
🎭Capítulo 25 - ¿Celos? 🎭
Lizzy White.
Camino entre las personas en la estancia sintiéndome algo incomoda, llevo cerca de una hora evitando por completo al magnate y a sus amigos, la razón es simple, no puedo estar cerca de el sin sentirme caliente y con la necesidad de tocarlo o besarlo, mas esta noche que esta tan increíble y jodidamente sexy con ese traje italiano hecho a la medida.
Observo a mi alrededor admirando la estancia, los árabes definitivamente son ostentosos o quizás sea solo el hotel no lo sé, pero aquí todo es así de lujoso y llamativo, no son solo las habitaciones y el vestíbulo, es todo en general. Mientras camino entre las personas un hombre con rasgos árabes se interpone en mi camino, lleva una sonrisa en los labios que no me gusta nada además sus rasgos son algo toscos y su mirada es ligeramente agresiva.
— Buenas noches
— Buenas noches — le devuelvo el saludo e intento pasar junto a él, pero me lo impide, volviendo a ponerse en mi camino
— ¿Me acompañas a tomar una copa? — respiro profundo porque no estoy de humor para esto, pero debo ser educada y amable.
Miro la copa en mi mano con champan y lo veo una vez más sin decir nada, pero como no entiende la indirecta respiro profundo.
— Vengo acompañada, lo siento — murmuro haciendo un nuevo intento por alejarme de el
— ¿Por quién? Tengo un rato observándote y has estado paseándote sola y si te soy sincero — si inclina sobre mi invadiendo mi espacio personal incomodándome sobre manera — una mujer tan hermosa como tu si fuera mi acompañante no estaría andando por allí sola, no con este montón de hombres hambrientos — su tono al hablarme y la forma en la que esta mirándome no me gusta nada.
— gracias por el cumplido pero debo irme — una vez mas intento pasar junto a el y cuando estoy por explotar e insultarlo para que me deje en paz, la reconocible voz de Ajax nos interrumpe.
— Creo que la señorita no le interesa acompañarte Ben — de inmediato el hombre se tensa y mira sobre mi hombro
— Ajax Fellner — el mencionado se posiciona junto a ambos y puedo ver su expresión y sonrisa arrogante
— El que viste y calza — responde con tranquilidad, luego da un trago a su copa y me observa — Elizabeth Kai está buscándote — mi cuerpo se tensa con la mención del magnate pero lo disimulo, en cambio el tal Ben reacciona con su nombre.
— ¿Estas con Kai? — pregunta incrédulo y Ajax ríe divertido, responde por mi adelantándose
— Sí, es la acompañante de Kai y además es parte del equipo del Lux, así que Ben te agradecería muchísimo que te limitaras — el hombre se tensa aún más conforme Ajax habla luego sin decir nada más, posa sus ojos azules en mí y sonríe con picardía — ¿me acompañas? — suspiro cuando me tiende uno de sus brazos, el cual tomo y sin dar mayor explicaciones nos aleja de Ben.
— ¿Quién era ese sujeto? — pregunto con curiosidad mirando sobre mi hombro, como Ben mira en todas direcciones con nerviosismo.
— Un idiota que no pierde el tiempo en tratar de ligar en nuestras reuniones, es hijo de uno de los socios del hotel — me explica restándole importancia — además de ser idiota es un inútil oportunista... — sus ojos se posan en mi y me mira serio — mantente alejada de el, Kai no lo tolera — sonrio de lado y suspiro liberando el brazo de Ajax.
— Primero no lo busque yo y segundo no tengo porque hacer todo lo ustedes me ordenan — le digo en el mismo tono serio que el ha usado antes, el sonríe de lado cuando me dispongo a irme pero no me lo permite.
— Elizabeth — me giro para verlo — Kai esta buscándote, esa no fue una excusa para alejarte de Ben, hablaba en serio — respiro profundo porque bueno, no podía evitarlos toda la noche aunque lo deseara — está por allí — dice señalando a un costado, con la mano con que sostiene su copa.
Efectivamente el magnate está en la dirección que me ha indicado Ajax, joder, ese puto traje le queda espectacular, el color, la forma en que se ajusta a sus brazos, con el saco se abre dejando ver el chaleco que trae debajo y como este se talla a su pecho y abdomen, joder, concéntrate Lizzy. No me molestaría en lo absoluto en donde esta de no ser por las personas que lo rodean entre ellas está la mujer de hace un rato la tal Colette. Ella se encuentra a su lado y de tanto en tanto le da miradas picaras.
Kai por el contrario aunque parece ser parte de la conversación tiene sus ojos fijos en mí, en cuento nuestras miradas se encuentran todo mi cuerpo reacciona, siento el magnetismo y esa extraña electricidad que se forma cada que estamos cerca o nos miramos. Echo andar en su dirección como atraída por una fuerza sobrenatural imposible de controlar.
Sin apartar sus ojos de mí, comenta algo al grupo y hace el amago de irse pero Colette lo detiene colocando su mano en su antebrazo, ese gesto y las palabras que le dice la mujer hace que finalmente rompa el contacto visual conmigo. La ve y en cuanto le devuelve la sonrisa pícara que ella está dedicándole mi cuerpo se tensa y se detiene. Los veo como ambos conversan, ella constantemente toca su brazo o su pecho, esos gestos el los permite y ni se inmuta cuando ella se inclina más sobre un costado y le comenta algo cerca del oído.
El ríe con picardía y asiente, en ese momento busca mi mirada y en cuanto da con ella su sonrisa se hace más amplia y sus ojos brillan con cierta malicia, respiro profundo controlando la sensación que me invade, una sensación que no debería estar sintiendo, nos desafiamos por unos segundos con la mirada, hasta que el con una simpleza que me molesta aparta sus ojos de mí y le dedica toda su atención a la mujer que no para de coquetear con él con descaro.
Cabreada por su actitud me giro para irme, es un idiota para que demonios dice estarme buscando si luego simplemente me ignora. Bufo exasperada mientras camino con rapidez entre las personas, cuando alcanzo una de las puertas que da al exterior del salón me detengo en seco.
¿Celos? Pienso sorprendida, no, no, nada que ver solo me cabrea que me haga perder el tiempo, reanudo la marcha y salgo del salón con ánimos de tomar aire fresco y despejar mi cabeza, ya que ha comenzado a jugar en mi contra... otra vez.
En cuanto la brisa marina inunda mis fosas nasales respiro profundo y comienzo a descender las escaleras que me separan de un bonito jardín. Cuando llego al final de la escalera me doy cuenta que no es exactamente un jardín sino un salón al aire libre, aquí también hay mesas y están decoradas pero de manera más sencilla. Camino entre ellas acercándome al borde mismo del salón que da hacia el océano. Una vez allí me sujeto de la pequeña baranda.
Permanezco un rato contemplando el horizonte que se ve muy poco porque esta oscuro, pero se siente bien estar lejos de toda esa gente, el magnate sus amigos y el trabajo, de alguna forma estos días han comenzado a pasarme factura, toda esta tensión entre el magnate y yo cada vez es más grande y no sé qué tanto pueda soportarlo. Entonces recuerdo a James y la conversación que tuvimos anoche.
— Amor solo mal interpretaste las cosas, ¿Cómo se te ocurre que voy a estar liándome con otra mujer cuando te he pedido matrimonio?
— ¿Por qué no sabía que tenías novia?
— Lizzy cariño, es nueva no tengo porque contarle nada de mi vida privada, además nunca vas a la oficina y si llamas lo haces directamente a mi teléfono, simplemente se me paso
— Dijo que estabas en una reunión importante y cuando entre a tu oficina estaban los dos solos
— Lizzy, no voy a negarte que la chica ha estado coqueteando conmigo, porque hacerlo seria mentirte y no me gusta hacerlo, pero ella no me interesa, ni siquiera es el tipo de mujer que me parezca atractiva.
— Claro, por eso era que tenías esa sonrisita cuando entre ¿no?
— Elizabeth por favor, solo estábamos hablando
— ¿Estas bien? — esa ronca y sexy voz hace que mi piel se erice de inmediato, respiro profundo antes de girarme y poder encontrarme con los ojos del magnate mirándome con intensidad
— Si... — respondo cortante
— ¿Por qué te fuiste? — pregunta metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
— Evidentemente estabas demasiado ocupado como para ser interrumpido — le respondo girándome para no tener que verlo y rendirme a su intensa mirada.
Kai se coloca a mi lado muy cerca de mi y se apoya en la baranda de espaldas al océano, con sus ojos fijos en mí. Yo no lo veo, no creo poder resistirme tanto esta noche, se ve demasiado bien en ese traje, además huele endemoniadamente bien.
— Elizabeth — me llama, pero no lo veo solo sigo mirando al horizonte.
— ¿Hum? — lo escucho reír suavemente
— ¿Por qué estas evitándome? — esa pregunta me hace mirarlo sorprendida
— No estoy evitándote — sonríe de lado y joder, porque demonios tiene que ser tan malditamente sexy.
Se gira colocándose de lado, haciendo que nuestros cuerpos estén más cerca.
— Tienes todo lo que va de noche evitándome, no soy estúpido — comenta con tranquilidad y yo respiro profundo
— No, solo no he querido interferir en tus conversaciones — el vuelve a reír y se inclina un poco más hacia mí, el aroma de su perfume me abruma y cierro los ojos llenándome con el
— Conversaciones que deberían importarte mucho, porque se supone que estas aquí para escribir un artículo con una perspectiva distinta de mi ¿no? — la ironía con que murmura sus palabras me hace abrir los ojos y enfrentarlo.
— Conversaciones que si no son convenientes para usted o su imagen no podre usarlas — le respondo con seguridad, su sonrisa se ensancha y mi cuerpo se estremece
— ¿Vamos a empezar a tratarnos una vez más de usted? — pregunta divertido y yo pongo los ojos en blanco
— ¿Qué quieres Kai? — farfullo separándome de él, necesito mantener la distancia, el ríe divertido y suspira.
— De querer, quiero muchas cosas y todas te incluyen a ti desnuda y gimiendo — sus palabras me encienden tan rápidamente que debo separar mis labios para ayudarme a respirar — preferiblemente debajo de mí, pero si te gusta estar arriba no tengo ningún problema — el descaro en sus palabras y la normalidad con que está diciéndolas me timbra y me alarma.
Este hombre cuando quiere puede ser un bastardo y justo ahora lo está siendo, humedezco mis labios pero no soy capaz de articular ningún sonido, no sé qué decirle, solo siento como mi cuerpo reacciona a él, a su presencia a la forma en que está mirándome, a como está devorando mi cuerpo con sus ojos.
— Ese vestido es una puta tortura Elizabeth — murmura irguiendo su cuerpo y acomodando su saco, da un paso en mi dirección y no reacciono.
Simplemente no puedo moverme, la verdad no quiero hacerlo, quiero que se acerque a mí y me tome como lo hizo en la suite hace unos días.
— Tú eres una maldita tortura — susurra a escasos centímetros de mi rostro, haciendo énfasis en el tú, nuestras respiraciones entremezclándose — ¿Por qué estas evitándome? — insiste una vez más.
Busco sus ojos, la expresión arrogante que esta dibujada en su rostro me hace caer en cuenta que está provocándome que aunque lo que está diciendo es posiblemente una gran verdad, solo está buscando que lo admita y no voy hacerlo. Elevo mi rostro y lo veo con altanería, desafiando no solo su postura sino también mi propia resistencia.
— No, estoy evitándote Kai — se acerca un poco más y detalla mi rostro, deteniéndose unos segundos demás en mis labios.
— Pues vamos adentro... — murmura una vez más mirándome a los ojos.
Trago duro, porque acaba de joderme en mi propio juego, todos estos días esforzándome en evitarlo incluso esta noche, tratando de estar lo mas lejos posible, para terminar justo donde él quiere, a su lado.
— Está bien — murmuro conteniendo mis ganas de insultarlo.
Él sonríe triunfante y me tiende su brazo el cual dudo unos instantes en sostener. Pero lo hago, sus ojos brillan llenos de diversión y deseo y odio que haya ganado este momento, respiro profundo cuando echamos andar y el aroma de su perfume lo inunda todo, haciendo de el gesto una terrible idea, ya que ahora estoy más abrumada y ansiosa que antes.
Una vez regresamos al interior del salón, nos paseamos entre varios grupos de personas, me presenta a varios socios del hotel, algunos organizadores de los eventos y otras personas importantes, su mano nunca se mueve de mi cintura. Solo lo hace para ascender o descender en ella o moverse hasta la parte baja de la misma donde se encuentra mi piel descubierta por el escote del vestido.
Ese constante rose de sus manos sobre mi piel me afecta cada vez más, logrando en más de una oportunidad hacerme respirar profundo para evitar jadear por el contacto. El luce tranquilo e impasible como si de alguna manera mi presencia ya no le afectara de la misma manera y eso me cabrea porque yo estoy que me deshago de la excitación.
Después de veinte minutos conversando con una pareja socios del hotel Kai se disculpa con ellos y me indica que debemos alejarnos con un ligero apretón en mi cintura que me hace contener la respiración.
— Vamos, necesito conversar algo contigo — murmura en mi oído guiándome a una esquina apartada en el salón, donde hay una puerta y un pasillo.
Una vez estamos más cerca del lugar que ha escogido para conversar apuro el paso para alejarme de él y alejarme de su tacto, salgo por el umbral de la puerta que nos separa del otro espacio que esta convenientemente vacío, respiro profundo porque lo que menos quiero es estar a solas con este hombre, no solo porque no confió en el, tampoco confió en mi traicionero cuerpo.
— ¿De qué quieres hablar? — pregunto girándome para enfrentarlo, pero me quedo sin habla, sin aire y sin conexiones neuronales.
Kai está a escasos centímetros de mi cuerpo, sus manos van hasta mis mejillas y las acuna antes de estampar sus labios contra los míos, mis ojos se cierran en cuanto siento la calidez y humedad de los suyos, su lengua se abre paso dentro de mi boca cual experta, arrancándome un incontrolable gemido de placer. El magnate devora mi boca con fuerza, con pasión y brusquedad, hasta hay cierto salvajismo en la forma en que lo hace, cosa que simplemente me enciende aún más.
Mis manos se mueve hasta su nuca y lo pego más a mí, deseando poder sentirlo aún más cerca, cosa que no sé cómo puede ocurrir porque estamos demasiado juntos, dando pasos torpes me pega a la pared que está detrás de mí, una de sus manos abandona mi mejilla y se desliza por mi espalda acariciando el centro de la misma. Juguetea y hace trazos irregulares sobre mi piel haciendo que mi pelvis se pegue más a él, esta acción lo hace apretarme mas y de inmediato siento su polla.
¡Diablos!
Esta duro, tan duro que creo que su pantalón puede estallar ante la presión de su polla dentro de este. Su beso se hace más ávido, más profundo conforme pasan los segundos y mi cuerpo le responde de la misma manera, ya no tengo control sobre mis extremidades, ni lo que hace mi cuerpo, pero no pierdo el tiempo en solo sujetar su nuca, una de mis manos se pasea dentro de su saco acariciando su cuerpo, lleva demasiada tela, el chaleco y la camisa se le ajustan a la perfección permitiéndome sentir su duro abdomen y su pecho, que desearía poder estar tocando directamente.
Esa mano que se pasea por mi espalda baja termina de hacer su recorrido hasta mi culo, donde se aferra y aprieta con fuerza, lo libera y vuelve a subir hasta el borde del escote, con cuidado intenta meter su manos entre la tela del vestido y mi piel, lo poco que logra ingresar sus dedos le hace gruñir sobre mi boca.
— Mierda...— farfulla con voz ronca llena de excitación — como lo imagine no llevas nada puesto — sus ojos me calcinan con la intensidad con la que me observa.
Una sonrisa pícara ajena a la forma en que un comentario como ese me habría hecho reaccionar hace un tiempo atrás se dibuja en mis labios, los cuales muerdo tratando de contenerla porque me divierte su expresión torturada al saber que debajo de mi vestido no llevo ropa interior.
— estas matándome Elizabeth — entonces una vez mas une nuestros labios con necesidad sin darme tiempo de responderle.
Sus manos vuelven a mis gluteos donde los magrea una vez mas sobre el vestido con fuerza y brusquedad, de pronto deja una nalgada sobre uno de ellos que me sobresalta y me hace jadear, abandona mi boca y rie.
— eso es por ponerme como un puto tren y luego evitarme — vuelve a besarme apoderándose de mi boca, de mis sentidos y de mi razonamiento.
Me olvido por completo de donde estamos, solo tengo cabeza para lo que hacen sus manos, sus labios y su lengua dentro de mi boca, su cuerpo se pega más a mí, acortando la poca distancia que quedaba entre ambos, su lengua rosa mis labio inferior antes de tomarlo y morderlo con suavidad, lo chupa un instante y luego lo libera para volver a besarme.
No soy dueña de mi cuerpo, este hombre se ha hecho con el control absoluto de mis sensaciones, de mis decisiones y de mis reacciones, su mano derecha desciende por el costado de mi cuerpo hasta uno de mis pechos, donde una vez más como todas las veces que lo ha hecho se concentra en presionarlo, amasarlo, pellizcarlo hasta que se sacia de él y continua su camino hasta mi pierna, justo hasta la abertura de mi vestido.
En ese momento como si de un rayo se tratara la lucidez llega a mi cerebro, si no lo detengo esto va a llegar mas lejos. ¿Quiero realmente llegar más lejos con el magnate? Me pregunto en medio de una bruma de deseo que amenaza con devolverme a las profundidades de la inconciencia. Entonces contra toda posibilidad de alguna forma abandono sus labios en el momento en que su mano se cuela dentro de mi vestido, sus dedos escalan con una tormentosa lentitud por mí la parte interna de mi muslo.
Jadeante y con la respiración errática tomo su mano, haciendo que sus ojos me miren sorprendidos, evitando por completo caer en el extraño e incontrolable hechizo o poder que tiene este hombre en mi cierro los ojos tratando de acompasar mi respiración y hablarle.
— Kai — jadeo, haciendo que su entrepierna se restriegue en mi vientre como respuesta — para — su rostro se esconde en mi cuello y se dedica a besarlo y morderlo con suavidad y fuerza entre besos y beso.
Sus manos continúan acariciado mi entrepierna, tratando de engañar a la mía y que esta le permita continuar con su ascenso hasta mi sexo.
— ¿No me dirás porque sigues evitándome? — susurra sobre la piel hipersensible de mi cuello haciéndome estremecer
— No... no estoy evitándote — jadeo entrecortadamente, entonces en un gesto que me sobresalta la mano que tiene sobre mi muslo se abre completamente y sujeta el área con fuerza, dejándome sentir su calor y la suavidad de sus palmas.
— ¿No y esto que significa? — dice intentando liberar su muñeca, la cual permanece atrapada dentro de mi mano.
— No es evitarte — murmuro dándole mayor acceso a mi cuello, el ríe sobre mi piel y esa risa ronca y sensual me hace perder por un instante la determinación y aflojo el agarre que sostiene su muñeca.
Kai no pierde el tiempo y se libera por completo, pero no busca directamente mi sexo, no comienza un recorrido suave y lento hasta llegar muy cerca de mi coño, allí desciende una vez más torturándome.
— No hagas eso — le pido echando la cabeza atrás cuando el lame mi clavícula
— ¿Qué? — Pregunta esta vez más cerca del escote de mi pecho, respira profundo y exhala dejando que al aire caliente de su aliento erice mi piel — ¿esto? — pregunta repitiendo el gesto, sus dedos suben lentamente por la parte interna de mi muslo pero esta vez no se detiene, esta vez alcanza mi coño y en cuanto descubre la humedad que lo empapa, gruñe con fuerza.
— Joder que húmeda estas — su lengua rosa el contorno de uno de mis pechos y creo que voy a volverme loca cuando su dedo índice rosa mi clítoris.
— Oh dios... — exhalo en español cuando sus habilidosos dedos comienzan a moverse sobre mi coño.
El jadea sobre uno de mis pechos, haciendo que me retuerza de placer, su boca se cierra sobre uno de mis pezones y tira de el a través de la tela del vestido, gimo incontenible, cuando uno de sus dedos se desliza hasta mi abertura y riega por mi humedad de arriba, abajo.
— muero por meter mi cabeza entre tus piernas y comerte este rico y delicioso coño húmedo — murmura volviendo sobre mi boca y esas palabras me ponen tanto que me aferro a sus hombros y lo aprieto con fuerza cuando repite la acción llevando sus dedos hasta mi abertura y regresa sobre mi clítoris.
Sus dedos se mueven con habilidad trazando círculos perfectos y presionando en los momentos justos, no pasan si quiera dos minutos cuando estoy por correrme, pero se detiene, desesperada y ansiosa por sentir el avasallante y aplastante orgasmo que estoy segura iba a tener abro mis ojos. Me sorprende ver que Kai esta un par de pasos más lejos de mí, una sonrisa arrogante y maliciosa esta dibujada en sus apetecibles, rojos e hinchados labios.
Lleva los dedos con los que estaba tocándome hace un instante a su boca y los chupa sin dejar de verme, sus ojos se cierran un instante y luego vuelve abrirlos, siento como mi cuerpo arde de deseo y anhelo, pero Kai simplemente quita el exceso de humedad que dejaron nuestros besos con sus dedos y suspira, sonríe ampliamente mientras acomoda la enorme erección que amenaza con abandonar su pantalón.
— Si quieres jugar conmigo, la próxima vez recuerda que te advertí que soy muy bueno en esto de jugar — comenta, arreglándose el saco del traje, luego me dedica una sonrisa maliciosa y me guiña un ojo.
Se gira sin más y echa andar de regreso al interior del salón dejándome echa un mar de deseo, excitación y lujuria. Que con una rapidez alarmante se transforma en ira, muerdo mis labios y trato de respirar profundo, no puedo salir de aquí como estoy, tampoco puedo armar una escena y gritarle lo que pienso al magnate estando en un evento como este, porque eso no solo lo haría quedar mal —aunque debería importarme una mierda su imagen— también me haría quedar como una zorra.
Entonces caigo en la cuenta que he estado actuando tal cual una zorra y por eso es que el magnate se ha tomado tantas libertades, maldigo para mis adentros comprendiendo que he caído redondita en un puto juego del que creí que podría salir victoriosa, pero no es así, no por nada al sujeto lo consideran un genio y tontamente asumí que solo eran en el ámbito tecnológico.
Cuando finalmente logró calmar mi agitado y traicionero cuerpo acomodo mi vestido y trato de estar presentable una vez más, cuando salgo de inmediato busco el baño donde me encierro unos minutos, al verme en el espejo cierro mis ojos, mi rostro es la viva imagen de una mujer recién follada y debo decir que no ha llegado a eso por poco. Cuando vuelvo a abrirlos trato de asimilar todo lo que acaba de pasar. Como el muy imbécil acaba de jugar conmigo y como me ha dejado.
— Bastardo hijo de puta — murmullo echándome aire en la cara.
Cuando consigo regular el color de mis mejillas, me dispongo a salir, pero me detengo, como se supone que debo actuar con ese imbécil, estamos en un evento. Bufo exasperada. ¿Cómo se le ocurre hacer algo como esto aquí? Abro la puerta del baño y salgo. En cuanto lo hago lo busco por la estancia, lo mejor será evitarlo por ahora, necesito controlar mi temperamento o hare un espectáculo aquí y no quiero darle el gusto.
No demoro absolutamente nada en encontrarlo, está a un par de metros de distancia de donde me encuentro, una vez más Colette está a su lado y esta vez ambos coquetean con absoluto descaro, él se inclina sobre ella y murmura algo en su oído que la hace morder su labio inferior para luego sonreír ampliamente. El retoma su posición y da un sorbo a su bebida, entonces como si sintiera el peso de mi mirada, gira su rostro en mi dirección.
Sus ojos me observan con demasiada intensidad, eleva su copa en el aire y sin más vuelve a posar sus ojos en la mujer que no para de tocar su pecho, están demasiado cerca y esa cercanía me cabrea y me hace querer ir hasta allí y primero apartarlo a él y a ella abofetearla por zorra.
— Lizzy cálmate, no eres nadie para hacer eso — murmuro en español mientras echo andar en el sentido contrario en el que le magnate se encuentra.
Dos horas y medias después de lo que paso en el pasillo, el magnate se ha estado paseando con la estúpida de Colette sujetando su brazo, ahora resulta que ella se ha convertido en su acompañante, la lleva de su brazo colgada como un puto trofeo que no hace más que cabrearme hasta límites insospechados. Me detengo en el bar dispuesta a beberme un trago un poco más fuerte y así poder darme algo de ánimos y fuerzas para lo que queda de noche, porque lo más complicado sé muy bien que esta por ocurrir la jodida cena en la cual tendremos que sentarnos uno junto al otro.
El bar tender es un chica muy guapo de ojos negros y cabello negro azabache, en cuanto me siento frente a él me sonríe ampliamente.
— ¿Qué te pongo? — pregunta con un marcado acento árabe
— ¿tienes ron? — pregunto tanteando, el joven sonríe y aciente — sírveme un shot por favor — esta vez abre sus ojos sorprendido y se gira para tomar la botella, coloca un shot pequeño frente a mi pero niego — dame el mas grande — le digo señalando la barra detrás de el.
El chico eleva una de sus cejas y asiente dudando de lo que hago, busca con la mirada a alguien al final de la barra donde descubro a un sujeto con aspecto amenazador mirándonos. Le regalo una amplia sonrisa que el sujeto no me devuelve, entonces con calma el chico sirve el shot. Yo lo tomo y de un solo trago me lo bebo, el licor quema mi garganta al descender por ella calentándome el pecho y la cabeza.
Respiro profundo y asiento una vez dejo el shot sobre la encimera.
— Gracias — le digo al chico sonriendo.
Me giro y hecho andar hacia donde están Volker, Ajax y Ginger conversando con un grupo de hombres, al verme Volker sonríe ampliamente y le devuelvo el gesto.
— ¿Elizabeth donde andabas? — pregunta con curiosidad y malicia Ajax haciendo que lo fulmine con la mirada.
— ¿A qué hora sirven la cena? — ignoro por completo su comentario haciendo que la rubia me vea mal, pero también la ignoro.
Volker me sonríe y da un trago a su bebida
— En diez minutos si no me equivoco, ¿tienes hambre? — pregunta con curiosidad y asiento.
— Bueno si quieres vayamos a ocupar nuestros puestos y así me cuentas un poco que te ha parecido todo — Volker le sonríe a Ajax con complicidad y me tenso.
Estos dos saben algo y por un instante temo que estén al tanto de las cosas que han pasado entre yo y el magnate y que peor aún, sepan muy bien lo que paso hace un rato. Con nerviosismo caminamos hasta las mesas donde servirán la comida que están en el centro del salón. La mesa que ocuparemos nosotros esta justo al frente y en medio de todas las demás. Volker amablemente saca la silla para mí y me invita a sentarme con un gesto de su cabeza, cosa que hago de inmediato. Él ocupa la silla que está a mi lado y me sonríe, sus ojos grises me estudian con detenimiento.
— ¿Estás bien? — pregunta después de unos segundos y temo que sea demasiado evidente mi nerviosismo.
— Sí, perfecta — lo corto y el ríe divertido yo suspiro y cierro mis ojos — es que...
No alcanzo a completar la frase cuando ese delicioso perfume inunda mis fosas nasales haciendo que mi cuerpo se encienda como respuesta, joder solo con oler el perfume del magnate basta para que mi cuerpo se caliente.
— Ne vous inquiétez pas, vous pouvez nous rejoindre, il y a de la place sur la table —No te preocupes puedes acompañarnos, hay espacio en la mesa—
Su sensual, ronca y sexy voz es lo primero que escucho, habla en un perfecto francés que me hace mirarlo sorprendida, sabía muy bien que hablaba otros idiomas pero escucharlo hablar francés en este puto instante se me antoja demasiado seductor. Pero todo el encanto desaparece cuando observo quién demonios lo acompaña, una vez más Colette está colgada de su brazo.
— Ce sera un grand plaisir de vous accompagner —sera un enorme placer acompañarte—
Le responde coqueta liberando su brazo, Kai abre una silla para ella, la cual toma de inmediato sin apartar sus ojos del magnate que parece encantado con ella, luego se gira y nos ve a mí y a Volker, solo que pasa completamente de mí y se dirige a su mejor amigo.
— Colette va a acompañarnos a cenar — Volker sonríe y yo simplemente pongo los ojos en blanco.
— Perfecto — murmura su colega con amabilidad en el momento en que llegan a la mesa, Ajax, Ginger, Anthony y dos hombres más que no conozco pero todos saludan y le sonríen a Colette.
Kai se sienta junto a mí, sin mirarme si quiera y el calor que desprende su cuerpo cerca del mío es suficiente para tener que tomar una bocanada de aire y soltarla lentamente. Estoy sumamente cabreada por lo que hizo, por cómo se está comportando en este momento con esta mujer, pero mi estúpido cuerpo reacciona a el irremediablemente.
Después de algunos minutos comienzan a servir la cena, para mi fortuna el hambre se hace presente y degusto el primer plato encantada, hasta que sin proponérmelo mis ojos se desvían al magnate que se inclina en ese momento sobre el oído de Colette y le murmura algo, ella sonríe coqueta y luego asiente.
Le responde en francés alguna cosa que no alcanzo a escuchar del todo y mucho menos comprender. En este instante maldigo no haberle hecho caso a Rick y haber hecho el puto curso de francés que tanto se empeñó en pagarme y yo me negué.
La cena transcurre entre comentarios y conversaciones en francés entre el magnate y Colette, cada vez son más y más evidentes en que se traen algo porque el nivel de coquetería entre ambos es demasiado obvio. Yo por el contrario estoy que lo asesino, revuelvo mi último plato ya sin apetito, deseando que esta noche termine para poder irme a mi habitación y olvidarme de todo lo que paso.
Finalmente llega la hora del postre y con deleite y terror veo como dejan ante nosotros un volcán de chocolate, entonces inevitablemente mis ojos se desvían hacia el magnate que contempla el postre con los ojos oscurecidos, es evidente que ha recordado lo mismo que yo. Sus ojos me buscan y veo exactamente reflejados en ellos lo que yo estoy sintiendo.
Ambos permanecemos en silencio mirándonos, desafiándonos hasta que la muy estúpida de Colette le habla.
— ¿Kai, este postre es tu favorito verdad? — Pregunta con ese tonillo de voz dulzón y empalagoso que ya detesto — he escuchado comentar que lo iban a servir porque eres adicto al chocolate — el magnate finalmente abandona mis ojos y se gira para verla, lo veo tensarse ligeramente y asiente.
— Sí, es uno de mis postres favoritos — vuelve a mirarme y sonríe de lado con picardía y complicidad, cosa que me saca de balance.
Me guiña uno de sus ojos y vuelve a poner su atención en Colette que vuelve hablarle en francés, mientras ella comienza a comer el postre, yo por unos instantes no reacciono, la última vez que comí este postre estuve a punto de dejarme llevar por Kai. Cosa que también estuvo a punto de pasar hace un rato, respiro profundo y movido por una imperiosa necesidad de alejarme de él me pongo en pie llamando la atención de todo el mundo.
Volker me mira con expresión seria y Kai con preocupación, miro el postre y nuevamente al magnate que no dice nada.
— ¿Estás bien Elizabeth? — pregunta Volker mientras todos poco a poco regresan a sus asuntos.
— Eh no... — le respondo dudando — no me siento muy bien, subiré a la suite, permiso — me disculpo y sin darle tiempo a ninguno de cuestionarme algo más echo andar hacia la puerta del salón.
Nota del autor: mis gamers hermosos y pervert jajajajaja a ver cuentenmeeee verdad que Kai es un puto dios??? jajajajaja lo amo, lo amo, lo amo... jajajajajaja quiero leerlas... no comentare nada solo eso... LO AMO! jajajajaja me despido, saludos y recuerden #QuedenseEnCasitaLeyendo y amando a Kai!XD jajajajaja los amoooo infinito!
ya va no me puedo ir sin dejarles este tema... es causante de mucha de la inspiración que tengo estos dias para esta historia... cuentenme que les inspira?
la voz de este hombre inspira puras cosas malas!XD jajajajajaja
https://youtu.be/18uQeXGvtCs
Los amoooo!
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