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Capítulo veinticinco

CAPÍTULO VEINTICINCO

—Lo sé. Lo lamento, estoy consciente de que solo disculparme no hace gran cosa, así que entiendo que todo será tal cual ocurra mientras lo intentamos y nuestra relación se fortalece más— suspira— prometo que me comprometeré y no pondré tantos peros cada vez que algo malo suceda.

Asiento, eso es lo único que quiero. Compromiso.

Estamos en el restaurante del lugar, todo es muy hermoso, ya me ofrecieron cerveza en tres ocasiones y solo me tomé la mitad de una, Kerstin la suya y lo que quedó de la mía. Eso no va bien con el desayuno.

—¿Estás bien?

—Si, todo en orden.

—Te noto incómoda desde hace rato.

—Solo me duelen las piernas— suspira— ¿Crees que esos dos tarden mucho cambiándose? Deberíamos ir al castillo antes de que cierre.

—Tardarán. Ellos le dan mucha producción a sus atuendos para salir bien en las fotos mientras hacen turísmo— ríe, acaricio su mejilla, acomodando su cabello detrás de las orejas— ¿Todo bien desde lo que pasó en la cama?— arruga la nariz— No tenemos que volver a hacerlo de esa manera si no te gusta.

Sonríe.

—¿Seguro?

—Claro ¿No has visto los libros sexuales? Hay cientos y cientos de posiciones, hasta recomiendan ponernos creativos.

—¿Y qué se te ocurre?

Me toma con la guardia baja, porque yo no soy tan creativo en ese aspecto.

—¿Podemos improvisar?— se carcajea— No tengo idea, lo que se de en el momento suena muy lindo para mí. Solo dime qué pasó para que fuese tan difícil ceder a tenerme sobre tí.

Toma mi mano por sobre la mesa, entrelaza nuestros dedos y se queda viendo el agarre, tomándose su tiempo para encontrar las palabras correctas y contarme la historia que no sé si es larga o solo complicada.

—Yo tuve un novio a los diecisiete— inicia— algo muy incorrecto porque mientras yo era una adolescente, una menor de edad, él ya era todo un adulto— asiento— tenía veintiséis cuando se fijó en mí y yo era una chica boba que cayó por sus palabras bonitas y los detalles que me regalaba.

Se detiene, ya empiezo a asustarme por lo que puede seguir. Aprieto su mano y la acerco a mi boca, beso sus nudillos.

—¿Quieres que lo hablemos en otro momento? Cuando te sientas más cómoda.

—No, debe ser ahora, sé que luego se me hará más difícil, aunque no debería, se supone que ya lo superé— voltea los ojos— sí, se nota que lo superé.

Baja la cabeza, Jimin y Dami aparecen y niego lentamente, ellos entienden que no es un buen momento y me hacen señas, van a adelantarse. Bien.

—Cuando quieras.

—Mm, al principio era emocionante, ya sabes, me sentía bonita solo porque un hombre mayor se había un interesado en mi, a las adolescentes nos emocionaba ese tipo de cosas, nunca tuve amistades buenas, ahora mismo solo poseo a Gleb porque me es difícil confiar— eso lo entiendo— yo era muy unida a mis padres, así que le decía que quería presentarlo en casa, que ellos lo entenderían y él se negaba poniendo excusas como que nos iban a separar y que él no quería me alejaran de él, tonterías así, hubo una vez de tantas, dónde cómo era usual, le mentí a mamá diciendo que iría con una amiga pero en realidad saldría con él— sacude la mano que tiene libre— y me invitó a su apartamento, repito, era tonta e inocente, no pensaba que fuese con intenciones íntimas, yo solo me sorprendí porque conocería su casa y eso era un paso importante, ni siquiera sabía que vivía solo.

—¿Él no te dijo que vivía solo?

—No, me dijo que compartía piso con su hermana porque era más sencillo por sus trabajos. Era mentira, cuando llegué, solo había una habitación y era suya, nada que perteneciera a una mujer.

Mentiroso, imbécil e intenso, no en una buena manera. Veamos qué más se suma a la lista.

—Continúa.

—Al grano, ese día me besó y me dijo que ya era momento de que tuviéramos sexo porque llevábamos mucho tiempo siendo novios y ya era hora.

—¿Así nada más?

—Ajá. Le dije qué no me sentía lista todavía y se enojó, se distanció un poco y eso me dolía, así que, la ingenua de mí, decidió comentarlo con mis amigas en busca de un consejo, no salió bien, solo me dijeron que era una tonta por no acceder y que si no le daba lo que me pedía, me iba a dejar, se aburriría de mí y se iría con otra— soltó, como una descarga de emociones— porque tener sexo no era tan difícil y que en algún momento ocurriría, así que era mejor que fuese ahora para asegurar a mi hombre.

—¿Entonces?

—Pues... la siguiente vez que nos vimos, le dije que quería ir a su apartamento— resopla— estaba asustada, no quería que me dejara, tenías que haberme visto, los días anteriores a ese estuve investigando, si dolía, lo que debía hacer para cuidarme... recuerdo que leí muchas veces que mi pareja sería gentil por ser mi primera vez— ríe, la ironía presente allí— pues no lo fue, fue brusco, doloroso, no me permitió moverme, poco le importó que estuviese llorando y por supuesto no se detuvo cuando le pedía que lo hiciera, cuando acabó me sentí aliviada y... y ¿Sabes que me dijo?— negué, no quiero interrumpirla de nuevo— me dijo que era muy quejosa y que no era para tanto, que la próxima vez no me dolería y se sentiría bien. Pero no fue así, todas las veces después de esa, dolieron, sangré y si me movía, me golpeaba, así que solo podía ver su maldito rostro todo el rato y esperar que terminase.

Está temblando, presiona el puente de su nariz, así que me quedo viendo a su cabello, no tengo expresión, pero si muchas emociones colapsando en mi interior buscando revolverse, mezclarse y ser envueltas por la principal; ira.

También tengo mucha impotencia. Demasiada.

—¿Cómo lograste deshacerte de esa persona?

Me mira.

—Terminé con él por teléfono, se molestó mucho, pero le dije que sí insistía en buscarme, lo denunciaría— cierra los ojos un segundo— eso logró asustarlo y lo dejé atrás cuando llegué aquí a Alemania para estar durante una temporada. Nadie más lo sabe, solo Gleb y ahora tú, no se lo confié a Annia porque hemos tenido tantos altercados que nuestra amistad pendía de un hilo, además, probablemente solo me llamaría estúpida por dejarme llenar la cabeza como niña ilusa y si te lo preguntas, me arrepiento de no haberlo denunciado, si hubiese tenido el valor para contárselo a mis padres, ellos me habrían apoyado, pero lo hecho, hecho está. No hay nada que hacer ahora.

—No te culpes, no tienes que hacerlo.

Me pongo de pie, por consiguiente ella igual, el lugar comienza a llenarse de gente y deja de ser cómodo permanecer aquí.

—¿Estás enojado?

Nuestra habitación no está tan alejada, así que el trayecto es corto, cuando entramos, cierro la puerta.

—Sí, estoy enojado porque tuviste que pasar por una experiencia tan horrible. Pero no estoy enojado contigo, no hay motivos para ello— rasco mi mentón— no soy un máster con las palabras, Taehyung es el experto en ello y tal vez esto que diré no sirva de mucho ahora pero, demonios, no eres boba o ingenua, eres asombrosa, siempre lo fuiste, lo eres y lo serás, también eres fuerte y me encantas, juro que contigo logró sentir todo y eso es porque sabes transmitirme hasta la más pequeña sensación y de nuevo, no sirve de mucho, pero que sepas que no voy a tratarte a mi antojo, me gusta más cuando te dejó ser tú misma en todos los ámbitos y escenarios posibles. También te adoro, me gustas, me encantas, eso ya lo dije pero lo repetiré, me encantas así como eres, independiente, espontánea, inteligente, coqueta, mandona, atrevida— está sonriendo mucho— la mujer más sexy del mundo, con estilo, muchos talentos... el punto es que me fascinas tanto que jamás te obligaría a nada, porque te respeto y quiero. Puedes detenerme ahora.

Niega, envuelve sus brazos en mi cuello y se cuelga de allí, sigue sonriendo y le abrazo la cintura.

—Eres magnífico, Jeon Jungkook. Lo juro, tengo mucha suerte de haberme cruzado contigo.

—¿Y ahora te das cuenta?

—Incluso que seas tan engreído me parece adorable, vaya— es un don— debemos alcanzar a los recién casados, así que basta de sentimentalismo.

El propósito de este viaje es conocernos más, saber cosas del otro que poca gente sabe y que creamos es necesario para nuestra relación. Tengo un poco de miedo, ahora que somos oficiales, pero se me pasará, es simplemente que llevo tanto tiempo soltero, que olvidé muchas cosas sobre tener novia, pero está bien, no es nada de otro mundo aunque se sienta así.

—Hey, pero hablo enserio. Eres maravillosa y me gustas mucho justamente por eso.

—También me gustas mucho y no te angusties por esto, me sentí cómoda y tranquila porque nuestra química sexual es natural y... dios, porque sé que podemos hablar de ello sin miedo o vergüenza, así que estoy bien.

Cómo debe ser.

—Muy bien, ahora vamos a continuar desarrollando nuestra química romántica con Romeo y Julieta— ríe, su cabeza se va hacia atrás— porque esos dos son unos cursis y teatrales que no te imaginas.

—Será divertido, sé que voy a reírme todas estas horas.

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