Capítulo VIII.
Demonios, pensó Justin.
La chica recogió el biberón del suelo y se encaminó tranquilamente a la cocina dispuesta a buscar un repuesto limpio mientras intentaba calmar a su bebé. "Y, honestamente, si esa fue tu razón para abandonarnos, entonces eres un mayor idiota de lo que pensé."
El castaño siguió a la chica a la cocina. Suspiró. "An..."
"No hay nada que puedas decir que me haga cambiar de opinión, Justin. Solo no digas nada", acomodó a su hijo en brazos y puso en su boca el nuevo biberón con el contenido del anterior.
"Por favor, al menos deja que te explique."
"No necesito ninguna explicación de tu parte. No quiero escuchar nada que tenga que ver con ese hombre. Ahora agradecería realmente si salieras a tomar un poco de aire fresco."
Justin tomó su abrigo y, dando un último suspiro, se encaminó hacia la puerta del departamento. Debía dejarla sola, era lo mejor.
"Sé que lo acabas de conocer, pero papá a veces es un tonto", dijo Anne a su pequeño mientras limpiaba una lágrima que había escapado de su ojo. "Es demasiado difícil para mami aceptarlo después de todo, pero mami quiere lo mejor para ti."
***
"Papá, no encuentro a mamá por ninguna parte", decía llorando una pequeña niña castaña al hombre mayor que iba frenéticamente a todos lados balbuceando por lo bajo.
"Busca tu abrigo y ponte los zapatos. Tenemos que irnos", le ordenó sin verla.
"Pero mamá..."
"¡Hazlo rápido o te sacaré así de la casa!"
La pequeña de 7 años corrió escaleras arriba llorando. Debía seguir las instrucciones de su padre o él de verdad se enojaría.
¿Mamá nos alcanzará en casa de la abuela?, pensó. No podía preguntarlo directamente a su padre en esos momentos. Todo lo que podía hacer era esperar.
***
Justin miró al cielo. Las estrellas cubrían el manto azul parpadeando cada cierto tiempo. Había sido un día largo.
Ajustó su abrigo y caminó en dirección al lugar que marcaba el papel que tenía en el bolsillo. Era la segunda parada que debía hacer antes de regresar al departamento de Anne.
La campanilla de la puerta sonó cuando él entró al local.
"Disculpe, ya hemos cerrado por hoy. Tendrá que...", el hombre cortó su oración al descubrir al castaño.
"Hola, John, ha pasado tiempo."
Una media sonrisa con un dejo de ironía se posó en el rostro del hombre haciendo que las arrugas que rodeaban sus labios fueran más notables. "Vaya. No creí que volvería a verte. Según tus padres, estarías lejos por unos 4 años. Dime, ¿qué te ha traído por acá? ¡Oh, no me digas! Fue el niño, ¿verdad?", rió. "Los niños tienen la habilidad de atraer a todos, especialmente a los de voluntad débil."
Justin tomó asiento en uno de los banquillos cerca del taburete de madera. Había botellas de licor ocupando todo el espacio de la pared frente a él. "Sabes por qué estoy aquí."
El hombre suspiró mientras caminaba detrás del taburete para servir licor en un vaso. "No creí que dieras tan rápido conmigo."
"He estado investigando."
El hombre tragó el contenido del vaso y observó al castaño por unos segundos.
"¿Cómo está ella?", preguntó después de su pausa.
"No lo sé. No la he visto."
"Vamos. Te conozco lo suficiente para saber que su casa fue el primer lugar que visitaste."
Justin tensó la mandíbula. "John, de verdad necesito que te concentres. No podré salir de esto si sigues dando vueltas al asunto."
"Las desgracias traen siempre desgracias, Justin. Debiste haberte quedado en Londres."
"¡No puedo pasar mi vida huyendo! Mucho menos por algo que no hice. Tengo metas y aspiraciones, no puedo estar atado a esto siempre."
"¿Aspiraciones?, ¿te refieres a formar una familia con mi hija?", rió. "A estas alturas ya deberías haber abandonado esa idea. Es tan terca como su madre. Después de lo que hiciste, créeme, no querrá tenerte en su vida bajo ninguna circunstancia", sirvió más licor a su vaso y lo tragó de un solo movimiento.
Anne observó el reloj por milésima vez. Eran casi las 2am y Justin no regresaba. Muchas ideas se acumulaban en su cabeza, especialmente después de que el castaño mencionó a ese hombre.
Bien, Anne, no entres en pánico. Sabes lo largas que suelen ser las caminatas de Justin cuando intenta darte espacio, se repetía.
Volvió a mirar el reloj mientras mordisqueaba su uña. Tropezó por enésima vez con la mesita de centro cuando escuchó unos pequeños golpes en la puerta. Se apresuró a ella y la abrió. Suspiró cuando vio a Justin parado frente a ella.
"Perdón. Olvidé que no tenía llaves. ¿Te desperté?"
La chica cerró el puño para evitar abalanzarse sobre él. "No. Estoy bien", respondió haciéndose a un lado mientras mordía su lengua para no pedir explicaciones. "Te traeré unas mantas", anunció mientras el castaño se quitaba el abrigo.
Respira, se repetía mientras caminaba en dirección a su habitación. Había pensado tantas cosas y tantos finales trágicos. Sus ojos picaban.
Sacó una almohada y unas sábanas de su closet mientras trataba de tranquilizarse. No podía vivir de nuevo uno de esos momentos. Sí, estaba demasiado molesta con Justin, pero si algo le pasara... Él, Ryan y Jason eran toda la familia que le quedaba, a pesar de lo que había hecho el castaño.
Suspiró y caminó de regreso a la sala. Vio a Justin bebiendo agua en la cocina de espaldas a ella. Se acercó al sofá y comenzó el proceso de transformación a cama. No sabía cuánto tiempo pensaba quedarse con ellos el chico, pero esperaba que su columna aguantara hasta entonces.
Sintió una mano en su espalda y se sobresaltó. Se reincorporó y volteó rápidamente.
"Anne..."
"¡Dios! Me asustaste."
"Lo lamento. Sé que odias que desaparezca por tanto tiempo. No planeaba hacer que te preocuparas, es solo que había un lugar donde tenía que ir fuera del pueblo."
"No estaba preocupada", dijo y volvió a su tarea con el sillón.
El chico la tomó de la mano y obligó a que lo viera de nuevo. "Anne... Puedo verlo en tus ojos. Estabas asustada, lo sé."
La chica mordió su labio.
"Ven aquí", dijo y la envolvió en un abrazo.
Un olor bastante conocido penetró las fosas nasales de la castaña. Debe ser mi imaginación, pensó. Quizá es solo un recuerdo. No puedo estar oliendo lo mismo que olí esa vez.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro