—Umnh, señora. —Una aniñada voz llamó su atención, causando que se girara de inmediato a confrontarla.

Pero su pensar cambió de manera drástica al ver un pequeño niño de no más 6 años, halando tiernamente de su abrigo; buscando atención.

—¡Hola! ¡Soy Jungkook! —saludó el pequeño niño, mostrando una sonrisa realmente brillante, su mami le hacía usar esa pasta dental -aunque no le gustara- que dejaba limpiecitos sus dientes—. ¿Usted es la mamá de mi amigo Jimin?

La mujer sonrió enternecida, con sólo ver actuar al niño de esa manera tan tierna su corazón se había emocionado, latiendo fuertemente ¡y mucho más cuando sus mejillas se encontraban prendidas en rosa!

—Sí, soy yo. —Afirmó la mujer en un tono dulce, esperando no espantar al menor—. ¿Pasó algo con Jimin?

El pequeño negó frenéticamente logrando calmar la angustia que oprimió su pechito gracias a esas palabras.

—¡No! —Aclaró. Jungkook se limitó a mirar a la mujer, la cual de cierta forma no parecía haber pasado de los 30 años—. S-sólo quería agradecerle de que... le haya pedido a la cigüeña un niño tan... bonito.

El niño se encontraba muriendo de los nervios, sus pies se movían inquietos esperando alguna respuesta positiva de la mayor.

Su mirada repentinamente se posó en sus zapatitos de figuras de Dinosaurios, al parecer había encontrado un muy buen motivo para observarlos, en vez de mirar a la linda mujer frente a él.