Página 28.
Te he visto.
Cuando desperté en la mañana te he visto, Jiumin.
Sé que no te gusta que te vean desnuda.
Pero te sacabas la ropa tan lentamente frente al espejo de mi mueble.
Vi tu espalda desnuda, la marca de nacimiento en tu omóplato, tus pequeños y casi invisibles lunares.
Vi tus pechos, más grandes y redondos que los míos, tus pezones rosados, y la marca del sujetador.
Pensé que eras irreal.
Y luego vi tu rostro por el espejo.
¿En qué pensabas, Jiumin, para hacer esa expresión de tristeza y vacío al verte desnuda?
Eres como una linda muñeca de porcelana rota.
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