00. de camino a la tierra
Tras tres intentos fallidos en conectar los cables, y que todo terminara en cortocircuito, retrocedí y patee una caja de herramientas con fuerza.
Raven, posiblemente la mejor mecánica en el Arca, dejo lo que hacía para fijarse en mí, frunciendo el ceño notablemente.
— No hay tiempo, llegarán antes de que acabemos — le recordé, cubriéndome el rostro con las manos.
Debíamos arreglar una cápsula de escape que bajaría a la tierra antes de que la persona a cargo del Arca nos descubriera y encerrara. ¿Sencillo? Para nada.
La idea principal había sido de Abigail "Abby" Griffin, la doctora más reconocida dentro del Arca, con el fin de pisar la tierra en menos de diez días y confirmar que era habitable nuevamente, ya que el Arca estaba quedándose sin oxigeno y las autoridades planeaban ejecutar cerca de trescientos habitantes, para que el resto sobreviviera poco más.
El primer intento para descubrir si la tierra era habitable luego de la radiación que acabó con todo fueron "Los cien", quienes tomaron el papel de los conejillos de Indias de las autoridades del Arca. Cien prisioneros jóvenes, a los cuales condenaron a vivir en la tierra, sin saber con certeza si sobrevivirían. Ahora, en el área donde controlaban el estado de los cíen, mediante pulseras que les habían colocado previamente a bajarlos al suelo, informaban que estaban muriendo. Por muy extraño que sonara. Pero Raven le explicó a Abby que era posible que los jóvenes hubieran descubierto cómo deshacerse de las pulseras, engañando a los del Arca con su estado de vida.
En base a eso nació la idea de que Raven y Abby bajaran a la tierra. Por dos motivos distintos: Abby quería averiguar si su hija Clarke estaba sana y salva, mientras que Raven quería lo mismo con su novio, quien también era parte de los cien.
Raven no podría arreglar sola esa cápsula absolutamente destruida en el tiempo estimado: nueve días. Entonces acudió a mi, pidiéndome que la ayudara. Acepte sin dudarlo, porque hace menos de tres meses me habían despedido de mi puesto y me encontraba sin nada que hacer. Además, si lo conseguíamos, Abby juro que me daría un puesto importante dentro de la mecánica, y que eliminaría varias denuncias que habían en mi contra.
El trato nos beneficiaría a las tres, así que debíamos hacer que funcione. Pero por el momento, no íbamos muy bien...
— Entonces deja de quejarte e inténtalo de nuevo — la morena señaló las conexiones. Lo hice sin chistar —. Tiene que funcionar, Sage.
— Lo sé, eso hago — murmure. Di un suspiro antes de conectar el último de los cables, y al hacerlo me aleje un paso, esperando alguna reacción. Nada exploto, así que supuse que estaba bien —. ¡Lo logre!
— Ya te estabas tardando — se burló con una sonrisa en el rostro. Nunca me cansaría del humor ácido de Raven.
— Estamos un paso adelante. ¿Qué sigue? — cuestione, limpiándome las manos con un retazo de tela.
La chica no pudo responder, ya que las puertas se abrieron dando paso a Abby, la cual entró tan desesperada que nos alertó a ambas.
— Nos descubrieron — anunció, dedicándole una mirada a la cápsula —. ¿Cuánto falta?
— Veinte minutos — respondió Raven, cabizbaja.
Mi corazón se salto un latido.
— Llegaran en cinco — Abby se alejó unos pasos —. No importa lo que pase, lancen la cápsula. Las dos deben irse.
Un escalofrió me recorrió entera. ¿Bajar a la tierra? Jamás había pensado en eso, no era lo que quería. No era parte del plan. Ciertamente me aterraba lo que podría encontrar en tierra firme.
— No nos iremos sin usted — negó Raven.
— Al menos una debe llegar al suelo, Raven. En cuanto encuentren a los chicos, comuníquense por radio. Trescientas personas inocentes morirán sino.
Raven termino por asentir, entendiéndolo. Pero yo no podía, no tenía la fuerza necesaria.
— No puedo irme — murmure, sintiéndome patética por tenerle miedo a lo desconocido.
— No hay otra opción, Sage — al notar como temblaba mi cuerpo, Abby se acercó y me sostuvo por los hombros —. Si te quedas aquí te flotaran.
— ¡A usted también! — exclame, y seguidamente trague saliva, intentando deshacer el nudo en mi garganta.
La mujer suspiro con tristeza.
— Eso no importa — intentó convencernos. Estiro sus brazos y con lágrimas en los ojos nos abrazó a ambas —. Díganle a Clarke que la amo.
Al final, terminé por aceptar. Definitivamente si me hacían elegir entre ser flotada o bajar a la tierra, elegiría la segunda opción. Porque si moría, al menos habría conocido el mundo real.
Un minuto después, Abby nos dejó solas, entregándose a las autoridades del Arca para brindarnos más tiempo. Ya no había vuelta atrás.
Tragándome todos mis miedos y dudas, intente mantenerme firme para terminar de arreglar la cápsula. Teníamos muy poco tiempo, por lo que debíamos apurarnos.
Los últimos minutos los utilizamos para revisar que todo estuviera donde debía estar. Pronto una falla en el regulador de presión nos alteró, pero conseguimos contenerlo y como máxima protección nos colocamos los trajes extra vehiculares, o como gustaba llamarlos: los trajes de astronauta.
Una vez estuvo todo listo, nos subimos a la nave, ambas extremadamente nerviosas. ¿Qué nos esperaría allá abajo? ¿Podríamos comenzar una nueva vida o nos estaban enviando a morir?
No teníamos ninguna respuesta a esas preguntas cuando la capsula salió disparada, separándose de la nave y dejándonos a la deriva en el espacio, de camino a la tierra.
Espero disfruten leer esto tanto
como yo disfruto escribirlo. <3
Nos vemos en el primer capítulo...
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