Regulus Black.
[Rumores de que eres infiel]
Regulus caminó por los pasillos tratando de visualizarte por algún lugar. Los rumores sobre ti y Mattheo se expandian con rapidez, no sabias porque alguien quisiera perjudicar asi tú relación con Regulus.
Entró en la bliboteca haciendo que varias cabezas voltearan a mirarlo, unas con miradas con burla y otras sencillamente mucha pena. Él ignoró por completo eso y siguió caminando hasta encontrarte sentada en el suelo recostada a un estante de libros.
-¿Qué haces aquí? - habló cruzando sus brazos mostrando su molestia con la situación -. Deberías estar en mi habitación pidiéndome piedad y perdón por comportante como una zorra.
Te levantaste con indignación, quisiste comprenderlo pero la palabra "Zorra" hizo que el enojo prendiera de tú cuerpo, asi que sin dudarlo levantaste tú mano y la estrellaste contra su mejilla, él volteó su rostro por unos instantes hasta que viste la comesura de sus labios elevarse en una sonrisa.
Retrocedieste totalmente pasmada. ¿Se reía de ti?
-Además de calienta pijas, insolente. -murmuró acercándose a ti, tomando tús muñecas y haciendo golpear tú espalda contra el librero, llevando tús manos por encima de tú cabeza -. Estas siendo una niña muy caprichosa hoy. ¿Serle infiel a tú novio y luego creer que puedes faltarle el respeto?
Lo miraste fijamente inmóvil.
-Regulus... - en tús ojos formaban las disculpas pero él parecia no querer escucharte, y palmeo tú mejilla sin lastimarte pero más como una burla -. Yo no te fui infiel.
-Callate, no te creo nada de lo que sueltas. - Regulus subió y bajo su pecho en respiraciones peligrosas, se acercó a ti a centímetros de tú rostro haciendo que te sonrojaras por completo -. ¿Tengo que volverte a repetir que me perteneces?
Ibas a decir algo pero se volvió en un balbuceo cuando levantó tú falda sintiendo el frío por tús muslos y sin pensarlo dos veces bajó tús bragas.
-¿Qu- qué vas hacer? - murmuraste -. Aquí no, van a vernos.
-Justo eso quiero, que todos te escuchen gritar mi nombre, el nombre de tú novio.
De un movimiento rápido te volteó y aún con las bragas debajo te dió un fuerte azote en el culo. Te removiste por la palmada cerrando los ojos con un ligero placer.
Sabias que estaba mal, eataba denigrandote, pero. ¿Realmente eso te importaba?, estaba encantanda con que tú novio fuera posesivo.
Escuchaste como desabrochaba su cinturón y el pequeño deslice de sun pantalón cayendo al suelo, tomaste una respiración.
-Te cogeré a pelo, para que cuando quieras sentarte recuerdes cada centimetro de mi entrenado. - dijo atrayendote a su pecho, pasando una mano por tú cuello y apretando ligeramente con sus dedos haciendo que jadearas-.
Llevó la punta a tú entrada y te estremeciste inmediatamente, ni siquiera habia entrado y tú estabas temblando. Sentiste con muy poco cuidado como embestia contra ti, inmediatamente y gritaste.
- Muy bien, me gusta.
Cerraste los ojos con fuerza y mordiste tú labio inferior para no soltar un jadeo con cada movimiento hacia ti. Tuviste que poner tús manos sobre el librero porque con cada estocada fuerte hacia que se moviera, disfrutando del calor del momento.
Lo recibías de buena manera, el calor entre tús muslos y la humedad casi empapaba el suelo, se resbalaba por tús muslos lubricando la zona con la que Regulos estaba dejando claro que eres suya.
Sin evitarlo empezaste a ser menos discreta a casi gemir por lo alto el nombre de tú novio, el cual ni siquiera se daba el deber de esconderse si no de gemir y gruñir contra tú oreja, pasando su mano por tú coño para acariciar tú clitorix de manera circular mientras las embestidas se daban con lujuria.
Sentiste las piernas débiles, sabias que estabas apunto de acabar y fue la explosión del orgasmo lo que te nubló la mente. Regulus dio unos cuantos empujones más hasta que también le llego el orgasmo llenándote, sin importarle tampoco de dejarte gotear sobre el suelo de la biblioteca.
-Ahora... - dijo con voz ronca y suave -. ¿De quién eres?
-Tuya. - tú voz sonaba cansada y con los ojos cerrados aún te apoyaste en su pecho -.
- Repitelo. -dijo en un gruñido dándote una nalgada que te hizo saltar por lo sensible que estabas-.
-¡Tuya!
-Muy buena chica, asi me gusta escucharte. - besó tú mejilla con ternura -. Muy bien.
Trataste de encontrar tú voz, te agachaste para subirte las bragas y al voltearte solo viste la sonrisa de Regulus.
-¿qué?
-¿Quieres otra ronda? - eso hizo que te sonrojaras, tomaste tú cuaderno y su mano -. Vamonos.
-¿a tu habitación?
- a la tuya.
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