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🎭Capítulo 91 - ¿Karma? 🎭


Maratón 4/8


Kai Metzler.

El cuerpo me pesa y la cabeza va a explotarme cuando me remuevo entre las sabanas, cuando abro los ojos lo primero que siento es una asqueroso mareo y unas terribles ganas de vomitar, vuelvo a cerrar los ojos y respiro profundo, ¿Qué mierda, por qué coño bebí tanto? Sostengo mi cabeza con las manos como si de alguna forma el gesto aliviara el dolor. Respiro profundo una vez más llenándome del aroma a café recién hecho, este olor solo se puede encontrar en un solo lugar.

— Viveka...— murmuro aun con los ojos cerrados — los abro una vez más y observo el techo de su departamento.

Cuando giro la cabeza para buscarla el malestar es aún peor. Por lo que cierro los ojos otra vez, su risa divertida me hace abrir los ojos y la sorprendo cerca de la cama sentada en un sillón mirándome. Solo lleva una camiseta puesta que deja muy poco a la imaginación, se pone en pie, girándose para ir hasta la cocina y en cuanto lo hace la camiseta cae sobre culo que perfectamente redondeado.

El tatuaje en su glúteo resalta con el tono de su piel y sonrió delado negando con la cabeza, solo lleva una tanga y la camiseta puesta, su típica ropa para dormir. Vuelvo a poner los ojos en el techo y respiro profundo tratando de evitar el pensamiento que me viene torturando desde hace casi dos días.

Elizabeth.

— Chocolate...— comenta la voz de Viveka a mi lado, la siento subirse en la cama y pasar sobre mí.

Su cuerpo se rosa con el mío y luego se acomoda a mi lado apoyando el codo sobre la almohada y su cabeza sobre su mano.

— ¿Ya quieres hablar? — respiro profundo y niego con la cabeza.

— No...

— Pues deberías, porque anoche la cagaste...— mi ceño se frunce y la veo sin comprender.

— ¿Por qué?

— La periodista llamo anoche justo cuando intentaba acostarte a dormir y creo que malinterpreto las cosas...— en cuanto dice eso me siento de golpe y la veo sorprendido.

— ¿Qué? — pregunto sintiendo como el montón de alcohol que tengo en el cuerpo aun golpea mis neuronas.

— Deberías llamarla, intente hacerlo yo y explicarle pero me desvió la llamada y luego apago el teléfono...

— ¡Maldita sea! — Suelto exasperado poniéndome en pie con prisa — ¿Dónde está mi teléfono? — pregunto revisándome mis bolsillos y sobre la mesita de noche que esta junto a la cama.

— Ten, está cargado...— dice extendiéndomelo...

Lo tomo y marco el número de la periodista pero como sospeche está apagado. Insisto una vez más pero nada, así que decido llamar a Winter, esta vez tengo mejores resultados, repica un par de veces y luego me desvía la llamada, maldigo para mis adentros e insisto. La llamo una y otra vez hasta que finalmente hace lo mismo que su amiga y apaga el teléfono.

Me giro frustrado y veo a Viveka suspiro y ella imita mi acción.

— ¿Qué paso anoche? — le pregunto con brusquedad.

— ¿Después que te bebiste tres botellas de Whisky, que esperas que pasara? — suelta con sarcasmo poniéndose en pie — deja de perder el tiempo y ve a buscar a Elizabeth...— me señala con su dedo y suspira — me debes tres botellas y además una noche de buena conversación...— pongo los ojos en blanco y me giro sintiendo las ganas de vomitar otra vez.

Salgo pitado del departamento y en cuanto abro la puerta del bar que el sol me da de lleno en la cara me detengo en seco. Tapando mis ojos, haciendo sobra con mi mano, mierda ¿qué hora es? Rebusco el teléfono una vez más y reviso la hora, en cuanto la veo ciento como si se vaciará un camión de piedras en mi estómago. 1:16 pm mierda. Marco el número de Ajax y después del tercer tono responde.

— ¿Apareciste? — suelta con reproche.

— ¿Dónde está Winter? — Suspira y después de unos segundos no responde — Ajax dime donde esta...

— En casa de la mama de Lizzy...— mi ceño se frunce y no comprendo.

— ¿Qué?

— La mama de Lizzy tenía un departamento, está allí...— suspiro y camino al auto — ¿vas para allá?

— ¿Qué crees?

— ¿Puedes explicarme porque Win cree que eres un maldito hijo de puta? — respiro profundo y después de unos segundos respondo.

— Estaba con Viveka...

— ¿Qué?

— No pasó nada, solo me embriague...— comienza a reír con ironía y me tenso.

— Lo mismo dijiste de Leyna y fíjate lo que paso...— me reclama — ¿Kai que coño te pasa, irte con Viveka como están las cosas?

— Ajax pásame la puta dirección donde está el departamento de la mama de Elizabeth, necesito hablar con ella.

— ¿Qué vas a decirle que ahora también posiblemente dejaste embarazada a Viveka? — cierro los ojos y respiro profundo.

— ¿Cuál es tu maldito problema?

— ¿Mi maldito problema? Joder Kai te estaba pidiendo un poco de espacio, nada más... ¿para qué coño fuiste a buscar a Winter?

— ¡ESTABA DESESPERADO ¿ENTIENDES?! — le grito sin contenerme otra vez.

— ¿Y qué coño ganaste con eso? — Murmura en tono serio — Kai no te caracterizas por ser tan impulsivo...

— Elizabeth me vuelvo loco Ajax... lo sabes...— murmuro cerrando la puerta del auto con fuerza.

— Siempre ha sido así, pero creí que a estas alturas ya podrías manejarlo...— respira profundo y luego de unos segundos continua — ya te envió la dirección, solo trata de calmarte.

— ¿Sabes de ella? — ríe.

— Si, está destrozada y no quiere verte... nada del otro mundo y que ya no te imaginaras...— las palabras de mi mejor amigo me duelen porque sé que tiene razón.

Pero todo es un malentendido nada más.

— Te llamo luego...— finalizo la llamada y enciendo el auto, me coloco el cinturón y salgo de aquí mientras aguardo que me llegue el sms con la dirección.

Al minuto siguiente llega el sms, leo la dirección y me ubico con rapidez, sin pensarlo demasiado me encamino hacia allá deseando que Elizabeth este allí y quiera escucharme. Necesito que me escuche. El camino lo hago demasiado rápido o quizás voy tan sumergido en mis pensamientos que no noto el tiempo pasar. Para cuando llego al lugar, no son más de las 2 de la tarde y hace un bonito día, frio pero bonito.

Desciendo del auto y camino hasta la puerta de la casa que me señalo Ajax en el sms, en cuanto toco la puerto mi corazón se dispara latiendo desbocado, algunos minutos pasan y no consigo respuesta por lo que insisto y toco un poco más fuerte, esta vez escucho movimiento del otro lado.

— ¿Elizabeth? — toco la puerta más fuerte y de inmediato se escucha un golpe seco del otro lado de esta — ¿Elizabeth? Sé que estas allí, abre necesitamos hablar — suelto un poco más fuerte y más brusco de lo que esperaba, pero sigo sin obtener respuesta — ¡MALDITA SEA ELIZABETH! — grito perdiendo la paciencia y golpeando aún más fuerte.

— Lárgate Kai...— la voz de Winter me habla del otro lado de la puerta — Lizzy no quiere verte así que piérdete...— que sea su mejor amiga y no ella quien está pidiéndome esto no solo me duele me llena de ira.

— Dile que tenga los cojones para decírmelo ella misma...— espeto sin medirme.

— ¡LÁRGATE! — Grita y esta vez no necesito que diga que es ella para reconocer su voz — Déjame en paz Kai, solo vete...— me pida con la voz cargada de ira y dolor.

— Nena...— insisto

— ¡NENA UNA MIERDA METZLER YA LA ESCUCHASTE LARGATE!...— me grita esta vez Winter.

— No te metas, esto no es asunto tuyo Winter...— suelto emputado por su intervención.

— Es asunto mío...— abre la puerta y en cuanto lo hace me tenso — es asunto mío porque tuviste la maldita idea de jugar con Lizzy...

— Es un malentendido...— trato de explicarle y ella empieza a reír.

— No me digas, como la barriga de Leyna no...— mi cuerpo se tensa aún más con la maldita mención del embarazo falso y cierro los ojos conteniéndome con todas mis ganas.

— Eres una mierda Kai... solo quería un poco de espacio y nada más...— suelta girándose sin darme tiempo a replicar y cerrándome la puerta en la cara.

Mi cuerpo esta tan tenso que me duelen los hombros y la resaca que tenía ha sido completamente sustituida por la ansiedad y la lucidez del momento. No quiere verme, maldición, no quiere. Me giro sin volver a insistir y regreso al auto, una vez dentro lo enciendo y me largo, justo como me lo ha pedido, el camino se me antoja increíblemente largo y tedioso.

En la mansión no miro a ningún lado en particular, entro directo al baño y me desvisto para darme una ducha rápida, si quiere que la deje en paz, eso hare, que se vaya a la mierda si no quiere escucharme pues bien. Que no lo haga. Dispuesto a dejar las cosas como estan me termino de duchar y salgo directo al vestier, tomo un jean, una sudadera y una chaqueta, me coloco una gorra y las botas, una vez listo salgo del vestier encontrándome con Isabella que me escruta con la mirada.

— ¿Y Elizabeth? — murmura, yo simplemente la ignoro mientras tomo el reloj y y mi teléfono.

— Por favor recoge sus cosas y envíalas a su casa, dile a Ajax o Volker que te den su dirección...— farfullo sin mirarla si quiera.

— ¿Qué?

— Que recojas todas las ¡PUTAS MIERDAS DE ELIZABETH Y LAS SAQUES DE AQUÍ! — termino gritando sorprendiéndola.

Sus ojos se abren como platos y sin decir absolutamente nada se gira y sale de la habitación dejándome a solas con la creciente ira jugando en mi contra. Me quito la gorra y paso mis manos por mi rostro y luego por mi cabello antes de volver a ponérmela y salir de mi habitación.

Cuando paso cerca de la cocina escucho a Isabella hablando en italiano y por las cosas que dice estoy seguro que está hablando con Volker o Ajax, me lo ignoro por completo justo ahora me vale mierda todo. Entro una vez más al auto y me largo hecho mierda de la casa que ahora me resulta una maldita pesadilla porque todo en ella me recuerda a la mujer que no quiere verme y a la que amo con toda mi puta existencia.

Conduzco sin detenerme hasta alcanzar el portón de la mansión Metzler, es viernes y estoy seguro que mama estará aquí. Cuando abren las puertas después de identificarme, entro despacio sin saber muy bien que hago aquí, seguramente mi madre empezara hacer pregunta y solo quiero olvidarme de todo, pero no quiero estar solo, necesito distraerme. Estaciono el auto y desciendo de este dando un portazo.

En cuanto abro la puerta de la casa me recibe Giselle con una sonrisa en los labios.

— Señor Metzler, bienvenido...

— Hola Giselle ¿está mi mama? — ella asiente con una sonrisa coqueta y suspiro.

— Están en el área de la piscina — mi ceño se frunce.

— ¿están?

— Su hermana está aquí señor...— respiro profundo y pongo los ojos en blanco lo que me faltaba.

— Gracias — me quito la chaqueta y se la tiendo para que la acomode en donde va.

Mientras camino hacia el área de las piscina pienso en alguna cosa que evite las miles de preguntas que posiblemente mi madre hará porque la periodista no me acompaña y además porque he venido sin avisar. Cuando las veo, ambas están sobre las tumbonas conversando la primera en verme es mi hermana que me sonríe ampliamente.

— Hermanito que sorpresa...— comenta poniéndose en pie y corriendo en mi dirección.

En cuanto me abraza me tenso, porque su rostro se pega a mi oído y la escucho murmurar.

— Resolviste todo con Lizzy ¿verdad?

— No...— de inmediato se separa de mí y ve con el ceño fruncido — no quiero hablar de eso y por favor no hagas preguntas...

— Kai hijo ¿cómo estás? — me saluda mama acercándose a mí para abrazarme.

— Todo bien mama... y ¿tu? — me sonríe con calidez tomando mis mejillas analizándome.

— Yo estoy muy bien, pero por lo que veo tu no, ¿Qué pasa?

— Nada mama, solo demasiado trabajo y complicaciones en el Lux...— murmuro.

— Hmmm ya... ¿y Lizzy por que no la trajiste contigo? — pregunta mirando sobre mi hombro a ver si por casualidad la periodista se esconde a mi espalda.

— Tuvo que resolver asuntos personales mama...— la corto con rapidez besando su frente — ¿tienen planes hoy? Deberíamos hacer algo...— propongo de inmediato ganándome una amplia sonrisa de mi madre y una mirada asesina por parte de Ainara.

— Ay si me parece estupendo...— comenta mi madre emocionada mientras echa andar a la mansión con una amplia sonrisa, me giro y la sigo, pero antes de poder si quiera dar algunos pasos me detiene.

— ¿Qué paso?

— Te he dicho que no preguntes...— me libero con brusquedad y echo andar más deprisa evitando a mi hermana.

Una vez en la cocina mama pide que nos si van una merienda y nos sentamos a la mesa a conversar, después de un rato nos sirven pastel de fresas con crema pastelera y sirope de fresas, en cuanto colocan el postre delante de mi hermana esta sonríe y toma la cucharilla para probarlo entusiasmada como si de una niña se tratara, en cuanto da el primer bocado y lo traga, suspira cerrado los ojos y luego de unos segundos los vuelve abrir frunciendo el ceño.

— Ya vengo...— dice de pronto poniéndose en pie, se gira y echa a correr lejos de nosotros.

Mi mama frunce el ceño y la ve sorprendida.

— ¿Y qué mosca le pico a tu hermana ahora? — Pregunta para luego negar con la cabeza y continuar — tiene un par de días actuando más extraño de lo normal.

— ¿Extraño cómo? — pregunto con curiosidad.

— En estos días me levante a beber agua pero tenía ganas de beber agua fría por lo que vine a la cocina eran las 2:30 de la mañana y tu hermana estaba sentada justo allí donde estas comiendo pizza, a esa hora ¿puedes creerlo? — comienzo a reír y niego con la cabeza.

— Es normal en Aina adora la pizza mama...— le restó importancia y ella continua como si no hubiese dicho nada.

— Ayer después que cenamos paso casi toda la noche en el baño vomitando, al parecer la cena le cayó mal y esta mañana andaba con dolor de cabeza y malestar seguro es algún virus o algo así, pero me pareció tan raro, tu hermana siempre ha sido muy sana...— comenta con algo de preocupación por lo que pienso un poco más en ello.

Porque si, es raro que mi hermana se enferme. En fin después de casi media hora, después Ainara siguió sin regresar por lo que me disculpe con mama y fui a ver que le pasaba. La encontré en su cama dormida de lo más cómoda, cosa que me sorprendió así que asumí que de verdad se sentía mal. Regrese a la cocina con mama y en un gesto de esos cariñosos que solo mama puede tener me invito a su habitación a ver tv.

Ambos nos acostamos uno junto al otro mientras ella buscaba que película ver en Netflix yo me dedique a curiosear el WhatsApp una estúpida excusa por saber si la periodista había publicado algo o simplemente aparecía en línea, ni lo uno ni lo otro, completamente ausente, me vi tentado a escribirle pero no lo hice. Unos minutos más tarde nos encontrábamos viendo una película que la verdad no le preste atención ni un solo minuto.

A mitad de película mama se quedó dormida y yo permanece tumbado a su lado revisando mi teléfono, distrayéndome en cuanta tontería podía manejar desde allí, actualice tres de los sistemas de seguridad del lux desde allí, vacié todo el contenido de mi teléfono a la nube y una vez más y cuando estoy por darme por vencido para ponerme hacer algo más, la aplicación del club brilla con un punto rojo.

Hace siglos que no reviso la aplicación, de hecho ni la había vuelto a abrir por curiosidad ingreso a ver qué cosas estarán preparando para este fin de semana, mi sorpresa cuando ingreso es que el icono de noche de luna titila anunciando que hoy es una de esas noches especiales. De inmediato muerdo mi labio y suspiro.

— Se acabó Kai...— murmuro seleccionando el icono — no quiere verte y es tu jodida culpa por no ser más paciente ahora no queda más que continuar...— selecciono mi membrecía y rebusco entre las muchas veces que he jugado en el club.

Mama se remueve a mi lado y recuerdo que estoy con ella, por lo que me pongo en pie, apago el televisor y salgo con cuidado para no despertarla, camino hasta la que solía ser mi habitación y allí me encierro, en cuanto me giro como si fuera alguna especie de burla recuerdo el día que hice el amor con la periodista sobre esta misma cama y maldigo cerrando los ojos cuando el dolor intenta abrirse paso en mi pecho.

Camino hasta la cama y me dejo caer mientras reviso los puntajes que tengo y la últimas sesiones en las que participe, la última fecha me pone el código de la membrecía de la chica del antifaz negro, sonrió de lado y suspiro pensando que quizás con ella pueda desahogarme esta noche y drenar, las otras veces que estuvimos juntos ha servido para ello, aunque de alguna forma me recuerda a la periodista, quizá hoy pueda jugar a un poco más enfermo y fingir que es ella.

Selecciono su usuario y le envió la solicitud, desmarco la casilla de respuesta porque quiero que sea una especie de sorpresa, no quiero saber si ira realmente y crearme una expectativa, así tendré en que pensar, pero lo que si hago es seleccionar un antifaz distinto al que suele usar, busco entre lo que puedo hacerle llegar o solicitar que le entreguen antes de ingresar y selecciono uno que hace juego con mi mascara.

Es dorada con un tramado y formas sinuosas además está decorada con un pluma a un costado, sonrió y me dejo llevar las extravagancias, esta noche solo necesito hacer esto, dejarme llevar, no pensar en nada y olvidarme de todo de una maldita vez. Después que hago todos los ajustes para la sesión de esta noche dejo el teléfono sobre mi abdomen y respiro profundo.

Quizás sea una completa locura ir al club hoy, pero venga qué sentido tiene echarme a morir, la vida continua y no puedo darme el lujo de morirme por quien ni siquiera se da la oportunidad de escucharme, no lo vale. Insisto tratando de convencerme que esto es lo mejor aunque sé muy bien que solo engaño de forma estúpida a mi cabeza.

No se cuánto tiempo pasa hasta que un par de suaves golpes me alertan de la presencia de alguien.

— Señor Metzler...— la puerta se abre y Giselle entra con una bandeja en las manos — disculpe pero iba a llevarle esto a usted y a su madre pero al no verlo allá asumí que estaría aquí, es chocolate...— comenta dejando la bandeja en la mesa cerca de la cama.

— Gracias...

— ¿Se encuentra bien? — pregunta en un murmullo y asiento cerrando los ojos.

— Perfectamente, por favor déjame solo, si Ainara se despierta dile que estoy aquí...— escucho sus pasos y luego la puerta cerrarse con suavidad.

Prefiero estar aquí a irme a la mansión y torturarme en un lugar donde cada puto rincón huele y me sabe a ella. Cierro los ojos porque sé muy bien que esto será una tortura una maldita pesadilla, más aún porque por más que desee estar cabreado con ella, odiarla por su jodida actitud no puedo, simplemente no puedo.

Pero tampoco voy a obligarla a estar conmigo sino que quiere, tampoco puedo obligarla a escucharme, aunque me joda que no quiera hacerlo.


#


Arreglo mi corbata frente al espejo del vestier de mi habitación en la mansión, justo como le he pedido a Isabella las cosas de Elizabeth ya no están aquí, todo tiene un extraño olor a limpio que me desagrada y me hace sentir increíblemente vacío, pero lo ignoro. Me doy una última mirada al espejo y respiro profundo, antes de girarme y buscar el panel oculto que está detrás del área de las camisas donde guardo las máscaras y antifaces del club, tomo la caja negra aterciopelada con el logotipo y lo destapo para contemplar la máscara dorada.

— De vuelta a la vida que no debí haber dejado...— murmuro colocándome la máscara sobre el rostro y girándome para verme en el espejo una vez más.

Satisfecho con el resultado devuelvo la máscara a la caja y la cierro para luego girarme con ella en mano y salir del vestier, llegue hace casi una hora y mi nana no estaba aquí, conseguí una nota sobre la cama que simplemente decía que mi cena estaba en el horno si tenía hambre.

Después de lo que pasó temprano es normal que este cabreada y dolida conmigo, pero justo ahora no estoy para lidiar con nadie que no sean mis propios demonios. Salgo de mi habitación con la cabeza llena de mil recuerdos de la periodista torturándome, entro al Bugatti y salgo de la mansión camaleón como solía hacerlo hace seis meses atrás antes que Elizabeth White llegara a mi vida y la pusiera hermosamente de cabeza.

Con su rostro rondando mi recuerdo estaciono el auto en el área VIP del club, tomo la caja respiro profundo y me coloco la máscara cubriendo mi rostro, cierro los ojos y me armo de valor para continuar con esto, solo vine a drenar no significa nada. Asiento mientras coloco la tapa a la caja y la dejo en asiento del copiloto, desciendo y ajusto mi traje una vez más, muevo mi cuello liberando tensiones acumuladas y echo andar.

— Es como siempre ha sido Kai...— murmuro saliendo del puesto de estacionamiento.

El pasillo hacia los elevadores esta noche están mucho más oscuros de lo que suelen estar, suspiro al llegar al stand extiendo mi tarjeta la cual es escaneada con rapidez.

— Esta noche las áreas VIP están completamente disponibles para juegos de su categoría y platinum exclusivamente, además tenemos una selección exótica traídas desde la selva que está a la total disposición de los miembros — asiento sin mucho interés cuando me devuelven la tarjeta y camino hasta los elevadores.

Estos se abren dejándome entrar, las puertas se cierran y para mi acaba de iniciar el juego, un juego que podría convertirse en mi perdición si no juego adecuadamente esta noche. Trato de relajarme y de sentirme como solía hacerlo antes, las puertas se abren y doy un paso al frente, quedando completamente sorprendido ante la decoración que me recibe.

El club siempre se ha caracterizado por tener una decoración exuberante y llamativa, esta noche no es la excepción, literalmente parece una selva, hay árboles, helechos y plantas a donde mire, un camino empedrado me guía hasta la sala principal donde finalmente puedo ver por completo a los miembros que asisten esta noche, como muchas otras de las tantas que he estado aquí, se ve de todo.

Hombres y mujeres a medio vestir, besándose y manoseándose, son casi las once de la noche hace un rato que paso la hora de la presentación de los invitados por lo que asumo que si ella está aquí tendré que buscarla cosa que me ocupo de hacer. Me muevo entre las personas sintiendo como muchas manos me rosan, cada jodido toque se siente distinto, incomodo, desagradable.

No está siendo lo que esperaba y odio que no lo sea porque necesito esto, necesito estar aquí y olvidarme de todo. Camino hasta a la barra sin detallar los distintos espectáculos que se desarrollan a mí alrededor, cuando alcanzo esta doy una barrida rápida por el lugar tratando de encontrar la mujer que he invitado esta noche, sin mucho éxito. Decepcionado por no tenerla a ella aquí tampoco respiro profundo tenso hasta que...

— Buenas noches...— esa voz... abro los ojos como platos y me giro con brusquedad para conseguirme con la mujer del antifaz dorado.

Mis ojos recorren sus facciones y de alguna jodida y retorcida forma todo en ella me recuerda a la periodista y me maldigo mil veces por desear tan desesperadamente verla que de alguna manera la veo en este espectáculo de mujer.

— Buenas noches...— respondo con voz ronca.

Los dos no decimos mucho permanecemos en silencio contemplándonos hasta que ella es quien desvía sus ojos y respira profundo.

— ¿Juegas esta noche? — pregunta con cierto nerviosismo en la voz.

No respondo nada, ya que me dedico a devorar su cuerpo, lleva el mismo vestido que traía puesto la primera vez que la vi aquí, negro de encaje, con un costado del este semi transparente y la abertura del vestido deja a la vista una larga y definida pierna que me hace respirar profundo. Le tiendo mi mano en su dirección, no me apetece hablar esta noche, solo quiero arrancarle el puto vestido y llenarla de marcas. Duda un instante mirando mi mano pero después en un movimiento automático extiende su mano y al sentir el rose de su piel con la mía mi cuerpo se estremece. Tiro de ella echando andar hacia los niveles superiores donde podemos estar en privado y yo puedo dejarme llevar.

Subimos las escaleras en completo silencio, solo la música de fondo del piso de abajo nos acompaña, ella se detiene al llegar al segundo nivel pero tiro de ella llevándola al siguiente nivel, siento como su brazo y su mano se tensa ligeramente bajo mi agarre pero no me inmuto, al llegar al siguiente nivel hay un stand donde una mujer con un maquillaje corporal de tigre nos recibe.

Extiende su mano sin hablarnos, de inmediato busco mi membrecía mientras veo como mi invitada hace lo mismo con manos temblorosas me la tiende y la entrego. Hoy su actitud es muy diferente a la mujer clara y decidida con la que Volker Ajax y yo jugamos la última vez. Cuando nos devuelven las tarjetas una puerta corrediza se desplaza a la izquierda del stand y la oscuridad nos aguarda al otro lado.

Camino con pasos tranquilo con mi invitada a mi lado, en cuanto ponemos un pie en el umbral de la puerta se enciende una pequeña luz en el techo y luego una seguidilla de luces continua a lo largo del pasillo, como en muchos otros lugares del club este lugar está recubierto con espejos, la iluminación es mínima y la música que se escucha es la misma que debe estar sonando en el piso de abajo en la sala común.

Al final del pasillo se divide en dos pasillos uno que da al área común del VIP exclusivo para los miembros Oro y Platinum. Giro a la derecha a los reservados, donde como suponía está prácticamente vacío solo una pareja en la barra principal nos acompaña. Camino hasta la parte derecha de la barra donde hay una puerta con un panel junto a esta, la luz verde titilante me advierte que está disponible por lo que deslizo mi tarjeta por esta y de inmediato nos da el acceso.

El interior de la habitación se ilumina de inmediato con un tono de luz rojiza, mostrando una estancia digna de un salón para juegos sadomasoquistas. Doy un par de pasos dentro de la estancia seguido por mi invitada que luego no se mueve más, me giro y la observo, la luz es tan pobre que no alcanzo a detallar sus facciones, pero me parece perfecto.

— Quiero jugar duro hoy...— murmuro.

— ¿Qué quieres decir? — suspiro sin muchas ganas de hablar y abro mis brazos señalando a mi alrededor.

— Solo mira a tu alrededor es obvio ¿no? — sé que estoy siendo algo brusco pero no me apetece ser de otra forma — ¿juegas? — pregunto metiendo mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón.

Ella permanece quieta un instante mirándome fijamente, luego desplaza sus ojos por la estancia, en cada uno de los lugares en los que podría tumbarla y hacerle de todo. Después de unos segundos asiente.

— Necesitas unas palabra de seguridad...— le espeto girándome para colocar un playlist adecuado a como me siento.

— ¿La decido yo? — suspiro pensando en alguna palabra que pueda servirle y de pronto de alguna forma llega una a mi mente.

— Karma...— comento sin mirarla mientras selecciono las canciones en mi lista particular de reproducción.

— ¿disculpa? — el tono en que dice esa puta palabra me recuerda una vez más a la periodista y respiro profundo cerrando los ojos.

La ignoro por un instante hasta que simplemente camino hasta uno de los estantes y tomo un antifaz negro. Me giro y se lo tiendo.

— Póntelo...— ella ve el trozo de tela entre sus manos y respira profundo dudando.

Luego de unos segundos obedece, cuando se lo coloca me acerco a ella y respiro profundo.

— Tu palabra de seguridad es Karma...— ella asiente y respiro profundo una vez más — ¿Cuál es tu palabra de seguridad?

— Karma...— murmura.

— Bien, no quiero que hables a menos que vayas a decir la palabra de seguridad, puedes gritar, quejarte o llorar si te apetece — mis palabras la tensan me lo ignoro.

Para este momento mi polla debería están tan dura como una piedra y aun no siento absolutamente nada. Deslizo mis dedos sobre su brazo izquierdo haciendo que se sobresalte por el contacto, su piel se eriza de inmediato e inicia un jugueteo frenético con sus pulgares. Esta muchísimo más nerviosa que la última vez que jugamos y es obvio, esta vez está en un nivel muchísimo más elevado.

Alcanzo su mano y tiro de ella con suavidad, guiándola hasta la X que está a mi derecha en la habitación, una vez frente a ella giro para colocarla de espalda a la madera pulida y me agacho para quitarle los tacones, con cuidado la ayudo a sacar sus pies y los dejo de lado. En este instante noto que tiene la misma altura que la periodista, maldigo para mis adentro tener que pensarla una vez más.

Me separo de ella para tomarme un minuto y centrarme en lo que haré, en lo que necesito hacer. 

— No te muevas...— le susurro antes de hacerme a un lado y caminar hasta el panel para luego darle play.

Charlie Puth inunda la estancia, suspiro sintiendo que quizás de esta forma puedo hacerlo, Suffer suena a volumen medio y la letra de la canción se me hace tan malditamente perfecta para ella, para esto, para nosotros. Regreso sobre mis pies y me centro en la hermosa mujer con la que voy a jugar esta noche y me dedico a lo que tengo planeado hacer desde que decidí venir aquí.

https://youtu.be/_yyZ_8aHR_k

Les invito a poner el tema de fondo para que vivas el momento como es!

Tomo una de sus muñecas y la elevo para atarla a la muñequera que cuelga de uno de los extremos de la X luego hago lo mismo con la otra, en este momento está de pie con sus brazos sujetos a los costados de su cabeza. Su respiración se acelerado y sus labios están entreabiertos, no los veo demasiado porque también son como los de la periodista y de alguna forma en tener que seguir pensando en ella comienza arruinar mis planes.

Me acerco a mi invitada y me dispongo a buscar el cierre del vestid al costado de su cuerpo, lo deslizo con suavidad y delicadeza, una vez lo he bajado por completo deshago el botón de la nuca que sujeta el encaje con cuidado tiro del vestido hacia abajo. Este cae lentamente descubriendo una piel tersa, suave y hermosa, esta vez no hay destellos en ella como la última vez, tampoco tiene ese aroma exquisito dispuesto para provocar, le doy un pequeño toque en el tobillo para que saque uno de sus pies, luego hago lo mismo con el otro y me pongo en pie sin mirarla. Dejo el vestido sobre uno de los sofás y me giro una vez más para continuar con mi labor.

Me detengo frente a ella, en este punto su respiración es un completo desastre, tiene el cuerpo tenso y sus manos están aferradas a las muñequeras con tanta fuerza que sus nudillos están poniéndose blancos. No sé si son los nervios o algo mas pero hasta que no diga la palabra de seguridad no pienso parar. Desciendo mis ojos por su cuerpo y cada pulgada de su jodida piel me recuerda a Elizabeth, lleva un bonito sujetador negro, que se amolda a sus pechos a la perfección.

Cierro los ojos e inevitablemente pienso en los de la periodista en la forma, la suavidad, la forma perfecta en que se acoplan a mis manos cada que los tocaba, como su cuerpo reaccionaba a mí y a mis estímulos, respiro profundo y sonrió sin ganas al notar como mi polla se endurece con su mero recuerdo. Abro los ojos y me inclino sobre mi invitada rosando su cuello con la nariz de mi mascara sobresaltada por la acción se aparta soltando un jadeo que suena más como un quejido asustadizo.

— Separa tu cuerpo de la madera — le pido en un murmuro, ella obedece pero antes de poder hacer lo que quiero me detiene.

— No, para no puedo...— murmura con la voz ronca cargada de emociones pero la ignoro y me deshago de su sujetador.

Sus pechos quedan expuestos para mí y trago duro, es imposible que todo en esta mujer me recuerde a ella.

— Para...— insiste pero no la escucho, para algo está la puta palabra de seguridad.

Dejo el sujetador en el suelo y me agacho para deshacerme de su tanga, cuando tomo las delicadas tiras que lo sostienen una pequeña mancha negra debajo de este cerca de su pubis y justo sobre su cadera.

Aparto ligeramente la tela y un escalofrió recorre mi cuerpo, mis ojos se abren como platos y trago duro, el aire me falta y me tambaleo, parpadeo un par de veces tratando de borrar la imagen, pero no allí esta...

Me pongo en pie sin poder creerlo, niego con la cabeza y recorro su cuerpo con los ojos negándome a que sea el mismo cuerpo que conozco a la perfeccion, negándome que la vida sea tan hija de puta como para hacerme esto.

— Elizabeth...— murmuro sin poder creerlo.

Su cuerpo se tensa de inmediato y su cabeza se eleva y es justo en este instante en que todo colisiona en mi pecho, la atracción que sentí por ella en el instante que la vi a través de las cortinas aquella noche, fue la misma que sentir por ella el día de la rueda de prensa y es el mismo magnetismo que termino por juntarme a ella.

De una zancada estoy a escasos centímetros de ella, tomo el antifaz y la mascara y tiro de ellas aun negándome la cruel y maldita realidad, no puede ser ella, no puede. En cuanto ambas piezas se despegan de la piel de su rostro me revelas esos jodidos ojos que me vuelven loco, estos parpadean sorprendidos y la alarma en su expresión es increíble.

— ¿Q-que haces? — murmura con los ojos abiertos como platos.

Dejo caer la máscara sin poder reaccionar y sin poder creerlo, mientras ella se retuerce intentado liberarse, no sé porque lo hago pero con lentitud elevo una de mis manos y retiro la máscara que cubre mi rostro. Nuestras miradas se encuentran y siento que todo a mí alrededor se detiene una fracción antes de explotar.

Sus ojos se abren como platos y enseguida se llenan de lágrimas, mi pecho se contorsiona, la presión que siento en el tan fuerte que duele, no puedo respirar, mientras ella simplemente me ve sin reaccionar, lo único que parece seguir andando a nuestro alrededor es la música que ya no soy capaz si quiera de distinguirla.

— ¿Kai? — jadea mi nombre y esa es toda la confirmación de esta maldita realidad una realidad que me destroza.

Que nos destroza.

Cierro los ojos y sintiendo como de ellos salen lágrimas que no logro contener, no puedo decir nada, no consigo mi voz, tragar me duele, el pecho me duele, respirar me duele. Con el mismo movimiento lento vuelvo a colocarme la máscara sin poder verla a la cara. Me agacho y tomo su antifaz me acerco a ella y con todo el cuidado y delicadeza que soy capaz de imprimirle a mis movimientos vuelvo a colocárselo.

Su rostro esta anegado en lágrimas, no dice nada, solo llora en silencio y verla así me destroza aún más de lo que ya estoy. Doy un paso hacia ella y me ocupo de sus muñecas, una vez baja sus brazos la necesidad de abrazarla se hace presente, por fin la tengo aquí. Cierro los ojos y lo único que veo es la forma en que Volker la besa, mi cuerpo se tensa y doy un paso atrás, un flashback de Ajax follandola por el culo mientras Volker tomaba su coño y ella se comía me polla...

Siento que me tambaleo, abro los ojos como platos sin poder respira con regularidad y sin poder hacer o decir nada más, me giro y echo andar sin decir nada, la puerta se abre y salgo despedido, camino hiperventilando sintiendo la ira, la decepción y la estupidez mi estupidez arremeter contra mi cabeza.

Imbécil Metzler, siempre sentiste que era ella, las señales siempre estuvieron allí, ¿Cómo no lo viste, como no te diste cuenta? Maldito imbécil, ¿cómo demonios paso esto? No logro ubicarme donde estoy cuando elevo el rostro y las luces a mi alrededor parpadean desubicándome aún más. Giro sobre mí mismo tratado de poner en orden mi cabeza. Hasta que por fin veo los elevadores y me dirijo hacia ellos, en el camino siento que me tocan, que me manosean y todo se me hace tan malditamente desagradable que en cuanto llego al ascensor tengo que sostenerme de la pared.

La puertas se abren y entro mirando el suelo, el pitido me avisa que se han vuelto abrir la puertas y me giro dando tumbos por la prisa salgo sin mirar nada y todo a la vez, ubico mi puesto de estacionamiento y entro, una vez se cierra la puerta detrás de mí, lo primero que hago es quitarme la máscara y presionarla con fuerza negándome a lo que acabo de ver, negándome a esto, no puede ser cierto...

— ¿Qué mierda? — Murmuro apoyado sobre el capot del auto sintiendo una oleada de sensaciones y sentimientos que no tengo idea de como manejar  — ¿Qué mierda? Siempre fue ella, todas y cada una de las malditas veces fue ella...


Nota del autor:  hola mis gamers... sin palabras... este capitulo sabia que tarde o temprano llegaría y pues de verdad no me imagine que iba a ser tan intenso me duele el pecho. Espero les haya gustado... gracias totales!

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