Draco Malfoy.

Salir con Draco había sido un sueño, pensaste realmente que iba a ser complicado, en algunas cosas con coincidían pero aún así había sido la mejor relación que habías tendió. Pero como todo lo bueno tiene un lado malo, era que no le había dicho a sus amigos que eventualmente salía con alguien, y más que todo que tú eras un chico.

Nuevamente estaba alistándose para salir, tú estabas sobre la cama mientras lo veías colocándose su ropa y abrochandose su corbata.

—¿Por qué no puedo ir? — Nuevamente preguntaste, el cabello húmedo de Draco caía por su rostro haciéndolo más oscuro, mientras trataba de ignorar tu pregunta —. Malfoy.

—Sabes porque.

Se limitó a decir, sentándose sobre la cama, mientras se colocaba sus putos zapatos caros. Estabas harto, no querías que eso siguiera el camino de todo, intentaste buscar unos pantalones para poder estar decente. Te levantaste hasta estar frente a él, Draco ni siquiera se movió solo respiró con fuerza como si estuviera exhausto.

—Mira ___. No creo realmente que debas hacer un drama por todo esto, solo no estoy listo de contarles.

—¿El qué? — Enarcaste una ceja mientras subías su mirada, tomándolo del mentón con fuerza —. ¿Qué tienes pareja? O no, esperame. ¿Qué eres un puto marica que le gustan los hombres?

Él te miró con cansancio, y enojado, apartando tú mano de un golpe, para levantarse y tomar su chaqueta.

—No puedo solo decirles que salgo con un chico. No puedes comprenderme porque tus amigos me aceptarían con los ojos cerrados pero los míos...

—¿Y eso qué te dice, Malfoy?

Contratacaste, caminando hacia la puerta para mantenerla cerrada, apoyando tu espalda allí con los brazos cruzados.

—¿Qué te dice? ¿Qué son buenos amigos? — Él estaba perdiendo la paciencia, repicando su pie en el suelo con soniditos que estaban empezando a estresante —. ¡NO LO SON! si no te aceptan, no son buenos amigos.

Draco perdió la paciencia, tomandote de los hombros, abriendo sus ojos para demostrar sus desesperación.

—¡no hables de ellos como si los conocieras!, mira ___, follamos bien, pero si crees que dejaré que esto. — Se señaló y luego a ti —. Va hacer que cambie como soy, o como debo tratar a los demás o a como debo decirle a mis amigos como actuar estas muy equivocado conmigo.

Te apartó, con una sonrisa mientras colocaba su mano en la manilla, pero antes de que eso sucediera hablaste.

—Sí abres y te vas, esto se acaba.

Lorenzo Berkshire.

Lorenzo y tú habían sido muy buenos amigos durante años, siempre se la pasaban juntos pero lo que no sabían es que empezaron una relación secreta. Sucedía por muchas cosas en cuestión, una, que era muy difícil solo decir que el mismísimo Lorenzo había sido amarrado y otra que estaba con un chico...

Las cosas estaban complicandose cada vez más, ya que los chicos tenían la iniciativa de llevárselos a bares juntos o a presentarles mujeres que te hacían sentir incómodo y a la vez totalmente celoso porque Lorenzo no hacía nada para negarse a todo.

Esa noche estaban en el bar, cada uno tenía una chica a su lado, incluso tú, hablaba sin parar para obtener tu atención pero ni siquiera la escuchabas, solo mirabas como la rubia tocaba la pierna de Lorenzo, y le susurraba cosas en el oído. Sentías nauseas de solo ver como él le sonreia con coquetería, pero muy pronto se borró cuando te miró.

—¿Pasa algo? —La chica a tu lado habló, tú solo te levantaste para caminar hacia el baño, chocando apropósito la pierna de Lorenzo, haciendo que se echara todo el trago encima —.

Entraste al baño, y no mucho tiempo después entró también Lorenzo con una sonrisa pequeña cerrando la puerta con seguro detrás de él.

—¿por qué la cara?

Caminó hasta ti, tú tenias los brazos cruzados y te apoyabas en el lavamanos. Él parecía muy feliz, tal vez por tanto trago.

—Vamos ____, estamos con los chicos. ¿Y estas enojado?

—¿Enojado?, estoy muy cansado. — Pasaste las manos por tu rostro, tratando de contener todos los insultos que hay para decirle a Lorenzo, ahorcarlo era un opción viable —. No me respetas, aguanto que dejes que cualquier mujer te toque, aguanto los chistes de tus amigos y soporto a las chicas que ponen a mi lado a pesar que sabes que ni me gustan.

La sonrisa de Enzo flaqueo, metiendo sus manos en los bolsillo mientras llegaba frente a ti, dejando su frente apoyada en la tuya.

—Sabes que tengo que hacer esto, si no descubrirán todo... — Entrelazo sus dedos con los tuyos, y un dolor atravesó tu pecho —. ¿Te imaginas? ¿Qué pasaría si...?

Soltó una risa burlón y tu lo miraste sin creerlo, si se burlaba de ti o de sus sentimientos o simplemente de la situación.

—¿Qué pasaría si qué? ¿Sí se enteran que nos besamos cuando nadie ve? ¿Sí se enteran que me profesas amor en mi habitación?

El dolor de tu voz era presente, no pudiste callarla, el vómito verbal era algo que no podías evitar.

—¿Si se enteran que soy yo a quien amas? ¿Por quien dejaste de salir con tantas chicas? ¿Qué pasaría, Lore? —Él se tenso por completo  sin responderte —. ¿Al menos esas noches en que me decías que me elegías a mi eran verdad?

—¡Claro que lo son ___! Por merlin. ¿Con quién crees que hablas?

—Con un imbecil que le da miedo admitir que le gustan los hombres. — Lo apartaste de un empujón, respirando con fuerza para contener las lágrimas —. ¿Qué harás? ¿Besarla para mostrarle a todos que eres un puto marchito cómo ellos?, ve, ve y demuestra el falso heterosexual que eres.

Lo señalaste, Lorenzo dió un paso hacia atrás apretando su mandíbula.

—¡Dime algo joder!

—Nunca te engañaría.

Suspiraste, y caminando hasta la puerta del baño, giraste para verlo.

—Vámonos.

—¿Qué...?, no, acabamos de llegar y si nos vamos juntos ellos...

—Vienes conmigo o te quedas Lorenzo, tú eliges.

Tom Riddle.

Nadie había escuchado que Tom tuviera una relación, ni siquiera que se metiera con alguna chica así sea para una noche, incluso habían rumores que detestaba cualquier tipo de relación sentimental y que era un frivolo si sentimientos, bueno, no había tanta equivocación en esos rumores.

Solo que esta vez era distinto, ustedes se habían conocido porque él te daba tutorias, solía ser algo tosco contigo pero de una manera o otra empezó a agarrarte cariño y sin saberlo ambos empezaron a ser novios. Solo que, bueno, además de que él era nuevo en esto, era mucho más nuevo en sus sentimientos formales, como aceptar que estaba enamorado de un hombre.

—Tom. — Lo buscaste por la bliboteca, ya que te había citado allí, lo miraste a lo lejos con una chica, estaba casi encima de él pero Tom ni siquiera la miraba, parecía ignorarla —.

La chica te vio y sonrió, en eso Tom levantó la cabeza mirándote también y un rastro de sonrisa adorno sus labios, señaló el puesto a un lado de él para que lo tomaras, y caminaste hasta sentarte allí.

—Hola.

Te saludo la chica, al ver como Tom seguía muy concentrado en su libro, tú le sonreiste.

—¿Puedo sentarme con ustedes?

—No. —Tom por fin habló quitando las manos de su propio libro cuando la chica intentó tomarle las manos —. Por el amor a Zalazar, que intensa eres, estas incomodando a mi alumno y con eso a mi, largo.

Ella parpadeo sorprendida, pero tú frunciste tus labios en la manera en como te presentó ella se fue con una mueca llamándolo engreido pero seguías mirándolo.

—¿Qué, __?

—¿Tú alumno? — Dijiste, casi estupefacto por el título, y a pesar de que no se equivocaba, literalmente era fastidioso —. No sabía que te cogías a tus alumnos.

—Callate. ¿Qué querías que le dijera?, dejame en paz, quiero estar con mi novio.

Te encogiste de hombros, él rodó los ojos sin poder creerlo y se levantó para caminar fuera de la bliboteca, te levantaste para seguirlo mientras simplemente seguía con un rostro indiferente.

—Bueno, no me hubiese molestado si lo decía.

—No es necesario decir esa estupidez.

—Para mi lo es.

—¿Por qué? — Frunció sus labios, pasando por una pequeña tienda, intentando comprar algo de comida —. ¿A quién le importa a quien me follo o no? Ni con quien salgo, no es de su incumbencia.

—Tom, literalmente si dices que solo soy tu alumno cualquiera pensará que tiene una oportunidad.

—Pero no la tienen.

—¡Ellas no lo saben! — Los estudiantes se giraron a verlos, y Tom pareció más irritado que antes, tomandote del brazo para jalarte con él al campo de partido, sentándose en una de las gradas —.

—No le diré a nadie que salgo con un chico, matará mi imagen y creerán que soy un blanco fácil porque me gustan los chicos.

—Pensé que no te importaba que creían los demás.

—No lo hace.

—¿Entonces? —Dijiste indignado, mirándolo comer con mucha paciencia su manzana, se encogió de hombros —. Tom.

—No quiero que lo sepan, me gustas pero... Simplemente no es normal.

Arrugaste tus cejas, sin creer lo que acababa de decir, relamiste tus labios para mirar hacia otro lado.

—¿Y qué es 'normal'? ¿Salir con una chica?

—Es un ejemplo.

Soltaste una sonrisa amarga por su repuesta, intentando controlar el enojo que se estaba avecinando.

—¿Entonces por qué no sales con una puta chica?

—Porque ya ambos sabemos que normal es lo último que soy.