CAPÍTULO OCHO
KERSTIN

—¿Vas a salir?

Doy la vuelta sobre mis talones y veo a Mindy llegar, asiento, ella deja su bolso sobre el sillón y se dirige hasta la cocina. Muerdo mi labios y camino detrás suyo.

—¿Qué tal el trabajo?

—Aburrido, como siempre. Las oficinas son aburridas.

—Puedo prepararte chocolate caliente, dijiste que te gusta mucho— me observa.

Suspira y asiente, apartándose de la nevera y apoyándose en la encimera de la cocina, viéndome preparar todo.

—¿Tienes una cita?

—¿Se nota?

—Un poco, no sales tan tarde a reuniones de trabajo. A no ser que tengas alguna cena con tus superiores, como odio esas cenas, todo es tan incómodo.

—Lo entiendo, pero estás trabajando duro para convertirte en jefa algún día, así ya no tendrás que asistir a esas reuniones por obligación— enciendo la estufa, colocando a calentar.

No me responde más por un par de minutos, le pregunto si desea malvaviscos o galletas para acompañar y acepta, se cruza de brazos y observa las puntas de sus pies.

—Creo que aceptaré irme con papá.

Abro mi boca y mis cejas se crispan.

—¿Cambiaste de opinión?

—Si... hablé con mi novio, él me dijo que era mala idea no aceptar una oportunidad como esa, irme al exterior, conocer y trabajar allí— chasquea la lengua— parece que el karma si existe.

—¿Por qué dices eso?

—Porque se escuchaba y veía muy desesperado porque yo aceptara irme y se excusaba con que solo quería que tuviese la experiencia— oh...— tal vez conoció a otra mujer o sólo está cansado de mí... o ambas cosas.

No preguntarle acerca de eso, se vería sospechoso, supongo que habla de karma ya que ella tiene sospechas de infidelidad y bueno, ella fue infiel. El chocolate está listo, le sirvo y entrego la bolsa de malvaviscos para que escoja cuántos desea y me causa pena verla comer con tanto desánimo.

—Mi hermano... tu padre, él es un buen sujeto, responsable y dedicado, no irradia afecto y cariño, pero eso no significa que no sea amoroso y, bueno, Alemania es una buena opción para cambiar de ambiente, es hermoso, así que si decides irte, no te arrepentirás.

Aprovecho para decirle eso ya que parece estar en un buen humor, al menos uno donde tolera mi existencia. Medio sonríe y agradece.

—Gracias, lo tendré en cuenta para tomar una decisión definitiva.

—Espero que sí, ahora, espero que descanses y nos vemos mañana— sacudo la mano, despidiéndome— dejé sábanas limpias en tu habitación.

—Oh, bien, gracias y, Kerstin— la miro, expectante— te ves muy linda, suerte en tu cita.

Eso es nuevo.

—Gracias y... gracias otra vez, necesitaré suerte.

Dejo el apartamento y apuro el paso cuando Jungkook me avisa por mensaje que acaba de llegar, me aseguro de tener las llaves del lugar al que vamos en mi bolso y reviso mi atuendo, aún es extraño no usar tacones tan seguido.

Abandono el edificio y apenas diviso el auto, me empiezan a picar las manos y más viendo al dueño del vehículo apoyando su espalda en este, veo su sonrisa aparecer cuando nota mi presencia, me contagia y sonrío igual.

Voy a morir.

Me posiciono frente a él, nos miramos unos segundos hasta que soltamos un hola al mismo tiempo. Reímos.

—Baterista.

—¿Lista para irnos?

—Bastante lista.

—Bien ¿Quieres conducir?

Bufo y se ríe.

—Claro, si quieres decirle adiós a tu auto, puedo tomar el volante.

Abre la puerta para mí, subo y le veo rodear hasta imitarme y tomar el asiento del conductor, quiero fingir que no siento nada al volver a este auto, pero se me da fatal.

—Luego te enseño a conducir, no quiero perder este auto— arranca— está lleno de buenos recuerdos. Ahora dime a dónde vamos porque no tengo idea.

—¡Ah! Verdad.

••••

Parece a punto de llorar por la emoción mientras ve todo el sitio.

—Me encantan los teatros...

—Se nota en tu cara que así es— sonrío— era mi turno de enseñarte un lugar especial para mí, pues es este— señalo el piano en todo el centro del escenario— cuando aprendí a tocarlo, me presenté varias veces en este sitio, me sentía asombrosa, como la dueña del lugar y me subía el ego escuchar los aplausos del público— blanqueo los ojos, era toda una diva— fue mi lugar seguro durante mucho tiempo, aquí comencé a confiar un poco más en mi misma y a descubrir mis habilidades.

—Fue el inicio de Kerstin siendo una artista.

—Exacto— se me escapa una mueca— aunque no todo fue tan lindo como se escucha, después de todos esos momentos de gloria en el piano... no quiero arruinar la noche, así que es historia para otra ocasión.

—¿Tan malo fue?— niega con la cabeza, toma mi mano y me jala para seguirlo hasta el escenario— Vamos, toca algo para mí, me gustaría escucharte.

—¿Seguro? No sé si aún sea buena.

—El talento no se olvida ni se pierde, Kerstin Lee.

Nos sentamos, no creí que sería siquiera un poco difícil estar tan cerca de este instrumento, no lo odio, pero si decidí tomarme un tiempo lejos de el, simplemente para olvidar, pero ahora, este hombre que por el momento es un enigma que estoy conociendo poco a poco, me está pidiendo que toque algo para él y no me apetece negarme a ello.

Así que toco la primera que me llega a la cabeza, una que es simple, según mis recuerdos.

Siento su mirada en mi durante toda la canción y no me incómoda, me pone un poco tímida, pero me agrada que esté prestando especial atención a mi persona, pero entonces su mentón se posa en mi hombro y su respiración choca con mi mejilla. Cometo un error y me detengo, escuchándolo reírse a manera de burla porque me ha puesto nerviosa.

—Me caes mal, se cancela la cita, vámonos.

—No puedes cancelar la cita a mitad de esta, está prohibido.

—¿Quién lo prohíbe?

—Yo lo hago— me pongo de pie, pero el señorito es más rápido y me acorrala contra el piano— cuéntame la historia, me gustaría saber la parte trágica que según tú, arruinará la noche.

—Mm...

Mis manos van tímidas a sus hombros, mientras que las suyas toman con confianza mi cintura, él parece poseer seguridad para todo lo que hace y dice, imagino que debe sentir nervios en algunos momentos, pero sabe disimularlos muy bien.

—Si es difícil, no tienes que decirlo, podemos hablar de otra cosa.

—Hablemos de otra cosa, te lo contaré, pero no esta noche, la estoy pasando muy bien como para... deprimirnos a ambos con la parte triste de mi vida.

Inclina la cabeza hacia un lado y pestañea mientras asiente, Jungkook es muy guapo, pero solo ese término le queda corto, también es lindo, tiene un rostro que nunca me cansaría de observar, puedo apreciar que me perdí de mucho cuando nos conocimos en medio de penumbras, pues la noche es hermosa y él también lo es en ella, pero, tiene un visual que merece ser apreciado bajo reflectores, la luz intensa del sol y el solo día.

Y cómo besa. Sus labios se encargan de transmitir todos sus deseos, no solo carnales, también los del instante, como ahora que me está besando y siento que con ello me dice que disfruta el momento. Río en pensamientos porque se suponía que mantendríamos las manos para nosotros mismos y no tocando al otro, pero está bien.

Nuestra conexión física es más intensa que nunca.

Sus labios dejan los míos para esparcir pequeños besos en mis mejillas, en mi mentón y uno último en la punta de mi nariz, eso me llena de amor y sonrío contenta antes de volver a aceptar su boca en la mía y desfallecer por sus manos apretando la piel descubierta de mi cintura, parece que siempre, todo lo que él haga, me llevará al carrusel de los recuerdos, específicamente a la noche en su auto, dónde me hizo sentir tan bien. Nos hicimos sentir bien.

Nunca la había pasado tan increíblemente cómoda en un encuentro sexual como el nuestro, fue como experimentarlo por primera vez, no estoy segura de porqué, tal vez porque conectamos primero hablando y luego todo fue más fácil, quizás porque no me sentí presionada a complacerlo y solo nos dejamos llevar para disfrutarlo.

Pueden ser muchas las razones, no estoy segura de cuáles exactamente, pero quiero seguir experimentándolas todas.

Así que, por supuesto que voy a arriesgarme con Jungkook.

El prólogo de Beast está disponible, la historia de nuestro Rockstar número tres ❤️