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🎭Capítulo 74 - Propuesta indecente🎭


Lizzy White.

Me observo en el espejo y sonrió ampliamente ante mi reflejo, ha sido un día intenso y estresante pero como ha podido el magnate logro relajarme y relajarse lo suficiente como decidir salir a cumplir con esa cena que me pidió temprano en la mansión Metzler. Aplico un poco de labial rojo quemado sobre mis labios y suspiro al mirarme, Kai tiene un gusto increíble, el vestido que me ha regalado es justo el estilo de vestidos que me gusta, bonito, moderno, delicado y el color me encanta.

Me giro para salir de la habitación y encontrarme con él, hace un rato que está listo, de hecho se ducho y se arregló mientras yo hablaba con mi abuela, hacia algunos días que no hablaba con mi familia en Venezuela y necesitaba escucharla. Gracias a dios todo están bien a pesar de la situación todo ha ido mejorando poco a poco.

Cuando alcanzo la cocina me detengo al ver la espalda del magnate, joder no puedo evitar morder mi labio admirando su anatomía, porque no es solo eso lo que me deja sin aliento, es su porte, su elegancia, la forma en que parece un enviado de otro mundo, no me canso de decirlo, los dioses celtas debían lucir como Kai Metzler.

Sus hombros anchos perfectamente formados y marcados debajo de un elegante saco de color negro que se ajusta en los lugares adecuados, un pantalón negro que se ajusta a su culo de forma sutil dejando en claro que esa zona del cuerpo se ejercita bastante, zapatos en el mismo tono que completan su atuendo y lo hacen lucir perfecto. Como si sintiera el peso de mi mirada —o sencillamente ha escuchado mis pasos pero me ha permitido unos segundos admirar todos sus ángulos— se gira y ocurre, pierdo el hilo de mis pensamientos, nuestras miradas se encuentran y sonríe.

Pronto sus ojos están devorando mi cuerpo, aumentando ese magnetismo, esa electricidad abrumadora que siento cada que me ve de esa manera, mi piel cosquillea ante la intensidad con me observa y el deseo desmedido que tanto trabajo nos cuesta controlar se hace presente, debo entreabrir mis labios para ayudarme a respirar, porque joder... este hombre me pone en cuestión de segundos solo con una mirada.

Un escalofrió me recorre entera estremeciéndome, sus ojos se oscurecen conforme ascienden nuevamente por mi cuerpo, hasta encontrarse con los míos. Su expresión se ha vuelto seria, su mandíbula esta tensa al igual que sus hombros, joder lleva un traje de tres piezas que aunque detesto cuando los lleva puesto y deseo arrancárselos, debo admitir se ve de muerte lenta con ellos puestos y vaya si lo sabe porque son los que más suele usar, su expresión me mata, daría lo que fuera por saber que está pensando.

— Estas hermosa...— murmura con voz ronca.

— Gracias... tú te ves...— hago una pausa para volver admirarlo y suspiro embobada — ¿alguna vez te han dicho que luces como un Dios celta? — me atrevo a preguntar, acortando la distancia entre ambos.

El ríe divertido negando con la cabeza, mientras rodea mi cintura con sus brazos, de inmediato el aroma de su perfume inunda mis fosas nasales sacándome completamente de balance, mierda que fragancia tan endemoniadamente sugerente, por dios.

— No, nunca lo habían hecho...— responde metiendo su cabeza en la curvatura de mi cuello y acariciando mi piel con su nariz.

Jadeo sin poder evitarlo y lo siento reír con suavidad, bastardo sabe lo que hace. Una de sus manos se desliza desde mi espalda baja hasta alcanzar uno de mis glúteos donde lo aprieta pegándome más a su entrepierna... mierda ¿en qué momento se puso tan duro? Respiro profundo tratando de centrar mis pensamientos y concentrarme en algo más que no sea la creciente excitación que estoy sintiendo.

— ¿Y si nos quedamos y olvidamos la cena? — propone rosando sus labios contra la piel sensible de mi cuello.

Jadeo buscando mi voz, mientras siento como comienza a dejar un reguero de besos lentos y pausado, hasta alcanzar la línea de mi mandíbula y continuar hasta mis labios, nuestras miradas se encuentran y lo único que puedo ver en ese par de orbes mieles son el deseo y la lujuria. Respiro profundo llenándome de su olor y obligando a mis neuronas hacer sinapsis.

— Creo que me gusta mucho mas esa idea que la de salir...— murmuro mirándolo con intensidad.

— A mí también me gusta mucho más, pero hice reservaciones y además quería aprovechar para presentarte a alguien...— comenta, acariciando mi mejilla con su pulgar.

— ¿A alguien? — Pregunto sosteniendo su muñeca para detener la caricia — ¿a quién?

— Es una amiga...— murmura haciendo que mi cuerpo se tense y mi ceño se frunza

— ¿Una amiga? — repito como idiota sus palabras consciente que los celos están haciéndose presentes.

— Si, una amiga...— comenta divertido y lo odio porque sabe perfectamente que la idea no me convence del todo.

Pero permanezco en silencio, no montare un show sin siquiera conocer a la "amiguita" pero seguro que es otra resbalosa que quiere meterse en su cama. El magnate ríe suavemente antes de dejar un beso rápido en mis labios y separarse de mí.

— Vamos, que si nos quedamos un poco más entonces no iremos a ningún lado...— esa idea me tienta y cuando echa andar hacia la puerta tiro de su mano para detenerlo.

La media sonrisa que llevaba en los labios se ensancha y me mira con deseo, muerdo mi labio deseando que se olvide de la puta cena y nos quedemos aquí solos los dos, pero obvio que no. se acerca a mí, besa deja un beso rápido en mis labios y vuelve a girarse esta vez liberando mi mano para que no vuelva a tirar de él, tipo listo.

Una vez en la puerta la abre se hace un lado y me muestra la salida cual caballero, comienzo a reír y echo andar, ¿ya qué? es obvio que no nos quedaremos. El camino que toma hacia el restaurante lo reconozco de inmediato, creo que vamos al mismo lugar en el que almorzamos la primera vez juntos, de inmediato el recuerdo de los dos comiendo ese volcán de chocolate me inunda la memoria y justo como ese mismo día debo cruzar mis piernas para intentar menguar las sensaciones que provoca el dichoso recuerdo.

Cierro mis ojos y respiro profundo, cuando una cálida mano se desliza sobre mi muslo cerca de mi rodilla, abro los ojos y allí quemándome como si de un metal al rojo vivo se tratara la mano del magnate asciende con lentitud, sus ojos siguen al frente y su expresión es completamente seria, no me muevo, de hecho ni respiro, mientras su mano continua el camino por mi pierna.

Mi cuerpo se va tensando conforme va ascendiendo, se mete debajo de la tela del vestido y respiro profundo cuando su ronca, sexy y sugerente voz llena el espacio.

— Abre...— joder ¿en serio va hacer esto justo ahora?


Sus ojos siguen al frente, ni siquiera se ha molestado en mirarme de reojos, pero como la sumisa que obviamente no soy —la mayor parte del tiempo— obedezco y descruzo mis piernas, dándole acceso a mi entrepierna. Cierro los ojos y suspiro cuando sus dedos se mueven como si estuviesen dando pasos hacia la parte interna de mis muslos, sonrió ante el jueguito que propone pero lo dejo hacer.

Intento mantener la misma postura que él, seria y controlada pero no puedo evitar el jadeo que sale de mis labios cuando alcanza mi coño con uno de sus dedos, lo rosa de abajo hacia arriba sobre la tela de mi braga y es como si hubiesen encendido un volcán. El calor se extiende por mi cuerpo y la respiración se me entrecorta.

Muerdo mis labios conteniendo los sonidos que estoy loca por dejar salir, pero me resisto, no voy a dejarle ganar el jueguito este tan fácilmente. Pronto sus dedos están haciendo magia sobre la tela de mi empinadísima braga, los mueve con maestría subiendo y bajando frotando cada tanto sobre mi clítoris. Abro los ojos y lo observo, la expresión concentrada que lleva me pone aún más, además verlo así es como es un cuadro, ligeramente hacia un costado, su mano izquierda sobre el volante tensa, el saco abierto, el chaleco marcando su fisionomía, su brazo derecho entre mis piernas.

Simplemente no puedo, libero mi labio y suelto un gemido, sin dejar de admirarlo, no puedo dejar de verlo, no cuando luce así de interesante, así de misterioso e increíble, la comisura de sus labios tiran en una media sonrisa lobuna que me prende aún más, abro mis piernas para darle mayor acceso y me dejo llevar por el placer.

Justo cuando lo hago, uno de sus dedos retira la tela que cubre mi coño dándole completo acceso a él, en cuando sus dedos se deslizan sobre la piel resbalosa de mi sexo respira profundo, por fin dando señales de cuanto le afecta esto. Desvió mis ojos a su entrepierna para confirmar lo obvio.

¿Cómo demonios los cierres de sus pantalones resisten eso? su polla esta endurecida y perfectamente marcada debajo de la tela, de hecho luce incomoda y podría jurar que hasta doloroso. Muevo mi mano hacia ella pero de inmediato me detiene, ríe suavemente y finalmente posa sus ojos en mí.

— Estamos por llegar...— libera mi muñeca y lleva sus dedos a su boca, los chupa y suspira — maldición eres exquisita...— suelta con tono frustrado y yo no valgo nada en el asiento.

Con esa sola imagen tuve tres orgasmos seguidos, joder.

Kai sonríe con malicia, cuando estaciona el auto y se gira para verme, yo simplemente no he podido quitarle los ojos de encima, se me hace imposible no admirar su belleza, su sensualidad y todo ese montón de deseo que despierta en mí.

— ¿Lista? — pregunta en el mismo puto tono que utiliza cuando va a follarme duro y sé muy bien que está haciéndolo apropósito.

Cierro mis ojos y suspiro, controlándome de no decirle idiota, muerdo mis labios y luego vuelvo a verlo, asiento lentamente y él sonríe abre la puerta del auto y desciende.

Contrólate Lizzy no queremos espectáculos hoy...— murmuro en español, antes de verlo abrir mi puerta e invitarme a salir.

Cuando le tiendo mi mano, mis ojos viajan inevitablemente a su polla que sigue tan dura como hace unos segundos, joder se le marca demasiado en el pantalón, ¿que no le da vergüenza que lo noten? Salgo de auto bajo su atenta mirada, cuando estoy junto a él, cierra la puerta, acomoda su saco que oculta parcialmente el bulto en su pantalón y luego entrelaza nuestras manos.

Una chica hermosa nos recibe en la entrada, Kai la saluda con una sonrisa amable y está ya no sabe qué hacer, pongo los ojos en blanco mientras Kai le informa que tiene reservaciones en el área VIP y que le gustaría ver a una tal Viveka. Le informan que está en la cocina pero que en cuanto tenga la menor oportunidad seguramente saldrá a verlo.

Mientras nos guían por el elegante y prestigioso restaurante, no puedo evitar reír al ver que nos guían exactamente a la misma mesa en la que almorzamos, tomamos asiento exactamente en la misma posición que lo hicimos ese día, solo que la tensión que hay justo ahora entre ambos es muy distinta a la de ese día.

Kai pide una botella de vino y conversa algunas cosas con la chica que nos atiende en francés, sé muy bien que está planeando algo porque por algo el cambio de idioma, la chica ría y asiente antes de mirarme divertida, cosa que no me agrada. Frunzo el ceño porque me parece de mal gusto lo que hace el magnate, cuando la chica se retira me observa con una sonrisa divertida en los labios.

Yo solo lo fulmino con la mirada, se inclina hacia el frente y entrelaza sus dedos sobre la mesa, sus ojos mirándome con intensidad. Niega con la cabeza y luego humedece sus deliciosos labios.

— ¿Por qué está molesta señorita White? — ah y va a usar el tonito de negocios otra vez.

— Para nada señor Metzler...— le respondo desafiante, él sonríe con arrogancia y sé muy bien que en este juego cualquiera de los dos puede ganar.

— Me parece que algo la incómoda, pero digamos que le creo...— bastardo sabe, muy bien lo que me incomoda.

En ese momento la joven llega nuevamente con la botella de vino, sirve nuestras copas y la deja en el cazo con hielo. Kai toma su copa y lo imito, sus ojos brillando con intensidad y diversión.

— Por una cena interesante...— lo veo con curiosidad porque no sé qué se trae entre manos.

Choco mi copa con la suya y doy un sorbo al vino, que en cuanto entra en contacto con mis pupilas gustativas es como una explosión. Joder, el vino es una completa delicia, dulce burbujeante y con un sabor a frutas de lo más delicioso.

— ¿Le gusta? — pregunta sin dejar de verme y asiento.

— Esta delicioso...— sin dejar de verlo me inclino la copa y apoyo mis labios con delicadeza sobre el cristal.

Su sonrisa poco a poco se va borrando y esta vez solo hay deseo, dibujado en cada una de sus perfectas facciones. Dejo la copa sobre la mesa y me acomodo en la silla, para seguirle el jueguito.

— ¿Y bien, porque será una cena interesante? — pregunto con curiosidad.

El magnate no responde de inmediato sus ojos están fijos en mis dedos y el recorrido que hacen en el escote del vestido, que aunque no es mucho deja ver la montaña de mis senos, los cuales acaricio con delicadeza.

— Señor Metzler le informo que mis ojos están por acá arriba...— sonrió triunfante y el suspira cerrando sus ojos.

— Lo sé, pero no puedo obviar se propuesta...— comenta tomando la copa y dando un sorbo.

— ¿Mi propuesta?

— Si, desea que le mire los pechos...— responde arrogante y en serio quiero golpearlo.

— Jah, ¿Quién dice que quiero eso? — su sonrisa se ensancha

— Sus dedos jugueteando sobre su escote...— joder.

— No sé de lo que habla...— me hago la desentendida y ríe divertido.

En ese momento una mujer vestida con el típico uniforme blanco de chef se acerca con una enorme sonrisa en los labios, es una mujer hermosa, tiene un cuerpo de infarto porque el uniforme se ajusta en el de forma llamativa. Uno de sus brazos esta tatuado y en el otro tiene tatuada su mano, lleva una argollita dorada muy fina en una de sus fosas nasales y debo decirlo es hermosa, pero con una expresión tan jodidamente picara e insinuante que me tenso de inmediato.

Sus ojos están fijos en la espalda del magnate y es suficiente advertencia para mí, esta mujer lo conoce y estoy segura que debe ser la tal Viveka.

— Mi querido Kai...— su voz al hablar es sensual, de inmediato el magnate se gira para verla y sonríe ampliamente.

— Viveka...— la saluda poniéndose en pie de inmediato.

Ambos se abrazan con fuerza y dejan un par de besos en sus mejillas, ella no se aparta lo suficiente de él, y mantiene sus manos sobre sus hombros cuando se separan, le da una mirada descarada recorriéndolo y sonríe.

— Como siempre te ves increíble...— lo halaga y yo sin poder evitarlo bufo exasperada, poniendo los ojos en blanco.

Los celos ya se han instalado aquí y dudo mucho que vayan a irse, no mientras esta idiota este aquí, sobre él. El magnate responde esta vez en francés lo que me hace mirarlo mal porque es obvio que no desea que lo entienda, la tal Viveka ríe divertida y niega con la cabeza, posando sus ojos en mí. Se sorprende un poco al verme y luego vuelve a mirar al magnate, que esta vez me observa encantado.

— Viveka ella es Elizabeth White...— se digna a presentarme — nena ella es Viveka — me presenta, haciendo que la mujer lo vea sorprendida al escuchar la palabra nena — hermana de Volker...— esta vez la sorprendida soy yo.

— Mucho gusto...— comenta estirando su brazo tatuado en mi dirección — ¿eres la periodista que lo llamo idiota verdad? — pregunta con una media sonrisa en los labios y me tenso de inmediato.

— Si, esa soy...— Kai ríe metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

— No vas a olvidarlo ¿verdad? — le pregunta divertido y ella ríe negando con cierta complicidad que comienza a cabrearme bastante.

— Imposible que lo haga, no después de verte como estabas...— mis alarmas se encienden con esas palabras aquí pasa algo — además que haya osado llamarte idiota en medio de una rueda de prensa la convierte en una mujer increíble...— posa sus ojos en mí y aunque está haciéndome un cumplido no me hace nada de gracia — además de hermosa — esto último me sorprende y me deja a cuadros.

— Gracias...— murmuro finalmente sin saber muy bien que decir.

— Bueno los dejo, esta noche estamos full y tengo cosas que hacer en la cocina, pide lo que quieras Kai, va por la casa...— se acerca una vez más para dejar un beso en su mejilla pero demora algunos segundos de más y luego la muy... se acerca a su oído y murmura algo que no alcanzo a escuchar.

El magnate se ríe divertido, mientras ella lo libera y posa sus ojos en mí, sonríe con el mismo descaro que lo está haciendo el magnate y yo en este punto quiero hacerlo papelillos.

— Un enorme placer conocerte linda...— me guiña uno de sus ojos y luego se gira. Sus manos finalmente abandonan el brazo del magnate y se va.

Kai ríe negando con la cabeza y vuelve a sentarse, posa sus ojos en mí que evidentemente estoy asesinándolo con los ojos.

— ¿Me perdí de algo? — pregunto de inmediato sin poder controlarme.

Él sonríe y niega con la cabeza.

— No que yo sepa...— comenta divertido y en serio su jodida actitud me cabrea.

Por lo que me pongo en pie y sin decir nada camino al baño, pero evidentemente no alcanzo a dar ni tres pasos más allá de la mesa, cuando la mano del magnate se cierra sobre mi brazo derecho.

— Suéltame...— le espeto mucho más dura de lo que debí sonar.

— Nena...— lo fulmino con la mirada y me libero con brusquedad

— Sabes no me gustan estos jueguitos de exhibir a tus zorras en mi cara...— le espeto sintiendo como los celos se hacen cargo de la situación — Kai sonríe de lado y suspira.

— No estoy exhibiendo a nadie, Viveka y yo no somos nada, si, hemos follado muchas veces — esas palabras no solo me sorprenden me duelen y detesto que las esté diciendo — pero somos amigos — me cruzo de brazos y rio con ironía, amigos mis nalgas.

— ¿Amigos, me trajiste aquí para que Kai? — su rostro se torna serio y duro.

— Te traje aquí por varias razones...— el tono serio que utiliza me preocupa — el primero es para que entiendas exactamente lo que siento cada que te imagino con el abogado...— mis ojos se abren como platos y de pronto todo tiene sentido — la mejor forma de entenderme es sintiéndolo y no lo estoy haciendo con la intención de herirte ni nada, solo que no sé cómo explicarte lo que siento, pero si sabía que sentirías lo mismo que yo...— entonces se acerca a mí y acuna mis mejillas entre sus manos.

Yo no puedo ni moverme, porque me ha traído aquí para darme una lección, y además le ha salido de puta madre.

— A veces las palabras no son suficientes cuando de sentir se trata nena...— sus palabras calan muy dentro de mí, porque siento que tienen un significado extra.

— Yo...— murmuro sin saber que decir.

Él sonríe y se acerca dejando un suave beso en mis labios, se separa y suspira.

— Discúlpame si te hice sentir mal, no lo hice con esa intensión, pero necesitaba que comprendieras lo que siento, es algo que simplemente...

— No puedes controlar...— término por él, haciéndolo sonreír.

Asiente mientras toma mi cintura con una de sus grandes manos y me pega a él, la otra se posiciona en mi nuca y me atrae con fuerza hacia él, cuando está a escasos centímetros de mi boca murmura algo en francés, frunzo el ceño y sonríe con malicia.

— No entiendes francés...— besa mis labios — y yo no entiendo español ahora si es justo — y entonces estrella sus labios con los míos besándome con necesidad.

El beso es desmedido, brusco, necesitado y lleno de pasión, me olvido de donde estamos y que tenemos un montón de personas a nuestro alrededor, a el parece importarle poco, ya que profundiza el beso pegándome más a él, un gemido se escapa de mis labios cuando toma mi labio inferior y lo muerde. Apoya su frente en la mía y respira agitado.

— Me vuelve loco el saberte con él, ¿te pasa lo mismo verdad? — pregunta con una media sonrisa en los labios.

— Eres un jodido genio...— respondo sin dejar de verlo, el ríe suavemente y se separa para dejar un beso sobre mi frente.

— ¿Me disculpas? — pregunta mirándome con una media sonrisa.

— Si, solo porque me diste un trago de mi propia medicina...— el ríe y besa mis labios esta vez con dulzura.

— ¿Aun tienes que ir al baño? — pregunta divertido y le doy un ligero empujón en el hombro.

— Tonto...— me libera y vuelvo a mi silla bajo su atenta mirada.

A los pocos minutos nuestras órdenes llegan y debo decirlo al igual que aquel día, todo esa delicioso. Comemos en silencio dedicándonos de vez en cuando miradas cargadas de deseo, no necesitamos decir nada, ambos sabemos lo que queremos en este punto. Para cuando terminamos la cena y estamos esperando el postre, Kai se remueve incomodo en la silla.

— Nena, te prometí que iba a contarte que pasaba con Giselle...— a la mención de la chica que trabaja en casa de sus padres mi atención se centra en ello.

— Si, ¿también son amigos de esos que follan? — Pregunto divertida, pero su expresión seria me hace dejar de reír de inmediato — ¿me estas jodiendo? — suelto incrédula porque ellos no lucen como amigos.

El suspira y niega, tranquilizándome un poco pero su seriedad sigue resultándome curiosa.

— Me acosté con ella un par de veces cuando trabajaba para mi...— mi mandíbula se cae al instante.

— ¿Qué? — suelto incrédula, porque en serio no lo veo acostándose con esa chica.

— Si, como te dije el otro día, la conseguí con uno de mis boxers se me insinuó y termine follandola...— la incomodidad se hace presente, pero no de la misma manera en que lo hizo con Viveka.

— ¿Te gusta? — pregunto sabiendo que no tiene nada que ver con ese tipo de atracción.

— De gustarme no... en ese instante solo despertó morbo — responde encogiéndose de hombros y entiendo de pronto que aunque se haya follado a esa chica es muy distinto lo que pasa o siente respecto a Viveka.

— Entiendo...— murmuro haciendo que él me vea sorprendido — ¿Por qué ya no trabaja para ti? — pregunto esta vez mas por curiosidad que otra cosa.

— Porque se podría convertir en un problema, no estoy acostumbrado hacer estas cosas, solo que ella, no se me dio morbo y me deje llevar...— mis ojos lo observan con curiosidad — se lo deje claro que solo lo hacía por el morbo que estaba despertando en mí, ella acepto y eso fue todo...— hace una pausa como dudando si continuar — cuando te lleve a la mansión me di cuenta que no podía seguir allí — mi ceño se frunce.

— ¿Por qué?

— Ella no significa nada para mi nena, solo es una empleada que simplemente me dio morbo, se dio lo que paso y aunque sabía que no estaba bien me deje llevar, pero tu...— hace una pausa una vez más y suspira — tú de alguna forma significabas mucho más desde el momento uno en que te vi en la rueda de prensa — esa revelación me toma completamente a cuadros — no voy a negar que me vuelves loco y me exasperas constantemente con ese jodido carácter que te gastas pero desde el momento uno algo en ti me gusto — sus ojos se desvían a mis labios y sonríe — tus labios me volvieron loco en cuanto los vi...— mis ojos se abren como platos porque esto es mucho.

— Kai...— murmuro anonadada, el ríe y se encoge de hombros.

— Me atrapo en muchos sentidos ese día señorita White...— rio y suspiro.

— No me esperaba esto, de verdad...— él sonríe y me ve con curiosidad

— No reaccionaste de la misma forma con Giselle...— menciona curioso — y rio

— Pues porque de alguna manera sé que solo fue eso...— hago una pausa porque se quizás suene loco — sé que solo fue morbo — él sonríe ampliamente y suspira.

— Eres increíble...— rio

— Lo sé, gracias...— esta vez es el quien ríe divertido.

— Joder ese ego...

Luego de unos minutos nos traen el postre y sin poder evitarlo rio al ver los volcanes, justo como ese día en aquel almuerzo jugamos a tentarnos, solo que esta vez ninguno de los dos nos quedaremos con la ganas. Para cuando terminamos de comerlos yo estoy encharcada y deseosa que me tome justo como me propuso ese día en el baño.

Pero el muy bastardo se está tomando su tiempo, este es su juego y he caído redonda. Nos ponemos en pie, para irnos Kai me guía hasta el bar donde deja una nota para Viveka agradeciendo la comida y nos vamos. Una vez estamos en el estacionamiento la necesidad de sentirlo me está volviendo loca, el abre la puerta para mí, pero antes de subir, me detengo frente a él.

— Gracias por la cena...— murmuro en voz baja.

— Gracias a ti por comprender y no mandarme a la mierda...— comenta acariciando mi mejilla — te quiero mucho nena...— comenta con los ojos brillando, suspiro como tonta y respondo con un beso sobre sus labios.

— Yo también te quiero mucho...— él sonríe satisfecho y suspira.

— ¿Podría subir al auto señorita White? está retrasándome...— murmura sobre mis labios.

— ¿Para qué? — pregunto curiosa y el ríe con picardía.

— Pienso follarla hasta dejarla en una silla de ruedas...— dice con arrogancia repitiendo las palabras que le dije el otro día en la ducha.

Rio a carcajadas liberándolo, ansiosa porque cumpla sus palabras, ¿Cómo negarme, si fui yo quien le pidió eso? sus ojos brillan divertidos y su amplia sonrisa me hace babear.

— Estamos tardando entonces...— respondo con diversión subiendo al auto.


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Ha sido una mañana intensa llena de mucho trabajo, el cansancio ha hecho mella en mí, esto de dejar al magnate que me folle hasta dejarme en silla de ruedas es endemoniadamente rico, pero vaya consecuencias. Me duele absolutamente todo el cuerpo, no hay un musculo que no me duela en este instante, pero como decimos los venezolanos; sarna con gusto no pica. Me remuevo en la silla sintiendo el pinchazo de dolor en el culo y arrugo el entrecejo, quejándome un poco.

Olvidando por completo que no me encuentro sola en la oficina, la risa divertida de Ajax me hace mirarlo, sostiene unos documentos en sus manos y esa sonrisa encantadora que tiene el muy idiota lo hace lucir atractivo y sexy. Ajax luce constantemente despreocupado, sobre todo porque lleva su cabello siempre despeinado, en un desorden elaborado por sus manos que constantemente los peinan hacia atrás.

Justo en este momento el cabello le cae sobre su frente dándole un aire travieso y rebelde. Nuestras miradas se encuentran y espero que haga el típico comentario digno de su idiotez. Pero para mi sorpresa permanece en silencio, solo continúa sonriendo, desvía sus ojos de los míos y continua con su lectura. Yo completamente sorprendida no puedo evitar hablar.

— ¿Qué? — el eleva sus ojos hacia mí y eleva una cejas sin dejar de reír.

— ¿Qué de qué? — pregunta en tono divertido haciéndome bufar exasperada.

— Nada...— el suspira y continua en lo suyo, lo imito y fijo mi vista nuevamente en el documento que tengo abierto en el ordenador.

Son datos sobre las fundaciones que se encargan de los huérfanos en el país africano con el que el magnate está por iniciar nuevos intercambios. Suspiro al notar que no toda la información está en el documento que me envió Colette y suspiro. Ellos se están encargando de la parte alimenticia y ella por curiosidad investigo el tema de las fundaciones, para colaborarles también.

Me pongo en pie y suspiro una vez más al sentir como mis piernas tiemblan ligeramente.

— Joder...— me quejo haciendo que Ajax vuelva a reír — ¿quieres soltarlos de una vez? — le espeto y comienza a reír a carcajadas, haciéndome que sonría porque el idiota tiene una risa contagiosa.

— Creo que alguien necesita un masaje, si quieres yo...— no lo dejo terminar.

— Ay mejor no digas nada...— el continua riendo y yo quiero golpearlo — iré a buscar el folder completo de las fundaciones, este está incompleto — el asiente sin dejar de reír y termino saliendo de mi oficina con ganas de decirle que se vaya.

Está verificando toda la información en la que he estado trabajando y se enviara a la revista, no entiendo porque no simplemente se va a su oficina y lo revisa allí, pero conociéndolo solo lo hace por molestarme. De camino a la oficina de la francesa recuerdo que ella no estará esta semana y que Eric se encarga de todo en su lugar.

Toco un par de veces la puerta al llegar a ella y espero, esta vez ni me muevo en busca de algún sonido que me haga saber si el francés no se encuentra "ocupado" pero no, esta vez la puerta se abre y su amplia sonrisa me recibe.

— Elizabeth, ¿necesitas algo? — joder en serio cada que estoy cerca de el recuerdo cada cosa que lo he visto hacer y no puedo evitar sentirme avergonzada.

— Si, los documento de las fundaciones que me envió Colette a mi mail están incompletos, tengo entendido que son más de quince fundaciones...— él sonríe y se hace a un lado para dejarme pasar.

— Claro pasa, están en ese estante...— comenta señalándome un mueble de color marrón oscuro donde hay un montón de carpetas organizadas.

Camino hacia el estante y comienzo a leer los dorsos de los folders, cada uno pone un nombre, y todos son de cada una de las fundaciones, quiero el informe general por lo que continuo mi búsqueda, cuando doy con el que asumo es folder, me pongo en puntillas tratando de alcanzarlo pero no lo logro. Hoy he venido a la oficina en zapatillas y pues me hacen falta unos diez centímetros para alcanzar el folder.

Me quejo un poco al estirar mi cuerpo intentando alcanzar la bendita carpeta que necesito, joder con el magnate hoy me quejo pero anoche estaba de los más feliz gimiendo debajo de el mientras me envestía con fuerza. El pensamiento me hace tragar duro y siento como mi entrepierna de inmediato se humedece, joder con esta calentura constante.

De pronto siento como Eric se acerca a mí, trayéndome de regreso a la realidad, cubriendo mi cuerpo con el suyo, su brazo se eleva sobre mi cabeza alcanzando el folder, mierda está demasiado cerca de mí, cuando baja el folder debo girarme y pues como lo imagine literalmente me tiene acorralada contra el estante y su cuerpo. Su sonrisa sigue allí y los nervios me invaden, no porque me guste estar así sino porque algo en él me pone de los nervios desde que lo vi follarse a Ginger.

Sus ojos me observan con intensidad, me tiende el folder lo tomo pero no se aparta, la incomodidad extendiéndose por mi cuerpo.

— Eres increíblemente hermosa Elizabeth...— murmura apartando un mechón de cabello de mi rostro.

De inmediato me tenso, y lo veo seria no sé qué pretender pero esto no está para nada bien.

— Gracias, podrías darme un permiso...— sus sonrisa se ensancha y el nerviosismo aumento.

— No...— responde con simpleza haciendo que lo vea sorprendida — tengo una propuesta para ti y dudo mucho que vayas a negarte, al menos no después de saber que te gusta mirar...— de inmediato los colores suben a mis mejillas y quiero que la tierra me trague.

Ciertamente mirar me pone, eso lo descubrí en el club pero que quiera proponerme algo por esto me desconcierta.

— ¿Disculpa? — suelto en voz baja

— Quiero que nos veas...— murmura con voz ronca.

— ¿Qué?

— Que nos veas Elizabeth, a mí y a Colette, quiero que nos veas follar y disfrutes del momento sin esconderte detrás de una puerta...— su cuerpo se pega a mí y la repulsión que siento es inmediata, coloco mis manos en su pecho y lo empujo.

— ¿Qué demonios te ocurre? — Apenas si alcanzo a apartarlo un paso, pero es el espacio suficiente para salir de entre el estante y su cuerpo — ¿Qué te hace pensar que quiero verte o a ella? — el ríe divertido y mira hacia el techo sin dejar de reír.

— Tu expresión el otro día cuando Ginger me chupaba la polla, o el día que nos vistes a mí y a Colette...— esas palabras me sorprenden.

No tenía idea que me había visto.

— Te gusta mirar y no lo niegues, no te preocupes no se lo diré a nadie...— mi cuerpo se tensa aún más cuando sus ojos se posan en mí y estos se han oscurecido varios tonos, de pronto no me siento segura a su lado.

Sus ojos brillan con malicia y el miedo de alguna forma se hace presente.

— Esta demente eso fue un accidente

— Un accidente seria habernos visto y de hacerlo, no permanecer detrás de la puerta, eres una voyerista hermosa y no tengo ningún problema con ello...— da un paso en mi dirección y me tenso.

Necesito salir de aquí, algo en Eric de pronto se me antoja peligroso. Doy un paso atrás y me giro para irme pero, él toma mi muñeca y tira de mí, mi cuerpo se gira con cierta brusquedad, chocando con su cuerpo, uno de sus brazos rodea mi cintura y todas mis alarmas se activan.

— Justo ahora no quiere, pero sé que vendrás voluntariamente a mi...— su voz ronca murmura cerca de mi oído haciendo que me estremezca, cada vello de mi piel se eriza y vuelvo a empujarlo.

Esta vez elevo mi mano para abofetearlo por su atrevimiento pero es mucho más rápido que yo y se anticipa a mi acción toma mi muñeca y ríe negando con la cabeza, me lanza un beso y luego me libera, se gira y regresa detrás de su escritorio dejándome completamente a cuadros.

— Cierra la puerta al salir por favor...— dice en tono burlón y de inmediato me giro, sin poder comprender qué coño acaba de pasar y porque demonios Eric ha hecho esto.

Salgo de la oficina nerviosa, ansiosa y si ¿Por qué negarlo? Asustada por la acción del francés. ¿Qué está mal con estos dos y cómo es posible que haya hecho una movida así?


Eric Bonner.

Elizabeth sale huyendo de mi oficina cual alma que se le persigue para llevarla al purgatorio. El pensamiento me hace sonreír y mirar como la puerta se cierra detrás de ella, aunque las cosas no están saliendo exactamente como las planee no puedo quejarme, venir al Lux en persona ha sido interesante, no solo porque he me conseguido con esta agradable e interesante sorpresa. La periodista no estaba en mis planes, jamás imagine que podría conseguirme con ella aquí.

Ha sido un encantadora coincidencia una que no pretendo dejar pasar, mucho menos cuando hay tanto en juego. Suspiro sin dejar de sonreír, al menos Colette ha estado haciendo un esfuerzo con el magnate y puede que tarde o temprano caiga, Colette es hermosa y por más que se resista, confió en ella, siempre los hace caer. Tomo mi teléfono y reviso la hora, es temprano su vuelo no llega hasta dentro de hora y media.

Me centro una vez más en la interesante mujer que acaba de dejar mi oficina, abro la gaveta y saco un sobre, de su interior saco un informe con todo lo referente a la periodista, pero ignoro esos documentos y paso a los de Katherine, estos son más interesantes de momento. Releo el último trabajo en el que estuvo involucrada y me tenso de inmediato conforme leo los nombres en el artículo.

Cada que lo leo causa la misma puta reacción... ira.

Respiro profundo y me centro en lo importante, en lo que tengo que hacer y olvido momentáneamente que gracias a esa puta todo se fue a la mierda. Reviso las imágenes que me adjuntaron con los documentos y observo al imbécil del esposo en Londres, otro que no tiene idea de cuánto judío todo, siempre he dicho que si un hombre cumple con su papel de hombre su mujer perdería el interés en otros asuntos, una mujer satisfecha en la cama es una mujer feliz. Kate en definitiva no lo era, por lo que volcó toda su atención en su trabajo y si antes fue buena luego de su separación se convirtió en la mejor.

Elizabeth es una versión más joven de su madre, es implacable, decidida y con carácter, todo lo que necesito. Sonrió recordando cómo sus ojos me miraban mientras follaba el culo de Ginger, sé muy bien que pronto vendrá a mí, su relación con el abogado era una bomba de tiempo a punto de estallar, que finalmente lo hizo, lo que no me queda claro es que pito toca Metzler en la historia.

El día de la boda, se fue con ella pero hasta donde he podido notar no se llevan muy bien que digamos, el zorro asegura que tienen algo y por eso orquesto todo aquel drama de la boda, pero estoy seguro que la periodista solo lo hizo por James y Winter, son las únicas dos personas que tiene aquí así que es lógico que los cuide. No quiero pensar que de verdad el zorro tiene razón y esos dos están liados porque eso complicaría sobre manera mis planes.

Colette tiene que darse prisa con ese idiota y conseguir los putos accesos, una vez los tenga todo será increíblemente sencillo, acabar con esto sería muy fácil, justo como cuando quitas un naipe en una pirámide hecha con ellos. Se viene abajo irremediablemente, para poder llegar a donde quiero necesito lo que ese imbécil guarda con tanto celo.

Mi teléfono comienza a sonar con el timbre de mi hermoso ángel.

My love...— saludo a Colette.

— Hola amor, ¿Cómo estás?

— Bien, ¿desde dónde me llamas? — ella suspira y sé muy bien que esta aburrida.

— Desde el jet, me aburro Eric...— suelta como una pequeña niña caprichosa — debiste haber venido conmigo, es muy aburrido sin ti...— rio.

— Tengo asuntos que atender aquí my love, no podemos descuidarnos y mucho menos cuando te has demorado tanto...— le reprocho divertido

— Joder no me lo recuerdes, ese idiota ha sido un hueso duro de roer, sospecho que el zorrito tiene razón y esta liado con la periodista...— con la mención y la idea me tenso.

Me niego a creer eso, sería catastrófico para mis planes que esos dos estuviesen liados.

— lo dudo, si tuviesen la clase de relación que cree el zorro sería algo muy evidente y esos dos no dejan de actuar como si no se soportaran, no ha habido ningún cambio desde que llegue en ellos...

— Quizás son buenos disimulando amor...— sugiere Colette en tono aburrido — tú y yo lo somos — rio porque aunque tiene razón desde que estamos aquí lo que menos hemos hecho es disimular, al menos en algunas cosas.

— No olvides traer todo lo que te pedí ¿de acuerdo? — le pido y ella ríe

— No tienes que recordarme, más que tu soy yo quien necesita de esas cosas...— suspiro porque no me gusta que utilice sustancias en ella misma.

— No deberías necesitarlas tiene un jodido cuerpo de infarto y todas las armas necesarias para hacer caer a cualquier hombre...

— Tienes razón pero estos tres en definitiva no son cualquiera...— en eso tiene razón por algo nos hemos estado preparando tanto — ¿ya la periodista pico el engaño? — pregunta con curiosidad y rio.

— Si, lo hizo y ha sido divertido verla huir despavorida

— Eric te dije que no quería que te le acercaras...— suelta de mal humor y rio.

— Deja los celos Colette, ella es solo una pieza en mi juego...— la escucho respirar profundo.

— No me convences, pero está bien...

— Claro que está bien, ahora diviértete, debo ocuparme de algunas cosas, tenemos que presentar unos informes a los de la ONU y quiero que nos lleven a ese viaje a áfrica — ella ríe divertida.

— Estas muy seguro que ese viaje se realizara...

— Creme que irán, es más créeme ese viaje será un éxito para Metzler y quiero verlo triunfar de cerca...— rio con ironía — mientras más confiado y seguro este, más fuerte será la caída.

— Bueno después de todo tienen el apoyo de Bergoña y esa mujer es un peso, pesado en la organización, tienes razón, lo más probable es que se de — suspiro porque a veces a mi chica se deja llevar por pensamientos tontos.

Cuando estoy por responder la puerta de mi oficina se abre y Kai Metzler entra con expresión asesina. Vaya, vaya que lo traerá por aquí y con semejante humor.

— Hermosa, debo dejarte, acaba de surgir algo...— fijo mis ojos en el hijo del zorro que no deja de asesinarme con la mirada.

— Este bien te llamo en cuanto aterrice, te amo...— sonrió de lado y finalizo la llamada.

— ¿Sucede algo? — pregunto dejando el teléfono sobre la mesa.

— Tu dime...— murmura dejando sobre mi escritorio un folder que reconozco de inmediato.

Los informes alterados que Colette realizo hace unos días.

— ¿Qué pasa? — pregunto haciéndome el desentendido.

— Colette altero las cifras...— me espeta cruzándose de brazos.

— No creo que...

— Revísalo Eric, y te agradezco que si van hacer esto lo hagan con seriedad, no puedo estar perdiendo el tiempo con este tipo de equivocaciones...— me fulmina con la mirada y se gira para irse — que no vuelva a ocurrir Eric...— el tono autoritario y la forma en que me ve hace hervir mi sangre.

Pero como siempre sonrió, dejando lucir el increíble entrenamiento que me han dado, Metzler me observa asesinándome con la mirada y suspiro.

— No te preocupes la próxima vez los revisare antes que te los entreguen, hablare con Colette para saber que ocurrió — el idiota no dice nada y solo sale de la oficina — bastardo hijo de puta, pronto estarás viviendo una maldita pesadilla, disfruta de las pocas buenas cosas que te quedan.


Nota del autor: hola mis gamers, se preguntaran porque he actualizado justo ahora, pues se me ha complicado un poco el calendario, y para evitar quedarles mal, pues he decidido irles publicando conforme termino de editar, posiblemente hoy en la madrugada les publique el siguiente y así hasta terminar con el maratón, que de igual forma concluye el domingo, osea de aquí al domingo tendrán los capítulos restantes del maratón. Espero hayan disfrutado del capitulo y pues... gracias infinitas por el apoyo, por leernos y estar aquí les amo!

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