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02

LA NOCHE HABÍA PASADO JUNTO A LA CENA, LA CUAL HABÍA SIDO TODO UN ÉXITO para Lisa, la cuál simplemente pudo pasar un par de horas fingiendo su mejor sonrisa y aguantar las ganas de hundirle la cabeza a Lu Yue en su comida.

Entonces, vas a dormir con Tong Yao—su manager sonrió— ¿no es genial?, pasarás una temporada con el equipo de un viejo amigo... —dijo lo último con nostalgia.

—¿Y eso se supone que es bueno?

Muy bueno, además, durante la semana te llegará el guión por correo electrónico —notificó revisando su celular— además, probablemente debas ir al estudio o por una videoconferencia, hagan prueba de guión con Dylan.

—Bien... ¿ya puedo hacer mis maletas?

Si, te envié por wechat unas cosas que debes comprar mañana—notificó— ya sabes, son cremas y cosas para tu dieta.

—Bien, ¿algo más?—preguntó mirando la cámara de su celular.

Algo que agradecía era vivir sola, donde nadie podía meterse y dónde claramente no respetaba nada de las estúpidas reglas que su compañía le imponía, mucho menos las supuestas dietas que nunca cumplía.

No, nada más—comentó— de todas maneras, le envié a Rui algunos itinerarios tuyos.

¿No crees que tiene mejores cosas que hacer que preocuparse de mí?

Es solo echar un vistazo y ya.

¿No confías en mí?, vaya... me ofendes.

No es eso, solo que no quiero distracciones ni que rompas tu rutina, como despertaste temprano, pilates y esas cosas...

Nunca en mi vida he hecho pilates—corrigió— además, lo único que hago de ejercicio es la rutina de la aplicación de mi celular, solo dime la verdad, di que no confías y ya.

Realmente necesito que te supervise porque yo no voy a estar ahí y ya sabes como es la jefa—comentó bajito— además, me da miedo dejarte sola... mucha testosterona y...

Estaré bien, lo prometo.

LISA NUNCA SUPO CUANDO HABÍA SIDO EL MOMENTO EN SU VIDA DE HABER COMETIDO una decisión que la llevara a este destino, todo parecía nuevo y le aterraba... estar tanto tiempo en una cada rodeada de extraños y no poder ser ella misma le incomodaba y le hacía sentir pequeña, como cuando entro al mundo de los reflectores y solo era tratada por ser "una cara bonita", cuando era mucho más que eso.

—¿Crees que estarás bien?—el chofer preguntó preocupado— no te veía así de inquieta desde el día en que subiste a mi auto hace diez años o un poco menos.

—Si, estoy bien... solo un poco nerviosa—se encogió de hombros— ya sabes, voy a vivir un tiempo con gente que no conozco y probablemente ni si quiera pueda ser yo misma... pero estoy bien.

—¿Y no puedes quedarte en tu departamento y venir aquí todos los días?

—No, a la compañía le parece mejor idea esto—suspiró— además, creo que a Mona le darán vacaciones... bueno, ¿ya debo bajar, no?

—Puedes quedarte cuanto tiempo quieras e incluso, puedo llevarte a otro lugar y decimos que hay tráfico.

Soltó una risita— naaa, quién tenga miedo a morir que no nazca, ¿no?

—Pero soldado que corre, sirve para otra guerra, Lisa—sonrió el señor— también, puedo comprar un boleto de avión y...

—¿Por qué siempre tiene los mejores planes?

—Porque realmente mereces mucho más que esto y lo sabes—admitió— pero bueno, cualquier cosa tienes mi número, estaré aquí la hora que necesites, da igual si son las seis de la mañana o hay un apocalipsis zombie, estaré en menos de lo que canta un gallo.

—Gracias, señor Lu—sonrió bajando del auto y yendo hacía el maletero.

Sacó sus dos maletas y se colocó su mochila para luego cerrar la puerta de la maleta del auto, alejándose unos pasos y sacudir su mano como despedida.

—Llámame cualquier cosa, aunque sea para decir buenas noches o que hay una abeja, ¿si?—pidió.

—Usted también, aunque apenas sepa mandar emoticones por wechat—sonrió con ternura.

—Lo haré, nos vemos—y luego de sacudir su mano, le sonrió— no me iré hasta que entres, adelante.

Asintió yendo hacía la puerta, sintiendo el corazón martillar contra su pecho con rapidez, a pesar de grabar escenas con extraños e ir a múltiples lugares, nunca podía sentir la tranquilidad que los actores convencionales tienen, es como si nunca hubiera desarrollado completamente aquella máscara que le protegiera de todo.

Carraspeó y tocó el timbre— bien Lisa, relájate... tu puedes.

Espero unos segundos y volteó , notando al señor Lu mirarla y hacerle un gesto que solía ver en las novelas coreanas, incluso, pudo escuchar el fightin! a lo lejos, haciéndole sonreír hasta que la puerta abriéndose le distrajo.

—Hasta que llegas—Rui sonrió— te estábamos esperando desde temprano.

—Lamento la demora, tuve que comprar unas cosas y...

—No te preocupes—el de gafas negó— quise decir que estábamos ansiosos porque llegarás, no que estábamos realmente esperándote desde muy temprano.

—Oh...—soltó una risita— bueno, ¿puedo pasar?

—Claro, ¿necesitas ayuda?

—No, puedo sola—sonrió entrando con sus maletas y volteó por última vez, viendo ya el auto alejarse.

Rui le dejo unas sandalias y la chica quitó sus zapatillas por aquellas cómodas pantuflas, entrando luego a la base con sus dos maletas llamando la atención.

—¿No estaban jugando?—preguntó curiosa al ver las pantallas con el juego abierto.

—Si, pero ya terminamos...—Gato sonrió girando en su silla para verla bien.— ¿necesitas ayuda llevar tus maletas arriba, no?

—Am bueno...

—Yo lo haré—el chico se levantó para sonreírle y tomarlas— las llevaré a la habitación de Tong Yao—dijo antes de tomarla e irse escaleras arriba, disimulando lo pesada que eran ambas.

—Bueno, Lu Yue aún no llega—Rui sonrió agradable, haciéndola sonreír también — ¿tienes hambre?, pedimos hace poco KFC y sobró un poco.

—¿No voy a estar a dieta?—alzó una ceja.

—Bueno, creo que sería injusto que comieras ensalada cuando todos comen hamburguesas, ¿no?—alzó una ceja— además, ese será un secreto entre nosotros—le guiñó un ojo.

—Esta bien...—sonrió siguiéndole hasta la mesa y tomó una hamburguesa para darle una mordida.

—Puedes calentarla si esta muy fría—ofreció y ella negó.

—Esta deliciosa así—admitió, sentándose en una de las sillas— ¿y cuándo se supone que debería llegar Lu Yue?

—Bueno, no lo sé—admitió— pero no debería tardar...—miró su reloj de muñeca.

Unos pasos resonaron en la sala, llamando su atención cuando un chico de cabellos castaños anaranjados se detuvo frente a ella.

—¿Me extrañaste mucho?—preguntó juguetón, haciendo a Rui reír de manera desapercibida.

—Definitivamente—sonrió falsa.

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