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🎭Capítulo 30 - 1, 2, 3... ¡Córrete nena! 🎭


Maratón 1/?


Kai Metzler.

No pude resistirme, no cuando la tengo tan jodidamente cerca mirándome como lo hace, sé que ni lo nota, pero sus ojos constantemente me devoran y desvisten, como ¿resistirme a eso, a ella? Es simplemente imposible.

Deslizo mis dedos sobre la piel de sus piernas hasta alcanzar sus tobillos donde los tirantes de las sandalias están atados, separo sus piernas de mis caderas con mis ojos fijos en los suyos, Elizabeth tiene la jodida mala costumbre de morder sus labios y lo hace con tanta fuerza que se lastima y ni siquiera se da cuenta de ello.

— No lo hagas te haces daño — le murmuro sin dejar de verla, ella parece confundida y sonrió — no muerdas tan fuerte tus labios nena, te haces daño — entonces ella sonríe y pasa su lengua sobre su labio inferior y mi polla pulsa una vez más deseosa de sentirla.

Pero por más ansioso que este, por más ganas que tenga de meterme entre sus piernas y follarla como un jodido demente, no lo hare, la última vez lo hice de esa forma y no logre saciarme, esta vez me tomare mi tiempo, necesito saciarme de ella, sino será un jodido problema trabajar juntos.

— No puedo evitarlo — murmura con voz ronca, sensual

— Deberías, te haces daño y no quiero que lo hagas — me inclino sobre ella y lamo su labio inferior sin dejar de verla a los ojos ella sonríe y atrapa mi lengua con sus dientes.

Luego apoya sus labios rodeándola y la chupa, joder que va a volverme loco si sigue actuando de esta manera. Elizabeth chupa mi lengua para luego apoderarse de mi boca y besarme con hambre, nuestras lenguas se juntan y hacen una frenética danza que se centra básicamente en darnos placer. Muerdo su labio inferior antes de separarme de su adictiva boca y vuelvo a la posición en la que estaba lejos de su boca, pero lo suficientemente cerca para admirar su cuerpo.

Separo sus piernas abriéndolas exponiendo lo que llevo imaginando toda la jodida noche, para mi bendición esta justo como imagine que estaría, sin braga y tan húmeda que noto el brillo de sus jugos saliendo de ella, me relamo los labios con la ansiedad, ya la he probado y por dios puedo decir que estaría a sus pies la puta vida entera comiéndole el coño.

Pero retraso el momento tanto como puedo, comienzo a dejar besos en sus piernas, sus pantorrillas son el lugar de partida, arrastro mi labio inferior sobre su piel antes de dejar besos y rosarla con mi lengua, asciendo todo el camino hasta sus muslos sin apartar la mirada de sus ojos, esos ojos marrones oscurecidos completamente por la lujuria.

Alcanzo la parte interna de su muslo y sonrío cuando se incorpora y se apoya sobre sus antebrazos para poder verme, una vez más su labio esta atrapado entre sus dientes, beso la parte interna de su muslo y luego dejo un mordisco que la hace cerrar sus ojos con fuerza y echar la cabeza atrás.

— No te contengas, quiero escucharte — murmuro ascendiendo hasta el borde que une sus piernas con su coño, ella jadea obedeciéndome y cierro mis ojos para deleitarme con el sonido.

Roso mi nariz sobre el borde externo de su entrepierna y asciendo hasta su monte de venus evitando por completo tocar su coño que escurre el producto de su excitación, su respiración ahora es un completo desastre y es lo único que puedo escuchar además de mis labios al dejar su piel. Entonces tentado por el delicioso aroma y la cantidad de calor que desprende desciendo mis ojos hasta su rosado y bonito coño, sonrío de lado al ver que literalmente chorrea.

Busco su mirada antes de acomodarme entre sus piernas y rosar mi lengua desde la entrada de su abertura donde esta acumulado una gran cantidad de fluidos hasta su clítoris, no vuelvo a tocarla la dejo esperando y deseando más.

— ¡Oh mierda! — jadea echando su cabeza hacia atrás.

— ¡Mírame! — le ordeno antes de repetir el acto que le complica bastante obedecerme — mírame Elizabeth o no volveré hacerlo — mentira, me comería su coño a diario así sus ojos se negaran a mirar.

Sus ojos encuentran los míos y es todo lo que necesito para apoyar mi lengua una vez más en su coño, lo lamo lentamente, deleitándome con su exquisito y delicioso sabor, sus gemidos no tardan en llegar, apoyo mi lengua por completo sobre su piel para que me sienta, hasta que llego a su clítoris y allí me enfoco en solo rosarla con la punta, lentamente su cuerpo se convulsiona y se tensa, sus piernas tiemblan bajo mi agarra amenazando con cerrarse pero se lo impido.

— Te quiero así, expuesta para mí, solo para mí — murmuro sobre su clítoris, sintiéndome posesivo, haciendo que gima más fuerte.

— Oh si, por dios — gira su cabeza a un costado cuando me apodero de su clítoris y lo succiono, sus piernas tiemblan más aun y me deleito con los gemidos que salen de sus preciosos y carnosos labios.

Continúo lamiendo, besando y comiendo su coño descubriendo que es fácilmente se podría convertir en una adicción, una que difícilmente dejaría. Separo más sus piernas y acaricio de arriba abajo con las yemas de mis dedos sin dejar de chupar y meter mi lengua en su abertura, la escucho gemir y jadear, se retuerce debajo de mí y su cuerpo se tensa.

— ¡Oh mi dios, joder! — una de sus manos se aferra a mi cabello y se enreda en el tirando con fuerza.

Gruño de placer y ella se tira a un lado con su cuerpo cuando el orgasmo la alcanza, sus piernas tiemblan en el aire mientras las sostengo para que no se cierren sobre mi cabeza. Mientras continuo lamiendo los restos que han salido de ella, me relamo los labios y sonrío de lado al buscar su rostro y encontrarlo ladeado, sudoroso y ligeramente rojo. Dejo un suave beso sobre su clítoris que la hace estremecer una vez más, antes de ponerme en pie.

Me dedico a contemplar sus piernas, hasta sus pies y sonrío al verlos delicadamente pintados con una fina línea blanca, Elizabeth tiene hermosas piernas, sus pies son perfectos, ella es perfecta. Me desahogo de sus sandalia mientras ella trata de recuperar el compaz de su respiración, sus ojos siguen cerrados y su cuerpo se ve maravillosamente sexy a medio vestir sobre la costosa madera de la mesa.

Sin salir de entre sus piernas me estiro sobre ella y tomo del frutero que está detrás de su cabeza una uva, ella abre sus ojos al sentirme tan cerca, sonrío de lado al ver sus ojos aun cargados de absoluto deseo. Meto la uva en su boca y en un acto travieso toma con sus labios la punta de mis dedos, los chupa ligeramente y siento que en cualquier momento terminare jodiendo el pantalón que tengo puesto.

Ella mastica la fruta sin dejar de verme yo solo puedo admirarla y perderme en los detalles delicados de su rostro, cuando termina sonríe y esta vez es mi turno de comerle la boca, mis manos se pasean por sus pechos mientras las suyas van hasta mi espalda y se aferran a ella, arrastrando la yema de sus dedos hacia abajo hasta llegar al borde de mi pantalón.

— Te quiero dentro de mí — murmura pegada a mi boca haciendo que abandone sus labios y la mire sorprendido.

— Tus putos deseos son ordenes... — farfullo incorporándome, sus ojos se deslizan por mi abdomen y vuelve a morder sus labios.

Con parsimonia y alargando el momento solo para provocarla más, desabrocho mi cinturón y luego paso al botón del pantalón, ella sigue los movimientos de mis manos con el deseo dibujado en sus rasgos. Meto mi mano dentro de mi bóxer y con cuidado tomo mi polla, que esta tan dura que duele. La saco bajando mi bóxer, ella jadea al verla y yo sonrío.

— ¿La quieres? — la tiento mientras muevo mi mano despacio de arriba abajo por toda su extensión.

Sus ojos me calcinan y me queman con la intensidad con la que está mirándome, humedece sus labios y vuelve a morderlos para luego fijar sus ojos en mí.

— Si, la quiero — responde totalmente desinhibida y esa soltura y descaro con que pide mi polla me pone como un maldito tren.

Tomo una de sus piernas desde la parte baja del muslo y la empujo a un lado abriéndola aún más para mi, con mi mano libre sujeto mi polla y comienzo a rosar su abertura con mi glande, su ojos se cierran y jadea de anticipación, pero no la penetro me encargo de esparcir su humedad en su coño y empapar mi polla, sé muy bien que voy a entrar con felicidad pero esto es jodidamente excitante.

— Por favor — jadea arqueando su espalda, llevando sus manos a sus pechos y pellizcando sus pezones.

Verla desesperada y deseosa hace que pierda por completo el control y sin más acomoda mi polla en su abertura y con fuerza la envisto. Ella grita de la sorpresa y por la invasión de mi miembro, no le he dado tiempo de nada, estoy completamente dentro de ella, llenándola toda. No me muevo porque esta jodidamente apretado dentro de ella, las paredes de su coño se cierran sobre mi polla como si quisieran estrangularlo y jadeo por lo caliente y húmedo que está dentro de ella.

Abro mis ojos para mirarla, ella está viéndome con fijeza, una vez más sus labios están atrapados entre sus dientes, mordiéndolos con tanta fuerza que una línea blanca se dibuja debajo de su diente. Entonces empujo un poco más y lo libera para gemir, sonrío, amo ese puto sonido que escapa de sus labios. Extiendo mi mano hasta sus labios y los acarician con mi pulgar, están rojos e hinchados y todos por esa manía de morderlos.

Ella sonríe un poco pero su sonrisa se borra cuando vuelvo a arremeter contra ella, la envisto con fuerza, duro, sostengo sus piernas abiertas y me muevo dentro de ella como un poseso, no me detengo, entro y salgo de ella repetidas veces con la misma fuerza y velocidad, cuando esta por correrse me detengo y la escucho gruñir, busco sus ojos y rio al ver reproche en su mirada.

— Aun no — murmuro con voz ronca lo que la hace mirarme mal — es muy pronto nena — comienzo a contonear mis caderas en círculos haciendo que ella jadee y gima con desesperación.

Me muevo lentamente retrasando su orgasmo lo más que puedo y cuando creo que es suficiente y sé que no puede más, llevo sus piernas hacia su pecho juntándolas y la envisto con fuerza y rapidez. Su cuerpo se estremece, se contrae y luego se convulciona, Elizabeth jadea entrecortadamente y luego lanza un grito que me hace sonreir con arrogancia. Continuo moviéndome dentro de ella, hasta que siento que sus cuerpo no puede mas y me detengo.

Ella jadea y respira entrecortadamente, bajo sus piernas y las enrollo alrededor mi cintura, me inclino sobre su cuerpo y besos sus labios con calma, ella apenas y los mueve en respuesta, rio divertido porque el orgasmo que ha tenido ha sido muy intenso, beso sus labios y voy dejando un camino de besos húmedos hasta su mandíbula y luego me ocupo de lamer y rosar su cuello con mi nariz.

— Me fascinas — murmuro escondido en su cuello.

— Ujum... — murmura y rio, salgo de su cuello para verla y lleva una media sonrisa en los labios una de satisfacción y placer.

— No te relajes nena — murmuro acariciando con mis manos el costado de su cuerpo, lo que lo hace erizarse — aun no termino contigo — muerdo su cuello y ella se estremece.

Aun estando dentro de ella rodeo su cintura y con cuidado la levanto, ella jadea y se queja un poco cuando endereza su espalda, abre sus ojos y los desvía a su entrepierna donde aún mi polla está dentro de ella, jadea y aprovecho que esta de curiosa para moverme, salgo y entro lentamente de ella, dejando que recree sus ojos con lo exquisito de ver nuestros cuerpos unidos de esta manera.

Jadea una vez más y se contrae sosteniendo mis antebrazos, cierra sus ojos y echa su cabeza hacia atrás, quiero que se corra una vez más, así que continuo moviéndome en esta posición solo que le agrego mis dedos sobre su clítoris, hago movimientos circulares con mi pulgar mientras entro y salgo de ella lentamente pero llenándola por completo. No pasa mucho antes que su cuerpo se tense una vez más y sus manos me empujen para evitar que el chorro que sale de ella me empapa, sonrío de lado al verla temblar y tener un squirt.

Mi ego se crece y me siento el puto amo del universo en este instante, ella continúa temblando sosteniéndose de mí, con los ojos cerrados, sus labios entreabiertos para ayudarla a respirar, cuando los abre y se encuentra con mi mirada ríe suavemente y le devuelvo el gesto.

— ¿Estas bien? — pregunto divertido y ella me ve mal un instante antes de volver a reír.

— Sí, estoy bien — su voz suena cansada pero para su desgracia la noche apenas inicia.

La veo un instante admirando su cuerpo cubierto de sudor y aun con ligeros espasmos que la hacen sonreír cada tanto.

— ¿Puedo? — pregunto aun divertido acercándome a ella, que asiente.

La rodeo con mis brazos de la cintura y comienzo a besar sus hombros, no sé qué demonios tiene Elizabeth pero follarla ha sido una experiencia única, totalmente diferente a lo que había experimentado hasta ahora. Ella rodea mis hombros con sus brazos y apoya su frente sobre mi hombro. Rio divertido porque esta exhausta.

— Ven — digo sosteniendo su espalda con uno de mis brazos y sus piernas con el otro, ella se queja ligeramente cuando la alzo de la mesa y la cargo.

Con cuidado camino evitando el desastre que hice en el suelo, me encamino hasta la habitación, donde dudo por un instante que hacer ahora, Elizabeth está cansada, su cuerpo reposa entre mis brazos relajado, aun puedo sentir como sus piernas tiemblan. No sé si llevarla al baño y darnos una ducha y tendernos en la cama. Ella se remueve contra mi pecho y busco su rostro para mi sorpresa aún tiene los ojos cerrados.

— ¿Elizabeth?... — la llamo y ella suspira

— Hmmm... — rio una vez mas

— ¿Quieres una ducha nena? — murmuro acariciando su espalda y ella vuelve a suspirar.

— Caliente de ser posible — sonrío de lado y asiento.

— Claro — dejo un beso sobre su cuello y ella se estremece.

Entramos al baño y veo a mi alrededor, no quiero dejarla de pie porque dudo que sus piernas la aguanten justo ahora, así que camino hasta el borde del lavabo y la siento allí, ella se despega de mi con pereza y me ve con una media sonrisa en los labios.

— ¿Estás bien? — Insisto y ella asiente perezosamente, rio una vez más y besos sus labios con suavidad — espera aquí y por favor ten cuidado, no vayas a caerte — le digo caminando hacia la enorme tina que está al otro lado del cuarto de baño.

Puedo ver cómo sigue mis movimientos a través de los espejos que hay en la habitación, abro el grifo del agua caliente y la fría para que la temperatura este justo donde la quiero. Cuando la tengo en el punto exacto me giro y la veo, esta recostada por completo sobre el espejo a su espalda y tiene sus manos sobre su regazo.

Sus ojos devoran mi cuerpo con descaro haciéndome sonreír, elevo una de mis cejas divertido porque eso ha sido rápido, si ya está lista para más.

— ¿Tiene algo que decir señorita White? — humedece sus labios y ladea sus rostro para verme con una sonrisa pícara y sugerente.

— Eres como un puto dios — murmura haciéndome reír.

Camino hasta ella y la veo con intensidad, su cuerpo aún está parcialmente cubierto por el vestido, muevo mi mano hasta su cabello y busco las horquillas con que lo sujeta, comienzo a quitárselas quiero verla con el cabello suelto.

— ¿Qué haces? — pregunta deteniendo mis manos.

— Me gusta más suelto — respondo con simpleza, liberando mi mano y continuando con la búsqueda de las horquillas que poco a poco van dejando caer su cabello sobre sus hombros — ahora si... — murmuro acariciando sus labios con mi pulgar, ella los entreabre y jadea cerrando sus ojos — Tu eres como un maldito y dulce pecado Elizabeth — murmuro antes de volver a besarla. Ella jadea en mis labios mientras la atraigo hacia mí.

Con cuidado la bajo del lavabo, como no lleva las sandalias ahora esta varios centímetros más baja que yo, cosa que me hace encorvar mi espalda para poder estar a su altura y besarla. Deslizo mis manos por sus brazos y luego hasta la tela amumuñada de su vestido sobre su abdomen, lo tomo y haciendo un esfuerzo sobre humano abandono su boca para terminar de quitar el vestido. Mientras desciendo la tela, me dedico a contemplar y admirar cada centímetro de su piel, ella se apoya en mis hombros cuando le indico que saque sus piernas.

Antes de erguirme dejo un beso sobre su monte de venus que la hace estremecer, amo las reacciones de su cuerpo, cuando estoy de pie una vez más frente a ella, sus ojos me ven con intensidad. Sus manos se apoyan sobre mi pecho y comienza a acariciarme con lentitud sin dejar de verme, sus manos descienden una vez más hasta mi pantalón donde mi polla sigue igual de dura pero dentro de mi bóxer.

Ella vuelve a morder su labio cuando toca la liga de mi bóxer, cuando libera mi polla humedece sus labios y me ve expectante unos instantes antes de agacharse frente a mí, mi cuerpo se tensa ante sus intenciones, he imaginado esto decenas de veces, follar la boca de la periodista ha sido una puta fantasía que he anhelado desde el instante en que la bese.

Elizabeth relame sus labios, ansiosa, su mirada busca la mía y suspira cuando toma el tronco de mi polla con una de sus manos, en cuanto siento el contacto mi cuerpo se contrae. ¡Maldita sea! No puedo dejar de verla, apartar los ojos de su perfecto y delicado rostro a escasos centímetros de mi polla es la mejor vista que he tenido en mi puta vida.

La periodista saca su lengua y lame la punta de mi glande quitando la gota de pre semen que brillaba en ella, cierro los ojos ante la calidez y la humedad del rose, pero me apresuro abrirlos, no puedo privarme de esto, Elizabeth abre la boca y se lleva la punta dentro, con algo de dificultad logra meterla en su boca y es la mejor jodida sensación que podría existir en el universo, lo único que se le compara es estar dentro de ella.

Comienza a mover su cabeza con cierta torpeza pero lo disfruto, echo mi cabeza hacia atrás mirando el techo, cuando lleva mi polla hasta el fondo de su garganta, la escucho hacer arcadas y de inmediato la saca con rapidez, tose un poco pero vuelve a meterla en su boca, disfruto de cómo sus ojos se llenan de lágrimas y se enrojecen cada que se la mete hasta el fondo.

Cuando tengo suficiente de sus propios movimientos, llevo mis manos a su cabello enredo parte de este en una de mis manos y la guio, comienzo a mover su cabeza contra mi polla con un poco más de fuerza de lo que ella estaba haciéndolo.

— Ah, joder — suelto cuando la meto hasta su garganta una vez más y la dejo allí, ella coloca sus manos sobre mis piernas y hace un ligera presión y salgo de su boca.

Vuelve a toser pero se lanza una vez contra mi polla con desesperación, sujeto un costado de su cara y su cabello haciendo lo que tantas veces imagine hacer cada vez que soltaba sus comentarios o abría esta delicioso y exquisita boca. La saliva cae cada que salgo de ella y sus manos se mueven sobre mi polla con rapidez.

— No tienes idea de cuánto deseaba follarte la jodida boca — le espeto entre dientes mientras vuelvo a envestir su boca con fuerza, ella jadea y yo sonrío de lado cuando veo como una de sus manos se desliza hasta su coño y comienza a tocarse.

De inmediato los jadeos entrecortados llenan el ambiente, los gemidos no demoran en unirse gracias a la combinación de mi polla en su boca y sus dedos jugando con su coño. No tendré nunca suficiente de esto, pero la separo de mí y tiro de su cabello ligeramente para indicarle que se ponga en pie, obedece, limpiando la saliva que ha quedado sobre su mentón, sonrío porque es una puta escena que da morbo.

Ataco su boca con un puto salvaje, no puedo contenerme, simplemente no puedo hacer esto de otra forma con Elizabeth, sus manos uñas se entierran en mis brazos cuando comienzo a dar pasos hacia atrás guiándola al borde de la tina, una vez allí abandono sus labios y admiro su precioso rostro.

— Voy a volver a follarla señorita White — murmuro sobre sus labios y ella vuelve a morderlos.

La giro con brusquedad e inclino su cuerpo hacia delante, sus manos se apoyan en el borde de la tina, tomo una de sus piernas y la coloco sobre la tina ladeo su cuerpo y me acomodo en el espacio que he dejado, comienzo a masturbarme mientras admiro la belleza de culo que tiene, me coloco a su espalda y pongo mi polla en su abertura, ella jadea y arquea su espalda en cuanto siente como poco a poco la penetro.

— ¡Ah maldición! — jadea y rio

— Esa boca — elevo mi mano y la dejo caer sobre uno de sus glúteos, de inmediato la zona se enrojece y me apetece marcar más su cuerpo.

Hacerle saber que cada jodido rincón de él tiene mis caricias, mis besos, mi huella. Comienzo a envestirla como un loco, su cabello se mueve de atrás adelante por la fuerza con que estoy moviéndola contra mí, el ruido de la piel chocando contra la piel es todo lo que se escucha en el cuarto de baño, sonido que es opacado nada más por su gemidos y mis constantes gruñidos.

— Mierda es una puta delicia estar dentro de ti Elizabeth — jadeo tomándola de las caderas y estrellándome contra su culo con fuerza, ella grita y su coño me recibe húmedo y apretado.

Cuando su cuerpo se tensa y comienza a temblar sé que esta por correrse y me detengo, es una puta tortura hacerlo porque es demasiado adictivo estar dentro de ella y sentir como su coño se cierra sobre mi polla succionándolo y aprisionándolo. Cuando lo hago una maldición se le escapa ente los dientes y vuelvo azotar su culo, no me gusta que maldiga.

— Cada que maldigas tendrás una de estas — le espeto dejando caer otra nalgada que enrojece aún más su nalga.

— ¡No me jodas! — me espeta entre dientes y la envisto con fuerza haciéndola gritar y echar su cuerpo hacia el frente para evitar que mi polla llegue a lugares que nunca nadie ha llegado.

— No me tientes Elizabeth, este juego lo puedo ganar yo — susurro sobre su oído, inclinándome sobre su espalda — ¿te comportas? — le pregunto estando dentro de ella,

— Solo muévete y no jodas tanto — me espeta cabreada y rio con satisfacción, ya se ha cabreado y esto lo hace aún más excitante.

Saco mi polla de su interior y cuando esta por girarse para quejarse, vuelvo a meterla pero solo el glande, ella jadea y espera que termine de entrar pero vuelvo a salir y repito la acción, ella jadea y gime entrecortadamente, sus manos se cierran con fuerza en el borde de la tina y yo una vez más simplemente meto el glande y vuelvo a salir.

— Por amor de Dios Kai no pue... — no la dejo terminar la envisto con fuerza haciendo que se trague sus palabras y sus quejas, solo quiero oírla gemir.

— ¿Decías algo? — vuelvo a salir de ella.

1.

2.

3.

Repito la acción metiendo solo el glande y luego la envisto con fuerza a la cuarta, ella jadea y se estremece cada que lo hago y me regala un hermoso y delicioso grito cuando la lleno por completo. Repito la acción un par de veces más hasta que sé que está al límite yo también lo estoy, así que simplemente entro con fuerza y comienzo a moverme con rapidez y fuerza en su interior, su culo choca contra mi pelvis con fuerza haciendo que me arda la piel gracias al sudor que recorren nuestros cuerpos pero lo ignoro, Elizabeth gime y eleva su rostro de golpe haciendo que su cabello se eche atrás y caiga sobre su espalda pegándose a ella por el sudor.

Elizabeth comienza a temblar y le doy con todo lo que tengo.

— Córrete nena — le pido jadeante — venga córrete y dámelo todo — un par de estocadas más y la periodista se deshace entre mis manos en medio de un orgasmo que la deja literalmente colgando del borde de la tina.

Con un par de estocadas más también me corro. Sujeto sus caderas con delicadeza ya que ella una vez más no puede sostenerse por sí misma, rio suavemente cuando veo como su espalda sube y baja por lo agitada que esta su respiración. Me inclino sobre su espalda y comienzo a dejar un reguero de besos desde el centro de esta hasta alcanzar su nuca, su cuerpo se estremece con cada beso y yo estoy extasiado y fascinado con esta mujer.

— ¿Estás bien? — susurro una vez alcanzo su cuello y ella simplemente asiente.

Dejo un beso sobre su oído y salgo de ella con cuidado, la tomo en brazos y entro a la tina, el agua esta tibia, me siento con ella apoyando su cabeza en mi pecho, Elizabeth no es tan baja pero tiene la estatura precisa para poder abrazarla y cubrirla con mi cuerpo.

Me acomodo contra la pared de la tina y a ella la acomodo entre mis piernas, su cabeza se apoya contra mi pecho y comienzo a echar agua sobre su piel que se eriza y se estremece constantemente.

Ella permanece con los ojos cerrados y expresión serena, beso sus hombros y luego su cuello hasta llegar a sus mejillas.

— Elizabeth... — la llamo y ella sonríe ligeramente.

— Me gusta cómo suena mi nombre cuando tú lo dices — murmura con voz ronca y rio

— ¿Cómo suena? — pregunto divertido y ella se encoje de hombros

— No lo sé, pero me gusta — murmura y vuelvo a reír, dejo otro beso sobre su hombro.

— Déjame lavarte — con cuidado me inclino hacia un costado y tomo una esponja.

Con cuidado enjabono su cuerpo que esta súper relajado contra el mío, como puedo enjabono el mío y nos quitó el exceso de espuma, no demoramos mucho en la tina porque el agua se enfría con rapidez, demoramos mucho tiempo fuera de ella. La ayudo a salir y rodeo su cuerpo con un albornos, ella no aparta sus ojos de los míos mientras me aseguro de secarla y cubrir su cuerpo.

Cuando termino acuno sus mejillas y sonrío al ver su expresión, está escrutándome con la mirada.

— ¿Qué pasa? — le pregunto acariciando sus labios ella suspira y cierra los ojos.

— Kai ¿Qué estamos haciendo? — murmura sin mirarme, su rostro tornándose preocupado.

— Hey, — la llamo para que me vea, ella abre sus ojos y la incertidumbre esta dibujada en ellos — no pensemos en eso, por un este instante solo dejemos llevarnos ¿ok? — ella me ve con inseguridad y beso sus labios con intensidad como si fueran el aire que necesito para vivir, ella me responde de la misma manera — mañana nos preocupamos por el mundo — susurro pegado a sus labios antes de volver a comerle la boca como si mi vida dependiera de ello.


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Son las 12:40 am no puedo conciliar el sueño aunque Elizabeth se durmió en cuanto nos metimos a la cama, no puedo dejar de admirarla y contemplar cómo se marca su silueta debajo de las sabanas, trago grueso porque de alguna forma esta jodida e irritante mujer se metió en mi cabeza y en mi cama de una forma toxica, pero esto que tenemos es toxico joder no paramos de pelear constantemente. Paso mis manos por mi rostro incapaz de dejar de mirarla, roso el contorno de su rostro y sonrío cuando se remueve y se acuna más contra la almohada.

No puedo conciliar el sueño porque aunque esto es jodidamente toxico, me gusta y me gusta mucho, ella me gusta, me gusta su piel, su cuerpo, su rostro, sus labios y esa sonrisa que se dibuja con arrogancia, es la misma que me emputa hasta decir basta pero que también me prende y pone como un puto cavernícola. Aparto las hebras de cabello que caen sobre su rostro y continúo mirándola.

Velar por el sueño de una mujer no lo hacía desde que vivía con Ley y por alguna extraña razón esto se siente muy diferente, cierro mis ojos y vuelvo a tumbarme mirando el techo de la habitación, en algunas horas debemos regresar a Ginebra y lo único que me preocupa de esto es que no sé qué coño va a pasar cuando despierte, cuando se vista y la lleve al hotel, cuando regresemos al jodido trato de mierda que he hecho con ella para que se quede trabajando con nosotros.

Pensé que si la tenía como quería, si la follaba como se me apetecía estas ganas de ella se saciarían, terminaría matando la curiosidad que le tenía, pero no, no me sacie ni un poco, siento como si tuviera que hacerla mía todos los putos días del año, y no sé si con eso pueda saciarme. El maldito problema ahora es ese, estas jodidas ganas de no soltarla, de hacerla mía y de nadie más. Este pensamiento trae a mi memoria sus palabras, tiene novio y esta comprometida, mi mandíbula se tensa con el pensamiento y lo único que quiero a arrancarle la jodida idea de la cabeza.

Cuando amanezca todo habrá acabado ella regresara a ser la señorita White y yo el puto magnate que ha venido a poner en evidencia, maldigo para mis adentros porque nunca debí permitir que esto pasara, nunca debí besarla siquiera. Entonces pienso en ese jodido día y me pregunto qué coño fue lo que me obligo a besarla.

Entonces rio porque lo único que me obligo hacerlo fue que no paraba de hablar y decir idioteces. Conforme pasan las horas mi cabeza se vuelve un lio y a las 4:30 de la mañana me pongo en pie con la idea de darme una ducha de agua fría a ver si logro aclara mis ideas. Mientras estoy bajo el agua, pienso en alguna manera de extender esto hasta Ginebra que podamos seguir follando pero sé muy bien que Elizabeth no va a permitirlo, no sé porque estoy tan seguro de ello, sabiendo el efecto que causo en ella.

Cuando salgo de la ducha seco mi cuerpo a medias y rodeo mi cintura con la toalla cuando salgo a la habitación Elizabeth esta despierta con los ojos fijos en el techo, al escucharme se coloca de lado y me ve pero no dice nada, evito mirarla a los ojos porque no quiero ver lo que tienen que decir.

— ¿Estás bien? — pregunta en un susurro y asiento tomando un bóxer y colocándomelo

— Sí, ¿y tú? — indago evitando por completo verla.

— Sí, todo bien — hace una pausa y suspira — Kai — comienza y yo respiro profundo y la enfrento finalmente.

— ¿Qué? — sueno más duro de lo que pretendo pero odio la idea que no podré volver a tocarla o que la tendré cerca a partir del momento en que la deje en el hotel.

— No sé qué fue lo que paso — murmura nerviosa y yo suspiro.

— Yo sí, follamos lo pasamos bien y ya está — me detengo para tomar una camiseta y colocármela — ¿Qué es lo que no sabes? — ella me ve sorprendida y duda un instante en responder.

— ¿Por qué estas molestos? — pregunta frunciendo el ceño y yo bufo exasperado

— ¿Quién dice que lo esté?

— Tu jodida actitud — responde sentándose en la cama, toma la sabana y cubre sus pechos.

— No empieces Elizabeth tengo dolor de cabeza — me quejo haciendo el camino fuera de la habitación.

La dejo sola, el mal humor comienza a aumentar conforme avanzó hacia la cocina, ¿Por qué simplemente no puedo dejarlo estar como con cualquier otra mujer? Me reprocho a mí mismo y suspiro sacando un vaso y sirviéndome agua.

— Kai — mi cuerpo se tensa al escucharla, cuando me giro me quedo de piedra al verla.

Como si fuera una maldita bruja hechizándome, mi polla reacciona y se endurece cuando recorro sus largas piernas y termino de ascender por ellas hasta su torso, que va tapado con la camisa que tenía puesta anoche, cierro los ojos y paso mis manos por mi rostro.

— ¿Qué? — digo entre dientes volviendo abrirlo y fijadme en su rostro.

Ha recogido su cabello en un moño desordenado sobre su cabeza y esta recostada del umbral de la puerta de la cocina con los brazos cruzados.

— Vamos aclarar esto o ¿no? — suena mucho más segura que hace unos instantes.

— ¿Aclarar que exactamente? — respondo tratando de restarle importancia y que no note lo cabreado que estoy por la jodida situación.

— No tenemos nada que aclara entonces ¿eh? — La veo desafiante y ella responde de la misma manera — bien, voy a vestirme por favor llévame al hotel — me pide girándose y alejándose de mí.

No hay absolutamente nada que aclarar, ambos somos dos adultos que nos deseábamos follamos matando las putas ganas y ya está. —El problema es que las putas ganas no se mataron y estoy seguro que ella siente lo mismo— camino de regreso a la habitación donde la encuentro enfundada en su vestido, está sentada en el borde de la cama colocándose sus tacones.

Yo paso junto a ella en dirección al armario y con total tranquilidad —una aparente por supuesto— comienzo a vestirme, saco un jean, un suéter y me deshago de la ropa que acabo de ponerme.

Elevo mis ojos para ver que hace Elizabeth y está de pie en medio de la habitación mirándome con descaro, suspiro y me giro para darle la espalda, ¿quiere ver? Pues que vea. Me paseo por la habitación en bóxer, buscando aquí y allá el perfume, o las pulseras que voy a usar, finalmente después de ver como su aprisiona una vez más su labio entre sus dientes comienzo a vestirme, cuando termino, tomo el frasco de perfume y me echo una generosa cantidad, ella respirar profundo y niega con su cabeza.

— ¿Es necesario que hagas esto? — pregunta desde su posición

— ¿El qué? — pregunta haciéndome el desentendido.

Ella bufa y pone sus ojos en blanco se gira y cuando esta por dejar la habitación la sigo, en un par de zancadas la he alcanzado la giro con brusquedad y me adueño de su boca, la beso con una jodida desesperación que nunca en mi vida había sentido, la beso con brusquedad y necesidad, con pasión, deseo y lujuria, le dejo saber con mis besos que aunque esto termina ahora la deseo y me pone como un puto tren. Cuando abandono sus labios en busca de oxigeno nuestras respiraciones son un completo caos.

— Señor Metzler — jadea entrecortadamente posando sus ojos en mí.

— Señorita White — le devuelvo sus palabras dando por finalizado esto.

Libero su cuerpo y ella da un paso hacia atrás, nuestras miradas no rompen contacto en ningún momento hasta que la alarma de mi teléfono comienza a sonar rompiendo con el momento.

— La llevare al Hotel — susurro pasando junto a ella.

Mientras salimos de la suite ninguno de los dice nada, la tensión entre ambos se puede cortar con un cuchillo y estoy seguro que también podría verse a kilómetros de distancia, el camino en el auto es el mismo escenario, ninguno de los dos comenta o hace algo para aligerar el momento, hasta que me estaciono frente a la entrada del hotel, ella respira profundo y abre sus labios como si quisiera decir algo pero se contiene, cierra sus ojos y sin más abre la puerta y desciende del auto, yo no espero a que entre arranco el auto y salgo pitado de allí, cabreado, frutado y con unas ganas enorme de regresar y decirle que quiero que esto continúe, que quiero volver hacerla mía.

Para que decir el que resto del día fue una mierda, mi mal humor no mejoro, solo empeoro cuando recibí la llamada de mi padre al medio para preguntar si había conversado con el empresario, tuvimos una fuerte discusión que termino con el Zorro Metzler alegando que no tenía lo que se necesitaba para llevar su apellido.

El resto de la tarde lo ocupe en revisar los currículos de los tres científicos que fueron absorbidos en el evento. Para las 5:30 ya tenía todo listo para marcharme al aeropuerto, Ajax y Volker llegarían más tarde, dándome la oportunidad de entrar al jet solo y ubicarme sin tener que toparme con Elizabeth, no le he contado a ninguno de los dos que pasamos la noche juntos, aunque estoy seguro que Volker sospecha por la forma en que me dijo que él se haría cargo del vuelo.

Tenemos apenas hora y media que llegamos a Ginebra y Alfred me conduce a casa, no quiero llegar allí con el humor de mierda que tengo así que decido hacer algo para tratar de relajarme, tomo el teléfono y reviso la aplicación del club. Esta noche no hay nada especial pero siempre se consiguen buenos jugares dispuestos a hacer locuras. Le indico a Alfred que me lleve al Lux y luego le ordeno que regrese a casa, yo simplemente tomare uno de los autos que tengo en el edificio. Y salgo con una única y clara misión, borrarme a Elizabeth White de la cabeza.


Nota del autor: con los buenos días mis gamers... aaaayyy pero que rica forma de despertar a que si? jajajaja capitulo delicioso, rico y donde podemos ver la personalidad de Kai (aquí entre nos amo a ese hombre) en fin que les ha parecido? les ha gustado la combinación de rudeza, delicadez y preocupación que tiene Kai? verdad que es bello? Pero como todo en la vida, tiene que acabar y vaya forma de hacerlo... muy civilizados ellos no?.

Hablando de otra cosa, se me a ocurrido hacer una dinámica con uds. el maratón, va porque va, pero como ya me han demostrado que son tan ansiosos como yo pues se me ocurrió jugar a algo, el próximo capitulo lo publicare antes de la fecha (es decir ma;ana posiblemente en la noche) o antes, depende de uds. y que es lo que vamos hacer? pues simple si alcanzamos las 50 lecturas antes de ma;ana al medio dia (12:00 m) publico el capitulo a las 3 pm. Entonces ya saben depende de uds si leen antes el capituloXD para que se animen se titula "y esta zorra que?" 

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