Regulus Black.
Extra: como el mejor amigo de tú papá.
—No es apropiado lo que usas. — La voz de Regulus te hizo sobre saltar, dándote la vuelta lentamente mientras lo veias —. Todos te miran, ___.
Querías responder, pero estaba tan cerca de ti que hacía que tú mente no conectará por completo, tragaste saliva retrocediendo un paso para tener algo de espacio para respirar, chocando con el mesón de la cocina detrás de ti, ya que tú idea era buscar algo de tomar.
—¿Ahora te comió la lengua el ratón?
—No, no es eso. — Negaste tomando tú vaso de agua —. Es que me sorprende el hecho que haya notado lo que uso.
—¿qué significa eso?
—Que me lo he puesto especialmente para ti.
—Mira pequeña. — Tomó tú nuca, enredando sus dedos en tú cabello para dar un pequeño jalón a éste —. ¿Quieres jodidamente dejar de jugar?, soy el mejor amigo de tú padre, no un niñato con el que puedas divertirte.
Sus dedos en tú cabello hicieron que entreabieras los labios, sonriendo ante su reacción. Llevaste una mano hacia su pecho tomando en un puño su camisa para jalarlo hacia tú cuerpo, sintiendo como presionaba su cuerpo con el tuyo.
—¿Ah, si? — Te atreviste a mirarlo a los ojos, y acercar tú rostro al suyo —. Regi, no estoy jugando contigo, fui clara, me encantas.
—Eres inrrespetuosa, mereces ser castigada por esos pensamientos impuros.
—Oh por favor hazlo, castigame.
Regulus apretó el agarre de tú cabello haciendo que abrieras tú boca, respirando con fuerza solo se acercó a tus labios con una sonrisa.
—¿Crees que te gustarán mis castigos? — Murmuro contra tú boca, rosando su pelvis contra la tuya, sintiendo como palpitaba por querer que te tocará —. No soportarías lo que alguien como yo te daría.
Tragaste, y sin más llevaste tú mano hacia su entrepierna, tocando el bulto que se asomaba, haciendo que Regulus de un jadeo de satisfacción.
—Creo que puedo soportarlo. —Sin más chocó sus labios con los tuyos en un beso hambriento por ti, con ganas de morderte y devorar cada parte de tú boca—.
Regulus volvió a jalar de tú cabello, haciendo que soltaras un jadeo que se ahogó en sus labios. Él mordió tú labio inferior y te giro para inclinarte contra la barra, sintiendo la baldosa fria contra tú mejilla.
—Siempre eres tan malditamente desobediente.
Gruñó en tú oido, su cuerpo de inclinó hacia el tuyo aplastando su cuerpo con el tuyo. Guió sus manos por tus muslos subiendo la falda hasta mostrar tus bragas, no sabias que iba hacer hasta que sentiste como golpeaba la palma de su mano contra tú trasero, amaso la piel de tú culo y jadeaste, antes de que él volviera a golpearte en otra nalgada más fuerte.
—Oh, por merlin... — Soltaste otro gemido —.
—Por él no, pequeña. Yo, yo soy quien te esta castigando.
Volvió a golpear con fuerza, y esta vez soltaste un chillido de sorpresa. Rosaba su erección contra tú trasero que golpeaba en nalgadas tan fuertes que dejaría marca. Cerraste los ojos sintiendo lo delicioso de tú piel escocer bajo las caricias de él. Amasaba tú culo antes de golpearlo, y rosaba con fuerza la erección que crecía en sus pantalones contra ti haciendo que casi gotearas sobre el suelo, empapando tus muslos.
—Por favor. — Pediste, él metió su mano entre tus piernas sintiendo la humedas de tus bragas, escuchaste como suspiraba con pesadez y acarició por encima de la tela con cuatela —. Regulus.
Se escuchó más como una súplica que como un jadeo entrecortado, él te dió el beneficio, hundió sus dedos por el elástico de tus bragas bajandolas hasta hacerlas caer al suelo. Él de agachó sosteniendo tú muslo con una clara orden de que te quedarás allí. Tomó tus bragas y las llevo hasta su bolsillo.
—Esas son mias. — Gruñiste, él golpeo tú coño con su mano y tuviste que tapar tú boca para no soltar el grito —.
—Son mias ahora. — Mirando el brillo de tú coño paso la lengua, sentiste como tus piernas temblaban ante eso, chupo tan fuerte que pensaste que podiss correrte ahí mismo —. Mierda, sabes al puto cielo.
Él volvió a ponerse de pie, volteandote, lo miraste directamente a los ojos, estaban tan oscuros como la noche, su pupila estaba dilata debido a la excitación. Tragaste saliva cuando llevó sus manos a tú blusa para soltar los botones y abrirla.
—Estamos en la cocina de tú casa, con tú padre en el salón y la gente hablando en la fiesta. — Sonrió mientras terminaba de quitar los botones, y se acercó para bajar las copas hasta que tus senos salieron a la vista —. Y aún asi estas tan mojada por mi, que si te pidiera que abrieras las piernas para follarte lo harías sin pensar.
—Yo... — Trataste de refutar pero era verdad, Regulus se inclinó, metiendo una mano dentro de su falda para empezar con sus dedos a masturbarte, echaste la cabeza hacia atrás. Montaste sus dedos buscando la liberación mientras el metía uno de tus senos a su boca, tomaste su cabello para seguir hundiendolo entre tus tetas —. No pares.
La música estaba alta y estaba presente. Él seguia comiendote mientras sus dedos entraban y salían de ti con fuerza, deslizandolos y metiéndolos hasta el fondo, con su pulgar acariciaba tú clitorix pellizcando, haciendo que maldicieras. Tenías una mano en su cabello y la otra en tú boca para callar los gemidos que se aproximaban.
El orgasmo te agarró rápidamente, y tomándolo de los hombros sentiste la agitación de tus cuerpo, Regulus apartó sus dedos de ti y viste su cabeza alejarse de tus pechos, ya mordisqueados y llenos de chupetones que no podrían desaparecer.
—Shhh, baja la voz. — Dijo con un tono autoritario, pegando su boca con la tuya nuevamente, probando un sabor peculiar en sus labios que no habia antes, pensaste en como te habia lamido y estabas segura que también estabas probandote a ti misma —.
Los pasos se oyeron, y ambos se separaron de golpe, te abotonaste la camiseta con la velocidad de la luz y justo entro tú padre.
—Oh, aquí están. ¿Qué hacían perdidos? — Draco bebió de su copa, mirándolos a ambos —.
—Ayudaba a tu hija con la bebida, quería porbar un poco de vino. —Miraste su tranquilidad y como llevaba sus dedos a sus labios limpiando los residuos que habias dejado en su palma —. Ya le dije que no podía beber alcohol.
—Si, si, aún asi quiero un poco. — Sonreíste hacia tú padre, tratando de caminar hacia él —.
—Bien, solo un poco, vamos a la fiesta.
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