🎭Capítulo 70 - Tanto 🎭
Lizzy White.
Jadeos.
Gruñidos.
Gemidos.
Respiración agitada.
Es lo único que se escucha en la cocina del departamento, mientras Kai y yo nos comemos como desesperados. Simplemente por más que intente evitarlo no puedo negarme a él, a lo que despierta a lo que siento cada que me mira, que me toca. Estoy muriéndome de los celos, la inseguridad me está matando y el solo llega aquí con esa actitud arrogante y segura, derribando todos mis muros solo con su mirada.
Sus manos abandonan mis mejillas dirigiéndose a su segundo lugar favorito, mi culo. Una vez allí las aprieta con ganas y me pega más a su erección lo que hace que gima en sus labios, la desesperación me puede, necesito sentirlo contra mi piel, la ropa me estorba y de inmediato busco los botones de su chaleco.
Joder ¿Por qué demonios tiene que usar trajes de tres piezas? no son prácticos.
Me quejo mentalmente, mientras me deshago del último de los botones y ataco los de su camisa, me hecho una experta en esto de quitarle la camisa con rapidez, en pocos segundos mis dedos se deslizan sobre la piel dura de su pecho. Sus manos suben hasta el borde de mi short y se cuelan dentro de la tela alcanzando directamente la piel de mis glúteos. Allí hace lo que siempre, magrea, masajea, aprieta y estruja con demasiada fuerza arrancando gemidos entrecortados de mis labios.
De pronto desliza sus manos hasta la línea que separa mis glúteos de los muslos y tira de mi hacia arriba mientras gira sobre nosotros mismos y me sienta sobre la encimera, libera mis labios y toma con rapidez mis mejillas deteniendo mi desesperado intento por alcanzar sus labios otra vez, abro los ojos frustrada por su acción pero en cuanto encuentro los suyos me desinflo.
Sus ojos me observan cargados de deseo, excitación y morbo, pero no estas cosas no pueden opacar ni esconder la adoración que se desprenden de ellos, Kai me quiere y la forma en que está mirándome me lo confirma.
— No me pidas que te suelte ni me aleje porque sencillamente no puedo hacerlo...— murmura sin dejar de mirarme con intensidad.
Esas palabras calan en mi pecho quitándome la respiración, es una declaración demasiado fuerte, es algo que sencillamente aunque ya me lo ha dicho después que lo escuche decir te amo en el teléfono no sé a quién, esto me deja deshecha entre sus manos.
Cierro mis ojos conteniendo las tontas ganas de llorar que se arremolinan en mi pecho, lo que siento por Kai supera por mucho lo que alguna vez he sentido por cualquier otro hombre y no solo hablo de los carnal, hablo de esto que estamos demostrando en este instante.
Ciento como su pulgar limpia una de las rebeldes lágrimas que desciende por mi mejilla y lo escucho respirar profundo, sus brazos me rodean la cintura y me abraza con fuerza escondiendo su rostro en mi cuello. No puedo hacer más que imitar el gesto, porque yo tampoco quiero que me suelte ni me deje. Respiro profundo mientras lo siento acariciar con su pulgar mi espalda, su nariz se desplaza por mi cuello, sobre mi clavícula hasta que siento su cálido aliento sobre uno de mis pechos.
Allí rosa la tela de mi camiseta con su nariz logrando que mis pezones se pongan como una roca solo ante ligero contacto, sus roses son tan suaves y delicados que me pierdo con rapidez es la delirante excitación que está provocando. Desplazo mis manos que estaba en su espalda hasta su cuello y comienzo a juguetear con su sedoso cabello.
Sus labios se cierran con cuidado sobre mi pezón derecho tirando de ellos con suavidad, lo libera y busca mi mirada, al encontrarse con la mia sonríe con calidez y picardía, se yergue cuan alto es y una vez mas acuna mis mejillas, acariciándolas con delicadeza. Sus ojos brillan intensamente y nunca me había sentido tan querida por un hombre como en este instante.
— ¿Señorita White me permite llevarla a la cama y hacerle el amor? — el tono ronco, la media sonrisa en sus labios y el brillo en sus ojos son la combinación perfecta para olvidarme de todo lo que ha estado torturándome desde la mañana y asentir.
— Por favor...— le ruego, porque no deseo nada más que perderme en sus besos, sus caricias y en él.
El magnate se inclina y besa mis labios con suavidad antes de apretar un poco más mi cintura y bajarme con cuidado de la encimera, recoge mis piernas con sus manos y las acomoda sobre su cintura mientras continua besando mis labios con calma y parsimonia. Estas son las cosas que me derriten de Kai, puede ser un cavernícola y dejarse llevar por la libídines y follarme como un loco, pero tiene la capacidad de tratarme con esta manera.
Cuando traspasa la puerta de la habitación deja de besarme y me mira con expresión dulce, el apetito y lujuria siguen allí pero sus rasgos se han suavizado tanto que joder no puedo evitar sonreír de la misma forma.
— Te quiero...— murmuro sin poder controlar mi lengua.
La sonrisa en sus labios se ensancha y vuelve a besarme con suavidad, para luego tomar mi labio inferior con los suyos y tirar de él.
— Repítelo...— me pide en un murmullo ronco, rio.
— Te quiero...— el suspira como si estuviera dándole el oxígeno que necesita para respirar.
Abre sus ojos y pega su frente a la mía.
— Yo también te quiero nena...— se gira y se sienta conmigo ahorcadas sobre la cama, aparta algunos mechones de cabello que caen sobre mi rostro y continua en el mismo tono ronco y bajo — y quiero que sepas que no paso un puto segundo del día en que no desee tenerte así...— sus labios se pegan a los míos y me besa con suavidad — no paso un solo instante sin pensarte — otro beso sobre mis labios — aunque a veces me vuelvas loco y quiera darte unos cuantos azotes — rio por sus palabras — no puedo imaginarme sin ti Elizabeth, ya no — esas palabras aceleran mi corazón de una manera tan abrumante que mis labios se abren y quedo allí sentada sobre el sin saber que decir.
Sus labios poco a poco dibujan una hermosa sonrisa que termina siendo una carcajada que arropa mis sentidos y me hace jadear. Joder Kai es hermoso serio y con sus expresiones de cabreo pero mierda, verlo reír así sin duda alguna es algo que me deja sin aliento.
— No puedo creer que te he dejado sin palabras...— me puya, acercándose a mis labios una vez más, rosándolos apenas con los suyos.
Yo sigo sin reaccionar, porque la verdad es que no me esperaba esas palabras, no me esperaba este nivel de sinceridad, lo abrazo con fuerzas y junto nuestros labios en un beso necesitado, tratando de expresarle exactamente lo que siento sin decirlo porque la verdad no sé cómo hacerlo. Nuestros labios se mueven con necesidad sin dejar de ser un beso suave y profundo.
Kai me empuja con cuidado tumbándome en la cama, se acomoda sobre mí y comienza a besarme con más intensidad, su boca abandona mis labios y va dejando un reguero de besos húmedos sobre mi mejilla hasta alcanzar mi cuello allí haciendo gala de su costumbre comienza a besar y lamer para luego morder en cada uno de los lugares en donde succiona o traza patrones con su lengua.
Me deshago debajo de su peso y dejo que el deseo me envuelva, arrastrándome justo al lugar donde es el quien marca el ritmo, sus caderas aplastan mi pelvis refregando su endurecido miembro sobre mi monte de venus. Jadeo y gimo sin control cuando sus manos ahuecan mis pechos y comienza con el laboriozo trabajo de apretarlos y magrearlos, estas se deslizan hacia abajo por los cortados internándose debajo de mi camiseta.
El contacto piel con piel lo hace gruñir, para luego separarse de mí y buscar mi rostro, humedece sus labios y sonríe de lado mientras detalla mi expresión, sus rodillas separan mis piernas y se inclina hacia atrás para quedar apoyado sobre sus piernas. No tengo idea en que momento se ha quitado los zapatos, pero verlo allí solo con el pantalón y el marcado torso es un deleite.
Sus manos se deslizan sobre mis muslos apoyando sus palmas, sube y baja por ellos para luego afincar sus yemas y repetir la acción, se mueve por mis piernas hasta alcanzar la parte interna de mis muslos, acercándose peligrosamente a mi sexo, que para este momento no digo empapado.
Sus ojos siempre mirándome con fijeza e intensidad, muerdo mi labio inferior conteniendo mis ganas de levantarme y lanzarme sobre él, joder no entiendo cómo puede ponerme de esta forma, como puede lucir tan tranquilo cuando yo estoy muriéndome porque me tome como un salvaje y me haga delirar de placer.
Sus labios me regalan una sonrisa pícara como si supera que demonios estoy pensando.
— Nena tu labio...— me recuerda con esa sexy y ronca voz.
Lo libero y respiro profundo tratando de acompasar mi respiración y tratando de controlar las ganas que tengo que arranque mi ropa y me tome. Pero como siempre cada que quiere demostrarme que tiene mucho más control sobre sí mismo de lo que puedo imaginar, solo juega a rosarme. Toma el borde de mi caseta y comienza a subirla para poder quitármela pero la deja justo sobre mis pechos dejándolos expuestos para él, desliza sus manos sobre ellos rosándolos apenas.
Hasta alcanzar el borde de mi short, mete sus dedos en la cinturilla del mismo y tira de el hacia abajo llevándose con el mi braga, da un ligero toque en mis glúteos con sus dedos para que los eleve y así pueda quitármelo, lo obedezco y le permito sacar el short que lo deja junto a el sobre la cama, sus ojos se oscurecen al descender hasta mi coño expuesto, humedece sus labios y traga duro como si mirarlo fuera una tentación demasiado enorme.
Despues de unos segundos se echa hacia atrás y sale de la cama, aprovecho el momento para apoyarme sobre mis codos y levantarme al verme frunce el ceño.
— ¿Qué haces? — pregunta mientras desabrocha su pantalón
— Voy a quitarme esto...— respondo en un susurro tomando el borde de la camiseta para quitármela.
— No, de haber querido sacártela lo habría hecho...— comenta deslizando el pantalón por su piernas.
De inmediato mis ojos recorren su anatomía hasta alcanzar su entrepierna, jadeo solo con verlo, es tan grande y esta tan dura que se me seca la garganta. Vuelvo a tumbarme obedeciendo su pedido, mientras él toma la liga del bóxer y se inclina al frente para quitárselo, cuando se yergue vuelvo a tragar duro.
Joder.
Una de sus manos rodea su polla y comienza a frotarla mientras sus ojos siguen fijos en los míos, Kai es extremadamente sexy y lo que lo hace aún más es que lo sabe y se aprovecha completamente de eso. Sin dejar de verme se sube a la cama y se coloca sobre mí sin dejar de mirarme.
— Ahora señorita White le hare el amor... — rosa mi mejilla con su nariz y respira profundo allí haciendo que me erice para luego dejar un cálido y suave beso — y luego la follare como un demente, justo como le gusta que lo haga — esas últimas palabras no solo me erizan me hacen atacar su boca con desesperación.
Kai rosa mi cuerpo con el suyo cuando se deja caer sobre mi aplastándome y su miembro se apoya sobre mi vientre rígido como una piedra y el deseo de sentirlo dentro de mi aumenta, pero los planes del magnate son otros, está dispuesto hacerme el amor. Una de sus manos se desliza por el contorno de mi cuerpo hasta alcanzar uno de mis pechos.
Su mano se cierra sobre este haciéndome jadear en su boca, desatando un montón de sensaciones que no de momento no puedo definir, sin dejar de besarme sus rodillas separan mis piernas y se acomoda entre ellas, el calor que emana de su cuerpo es tanto que siento mi piel arder, aunque sé muy bien que es producto de todo lo que yo también estoy sintiendo.
Kai se yergue apoyándose sobre sus piernas una vez más, retomando la posición inicial, sus ojos calcinan mi cuerpo cuando lo recorre con lentitud como si deseara grabarse cada centímetro de mi piel en su memoria, pronto sus ojos alcanzan mi sexo y una vez lo hacen atrapa su labio inferior entre sus dientes. Acomoda sus manos sobre mis piernas y las separa colocándolas a los costados de su cuerpo.
Con ellas acaricia mi piel hasta alcanzar a la cara interna de mis muslos, sus dedos se deslizan apenas tocando el área lo que provoca que me erice constantemente, el ríe suavemente captando mi atención, sus ojos brillan con lujuria y deseo, todo entremezclado con ese evidente sentimiento de adoración. Sin dejar de verme apoya la palma de su mano sobre mi monte de venus y la desliza lentamente hacia abajo cubriendo mi coño por completo de inmediato mi cuerpo se tensa y arqueo mi espalda.
Sus dedos pronto están masajeando justo el área sobre mi clítoris sin tocarlo directamente, es un estímulo lento y cadencioso que me hace gemir y retorcerme, de pronto estos se deslizan por mi centro hasta alcanzar mi abertura.
— Joder húmeda y caliente...— murmura — lista para mi — entonces haciendo honor a sus palabras toma su miembro y lo apoya justo sobre mi coño.
El simple contacto con él me desespera y hace que mis caderas se muevan para al menos frotarme, él apoya una de sus manos sobre mi costado deteniendo el movimiento, con su otra mano toma su polla y se acomoda justo en mi abertura gimo cuando con la punta de su glande traza lentos círculos en el área, antes de empezar a hundirse dentro de mí.
Sus ojos se cierran por un instante antes de volver abrirlos, su ceño se contrae sus labios se entreabren para ayudarlo a respirar mejor, cuando está completamente dentro de mí, jadea y presiona su mano contra mi muslo.
— Maldición...— murmura mientras mi cuerpo arropa su polla y lo succiona apresándolo en mi interior.
El placer es absoluto cuando lo siento dentro de mí, con la respiración agitada y nuestras miradas entrelazadas regresa una vez más sobre mí y atrapa mis labios en un beso apasionado e intenso, no se mueve aun, permanece quieto permitiéndome que me adapta a su tamaño pero es algo que ya no tengo que hacer, mi cuerpo se acopla al suyo como si hubiese sido diseñado justo para hacerlo y fundirnos en esta perfección.
— Te quiero nena...— murmura acomodando su rostro en mi cuello e iniciando el movimiento de su pelvis.
— Yo también te quiero Kai...— jadeo en su oreja antes de depositar un beso allí.
Pronto sus caderas están asolando mi entrepierna con ese rítmico y delicioso bamboleo que me lleva cada vez más alto, sus manos buscan las mis y las entrelaza cuando acelera el movimiento y los gemidos salen más seguidos de mi boca, Kai gruñe en mi oído erizando mi piel al instante, mientras yo abro más mis piernas para darle mayor acceso. Sus labios se deslizan sobre la piel de mi cuello dejando esporádicos besos o mordiscos.
Todo es extremadamente delicioso la forma en que su respiración choca contra mi oído, o como su pecho duro rosa mis pezones de arriba abaja con cada arremetida, o la forma en que siento su pelvis chocar con la mía rosando mi clítoris con su piel. Es alucinante, es delirante y adictivo, Kai y su forma de hacerme el amor, todo en él es adictivo.
Sus manos se cierran con más fuerza sobre las mías cuando en un atrevido acto de deseo por sentirlo más dentro de mi muevo mis caderas.
— Oh mierda...— suelta entre dientes intensificando sus arremetidas — vuelve hacer eso...— me pide con un gruñido y deseando complacerlo tanto como él lo hace conmigo lo obedezco — mierda nena eso se siente demasiado rico — murmura con voz ronca en mi cuello, para luego buscar mi mirada — venga hazlo de nuevo...— me pide envistiéndome con más fuerza, haciendo que mi cabeza se vaya hacia atrás y cierre los ojos al sentir el ligero dolor que suele invadirme cuando me penetra con más profundidad.
Gimo y jadeo incontables veces cada que su polla entra y sale de mí, hasta que se detiene unos instantes, su respiración hecha un desastre se entremezcla con la mía y sonríe cuando aparto un mechón de cabello que le cae en la frente perlada por el sudor. Rosa su nariz con la mía y sale de mí con cuidado, se acomoda a mi lado pegando mi espalda a su pecho, cruza una de mis piernas sobre sus muslos, mientras que uno de sus brazos se cuela debajo de mi cuerpo, justa sobre mis pechos.
Una vez más guía su polla a mi coño y esta vez sin tener esa delicadeza de el principio me enviste con fuerza haciéndome gritar, su mano se apoya contra la parte baja de muslo para ayudarme a mantener la posición y comienza con el tortuoso y delirante vaivén, lo siento llenarme por completo, con fuerza, pero sin ser rudo, sigue haciéndome el amor solo que entremezclando un poco esa fuerza que lo caracteriza, el brazo que rodea mi pecho me pega más a el mientras acomoda su rostro cerca de mi oído.
— Me encantas nena...— murmura pellizcando uno de mis pezones — estas volviéndome loco — muerde el lóbulo de mi oreja y luego deja un beso sobre este.
La mano que sostiene mi pierna se desliza hasta mi coño en busca de mi clítoris que al encontrarlo reacciona de inmediato enviado una descarga eléctrica a todo mi cuerpo, dos estocadas más y me dejo ir con estrepito mientras el masajea mi clítoris y se clava en mí. Pero no se detiene, continua su asalto a mi interior y en cuestión de segundos otro orgasmo arrasa con mi cuerpo y con mi cordura.
Kai ríe suavemente con los espasmos que invaden mi cuerpo mientras besa mi cuello con lentos y perezosos besos.
— ¿Estás bien? — pregunta en un murmuro y asiento ligeramente mientras sale de mí.
Me deja con cuidado y se mueve hasta quedar una vez más entre mis piernas, se tumba sobre su pecho y abre mis rodillas exponiendo mi coño, el morbo recorre su expresión en ese momento reanuda el deseo y la lujuria que poco a poco había comenzando a menguar después de este par de orgasmos maravillosos.
Sus ojos están varios tonos más oscurecidos y miran mi sexo como si tuviese delante de si un enorme tarro de chocolate, muerdo mi labio cuando se acerca a mi monte de venus y deja un beso para luego separarse y abrir su boca, su lengua se asoma y ansiosa por sentirlo me empujó hacia abajo pero sus brazos anticipando mi idea me detienen, con una maldita lentitud que me enloquece su lengua se apoya completamente en mi abertura arrastrando todos los fluidos que salieron de mi con ese doble orgasmo.
Cuando alcanza mi clítoris sus labios se cierran sobre este y chupa con fuerza, mi espalda se arquea y mi cabeza mira hacia la cabecera de la cama, mientras llevo una de mis manos a mi boca para morderla y ahogar el grito que amenazaba por salir. Mi esfuerzo es inútil porque ahora son sus dientes los se cierran sobre la sensible área haciéndome gritar y estremecer.
— No me prives de gemidos ni de tus gritos...— murmura muy cerca de mi clítoris con autoridad y ya sé que la fase haremos el amor a quedado atrás.
Ante mi tengo al Kai rudo, al autoritario y dominante en el sexo que folla como un puto dios celta. Su lengua arremete contra mi abultado saco de nervios con lentitud, tocándolo a consciencia y con intensión, para luego separarse y solo rosarlo con la punta, este intercambio lo hace repetidas veces hasta que desciende hasta mi abertura y una vez más barre todo mis fluidos hacia arriba.
De pronto acomoda sus manos sobre mis glúteos y empuja hacia arriba exponiendo aún más mi sexo y mi culo, busco sus ojos sabiendo sus intenciones, sabiendo lo que desea hacer. Sonríe con malicia antes de guiñarme uno de sus ojos y ya con ese simple gesto si quiere follarme en tres mil distintas posiciones y dejarme postrada en una cama por unos días que lo haga.
Mierda, como puede ser tan jodidamente hermoso, sexy y tentador.
Su lengua se apoya sobre mi culo y sus ojos se entrelazan con los míos, antes de deslizarse un poco en el área y luego presionar ligeramente en él, el corrientasos que ciento rápidamente se extiende por todo mi cuerpo y término soltando un grito entrecortado.
— Eso no te contengas — me pide repitiendo la acción y haciendo que una vez más grite.
Su lengua se separa de mi piel unos pocos centímetros para luego escucharlo escupir y volver apoyar su lengua arrastrando su saliva que se entremezcla con los fluidos que salen de mi coño muerde mis labios y tira de ellos mientras los chupa y así pasa algunos minutos que se me antojan eternos pero deliciosos. Cuando tiene suficiente de mi coño se incorpora con expresión arrogante y satisfecha, junta mis piernas y me da un pecho tirón a un costado, para luego tomarme de la cintura y girarme.
Pronto mis glúteos le dan la bienvenida a sus manos y su boca que no pierde tiempo en besar, lamer y morderlos, sus manos se divierten moviendo, masajeando y apretando con fuerza por algunos minutos antes de tirar de mis caderas y elevarme para ponerme en cuatro. Separa mis rodillas con un ligero toque de sus manos y se acomoda entre ellas, miro sobre mi hombro y lo veo acomodar una de sus piernas y hacer el paso de caballero.
— ¿Lista nena? — indaga como siempre antes de tomarme con rudeza.
Trago duro porque en esta jodida posición lo siento llenarme por completo y alcanzar lugares que ningún otro ha alcanzado, humedezco mis labios y asiento.
— Lista...— él sonríe triunfal y con una certera y fuerte estocada se clava en mí de un solo golpe.
Mi cuerpo lo recibe tensándose, mi boca se abre para dejar escapar el grito que solo le deja saber que ha tocado ese punto doloroso pero extremadamente placentero y sin esperar a que me acostumbre al dolor o al placer vuelve a salir y a entrar esta vez con más fuerza, su pelvis choca contra la piel de mis glúteos haciendo que arda por la humedad del sudor que cubre nuestros cuerpo.
A partir de este punto es el Kai de siempre, el salvaje, el rudo, el brusco, el que me enloquece y desespera deseando que sea cada vez más fuerte. Sus manos se cierran sobre mis caderas con tanta fuerza que duelen, dejara marcas otra vez, pero no me importa me encanta que me tome de esta manera, pronto ellas abandonan mis caderas para asir mis hombros y tirar de mi cuerpo contra el con fuerza.
Todo lo que se escucha en la habitación son mis jadeos, sus gruñidos y el chocar de su piel contra la mía cada vez que me enviste, el cabello se me pega a la espalda por culpa del sudor y el calor que hace cada vez es mayor. El magnate se inclina sobre mi espalda aparatando el cabello como puede, para besar mis hombros antes de tomarme por el cuello y tirar de mí.
Una de sus manos sujeta mi cintura y la otra se cierra en mi cuello, su respiración es un completo desastre y las envestidas son arrebatadoras y brutales, lo siento llenar cada rincón.
— Curvea la espalda...— me ordena cerrando con más fuerza el agarre en mi cuello — mírame nena...— jadea con autoridad haciendo que lo observe.
Sus ojos están completamente oscurecidos por el deseo y la lujuria, su expresión fiera y extasiada me indica que está llegando a otro nivel, a un nivel que no he visto pero que estoy muriéndome por conocer. Sus dientes se cierran sobre mi mejilla mientras su pelvis sigue rompiéndome por dentro con ese masivo y brutal ataque. Gruñe sin liberar mi piel y sin apartar los ojos de mí.
— Córrete conmigo nena...— me ordena con voz ronca.
Acelera sus arremetidas, llevándome cada vez más cerca de ese punto que desea, acercándome cada vez más a ese orgasmo que sé que anhela, la mano que sujeta mi cadera se desplaza a mi clítoris con la intensión de conseguirlo, mientras que su polla entra y sale de mi con salvajismo.
Entre el movimiento rítmico de sus dedos sobre mí hinchado clítoris, la presión sobre él, el salvajismo con el que está hundiéndose en mí y la respiración en mi mejilla son la combinación perfecta para explotar.
— Oh por dios...— grito dejándome ir.
Un fuerte chorro sale de mi sexo empapando sus piernas y las mías por igual, sus manos se cierran con más fuerza en mi cuello acortando un poco más el paso de aire, mientras el gruñe mi nombre sobre la piel de mi mejilla.
Ambos nos corremos con estrepito e intensidad, para cuando la tensión del orgasmos nos abandona ambos caemos flojamente hacia el frente, el libera mi cuello y apoya su mano sobre la cama para no aplastarme, mientras comienza a dejar un reguero de besos en mis hombros y parte de mi espalda. Con cuidado se va tumbando en la cama y me lleva con él.
Mi respiración es un completo desastre y me duelen lugares que hace días no me dolían después de estar con él. La intensidad y la rudeza con que acaba de tomarme el magnate se sintió diferente a las veces anteriores, la presión en mi garganta, ese tono autoritario y dominante. Respiro profundo mientras el continua llenando mi cuerpo de suaves caricias y de castos besos que no tienen absolutamente nada que ver con el hombre que acaba de follarme como un loco.
— ¿Estas bien? — pregunta después de algunos minutos en los que solo escuchamos nuestras respiraciones agitadas.
Demoro un poco en responder porque hago una análisis rápido de mi cuerpo, ciertamente hay lugares que me duelen otros simplemente están exhaustos.
— Sí, estoy bien...— el suspira a mi lado y deja un beso sobre mi mejilla.
— Ven acomódate...— me pide con dulzura abriendo sus brazos para que baje de encima de él y me acomode sobre su pecho como debe ser.
Sus brazos me rodean haciéndome sentir, segura, tranquila y en calma. Lo siento dejar un beso sobre mi coronilla, antes que sus manos comiencen acariciarme el brazo y el costado de mi cuerpo. Todo muy lentamente y delicadamente. No decimos nada disfrutamos del silencio que se extiende entre ambos y que al parecer no nos incomoda a ninguno de los dos.
Después de un rato en silencio lo escucho respirar profundo y giro mi rostro para verlo, tiene los ojos en abierto mirando el techo con fijeza.
— ¿Qué ocurre? — pregunto al notar lo serio que esta.
Pero de inmediato me relajo cuando sonríe divertido y me ve.
— Pensaba en la canción que escuchabas cuando llegue... — sonrió ante el comentario y suspiro dejándolo que continúe — ¿te gusta mucho no?
— Si es hermosa...— respondo con una sonrisa porque estoy segura que seguirá curioseando.
— ¿Cómo se llama? — elevo mi rostro y me apoyo sobre su pecho cruzando mis brazos sobre este y apoyando mi mentón sobre ellos, lo miro divertida.
El magnate ríe al ver como trato de ponerme cómoda para tener esta conversación y aparta algunos mechones de cabello de mi rostro.
— Tanto...— respondo en español para fastidiarlo, cosa que lo hace reír y negar con la cabeza
— Nena...— me advierte en tono divertido y rio, para luego decirle el nombre en inglés.
El asiente y humedece sus labios antes de continuar.
— ¿Qué dice? — pregunta con auténtica curiosidad y no puedo evitar reírme al verlo tan curioso.
— ¿Por qué?
— Porque nunca había visto a una mujer cantar una canción con tanta pasión y ganas como tú lo hiciste... — rio y niego con la cabeza — ¿Quién la canta?
— Seguro no has visto Winter cantando las canciones que le gustan...— comento haciéndolo reír — Luis Fonsi y Jessy y Joy — frunce el ceño con los nombres y rio porque estoy segura que en su vida ha escuchado hablar de ellos, pero continuo — ¿y cómo que nunca has visto a ninguna mujer cantando? — le pregunto curiosa también y él se encoge de hombros.
— Llevo tres años y medios soltero nena, no es que me haya liado con alguna mujer el suficiente tiempo como para compartir algo tan personal como un momento así y antes cuando estaba con Ley ella era más de...— a la mención de la idiota de Leyna me tenso y él se calla — lo siento...— murmura también tensándose.
Nos miramos fijamente porque de pronto recuerdo porque estaba cabreada y que aún tenemos una conversación pendiente y una no muy agradable, porque en cuanto recuerdo a la perra de Colette tocándolo me hierve la sangre, y me remuevo incomoda sobre él.
— ¿Qué? — pregunta leyéndome perfectamente.
— Nada...— murmuro tratando de no arruinar el momento.
— Nena, por favor...— murmura con voz ronca.
— Es que recordé lo que paso esta mañana...— el se tensa y respira profundo, apartando una de sus manos de mi cintura y llevándolas al puente de su nariz y pellizcándolo.
— ¿Por qué crees que Colette sabe sobre nosotros? — pregunta sorprendiéndome.
— Porque comento que no entendia que mirabas en mi...— su ceño se frunce y permanece un rato en silencio, luego suspira y iega con la cabeza.
— No creo que haya estado hablando de mi Elizabeth...— comenta tenso y no entiendo de que va.
— ¿A qué te refieres?
— Hemos sido muy discretos en el Lux, los únicos que saben sobre lo nuestro son Ajax, Volker, Kenya y Azhar, Ginger lo sospecha pero no está segura aun y lo que se me ocurre como para ponerla así de histérica es Eric... — en cuanto dice su nombre mi cabeza viaja al instante en que lo vi follandose a Ginger y me tenso aún más.
El magnate lo nota y de inmediato me observa, pero no dice nada, permanece en silencio aguardando que sea yo quien haga algún comentario, pero mi cabeza está demasiado ocupada rememorando aquella conversación que escuche tener a los franceses en su oficina.
De inmediato me levanto como si tuviera un resorte, Kai se sorprende y se sienta imitándome, mirándome con preocupación.
— ¿Qué ocurre? — pregunta buscando mi rostro.
— Es que...— no se ni como comenzar, porque no entiendo cómo demonios olvide algo tan importante — es que el otro día...— dudo si continuar o no al ver como el magnate me observa — lo escuche conversando con Colette sobre hacerte caer en su juego...— su cuerpo se tensa de inmediato y sus labios se vuelven una línea fina.
— ¿De qué hablas? — el tono severo en su voz me pone en alerta.
— Sin querer escuche que tenían esa conversación con ella...— guardo silencio recordando la conversación.
— ¿Quién coño es esa? ya se me hace bastante complicado llamar su atención como para que ahora se atraviese esta idiota...
— Mi ángel, tranquilízate... sea quien sea solo es una pequeña distracción y si Kai no cae contigo, aún tenemos muchas otras opciones, te dije que podíamos ser más sutiles
— Así demoraríamos más...
Mis mejillas se calientas al recordar lo que Eric le hacía mientras conversaban pero sigo metida en el recuerdo, porque se es importante y debo contarle con detalle lo que dijeron al magnate.
— El tiempo es lo de menos mi ángel, pudiste haber elegido a Volker, incluso Ajax luce mucho más accesible que Metzler, pero no... te encantan los retos y te fuiste por el pez gordo, el reto se ha hecho más grande mi ángel y sé muy bien que vas a encontrar la manera de llevar acabo lo que tienes que hacer
¿Pero que es lo que tiene que hacer? ¿Y cómo he podido ser tan estúpida de olvidar algo tan importante?
— ¿Elizabeth? — me espabila trayéndome a la realidad.
— Se supone que Colette debe hacer algo, no sé qué pero intentan llegar a algo a través de ti... — de pronto su cuerpo se tensa aún más y respira profundo.
— ¿Qué fue lo que escuchaste? — me pregunta
— Ella se quejaba porque...— me detengo al recordar que la discusión era por la presencia de Leyna.
— ¿Por qué?
— Porque Leyna estaba aquí y tendría que competir con ella para llamar tu atención, Eric le dijo que si hubiese escogido a Volker o Ajax seria muchísimo más fácil que si lo hacía contigo...— murmuro posando mis ojos en él.
El magnate permanece en silencio meditando mis palabras, de pronto suspira se gira y sale de la cama sin decir nada, toma su pantalón y saca el teléfono de uno de los bolsillos, marca algo en la pantalla y se lo lleva a la oreja. Después de algunos segundos habla.
— ¿lo que encontraste de Eric fue muy difícil de conseguir? — lo escucho preguntar — has una búsqueda más profunda algo se trae y no quiero más sorpresas Volker...— murmura impaciente — Eric trabaja para Luther no me cabe la menor duda — murmura fijado sus ojos en mí una vez más — está bien, gracias buenas noches, nos vemos mañana a primera hora — finaliza la llamada y camina de regreso a la cama, deja el teléfono en la mesita junto a esta y se gira para verme.
— No te quiero cerca de Eric...— murmura y mi cuerpo se tensa
— ¿Por qué?
— No es de fiar y el que Colette este celosa de ti, me dice que el imbécil ese tiene cierto interés, no sé cómo funciona su relación pero es obvio que son bastante mente abiertas para que ella este coqueteando conmigo descaradamente todo el tiempo delante de el...— hace una pausa y se acerca más a mi acunando mis mejillas entre sus manos — no confíes en el, es posible que ese trabajando para Luther.
Entonces recuerdo su preocupación cuando estábamos en Dubái sobre un francés que iría al evento y que estaba siendo enviado por Luther, respiro profundo asimilando la información, ese bastardo del zorro es demasiado listo, mucho antes que pudiéramos notarlo ya tenía sus manos en Lux.
— Prométeme que no vas a confiarte...— me pregunta mirándome a los ojos y asiento.
— Solo si tu prometes no dejar que ella vuelva a tocarte...— suelto antes de acceder sintiendo los celos quemar mi cuerpo.
El magnate sonríe divertido y asiente.
— Te lo prometo no dejare que me toque ni una sola hebra de cabello
— Estoy hablando en serio — le espeto cabreada y el ríe asintiendo
— Lo sé y yo también, así que promételo
— Te lo prometo...— sonríe satisfecho y junta nuestros labios en un casto beso.
— Bien no pienses más en eso y vamos a darnos una ducha...— propone con una sonrisa juguetona en los labios avisándome que posiblemente no será una simple ducha.
Nota del autor: hola mis gamers, QUE FELICIDAD MAS GRANDE... hemos superado el desafió y pues si #TENEMOSMARATONSLAVE en serio muchísimas gracias por su apoyo y estar, es muy genial verlos por aquí, pues déjenme decirle algo mas, como el desafió consistía en alcanzar los 30K antes de las 12 am de hoy y evidentemente lo superamos por 300 lecturas extras pues les daré tres capítulos extra al maratón. Aun no he definido exactamente cuantos serán, pero seguro les estaré avisando ma;ana por medio de los anuncios y el grupo de facebook. (para las que no están dentro les dejare el link por aquí, allí dejo adelantos de mis historias, spoilers y contenido referente a ellas)
https://www.facebook.com/groups/278997833478325
En fin un beso enorme espero hayan disfrutado de este capitulo y del #MomentoKazzy, finalmente Lizzy recordó la conversación entre Eric y Colette y se lo dijo al magnate. Este maratón estará bien intenso, se vienen cosas interesantes, momentos intensos #Kazzy y acciones que se que las dejaran sintiendo un montón de cosas... sin mas me despido y estén atentas a los anuncios sobre como haré el maratón, un beso las amo infinito y gracias totales
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