntó viendo al rubio a los ojos.
"Claro."
"No dejes que de acerque a Jason", se soltó de su agarre y continuó limpiando.

Ryan rodó los ojos con desesperación. No sabía cómo penetrar el escudo de hierro que esa chica tenía en la cabeza.

"No puedes seguir con esto siempre, lo sabes."
"Puedo y se me da la gana hacerlo. No se acercara a mi hijo mientras pueda impedirlo."

***
Justin abrió la puerta de la casa apresurado. Se le había hecho un poco tarde y Ryan había recogido a Jason en la guardería en su lugar.

Katherine no dejaba de hablarle a todas horas del día. Había sido una gran amiga para él, pero se estaba volviendo muy molesta. Debía apagar su teléfono cuando su jefe estaba cerca para evitarse problemas y eso, teniendo un bebé, no era la mejor cosa que podrías hacer. Daba vueltas en su cabeza sobre la mejor manera de sacársela de encima cortésmente. Llevaba solo 3 días en Canadá y ya deseaba con todas sus ganas que volviera a Londres. Incluso intentó hacer que Charlie la convenciera de regresar, pero no tuvo mucha suerte.

Escuchó a Jason llorar en la sala y corrió al lugar. La pelinegra tenía al pequeño en sus brazos e intentaba calmarlo. Miró a Ryan y este le dirigió una mirada de disculpa. La persuación de la chica había ganado.

Se acercó a ellos y el bebé giró sus brazos hacia él inmediatamente.

"No, no, pequeñín", dijo Katherine girándose para evitar el encuentro. "Papi está cansado. Nos divertiremos tú y yo por el momento."
Justin frunció el ceño. "Preferiría ser yo quien lo cargara", dirigió otra mirada de disgusto a su amigo.
"Yo debo ir a la cocina. Los dejaré solos", anunció el rubio y se escapó de la incómoda situación.
"¿No te parece que nos veríamos tiernos así?", soltó la chica acercándose al castaño. Jason lloraba cada vez más fuerte.
"No. Ahora, por favor, devuélveme a mi hijo. Tendrá cólicos si sigue llorando de esa manera."
Ella rió. "Claro que no. Solo necesita aprender que a veces papi no puede estar con él como quisiera."
"Claro que puedo. Solo, por favor, dámelo. Su madre regresará en cualquier momento y..."
"Oh, sí, la gran Anne. ¿Sabes? Tú y yo podríamos darle un mejor ejemplo a Jason que el que ella le da con sus rabietas infantiles."
"¡Basta! Entiende, por favor. Nosotros no seremos nada ni ahora ni nunca. Y si esto continúa de esta manera, serás tú quien habrá llevado esta amistad al límite. Solo estás actuando como una chica inmadura incapaz de ver más allá de sí misma."
"Al menos yo sí te quiero de verdad."
"Si de verdad me quisieras, me dejarías en paz y serías feliz viéndome luchar por lo que quiero", dijo y quitó al bebé de sus brazos intentando no lastimarlo.
"Te quiero lo suficiente para no permitir que te humilles más frente a alguien que jamás te podrá valorar."
"Ve a casa, Katherine", le dio la espalda dispuesto a ir a dejar al pequeño, que sollozaba acurrucado en su pecho, a su habitación.
"Vamos a casa, Justin", sugirió haciéndolo girar para encararla. "Jason, tú y yo. Podemos comenzar de nuevo. Tengo una amiga que es abogada en Londres. Puede conseguir la manera de que salgamos del país sin problemas y puedas quedarte con él."

El castaño escuchó un sonido sordo de algún objeto cayendo al piso seguido de una exclamación.

"¡Aléjate de mi hijo!", el chico volteó justo para encontrar a la castaña parada en el marco de la puerta con los puños apretados y los ojos llenos de lágrimas de enojo. Su bolsa estaba tirada a un lado suyo.
Sintió su corazón contraerse de miedo. No quería alejarse de su pequeño. "Anne..."
La chica se apresuró a él y lo abofeteó después de quitar al bebé de sus brazos. "¡No quiero que tú o esta loca se vuelvan a acercar a mi hijo nunca más! Y, si tienes algo de decencia, tomarás tus cosas y te irás esta noche de aquí. ¡No quiero verte nunca más!", dio media vuelta conteniendo sollozos.
"Espera, Anne...", Justin intentó tomarla del brazo gentilmente para detenerla, pero ella se zafó antes de que él afianzara su agarre y lo encaró. El bebé comenzó a llorar nuevamente debido al jaleo.
"¡Si me tocas, juro que llamaré a la policía y conseguiré una orden de restricción para mí y para Jason!", dio media vuelta y desapareció en las escaleras. Justin pasó sus manos por su rostro frustrado. Todas sus esperanzas se estaban derrumbando y su única oportunidad recaía sobre un hombre al que le importaba poco lo que fuera de su vida. No había forma de deshacer o borrar todo el daño que había causado, y las heridas eran las únicas pautas que Anne tenía en ese momento.
"Es una lunática", dijo la pelinegra a un lado. El chico frunció el ceño y la observó unos segundos atónito.
"Katherine, ve a casa. Y, esta vez, por favor, no vuelvas a llamarme o intentar acercarte a mí de ninguna manera."
"Pero..."
"Esto se acabó. No tengo más paciencia para ti. Por favor, solo vete. Espero que tengas una buena vida. Te acompañaré a la puerta", tomó el abrigo de la chica del sofá y comenzó a dirigirla gentilmente a la entrada, desesperado por no verla más.
"Justin, por favor..."
"Lo siento, Katherine, pero no puedo más contigo."
"Justin..."
"Adiós, Katherine", abrió la puerta y la guió fuera de la casa. "Cuídate", dijo y cerró la puerta en su cara poniendo el pestillo.

Poco a poco se dejó caer en el suelo intentando respirar y tranquilizarse. No sabía cómo arreglaría este nuevo desastre. Estaba metido en un agujero demasiado profundo y sentía que, en cualquier momento, se hundiría hasta un punto de no retorno.

La pelinegra desistió después de 3 intentos por abrir la puerta y bufó exasperada dispuesta a irse. Murmuraba maldiciones por lo bajo mientras se dirigía por el camino de la entrada hasta la calle. Sin notarlo, una mujer de cabello castaño ondulado la observaba.

Cruzó a la siguiente acera intentando conseguir un taxi. La desconocida la siguió.

"Disculpe, ¿podría concederme unos minutos?", preguntó la mujer mayor de la nada. La chica frunció el ceño con desconfianza. "Me llamo Rose. Rose Frank", se presentó y extendió su mano.

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