
Capítulo veintisiete
CAPÍTULO VEINTISIETE
KERSTIN
He tenido que lidear con todo un drama por teléfono, mis padres se han enterado de que estoy en Alemania y están bastante indignados porque no les avisé, quieren verme.
Les he dicho, estoy con mi novio. Grave error.
—¡¿Desde cuándo tienes novio Kerstin Alena Lee?!
Y ahora tengo a un Jungkook muy, muy tranquilo, alistándose para ir a conocer a mis padres y casi todos los demás. Es simplemente increíble que Jungkook no le tenga miedo a absolutamente nada y esté, por el contrario, muy emocionado por ver a mis padres.
—¿Por qué estás tan nerviosa? No creo que sean tan malas personas como para que tengas miedo.
—No lo son, son increíbles. Pero, me causa un poco de susto aun así, ellos son muy sofisticados, derrochan dinero y belleza, ya sabes, una familia como la de las novelas.
—Tú también tienes ese aire elegante, amor.
¿Lo tengo? No sabía. Así como tampoco sabía que el color de Jungkook es el negro, definitivamente, este hombre luciendo un traje negro es una belleza a la vista.
Envuelvo su torso con mis brazos y aparta la vista del teléfono para sonreírme y besar la coronilla de mi cabeza.
—Lo siento, quería que fueran días solo para nosotros.
—No te estreses por eso, Kerstin, yo me la he pasado muy bien estos cuatro días y no me molesta en absoluto hacer una pausa para ir con tu familia. Así que, deja el berrinche y andando.
—¡No es berrinche!
—Si es.
—Es que hace muchos años no presento a un hombre en casa, no quiero que estén sobre ti y me voy a enojar cuando todas mis primas se te lancen en modo coqueteo.
—Te ves sexy con tus celos bobos.
Toma mi mano y salimos, lo observo indignada.
—¡No son bobos!
••••
—¿Dónde conseguiste un sujeto así de guapo?— Davika me encontró, no tengo escapatoria— Míralo como conversa de lo más a gusto con el tío.
Es cierto, se enfrascó en una conversación con mi padre acerca de instrumentos, Jungkook es bueno con los mencionados y papá ama el piano, por lo que lo más seguro es que ese es la estrella de su conversación.
Fue bueno, la cena, muchos de mis familiares sólo hablan inglés, así que decidimos usar ese para conversar entre todos, lo he soltado para que tenga su momento con mi padre, pero lo quiero de regreso, así que me acerco, dejando a Davika hablando sola y sonrío a mi padre.
—¿Qué hablaban?
—Jungkook sabe mucho de instrumentos, Alena. Una maravilla— por supuesto, mueve la mano mientras habla— tal vez quieras retomar el piano en algún momento para enseñarle lo talentosa que eres.
—Ya toqué para él, papá, fue en nuestra primera cita.
—Y de hecho si es muy buena, lo hace muy bien.
—¿Verdad que lo es? Alena nació llena de talentos y me alegra que haya desarrollado cada uno en algún momento de su vida, también tiene una voz muy bonita.
Nada extraño, es un clásico que papá esté presumiendome a mi y mis talentos.
—Bueno, te voy a robar a Jungkook un momento, papá— le digo— voy a enseñarle mi habitación y el salón.
—Me parece bien, no tarden demasiado que en cualquier momento nos sirven el postre y el chef se esforzó mucho. También cobró mucho, así que más le vale que sea bueno— pone su mueca de preocupación— iré a supervisar, hablaremos más tarde, Jungkook.
Escucho a mi prima gritar que ya me lo estoy llevando y casi le devuelvo el grito diciendo que es lo lógico dado que es mío. Pero sonaría demasiado posesiva, lo cuál no está bien.
—¿Qué dijo ella?
—Qué quiere revolcarse contigo.
Se ríe.
—Definitivamente no dijo eso, mujer celosa. Guarda las garras.
—Déjame ser celosa, dijiste que me veía sexy— voltea los ojos, negando— y llegamos, es mi habitación desde hace mucho tiempo, así que no me juzgues.
—No juzgo, entendido.
Abro la puerta y sus ojos casi se salen de sus cuencas, le empujo para entrar y cierro detrás de nosotros con el seguro activado.
—Bienvenido al paraíso.
—El paraíso rosa, esto deja ciego a cualquiera, Kerstin— me río, golpeo su trasero y solo camina por el espacio, viéndolo todo— pero, es lindo, un poco aterrador, pero lindo.
Sus ojos revisan cada rincón, ya no hay sorpresa en su rostro hasta que una de sus cejas se arquea y camina hasta la mesa de noche junto a la cama.
Levanta unas esposas.
—¡Eso no es mío!
—Está aquí, es tuyo.
Mi mandíbula casi toca el suelo, eso realmente no es mío, no podría.
—Claro que no es- —me detengo— oh.
—¿Qué hiciste con estas, chica mala?— ríe.
—Si son mías, son parte de un disfraz de policía sexy que use para halloween de hace unos años, en una fiesta.
Me acerco al armario y busco en los estantes más altos con la ayuda de un banquillo, cuando encuentro el álbum, me bajo y voy a sentarme con él en la cama.
Empiezo a pasar páginas hasta que encuentro las fotos de dicha fiesta, Jungkook silba.
—Que maravilloso día estoy teniendo, no puede ser— saca la foto y la observa con muchísima atención, señala mi pecho— se te ven gigantescas.
—Trucos con el sostén, fue la primera vez en toda mi vida en la que me di cuenta de que poseía tetas. Ahora las escondo todo lo que puedo, pero en halloween si mostraba todo lo que tenía y lo que no tenía, lo forzaba— como mis tetas, esa noche las apreté bastante— he ahí el origen de las esposas.
Las tomo, colocando una en mi muñeca y la restante en la suya mientras él termina de tomarle foto a mi fotografía.
Me observa como si estuviera loca.
—Kerstin.
—¿Qué? Acabo de esposarnos, se ve gracioso.
Se muerde los labios y cierra los ojos un momento antes de soltarse a reír, pero es una risa nerviosa. Se calma.
—¿Tienes la llave?
Parpadeo.
—¿Llave?— entonces caigo en cuenta— ¡La llave! Oh por dios.
Se carcajea, yo estoy tan pálida como el papel y me cubro la boca en estado de shock por la estupidez que acabo de cometer.
—Dios mío, Jungkook.
—Tranquila, no entres en pánico. La llave tiene que estar guardada en algún sitio de esta habitación.
—¡No sé dónde!— levanto la mano esposada a la suya— Oh no. No podemos ir con mi familia así, será vergonzoso. Humillante. No puedo creer que soy tan tonta.
—Supongo que ir al baño tendrá que esperar. Demonios, Kerstin.
Me siento como una completa idiota, solo a mi se me ocurre hacer esto.
Jungkook se estira para abrir el cajón de la mesa y busca allí, no encuentra nada, revisa los dos restantes y tampoco. Pánico.
Nos levantamos y busco entre la ropa que tengo aquí, específicamente en el disfraz de policía y tampoco encuentro algo, siento que es mi fin.
—¿Qué hacemos?
—Eh, no lo sé, jamás me había pasado. La parte buena de esto es que ahora soy tu esclavo oficial.
—¡Jungkook!
—Amor, no sé qué decirte que haremos, fue inesperado. Sólo queda seguir buscando.
No tenemos tanto tiempo como para dedicarlo a la búsqueda de una llave. Estoy a punto de hacer un llamado de auxilio.
Estamos acercándonos al final :)
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