Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🎭Capítulo 8 - Shibari y el hombre enmascarado🎭


Lizzy White

La noche avanza entre risas, miradas y comentarios subidos de tono por parte de Simond, Winter y otros miembros que se han acercado a nosotros, por ahora no he visto nada que no haya observado fuera, es decir algunos besos entre mujeres e incluso alguno entre hombres. Nada por lo cual escandalizarme por lo que el momento de impacto del principio se ha extinguido por completo y estoy un poco más cómoda.

Por el contrario Winter parece un pez en el agua, coquetea tanto con hombres como mujeres, mostrándome una faceta totalmente nueva de mi amiga que jamás imagine que tenía, aunque la veo feliz y relajada y eso es algo realmente importante. Simond por otro lado no la deja sola ni un solo instante, estoy consciente que aunque este aquí con ella, quiere dejar bien claro que esta con él y eso me agrada.

— Vaya que tienes un cuerpo hermoso — una voz femenina susurra a mi espalda haciendo que me tense ligeramente.

Luego la misma mujer me rodea y me dedica una sonrisa pícara, mientras detalla mi figura con descaro. Ella es alta, rubia, imponente, despampanante lleva un vestido azul marino con escote y aberturas en la falda, además tiene el cabello suelto y cae con hermosos y perfectos rizos sobre su espalda, lleva un antifaz negro y blanco de lo más hermoso.

— Gracias — respondo algo avergonzada ante el cumplido

— No hablemos del vestido, es un completo espectáculo — comenta divertida repasándome una vez más, hay picardía en su tono — has dejado a mi acompañante deseoso de poseerte — ese comentario me sorprende, abro mis ojos como platos y ella ríe divertida — pero creo que es tu primera vez aquí, por lo que no creo que sea buena idea que te unas a nosotros, podemos ser un poco — muerde su labio inferior y luego se inclina hacia el frente hasta quedar a escasos centímetros de mi rostro — perversos — suelta una risa suave y observa esta vez a Winter, que no ha perdido detalle de la conversación — tu por otro lado, pareces muy cómoda por lo que asumo que no es tu primera vez — la rubia posa sus ojos en Simond que la ve divertido — tú tienes todo lo que hay tener para volver loca a una mujer, si gustan jugar estaré por allá con mi acompañante — asegura señalando hacia el fondo donde se encuentra el bar y justo donde señala hay tres hombres conversando.

Dos de ellos llevan antifaces y el tercero una máscara que cubre por completo su rostro de color dorado, algo en el me llena de curiosidad, no solo porque creo que es el único que oculta su rostro de todos sino porque realmente luce increíble. La rubia se gira me guiña un ojo y luego continua su andar por la estancia, dejando a su paso a más de uno embobado con su perfecto trasero, la veo acercarse a otros grupos y conversar un poco, sin dejar de sonreír.

— ¿quieres jugar con ella? — escucho que Simond le pregunta a Win en un susurro que soy capaz de escuchar.

— No, por ahora creo que lo mejor será no jugar con nadie, al menos hasta que se sienta cómoda — comenta mirándome con seriedad, yo suspiro y asiento a modo de agradecimiento.

No es que esté planeando jugar con ellos o con alguien más, pero aun me pone de los nervios que se vayan de aquí y me dejen sola. Simond ríe divertido y libera a mi amiga, luego se gira y se aleja de nosotras, Win aprovecha el momento para acercarse a mí y mirarme divertida.

— Si no te conociera lo suficiente diría que estas asustada, pero sé que esa expresión en tu rostro es más que todo incredulidad y sorpresa — rio y asiento

— es bastante loco esto — comento mirando a mi alrededor donde repentinamente las cosas se han calentado bastante y ya no son pocas las personas que se besan.

— bueno esto está poniéndose un poco interesante, déjame explicarte algo Lizzy — comenta señalando una esquina donde ahora hay una hermosa mujer sin nada de ropa, completamente desnuda, mis ojos se abren como platos cuando me percato que en su mano lleva una cadena y esta se encuentra unida a un collar en el cuello de hombre que viene a gatas con una máscara de cerdo.

— Por dios — murmuro anonadada, Win ríe a mi lado y se encoge de hombros

— Es nada comparado con lo que puedes ver arriba — dice señalando el techo.

Winter comienza hablar, tratando de explicarme las cosas que poco a poco se van mostrando entre la multitud, cada vez hay más personas interactuando entre ellas, los veo perderse entre los pasillos que deben conducir a otro lado, algunos suben las escaleras del fondo, pero de a poco he visto como una serie de mujeres y hombres con muy poca ropa o completamente desnudos, se pasean entre la multitud.

Algunos solo llevan algunas batas transparentes, otros van acompañados por una mujer o un hombre, comienzo a darme cuenta que a diferencia del resto estas personas deben ser empleados del club, porque aunque lucen mascaras igual que el resto estas son más simples e idénticas y evidentemente la falta de ropa sobre ellos me hace pensar en eso.

Para cuando Simond regresa con un par de copas, Winter me ha explicado que quiere subir a ver la exhibición de arriba y Simond está dispuesto a complacerla.

— No te muevas de aquí mejor, la sala principal es la menos — hace una pausa y ríe — complicada así que te recomiendo que te quedes aquí, nos vemos en el bar más tarde ¿de acuerdo? — asiento porque sabía que no pasaría la noche entera conmigo y además luce ansiosa por moverse.

Los veo alejarse y perderse entre las personas, yo por el contrario camino hasta el fondo, al bar donde un chico con una máscara azul marino igual al resto de las personas que se pasean desnudas o semidesnudas —confirmando que son empleados— me sonríe.

— creo que necesitas algo más fuerte que eso, ¿te sirvo algo? — me pregunta con amabilidad señalando mi copa de vino blanco

— ¿Por qué lo dices? — pregunto sin comprender y el ríe

— Se nota que es tu primera vez aquí, además te ves tensa — sonríe y luego suspira — te recomiendo que bebas algo más fuerte así podrás relajarte, no disfrutaras de la noche si sigues así — su sonrisa me inspira confianza así que asiento

— Está bien, ¿Qué me servirás? — el ríe y asiente

— Muy bien, pues para una mujer tan hermosa como tú y que estoy seguro que recibirá muchísimas invitaciones para jugar esta noche, creo que lo ideal sería darte un volcán — de inmediato se gira y comienza a trabajar.

Se mueve con rapidez mientras mezcla algunas bebidas y luego bate dentro de una coctelera, me guiña un ojo cuando la lanza al aire y la recibe para luego servir el contenido en un vaso, donde previamente ha colocado un líquido de color amarillo.

Para cuando termina de servir el contenido de la coctelera, el vaso luce dos tonos amarillo y naranja, se ve increíble, luego agrega un líquido rojo en la superficie, me guiña un ojo y acerca un fosforo encendido a la superficie, esta de inmediato arde y después de algunos segundos el la sopla y la coloca frente a mí.

— Que lo disfrutes — dice colocando sus manos a los costados de la mesa, mirándome con sus lindos ojos negros con intensidad.

Algo nerviosa tomo el vaso y dejo la copa de vino sobre la encimera, cuando estoy por probarlo una voz masculina y ronca me hace estremecer.

— Tengo toda la puta noche observándote — mi cuerpo se eriza y me giro para conseguirme con uno de los hombres que vi hace un rato cuando la rubia se acercó a nosotros para invitarnos a jugar

>> ese vestido es un espectáculo, pero no sería lo mismo si no lo llevara una mujer como tú — comenta ojeándome de los pies a la cabeza, luego toma asiento a mi lado, observa mi bebida y sonríe — buena elección — le comenta al bar tender que asiente y se retira — ¿es la primera vez que estas aquí verdad?

— Sí, lo es — el ríe suavemente y por un instante se me antoja vagamente familiar su sonrisa.

— Pues debo advertirte que esto es bastante revelador — comenta con picardía — pero te muestra cosas de ti mismo que quizás no pensaste que existían — levanta su vaso en mi dirección y sonríe — por una noche increíble — bebe un sorbo y espera a que lo imite.

Tomo el vaso y pruebo la bebida, de inmediato siento como quema mi boca, para luego dejar una cosquilleante sensación seguida de un toque dulzón, sonrió porque es fuerte pero sabe muy bien.

— ¿quieres acompañarme? — pregunta esta vez el hombre.

Aprovecho el instante en que nos vemos para detallarlo, lleva barba y el cabello peinado despreocupadamente hacia atrás, su porte es igual que su peinado, aunque es evidente que es un hombre que trabaja su cuerpo porque el traje que lleva se ajusta a la perfección a su cuerpo. Después de unos segundos en silencio niego con mi cabeza dando un sorbo al trago.

— gracias pero no me apetece jugar o ser parte de esto — él sonríe ampliamente y responde con picardía

— solo quiero que veas algo, si te apetece ser parte de ello, puedes unirte — su voz es suave pero insinuante, sonrió con algo de timidez y vuelvo a negar — está bien, estaremos en el nivel de arriba en uno de los reservados, quizás quieras darte una vuelta más tarde — se pone en pie y se inclina sobre mí, invadiendo mi espacio personal, haciendo que mi cuerpo se tense y mi corazón se acelere — prometo que lo pasaras muy bien — su voz es un susurro ronco y sexy que me estremece.

El olor de su perfume es embriagador y tentador, su sonrisa aún más, sus ojos claros se fijan en mi antes de guiñarme uno de ellos para luego girarse y perderse una vez más entre la multitud, sigo su andar con los ojos, hasta que finalmente alcanza las escaleras y lo veo subir despreocupadamente hasta el nivel superior.

Respiro profundo tratando de llenar mis pulmones con aire y tratando de controlar mi reacción, no sé qué ha sido eso, pero en definitiva he sentido algo extraño, me sentí ligeramente tentada por ese hombre ¿y cómo no?, aun con el antifaz se ve que era un dios griego. A los pocos segundos la risa suave del bar tender vuelve a acompañarme, sus ojos fijos en mí, me hacen sonrojar, abanico mi rostro para apaciguar el repentino calor que siento.

— Te lo dije, puedes estar aquí solo un rato y apuesto a que tendrás más de 15 invitaciones, relájate un poco y solo diviértete — sonríe, me guiña uno de sus oscuros ojos y vuelve a irse.

Justo como acaba de advertirme, no pasa un minuto antes que otro hombre me aborde, a diferencia del primero este es mucho más osado, de mayor edad —lo sé porque las canas que se dejan ver en su cabello lo delatan— me propone directamente formar parte de un trio, me niego con vehemencia escandalizada, cuando el insiste un poco más y luego de unos instantes se retira decepcionado.

Luego de algunos minutos me abordan otros hombres para proponerme ser parte de sus juegos o que los acompañe. El bar tender ríe divertido cerca de mí al otro lado de la barra y yo estoy muriéndome de la vergüenza, nunca había recibido tanta atención masculina en toda mi vida.

Si, sé que soy una mujer hermosa, porque muchas veces me lo han dicho, pero esta noche solo me ha demostrado que cuando quiero puedo tener al hombre que quiera, una punzada de remordimiento se apodera de mí al pensar en James, suspiro y niego con la cabeza.

— ¿Qué estoy haciendo? — murmuro para mí misma buscando el anillo de compromiso que he dejado adrede en casa.

Después de 45 minutos, llevo dos tragos de esta bebida volcánica y más de 8 invitaciones para unirme a diferentes tipos de juegos. Estoy algo exasperada porque el ambiente en la sala principal ya no es tan tranquilo como al principio y si Winter piensa que esto no es complicado tenemos definiciones muy diferentes del término. Puede que no sea una orgía como se deba, pero aquí todo el mundo besa a todo el mundo, se tocan y se rosan sin ningún tipo de pudor, al ritmo de la música o simplemente al ritmo de sus cuerpos.

Por cierto la música, por Dios bendito, es sumamente sugerente, no se quien les ha dado el playlist, pero todas me hacen pensar en sexo. Respiro profundo dando un sorbo más a mi trago, sintiéndome ligeramente mareada, el alcohol han comenzado afectarme. Me pongo en pie, porque necesito aire fresco, observo a mi alrededor algo confusa, porque en el momento en que me he puesto en pie ha iniciado un espectáculo de luces parpadeantes que solo me hacen sentir aún más mareada.

Camino entre la multitud sintiendo como muchas manos me tocan, escucho gemidos y gruñidos roncos de los que se manosean y restriegan al ritmo de la música de fondo, mi pulso se acelera y el calor que siento es agobiante apuro el paso, sabiendo que esto está permitido, tratando de huir del lugar porque aunque todos se sientan bien yo no me siento tan cómoda en este momento, llego hasta las escaleras, tomando el pasamanos que me ayuda a sostenerme, subo sin pensar demasiado a donde me dirijo o con quien tropiezo en el camino, mi único objetivo es encontrara un lugar tranquilo en donde pueda calmarme y supongo que arriba debe haber alguna terraza, necesito aire y aclarar mis ideas.

Cuando termino de ascender las escaleras estas me dejan en un pasillo que me conduce a otra sala, lo que me consigo en ella me deja totalmente en el sitio de una pieza. Como menciono más temprano el anfitrión hay hombres y mujeres llevando muy poca ropa, pero esta se asemeja al estampado camuflado del uniforme de la armada.

A donde miro hay personas teniendo relaciones sexuales, mujeres, hombres, todos parecen disfrutar de sus cuerpos sin ningún tipo de pudor, alrededor de los hombres y mujeres parados firmes, alguno de ellos tienen sus miembros erectos, la escena se me antoja perturbadora y demasiado para mí, parpadeo tratando de centrarme.

Mi respiración acelerada, se une a una inesperada sudoración y recuerdo las palabras del primer hombre que me abordo en el bar, esto en definitiva es mucho más que revelador, permanezco inmóvil en el lugar buscando una salida, pero mis ojos parecen cautivados por el vaivén de los cuerpos que se entrelazan, en los gemidos y los gritos de placer que las mujeres dejan salir de sus gargantas, un cosquilleo extraño se hace presente en mi bajo vientre, haciéndome estremecer.

Mi cuerpo comienza avanzar por la sala, detallando todo, como conducido por el mismo ambiente erótico del lugar, la cabeza me da vueltas y la excitación comienza a crecer en mi entrepierna, no soy de mirar porno, tampoco de este tipo de prácticas, pero debo reconocerlo hasta cierto punto es... excitante.

Camino por la sala hasta la entrada de un pasillo a medio iluminar, decidida a encontrar un lugar donde tomar aire continuo por allí, sin poder apartar las imágenes de las personas que deje en la sala follando. El pasillo está iluminado por focos rojos que le dan un aspecto exótico y tétrico al mismo tiempo, camino hasta detenerme en la primera desviación que encuentro, una brisa fría sale por la puerta parcialmente cubierta por una cortina, me deslizo por ella.

Es una habitación, pero todo está tapado con más cortinas transparentes de color negro y rojo, camino entre ellas, como si se tratara de velos que cuelgan del techo, la música es lo único que logro distinguir y aunque por un instante creí que era la música del nivel de abajo, descubro que no es así, no logro identificar la canción, tampoco al cantante, pero el ritmo pausado y sensual de la música hace que respire agitada una vez más.

Camino entre las telas colgantes adentrándome en el espacio, el frió aumenta conforme lo hago, después de algunos segundos andando entre ellas me detengo en seco al verlos.

Una mujer completamente desnuda se encuentra sobre una especie de mesa, a su espalda un hombre de espalda ancha completamente vestido le hace algo, no soy capaz de ver lo que hacen, el hombre se mueve ligeramente a la derecha, permitiéndome ver su perfil, me doy cuenta que lleva unas cuerdas en las manos y está atando el cuerpo de la mujer.

Mis ojos se abren como platos al notar la posición, el color, la mirada y la forma en que la mujer esta tendida en la mesa, se ve cómoda, segura y tranquila, sus ojos muestran excitación, deseo. Pero lo que realmente hace que desvía la mirada de ella y deje de curiosear su estado, es el hombre que la ata.


Sorprendida y al mismo tiempo fascinada por lo que veo permanezco en el lugar, detallo los delicados pero expertos movimientos del hombre mientras cruza, rodea y envuelve diferentes lugares del cuerpo de la mujer, que parece extasiada bajo el cuidadoso trato y rose de las manos del hombre está proporcionando.

Cuando finalmente termina de atar sus piernas, el hombre se retira, dando algunos pasos hacia atrás dejando expuesto el cuerpo de la y la posición en la que esta, su cuerpo inclinado hacia el frente, apoyada sobre sus hombros y rodillas, las manos atadas en la espalda y sus piernas separadas exponiendo por completo sus genitales, parpadeo sorprendida, la escena en si es impactante pero erótica al mismo tiempo.


El hombre se gira hacia donde me encuentro y finalmente puedo ver su rostro o bueno la máscara que lo cubre, una dorada —brilla ligeramente con la tenue luz que ilumina el área donde esta— que oculta por completo sus facciones, es el mismo sujeto que vi en el bar con los otros dos, mi cuerpo reacciona a el de una manera extraña, me remuevo incomoda en mi lugar sin hacer ruido, para no llamar su atención.

De inmediato caigo en cuenta que posiblemente he llegado al reservado del que me hablo el otro hombre, permanezco inmóvil, observando los movimientos del enmascarado, su porte elegante y altivo no deja dudas está acostumbrado a esto y por lo que veo es un experto en la materia, sus movimientos fluidos y delicados al tocarla o hacer lo nudos sobre su cuerpo son de alguien que ha hecho esto muchas veces.

Mis ojos se desvían una vez más a lo que el observa con atención, honestamente a pesar de verla atada en esa posición, le mujer no luce incomoda, para nada. Después de unos segundos observando su trabajo, se gira volviendo a quedar de espaldas a mí, se aleja un poco y luego regresa con otra mujer sujetando su mano.

Esta por el contrario a la que está sobre la mesa, es más baja y de piel pálida, parece un papel, su cuerpo no es tan voluptuoso como el de la otra, pero tiene una linda figura, el hombre la ayuda a subir a la mesa donde se detiene de pie frente a la otra mujer, quedando de espaldas a mí, mis ojos se desvían por sus piernas hasta encontrar el rostro de la primera chica y para mi sorpresa esta vendada y amordazada, detalles que no había percibido antes, respiro profundo, porque no sé si tendría tanta confianza con alguien para hacer lo que ella hizo.

El hombre de la máscara, se retira de la mesa y comienza a desabrochar su saco, se lo quita con elegancia y tranquilidad, colocándolo sobre la mesa, sus ojos supongo están fijos sobre las mujeres, luego procede hacer lo mismo con los botones de la camisa, exponiendo un torso perfectamente trabajado, como cincelado por dioses.

Humedezco mis labios ante tal visión, retuerzo mis manos ansiosa, deseosa de poder estar más cerca y admirar su torso detenidamente, mierda que atractivo es, se quita la camisa blanca y queda completamente desnudo de la cintura para arriba, se gira y puedo ver que lleva un tatuaje en su espalda, en medio de esta, no logro definir lo que es, por la poca iluminación pero tampoco pierdo mucho tiempo en eso, ya que comienzo a detallar su anatomía.

Mis ojos se desplazan por su cuerpo con detenimiento, es alto, increíblemente alto, podría llevarme fácilmente dos cabezas aun usando tacones, sus brazos definidos están muy bien trabajados, marcando sus bíceps y sus tríceps además de ello su pecho es perfectamente plano y musculoso, partido a la mitad definiendo cada pectoral, Santo Pecado andante este hombre debe pasar horas entrenando.

— Curioseando un poco — la voz masculina detrás de mí me sobresalta y eriza hasta el último de mis vellos, me giro para encontrarme una vez más al hombre del antifaz negro y blanco.

En el espacio en el que estamos hay aún menos iluminación que detrás de la cortina, por lo que no soy capaz de definir su color de ojos, pero son claros y miran con intensidad, una intensidad que me pone más nerviosa de lo que ya estoy, intento decir algo en mi defensa, acabo de ser encontrada curioseando en un reservado y aunque antes me haya invitado no sé si el de él.

— Eso que hace se llama Shibari — dice señalando detrás de mí al hombre de la máscara dorada, ambos permanecemos en silencio mirándonos.

Me regala una sonrisa ladeada y se señala nuevamente detrás de mí, sin decir nada, me giro lentamente y observo al intrigante hombre enmascarado que ahora procede a atar con el mismo cuidado y delicadeza a la otra chica.

Le da indicaciones que no logro escuchar pero asumo que lo son cuando ella asiente y se recuesta sobre la mesa, frente a la otra mujer que ha quedado completamente olvidada, como si no estuviera allí, el hombre comienza a pasar una cuerda de color negro sobre su blanca piel, haciendo un gran contraste, respiro profundo cuando sigo el movimiento de las grandes manos del hombre, deslizarse por su cuerpo.

— Es un estilo de bondage japonés — explica una vez más a mi costado el hombre con un tono pícaro — las cuerdas son de fibras naturales y Shibari significa atadura como podrás imaginar —, lo observo disimuladamente de reojos, mientras que los suyos se desplazan de lo que hace el otro hombre hasta mí, estos brillan de excitación y mi cuerpo se siente parcialmente tenso.

— ¿no duele? — pregunto por inercia sin poder contener mi curiosidad, no logro reconocer ni mi propia voz, el ríe suavemente

— para nada, aunque la cuerda debe colocarse con firmeza la idea es hacerle daño pero el justo, solo marcar un poco la piel y disfrutar del placer que te ofrece estar atado y sumiso en manos de otra persona — concluye sin apartar los ojos de la escena.

Para cuando hago lo mismo el hombre enmascarado, prácticamente tiene atada a la otra chica con las piernas abiertas hacia la primera, el rostro de esta se encuentra a escasos centímetros de la vagina de la otra, mientras esta permanece con los ojos descubiertos y sin mordaza.

Noto como su cuerpo se estremece cuando la otra mujer mueve un poco su cabeza hacia su sexo, imagino que el calor de su respiración está excitándola. En ese momento se une a ellos un hombre de piel morena, que no tengo idea de donde sale o donde estaba antes, este va parcialmente vestido de militar, su torso descubierto deja a la vista un cuerpo excepcionalmente musculoso, mucho para mi gusto.

Mi acompañante ríe al verlo y niega con la cabeza, no puedo imaginarme a ese hombre de mascara manteniendo relaciones con ese gigante de piel morena, eso es demasiado para mí, pero desde un costado se une a ellos la misma rubia que se acercó a mí y dijo que tenía un hermoso cuerpo, se acerca a el moreno y le entrega un látigo.

Mis ojos se abren como platos, imaginando lo que hará con él y a quien podría hacérselo, pero este no se mueve de su lugar, en cambio la rubia se acerca al hombre de mascara dorada, permanece un instante mirándolo y luego se agacha frente a él, quedando justo enfrente de su bajo vientre, donde un gran bulto se esconde debajo de la tela del ajustado pantalón.

— ese es mi aviso de entrada — dice con voz ronca el hombre a mi lado señalando a la rubia, que ha comenzado a deshacer el cinturón del enmascarado, pero ni la ve, sus ojos están fijos en las mujeres sobre la mesa, como si su único objetivo fueran ellas dos.

El hombre a mi lado abandona el espacio e ingresa a la habitación, sus pasos hacen un ligero eco en la habitación, haciéndome notar que la música paro, todos los ojos se posen en él, que camina despreocupadamente hasta alcanzar a los otros en la mesa.

Luego sin saber de dónde demonios salen tantas personas otro hombre se une a ellos, seguido de otra mujer, para cuando se reúnen junto a la mesa suman un total de 8 personas, cuatro hombres y cuatro mujeres, trago grueso al darme cuenta que todos están allí con solo una idea... jugar.

Cada uno de ellos centran su atención en las mujeres sobre la mesa, mientras el hombre de piel morena, se acerca a ellas jugueteando con el látigo entre sus manos, me anticipo a sus intenciones que son claras, golpeara a una de las mujeres con él, cuando lo levanta y lo deja caer sobre los glúteos expuestos de la primera mujer que se encuentra apoyada sobre sus rodillas, su cuerpo se tensa y la escucho gemir entrecortadamente, gracias a la mordaza dentro de su boca.

Mis ojos siguen fijos en el moreno que azota una y otra vez los glúteos de la mujer, con fuerza, sus glúteos se vuelven rojos con rapidez y sus gemidos son cada vez más fuertes, no estoy segura si se queja de dolor o placer, el enorme hombre continua con la tortura hasta que la voz de otro se escucha.

— Alto — este se detiene y se gira hacia quien lo ha detenido, es el hombre de la máscara dorada.

Me había concentrado tanto en las acciones del moreno que no había visto ninguna de las otras personas que están en la estancia, el enmascarado solo lleva un bóxer negro puesto, sus piernas expuestas y bien trabajadas solo reafirman lo que ya había pensado, es un adonis, mi cuerpo reacciona a tanta majestuosidad, secando mi garganta, poso mis ojos en su rostro cubierto con la máscara y la curiosidad crece en mi al igual que mi excitación ¿cómo lucirá el rostro debajo de esa mascara?

Mientras pienso en su aspecto, el hombre se mueve entre los demás que han comenzado a besarse y tocarse. La escena en si es sumamente erótica, pero algo en él no me permite apartar los ojos, no sé si son los movimientos de su cuerpo, o la delicadeza con la que desliza sus dedos sobre la piel roja de la mujer ante el que ha sido azotada varias veces por el otro, pero se nota que siente placer al hacerlo con sumo cuidado, luego de un instante levanta su mano y la estampa con fuerza una vez más en los glúteos enrojecidos de la mujer, sorprendiéndola tanto a ella como a mí con su acción.

Lo siguiente que hace me sorprende bastante, le indica al hombre moreno que suba a la mesa, que se coloca detrás de la mujer entre sus piernas, se acomoda el paquete debajo de la pequeña prenda que lo tapa y luego de unos segundos saca su prominente y erecto miembro, haciendo que mis ojos se abran como platos, santísima mierda, ¿en serio un hombre puede andar con semejante miembro entre las piernas?, lo acomoda sobre la abertura de la chica y la penetra con fuerza, sin preámbulos ni miramientos, al mismo tiempo que el látigo cae sobre su espalda.

Todo es demasiado impactante, abrumador pero por alguna extraña razón no puedo apartar la mirada, no puedo alejarme de lo que veo, mi cuerpo reacciona de forma extraña ante la escena. Mi entrepierna cosquillea, soy consciente de la humedad que empapa mi braga y del calor que siento.

En cuestión de minutos las cosas suben de nivel en la habitación y los demás están desnudos o a medio vestir, rodeando la mesa y uniéndose a la tortura iniciada por el hombre enmascarado. Los gemidos no tardan en llenar la estancia, que pronto se convierte en el lugar central de una orgía donde todos se besan, se tocan y se follan.

El hombre de la máscara dorada se separa del grupo y camina hasta una de las paredes, allí observo como teclea algo sobre un panel que se ilumina y las luces del lugar cambian, se vuelven más tenues y de inmediato la música comienza a sonar nuevamente, es un ritmo lento, tentador, erótico y muy sugerente, cuando se gira, nuestras miradas se encuentran.

Todo mi cuerpo se tensa, su mirada intensa esta sobre mí, siento como quema mi piel con sus ojos, mi corazón late desbocado y desesperado, mi respiración se agita y no sé si es porque acaban de descubrirme de mirona o simplemente porque puedo admirarlo de frente y perderme en ese espectacular y hermoso cuerpo.

Se detiene después de dar un paso más, sus ojos fijos en los míos hacen que me estremezca, estos descienden por mi cuerpo una vez más, solo que más lentamente y por primera vez en mi vida siento que un hombre me desnuda con la mirada, su cabeza se ladea a un costado y luego sus ojos regresan hasta encontrar los míos. Permanecemos observándonos, yo perdida en su cautivante y enigmática mirada, después de algunos segundos, el respira profundo, como si buscara algo de control sobre sí mismo y vuelve a lo suyo, es decir junto a las mujeres sobre la mesa.

Una vez allí se deshace de su bóxer exponiendo su perfecto cuerpo y una enorme erección, el moreno no es el único con un gran equipo entre las piernas, lo detallo un instante y trago grueso, solo de imaginarlo penetrándome, ese solo pensamiento me sorprende y siento como mis mejillas se calientan, no puedo apartar la vista de él, de su cuerpo, de sus movimientos, se acomoda sobre la chica de piel pálida y esta comienza hacerle sexo oral.

Su miembro entra en la boca de la chica, cubriéndolo con sus finos labios solo hasta la mitad, el mueve sus caderas un poco más, presionando contra su boca, haciendo que la chica se contraiga, busco su rostro y encuentro sus ojos siguen fijos en mí, estudiándome.

Yo simplemente no puedo ni moverme, no puedo respirar con tranquilidad, no puedo hacer nada, abro mi boca en busca de aire, ayudando a mi pesada respiración oxigenar mi cuerpo que está sumamente caliente y deseoso de ser tocada por ese hombre, Dios no puedo si quiera pensar con claridad, los demás continúan en un vaivén de cuerpos entremezclándose pero yo solo tengo ojos para el enmascarado, que ha empezado a azotar la piel pálida de las nalgas de la mujer, esta comienza a tornarse roja con cada azote y conforme va haciéndolo el hombre intensifica la fuerza de ellos.

Un grito entrecortado me avisa que alguna de las mujeres acaba de correrse, pero sigo sin poder apartar los ojos de él, es como si me hubiese atado a él, a ese grito un gemido largo y ruidoso se le une, unos segundos después parece una reacción en cadena y todas las mujeres en la habitación están en medio de intensos orgasmos.

Por mi parte puedo sentir la humedad empapando mi entrepierna, mi cuerpo esta tenso y lo recorren continuos espasmos de excitación, aunque nadie me toca, aunque nadie está cerca de mí, saber que el mantiene sus ojos fijos en mí y mis reacciones, me pone y de una manera que jamás en mi vida había experimentado.

Después de no sé exactamente cuánto tiempo observándonos, mientras el disfruta de follar con fuerza y rudeza a ambas mujeres sobre la mesa, nuevamente el sujeto con antifaz negro y blanco se acerca a mí, está completamente desnudo, camina con el mismo porte despreocupado, su cuerpo está cubierto por unas cuantas gotas de sudor.

Le doy una rápida mirada a su cuerpo, tratando de obviar su miembro y al igual que el resto de los hombres en la habitación, su cuerpo esta trabajado, pero en menor proporción que el cuerpo del enmascarado.

— Esto es lo que hacemos aquí — dice en con voz ronca y divertida al alcanzarme, siento de inmediato como mis mejillas se calientan por la vergüenza pero el solo ríe divertido con mi reacción, lo que hasta cierto punto me molesta — revelador ¿no? — Se acerca un poco más a mí y extiende su mano, en mi dirección, está invitándome a unirme a esta locura, dudo un instante antes de dar un paso atrás y negar con la cabeza — él sonríe y asiente algo decepcionado, se gira y regresa con el grupo o eso es lo que creo que hará pero me equivoco.

Va directamente con el hombre de la máscara dorada comenta algo cerca de su oído y vuelve a mirarme, el otro asiente ligeramente sin dejar de observarme, mientras su cuerpo sigue moviéndose contra el cuerpo de la rubia que se encuentra abierta de piernas sobre la mesa con el rostro sumergido en la entrepierna de una de las mujeres atadas.

Después de unos segundos, sale de ella y ladea un instante su rostro, el otro sonríe ampliamente dice algo que no alcanzo a escuchar, pero veo que ambos ríen, el enmascarado comienza andar hacia mí, sorprendiéndome por completo, ¿Qué hace? mi cuerpo se tensa mientras disfruto de la sensación tan excitante de verlo completamente desnudo andando con paso firme y seguro hacia mí, como sus músculos se tensan con cada paso que da, en pocas zancadas esta frente a mí.

— ¿te gusta mirar? — su voz es jodidamente ronca y cargada de deseo.

No logro articular palabra, su cercanía me asfixia, me excita y me intimida a partes iguales, permanezco en silencio porque es primera vez que soy parte de algo como esto, el ríe suavemente haciendo que mi piel se erice con ese sonido maravilloso, sus ojos me detallan con lentitud, siento que me devora con la mirada y por alguna razón me encanta que lo haga, luego regresa a mis ojos y suspira.

— Eres hermosa — suelta dando un paso más en mi dirección.

Sonrió nerviosa ante el alago pero no puedo decir nada, estoy realmente intimidada no solo por su desnudez sino por cómo me mira

— es primera vez que vienes, ¿verdad? — Pregunta sin dejar de verme, asiento ligeramente — creo que te metiste muy arriba — susurra, luego se acerca más a mí y puedo llenarme con el aroma de su perfume, fuerte, varonil, sexy, insinuante, entremezclado con el olor a sexo que desprende su piel sudorosa.

Su rostro se inclina sobre mi cuello, siento el frió material de la máscara rosar mi mejilla, haciendo que me estremezca con él, el calor que desprende su cuerpo desnudo a escasos centímetros del mío está desesperándome.

— la próxima vez que vengas — habla despacio y con voz ronca en mi cuello — estaré muy agradecido de que me acompañes a jugar o al menos a tomarnos algo — la voz amortiguada por la máscara que lleva hace que suene aún más enigmático de lo que ya es y suspiro por su cercanía, dejo escapar un gemido por lo bajo y como respuesta lo escucho respirar profundamente, luego se separa de mí, posa su intensa mirada una vez más en mí y sin decir nada más se gira y regresa con el resto.

Para este momento soy un completo manojo de nervios y excitación descontrolada, por un instante me veo tentada a seguirlo pero me detengo en cuanto observo como la rubia lo recibe entre sus brazos, ladea el rostro y besa los labios de la máscara.

Doy un paso atrás, tambaleándome gracias a los temblores de mi cuerpo, me giro completamente impactada por todo lo que acabo de experimentar y me sorprendo al darme cuenta que estoy dentro de la habitación y las cortinas se encuentran a un par de pasos de donde estoy, salgo de entre ellas, sin controlar mi cuerpo, mis pensamientos o alguna cosa en mí, no tengo idea en que momento me adentre tanto en la estancia, pero es evidente que me he movido.

Cuando salgo al pasillo me apoyo sobre la pared al costado de la puerta y respiro profundo tratando de acompasar mi agitada respiración, tratando de controlar mi cuerpo y todo lo que estoy sintiendo, porque nunca antes en mi vida había sentido tanta excitación, tanto deseo y no había absolutamente nadie tocándome, solo esa intensa y candente mirada sobre mí, esto ha sido intenso, interesante y demasiado tentador, en extremo.



Nota del autor: aloha mis gamers.... uuuuyyyy pero que calor hace no les parece??? jajaja capitulo REVELADOR para la pobre de Lizzy... interesante que se tope con ellos aqui no? y sean ellos quienes la inviten a jugar... en fin, hay doble actualizacion, pero les explico en el siguiente apartado... sigan leyendo...

Aqui el tema de este cap. Dirty Mind - Boy Epic enjoy it!

https://youtu.be/zzqEX0BF050

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro