🎭Capítulo 26 - Mi juego🎭
Kai Metzler.
Estoy acostumbrado a tomar decisiones rápidamente, incluso cuando me veo en problemas lo hago, pero con la periodista decidir si quiera el no mirarla me cuesta. Esta noche está más que hermosa, puedo comparar su belleza con la de una diosa y ella ni siquiera parece notarlo. No he podido quitarle los ojos en toda la noche y aunque es muy claro que está evitándome le he dado su espacio.
La verdad no he logrado centrarme del todo en lo que pasa en mi alrededor, cada tanto la busco con la mirada asegurándome de que está haciendo y quien se le acerca, por alguna extraña razón no quiero que ningún hombre este cerca de ella, que nadie que no sea solo yo la toque. Respiro profundo porque el solo pensar en ello me hace hervir la sangre.
— Esto será increíble, no había tenido el honor de conocer a alguien como tú, pero debo admitirlo no solo eres un genio también eres divinamente atractivo — comenta Colette a mi lado al momento en que diviso una vez más a Elizabeth entre las personas.
— gracias, lo mismo digo eres una mujer muy interesante y tienes mucho conocimiento de negocios además de hermosa, una combinación peligrosa debo reconocerlo — digo divertido, porque es la verdad mujeres como ella pocas, ella ríe con picardía y asiente mientras lleva una de sus manos a mi antebrazo.
Una vez más busco a la periodista con la mirada y para mi pesar esta junto a la persona que menos deseaba ver esta noche, Ben se inclina sobre ella y le murmura algo, Elizabeth está claramente tensa y yo quiero y estrellar la cabeza del idiota contra la pared. No entiendo porque demonios sigue asistiendo a estos eventos si sabe muy bien que detesto que este aquí.
En ese instante saco mi teléfono y le escribo un sms a Ajax, hemos quedado que esta noche no presionaremos ni molestaremos a la periodista, que dejaremos que las cosas fluyan con tranquilidad, mi mejor amigo no está al cabo de saber lo que ha estado pasando entre ambos, porque he decidido guardármelo, pero sé muy bien que tarde o temprano tendré que contárselos, pero por ahora, no lo hare.
Kai: por favor dile a Elizabeth que necesito hablar con ella y date prisa Ben esta con ella.
Envió el sms y me dispongo una vez más a prestar atención a lo que ocurre con las personas con las que estoy reunido, aunque la verdad no me interesa nada de lo que dicen hasta que Colette una vez más llama la atención de todos, con un comentario que me impresiona.
— Las empresas destinadas a los proyectos humanitarios hoy en día son vistos como una pérdida de tiempo y dinero, pero debemos reconocer que mientras más personas ayudemos, en el futuro mejor nos ira como empresarios, ¿qué caso tiene vivir en un mundo donde solo algunos puedan invertir o gastar su dinero en nuestros productos? — todos las miradas están puestas en la hermosa y sexy mujer que sonríe complicidad — creo que tus proyectos son algo dignos de admiración Kai, además estas asegurando un futuro mejor para todos y eso señores en definitiva es algo que debemos apoyar y fomentar — sonrió ampliamente porque está haciendo exactamente la declaración que busco.
Algunos de los presentes asienten y otros permanecen con sus ceños fruncidos, es obvio que a muchos aquí no les agrada una mujer inteligente y además hermosa como Colette. Después de algunos minutos me sumerjo realmente en la conversación, gracias a los comentarios de la mujer que está a mi lado, pero al poco tiempo me siento observado, elevo mis ojos y allí está nuevamente la fuente de mi falta de concentración estos días.
Elizabeth camina con sus ojos fijos en mí, su expresión seria y su mirada penetrante me ponen, joder como esta mujer puede hacerme reaccionar así tan solo con una mirada, sin tomar en cuenta a nadie en particular me disculpo.
— Lo siento, debo atender algo — pero Colette me sujeta del brazo llamando mi atención.
— ¿podemos hablar un minuto? — permanezco mirando a Elizabeth que en ningún momento aparta la mirada y asiento.
— Claro ¿qué pasa?
— Sé que el evento del sábado es para el reclutamiento de científicos, pero estoy sumamente interesada en trabajar con alguien como tu Kai, tienes una visión futurista increíble y que manejes las masas con tanta facilidad es algo que me incita a confiar en que puedo invertir contigo — sus palabras están siendo calculadas puedo notarlo por la forma en como me observa, está analizándome.
— Es un evento para reclutar científicos pero siempre conocemos inversionistas que se interesan en trabajar con nosotros, así que si tu intención es asistir como una de ellas, puedes hacerlo... — respondo y ella sonríe ampliamente, en ese momento elevo mis ojos para buscar una vez más a Elizabeth y así poder cortar con la conversación pero para mi sorpresa no está en el mismo punto en el que la vi hace un momento.
— Maravilloso, ven vamos a toarnos una copa — me invita colocando nuevamente una de sus manos sobre mi pecho y suspiro
— Lo siento Colette pero debo resolver algo — ella luce un poco decepcionada pero luego sonríe y asiente.
— Claro estaré por aquí — comenta girándose y alejándose de mí, aprovecho de mirar el culazo que se gasta, en serio esa mujer es hermosa.
Pero luego me centro en lo que tenía que hacer, ubicar a Elizabeth, camino hacia Ajax que está cerca del bar con Volker, cuando los alcanzo me mira serio.
— Salió al jardín — me indica antes que pueda preguntarle y sonrió — ¿Qué tanto hablas con esa mujeron? — indaga y suspiro
— Quiere trabajar con nosotros — Ajax sonríe ampliamente y da un trago a su bebida.
— Pues no veo porque no pueda hacerlo, puedo darle un tour gratis por mi cama si lo desea — Volker ríe negando y lo imito
— Nos vemos luego — les comento alejándome en busca de mi tortura.
Salgo al exterior buscándola, por suerte el jardín exterior esta desierto cosa que me resulta conveniente, necesito desquitarme un poco de todo lo que ha estado causando en mí a lo largo de la noche. En cuanto la veo me detengo para admirar su figura, joder puto escote que muestra tanto, estoy loco por rosar su piel con mi lengua y escucharla gemir. Camino hasta ella y una vez la alcanzo, noto que está más seria de lo normal y luce preocupada.
— ¿Estas bien? — se gira después de unos segundos y nuestras miradas se encuentran, provocando esa atracción desmedida que ahora nos envuelve cada que nos miramos.
— Si... — su respuesta es fría y cortante
— ¿Por qué te fuiste?
— Evidentemente estabas demasiado ocupado como para ser interrumpido — esta vez su voz está cargada de reproche y noto cierto enojo, lo que me divierte.
Camino hasta situarme junto a ella, el aroma afrutado que suele estar en su piel esta noche brilla por su ausencia, pero en su lugar huele intensamente, es un tono igual cítrico pero mucho más intenso. Desde mi posición solo puedo admirar su perfil ya que evita por completo hacer contacto visual y la entiendo completamente, si cada vez que la veo a los ojos y veo ese deseo detallando en ellos.
— Elizabeth — murmuro su nombre, pero ella no me ve.
— ¿Hum? — en serio su actitud me divierte, pero también me frustra, llevo días evitándola y ella a mí.
Esta noche no pienso dejarla ir, al menos quiero escucharla decirme porque lo hace, no pienso dejar que se vaya de aquí sin que admita que estar cerca de mí la pone tanto como a mí.
— ¿Por qué estas evitándome? — se gira sorprendida y allí esta ese brillo lujurioso en sus ojos.
— No estoy evitándote — no puedo evitar sonreír porque es una descarada mentirosa.
— Tienes toda lo que va de noche evitándome, no soy estúpido — comento con tranquilidad sin apartar los ojos de los suyos
— No, solo no he querido interferir en tus conversaciones — rio porque en serio esta noche está poniéndome las cosas demasiado fáciles y no estoy acostumbrado a ello, pero no pierdo la oportunidad de molestarla.
Me inclino sobre ella con ganas de acortar aún más la distancia que nos separa y poder propiciar al menos un jodido beso, uno que al menos calme medianamente mis ganas de follarla, aunque a quien engaño, un puto beso solo me hará desearla más.
— Conversaciones que deberían importarte mucho, porque se supone que estas aquí para escribir un artículo con una perspectiva distinta de mi ¿no?
— Conversaciones que si no son convenientes para usted o su imagen no podre usarlas — responde rápidamente mostrándome que al menos una parte de ella sigue aquí activa esperando para responder audazmente.
— ¿Vamos a empezar a tratarnos una vez más de usted? — ella pone los ojos en blanco y no puedo evitar reír, joder se ve jodidamente sexy exasperada.
— ¿Qué quieres Kai? — se separa de mí y maldigo para mis adentros, no la quiero lejos.
— De querer, quiero muchas cosas y todas te incluyen a ti desnuda y gimiendo — suelto exactamente lo que estoy pensando, lo hago en un murmullo ronco que ella es capaz de oír a la perfección.
Sus apetecibles labios se separan y respira profundo causando el efecto que deseo, entonces se me ocurre que esta noche Elizabeth está más sumisa que de costumbre y pienso aprovecharme de eso.
>> Preferiblemente debajo de mí, pero si te gusta estar arriba no tengo ningún problema — sus ojos brillan llenos de deseo contenido y sus labios humedecidos por su lengua me hacen desear meter mi polla en su boca y follarla con fuerza.
Joder que ganas de saber cómo se siente estar dentro de su boca, que ganas de hacerla comerme la polla como si fuera su único sustento para vivir, el pensamiento me pone tan duro como una puta roca y debo concentrarme para no lanzarme sobre ella y terminar de hacer lo que he deseado hacer desde que la vi descendiendo las escaleras con ese jodido vestido, pero como siempre con ella las ganas pueden más y termino acercándome a ella otra vez.
— Ese vestido es una puta tortura Elizabeth
Sus labios dejan salir el aire lentamente mientras sus ojos me devoran, no se mueve tampoco responde absolutamente nada, parece estar en un puto trance uno que no solo me deja claro que está más que dispuesta esta noche a que pase algo, sino habría soltado alguna de sus puyas o habría refutado como suele hacerlo.
— Tú eres una maldita tortura — susurro después de haber acortado toda la distancia que nos separaba, su aliento se entremezcla con el mío y una vez más pregunto lo que quiero saber — ¿Por qué estas evitándome?
Sus ojos se desvían de mis labios y busca mi mirada, cuando lo hace su expresión varía considerablemente y regresa a ser la Elizabeth que suele desafiarme, la periodista segura de sí misma y la que suele patearme los cojones constantemente. Pero esta noche el juego no está a su favor, esta noche gano yo.
— No, estoy evitándote Kai — vuelve a usar ese tono altanero y sonrió, ha caído justo donde y como quiero, me acerco más a sus rostro solo estoy a unos pocos centímetros de sus labios.
— Pues vamos adentro... — traga duro después de escuchar mis palabras y la veo dudar, pero responde sonando más segura de lo que espere.
— Está bien — sonrió triunfante, tendiéndole mi brazo, haciendo mi próxima movida, esta noche señorita White sabrá como juego, se acabaron las treguas y las cartas a su favor.
Echamos andar al interior del salón una vez más, ella luce increíble, majestuosa con ese vestido rojo que acentúa sus curvas delicadas y marca cada uno de esos lugares que estoy loco por conocer. El tono del vestido hace que su piel resalte aún mas invitándome a ver los lugares donde la tela brilla por su ausencia. Me concentro en mi juego, tentarla, provocarla tanto como me sea posible. Caminamos entre las personas y me detengo de vez en cuando para conversar la presento y les dejo en claro a todos que es mi acompañante y parte de mi equipo. No permito que se separe de mí, de hecho en ningún momento la libero, sujeto su cintura y de vez en cuando acaricio su piel con mi pulgar.
Siento como se estremece y se tensa con cada una de mis caricias, como en más de una oportunidad sus labios se separan y deja salir el aire contenido después de ascender y descender por el centro de su espalda para volver a dejar mi mano quieta sobre su cintura.
Me delito con la suavidad y lo tersa que es su piel, con las reacciones que provoco en ella sin esforzarme demasiado. La escucho respirar profundo varias veces y sé que está conteniéndose, cosa que me pone, muero por escucharla gemir y jadear, imaginarlo hace que mi polla se tense y detesto ser tan grafico en este instante porque puedo verla cerrando sus ojos y jadeando mientras solo roso su piel con mis dedos o mi lengua.
Continuamos caminando entre varias personas, socios del hotel e inversionistas con los que Lux ha trabajado anteriormente, para este momento la periodista solo sonríe y asiente, murmura algunas vagas respuestas y entre cada una de ellas puedo notar la excitación emanando de sus poros. Es más que suficiente para mí y para ella, presiono su cintura haciendo que su cuerpo se estremezca y sus labios se entreabran, ella los humedece con su lengua y soy yo quien traga duro esta vez.
— Vamos, necesito conversar algo contigo — murmuro en su oído incapaz de alargar más el juego.
La guio hacia un pasillo donde el personal del hotel suele movilizarse para servir ciertas cosas y que sé muy bien que esta noche no se usara hasta la hora de la cena para la cual falta una hora más o menos. Cuando alcanzamos el pasillo ella se separa con rapidez como buscando un momento de tranquilidad, pero no se lo permito, camino hacia ella, que le quede claro que esta noche hare lo que me dé la puta gana con ella.
— ¿De qué quieres hablar? — pregunta girándose y para su sorpresa choca directamente conmigo.
Sin decir nada, ni siquiera darle tiempo a procesar lo que estoy haciendo sujeto sus mejillas y la beso. Mi lengua con una necesidad imperiosa de sentir la suya se pierde dentro de su boca haciendo que por fin ese ansiado gemido escape de sus labios provocando que mi polla sufra un poco más dentro de mi pantalón.
La beso como un jodido cavernícola, con salvajismo y brusquedad, con ella no logro contenerme ni ser suave, con ella se va a la mierda todo eso de tratar a la mujer como si fuera algo sumamente delicado y que debe ser adorado con sumo cuidado y delicadeza. Ella reacciona llevando sus manos a mi nuca pegándome más a ella haciendo que el beso sea aún más profundo, la guio hasta la pared no quiero que se le ocurra la maravillosa idea de escapar.
Deslizo una de mis manos hasta su nuca y deslizo mis dedos por el centro de su espalda tocando columna, para luego distraerme con el resto de su suave y exquisita piel, su pelvis se mueve hacia mi provocándome, mi polla ansiosa por perderse entre sus piernas se estremece, ella jadea cuando la siente y soy como un puto niño en navidad cuando sabe por adelantado de que se trata su regalo.
Su cuerpo es un puro deseo, lujuria, sus manos se mueven dentro de mi saco y comienza a toquetear mi cuerpo sobre la tela de mi ropa, una de sus manos se cierra con cierta fuerza sobre mi pecho como si deseara palparme sin tanto impedimento. Sus manos siguen tocándome encendiéndome cada vez más, su rose no es para nada cuidadoso ni siquiera puedo decir que sea tímido, es completamente descarada, podría decir que hasta desesperado. Cosa que me enloquece y dejándome llevar por la intensidad del momento, muevo mi mano hacia su culo y lo aprieto con fuerza, maldita sea como deseo dejar mis manos marcadas en este precioso culo.
Entonces recuerdo como se veía ese culo andando entre la multitud cuando llegamos y esa loca idea que tuve me cruza nuevamente por la mente, regreso hasta el escote del vestido y meto mano entre su piel y la tela descubriendo que lo que sospeche es cierto y no lleva absueltamente nada debajo del jodido vestido. Gruño sobre sus labios sabiendo que puedo perderme en este instante entre sus piernas sin ningún impedimento.
— Mierda...— gruño sobre sus labios sin poder alejarme lo suficiente de ellos — como lo imagine no llevas nada puesto — busco sus ojos que me miran con intensidad y contra cualquier reacción que pude haber esperado me regala una sexy, picara e insinuante sonrisa, que trata de esconder al mismo tiempo, mordiendo su labio inferior cosa que la hace lucir malditamente sexy.
— Estas matándome Elizabeth — vuelvo a lanzarme sobre sus labios, cegado por el deseo primitivo que esta mujer despierta en mí.
Acaricio una vez más ese culo estoy dispuesto a explorar y follar en algún momento y lo presiono con fuerza, ella se queja pero no sé si de dolor o de deseo por lo que dejo una fuerte nalgada sobre esta, la necesidad y la frustración me hacen hacerlo, ella jadea sobresaltada y abro los ojos para no perderme esa expresión que es justo la que esperaba encontrar.
Deseo.
Lujuria.
Excitación.
Lascivia.
Todo es un solo perfecto y hermoso rostro que me está volviendo completamente loco.
— Eso es por ponerme como un puto tren y luego evitarme — le recrimino y vuelvo a devorar su boca.
Me importa una mierda que nos encuentren, que nos vean, justo ahora después de ver esa expresión no sé si soy capaz de hacer lo que tenía en mente. Roso mi lengua en sus labios, dándonos un instante para recuperar el aliento, pero es eso solo un instante, porque luego tomo su labio inferior y lo muerdo abro los ojos para mirarla y disfrutar de sus reacciones, sus maravillosas y exquisitas reacciones.
Vuelvo a besarla, ya no me limito a sus labios, ni su culo quiero tocarla toda, besarla toda, saborearla toda, una de mis manos desciende hasta sus pechos y me dedico a divertirme con ellos, los pellizco, los aprieto y magreo como me da la gana, ella se retuerce, jadea y gime con total desesperación en mi boca, mientras mi otra mano desciende hasta la abertura de su vestido. Su cuerpo se tensa aún más cuando siente como mis dedos ascienden por la piel de su muslo, entonces deja de besarme y se aparta ligeramente al mismo tiempo que sujeta mi mano.
Sorprendido por su reacción la observo, pero sé muy bien que este es solo un instante de lucidez antes de perder por completo la cabeza, antes de ceder por completo al deseo y la lujuria, ¿Cómo lo es?... sus ojos, estos preciosos ojos cafés me observan suplicantes y no exactamente para que me detenga.
— Kai — jadea, maldita sea mi nombre es una súplica que le haga de todo, restriego mi erección en ella — para — la ignoro, sé muy bien que no quiere que me detenga.
Busco su cuello y me dedico a llenarlo de besos húmedos, muerdo y lamo de aquí allá cada vez que lo beso, solo necesito tentarla un poco más y de eso se encarga mi mano, acaricio la parte interna de sus muslos sin llegar nunca a su coño, su mano no me libera, pero tampoco trata de quitarla confirmando que desea esto tanto como yo.
— ¿No me dirás porque sigues evitándome? — pregunto una vez más tratando de distraerla.
— No... no estoy evitándote — susurra entrecortadamente dándome mayor acceso a su cuello.
No me evita pero no me libera la mano, así que sostengo una buena parte de su muslo con fuerza, cosa que la sorprende.
— ¿No y esto que significa? — murmuro con voz ronca tratando de liberarme.
— No es evitarte — rio porque es tonto negar lo que está haciendo y escucharme reír es lo que necesita para aflojar su agarre.
Libero mi mano, pero no voy a donde deseo, la torturo un poco más, por necia, por arrogante y obstinada, solo tiene que admitirlo y dejare de jugar con ella y le daré exactamente lo que ambos queremos.
— No hagas eso — me pide echando su cabeza atrás exponiendo su cuello y sus pechos para mí, lamo su clavícula haciendo que se retuerza.
— ¿Qué? — Desciendo hasta uno de sus pechos que me espera erizado y me siento como un puto Dios al saber que Elizabeth está a mi merced — ¿esto? — Repito el gesto pero esta vez alcanzo su coño, en cuanto siento lo jodidamente húmeda que esta gruño.
Maldita sea, esto es demasiado excitante.
— Joder que húmeda estas — lamo uno del borde de sus pechos mientras deslizo mi dedo índice sobre su clítoris.
De sus labios sale un jadeo y una exclamación en español que no logro entender pero que me pone aún más, joder esta mujer tiene una voz demasiado sexy y cuando habla en su idioma natal es aún más sexy.
— Oh dios...
No paro de besar sus pechos y morderlos sobre la tela fina del vestido que me da completo acceso a ellos, mientras me dedico a llenarlos de placer, mis dedos se deleitan con la humedad y lo resbaladizo que se encuentra su coño, me muevo de su clítoris a su abertura pero no la penetro, no quiero robarle el gusto y el placer a mi polla de estar dentro de ella antes que nada más.
— Muero por meter mi cabeza entre tus piernas y comerte este rico y delicioso coño húmedo — farfullo con ganas de descender y hacerlo, pero me resisto.
Sigo moviendo mis dedos sobre su clítoris, presionando, haciendo círculos o descendiendo y ascendiendo entre su clítoris y su abertura, su cuerpo se estremece, se retuerce, jadea desesperada, los gemidos cada vez se escuchan más altos, llenando el solitario pasillo, recordándome dónde estamos y que se supone que yo estoy haciendo esto para darle una pequeña lección, una que estoy por mandar a la mierda y terminar de follarla aquí.
Aunque la idea de estar dentro de ella solo por unos instantes se me hace absurda, estúpida, a esta mujer tengo que tenerla no solo por un instante o unos minutos, no, no me saciaría si la tomo aquí y ahora, así que retomando y volviendo a mi plan original de solo tentarla un poco saco fuerzas de algún lugar que creí haber perdido cuando descubrí que no llevaba nada puesto y antes que pueda correrse me separo de ella.
Lo hago de golpe y porque si lo pienso mucho no poder hacerlo, sus ojos se abren llenos de confusión y frustración, sus labios están entreabiertos, rojos he hinchados, sus mejillas están rojas y uno de sus pechos tiene una pequeña marca que me hace sonreír, se disimula a la perfección por el vestido pero soy muy consciente que esta allí.
Chupo los dedos que hasta hace un instante la llenaban de placer para no privarme del todo de lo que quería hacer y cierro sus ojos al saborear su humedad, joder esta mujer es exquisita. Limpio la humedad que han dejado sus labios y sonrió aún más cuando sus ojos comienzan a abrirse como platos anticipándose a mi jugada, acomodo mi polla y suspiro.
— Si quieres jugar conmigo, la próxima vez recuerda que te advertí que soy muy bueno en esto de jugar — arreglo mi saco y le sonrió ampliamente cuando finalmente cae en cuenta que voy a dejarla justo como ella me ha estado dejándome a mí le guiño un ojo y me alejo.
La polla me duele, no voy a negarlo, la tengo como una puta roca, pero lo mejor será marcar distancia, al menos mientras me controlo, camino hacia el baño y una vez allí me encierro en uno de los cubículos y trato de aligerar la presión que se acumula en mis huevos pero que va, aunque comienzo a masturbarme nada sirve, no logro correrme y es evidente que mi jodido cuerpo está jugando en mi contra y se ha puesto del lado de la periodista.
Arreglo mi polla como puedo dentro de mi pantalón tratando de disimularla, por lo que termino abotonando el saco y salgo del cubículo, me miro en el espejo y termino de arreglar mi atuendo, peino un poco mi cabello que ha quedado algo despeinado y salgo na vez más a la realidad, lejos de la mujer que me tiene como un puto tren.
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Elizabeth abandona el salón con paso decidido, no puedo dejar de ver su culo moverse debajo de la tela del vestido y mi garganta se seca al recordar que no lleva nada debajo, Colette insiste en sacarme conversación, pero ya no surten efecto sus palabras ni sus comentarios, entonces en una clara comunicación silenciosa con Volker, entiende que quiero ir tras la periodista, se pone en pie y camina hasta la mujer que no ha dejado de atosigarme durante toda la noche, y se agacha para conversar con ella.
Aprovecho la distracción para ponerme en pie disimuladamente y la sigo, camino con calma hasta la puerta del salón pero una vez la dejo atrás hecho a trotar, su expresión al salir del salón ha sido de malestar y no hablo realmente de cabreo. Creo que pude haberme excedido y es algo que me preocupa. Cuando la veo esta por alcanzar el ascensor, marca el botón y espera, yo aminoro la marcha y me coloco a su lado sin decir nada.
Ella suspira y gira su rostro en mi dirección, sorprendiéndose cuando me ve junto a ella, esta vez soy yo quien suspira, pero no me da tiempo de decir nada.
— ¿Qué haces aquí? — suelta con hostilidad y vuelvo a suspirar
— Quería asegurarme que estas bien — ella ríe sin ganas y se gira para verme
— ¿De verdad? — asiento pero antes de poder responder las puertas del ascensor se abren y ella entra bufando.
— Elizabeth — la llamo siguiéndola pero en cuanto posas sus ojos en mí sé muy bien que esto será una batalla campal.
— Buenas noches — un hombre entra impidiendo que pueda decir algo.
— Buenas noches... — responde Elizabeth con amabilidad yo me limito a saludar al hombre con un gesto de cabeza.
La tensión que ya se ha formado entre ambos es épica, pero ninguno de los dos dice nada, permanecemos en silencio hasta que finalmente el ascensor se detiene y el hombre baja, ambos esperamos ansiosos a que las puertas se cierren.
— Elizabeth
— NO KAI — me espeta sorprendiendo — ELIZABETH UNA MIERDA, SOY LA SEÑORITA WHITE PARA USTED Y LE AGRADECERÍA QUE DEJARA ESTE JODIDO JUEGO, NO SOY NINGUNA ZORRA TAMPOCO UN JUGUETE CON EL QUE PUEDE ENTRENETERSE SIEMRPE QUE LE PROVOQUE — explota.
Las puertas del ascensor se abren y ella sale de esta hecha una fiera, la sigo porque no pienso permitirle que me grite de esta manera, la detengo sosteniéndola de uno de sus brazos, ella se gira con brusquedad y se libera, al mismo tiempo que cruza mi cara con una bofetada.
— NO ME TOQUES — grita, su respiración es un completo desastre y sus ojos brillan llenos de ira.
— Elizabeth — murmuro entre dientes conteniéndome, pero ella bufa y vuelve a girarse, echa andar y esta vez en plan de respetar su espacio personal me limito a seguirla.
Sube las escaleras con rapidez, sin mirar atrás, cuando llegamos a su habitación abre la puerta y entra cuando va a cerrarla y ve que estoy por detenerla achica sus ojos y me fulmina con la mirada.
— ¿Qué, también se tomara el atrevimiento de invadir mi habitación?
— Está es mi habitación, de hecho y si, lo hare — digo entrando detrás de ella y cerrando de un portazo.
Ella me ve incrédula y da un par de pasos hacia atrás cuando me acerco a ella.
— ¿QUÉ DEMONIOS TE PASA? — grita exasperándome por completo odio que griten.
— Puedes dejar de gritar de una puta vez, estoy justo frente a ti, ¿puedes hablar como las personas normales? — digo entre dientes
— ¿Estás diciéndome anormal? — suelta incrédula y sorprendida y yo quiero arrancarle la cabeza.
— No, estoy diciéndote que dejes de gritar y te comportes
— Vete a la mierda Metzler — me espeta antes de girarse y caminar hacia el baño, la sigo sin más.
— Vas a escuchar lo que tengo que decir
— Pues no me da la gana de hacerlo y por favor lárgate — me espeta girándose una vez más con brusquedad — ¿no te basto ya haber jugado tus ridículos juegos conmigo? Que otra cosa necesita el gran genio y magnate tecnológico de mi ¿eh? — Elizabeth continúa hablando sin cesar haciendo que poco a poco yo pierda la cordura.
— Elizabeth cierra la boca — murmuro pero ella me ignora
— Claro no conforme con llevarme aparte y toquetear mi cuerpo hasta casi hacerme orgasmar te largas y te paseas el resto de la puta noche con esa mujer como si fuera un puto trofeo — sonrió de lado con la mención de Colette y ella me asesina con la mirada — CLARO AHORA SOY UN MALDITO CHISTE — grita una vez más y esta vez es la última oportunidad que le doy de dejar de hacer ruido.
Doy un paso en su dirección la tomo de la muñeca y tiro de ella pegándola a mí, arremeto contra su boca como un jodido cavernícola y la beso como un puto salvaje, ella responde el beso de la misma jodida manera, acelerando todo en mi cuerpo, desde mis latidos hasta mis pensamientos, que corren frenéticos en una sola dirección follarla sin contemplaciones, ni restricciones.
Esta vez no me contengo, entre la cabreo, el morbo y el deseo que tengo acumulado por todo lo que ha pasado estos días, me dejo llevar, tomo el borde superior del vestido y meto mis dedos tirando de el para dejar al aire sus pechos que se exponen para mi dejándome sin aliento, de inmediato los tomo entre mis manos, mientras Elizabeth comienza a deshacerse de mi saco con prisa, este cae al suelo y yo me dedico a estrujar y pellizcar sus pezones mientras como su boca con la misma desesperación que ella deshace los botones de mi chaleco.
En cuestión de segundos sus manos están explorando la piel de mi pecho, sus uñas se cierran sobre mis pectorales hundiéndose en mi carne, mientras que mis manos ya ha pasado a disfrutar de su abultado y prieto culo, que pronto también dejó al descubierto, abandono su boca con la idea de contemplarla, pero no me deja, tira de mi nuevamente y vuelve a besarme.
— Nuevas reglas — murmura sobre mi boca y sonrió para luego tomar su labio y morderlo, haciendo que gruña y se queje de dolor, abro los ojos y la miro.
— Esta vez no estoy jugando Elizabeth, no saldré de aquí sin tomar lo que quiero — le susurro sin liberar su labio, sus ojos destellan ira y deseo al mismo tiempo.
— ¿Y eso que es? — pregunta desafiante
— A ti
Ella jadea cuando mi mano se pierde entre sus piernas y encuentro su coño anegado, empapado de su propia excitación, juego con mis dos de mis dedos sobre su clítoris mientras ella gime y jadea e intenta desabrochar mi correa y luego el botón que sostiene mi pantalón, mi polla parece que está por romper la tela del bóxer y facilitarle las cosas.
Una vez logra su cometido empuja mi pantalón con ansiedad hasta donde alcanzan sus manos y sin preámbulos las coloca sobre mi polla, haciéndome gruñir, su mano se mueve de arriba abajo, cerrándose sobre ella con cierta fuerza, yo disfruto con el placer de arrancar gemidos y jadeos por lo movimientos que hacen mis dedos sobre su clítoris. La desesperación con la nos devoramos nos hace jadear a ambos, en un movimiento rápido tomo sus manos y las uno en su espalda.
— No vuelvas a gritarme — susurro sobre sus labios, ella rie burlona y se separa para verme
— Me canso — suelta con chulería y como respuesta vuelvo a besarla pero además dejo una fuerte nalgada en su culo, que la hace gritar.
— Eres un bruto — se queja sin dejar de besarme
— Me importa tres hectáreas de mierda — la guio hasta el borde de la cama y una vez allí la giro con brusquedad.
Ella jadea y gime en cuanto la apoyo sobre la superficie suave y mullida del cobertor, deshago el agarre de sus muñecas y llevo ambas manos sobre su cabeza, ella forcejea conmigo tratando de liberarse pero no lo hago, en el proceso recuesto mi polla en su culo cosa que la hace jadear y contonear sus caderas, cosa que me enloquece.
— Jodida mujer vas a volverme loco — suelto entre dientes al sentir como sus caderas se mueven en círculos sobre mi polla
— Imposible hacerlo, ya eres un puto demente — me separo y vuelvo a nalguearla esta vez con más fuerza, su cuerpo se eriza y se retuerce entonces llevo una de mis manos a su entrepierna donde la humedad ya empapa la parte interna de sus muslos.
— Estar haciendo esto cabreada como una loca te pone — murmuro sobre su oído
— Suéltame — dice entre dientes, mientras deslizo mis dedos hacia su clítoris cosa que la hace jadea y enterrar la cabeza en la cama — ¡joder! — exclama llena de excitación.
Continuo estimulando su clítoris y regando su humedad para facilitar la tarea, deslizo mi mano por su clítoris, pasando su abertura y subo hasta su culo el cual humedezco y presiono ligeramente, ella se tensa y eleva el rostro como si tuviera un resorte.
— Ni... ni se... te ocurra — suelta entre cortadamente mientras continuo estimulando su ano, me inclino sobre su cuerpo y reposo mi pecho sobre su espalda, respiro su aroma y acaricio el perfil de su rostro con mi nariz.
— Odio los malditos espectáculos y tus constantes gritos — presiono una vez más sobre su ano y en ese instante un grito entrecortado sale de sus labios — aunque puedo acostumbrarme a estos — me burlo presionando una vez más sobre su ano.
Ella jadea y gime con descontrol haciendo que mi cabeza se vaya a la estratosfera ya no puedo extender más esto, libero mi polla que de una vez cae entre sus nalgas, que están calientes, Elizabeth jadea y gime cuando me siente, sonrió de lado al ver como busca mi rostro, sus ojos aun están cargados de ira pero también hay deseo y lujuria en ellos. Tomo mi polla entre mis manos, busco su abertura para lubrircala y en cuanto siento la calidez de la humedad que sale de ella jadeo.
— Maldición... — murmuro cuando comienzo a deslizar mi polla por su centro sin penetrarla
— Basta deja el maldito juego — me espeta girando su rostro y mirándome con rabia.
— Bien — murmuro cabreado por la puta forma en la que me está hablando.
Me acomodo en su entrada y de un solo movimiento rápido, fuerte y profundo la penetro, ambos soltamos un gruñido de placer, es mucho más deliciosos de lo que imagine, Elizabeth no es exactamente estrecha, pero puedo sentirme apretado dentro de ella, la humedad y lo caliente que esta su interior son más que suficientes para dejarme claro que no voy a saciarme.
— Oh dios — exclama la periodista cuando siente que la lleno por completo.
Libero su mano y me apoyo sobre la cama apoyando parte de mi cuerpo sobre el de ella, y sin más comienzo a bombearme dentro de su delicioso coño que me recibe gustoso, siento como me absorbe y como sus paredes se cierran sobre mi polla abrazándola y envolviendo cada puto centímetro de piel.
— ¡Rayos! — jadea cuando la envisto con más fuerza.
Sus gemidos y jadeos acompañan mi premios jadeos, ladeo mis caderas para llegar a lugares que no alcanzo con la sencilla penetración y su cuerpo se arquea, su culo se eleva un poco más hacia mí y grita.
— Por dios Elizabeth eres una puta droga — jadeo en su cuello mientras comienzo a dejar besos húmedos y pequeños mordiscos sobre su piel.
Chupo y muerdo constantemente, en unos lugares me afinco con la intención de dejar marcas, quiero que cuando todo esto termine y se vea al espejo estas marcas le recuerden que es mía. Entro una vez más con fuerza, acelerando mis envestidas y llenándola al máximo, sostengo su cintura y me apoyo en ella para poder meterla toda, ella jadea y gruñe una maldición entre dientes.
Separo sus nalgas y contemplo la gloriosa y maravillosa vista de su culo y su coño recibiéndome gustoso y empapado, levanto mi mano y vuelvo a nalguearla, ella grita y me mira sobre su hombre con expresión asesina cosa que me hace sonreír y llevar mi mano libre a su cabello, pierdo mis dedos dentro de este hasta tocar su cuero cabelludo y allí me aferro a las hebras de este, tiro un poco para arquear más su cuerpo y continuo entrando y saliendo de ella como un puto loco.
Elizabeth gime con fuerza y su cuerpo se estremece temblorosamente, indicándome que se ha corrido pero no le doy tregua continuo entrando y saliendo de ella con fuerza, el sudor empapa mis brazos y mi abdomen, siento como las gotas ruedan por mi rostro y como caen sobre su espalda, estoy follandola como un maldito neandertal y me tiene sin cuidado cuando la escucho jadear y gemir como lo está haciendo.
Sin salir del todo de ella tomo una de sus piernas y la coloco de lado, ella busca mis ojos y la expresión que hay en su rostro es la cosa más malditamente hermosa y tentadora que he visto en toda mi jodida vida, sus labios están rojos, el sudor cubre su cuerpo haciendo que brille y lo único que deseo escuchar que me pida más. Vuelvo entrar con brusquedad separando sus piernas, mi pulgar se desliza hasta su clítoris y comienzo a masajearlo mientras ella se retuerce de placer.
Sus manos se cierran sobre el cobertor, su espalda se arquea y su cabeza se va hacia atrás cuando una vez más se corre con intensidad, yo sigo envistiéndola sintiendo como mis huevos se tensan como pi polla palpita avisándome que estoy cerca, pero disminuyo la fuerza y la velocidad, no he tenido suficiente de ella, es muy pronto para correrme, continuo estimulando su clítoris mientras yo trato de controlarme y evitar que me corra.
— No pares — me exige haciéndome que ría por lo bajo y la obedezco si es lo que quiere le daré todo lo que he estado contendiendo.
Sus manos se desplazan hasta sus pechos y los magrea y estruja con fuerza mientras presiona sus pezones y yo me deleito y babeo con la escena.
— Si nena, venga vamos dámelo todo... córrete para mi vamos — la ínsito mientras me muevo mucho más de prisa y ladeo mis caderas para llegar más profundo. Ella vuelve a estremecerse y deja salir un grito que se entremezcla con el gruñido que abandona mi garganta cuando siento que mi polla no da y la tensión es liberada.
Tres estocadas más y caigo sobre su cuerpo sudoroso y agitado, ella está igual o peor que yo, pero no me da tiempo de reaccionar cuando me empuja e intenta ponerse en pie tambaleándose, me pongo en pie y la tomo con cuidado.
— Cálmate, deberías...
— Largo... — me corta sorprendiéndome
— ¿Qué?
— Que te vayas Kai, ya tienes lo que viniste a buscar, ahora largo — me espeta dejándome de una pieza.
Sus ojos centellean furia, resentimiento y lujuria, como puede se pone en pie y me ve expectante esperado que reacciones, pero no me muevo, en serio no puedo creer lo que acaba de decir.
— ¿Qué dijiste?
— Dios eres imposible — dice pasando sus manos por su rostro, da un par de pasos y comienza a recoger mi ropa, cuando la tiene toda amuñuñada sobre su regazo se gira y da un par de paso hacia mí las tira contra mi pecho y regresa sobre sus pasos.
Sin importar ir desnuda camina hacia la puerta y la abre de par en par, mis ojos se abren como platos al comprender que habla en serio y está echándome.
— Largo, no quiero verte — me espeta y yo respiro profundo controlando la ira que se va formando en mi interior
— Kai lárgate de una puta vez
— No, ¿Qué rayos te pasa? — le espeto caminando hacia ella.
— ¿Qué me pasa? no me pasa nada solo quiero que te vayas — dice sin dejar de mirarme y doy un paso hacia ella pero eleva sus manos deteniéndome — no. me. to.ques — puntualiza cada silaba haciendo que mi cuerpo se tense aún más y quiera tomarla a la fuerza y hacerla que me escuche.
— Elizabeth — camino hacia ella y se aparta cuando estoy por tomarla del brazo.
— Buenas noches señor Metzler — dice girándose y caminando con prisa al baño.
Una vez entra cierra con un portazo y yo maldigo entre dientes antes de disponerme a salir. Esta cabreada y creo poder entender que lo esté por lo que paso pero ella quería esto tanto como yo, aunque vine con la idea de solo hablar y disculparme, todo termino de esta manera. Respiro profundo y salgo de su habitación camino hasta la mía y entro dando por sentado que esta conversación solo ha terminado porque la niña muy malcriada se ha encerrado en el baño, cierro de portazo y decido darme una ducha con agua fría para no solo bajar la calentura, sino el cabreo.
NOta del autor: gamers... buenos dias... y solo dire hace calor... espero hayan disfrutado de esto... que para mi no tiene nombre, no se como llamar a este momento, porque la verdad no tengo idea de que demonios paso! En fin espero leer sus comentarios... me despiro con respectivo saludo japones... les amooo!
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