
⠀⠀ejirō kirishima.
: 汚い秘密 | ejirō kirishima
OUR FIRST
TIME ❜
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⠀⠀⠀⠀⠀⠀HAY DIFERENTES MOMENTOS en los que el amor puede tocar a tu puerta, ya puedan ser antes o después, pero ese momento llegará, aunque tal vez no en el tiempo adecuado. Ambos estaban en su último año y Ejiro sabía mejor que nadie que lo suyo pasaría a ser algo pasajero una vez se separasen, algo que una vez sucedió por casualidad; sin embargo, él de verdad la amaba como no tenía idea. El movimiento de sus labios al hablar, la delicadeza de sus pestañas cuando parpadeaba, su cabello que brillaba a causa del sol...Daba igual lo que hiciese, siempre la admiraba embelesado, amando en silencio cada parte de su ser, cada parte de ella. Pero aquello era algo que poco a poco se quedaría en el olvido como el romance del instituto, cada uno haría su vida lejos del otro, mas no podía aceptarlo, no quería. Adoraba abrazarla en las lluviosas tardes o besarla a modo de despedida cuando llegaba a su casa, ver como le favorecía aquel sutil maquillaje que se ponía cada vez que tenían una cita, realmente era incapaz de imaginar una vida sin ella a su lado y esperaba que ella sintiese lo mismo, aferrándose con todas sus fuerzas a esa ingenua idea. Él nunca hacía nada que pensase que ella le disgustaría, siempre pidiendo permiso para besarla o incluso para tomarle la mano, lo que sentía que se le hacía desesperante, al igual que pensaba que todo lo que pasaba a su alrededor en esos momentos no era más que una vil ilusión de su subconsciente.
⠀La torrencial lluvia silenciaba lo que dentro de aquella habitación sucedía, dos adolescentes tratando de entregar hasta la última mota de su amor hacia el otro, pero ¿cuándo fue que eso comenzó? ¿cuándo fue que comenzaron a besarse de aquella forma tan salvaje? Recordaba las tiernas caricias y los dulces y sutiles besos que compartían, aunque en algún momento se vio sentado sobre la cama de la fémina con ella a horcajas sobre su regazo, trazado círculos con las caderas en busca de fricción mientras sus bocas se unían desesperadamente en un beso salvaje, buscando la satisfacción a esas necesidades desconocidas que comenzaban a crecer en sus vientres, buscando más allá, caricias más calientes y atrevidas, querían entregarse completamente el uno al otro, pero, Kirishima aquello no lo veía adecuado.
⠀La primera vez de ambos, la primera vez de algo nuevo, se torturaba pensando si así era como ella lo quería, ¿de verdad quería desprenderse de su virginidad con él? No podía evitar pensar en que podría arrepentirse, él no era para tanto, habían muchos más mejores que él, no entendía como una chica como ella querría desperdiciar su primera vez con alguien como él, una primera vez que nunca regresará, así que más valía que no hubiesen arrepentimientos después.
⠀Detuvieron sus acciones tratando de regular las agitadas respiraciones y el creciente sonrojo que brotaba en las mejillas, notables gracias a la tenue luz de la tormenta que se filtraba a través del cristal impregnado de delicadas gotas de agua.
⠀Con sutileza, Kirishima rodeó su cintura con sus brazos y la abrazó apoyando su rostro sobre su pecho, cerrando los ojos escuchando el rabioso latir de su corazón.
⠀⠀──¿Ejiro, está todo bien?── preguntó la joven pasando los dedos sobre sus teñidas hebras pelirrojas.
⠀Tan grande y fuerte que era ante sus ojos ahora parecía la más pequeña cosa, asustado y dudoso, envolviéndola en un cálido y tranquilo abrazo.
⠀⠀──¿Estás segura de hacerlo conmigo?── le preguntó directamente desviando su mirada carmín hacia la ventana. ──Es tu primera vez, no quiero que te arrepientas después...
⠀Las miles de gotas que golpeaban contra el frío cristal eran las únicas testigos de lo que allí dentro estaba sucediendo.
⠀⠀──No me dijiste eso cuando supiste que serías mi primera vez en una relación── respondió con aquella dulce voz que tanto encantaba a Kirishima, moviendo lentamente sus labios.
⠀⠀──Porque no es lo mismo. Novios puedes tener muchos, pero tu primera vez nunca volverá.
Separó lentamente el rostro de su pecho para poder mirarla a los ojos, aquellos que tanto la gustaban, los cuales le miraban de la forma más dulce posible. Notó como su fría mano se escurría de su cabello hacia su mejilla, acariciándole con delicadeza y una leve sonrisa en sus labios.
⠀⠀──Eres la persona con la que más ganas tendría de compartir mi primera vez── le susurró juntando su frente con la suya sin cortar aquel dulce contacto visual entre ambos.
⠀Aquellas palabras funcionaron como el detonante de una bomba, siendo todo lo que necesitaba para deshacerse de aquella tensión e inseguridades que lo consumían, dejándose llevar por el sonido de la lluvia y aquella joven frente a sus ojos, la cual amaba con su mísera existencia.
⠀Aún con la mano rodeándole la cintura, se movió junto a ella dejándola con la espalda apoyada en el colchón y él sobre ella, admiraba su rostro iluminado por la escasa luz de la lluviosa tarde reflejada en sus ojos. Dieron paso a un beso suave, acercando más sus cuerpos, haciendo que la joven rodease su cuello con sus brazos para atraerlo más hacia él y profundizar el beso, desembocando en una torpe y tímida de ambas lenguas, pero realmente quería estar lo más cerca que pudiesen, embriagándose de aquella calidez corporal que los arropaba en la fría tarde.
⠀Su gran mano se coló bajo su camiseta, recorriendo cada centímetro de su tersa piel mientras ascendía por todo su torso, aproximándose peligrosamente hacia su pecho; sin embargo, esperaba algo que impidiese su roce en dicha zona, pero no encontró nada rozando piel con piel, lo que causó un notorio sonrojo sobre sus pálidas mejillas, no estaba usando sujetador y la sonrisilla maliciosa en sus labios la delataba, en otras circunstancias le hubiese costado admitirlo, pero realmente quería hacer tan íntimo acto con el pelirrojo, dejándoselo saber a través de pequeñas indirectas.
⠀⠀──Tú, lo-
Antes de terminar sus palabras fueron ahogadas por la boca contraria, un rápido pero profundo beso dejando sus labios humedecidos.
⠀⠀──No hace falta que malgastes palabras sabiendo la respuesta── respondió con ambas manos sobre sus mejillas.
⠀Dejándose llevar por sus más primarios instintos, sus labios fueron bajando por toda la zona expuesta de su cuello, dejando besos y sutiles mordidas, deleitándose con su aroma mezclada con aquella leve esencia a miel de su gel, realmente era algo característico de ella que lo volvía loco. Mientras tanto, su inexperta mano rozaba su pecho, trazando círculos y pellizcando suavemente toda la zona, tratando de adivinar a través de sus expresiones faciales dónde le gustaba o no le producía nada, intentando que sintiese la mayor cantidad de placer posible, después de todo, más que ganas de satisfacerse a sí mismo, tenía ganas de satisfacerla a ella, ganas de que le dedicase los más dulces suspiros solo para él, quería escuchar su nombre ser pronunciado por aquellos húmedos labios y recorrer cada rincón del cuerpo que se retorcía bajo sus embelesantes caricias sobre su erógena zona.
⠀Continuaba bajando, retirando su camiseta hasta que se la sacó por completo, causando que un ápice de vergüenza la recubriese, aunque ella había iniciado todo aquello ahora temía porque la viese totalmente al desnudo; sin embargo, sabía que bajo aquella mirada de tonos rubís jamás iba a ser juzgada, solo necesitabas ver como la contemplaba, a sus ojos era la más maravillosa obra de arte que pudo admirar.
⠀Su mano avanzó antes que sus labios, retirándole los shorts que vestía junto a sus bragas. Quiso cerrar las piernas; en cambio, aquellas hebras pelirrojas llegaron antes impidiéndole la acción. No demoró más tiempo hasta que su áspera y húmeda legua se introdujo en aquella zona prohibida, denotando inexperiencia en un principio. Sus encendidos ojos color carmín la miraron durante la acción, observando como su espalda ser curvaba ante aquella nueva sensación, sus manos se aferraban a las sábanas y las arrugaba entre sus manos, sus belfos hinchados dejaban salir los más erráticos y acústicos gemidos de placer ante aquello. Aquella acción concluyó cuando sintió aquel nudo en su estómago deshacerse, causando que el joven saborease aquellos fluidos que salían de su ser gracias a aquel toque de su lengua. Para limpiarse pasó el pulgar sobre sus labios antes de volver a acercarse para besarla, notando como tanto sus brazos como sus piernas se aferraban a él, causando que ambas intimidades rozasen, lo que avivó aquella creciente erección, la cual comenzaba a punzar contra los pantalones del chico; sin embargo, cuando comenzó a sacárselos un importante detalle pasó por su mentee.
⠀⠀──No tenemos protección.
⠀⠀──En el segundo cajón de la mesilla encontrarás unos...── respondió ante aquello ligeramente avergonzada, llevándose una extrañada mirada por parte de él. ──Te lo he dicho, quería hacer esto contigo.
⠀Tal y como le había indicado, solo tuvo que alargar el brazo para llegar al cajón y después de hurgar un poco dentro de este logró encontrar lo que buscaba, aquel azul sobre cuadrado. Siempre era reservado con ella, tratando de nunca incomodarla o hacer algo que no tenía claro si podría gustarle o no, como lo era aquel acto, aunque estaba siendo ella quien lo guiaba a él.
⠀Tras deshacerse de sus prendas inferiores y de colocarse el condón bajo la nerviosa mirada de la fémina, unió sus labios en un tierno beso y se posicionó en su entrada con tal de comenzar a introducirlo en ella, aquellas resbaladizas paredes que minutos antes habían acogido su cálida lengua y la habían impregnado de aquellos fluidos, mas aquello era más difícil, no llevaba ni el principio y las lágrimas comenzaban a brotar de aquellos ojos que tantas miradas lujuriosas y llenas de dobles intenciones le habían dedicado. Sus labios ascendieron hasta sus pómulos limpiando aquellas gotas saladas, aunque él tuviese inmensas ganas de entrar de una vez en ella, se contendría hasta que le confirmase que podía continuar, lo que nunca se perdonaría sería hacerle daño de la forma en la que fuese.
⠀⠀ ──Ya puedes...── salió casi en un susurro de sus labios.
⠀Guiándose por sus palabras se movió hasta introducirlo por completo en ella, su interior estaba resbaladizo, pero lo apretaba en sobremanera sintiendo toda aquella calidez recubriéndole centímetro a centímetro. Ambos rostros sonrojados se miraron, estaba estático en su interior, esperando a su confirmación para moverse, mientras que sus labios dejaban besos en sus mejillas, su frente, la punta de su nariz y de nuevo se unían con los labios contrarios de la forma más tierna posible. Como si con cada beso se llevase el dolor que en esos instantes sentía, el sutil movimiento de sus caderas le dio la afirmación que necesitaba para moverse.
⠀Realmente lo que la joven pensó que sería un simple encuentro para tener sexo por primera ve<; sin embargo, fue todo lo contrario, aquel íntimo momento cargado de calentura, dulzura y sentimientos iba más allá que aquello, mucho más allá, no solo era sexo, habían hecho el amor.
© GAIDEN, 2O21
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