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🎭Capítulo 93 - ¿Estás seguro?🎭


Maratón 6/8


Kai Metzler.

La brisa marina golpea mi rostro mientras contemplo el reflejo de la luna en el agua del océano. Sigo en shock, después de no sé cuántas horas sigo en shock. Porque no puedo creerme que todo este tiempo hayan sido la misma persona, la periodista y la chica del antifaz siempre han sido la jodida misma persona. Paso las manos por mi rostro lleno de frustración, porque son demasiadas mierdas. Pero creo que esto es lo más grave de todo el puto asunto.

No puedo dejar de pensar en que Ajax la toco, en que Volker la beso. Los celos desmedidos y la jodida furia que siento cada vez que la pienso junto a alguien más me invade y me siento estúpido, porque siempre supe que era ella, siempre lo sospeche pero me parecía tan improbable, tan descabellado saberla allí, porque ¿Quién jodidamente iba a pensar que la vida nos iba a poner en los mismos lugares de esa forma?

La frustración crece aún más y me reprocho a mí mismo no sé cuántas veces no haber detallado más los indicios, no haber sido más cuidadoso y haber prestado atención a esos detalles que gritaban Elizabeth White. Respiro profundo una vez cargado de tantas emociones que no sé cómo procesarlas, no sé cómo digerirlas y de pronto sintiéndome aun peor comprendo algo.

A veces las emociones nos sobrepasan y lo único que queremos es salir corriendo... justo lo que hizo Elizabeth cuando se enteró del embarazo. Evito el pensamiento una vez más como he venido haciendo desde que llegue a la isla. No quiero pensar en eso porque me jode saber que de alguna forma si hubiese esperado un poco más, si hubiese sido paciente como me aconsejaron quizás las cosas serían muy diferentes.

Pero lo hecho, hecho esta y es una verdadera mierda.

Entonces me aferro a lo único que me ha estado volviendo loco estas últimas horas, Elizabeth en el club... sin poder evitarlo mi mente viaja a ese primer instante juntos, la jodida forma en que me sentí atraído por ella cuando la vi curioseando entre las cortinas, a esas ganas que sentí de jugar con ella, de poseerla. Y en contra parte las jodidas y primitivas ganas que la periodista despertaba en mí, su actitud, su cuerpo, su rostro, sus labios. Elizabeth fue mía incluso antes de lo que creí y no puedo creerme que me sienta tan estúpido con ello.

Pensar en ello solo me hace saber que pasamos por todo aquello y ya habíamos estado juntos, las discusiones el desgaste que todas ellas conllevaron. Respiro profundo una vez más y niego con la cabeza, no importa, nada de eso importa porque no me arrepiento, si pudiera escoger creo que no cambiaría nada de lo ha pasado entre nosotros hasta ahora.

— Aquí tiene señor...— un chico se acerca a mi dejando un vaso de whisky sobre la pequeña mesa a mi lado.

— gracias...

Permanezco en el mismo lugar mirando algún punto en el agua negándome a ver la realidad, todo se fue a la mierda tan deprisa que no logro comprender como demonios voy a seguir. Esa mujer es todo lo que quiero y deseo en la vida, pero ¿Cómo acercarme de nuevo? Como verla sin pensar en que ellos la tocaron, sin importar que haya sido antes de tener algo serio de haber definido lo nuestro, tanto Ajax como Volker la hicieron suya y en mi puta cara.

¿Cómo fui tan ciego y tan imbécil como negarme a mí mismo la verdad? Siempre lo supe y como un imbécil me negué a creerlo.

Me pongo en pie y hecho andar hacia la orilla del agua en cuanto esta toca mis pies respiro profundo por lo fría que esta, me siento como imbécil. La vida me ha dejado como un idiota y la he perdido en cuanto pienso en eso nuevamente el dolor me atraviesa y de inmediato lo ignoro no quiero pensar en ello. Así que como he venido haciendo desde que salí del club me concentro en la verdad que más me incomoda.

Me giro y regreso sobre mis pasos, tomo el bolso y saco la portátil con el fin de distraerme, abro el sistema y busco el sitio del club una vez allí paso a la interfaz de usuario e introduzco los códigos para entrar al sistema principal, copio el código de la membrecía de la periodista y lo cotejo con todo el historial de juegos, necesito saber cuántas veces estuvo en el club y si jugo con alguien más. Después de unos minutos el sistema arroja lo que busco y me quedo de una sola pieza.

Solo cuatro jodidas veces, solo estuvo allí cuatro veces y todas ellas estuvo conmigo. Paso las manos por mi rostro sintiéndome aún más imbécil porque siempre sentí que había algo en ella que me recordaba a Elizabeth y como no si es la misma persona. Una vez confirmo lo que necesito saber cierro la portátil de golpe y permanezco mirando la tapa como si esta en algún momento fuera a darme la solución a todo esto.

Pero la verdad es que no hay solución, entonces en ese instante dejo de pensar en esto y me dejo ir. La realidad se asienta en mi cabeza poco a poco, acabo de perder a la mujer que amo, por un maldito malentendido y termino en el mismo lugar que yo, con la gran diferencia que desde el minuto uno en que la vida supe que no quería aquello mientras que yo me moría por poder sacarla de mi cabeza y mi vida ella desea salir corriendo de allí.

De pronto ciento como mi cuerpo comienza a perder la fuerza sin poder evitarlo más y dejo que la realidad y lo realmente importante me destroce. Tomo el vaso de whisky y lo bebo de un solo trago, el sabor fuerte del licor me quema la garganta y con él las lágrimas que se agolpan en mis ojos dispuestos a dejarme saber que duele y que duele como jamás algo me había dolido en la vida.

Por primera vez en mi vida lloro por amar a una mujer y no poder tenerla, dejo salir toda la frustración, la ira, los celos y la decepción que todo este conjunto de circunstancias se ha encargado de construir y ha terminado por hacernos pedazos, porque estoy completamente seguro que Elizabeth esta tan mal o incluso peor que yo. Después de todo para ella siguen habiendo cosas que son un hecho. Las lágrimas caen de mis ojos sin control alguno y el dolor en el pecho es demasiado grande y desagradable como para querer lidiar con él.

Soy fuerte para algunas cosas, pero en definitiva no quiero sentir esto no puedo, porque sencillamente siento que me estoy muriendo por dentro, amarla y no tenerla en mi vida será lo peor que me ha pasado. Entonces jugando a ser cruel conmigo mismo me dedico a recordar cada jodido instante, cuando la vi por primera vez en la rueda de prensa, como sus labios pintados de rojos llamaron mi atención instantáneamente.

Como su voz segura y arrogante pronuncio ese jodido insulto que le dio rienda suelta a que todo nos condujera a este instante. Que se resume a su ausencia, a mi necesidad de verla, a mis ganas de tenerla entre mis brazos y poder decirle que es y seguirá siendo mi mundo, porque no importa que pase ahora, no dejare de amarla y no amare a nadie más en la vida como la amo a ella. Con esta certeza en mente me pongo en pie y regreso a la casa, dejo la piscina atrás y una vez en el bar le pido al chico que suba a mi habitación cervezas.

Me llevo una de la cual voy bebiendo de a poco, cuando abro la puerta y veo mi cama, el mismo lugar donde le hice el amor hace unos meses en ese perfecto y maravilloso fin de semana que sin duda alguna se convirtió en uno de los más inolvidables, tristemente para mi cada rincón de mi vida justo como le dije que quería que ocurriera tiene su esencia, cada jodido lugar que amo y es importante para mí, ahora le pertenece como mi vida.

Me dejo caer en el suelo junto a la cama y allí en silencio en medio de la parcial oscuridad que me rodea me bebo mi peso en alcohol y lloro en silencio expresando de alguna forma lo que con palabras no lograría hacer en este instante, que la amo y mi maldita vida no será nada más que abismo absurdo sin ella.


#


Me muevo con lentitud sintiendo las punzadas de dolor torturar mi cuerpo, me giro para quedar boca abajo contra la mullida fibra de la alfombra de mi habitación cierro los ojos y permanezco allí, sintiendo como la brisa fría se cuela por las paredes abiertas de par en par. Cuatro días han pasado desde lo del club y me he construido una rutina, una absurda rutina. Lo único que hago desde que despierto con resaca, es iniciar nuevamente a beber.

Mi vida se resume a esto en este instante, mi teléfono de alguna extraña forma se ha estado recargando solo constantemente porque sé que no para de sonar y en algún punto debió haberse quedado sin batería sin embargo continua encendido, así que asumo que alguno de los empleados lo ha puesto a cargar. He decidido sacar todo de una sola vez, hundirme y salir de este hueco para poder continuar. Cuando regrese debo enfrentarme a ella, a Ajax, Volker y lo que debo hacer ahora.

La verdad no sé qué vaya a pasar, porque Elizabeth está haciendo un trabajo increíble con el proyecto y sacarla a estas alturas creo que traería demasiadas complicaciones, además sacarla así como así solo arruinara su carrera y ya hemos pasado suficiente, creo que lo más adecuado para ambos es continuar hasta terminar con esto de manera profesional.

Sera una maldita tortura tenerla cerca y no poder si quiera verla. Pero creo que es lo que hare. Elevo mi cabeza unos centímetros del suelo y en seguida el dolor que se instala en mis cienes solo es el recordatorio de los abusos que he cometido, pero lo ignoro una vez más, barro la estancia que se encuentra repleta de botellas de cerveza y whisky vacías en el suelo.

De pronto algunas pisadas me alertan que seguramente alguno de los empleados viene a levantar el desastre, cierro los ojos y dejo caer mi frente sobre la alfombra una vez la puerta se abro observo como unos finos y caros zapatos de marca italiana se acercan con pausa y tranquilidad en mi dirección.

— ¿Qué mierda? — murmura Volker a escasos pasos de distancia.

— Sssshhh no grites y tampoco vengas a joderme la existencia...— le espeto antes que pueda decir algo más.

Su risa irónica solo me irrita más de lo que ya estaba en un principio.

— Hundirte en la miseria no resuelve una mierda Kai...— me espeta empujando una botella vacía con el pie — ¿cuatro días desaparecido haciendo esto? — pregunta incrédulo.

— Si, ¿algún problema?

— Si, muchos de hecho y todos tan importante y de vital importancia para ti que me sorprende que sigas aquí en el suelo, cuando deberías tratar de resolverlos.

— ¿Resolver qué? — Estallo sin poder contenerme y maldigo para mis adentros el dolor de cabeza que siento — se terminó ¿entiendes?

— Claro ahora resulta que te rindes sin siquiera intentarlo...

— ¿INTENTARLO? ¡POR INTENTARLO ESTOY EN LA MIERDA VOLKER! — termino gritándole.

Trato de ponerme en pie y me tambaleo gracia al nivel de alcohol que aun inunda mis venas, Volker se acerca y en cuanto intenta ayudarme lo aparto de un puto empujón sin poder contener las malditas escenas que atacan mi cabeza. Una y otra vez me recrimino el haber permitido que la tocara.

— ¿Qué coño está mal contigo? — Pregunta sin comprender al ver mi rechazo — todos están preocupados por ti Kai, tu madre, Ainara, Ajax...— hace una pausa y suspira — incluso Elizabeth lo está...— ante la mención de la periodista me tenso y me giro con brusquedad lanzándome contra él.

— No me importa, puede irse a la mierda...— suelto entre dientes.

— ¿Sigues con esto? Deja de hacer un drama y ve hablar con ella, aquí no resolverás nada, si lo del embarazo es mentira porque simplemente no vas y se lo dices, deja el maldito orgullo...

— No lo entiendes...— suelto entre dientes mirándolo con resentimiento.

— ¿Qué no entiendo Kai? Que estas aquí auto flagelándote, haciendo esta estupidez cuando podrías estar allá, resolviendo todo y trabajando en su relación para que todo funcione mejor, si eso es lo que no entiendo bien, no entiendo una mierda, Eli está preocupada por ti esperando que aparezcas y tu...— no lo dejo continuar cuando la nombra.

— ¡ELIZABETH ES LA CHICA DEL ANTIFAZ NEGRO! — grito desesperado porque desde que lo escuche lo único que puedo hacer es pensar en las dos veces que estuvimos con ella.

Por un instante, Volker me observa sin comprender lo que digo.

— ¿De que estas hablando? — pregunta con el ceño fruncido y esta vez no puedo evitar reír con amargura.

— Elizabeth y la chica del club son la misma jodida persona...— murmuro dando un paso hacia el tambaleándome — ¡Y TE LA FOLLASTE MALDITA SEA! — grito sintiendo los celos hacer su aparición.

Volker abre los ojos como platos y no reacciona, solo me ve completamente sorprendido y anonadado, por un instante solo me ve y luego respira profundo y cierra los ojos negando con la cabeza.

— ¿es una broma verdad? — su voz en ronca y suena a reproche.

— Qué más quisiera...— suelto girándome para entrar al baño y darme una ducha.

Lo dejo en mi habitación mientras yo me sumerjo en las turbulentas e insidiosos gritos llenos de posesividad y agresión, estoy muriéndome por salir y partirle la cara, ¿pero qué puto sentido tendría?... ninguno. Dejo que el agua caiga sobre mis hombros intentando liberar tensiones, pero consiguiendo exactamente lo contrario. No demoro demasiado en el baño, cuando salgo sobre el lavabo una botella de whisky a medio beber me espera, la tomo y doy un largo sorbo para continuar con mi perdición.

Cuando salgo Volker sigue en el mismo lugar con expresión neutra.

— ¿De que estas hablando? — Pregunta mirándome cabreado — ¿Fuiste al club? — El reproche en su voz solo me obliga a asesinarlo con los ojos — ¿en serio fuiste al club y la invitaste a jugar a ella?

— Me escuchaste muy bien... y si fui al maldito club cuando la periodista decidió pasar de mi...— suelto tratando de restarle importancia.

— ¿Pasar de ti? Puta madre Kai solo te pidió un jodido tiempo ¿y tú vas a revolcarte al club? — me giro con la botella en la mano y doy un largo sorbo.

— Si, exactamente eso fue lo que hice... se cago en mí, en lo que siento y en lo que vivimos así que ¿Qué más da?

— ¿De dónde sacas que son la misma persona? — continua con su maldito interrogatorio.

— El tatuaje...— murmuro de pronto sintiéndome débil una vez más...— descubrí el tatuaje y le quite el antifaz...— busco la expresión de mi mejor amigo y esta es épica.

Su boca esta entre abierta y sus ojos están abiertos como platos, sonrió sin ganas y suspiro, sin poder creerlo. Estaba allí buscando hacer lo mismo que yo en el mismo instante que yo. Demostrando que realmente todo está perdido, que no hay oportunidades de rehacer lo nuestro, que al igual que yo prefirió seguir adelante.

— Mierda Kai...— murmura finalmente sorprendido — Elizabeth...— no termina, sus ojos me buscan y la ira se entremezcla con el dolor de saber que todo se terminó — Ahora entiendo su actitud...— murmura pasando sus manos por el cabello.

— ¿Qué actitud? — pregunto con curiosidad.

— Ha estado evitándonos a toda costa a Ajax y a mí...— con la mención de mi otro mejor amigo me tenso aún más.

En cuanto Ajax se entere de esto no me cabe la menor duda que lo tomara como un chiste y se regocijara incluso porque logro hacer lo que quería hacer con ella desde un principio y la ira se acrecentó en mi pecho.

— ¿No te ha invitado a jugar? — suelto burlón y con ironía, ganándome una mirada asesina.

— ¿En serio? Elizabeth no es una cualquiera Kai y deberías tenerlo más que claro, ¿Qué coño te pasa? — me espeta cabreado.

— ¿Ah no? — suelto iracundo, canalizando esto hacia otro punto para evitar que duela tanto.

Pero no logro decir nada más porque Volker me ha empujado y acaba de hacerme chocar con una de las pocas paredes solidas de la habitación, su mano se cierra parcialmente sobre mi cuello y me sujeta con fuerza asesinándome con la mirada.

— Mira pedazo de imbécil tu mejor que nadie sabe muy bien quien es Elizabeth y aunque pueda haber estado con nosotros en el club eso no la convierte en una cualquiera deja de actuar como un puto neandertal y concentrarte en lo importante, si no quieres perderla para siempre reacciona de una puta vez y has las mierdas bien y si ya diste todo por concluido entonces se un hombre y déjate de gilipolleces sal de aquí y regresa a continuar con tu vida y tu trabajo...— me espeta en tono serio sin dejar de verme mal — el Kai Metzler que conozco jamás estaría haciendo esta mierda — me libera y da un paso hacia atrás, acomoda su saco y me ve un instante — deja de ser tan cabron y resuelve lo que tengas que resolver, para bien o para mal tienes que hacerlo...— sin agregar nada más se gira y sale de mi habitación dejándome solo.

Respiro profundo tratando de acompasar mi respiración, me empino la botella y doy un largo trago a esta, mientras siento como esta nueva oleada de alcohol me tranquiliza ligeramente. Me coloco un jean los zapatos y una camisa sin abotonar y salgo de mi habitación, dando tumbos, sin dejar de beber. Cuando alcanzo el bar de la casa, Volker está allí con un trago en su mano y expresión distante.

— ¿Recordando? — pregunto con ironía.

— ¿En serio vas a seguir haciéndote esto y además culpándonos a nosotros? Es un puto club de sexo anónimo Kai, esto no es la primera vez que nos pasa, muchas veces hemos ido y terminamos follando modelos que conocimos en fiestas...

— ¡ESTO NO ES LO MISMO! — le grito y entonces, solo entonces comprendo su maldito juego.

Una sonrisa divertida se dibuja en su boca y suspira.

— Se muy bien que no es lo mismo y te jode muchísimo que sean la misma persona Kai, pero no puedes hacer nada al respecto, eso ya paso y cuando ocurrió ninguno de los dos tenía nada, de hecho el único por el que siento algo de pena en este instante es por James...— con la mención del taxista solo puedo tensarme pero comprendo lo que dice — deja de torturarte por algo que paso hace mucho y que además no te afecta directamente...— suspira y luego de unos segundos niega con la cabeza — la amas, no dejes que los celos irracionales te eviten hacer las cosas bien...— da un sorbo a su bebido y luego se pone en pie — espero dejes de hacer este patético numerito pronto y regreses...— sin agregar nada más se gira y echa andar.

— Volker — lo llamo tomando un trago antes de continuar — vete a la mierda...

Mi mejor amigo suspira y simplemente se aleja, sé que estoy siendo un idiota como dice la periodista pero no hayo forma de drenar esto que siento, desviar las cosas y transformarlas para darle prioridad a otras me ayuda con el dolor de saber que la perdí. Pero Volker tiene razón y no puedo simplemente quedarme aquí, no cuando realmente tengo mucho por resolver y lo único que quiero es dejar de sentir.

#

Alfred detiene el auto frente al enorme edificio al que le he dedicado parte de mi adultez, en donde ahora debe estar la mujer que amo y con la que no podre estar. Desvió los ojos del edificio y observo a mi amigo y chofer.

— Señor que tenga un buen día — comenta con voz seria.

— Alfred...— me detengo antes de formular la pregunta — ¿si estuvieras en mi lugar que harías?

— ¿A qué se refiere señor? — se gira para verme mejor.

— ¿Buscarías a Elizabeth? — el ríe y después de algunos segundos asiente.

Alfred no sabe exactamente que ocurrió, pero le he dejado claro que nos hemos peleado y ha sido bastante serio.

— Lo haría señor, sin dudarlo...— entonces en ese instante como si todo en la vida estuviera dispuesto para jodernos un poco más la veo.

Mierda, mi corazón se detiene y quiero bajarme del auto y salir corriendo en su dirección, pero quedo como un imbécil admirando su belleza, lleva un simple jean azul que se ajusta a sus piernas larga y sexys, a esas caderas que se mueven con soltura y sensualidad natural al caminar, una camisa de botones blanca que deja ver la piel de su cuello desnudo, donde una vez el collar que le regale hacia vida, hoy nada lo decora y unos botines negros con tacón que la hacen lucir algunos centímetros más alta.

El cabello le cae en cascadas a los costados del rostro ligeramente ondulado, enmarcando sus facciones, sus perfectos y hermosos ojos que me iluminan cada que me ven, su nariz y esos putos labios que me llevan a la gloria y al infierno con la misma facilidad van pintados de rojo, todo en ella es sensual aunque no se lo proponga y no tiene idea de lo hermosa que eso la hace lucir, lleva un vaso térmico en la mano y una media sonrisa en los labios, estoy tan idiotizado admirándola que me pierdo por completo de su compañía hasta que se detiene y el sujeto a su lado la abraza con fuerza.

En ese instante todo vuelve a colapsar en mi pecho, los celos y la vena posesiva que siempre brota con ella estalla en millones de partículas que solo que hacen que el pecho me duela. Ella le regresa el gesto y sonríe con calidez, antes de dejar un beso sobre la mejilla del sujeto que no libera su cintura, para este instante estoy que me bajo del auto y lo mato. Pero no tiene sentido que lo haga, así que simplemente hago una tontería.

Tomo mis cosas y bajo del auto, cierro con demasiada brusquedad y fuerza la puerta del auto llamando la atención de la periodista que en seguida posa sus bellos ojos en mí, siento a mi corazón latir desbocado pero como puedo me obligo apartar la mirada y en cuestión de nada estoy dándole la ignorada del siglo. Camino sin mirar en su dirección siquiera, sin embrago mi cuerpo aclama su presencia, anhela su cercanía.

Siento su mirada calcinarme y este puto magnetismo se instala en el ambiente tratando de obligarme a voltear la vista y pedirle que me acompañe, pero me contengo, camino hacia el elevador ignorando a todo el mundo porque la verdad estoy cabreado, no se quien coño sea ese sujeto pero es obvio que no pierde tiempo si ya está saliendo con alguien más, quizás esto es solo una confirmación de lo que debe ocurrir.

Una vez en el piso donde está mi oficina las puertas del elevador se abren y me recibe el minimalista espacio donde hago vida laboral, Kenya al verme sonríe ampliamente pero al notar mi expresión suspira y desvía los ojos.

— Señor bueno tardes, bienvenido...— murmura con voz clara.

— Buenas tardes Kenya, por favor mi agenda, no estoy para nadie, no importa que sean Ajax o Volker...— ella asiente y yo continuo hacia mi oficina pero en cuanto me giro y echo andar hacia la puerta al primero con el que tropiezo es precisamente Ajax.

— Con que decidiste salir del infierno...— murmura metiendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

— No estoy de ánimos para tus mierdas Ajax...— le espeto sin mirarlo, mientras el ríe negando con la cabeza y suspira.

— ¿Celoso? — me puya haciéndome participe que está al tanto de toda la situación, me giro y lo enfrento con furia.

— Cállate — comento entre dientes a poco más de un paso de distancia.

— Colega no seas imbécil y supéralo...— dice divertido señalando sobre mi hombro — y haz algo pronto porque estoy seguro que si no eres tu vendrá otro y se quedara con ella...— sin decir nada más, suspira y pasa junto a mi sin volver a mirarme.

— ¿Kai? — la voz de la periodista eriza cada vello de mi cuerpo.

— Estoy ocupado señorita White si necesita alguna cosa Kenya se la facilitara...— comento con voz ronca sin siquiera molestar en voltear para verla.

Abro la puerta y entro a mi oficina sin darle tiempo que responda. Una vez allí cierro los ojos y respiro profundo tratando de controlar el sin fin de emociones que me embargan en este instante. Camino hasta el escritorio y haciendo un esfuerzo sobre humano me dedico a resolver asuntos que deje pendiente cuando me fui huyendo de toda la maldita realidad que me agobiaba.

Las horas pasan y gracias a la cantidad de cosas que se me acumularon estos últimos seis días logro no pensar en la periodista, me centro tanto en el trabajo que realmente por primera vez en una semana no estoy pensando en ella cada cinco minutos.

Los golpes suaves sobre la superficie de la puerta me distraen de la revisión de los avances que ha hecho Azhar en el proyecto, tallo mis ojos y desvió mi mirada de la puerta, antes de darle paso tomo el teléfono y le marco a Kenya.

— ¿Señor?

— Te dije que no estaba para nadie...— ella suspira ligeramente y antes que pueda responder la puerta se abre.

En cuanto elevo mis ojos mi cuerpo se tensa. Justo allí caminando en mi dirección con expresión seria la periodista me ve con superioridad y arrogancia.

— Luego te llamo...— finalizo la llamada y la observo.

Se ha detenido a un paso del escritorio permitiéndome verla completamente. De alguna formo noto que está un poco más delgada, que aunque se ha maquillado ligeramente las ojeras debajo de sus bonitos ojos me advierte que ha tenido pocas horas de sueño.

— ¿Qué quiere señorita White? — su cuerpo se tensa y respira profundo.

— Necesitamos hablar...— rio sin ganas y niego con la cabeza.

— Si no es de trabajo no tengo absolutamente nada que conversar con usted ahora si no le importa por favor váyase que tengo mucho trabajo que hacer...— le comento con frialdad poniendo mis ojos nuevamente en la pantalla del ordenador.

— No me jodas Kai, tenemos que hablar...— suelta cabreada y esta vez me pongo en pie perdiendo el poco control que tengo.

— No tengo nada que hablar contigo así que lárgate...— sus ojos me calcinan y estoy muriéndome por ir hasta ella, tomarla justo aquí y devorar esa boca.

— Pues vas a escucharme...

— Lo siento, no quiero ni tengo ganas de hacerlo y si no sales inmediatamente de aquí llamare a seguridad...— respondo tomando el teléfono.

Sus ojos se abren como platos y da el siguiente paso hacia el escritorio lo que termina por acercarla más a mí, el aroma a frutas cítricas alcanza mi nariz y me maldigo internamente por desearla tan desesperadamente, por añorarla con tantas ganas y por no resistirme al efecto que causa en mí.

— Si tienes huevos ven y échame tu mismo no utilices el supuesto poder que te gastas para hacer algo que claramente puedes hacer tu mismo...— esas palabras como siempre vienen cargadas de veneno, ese mismo veneno que empleo en cada una de las entrevistas y reuniones que tuvimos.

— No sea ridícula señorita White no pierdo mi tiempo con gente que ni lo vale ni me interesa...— conformo las palabras dejan mis labios el dolor me atenaza el pecho, porque es una gran mentira lo que acabo de decir, pero causo el efecto que buscaba.

Sus ojos se llenan de lágrimas y su cuerpo se tensa.

— Eres un idiota...— murmura entre dientes.

Movido por la necesidad de sentirla un poco más cerca y la jodida costumbre de llamarme de esa forma termino rodeando el escritorio y acercándome a ella, con cada paso que doy todo mi cuerpo grita emocionado, la ansiedad y la anticipación de un momento malditamente entrañable se hace presente y en cuanto estoy a solo centímetros de su rostro escupo con brusquedad.

— ¿Qué dijiste? — sus labios se entreabren y juro por dios que aunque no quiero reaccionar es tarde.

Mi polla esta tan malditamente dura en este puto instante que duele, mi corazón late desbocado y lo único que quiero hacer es abrazarla, besarla y estamparla contra mi escritorio follarla como un maldito lunático y decirle al oído que jamás en su puta vida se le ocurra alejarse de mí.

Pero por el contrario lo único que hago es permanecer observándola.

— E.res un.i.di.o.ta — murmura puntualizando silaba por silaba.

Maldita sea, odio que tenga tanto control sobre mí.

— Largo...— suelto entre dientes controlándome.

— No...— me reta una vez más — vas a escucharme Metzler y luego desaparezco si es lo que quieres, pero antes vas a escucharme...— rio con ironía y me inclino un poco más hacia ella tentado a besarla.

Sus ojos se cierran un instante y respira profundo, sus labios se entreabren y sé que esta tan al límite como yo, porque si, los dos sentimos lo mismo, los dos estamos tan clavados, tan enamorados pero tan profundamente heridos en este instante que estoy seguro que ninguno de los dos podrá sanar realmente, además si ya consiguió a alguien más ¿qué caso tiene?

Mis ojos se desvían a sus labios anhelado un último contacto, un último beso de su boca antes de herirla aún más, antes de acabar con lo poco que puede quedar entre ambos. Pero entonces recuerdo que con eso solo lo empeoraría todo y termino soltando lo primera que me viene a la cabeza.

— Cuando yo quise que me escucharas lo único que recibí de ti fue ignorancia — hago una pausa y devoro sus facciones con necesidad, anhelando poder hacer algo más que solo admirarla.

Me pienso muy bien las siguientes palabras buscando las adecuadas que la harán salir de aquí y dejarme en paz, porque esto es un maldito martirio tenerla así de cerca me mata y lo único que quiero que haga en este instante es que se aleje de mi justo como quería.

— Entiende que esto que creíste tener conmigo valió mierda y se terminó, no me importas ni tu ni una mierda de lo que tengas que decir, ahora sal de mi puta oficina y limítate a cumplir con tu trabajo, no te quiero aquí a menos que estés dispuesta a jugar conmigo y mis socios...— en cuanto suelto eso lo único que siento luego es un intenso ardor en mi mejilla.

La periodista me ha cruzado la cara con fuerza de una bofetada, que me tengo bien merecida. Maldita sea amo con toda mi vida a esta mujer pero lo mejor que puedo hacer ahora es alejarla de mí.

— Eres un idiota Kai Metzler...— y sin agregar nada más se gira y sale como un vendaval de mi oficina dando un portazo.

Respiro profundo sintiendo que este es solo un paso para lograr seguir adelante, estúpidamente intento creerme que esto es necesario para avanzar y dejarla atrás, tratando de convencerme que esto es lo mejor para los dos, cuando es más que evidente que lo único que deseo y quiero realmente es estar con ella, pero heme aquí haciendo todo lo posible por evitarlo.


Lizzy White.

Salgo de la oficina del magnate dando un portazo sintiéndome humillada y terriblemente mal con sus palabras, con su frialdad y por la jodida forma en la que me hablo. Mis ojos están anegados en lágrimas para cuando entro a mi oficina y para mi puta desgracia Volker se encuentra sentado en la silla frente a mi escritorio.

— Elizabeth quería saber...— murmura poniéndose en pie con un folder en las manos.

En cuanto ve mi expresión su ceño se frunce y de inmediato da un paso en mi dirección, pero me tenso. He estado evitándolo tanto a él como a Ajax como he podido, esperando que Kai regresara para poder conversar con él y renunciar, no quiero salir corriendo de aquí y dejar estas cosas sin resolver, porque sé muy bien que será algo que va a pesarme la vida entera pero como siempre, con el magnate no todo sale como lo planeo.

— ¿Qué pasa? — pregunta al ver como limpio con brusquedad una lagrima rebelde que ha decidido salir sin mi permiso.

— Nada, ¿que necesitas? — pregunto evitándolo cuando intenta acercase a mí.

— ¿Elizabeth, que pasa? — insiste y siento como queman el nudo en mi garganta.

— No es nada...— le restó importancia pero no me contengo y lo suelto — Kai está aquí...— sus ojos se abren como platos y respira profundo — acabamos de discutir...— Volker pasa sus manos por su rostro y respira profundo.

— No me digas que fue un idiota por favor...— sonrió con tristeza sintiendo el dolor de sus palabras.

— El más grande de todos...— me dejo caer en la silla y tapo mi rostro con mis manos controlándome.

— Eli esto no es realmente asunto mío, pero...— hace una pausa ganándose mi atención — pero no voy a ver como los dos se joden siendo tercos y orgullosos...— comenta haciendo que mi boca se abra para protestar, he sido yo quien se ha acercado a él y ha sido un maldito imbécil conmigo.

Cuando él también la ha cagado.

— Las cosas no son como crees que son, esto se supone que tiene que decírtelo ese imbécil pero es evidente que no lo va hacer dios sabe porque, Leyna no está embarazada — suelta sin más dejándome completamente de una pieza.

— ¿Qué? — susurro en apenas un hilo de voz.

— Todo fue una farsa montada por Leyna, el embarazo no era real...— de pronto como si de la nada hubieran arrancado un peso de mis hombros suspiro cerrando los ojos.

De alguna forma saber que todo fue una mentira me tranquiliza, pero entonces al instante siguiente siento que todo esto que está pasando ha sido por culpa de una mentira y la calma se transforma en dolor y el dolor en ira pura, visceral, absoluta, juro por dios que voy a matar a esa hija de puta. Aprieto mis manos en puños y empiezo a hiperventilar conteniendo las mil y un maldiciones que amenazan por salir de mi boca.

Me siento estúpida, humillada una vez más y si tonta. Porque aunque la noticia me impacto y me aleje para meditarlo en el momento en que apareció debí haberlo escuchado, ignore su ansiedad y terminamos en la mierda los dos cometiendo los mismos errores.

— Ademas...— suspira Volker rascando su nuca — se que piensas que estuvo con otra, pero no es asi...— esta vez fijo mis ojos en el y suspira — aunque estoy seguro que vas a dudarlo, es la verdad Kai estuvo en casa de mi hermana bebiendo hasta ponerse como una cubeta, cuando llamaste ella fue quien respondio el teléfono...— mis ojos se abren como platos y caígo de culo sobre la silla.

El mareo que me invade esta vez es a causa de la impresión y del nivel de estupidez de todo lo que me están diciendo, todo ha sido un maldito mal entendido y yo no he podido si quiera darle un instante, soy tan imbécil, tan estúpida. Algunas lágrimas salen de mis mejillas pero en vez de sentirme aun peor la ira crece en mi interior porque también Kai es un imbécil, un estúpido.

¿Por qué nunca dijo nada? Así como me hablo el día que estaba con Winter, o al día siguiente cuando fue a verme a casa de mama porque simplemente no lo dijo. Respiro profundo sintiendo unas ganas terribles de ir y gritarle que es un idiota por no hablar cuando tiene que hacerlo. Siempre tan expresivo y justo ahora que debía serlo se quedó callado, estúpido.

Estúpidos los dos, nos dejamos llevar por nuestra propia estupidez henos aquí sufriendo como imbécil.

— Elizabeth...— murmura Volker con voz ronca haciendo que por tercera vez capte mi atención — hay algo más...— esta vez sus mejillas se tornan ligeramente sonrosadas y suspira...— ya se lo del club...— mis ojos se abren como platos y quiero que la tierra me trague, me mastique y me escupa en algún punto en Tombuctú.

— Volker yo...— empiezo sin saber que decir, porque esta revelación acaba de anular por un instante todo lo demás.

Por dios que vergüenza.

— Tranquila...— sonríe con calidez — sé que puede llegar a ser incomodo, pero te juro que de saber que eras tú ninguno de nosotros habría continuado con los juegos...— hace una pausa y suspira — así que no te angusties por algo que paso y ninguno de nosotros tenía conocimiento...— luego hace una pausa y suspira.

— Volker yo...— no tengo idea que decir o cómo reaccionar.

— Necesitaba que lo supieras porque si Kai regreso en plan voy a mandar todo a la mierda sin explicarlo o intentarlo cegado por la estupidez, alguno de los pensantes aquí debemos hacerlo reaccionar...— sonríe divertido y suspira — Kai te ama Eli y sé muy bien que tú también a él, toda esta mierda ha sido un jodido malentendido que los llevo a cometer errores pero creo que lo de ustedes es demasiado intenso y verdadero como para dejarse ganar por circunstancias tan absurdas...— suspiro y cierro mis ojos analizando sus palabras — además no estoy dispuesto a trabajar con él con ese maldito humor de mierda con el que seguro anduviera de ahora en adelante...— esta vez no puedo evitar sonreír.

— Gracias Volk...— murmuro poniéndome en pie.

Camino hasta él y lo abrazo con fuerza, el me devuelve el gesto y suspira.

— No hay de que somos amigos, además te debía una...—comenta con una sonrisa pícara.

— ¿De qué hablas?

— Te prometí que conseguiría la forma de evitar que te casaras con James y no lo hice... — hace una pausa y aparta un mechón de cabello sonriendo ante mi sorpresa — pues evitare que el imbécil de mi mejor amigo te pierda por su estupidez — esta vez se dibuja una sonrisa en mis labios una de verdad y completa.

— Eres el mejor ¿lo sabias? — pregunto con un nudo en la garganta.

— Díselo a él, pero después que resolvamos todo esto... amo mi polla... y me gustaría conservarla donde esta — comenta divertido sorprendiéndome por el comentario.

Entonces comienzo a reir negando con la cabeza, Volker no deja de sorprenderme, en serio todo en el es tan misterioso y al mismo tiempo tan encantador. Entonces iremediablemente recuerdo los dos encuentros en el club con el y me soprendo al saber que logro excitarme bastante.

Joder, Lizzy no es el momento ha resolver toda esta mierda ya habrá tiempo para analizar lo del club.

En cuanto pienso en esto mis ojos se abren como platos y lo veo.

— ¿Qué? — pregunta con curiosidad

— Dijiste nosotros...— su ceño se frunce y quiero que nuevamente la tierra me trague — ¿Ajax también lo sabe? — esta vez empieza a reir y asiente.

— Si, de hecho lo supo primero que yo...— mi ceño se frunce y de inmediato lo comprendo todo.

— Maldita sea Winter...— suelto exasperada cayendo en cuenta que la única persona que pudo haberle contado a Fellner de no ser Kai o Volker seria ella.

Volker empieza a reir y suspira.

— Lo hable con él hace un par de días y me dijo que ya lo sabía...— me pongo como un tomate al imaginarme a estos dos hablando de los juegos y mucho más sabiendo cómo es Ajax.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? — le pregunto abanicándome la cara mientras el ríe.

— Es algo que tenían que tratar tú y Kai — responde con simpleza — pero dadas las circunstancias, mejor intervenir antes que sea tarde...— sonrió y el suspira — oye en serio no le des importancia, fue algo que paso, lo pasamos bien y ya está... no te enrolles — comenta con una media sonrisa recordándome a la primera vez que jugué con él.

Como me distrajo y logro hacerme sentir cómoda con lo que estaba por ocurrir, en serio Volker es un hombre increíble.

— Gracias...— murmuro sintiéndome un poco más tranquila.

— No hay de que, ahora tenemos que pensar en cómo hacer para que Kai y tú logren conversar...— suspiro porque eso va a ser bastante complicado.

Entonces recuerdo lo que acaba de pasar y como acaba de tratarme y la ira se apodera de mí, menudo idiota. Frunzo el ceño y respiro profundo para no regresar sobre mis pasos y darle otro bofetón por imbécil.

— Pues no será fácil...— comento tratando de poner en orden mis ideas.

— Eso lo sé — asegura y entonces aprovecho el momento para contarle lo que paso.

Una vez finalizo el cabreo que se carga Volker no es normal, niega con la cabeza repetidas veces y suspira.

— Tranquila conseguiremos la forma para que puedan hablar...— asiento porque estoy segura que así será.

No pienso dejarle que arruine lo que otros han intentado arruinar, esta vez se jode y no pienso quedarme de brazos cruzados.


#


Camino con prisas por el pasillo hacia mi oficina pero me detengo en seco al ver al magnate frente a su puerta una mujer de cabello negro lo acompaña, como siempre es una de esas mujeres salidas de la portada de una puta revista de modelos, respiro profundo sintiendo como los celos se hacen presentes, pero me controlo. Han sido tres días de este martirio, pero aquí voy resistiendo, lo extraño horrores y saber que todo lo que paso fue más que una treta del destino pues solo ha ayudado a que mis ganas por resolverlo todo sean más grandes.

Y ya tengo una posible solución, solo que no estoy segura si funcionara, al menos una parte estoy segura que lo hará, la parte que nos involucra a ambos, confió plenamente en el amor que siente Kai por mí y sé muy bien que haciendo las movidas correctas y las adecuadas, podemos recuperar lo que perdimos y mejorarlo. Ciertamente la hemos cagado en grande pero también sé que ambos tenemos la capacidad de arreglarlo.

Respiro profundo en cuanto lo veo colocar su mano en la espalda baja de la mujer y echar andar hacia el otro lado del pasillo, para mi sorpresa no está solos, hay otro hombre con ellos, por lo que simplemente abro la puerta de mi oficina antes que note mi presencia.

Kai ha sido duro estos días, me ha ignorado constantemente y no voy a negar que me duele que esté haciendo estas cosas, pero en cuanto pueda ponerlo en su lugar y recordarle que es un idiota por hacer esto en vez de enfrentarlo sé que todo volverá a ser como antes. Cuando entro a mi oficina y me giro para continuar hasta mi escritorio la enorme sonrisa de Ajax Fellner me recibe.

— ¿Qué? — le pregunto deteniéndome en seco.

Debo decir que enfrentar a Ajax después de saber que estaba al tanto de los del club ha sido una de los momentos más vergonzosos y divertidos de mi vida, porque si el muy imbécil primero hizo uno de sus típicos comentarios sobre haber follado conmigo fue una de las mejores experiencias sexuales de su existencia y luego saber que era yo y que no lo sabía lo hacía sentir aún más increíble porque según él le demostraba que era más increíble aun.

— Nada no puedo evitar pensar en su caderas chocando contra...— mis ojos se abren como platos y camino con rapidez hacia el para golpearlo mientras rie a carcajadas.

— Eres un imbecil Fellner basta ya...— me quejo de sus comentario, cada que puede hace este tipo de bromas y aunque se que lo hace con el fin de terminar de relajarme a veces sigo sintiéndome avergonzada.

— Ya, ya... lo siento...— dice divertido con una sonrisa pícara — pero venga reconócelo lo pasaste bien...— pongo los ojos en blanco y bufo exasperada.

Esto es otro tanto, ha estado insistiendo que le reconozca que lo pase muy bien con él, cosa que evidentemente ni en un millón de años reconoceré.

— ¿Qué quieres? — le cambio el tema, haciéndolo reír una vez más.

— Todo listo...— me asegura teniéndome un sobre negro.

— ¿En serio? — me sorprendo al recibirlo.

No creí que fuera hacer esto tan rápido.

— Sí, soy un tipo eficiente y te consta...— suelta con doble intensión y lo veo mal.

Me gustaría decir que este idiota controla su lengua por ser novio de mi mejor amiga, pero ambos son tan malditamente idénticos que en cuanto Winter supo que ya todos sabíamos decidió que tener una plática conmigo sobre lo maravilloso que follaba Ajax fortalecería nuestra amistad y me haría sentir más cómoda con el tema. En fin estos dos son locos y están hechos el uno para el otro.

— ¿Estás seguro que ira? — pregunto mirando el sobre en mi mano.

— Lo estoy... tranquila me encargaré de eso...— me guiña uno de sus bonitos ojos y luego se gira para salir de mi oficina — nos vemos caderas sexys...— se burla antes de abrir la puerta y en serio quiero matarlo.

Observo el sobre negro en mis manos con la invitación y suspiro, espero que esto funcione y Kai y yo podamos hablar.


Ajax Fellner.

Camino fuera de la oficina de la periodista sin dejar de reir, este plan suyo es digno dela genialidad de mi mejor amigo, solo espero que funcione todo y logren resolverlo todo. De verdad odiaría ver a Lizzy con alguien mas que no fuera Kai, no solo porque me parece que son el uno para el otro, sino porque sé muy bien que mi mejor amigo vivirá el resto de su puta vida siendo un maldito ogro amargado.

Abro la puerta de su oficina y como sospeche ya ha despachado a uno de nuestros socios de América.

— ¿No sabes tocar? — pregunta sin mirarme, pero como de costumbre lo ignoro.

— ¿Harás algo el viernes? — sus ojos siguen fijos en la pantalla.

— Trabajar...— suspiro y lo veo mal un instante.

— En la noche...— insisto finalmente llamando su atención.

— ¿Por qué? — pregunta sin dejar de verme con intensidad.

Entonces meto la mano dentro del saco de mi traje y saco un sobre negro exactamente igual al que le di hace un momento a Elizabeth y se lo tiendo. Su ceño se frunce y me ve con curiosidad antes de tomarlo.

— ¿Qué es?

— Una invitación...— respondo encogiéndome de hombros.

Él le da la vuelta y la abre sacando la tarjeta, en cuanto la lee suspira y niega con la cabeza.

— Es una broma ¿no? — sonrió ampliamente y niego con la cabeza.

— No, no lo es y estoy seguro que te ayudara con todo es nuevo plan tuyo de olvidarte de la periodista...— en cuanto menciono a Lizzy se tensa considerablemente y me asesina con la mirada — superarlo es el primer paso — me burlo girándome para salir de la oficina — te espero y no vayas a ser tan imbécil como para faltar, lo de ustedes es historia y es obvio que lo mejor que puedes hacer es distraerte — me detengo en la puerta y lo observo antes de abrir.

— Necesito que me confirmes...— el me ve un instante y luego la tarjeta entre sus manos.

— Nos vemos allá...— murmura antes de devolver la invitación al sobre y dejarla sobre la mesa.

¡Bingo, eso ha sido muy fácil!


Nota del autor: hola mis gamers... ya estamos a nada de terminar el maratón, solo faltan dos capítulos... jajaja cuéntenme que les ha parecido este capitulo? muchas emociones verdad? espero lo hayan disfrutado, gracias infinitas por estar aquí y leerme! Un beso les amo nos leemos mas tarde.

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