SENTIMIENTOS
- Yoonji, estoy hablando en serio; si no lo terminas cuanto antes, ya sabes lo que pasará.
- Deja de llamarme de una vez, ¿No lo entiendes?, ¡No te quiero escuchar!
- ¡No puedes vivir así más tiempo!, ¿Quién pagará tus estudios, tu comida, todo, niña malcriada?, ¡Te he dado todo!, ¡¿Y así me agradeces?!
- ¡Pero no lo entiendes!, ¡No me entiendes!, ¿Qué quieres que haga con todos estos sentimientos?, ¿Quieres que me vuelva una cascara vacía sólo para que tu mantengas tus putas apariencias?
- ¡No hables así, Min Yoonji! Cuando te vea voy a...
- ¡Me importa un...!, ¡Ugh, sólo acéptame de una vez!, ¿Acaso no me quieres?, ¿No te importa mi felicidad ni siquiera un poco?
- ¡Eres mi hija, niña tonta!, ¡Claro que te quiero y que me importas!, ¡Pero estás mal, estás enferma!...
- Sólo déjame en paz, buscaré un trabajo e iré a buscar mis cosas.
- No lo harás.
- No puedes detenerme.
- Te dije lo que iba a hacer Yoonji, si no te vas de su casa y regresas aquí, quien la pasará realmente mal será ella. Soy tu padre, nos conocemos lo suficientemente bien para que sepas que hablo en serio y soy capaz.
- ¿Eres capaz de amargarme la vida a mí, a Jiumin y a su madre sólo para que los demás no sepan que tienes una hija lesbiana, papá?
- ...
- ¿Eres capaz?
- Lo soy, Yoonji. Soy capaz y lo sabes; no puedes hacernos esto y no dejaré que lo hagas.
-...
-...
- Jamás pensé que diría esto; pero te odio con todo mi corazón.
- ¡Yoonji!
- ...
[...]
Abro la puerta de la habitación de Jiumin y me encuentro con su linda cabellera dándome la espalda; sólo tiene puesto un vestido holgado de primavera y unos calcetines rosados a mitad de muslo. Está sentada -abrazando sus piernas- en la silla, frente al escritorio, con un helado de paleta a medio comer viendo concentrada un capítulo de su drama favorito. Se relame los labios cada dos por tres y apenas pestañea. ¿Cómo puede verse tan adorable?
- Oye, Jiumin, hasta aquí puedo ver tus bragas de ositos -le digo, cerrando la puerta detrás de mí.
Jiumin pega un salto y se sonroja con tanta rapidez que me dan ganas de correr hacía ella y besarla; pero me contengo y apoyo la espalda en la puerta para sigilosamente poner el pestillo. Su madre está trabajando, pero no quiero ni siquiera que su feo gato llamado Suga nos interrumpa. Hasta puedo oír como rasguña la puerta.
- ¡Pervertida! -exclama avergonzada, bajando los pies de la silla y tratando de bajarse el vestido todo lo posible; lo que es imposible, porque apenas le llega a mitad de muslo, así que en cambio junta las piernas todo lo posible con las manos en medio.
- ¿Me dices pervertida a mí, cuando eres tú quién insinuó hacerlo en el baño? -esbozo con una sonrisa lasciva, dirigiendo mi mirada entre sus piernas y hasta puedo oír como traga saliva nerviosamente.
- ¡Te dije que no quedaba suficiente Shampoo, no que me quería bañar contigo, pervertida!
Jiumin hace un puchero y frunce el ceño, con las mejillas tan rojas que me dan ganas de morderlas. Pero la ignoro y camino hacia su vestidor, abriendo la puerta del mueble y mirando de reojo como, sin ningún disimulo, se queda mirando mis piernas desnudas. Estoy sólo con mi camisa del instituto y en ropa interior negra; que es lo suficiente como para que Jiumin se ponga totalmente nerviosa y empiece a temblar como gelatina. Ni siquiera recuerdo como era su expresión cuando sólo éramos amigas y nos cambiábamos en la misma habitación; creo que ni siquiera se inmutaba. Ahora que somos novias, no deja de relamerse los labios. Incluso ahora, cuando se ha terminado el helado y lo único que le queda es la paleta.
- Ah, ¿Sí? Bueno, de todas formas iré a bañarme, sólo vine por un cambio de ropa.
Agarro una polera negra que me traje de casa hace unas semanas y un pantalón de pijama holgado con calaveras, ropa interior y unos calcetines.
- Oh, pues... pues bien, pero sigue sin haber mucho Shampoo... -musita Jiumin, desviando la mirada devuelta a la televisión.
Camino devuelta a la puerta cuando veo de soslayo el perfil de Jiumin y la comisura de su boca manchada de helado chocolate. Abro la puerta, pero ni siquiera llego a salir, porque me giro sobre mis talones y a zancadas casi sigilosas, con mi mano desocupada, agarro el rostro de Jiumin y lo giro hacía mí, besándola tan profundamente que creo que se tambalea la silla. Nos hemos besado tantas veces que ni siquiera tengo que mover la mandíbula de Jiumin con mi mano; es ella la que abre la boca y me deja entrar en toda su cavidad. Sin ningún pudor, mi lengua con la suya se tocan y danzan, hasta que le oigo gemir y lo siguiente que hago es lamer su labio inferior y lo succiono, saboreando el helado de chocolate que ha quedado en sus labios. Ni siquiera la he dejado respirar, ni ella a mí; me mira tan acalorada que creo que se va a desmayar y yo siento un cosquilleo tan intenso en la parte baja de mi estómago que estoy a punto de tirar toda la ropa a la mierda.
- Y-yoonji... -tartamudea con un poco de molestia; siempre le avergüenza que le tome desprevenida. Y yo lo disfruto con demasía.
- Tenías un poco de helado en el labio -me excuso, aunque en realidad no es excusa.
Salgo de la habitación antes de que pueda arrepentirme de no bañarme y voy al baño, que queda al final del pasillo. Abro la puerta y ni siquiera me molesto en poner pestillo, Jiumin jamás entraría. Desde que somos novias siempre termina cambiándose en el baño, lo que es realmente molesto pero no tanto; siempre que deja piel descubierta termino por abalanzarme encima de ella. ¿Y quién no? Es tan adorable y sensual, cada cosa que hace dan ganas de comértela y hacerle un montón de cosas con tal de ver sus preciosas expresiones.
La amo muchísimo, tanto que a veces me duele de sobremanera porque quiero todo de ella y nunca es suficiente. Nunca se puede tener suficiente de alguien que amas.
Me desnudo con pereza y me meto a la ducha, abro el grifo luego de poner el agua tibia y dejo que caiga el agua encima de mí como la lluvia. El cosquilleo en mi parte baja sigue igual de intenso y siempre es más intenso cada vez que pienso en las expresiones de Jiumin.
Son tantos los sentimientos que experimento por ella que siento que se me escurren por la piel; hasta podría palparlos. Estoy tan enamorada de ella que a veces creo que no es real, que es un sueño y que ella jamás dejará de ser una amiga.
Y a veces me deprimo, me siento sola y decaída. Mientras me mojo el cabello, pienso cuando ambas teníamos pijamadas en la noche y nos subíamos al tejado; era ahí donde el tiempo se detenía y donde yo sabía que lo que sentía iba más allá de todo. Más allá de ella, de mí y del mundo. Donde me di cuenta que la amaba con total locura que hasta me parecía insano.
Ahora es todo lo contrario, ahora sé que todo lo que siento por ella es tan puro y tan real, tan fuerte y tan delicado a la vez, que vale más que cualquier cosa en el mundo. Que nada puede estropearlo ni nada lo estropeará nunca.
Pero inexplicablemente vuelvo a sentirme decaída, ¿Y si hubiera seguido siendo su amiga?, ¿Y si fuera un sueño?, ¿Y si esto no es real?, ¿Y si...?
- Yo-Yoonji... uh... ¿P-p-puedo pasar?
Me sobresalto de sobremanera; el jabón que tenía entre las manos se me cae y veo a través de la cortina una sombra que no estaba antes. ¡Es Jiumin, santa mierda! Por el ruido del agua caer, ni siquiera escuche la puerta abrirse ni los pasos sigilosos de Jiumin entrar.
Mi corazón late tan deprisa que creo que se me va a salir de la boca y ahí voy a quedar, en la ducha, desnuda y muerta. Hasta se me corta la respiración.
- U-uh... ¿N-no puedo? -me pregunta, insegura. Voy a negar, ¡Joder, claro que puede! Pero me ha tomado tan desprevenida que no digo ni una palabra y la veo moverse nerviosa unos segundos detrás de la cortina-. Hmm... ¿Sabes qué?, ¡No importa, entraré igual porque no hay tanto Shampoo y yo también quiero bañarme!
La cortina se abre y veo como Jiumin está solamente con una toalla cubriéndole el cuerpo. Entra a la ducha, sin apartar la mirada de mis ojos y con todo el rostro tan rojo que es hasta gracioso; frunce el ceño tratando de ocultar inútilmente su nerviosismo. Estoy tan sorprendida que ni siquiera me avergüenza el estar desnuda frente a ella. Nunca me había mostrado así de desnuda en mi vida; excepto cuando nací, pero eso es diferente.
- Pero te bañaste en la mañana... -le recuerdo, anonada. Me siento realmente estúpida y mi yo desvergonzado está totalmente fuera de combate; Park Jiumin siempre logra desestabilizarme.
- Cállate... -refunfuña. Ambas nos quedamos mirando fijamente por unos segundos, hasta que nos da frío y Jiumin se da la vuelta y, sin siquiera verlo venir, se saca la toalla quedando totalmente desnuda, aunque con su largo cabello cubriéndole la espalda. Su piel es tersa, con lunares y una marca de nacimiento en su espalda. Estoy tan maravillada por lo perfecta que es que aparto su cabello y su cuerpo se tensa; acerco mi boca a su cuello y planto besos suaves hasta llegar a sus hombros. Me acerco despacio, hasta tocar su espalda con mis pechos, sin dejar de besarla y rodeo su cintura con mis manos, trazando con mis dedos su estómago con caricias suaves. Jiumin se estremece y ladea la cabeza, dándome más paso a sus cuello y esos gemidos que se le escapan de la garganta.
- ¿Quién es la pervertida ahora? -logro esbozar con burla, sonriendo lascivamente cuando Jiumin se da la vuelta y pasa sus brazos por mis hombros, juntando su pecho con el mío. Es tan suave que me dan ganas de lamer cada parte de su cuerpo y eso haré, aunque me tome toda una maldita tarde.
- ¿Puedes callarte de una vez y besarme? -dice Jiumin, rozando su nariz con la mía. No soy de las que son de rogar; me lanzo directamente a los labios de Jiumin y la estampo contra la fría pared, lo que le saca un gemido y responde tan bien a mis besos que es enloquecedor.
- Claro, pero tenemos que tomar un baño... -digo entre sus labios, para luego volver abrir el grifo de la ducha y sentir el agua helada recorriendo nuestros cuerpos. Ambas pegamos un saltito y Jiumin se adhiere mucho más a mí.
- ¡Ah, está helada! -se queja y yo me río divertida por su expresión.
- Ups, lo siento...
Pongo el agua tibia y dejo que el agua nos salpique mientras vuelvo a besar con ansias el cuello de Jiumin mientras ella soba su intimidad contra mi muslo que está entre sus piernas. No deja de jadear y siento sus delgados dedos recorrer mi espalda y con su otra mano acariciar mi cabello húmedo, dirigiendo mi boca a sus pechos. Succiono con ganas sus pezones rosados como botón mientras manoseo con descaro su trasero. Jiumin toma mi nuca y me vuelve a dirigir a su boca con desesperación, gimiendo mi nombre entre balbuceos, donde nuestras lenguas luchan hasta dejarnos sin respiración; toda ella huele a vainilla y sabe tan exquisitamente que creo que nunca me cansaré de probarla. Me alejo un poco, retomando el aliento y veo su expresión, con las mejillas rojas, jadeante y con la boca entreabierta; aprovecho a meter dos de mis dedos, el indice y el del medio a su boca y ella los recibe gustosa, chupando hasta mis nudillos. Es tan buena en ello que creo que voy a enloquecer y vuelvo a atacar su cuello, sacando mis dedos de su boca y dirigiéndolos entremedio de sus piernas. Al instante en que toco su parte sensible ella se deshace en gemidos, cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás mientras clava sus uñas en mis hombros.
Con mis dedos, ya expertos de tantas veces que lo hemos hecho encima del piano, empiezo a hacer círculos que hacen que sus piernas tiemblen y tengo que apresarla más a mí para que no se caiga. Para mejor comodidad, levanto su pierna y hago que rodee mi cadera, dejándome paso a toda su intimidad mientras sobo con mis dedos toda ella. Jiumin no deja de besar y morder mi cuello y parte de mi oreja; donde se detiene y empieza a lamer mi lóbulo sacándome un gemido.
El agua nos tiene totalmente mojadas y el ruido de mis dedos dentro de ella es tan obsceno que me encanta y tomo más velocidad a medida que Jiumin aprieta aun más fuerte su agarre en mi espalda. Está a punto de caer cuando le digo que se afirme del relieve de la ventana del baño y apegándose más a la pared, casi fundiéndose en ella, cuando mis labios bajan despacio desde su cuello hasta su estómago y más abajo de su estómago; hago que ponga su pierna encima de mi hombro y me arrodillo frente a ella; con mis dos dedos entro y salgo y ni siquiera me preocupa mi propio placer, estoy tan inmersa en hacérselo sentir a ella, en hacerla gemir y jadear y en probar su sabor que todo es Jiumin y nada más existe. Succiono la parte más sensible de Jiumin, esa que le hace perder estabilidad y tengo que agarrar firmemente sus muslos para que no se caiga. Lamo con lentitud, como si fuera un caramelo de fresa, mientras mis dedos entran y salen totalmente mojados por sus fluidos.
- A-ah... Y-yoonji... uh... -gime, enredado sus dedos en mi cabello como estabilidad mientras veo como el agua le salpica encima-. V-voy...aaah...voy a...
Ya sé lo que quiere decirme entre gemidos y sigo tal cual; lamiendo y succionando con lentitud, una lentitud enloquecedora para ella. Su agarre en mi cabello y la tensión de su cuerpo me hacen darme cuenta que está a punto de venirse y lo hace; lo siento en el sabor de mi boca.
Vuelvo a pararme, rodeando mis brazos por su cintura para que no se caiga porque por un momento creo que se ha quedado sin respiración y es tan hermoso ver como, aun cuando tiene los ojos entrecerrados y está tan cansada, tan hecha un desastre, vuelve a susurrar mi nombre y vuelve a besarme con desesperación, como si tampoco tuviera suficiente de mí.
- Yoonji...
- Te amo, Jiumin -musito en su cuello, acariciando su espalda con lentitud, ya sin apuro, sólo queriendo sentir su piel, sentir que es mía, hacerle sentir que la amo, que amo cada parte de ella incluso las que no puedo ver. Acaricio su cuerpo como si de su alma se tratase, con todo el amor que puedo expresar.
- Yo también te amo, mucho... mucho...
Y lo dice de una forma en la que estoy segura de que también está locamente enamorada de mí.
[...]
Cuando despierto por la mañana, tengo mi maleta hecha.
Está justo en la puerta de salida, ahí donde Jiumin no la puede ver, porque está acostada en la cama tanteando ese lugar vacío que he dejado.
Estoy tratando con todas mis fuerzas de no echarme a llorar, de no acostarme a su lado y abrazarla todo lo que queda de día, lo que siempre hago los sábados.
Pero sólo me quedo acuclillada a su lado, devolviendo la sonrisa que ha hecho cuando me ha visto y la que siempre tiene cuando soy la primera persona que ve por la mañana.
- Hola, chica dulce... -dice soñolienta, estirándose en la cama para volver abrazar su peluche de pony que le he regalado en nuestro mes de salir juntas.
- Hola, preciosa...
Siento como mi garganta se cierra, como mis ojos se humedecen cada vez más. Estoy cayéndome a trozos pero no quiero que se de cuenta.
- ¿Vas a desayunar? Trae waffles y comamos aquí... -hace un puchero, aun con los ojos cerrados y parpadeando lentamente.
- No puedo, bebé... -respondo mientras despejo su frente de rebeldes mechones rosas, tratando de no mirarla fijamente a los ojos, sino va a descubrirme incluso antes de poder decirle algo-. Tengo que irme.
- ¿A dónde vas?, ¿A clases de piano? -pregunta, ésta vez más despierta y soltando el pony entre sus manos. Me levanto y ella toma mi mano con una rapidez que me desconcierta.
- Sí, voy a... voy a clases de piano. -me excuso estúpidamente y Jiumin lo sabe; sólo hace falta ver como desvío la mirada y el hecho de que mis clases empiezan más tarde.
- Pero puedes ir más tarde... tus clases empiezan a las 12...
- No puedo, tengo que irme ahora...
Jiumin afianza más su agarre en mi mano, casi tirándome hacia ella. La miro y veo que hace un puchero como un bebé enfurruñado que ha sido despertado de su siesta.
- No quiero que te vayas, regresa a la cama... regresa y durmamos un poco más...
Y es cuando me pide eso que no puedo negarme; nunca puedo negarme a Jiumin. Ella rueda apegándose más a la pared y yo me acuesto a su lado, abrazándola por la espalda y aspirando el aroma de su cabello. Escondo mi rostro en su cuello y cierro los ojos, entrelazando sus piernas con las mías y ambas respiramos con más tranquilidad, serenas y apacibles.
- Está bien, durmamos un poco más...
Y estoy a punto de llorar, pero no lo hago y espero a que Jiumin se vuelva a dormir para darle un último suave beso de despedida.
[...]
NO ME MATEN ESTO SIGUEEEEEEEEEEE ASKJDLKAJSDKLJAS
Si les gustó el lemon den laik y suscribanse, ah, mentira, no me gustó este lemon pero juro que practicaré más para escribirles uno digno :(
Gracias por leer <3
PD: QUIERO UNA NOVIA O UN NOVIO, TODO SIRVE CUANDO ESCRIBES LIMÓN.
kdñlaskdñlakd broma *inserte luna perver*
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