🎭Capítulo 96 - Dominio🎭
Kai Metzler.
Estar en casa con Elizabeth otra vez es simplemente perfecto, después de recoger algunas cosas en su departamento una vez más está aquí, las cosas entre ambos están más tranquilas, siempre y cuando no recuerde lo que paso en el club con Ajax y Volker. Aun me cuesta procesar que mis mejores amigos estuvieron con ella, aunque ciertamente ninguno lo sabía de alguna forma extraña, enfermiza y retorcida me afecta.
Simplemente tengo que aceptarlo y continuar justo como ellos hicieron, justo como ella hizo. En este punto no puedo dejar de pensar en que la periodista es una caja llena de demasiadas sorpresas, porque la verdad es que nunca imagine que estaría tan tranquila después de saber que estuvo con Ajax y Volker, además de algún modo el haberlo sabido los ha unido más.
Saber que ambos la ayudaron para que todo lo nuestro se solucionara no es más que la muestra de cuanto les importa esto. En este instante aunque me cueste aun asimilarlo, agradezco que haya sido con ellos y no con cualquier extraño.
— ¿En que piensas? — pregunta acercándose a mí, con una media sonrisa.
Estamos en la cocina junto a mi nana, llegamos hace cerca de media hora y la conseguimos preparando la cena, por alguna razón Elizabeth se ha instalado aquí y creo que simplemente es porque ha echado de menos a Isabella.
— En lo que paso...— murmuro rodeando su cintura y acomodándola entre mis piernas.
Ella respira profundo y me observa seria, luego de unos segundos besa mis labios con suavidad y me abraza con fuerza.
— No te martirices amor...— murmura conociendo ya mi posición ante el tema.
Cuando hablamos todo ayer en su departamento le hice saber cómo me sentía respecto a haberla compartido. Entendió y comprendió mi sentir, de hecho se puso en mis zapatos y dijo que estaba segura que quizás se sentiría igual.
— No es martirizarme, ya hoy lo veo un poco diferente...— ella busca mis ojos y sonríe con curiosidad.
— ¿Ah sí? — suspiro.
— Agradezco que hayan sido ellos y no otros...— su cuerpo se tensa ligeramente y suspira.
— Creo que deberíamos darnos una ducha...— comenta cambiando el tema repentinamente.
Busco sus ojos y veo ese brillo curioso que tanto caracteriza a la periodista, sé muy bien que el tema del club para ella no es más que una curiosidad, aunque ahora que sé que estuvo allí y compartimos tantas cosas, el velo que cubría mis particulares gustos ha desaparecido dejando ante mí una amplia cantidad de situaciones que aunque me gustaría experimentar con ella, me limita el nivel de curiosidad que ella siente respecto al tema.
— ¿Qué pasa? — pregunto apartando un mechón de cabello que cae sobre su rostro.
Ella suspira una vez más y mira hacia un costado donde se encuentra Isabella de espaldas a nosotros tarareando una canción. Vuelve a poner sus hermosos ojos en mí y sonríe.
— Vamos arriba y continuamos hablando de esto ¿te parece? — de pronto comprendo que no está del todo cómoda con esta conversación delante de mi nana.
Sonrió y asiento porque aunque le tengo muchísima confianza a Isabella ciertamente el club es una de las cosas que ella no sabe de mí. Me pongo en pie del banco en el que estoy sentando llamando la atención de mi nana.
— Deberían ir a darse una ducha, la cena estará lista en una hora más o menos...— sus ojos se posan en los de Elizabeth y suspira — no tenía idea que regresarías hoy por lo que no me dio tiempo de regresar todo a su lugar...— explica haciendo que la periodista frunza el ceño, pero Isabella como de costumbre solo me ve y sonríe con cierta malicia — las cajas están en tu habitación.
¡Joder!
Elizabeth me ve con curiosidad y suspiro, porque sé muy bien que esto posiblemente traiga una discusión entre ambos o simplemente la haga sentir aun peor por las decisiones que tome estos días. Sin agregar nada más se gira y continúa con su labor. Elizabeth se gira para verme con una media sonrisa en los labios y suspiro.
— Vamos...— susurro entrelazando sus manos con las mías.
— ¿Qué cajas? — pregunta con curiosidad, haciendo que Isabella ría suavemente haciéndome muy consciente que está disfrutando de esta pequeña lección que se dispuso a darme.
— Tus cosas...— murmuro con cierta vergüenza, ella se detiene a mi lado y me ve por un instante con la misma media sonrisa.
— ¿Mis cosas? — indaga mientras esa sonrisa va perdiendo fuerza.
No respondo nada, simplemente tiro de ella y la guio hasta mi habitación, en cuanto entramos ella mira a su alrededor y da con las putas cajas que contienen las cosas que Isabella recogió de ella. Sus ojos se cierran un instante y libera mis manos caminando hasta las cajas, sobre ella esta uno de sus abrigos. Lo toca un instante y luego se gira lentamente mirando a su alrededor.
Sus ojos se fijan en el panel de cristal astillado y camina hacia el olvidándose de las cajas, cuando esta frente a este eleve su mano y rosa el daño del material, mi cuerpo se tensa porque se lo que viene.
— ¿Pero qué mierda? Kai por amor a cristo no puedes actuar así...— me espeta mirándome mal, sus ojos se desvían al panel de vidrio de la habitación una vez más y suspiro.
— Estaba frustrado y cabreado, no me contuve...— la periodista bufa y niega con la cabeza.
Se acerca a mí con los brazos cruzados y suspira, luego desvía sus ojos a las cajas que están en el suelo de la habitación con sus cosas —cosas que le pedí a mi nana que recogiera y le enviara, pero sabiamente Isabella me ignoro y solo las quito de la vista— niega con la cabeza y cierra sus ojos.
— No entiendo ¿sabes?...— murmura en apenas un hilo de voz y me siento como la mierda — pero está bien, ya paso...— pasa junto a mí y toma una de las cajas y camina hacia el vestier pero se detiene a mitad de camino — ¿Estás seguro de esto? — pregunta repentinamente y mis ojos se abren como platos ante el cuestionamiento.
— Absolutamente, fue una estupidez lo que hice y lo siento...— camino hasta a ella y la miro con intensidad — nena, lo único que quiero y más deseo en la vida es tenerte a ti en ella...— de pronto se siente como si mis palabras no tuvieran sentido después de lo que hice.
Acuno sus mejillas porque de pronto siento miedo de perderla una vez más por mis acciones, luego de unos segundos sonríe con cierta tristeza y suspira, gira su rostro hacia una de mis manos y deja un cálido beso sobre la palma de esta.
— Te amo Kai...— luego sin dejarme responder se gira y entra al vestier dejándome solo con un mal sabor de boca.
No me muevo del lugar porque no sé muy bien que hacer o que decir en este momento, así que después de algunos minutos, sale del vestier haciéndose una coleta en el cabello, sus ojos se posan en mi un solo instante y camina hacia la otra caja, pero antes que pueda tomarla camino hacia ella y la levanto.
— Déjame ayudarte...— sus ojos me ven con intensidad y sonrió tratando de restarle tensión al momento.
Ella libera la caja y se hace a un lado para dejarme llevarla, camino hasta el vestier donde ya ha arreglado algunas de sus cosas, dejo la caja sobre el mueble y me giro para verla, sus ojos siguen mirándome con intensidad.
— Yo también te amo nena...— murmuro camino hacia ella.
Sus hermosos y apetecibles labios dibujan una sonrisa y suspira cuando acuno sus mejillas, uniendo nuestras frentes.
— Sé que ya lo dije, pero en serio lo siento...
— Yo también amor, en serio pero veamos el lado positivo de esto...— comenta con un tono suave — superamos la prueba y aquí estamos...— sonrió y asiento, porque tiene razón.
— Cierto...— beso sus labios con necesidad sin poder contenerme.
La he echado demasiado de menos, extrañaba sus manos, sus caricias, sus labios, sus risas, sus besos, la endemoniada forma que tiene de llevarme la contraria y enloquecerme. Cuando abandono sus labios en busca de aire y ella sonríe ampliamente y suspira.
— Ya paso así que no le demos más vueltas al asunto, ambos cometimos errores y creo que hemos aprendido de ellos, así que pasemos página...— sonrió porque de verdad por más loco que me vuelva a veces algunas de sus actitudes, justo ahora esa terquedad que la caracteriza ha sido lo que termino por unirnos otra vez.
— Esta bien...— susurro sobre sus labios — deja esas cosas allí y vamos a ducharnos...— murmuro sacándome los zapatos, mientras la impulso a caminar hacia atrás.
Ella ríe divertida y vuelvo a pegarme a su boca.
— Te extrañe demasiado...— repito lo que me había estado negando a mí mismo durante este tiempo.
— No tienes idea de cuánto te extrañe yo a ti...— murmura con los ojos cerrados sin dejar de sonreír mientras continuamos andando.
Dejo un beso rápido sobre sus labios que continúan sonriendo y la giro para abrazarla mientras continuamos andando hacia el cuarto de baño, sus manos se posan sobre las mías y automáticamente escondo mi rostro en su cuello, respiro profundo llenándome de su aroma y es oficial, no hay nada más perfecto que ella.
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Camino hacia el área de la piscina interna de la mansión en busca de la periodista, a la cual consigo sentada en el bordo con el teléfono en la mano, tiene dibujada una sonrisa divertida en los labios.
— Hola...— la saludo inclinándome sobre ella y dejando un beso en su hombro — Isabella me dijo que estabas aquí...— ella mueve sus piernas dentro del agua y me sonríe.
— Saliste tan temprano que cuando desperté me aburrí de esperarte y decidí entrar a la piscina un rato...— mientras habla mis ojos se desvían a su cuerpo.
¡Maldita sea no puedo estar con ella sin desearla de esta puta y desmedida manera!
— Si necesitaba resolver algo...— murmuro mirando la curva de sus pechos.
— ¿Todo bien? — pregunta colocando su dedo índice sobre mi mejilla obligándome a verla a los ojos.
La diversión y el deseo tiñen sus facciones y juro que no me le voy encima porque no llegue solo y por más ganas que tenga de follarla en este momento no poder hacerlo.
— Si, deberías vestirte... alguien quiere verte...— le informo dejando un casto beso sobre sus labios.
Extiendo mi mano para ayudarla a ponerse en pie, saca sus preciosos pies del agua y se incorpora con mi ayuda, se gira y camina hasta una de las tumbonas que está cerca de la piscina y toma una toalla seca sus piernas dándome una espectacular vista del culazo que se gasta y luego simplemente toma un vestido de tela transparente y se lo pone.
Cuando se gira debo acomodar la puta erección que se pelea por abandonar mi pantalón, sus ojos recorren mi cuerpo y muerde su labio inferior cuando alcanza justo el área de mi entrepierna.
— Nena...— le advierto, porque no es momento para que me tiente.
Ella sonríe con picardía y camina hacia con coquetería, contoneando sus caderas, al alcanzarme se pone en punta de pie y besa mis labios sin dejar de verme a los ojos.
— Se ve jodidamente sexy hoy señor Metzler...— murmura con voz sensual — ¿le he dicho que verlo vestido como cualquier mortal lo hace lucir increíble?...— sus palabras me hacen reír suavemente.
Sin poder contenerme la abrazo y coloco mis manos sobre su culo, pegándola a mí, en cuanto siente mi polla sobre su abdomen jadea sobre mis labios y debo hacer un esfuerzo sobre humano para no follarla en este instante. Aunque el momento se ve interrumpido por la voz de mí hermana.
— Disculpen que los interrumpa...— suspiro sonoramente y beso la frente de la periodista antes de liberarla y caminar detrás de ella para abrazarla y disimular así la puta erección que tengo de los curiosos ojos de Aina.
— Hermanita...— suelto con cierto fastidio, haciendo que Elizabeth ría.
— Hola Elizabeth ¿Cómo estás? — me ignora dedicándole una sonrisa amable a la periodista que se la devuelve.
— Bien Aina ¿y tú?
— Todo bien, eh...— hace una pausa y suspira dando un par de pasos en nuestra dirección.
Sus ojos me observan y sonrió divertido, porque Ainara tiene muchísimas cosas de mi padre, una de ellas es el orgullo Metzler que quizás a veces nos joda de más, pero justo ahora lo está haciendo a un lado y me gusta que lo haga.
— ¿Podríamos hablar un momento? — pregunta finalmente haciéndome reír.
— Claro, dime...— la anima Elizabeth y yo no puedo dejar de sonreír.
— A solas...— suelta mi hermana mirándome mal y rio.
— Venga Aina no seas pesada... habla ya...— comento divertido, haciendo que la periodista me vea con curiosidad.
— Kai no seas infantil...— suelta cruzándose de brazos y rio una vez más.
— Amor...— comenta la periodista y rio — anda deja que hablemos.
Me escondo una vez más en el cuello de la periodista y dejo un beso suave antes de murmurar.
— Déjame molestarla un poco más...— su piel se eriza y ríe divertida.
— Kai sigo aquí...— y vuelvo a reír buscando la mirada de mi hermana.
— Lo sé, estoy esperando que hables...— ella pone los ojos en blanco y suspira.
— Eres un pesado...— rio para luego liberar la cintura de Elizabeth y dejar un beso rápido sobre sus labios.
Echo andar hacia mi hermana y antes de irme y dejarlas solas como pidieron, me acerco a ella rodeo sus hombros con uno de mis brazos y beso su cien, mientras ella me ve divertida.
— Tonto...— me empuja un poco y rio.
Las dejo solas en el área de la piscina mientras regreso a la cocina donde mi madre e Isabella conversan animadamente, mama al verme sonríe ampliamente y me tiende una de sus manos. Camino hasta ella y la abrazo con fuerza. Hacía tiempo que no la tenía en la mansión, suelo ser yo quien va a casa de mama.
— ¿Lizzy y tu hermana? — pregunta con curiosidad.
— Hablando en la piscina...— comento estirando uno de mis brazos para tomar una galleta de chispas de chocolate.
— Ainara estaba algo nerviosa...— comenta mama y sonrió.
Mama no tiene idea del calvario que vivimos estos días, no he querido contarle nada y Aina tampoco lo hizo por petición mía, no quiero hacer más escándalo del que ya se ha hecho.
— Cosas de Ainara...— le restó importancia mientras Isabella me ve con una media sonrisa en los labios.
— A ver hijo y ¿cuándo hacemos oficial su relación? — pregunta mama con curiosidad y rio.
— Ya es oficial mama...— ella pone los ojos en blanco y niega.
— Ok, pero me refiero a que si todo aquello de los hijos y eso es cierto...— hace una pausa escrutándome con la mirada — ¿le pedirás que se case contigo? — la pregunta me toma por sorpresa, no porque no lo haya pensado, sino porque mi mama lo esté pensando.
— En algún momento pienso hacerlo, si...— respondo con tranquilidad haciendo que su sonrisa se ensanche y suspire emocionada.
— Ay Isabella, ¿te imaginas a Kai de papa? — comenta con emoción haciendo que ría a carcajada.
Mi nana ríe junto conmigo y suspira viéndome con diversión.
— Seguro será un padre increíble...— comenta y mama ríe.
— Ya quiero ser abuela...— comenta divertida y vuelvo a reír.
— Con calma mama...— la tranquilizo y ella ríe una vez más divertida.
— Lo sé, lo se...— hace una pausa y suspira emocionada una vez más — es que me hace tanta ilusión tener nietos...— sonrió y beso su mejilla.
Pero antes de poder agregar algo, Aina entra en la cocina con una amplia sonrisa, Elizabeth la sigue detrás con la mirada fija en su teléfono.
— ¿Todo bien? — le pregunto a mi hermana en cuanto se acerca a la encimera y toma una galleta.
— Perfectamente...— responde con una sonrisa.
La periodista posa sus ojos en mi madre y se sorprende al verla.
— Señora Bergoña, ¿como esta? No sabía que estaba aquí...— comenta mirándome de reojos.
— Hola querida y nada de señora, Bergoña a secas...— comenta mi madre dejando un par de besos en sus mejillas — hoy quise pasarme por aquí y verlos, les tengo una invitación...— comenta mirándome divertida.
La periodista me ve con curiosidad y luego a mi madre.
— Cada año la ONU hace una celebración para recolectar donaciones para los distintos proyectos y como cada año Kai está allí, pero se me ocurrió que quizás este año podríamos centrarnos en lo que están haciendo en África...— propone haciéndome sonreír.
De inmediato la periodista me ve con una enorme sonrisa y sin dudarlo asiente entusiasmada. El tema de los niños en África la afecto muchísimo, la forma en que Mosi murió dejo una huella en su vida y ahora cada que puede me comenta algunas ideas que tiene para ayudarles aún más.
— Por supuesto, me encantaría...— comenta entusiasmada haciendo que mama ría divertida.
— Perfecto, ¿Qué dices hijo?
— Cuenta con ello...— le aseguro dando mi total apoyo a su idea.
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— ¿Vas a contarnos o no? — pregunta por décima vez Ajax, mientras Volker ríe negando con la cabeza.
— Déjalo ya colega, no va a decirnos nada...— comenta este divertido hojeando el folder en sus manos.
— Pues nos lo debe, de no ser por nosotros aun estaría haciendo de idiota...— suelta echándose para atrás haciendo que finalmente me digne a verlo.
— No te debo una mierda...— comento recordando su maravillosa idea de drogarme para poder hablar con Elizabeth.
— Admítelo fue una idea brillante...— insiste — Lizzy me sorprendió eh, pero ¿cómo no? siempre ha tenido idea geniales y me gusto el toque de hacerlo en el club...— continua logrando tensarme — ahora podemos jugar los cuatro...— comenta en tono burlón.
Cada puto musculo de mi cuerpo se tensa y lo asesino con la mirada, mientras Volker ríe a carcajadas, esto ha sido así durante toda la puta mañana, cada que puede suelta alguno de sus comentarios puyándome con el tema del club.
— Ya cállate Fellner...— le espeto haciéndolo reír.
— Joder pero que puto mal humor — se inclina hacia el frente y entrelaza sus manos sobre el vidrio de mi escritorio — seamos honestos, la pasamos de puta madre con ella...— cierro los ojos y respiro profundo.
Conteniendo las jodidas ganas que tengo de partirle la cara, pero es algo que no puedo, ni debo hacer.
— Ajax...— comenta Volker aun en tono despreocupado.
— Joder tú te la follaste dos veces, puto con suerte...— agrega haciendo que explote.
Dejo un golpe sobre el vidrio y lo asesino con la mirada.
— ¿Puedes cerrar la maldita boca? — murmuro entre dientes, conteniendo los celos, la sonrisa triunfante que se dibuja en sus labios me hace querer matarlo.
Recuerdo que lo pasamos excelente todas y cada una de las veces que jugamos, pero el saberlo no evita que los celos carcoman mi interior.
— Estas consciente que mientras más hablemos del tema, más fácil será para ti ¿no? — comenta echándose hacia atrás logrando que recule y respire profundo.
Porque por extraño que parezca tiene razón.
— Solo déjalo ya ¿sí?
— Venga cuenta ya...— suelta una vez más y bufo exasperado.
Antes de poder mandarlo a la mierda un par de golpes en la puerta nos interrumpen. Suspiro y peino mi cabello con las manos, tratando de serenarme para poder reunirnos con las personas que acaban de llegar.
— Adelante...— Kenya entra acompañada de Nadine y su padre.
Ambos están aquí para intentar convencerme de hacer negocios con ellos, acepte verlos porque su padre es un importante empresario en Estados Unidos y es un punto a favor tener buenas relaciones con otros empresarios.
— Buenos días...— nos saludan ambos al mismo tiempo.
— Nadine, hermosa como siempre...— agrega Ajax poniéndose en pie y saludándola de primero.
Luego sigue Volker y finalmente los alcanzo yo, estrecho la mano de su padre y luego dejo un par de besos en la mejilla de la mujer. Sus manos se apoyan en mi pecho cuando me saluda y me tenso ligeramente. Los invito a sentarse y mientras nos acomodamos no puedo dejar de notar la forma en que Nadine me observa y sonríe cada que nuestras miradas se encuentran.
A veces resulta incómodo que las mujeres actúen de esta manera, entiendo que esté interesada en mí, pero joder podría ser más discreta y además tener un poco de amor propio. Estoy seguro que Elizabeth le dejo demasiado claro que estábamos juntos, además también lo hice yo. Mientras discutimos los distintos puntos que el padre de Nadine tiene pautados para la reunión, mi teléfono vibra y en mi bolsillo.
Lo ignoro y continuo prestando atención a la explicación sobre lo beneficioso que sería para Lux Enterprise negociar con una empresa como la suya que tiene monopolizado prácticamente todo el área de la tecnología en América. Una vez más mi teléfono vibra y suspiro, saco el aparato y me disculpo al ver que son mensajes de la periodista y uno de mi padre.
El tener ambos mensajes y que hayan llegado con pocos segundos de diferencia me tensa, así que decido abrir primero el de Elizabeth.
Nena: Que linda compañía tienes... si necesitas que tu asistente entre a tomar nota de los puntos de la reunión, avísame! 😜
Inevitablemente sonrió y niego con la cabeza ante el mensaje le respondo con rapidez.
Kai: Necesito a mi "asistente" pero no precisamente para que tome notas... 😏
Envió el sms y me dispongo a leer el de mi padre, en cuanto lo abro cada puto musculo de mi cuerpo se tensa. No dice solo es una imagen, de un sobre amarillo, no necesita decir nada, sé muy bien lo que contiene el puto sobre, cierro los ojos y respiro profundo. Tratando de evitar que la ira se adueñe de mí, odio este tipo de jugadas del Zorro.
Cierro el chat y me giro para tratar de seguir la conversación con el padre de Nadine, pero evidentemente mi cabeza ya ha perdido el interés sobre el tema, la preocupación comienza anidar en mi pecho y después de casi una hora la ansiedad que siento por el puto mensaje es mucho mayor de la que me gustaría admitir y sentir.
Finalmente terminamos con la reunión, llegando a un pequeño acuerdo, que iré personalmente a Estados Unidos a evaluar la propuesta y el mercado americano, ciertamente tengo puntos del otro lado del océano, pero para que negarlo, mi imperio está aquí en Europa. Cuando salimos de la oficina para acompañarlos hasta el ascensor, la periodista está de pie conversando animadamente con Kenya.
Al vernos su sonrisa se ensancha pero esta se borra inmediatamente en cuanto Nadine apoya una de sus manos en mi antebrazo y se inclina sobre mí para murmurar en mi oído.
— Tengo reservaciones esta noche en el Richemond...— mis ojos permanecen sobre la periodista, mientras Nadine continua — estoy segura que podríamos divertirnos bastante...— con delicadeza y disimulo, tomo su mano y la retiro de mi brazo bajo la atenta mirada de Elizabeth.
— Gracias por la invitación Nadine, pero paso...— finalmente desvió los ojos de la periodista y me fijo en los de la mujer que esta junto a mi ligeramente sorprendida — tengo planes con mi novia esta noche...— ante la negativa su cuerpo se tensa y su mirada echa chispas.
— Kai un gusto...— nos interrumpe su padre acercándose a mí para estrechar mi mano — espero verte pronto en Estados Unidos — asiento con una media sonrisa.
— Por supuesto, estaremos en contacto — le aseguro al hombre mientras este se gira y le tiende su brazo a su hija.
La cual lo toma y ambos entran al ascensor, cuando me giro para ver a la periodista ya no está junto a Kenya. Ajax y Volker se han girado y han echado andar hacia una de sus oficinas, yo simplemente me encamino a la mía sacando mi teléfono para enviarle un sms a Elizabeth.
Kai: ¿podría venir a mi oficina señorita White?
Envió el mensaje mientras me acomodo en el sillón detrás de mi escritorio, un par de minutos después responde.
Nena: un momento señor Metzler, termino algo y voy para allá.
Sonrió mordiendo mi labio y tecleo una respuesta.
Kai: No, ¡la quiero aquí ahora!
El doble check se enciende en cuanto llega el mensaje y rio divertido, porque me la imagino frunciendo el ceño y respirando profundo. Elizabeth detesta que le ordene cosas de esta manera. Deja de estar en línea y sonrío consciente en cuestión de un minuto o dos estará aquí. Dejo el teléfono sobre la superficie del escritorio y aflojo mi corbata mientras me pongo cómodo a la espera de la periodista.
Un par de golpes suaves me avisan de su llegada, suspiro y aparento total tranquilidad, aunque sé muy bien que estará cabreada.
— Adelante...— la puerta se abre y ella entra con ese cuerpo que me fascina.
Da un par de pasos sin apartar sus ojos de los míos, su expresión es seria y lleva una de sus cejas elevadas, se inclina ligeramente hacia atrás y cierra la puerta, se escucha el pestillo y frunzo ligeramente el ceño.
— ¿Qué necesita el señor Metzler? que no puede aguardar unos minutos...— comenta dejando caer sus brazos a los costados de su cuerpo.
El cual aprovecho de devorar con descaro, tomándome mi tiempo para admirarla y responder. Hoy la periodista lleva un bonito vestido de color negro con puntos blancos, ceñido a su cuerpo y amoldándose a el a la perfección, dejando a la vista sus largas, sexys y perfectas piernas. Mientras recorro su cuerpo con de pies a cabeza me detengo en los dos botones que sujetan el vestido, ya que sus manos están sobre ellos, deshaciéndoos.
Inevitablemente trago duro y busco su mirada, mientras contemplo maravillado y sorprendido como se desprende del vestido mientras camina hacia mí. Este cae al suelo alcanzando los tacones negros que lleva, eleva un pie y luego otro saliendo de la tela. Recorro el camino de regreso por su cuerpo sintiendo la presión que ejerce mi polla dentro del pantalón al endurecerse.
Mientras camina en mi dirección lleva las manos a su espalda y se deshace del sujetador liberando esos perfecto y maravillosos pechos, que me hacen relamerme los labios. Rodea el escritorio y sin perder contacto visual conmigo, cuando está a solo un paso de distancia se inclina hacia el frente y gira la silla para poder mirarnos frente a frente.
— ¿Y bien señor Metzler? — Pregunta en un murmullo ronco — ¿Qué necesita? — sus ojos se desvían a mis labios y de vuelta a mis ojos.
— A ti, gimiendo con descontrol mientras me hundo en tu coño...— respondo con simpleza sin dejar de verla.
Su labio inferior es atrapado por sus dientes conteniendo una sonrisa. Mis manos pican por tocarla, pero ella ha iniciado este juego, uno que no le dejare ganar tan fácilmente. Se incorpora alejando su cuerpo de mí, permitiéndome que pueda verla a gusto. Da un paso en mi dirección metiéndose entre mis piernas, se pone de espalda al escritorio, apoya sus manos sobre el vidrio y se impulsa hacia arriba para sentarse sobre este.
Su cabello con ondas cae sobre sus pechos dándole un aire exótico y hermoso, humedezco mis labios y apoyo mi mentón en una de mis manos esperando su siguiente movimiento. Que no tarda en llegar, sus piernas se separan abriéndose con descaro para mí. Una de sus manos se apoya sobre el medio de su pecho y comienza a deslizarla con lentitud, sus ojos y los míos se encuentran una vez más y debo respirar profundo para controlarme.
Sorprendiéndome como solo ella sabe hacerlo, desliza su mano hasta su entrepierna y comienza a frotarse sobre la tela de la braga, trago duro y acomodo mi polla que grita y exige ser liberada para cumplir con uno de sus mayores placeres. Sonrió de lado cuando sus labios se entreabren y suelta u ligero gemido que me eriza la piel.
Pronto su mano libre atrapa su pezón derecho y lo retuerce con fuerza haciéndola jadear, sus ojos se cierran y disfruto de lo hermosa y jodidamente excitante que se ve en este puto instante. De alguna manera logro continuar con esto, permitiéndole que su cuerpo se estremezca cuando sus dedos se pierden en el interior de la tela.
Solo imaginar lo húmeda que debe estar es razón suficiente para que me remueva ansioso en la silla, ella sonríe ante mi ansiedad y termina de joder mi autocontrol cuando eleva una de sus piernas y apoya el tacón sobre el escritorio, se apoya en su mano derecha para sostener sus cuerpo y continua tocándose, dándome uno de los mejores shows eróticos que me he podido presenciar en la vida.
Me pongo en pie ya sin ganas ni ánimos de continuar con esto, comienzo a deshacer los botones de mi camisa, bajo su mirada que me calcina y me enciende la piel. No me quito la camisa, solo la dejo abierta, mientras desabrocho el pantalón y bajo el cremallera, sus labios dibujan una sonrisa pícara cuando sus dedos se deslizan un poco más hacia abajo, sus ojos se cierran un instante y adivino que ha metido uno de ellos en su coño.
— Ese es mi trabajo nena... no el tuyo...— murmuro liberando mi polla y acercándome a ella.
— ¿Qué? — Suelta sin dejar de mirarme — ¿dejar que Nadine te coquetee frente a mí? — mis ojos se achican y ella sonríe sacando su mano de su entrepierna.
Con un descaro y una mirada lasciva lleva sus dedos a su boca y los chupa, logrando que cada maldita neurona en mi cerebro explote. Sin poder controlarme un poco más, la tomo de la nuca y tiro de ella para besarla como un poseso, nuestros labios chocan y se mueven con auténtica desesperación y ansiedad, su lengua invade mi boca y yo creo que estoy más cerca del cielo cuando una de sus manos se cierra sobre mi polla.
Gruño a mitad del beso sintiendo como esta sube y baja a los largo de mi extensión presionando con la fuerza justa para enloquecerme. Elizabeth ha aprendido demasiado rápido, al principio sus toques eran un poco inseguros pero ahora, la mujer que tengo entre mis brazos, actúa como una jodida experta y diosa del sexo cosa que me pone como un puto tren.
— ¿Celosa? — la puyo cuando abandonamos finalmente nuestros labios.
Su sonrisa se ensancha, mientras humedece sus labios y toma el borde de mi camisa tirando de ella para pegarme más a su cuerpo.
— No hay que celar a las zorras arrastradas que no se tienen ni un poco de amor propio...— murmura con arrogancia haciéndome reír — Nadine no es competencia para mi...— agrega resuelta con esa actitud altanera y jodidamente segura que la caracteriza.
— Entonces este numerito que estás haciendo ¿es por? — pregunto con voz ronca mientras su mano continua masturbándome.
— Este numerito señor Metzler se resume a las ganas que tengo de follar a mi novio...— comenta con seguridad haciendo que sonría — y porque simplemente puedo...— agrega dejando claro el puto dominio que tiene sobre mí.
No necesito nada más, con esas palabras me bastan para tomarla de la cintura acercarla al borde del escritorio y hacer un lado la tela de su braga, descubriendo su coño que brilla con los fluidos de su excitación. Elizabeth se inclina hacia atrás abriendo más las piernas para que me acomodo con comodidad entre ellas y sin dejar de verme sonríe.
— Follame amor...— pide con descaro pellizcando sus pezones.
— Encantado nena...— respondo a su pedido tomando mi polla y acomodándome en su apertura.
Sin preámbulos ni juegos previos me hundo en ella, necesitado de sentirla, su cabeza se hecha hacia atrás, dejando su abdomen, pechos y cuello expuesto para mis labios que se mueven con desespero sobre su piel, mientras empiezo a moverme dentro de ella, sus gemidos no tardan nada en llenar la oficina. Devoro sus pechos mientras sostengo su cintura con una mano fijándola al lugar, pegada a mí.
— Oh dios...— jadea buscando mis labios.
Me hundo en su coño con fuerza y brusquedad haciéndola mía de la puta forma que nos gusta a ambos, llenándola no solo de placer sino de todo el amor que siento por ella. Esta mujer es lo más perfecto y maravilloso que me ha pasado en la vida y aunque indudablemente tendremos que afrontar muchas más situaciones estoy seguro que después de lo que vivimos absolutamente nada, ni nadie podrá volver a separarnos, porque sencillamente por más mierda que haya adelante no pienso cometer el mismo error, no pienso dejarla porque ella es mi mundo y sin ella no existo.
Con estos pensamientos y sensaciones más que claras en mi mente, continúo adorándola y embistiéndola con fuerza, sus manos se cierran sobre mi espalda, mientras dejo un montón de besos húmedos en su cuello, cada tanto muerdo su piel con la intención de dejar alguna marca. Amo ver los pequeños recuerdos que dejo sobre su piel cada que la follo, díganme egocentrista y posesivo, pero ver esas marcas sobre su perfecta piel es solo un recordatorio más que es infinitamente mía.
— Oh si amor, no pares...— me pide en un jadeo entrecortado sobre mi oreja.
— No pienso hacerlo...— gruño sobre su hombro hundiéndome con mayor fuerza en su interior.
Su cuerpo se tensa y su piel se eriza advirtiéndome que esta apunto de correrse, me separo de su cuerpo para poder gozar de este momento a plenitud. Uno mis manos al momento moviendo mis dedos sobre su clítoris de inmediato su espalda se arquea sus ojos se cierran, su cuerpo se tensa y su boca se abre dejando salir un grito de absoluto y profundo placer. Me siento como un puto dios cuando vuelvo a embestirla y sus manos se abren y se cierran en puños continuamente.
— Mierda, mierda, mierda...— murmura entre jadeos hasta que finalmente ocurre.
Se deja ir una vez más liberando una gran cantidad de fluidos sobre mi polla, su cuerpo se estremece y se retuerce por la magnitud del orgasmo y yo me siento el tipo más afortunado y feliz del universo por tenerla vuelta en mi vida. Sin dejar de verla muerdo mis labios y me hundo una última vez en su interior antes de sentir como mi polla se tensa liberándome al fin
Sus piernas intentan cerrarse con espasmos que me hacen reir con suavidad, porque en serio la forma en que Elizabeth se corre es tan jodidamente perfecto y lo deja saber tan claramente que es inevitable no divertirse a costa de ello. Con la respiración echa un puto desastre —al igual que mi pantalon— me inclino sobre su cuerpo y comienzo a dejar un hilo de besos suaves y delicados por el centro de su abdomen.
Cuando alcanzo sus pechos los acuno entre mis manos y me dedico a lamerlos con suavidad, disfrutando de las como su cuerpo se estremece, finalmente los libero y la tomo de la nuca para acercarla a mi rostros. Beso sus labios con suavidad mientras nos permito acompasar nuestra respiración. Después de algunos segundos sonrío sobre sus labios y abro los ojos.
Elizabeth permanece con los suyos cerrados y expresión tranquila.
— Te amo...— murmuro sobre su mejilla antes de dejar un cálido beso
— También te amo Kai...— murmura en un hilo de voz.
— ¿Esta bien? — Pregunto rosando mi nariz sobre su mejilla, mientras ella simplemente asiente — perfecto...— con cuidado salgo de ella y tiro de su cuerpo para abrazarla con fuerza.
Elizabeth puede hacer muchas cosas en mi vida sin duda alguna. Pero una de las más importantes y hermosas de todas es lo feliz que me hace tenerla aquí.
Nota del autor: hola, hola mis gamers... como les va??? uuuffff extra;e muchísimo a estos dos, pero necesitaba un respiro y descansar un poco (jajajajaja Tamy se rie de si misma) pero aquí esta actualización de madrugada como es costumbre, espero hayan disfrutado de este capitulo, mañana (es decir hoy en la noche) es muy posible que este subiendo uno mas, sino sera en la madrugada otra vez.
Ahora hablemos del capitulo, que les ha parecido Kai, Isabella, Ainara y Bergoña? vaya tema con la suegris no? bodorrio y nietos, ella no quiere nada. jajajajajaja hablemos de Nadine, en serio que mal que hayan mujeres asi en la vida no? en fin espero les haya gustado y hayan disfrutado como siempre.
No quería despedirme sin mostrarles antes el nuevo banner que hice para mi historia DARKNESS II y tomarme el atrevimiento de invitarlos a leer la primera entrega DARKNESS que esta en mi perfil, ademas informarles a mis Darklings que en cuanto alcancemos los 50K en la primera historia haremos maratón de DARKNESS II... para que estén atentos... un beso enorme les amo infinitamente y eternamente agradecida por tanto!
Besos, att Tamy!
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