Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02. lluvia de luces



La carpa que me habían asignado era pequeña, y además de una improvisada cama, no contenía nada más. Aunque al principio me resultaba algo insulsa, terminé por aceptarla y prometerme que la arreglaría para que se viera mejor.

Raven y yo debíamos aceptar que el campamento de Los Cien era increíble, porque incluso con lo mínimo que tenían, se las ingeniaron para armar un lugar digno que rodeaba la nave en la que llegaron. Mientras todos vivían a la intemperie, con sus carpas como resguardo, el interior de la nave se utilizaba para casos más importantes como hospitalización y reuniones.

De un momento a otro, alguien hizo a un lado la tela de mi carpa para revisar el interior, sin importar si estaba cambiándome o algo por el estilo. Demoro un segundo antes de seguir su camino y dejarme confundida. ¿Qué demonios? Me puse de pie y salí con cuidado, clavando la mirada en la espalda de Bellamy Blake, el cual revisaba carpa por carpa. ¿Qué le sucedía? Lo perseguí sin tardar. Cuando llegue a su lado, extendía una gran cantidad de armas sobre la tierra.

— Reúnanse y tomen un arma — exigió, alzando la voz —. Mi hermana ha estado afuera por doce horas. Ármense, no volveremos sin ella.

Me mantuve en mi lugar, sorprendida. ¿Hermana? ¿Cómo se suponía que tuviera una hermana si el costo era la muerte de las personas que la trajeron al mundo y la encarcelación del segundo hijo en cuestión? Dentro del Arca, solo se permitía tener un descendiente, no más, porque de no ser así sufriríamos sobrepoblación y tanto el oxígeno como el alimento no alcanzarían para todos.

Con duda, me acerqué y sostuve entre mis manos unos cuantos cuchillos que me llamaron la atención. Los sujete a mi cinturón y mire al frente, encontrándome con alguien que me observaba fijamente.

— Blake — salude con un asentimiento.

— No deberías venir con nosotros, no conoces el bosque.

— Ya es momento de que lo conozca — respondí simplemente.

Mi razón para adentrarme en esa misión era que, si algún día desaparecía, me gustaría que me busquen, así que debía hacer lo mismo. Y, además, aunque no comprendiera el amor de hermanos, podía ver la preocupación grabada en el rostro de Bellamy. Y no era algo agradable de ver.

Cuando el grupo de búsqueda estuvo preparado para salir del campamento, una extraña lluvia de luces se hizo notar en el oscuro cielo, deteniéndonos a todos. Lucía como un espectáculo hermoso, pero presentía que no lo era.

— No funcionó, no vieron los cohetes — mencionó Raven, apareciendo a mi lado.

— ¿Una lluvia de meteoros te lo dice? — cuestionó Blake, burlón.

Detalle aquellas luces por unos segundos y rápidamente descubrí lo que eran. Cayendo con rapidez, no eran luces ni estrellas, eran cuerpos humanos.

— Es un funeral — informó Clarke, confirmando mi teoría. Mis ojos se nublaron por las lágrimas —. Cientos de cuerpos son regresados a la tierra. Así es como se ve desde este lado. No recibieron el mensaje.

— ¡Todo fue tú culpa! — Raven se precipitó hacia Bellamy, siendo detenida por Finn.

— ¡Ayude a hallar el radio! — se excusó.

¡No puede estar hablando enserio! Se me escapó una carcajada que me fue imposible ocultar.

— ¡Si, después de arrancarlo de mi cápsula y destrozarlo!

Cruce la distancia que nos separaba y me coloque a un lado del chico.

— Raven, él lo sabe — asegure, sonriendo débilmente. El moreno me miró de soslayo, con ojos cristalizados que no consiguieron alterarme, era un egoísta —. Quedará para siempre en tu consciencia, Blake — solté un suspiro, a la vez que el apartaba la vista y tensaba la mandíbula, demostrando la rabia que contenía —. El día que trescientas personas murieron a causa tuya.

Palmeé su hombro y seguí mi camino, en dirección a las puertas del campamento. Estaba dispuesta a encontrar a la chica desaparecida.

— Solo sé que mi hermana está afuera y que voy a encontrarla — escuché la voz de Bellamy a mis espaldas, hablando con el resto —. ¿Qué esperamos? ¡Muévanse!

Y todos lo siguieron hacia el bosque, como simples peones. Iba a seguirlo también, algo resignada, pero iba a hacerlo de todas formas cuando Raven me sujeto del brazo.

— Escucha, mientras ustedes buscan a la chica, Clarke y yo iremos por materiales para reparar el radio — informó, con la preocupación plasmada en el rostro —. Necesitamos contactarnos con el Arca urgentemente, antes de que sigan sacrificando personas.

— Lo entiendo.

— Ve con Finn, cuidara de ti y tú cuida de él, ¿bien?

Sonreí. En el fondo Raven Reyes se había encariñado conmigo.

— Tú también cuídate — la abrace cortamente, antes de retroceder varios pasos —. Nos vemos luego.

Ella asintió y se alejó junto a Clarke, las dos igual de preocupadas.

Caminando por el bosque, no podía dejar de mirar el cielo, en ese momento se divisaban un centenar de Estrellas. El funeral había llegado a su fin, pero la imagen continuaba en mi mente, atosigándome. ¿Y si la culpa no era de Blake? Tal vez si Raven y yo colocábamos una radio extra, o la escondíamos mejor... todo habría sido diferente. La culpa podría ser de todos, o de nadie.

— Oye, ¿estás bien?

Bajé la mirada y me encontré con Finn, atento a mi reacción.

— Si, claro — suspiré.

Claramente mentía y aunque él se dio cuenta, no dijo nada al respecto.

— Te aconsejó que mires donde pisas e intentes no distraerte con el cielo. Se que es asombroso, pero puede ser peligroso — sonrió, intentando reconfortarme —. Ahora estás en la tierra, y aquí debes mantenerte alerta todo el tiempo.

— Lo entiendo — asentí —. Gracias por recordármelo. Suelo perderme en mis pensamientos y creer que estoy viviendo en un sueño.

Así era, y la tierra, con su belleza tan simple y a la vez asombrosa me distraía más de la cuenta.

— ¿Extrañas el Arca? — preguntó de pronto, tomándome desprevenida.

No la extraño, porque definitivamente el Arca no posee las asombrosas vistas de la tierra, pero la verdad es que no estaba preparada para esta nueva vida. Me enviaron aquí sin saber absolutamente nada para sobrevivir.

— No estaba lista para bajar aquí — me encogí de hombros, fingiendo que no me afectaba —. ¿Y qué me dices tú? ¿Extrañas tu celda?

Apenas terminé de decir aquello, me cubrí la boca con mis manos, arrepentida. Generalmente no tenía filtros al hablar, y tampoco pensaba en cómo reaccionarían los demás a ello. Por eso agradecí mentalmente cuando Finn comenzó a reír, tomándose bien la broma de la celda.

— Ni un poco — respondió finalmente.

— ¡Miren, por acá! — gritó una voz desconocida.

Encontraron algo entre los árboles, pero al estar tan empinado, alguien debería bajar atado de una soga para luego poder regresar. Y ese alguien era Bellamy, por supuesto.

— ¡Es de ella! — anunció en un grito, al hallar un pedazo de tela —. ¡Voy a ir hasta el fondo!

Pronto desapareció de nuestra vista. Maldita sea.

Uno de los chicos del grupo decidió seguirlo y después de eso Finn me hizo una seña, dejando en claro que bajaría también y que esperaba que lo siguiera. Resople ante la exigencia. El joven se tomaba muy en serio el pedido de su novia sobre cuidarme.

Sosteniendo la soga baje poco a poco, llegando a un camino estrecho repleto de plantas que complicaban la visión. Fruncí la nariz cuando un fuerte olor a barro llego con una ráfaga de viento y me acerque al grupo de chicos, que con muecas de preocupación examinaban un rastro de sangre fresca.

— Alguien más estuvo aquí — dedujo Bellamy, al encontrar grandes huellas marcadas en la tierra.

— Las huellas son más profundas allá. Iba cargándola — adivinó Finn, el rastreador.

— Si se la llevaron, está viva. Como cuando me llevaron a mí.

— ¿Disculpa? — toque el hombro de aquel desconocido para llamar su atención, confundida —. ¿Quién eres y qué acabas de decir?

—Soy Jasper— se presentó, abriendo los ojos en exceso por el terror que le inspiraba la situación —. Hace poco me llevaron también.

— ¿Quienes?

— No lo sabemos — respondió Bellamy en su lugar.

¿Eso quiere decir que no somos los únicos vivos en la tierra? ¿Y que aquellas personas o seres intentan asesinarnos? Perfecto, si antes temía al mundo, ahora estaba horrorizada.

Continuamos avanzando, tanto hasta llegar a un cementerio de cadáveres clavados en árboles, ubicados justo al inicio de otro camino en el bosque, como si los muertos te dieran la bienvenida. Juro que tuve que contener una arcada ante el asco que me generaba toda esa crueldad.

— No hablo terrestre, pero parece que significa "No pasar" — murmuró Finn, tragando con fuerza.

Ante esto, la mayoría de las personas que nos acompañaban dieron media vuelta para regresar al campamento, arrepentidos de haber llegado hasta aquí. Los entendía y no podía juzgarlos, porque juro que me replantee la idea de perseguirlos, sin embargo, la curiosidad me gano y permanecí en mi sitio.

— Es mi hermana, regresen si quieren, es mi responsabilidad — espetó Bellamy, adentrándose al camino de cadáveres.

Sentí como el estómago se me revolvía ante la idea de abandonarlo a su suerte en ese lugar horrible. Era cruel dejarlo solo en una situación como esa, incluso si el chico era un idiota, no se lo merecía y no cargaría con su muerte en mi conciencia.

— Entraría al infierno por ella — reveló Jasper, siguiendo a Bellamy con decisión. Me tomo desprevenida que aquellas palabras salieran de un chico que a simple vista lucia tan débil e introvertido. En serio debía querer a la chica Blake.

— Yo no sé qué hago aquí — alce los hombros, caminando detrás de los dos chicos.

— Ya estamos adentro — aceptó Finn, uniéndose a nosotros.

Algunos otros también se nos unieron, asustados, pero lo hicieron y toda ayuda fue bien recibida.







Horas y horas de caminata y búsqueda tenían a mi cuerpo como una gelatina. Mis piernas estaban al borde de la inutilidad, al igual que mis parpados se sentían pesados. Desde que llegué a la tierra, no fui capaz de dormir ni de comer decentemente, por lo que ahora el cuerpo me pasaba factura.

La mañana cayó sobre nuestras cabezas más rápido de lo esperado y nuestra preocupación fue en aumento.

— No tengo nada — admitió Finn, apesadumbrado. Se encontraba cansado al igual que todos —. Perdimos el rastro.

— Sigue buscando — demandó Blake, como si fuera tan fácil.

— Vagar sin rumbo no es como hallaremos a tu hermana. Debemos regresar.

Aproveché la interrupción que la discusión le brindo a la caminata para sentarme en el césped, recuperando mi ritmo cardíaco.

— ¡No voy a volver!

— Oigan, ¿dónde está John? — cuestionó una de las chicas del grupo, buscando a una persona que estaba junto a nosotros un segundo atrás.

Contemple la periferia, intentando localizar al joven. No había nada cerca más que árboles, árboles y nosotros. Me puse de pie al instante.

— Sepárense, no puede estar lejos — pidió el moreno.

Accedimos y apenas dimos un paso un cuerpo sin vida golpeo contra la tierra entre nosotros. Mostrando el grave corte en el cuello de John, el cual lo llevo a la muerte. Lo asesinaron frente a nuestras narices. Nadie pudo advertirlo.

— ¿Cómo es posible? — dude, examinando las cercanías.

— Usan los árboles — señaló Finn, alzando la vista a las copas de los árboles.

— No debimos cruzar el límite.

— ¿Ya podemos volver?

Negué con la cabeza. Volver era imposible si estábamos rodeados y lo confirme cuando divisamos sombras extrañas moviéndose entre los árboles. Parecían fantasmas por lo rápidos que eran.

— A correr.

Todos seguimos a Finn velozmente. Corrimos hasta que nuestras piernas comenzaron a temblar, pasaron varios minutos y los extraños no dejaban de acosarnos. Era frustrante.

— ¡No puedo más! — se quejó Jasper, deteniéndose.

— ¡No voy a parar por él! — negó uno de los chicos que no conocía.

— Estoy harto de huir — Bellamy se detuvo —. Ellos la tienen.

Me detuve también, solamente para fulminar a Blake con la mirada.

— Corres, o mueres. Muy sencillo — puse las opciones frente a él, me miro alzando una de sus cejas, escéptico. Una de las chicas regreso a correr buscando a su novio desesperadamente y todo el grupo la siguió, ¡todos menos Bellamy! Chasque la lengua y de un tirón sujete el brazo del chico, obligándolo a correr detrás de mí —. Si te quedas ahí parado, te descuartizaran.

— ¡Necesito encontrar a mi hermana! — gritó, intentando soltarse de mi agarre.

— La encontraremos, Bellamy, solo que no de esta forma— lo mire sobre mi hombro —. No podrías ayudarla estando muerto.

Gracias a que me distraje del camino escambroso, trastabillé con una gran raíz y caí de rodillas, maldiciendo en voz alta. Por el ardor que sentí al instante, era obvio que acababa de abrirme las dos rodillas. Blake apareció detrás de mí, sujetando mi cintura para levantarme apresuradamente.

Un grito se escuchó más cerca de lo esperado y fuimos directo allí. El chico que buscábamos apareció empalado por una trampa escondida entre los árboles. Se encontraba colgado y su rostro ensangrentado nos miraba fijamente. Fuertes arcadas me atacaron ante la escena más asquerosa que vi en mi vida, a tal punto que no pude soportarlo más y volteé, agachándome para vaciar mi estómago sobre un arbusto. Limpié mi boca con la manga de mi camiseta y volví a mirar al resto, sintiéndome más débil que antes.

Todo estaba saliendo peor de lo que esperaba.

— Nos guían aquí, es la única dirección para ir — se dio cuenta Jasper.

— ¿A dónde se fueron? — Finn inspeccionó los alrededores, buscando a los atacantes.

— Van tras Roma — murmuró Bellamy justo antes de que todos volvieran a correr para buscar a esa chica del grupo. Se acerco a mí y me tomo de los brazos para levantarme del suelo, siendo bastante cauteloso —. Tienes que seguir corriendo.

Que irónico resultaba que minutos atrás, yo le dirigí las mismas palabras.

Asentí y, aunque mi cuerpo estuviera pidiendo ayuda, retomé el ritmo de carrera, procurando no quedar atrás. Correr o morir, solo eso. Aunque me vi obligada a detenerme cuando hallé frente a mí el cuerpo de la chica atravesado con una lanza clavado en el tronco de un árbol.

Nos estaban cazando como a animales.

— Ella solo vino por mi — susurró Bellamy a mi lado, lo observe de soslayo, lucía arrepentido.

— Cuando quieran nos mataran — Finn dijo lo que todos pensábamos.

— Entonces, ¡acaben con esto! — gritó Jasper con todas sus fuerzas. Se volvió loco.

Intentaron obligarlo a callarse, más nada sirvió. Su grito atrajo a todos los asesinos en nuestra dirección. Nos preparábamos para morir cuando un cuerno resonó por los alrededores, obligando a los extraños a alejarse. Me congele en mi sitio, con los pensamientos revueltos.

— Ese cuerno, ¿qué significa?

— Niebla ácida — explicó, Finn.

— ¿Qué cosa? — espeté, fastidiada por no comprender nada.

Nadie me respondió. Perfecto.

— Hay que correr.

— No hay tiempo — cortó Finn a la otra chica, la única que quedaba con vida además de mí, y extendió una carpa frente a nosotros —. Al suelo, rápido, vamos.

Nos acostamos y cubrimos con la lona de la carpa. Refugiada entre el cuerpo de Finn y Blake, hundí la cabeza entre mis brazos, respirando agitadamente. Quizás, solo quizás debí hacerle caso a Bellamy desde un inicio y permanecer en el campamento, segura. Y ahora no estaría al borde del desmayo, con un nudo en la garganta y el cuerpo entumecido de dolor.

— Esto es una locura — musité.

— Ya lo creo — coincidió Jasper, con voz temblorosa —. ¿Cuánto habrá que esperar? ¿Esto funcionara?

— Ya lo sabremos — lo tranquilizó Finn.

— Alguien deberá explicarme muchas cosas cuando regresemos — casi rogué, necesitada de información precisa.

— Lo prometo — accedió Finn.

A mi lado derecho, Blake se removió con inquietud, rozando su brazo con el mío un par de veces a causa del poco espacio dentro de la carpa. Sentí como me entraba un escalofrió.

— Mantente quieto — pedí, con los nervios de punta.

— No — dijo simplemente, abriendo la carpa para salir. Entreabrí los labios, sorprendida por su acción inesperada. ¿No se suponía que fuera había algún tipo de niebla asesina? —. No hay niebla.

Pareció escuchar mis pensamientos. No tardamos en salir de la carpa para descubrir que hablaba en serio.

— Tal vez fue una falsa alarma — opinó Finn.

Uno de los extraños reapareció entre los árboles. Jamás nos dejarían en paz. Mantuvimos las bocas cerradas y espiamos al desconocido con cautela, parecía estar solo y algo desorientado.

— Él no nos ve. Voy a ir tras él.

Fruncí el ceño ante Bellamy, notando como no apartaba la vista del extraño.

— Ah, ¿sí? ¿Y luego qué? ¿Lo vas a matar? — Finn se giró para escrutarlo.

— No. Lo atrapo, lo obligo a darme a Octavia y luego... lo mato — explicó antes de comenzar a perseguirlo.

¿Pero qué mierda?

— ¿Y cómo sabemos que no nos lleva hacia una trampa? — Jasper se desesperó.

— Lo sabremos — respondió Finn.







Seguimos al desconocido durante un buen rato, sorteando árboles y piedras enormes, también un par de raíces que no se cansaron de hacerme tropezar. Al final, el tipo se adentró a una cueva bastante escondida.

— ¿Qué haremos ahora? — cuestione, agazapándome detrás de una roca.

— No esperare aquí hasta que la asesine — Bellamy salió de su escondite detrás de un gran árbol.

Sujete su camiseta y lo empuje hacia atrás, ganándome una mala mirada de su parte.

— Detente un segundo — pedí.

— Es cierto, Bellamy, no sabemos que habrá ahí dentro — Finn coincidió conmigo.

— No vinimos aquí para nada — espetó.

— Tal vez debamos esperar un poco y averiguar si hay más de una persona en la cueva — le explicó Finn, señalándonos con una mueca —. Míranos, solo somos cinco personas con cuchillos que no nos servirán de nada.

Bellamy intentó alejarse de nuevo, completamente negado a las palabras del otro chico. Entonces, decidí ponerme de pie, sujetándolo con más fuerza.

— Tienes que escucharnos — hable entre dientes, frustrada por su actitud y sus actos impulsivos. Bellamy dio un paso al frente, acercando su rostro al mío para intimidarme —. No utilices eso conmigo, no te servirá de nada — advertí, sonriéndole, lo que pareció fastidiarlo aún más.

— Voy a encontrar a mi hermana — dio la última palabra, sosteniéndome de los hombros para hacerme a un lado bruscamente.

No volví a detenerlo. Me harté, si quería morir, que lo hiciera. Jasper lo siguió sin tardar, haciéndome rodar los ojos. Voltee a ver a Finn, el cual ya me estaba observando.

— Son unos idiotas, lo sé — admitió, al notar mi fastidio —. De todas formas, no podemos dejarlos solos — murmuró con pesar.

Tenía razón. Nunca pensé en dejarlos solos, solo me enfadaba la impulsividad de Bellamy y los ánimos de ponerse en peligro que tenía, arrastrándonos a todos con él.

No le respondí a Finn, simplemente comencé a correr hacia la cueva con él siguiéndome el paso. Entramos justo detrás de los otros dos chicos, manteniéndonos alertas. En el interior de la cueva, encontramos un montón de artilugios y chatarra, lo que dejaba en evidencia que alguien vivía allí. Lo siguiente que vimos fue a un gran hombre desmayado en el suelo a causa de un golpe en la cabeza. Se trataba del hombre al que habíamos estado persiguiendo. Y apenas a unos metros de distancia, la hermana de Bellamy permanecía esposada contra una pared.

Bellamy se acercó a socorrer a su hermana al instante, mientras le pedía a la otra chica del grupo que vigilara la entrada a la cueva. En silencio, Finn, Jasper y yo observamos el emocionado abrazo entre hermanos, por mi parte no pude evitar sentir ternura. Se notaba lo mucho que se querían.

Octavia abrazo a Jasper también y saludo al resto, frunciendo ligeramente las cejas al verme allí. Tenía sentido, porque prácticamente acabamos de conocernos.

— Debemos irnos, ahora, antes de que despierte — rogó la pelinegra, aterrada.

Mire al hombre desmayado en el suelo con atención. Lucía como un humano normal, ¿pero lo era?

— No va a despertar — Bellamy calmó a su hermana, tomando una lanza que descansaba contra una pared, dispuesto a matar al hombre.

— ¡Espera, no me hizo daño, solo vámonos! — le pidió ella, desesperada.

Me agache junto a Finn cuando este hallo algo que colgaba del cinturón del hombre. Un cuerno, el que escuchamos justo antes de que los extraños decidieran dejarnos en paz. Entreabrí los labios, sorprendida.

— Cuerno de niebla — susurró Finn, con la confusión marcada en su tono, cuando Bellamy intentó alejarlo del hombre.

Inesperadamente, el desconocido reaccionó y apuñaló a Finn en el pecho. Un movimiento que nadie esperaba. Cuando Bellamy intentó acercarse al hombre para alejarlo de nosotros, se ganó una fuerte patada que lo envió lejos. Mascullé una maldición y junto a Octavia arrastramos a Finn hacia una esquina, apartándolo del camino del hombre.

No interesaba, de todos modos, el extraño tenía su atención puesta en Bellamy. Cuando alcé el rostro para buscar al chico, lo encontré tumbado en el suelo con el hombre encima de él, apuntándole al cuello con la misma lanza que Blake intento utilizar antes. Sin pensar demasiado, tome un grueso tubo de fierro de una esquina y me acerque a ambos, soltando un suspiro antes de golpear al hombre en la nuca con fuerza, desmayándolo otra vez.

Se me nublo la vista a la vez que soltaba el tubo. Clave mis ojos en el hombre en el suelo, cuestionándome algo:

— ¿Está muerto?

Por favor no, no, no.

Bellamy se puso de pie.

— Sigue con vida — me calmó, mirándome fijo con una intensidad que me cohibió —. Gracias.

Negué suavemente con la cabeza y Bellamy dejo de mirarme, con una expresión seria en el rostro. Los dos dejamos eso pasar y nos dirigimos hacia Finn, quien necesitaba ayuda urgente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro