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🎭Capítulo 13 - Pasos en falso🎭


Kai Metzler

He tratado por todos los medios de no perder la paciencia y terminar armando otra jodida escena delante de mi familia y la periodista, que resulto encajar a la perfección con mi madre y Ainara, mi padre ha estado tratando demasiadas veces de tocarme los cojones pero he podido mantener la compostura.

— Elizabeth eres una de las pocas periodistas que conozco que me agrada tanto y debo decir que gracias a mi trabajo he conocido muchas y no tienes ese aire arrogante que tiene la mayoría de ellos — Elizabeth sonríe con orgullo a mi madre y suspiro.

Básicamente acaban de terminar su entrevista, porque se ha tomado el tiempo de interrogar a cada uno de los miembros de mi familia y ha sido quizás demasiado amable con todos.

— ¿sigues pensando que es irritante? — pregunta Ajax a mi lado mirándola desde lejos.

— lo es, solo que de una forma diferente — Ajax ríe divertido y da un sorbo a su trago

— A mí me parece una mujer interesante — esta vez es mi turno de reír

— solo porque quieres follartela

— No solo por eso, tiene cojones Kai y una mujer con cojones es un puto reto — comienzo a reír mientras detallo a Elizabeth.

Está riendo de alguna cosa que comenta mi hermana y debo reconocerlo, es muy hermosa, además tiene una sonrisa encantadora y el brillo en sus ojos le da ese aire juguetón y un poco ingenuo. Aunque estoy muy consciente que no es ingenua.

— ¿y qué vas hacer con Ginger? — le pregunto dando un sorbo a mi trago

— Ginger y yo hacemos lo que nos venga en gana — se encoge de hombres y rio

— Esa mujer te encanta, porque no terminan de formalizar su relación — esta vez es Ajax quien ríe a carcajadas y niega

— como estamos es perfecto, Ginger es una mujer hermosa, sexy y una jodida pervertida, pero no la veo como alguien para tener una relación formal, jamás la presentaría con mis padres — elevo mis cejas y rio, a Ginger la conocen sus padres y son muy amigos de hecho.

— Está bien, entonces Elizabeth es el tipo de mujer que le presentarías a tus padres — indago conociendo la respuesta

— Honestamente, tiene muchas de las cualidades que me vuelven loco en una mujer, pero es muy pronto para decirlo — en ese momento mi teléfono suena interrumpiendo nuestra conversación — ¿Quién es? — pregunta al ver mi expresión.

— Ley — su sonrisa se ensancha y me da una palmada en la espalda

— Me uniré a ellas — se aleja y respondo la llamada

— hermosa, ¿Cómo estás?

— Hola Kai, bien ¿y tú?

— genial, ¿a qué debo esta agradable sorpresa? — la escucho reír y no puedo evitar sonreír

— Bueno creo que ya no será tan agradable cuando te diga porque te llamo — mi cuerpo se tensa

— ¿pasa algo?

— Debo irme esta noche a Manchester — me explica y respiro profundo — surgió algo que debo resolver lo más pronto posible pero regresare la próxima semana, te parece si reprogramamos la salida — supero sabiendo que no tengo más opciones

— Si está bien — respondo secamente y ella suspira

— En serio lo siento, pero esto no puedo evadirlo — paso mis manos por mi cara y suspiro

— está bien Leyna, hablamos luego tengo cosas que hacer — no le doy tiempo de responder y finalizo la llamada.

Me cabrea que me cancele, no solo porque en serio deseaba verla y pasar un buen momento con ella, sino porque aunque me llamo para decirme que podemos vernos cuando regrese, ¿Qué demonios pudo haber surgido en Inglaterra como que deje todo y se vaya?

Suspiro mientras despeino mi cabello y camino de regreso a la mansión, con este humor de mierda que tengo lo mejor será relajarme antes de volver a reunirme con mi familia y la periodista.

Cuando entro a la cocina por algo de comer, Aina está allí sirviendo una bandeja con galletas.

— Hola hermanito — me saluda animada y al notar mi expresión de pocos amigos su sonrisa se borra — ¿Qué ocurre? — suspiro y niego con la cabeza

— nada, ¿son para la periodista? — vuelve a sonreír y asiente

— mama está encantada con ella, ¿sabías que es venezolana? — pregunta con interés y asiento

— Sí, Volker la investigo — sus ceño se frunce y se cruza de brazos

— oh por dios Kai, la chica es increíble solo porque te haya dicho idiota no debiste haberla investigado — me reclama y suspiro una vez mas

— era necesario, ahora vuelve con esas galletas, podrías decirle a Elizabeth que la veo aquí, necesito conversar unos asuntos con ella — mi hermana me observa un instante y pone sus ojos en blanco

— Ve tu por ella si estas en modo amargado no seré tu mensajera — toma la bandeja de galletas y sale de la cocina seria.

Suspiro y me lleno de paciencia para ir por la periodista, necesito salir de casa de mis padres, necesito un respiro y despejar mi cabeza. Salgo una vez más de la cocina y regreso el camino andado para buscarla. Cuando alcanzo el jardín la observo caminar en mi dirección, con su bolso en la mano y una media sonrisa en los labios.

Al verme esta se borra de inmediato y su actitud cambia a una totalmente profesional, ya no luce relajada como hace rato cuando conversaba con mi hermana y mi madre.

— ¿podemos hablar? — le pregunto al alcanzarla, ella asiente y espera que la guie.

Caminamos uno junto al otro hasta llegar nuevamente a la mansión, allí la guio esta vez hasta la cocina, ella frunce el ceño y me observa seria. Tomo aire antes de empezar, porque sé muy bien que esto posiblemente la vaya a incomodar.

— Necesito irme y no me gusta la idea de dejarla con mi familia — soy completamente sincero, sus cejas se elevan y sonríe de lado.

— Por supuesto, ya pido un taxi y me voy — dice hurgando entre sus cosas

— no se preocupe la llevare yo, Ajax posiblemente se quede un poco más y se vaya luego — sus ojos se desvían hasta mí y respira profundo.

La duda abarca su expresión y verla dudar es algo extraño pero interesante.

— no se moleste, puedo llamar al taxi y esperarlo afuera si es lo que le incomoda, para que pueda irse — niego y sonrió

— vamos la llevare yo — esta vez no es una sugerencia y ella eleva sus cejas.

— ¿me permite despedirme de su familia? — asiento y la guio una vez mas de regreso al jardín.

Donde Ajax y Ainara ríen divertidos y mi madre los observa con una sonrisa dulce, al vernos, mama me hace señas para que me acerque a ella, rodea mi cintura con sus brazos y sonríe con alegría.

— Estos dos no cambiaran ni porque se casen y tengan hijos — comenta divertida y sonrió

— Me casare con Ainara, ¿Qué dices de eso? — suelta Ajax divertido y la expresión horrorizada de mi hermana nos hace reír a todos

— Ni siendo el último hombre sobre la tierra me casaría contigo Ajax — todos volvemos a reír mientras mi mejor amigo sonríe con picardía

— claro como no soy Volker ni tengo los ojos grises — mi hermana se sonroja de inmediato y Elizabeth nos observa con curiosidad.

Es el momento de intervenir y no dejar que ciertos secretillos de familia se dejen saber.

— bien tenemos que irnos, surgió algo de lo que tengo que hacerme cargo — Ajax me ve con preocupación y le dedico la mirada de todo está bien, pero quiero irme.

— te llevo Elizabeth — comenta mi mejor amigo pero me adelanto

— no te preocupes la llevare yo, sé que tienes cosas que tratar con mi padre — el asiente y suspiro

— Ha sido un gusto conocerlas — comenta Elizabeth acercándose a a mi hermana para estrechar su mano, pero Aina la estrecha en un abrazo

— El gusto ha sido mío, eres un encanto y me gusta que personas como tu lleven el lanzamiento del proyecto, alguien totalmente ajeno a este podrá darle la perspectiva humanitaria que quiere Kai — sonrió ampliamente al escuchar a mi hermana, porque ella sabe muy bien cuanto significa este proyecto para mí.

— querida cuando quieras puedes pasarte por aquí, con gusto te ayudare con cualquier cosa que necesites, siempre y cuando mi pequeño lo apruebe — agrega mi madre con amabilidad poniéndose en pie y dejando un par de besos en sus mejillas

— muchísimas gracias, ha sido una velada muy agradable — agrega Elizabeth con una sonrisa.

En ese momento mi padre llega hasta nosotros con un trago en la mano.

— ¿ya te vas hermosa? — me incomoda sobre manera que se tome esas libertades con Elizabeth y al parecer no soy el único, ya que mi madre lo fulmina con la mirada

— si sr. Luther ha sido un placer conocerlo — mi padre suspira y toma la mano derecha de la periodista y deja un beso sobre su dorso

— El gusto ha sido todo mío, no todos los días tienes el gusto de conocer mujeres hermosas, inteligentes y con temple — libera su mano y se gira a Ajax — tengo todo listo, ¿vienes? — mi mejor amigo se pone en pie asiente.

— En un momento estoy contigo — se vuelve hacia nosotros y se acerca a Elizabeth rodeando su cintura con uno de sus brazos.

Deja un beso en su mejilla y le guiña uno de sus ojos, luego me tiende una mano y nos despedimos. De inmediato noto como un ligero tono rosa surca las mejillas de la periodista, algo paso entre ellos, no es normal que reaccione así.

Una vez me despido de mi familia camino con Elizabeth pisándome los talones, mientras medito en cómo ha sido la mañana y como han salido las cosas, jamás imagine que mi familia fuera a llevarse bien con ella, pero tampoco creí que fuera a ser tan dulce, amable y congeniaría con ellos tan pronto.

Pensar en esto me hace recordar las palabras de mi madre, no podemos juzgar un libro por su portada, Elizabeth en definitiva no es exactamente la mujer que creí que era, si, es irritante y tempestiva a la hora de hacer su trabajo, pero por otro lado en una mujer encantadora.

— ¿se encuentra bien? — la voz de Elizabeth me saca de mis pensamientos.

— Sí, lo siento — me disculpo abriendo para ella la puerta de mi auto.

La periodista permanece de pie ante el deportivo con expresión sorprendida, desvía sus ojos del auto hasta mí y una vez más hasta el auto.

— subirá o ¿no? — la apresuro algo exasperado

— Claro — pasa junto a mí dejando el aroma de su perfume rondar mis fosas nasales.

Cierro la puerta y rodeo el auto, una vez dentro me giro para verla, su expresión ha vuelto a ser la misma, pero el brillo curioso en sus ojos es notable.

— Cinturón — ella asiente y se coloca el dispositivo de seguridad antes de que yo encienda el auto.

— Es hermoso — murmura y rio

— Es solo un auto — respondo encogiéndome de hombros, ella me ve sorprendida y niega

— ¿tiene idea de cuantas rentas puedo pagar con lo que cuesta este auto? — mi ceño se frunce al escuchar eso y la observo un instante antes de volver a poner la vista al frente.

Presiono el botón que me permite la salida de casa de mis padres y vuelvo a verla antes de salir.

— Creí que tendría su propio espacio — ella bufa con cierta irritación y comenta en tono serio

— No todos nadamos en dinero como usted — ese tipo de comentarios me cabrean y más cuando para mí el dinero no lo es todo.

— ¿eso qué significa?

— está muy claro, no todos podemos darnos los lujos que usted o su familia pueden darse

— por favor, tiene un buen puesto en una renombrada revista ¿y ahora me va a decir que no gana lo suficiente como para tener su propio departamento? — su cuerpo se tensa y sus brazos se cruzan sobre su pecho

— El puesto que tengo me lo he ganado con muchísimo esfuerzo y si no tengo un departamento propio es porque han surgido cosas que han sido prioridad — no puedo evitar reír porque venga que puede ser más importante que tener su propio hogar

— ¿Cómo qué? — pregunto divertido y ella me fulmina con la mirada

— olvídelo una persona como usted jamás lo comprendería, solo hay que ver la relación que lleva con su padre y todo el teatro que han montado para hacerle creer a todo el mundo que son una familia perfecta — sus palabras hacen que mi sangre hierva.

Piso el freno, deteniendo el auto de golpe y me giro para verla con toda la ira que estoy sintiendo por sus palabras.

— no tienes ni puta idea de lo que implica ser hijo de Luther Metzler, tampoco tienes una maldita idea de lo jodido que es lidiar con una persona como él y mucho menos tienes conocimiento de cuanto me ha costado tener todo lo que tengo bajo su sombra y después de todas las mierdas que viví — para cuando termino de expresar mi molestia, ella me ve con los ojos abiertos como plato.

— Maldita sea — murmuro entre dientes presionando con fuerza el volante sin verla — ¿Dónde vive? — le pregunto de muy mal genio

— no se preocupe puede dejarme donde guste, puedo tomar un taxi — respiro profundo, es que hay que ver y es testaruda

— ¿puede dejar de ser un puto dolor en el culo y decirme donde coño vive para poder dejarla allí y largarme?

— ¿y usted puede dejar de ser un jodido energúmeno y dejarme dónde sea? respirar el mismo aire que usted me enferma — suelta tan exasperada como yo.

— Meta la puta dirección en el GPS — vuelvo a ordenarla y esta vez ríe divertida

— Váyase a la mierda — me espeta y para este momento estoy al límite.

Detengo el auto a un costado de la vía y desciendo de este, dando un portazo, escucho que la puerta del copiloto se abre y se cierra de igual forma, cuando me giro la periodista camina varios pasos más allá del auto.

— Oiga — la llamo tratando de controlar mi temperamento, que por más pasivo que pueda llegar a ser en ocasiones con ella logro ser un puto ogro — MALDITA SEA DETENGASE ALLI — termino gritándole, ella se detiene en seco y se gira con expresión asesina.

Camina en mi dirección con rapidez y exasperada, se detiene a escasos centímetros de mí, debo bajar mi rostro para poder contemplar el suyo y ella debe elevar el de ella para poder verme.

— No sé quién demonios se cree o quien coño le ha dado el derecho de tratarme así, pero déjeme dejarle algo muy claro, puede ser un puto genio de mierda, puede ser uno de los hombres más ricos del jodido mundo pero absolutamente nada de esas cosas le da el derecho de tratar a los demás como si fueran sus jodidas marionetas — su dedo se hunde en mi pecho conforme habla logrando hacerme perder la poca paciencia que me quedaba.

Elizabeth sigue hablando y despotricando contra mí, pero ya no la escucho, no puedo dejar de ver sus labios y la forma en que estos se mueven, como su cuerpo esta tan cerca del mío provocando una reacción inmediata en mí, la tomo de las mejillas y sin más estampo mi boca contra la suya.

En primer momento no reacciona, pero en cuanto siente el rose de mi lengua sobre sus labios, reacciona y me da paso a su cálida boca, tiene un sabor dulzón y acido al mismo tiempo, su lengua danza contra la mía con frenesí y desesperación. Mis labios se mueven contra los suyos arrebatándome la cordura y haciéndome olvidar de toda la mierda que acaba de pasar.

Demonios sus labios son suaves, tersos y cálidos, su lengua se mueve con maestría dentro de mi boca al mismo puto ritmo que la mía y es como si tuviesen siglos de juguetear así entre ellas. Nuestros dientes chocan por la intensidad del beso y termino aprisionando su labio inferior entre mis dientes. Cuando intento volver apoderarme de su boca un fuerte empujón me separa de ella.

Lo próximo que siento es un fuerte golpe en mi mejilla y el ardor que este deja después, cuando me giro la expresión sorprendida y cabreada de Elizabeth me recibe.

— ¿Qué mierda es lo que te pasa? — me espeta, su respiración es un completo desastre, sus mejillas están sonrosadas y sus labios húmedos e hinchados por la intensidad del beso.

Acaricio mi mejilla, debo reconocerlo tiene más fuerza de la que aparenta tener, respiro profundo porque no sé cómo demonios termine besándola, ni cómo demonios reaccionar ante el golpe, mi cerebro empieza a maquinar rápidamente una excusa para sacarme de esto y en pocos segundos estoy sonriendo.

— Necesitaba que cerraras la boca — ella eleva sus cejas y sus labios quedan entreabiertos a punto de decir algo.

— estas demente — termina murmurando, girándose con nerviosismo y echando andar lejos de mí.

— Elizabeth — la llamo pero no se detiene, respiro profundo porque odio no tener el maldito control de las cosas — Elizabeth detente con un demonio — camino hasta ella y el giro para poder verla.

— NO VUELVAS A PONERME UNA MANO ENCIMA — grita sorprendiéndome.

Esta demasiado agitada y no entiendo porque, solo ha sido un jodido, esquicito y perfecto beso.

— solo ha sido un beso no seas dramática — le expreso restándole importancia al hecho aunque este muriéndome por volver hacerlo — sube al auto te llevare a casa — ella vuelve a liberarse de mi agarre y niega sin decir nada — Elizabeth basta, solo fue un beso algo que hice por impulso para callarte, estabas volviéndome loco.

— Pediré un taxi — dice una vez tomando su bolso y abriéndolo con nerviosismo.

Cuando toma el teléfono este se cae al suelo estrellando la pantalla contra el pavimento.

Mierda — suelta en otro idioma que reconozco de inmediato pero no logro comprender del todo.

Me inclino para recoger el teléfono y cuando lo tomo y lo giro la pantalla esta echa añicos, quedan trozos de vidrio en el suelo y su expresión horrorizada es épica.

— Lo que me faltaba — me arrebata el teléfono de las manos y cierra sus ojos con fuerza.

— Sube al auto Elizabeth — vuelvo a insistir

— Que no pienso ir contigo a ningún lado — vuelve a repetir

— No tengo paciencia para esta mierda, como quieras — suelto exasperado girándome para regresar al auto e irme.

Cuando estoy dentro del mismo la observo por el espejo retrovisor como mira la pantalla del teléfono y suspira. Respiro profundo un par de veces y vuelvo a salir del auto, camino hasta ella y espero a que me observe.

— Puedo llevarte — murmuro tratando de no sonar duro

— No necesito que lo hagas — pongo los ojos en blanco

— ¿Cómo demonios saldrás de aquí? Tu teléfono no funciona, estamos a casi una hora de la ciudad y como puedes darte cuenta no es que haya mucha afluencia vehicular por aquí — ella mira a nuestro alrededor percatándose de mis palabras.

— Ya se me ocurrirá algo — en serio es obstinada

— Eres terca, testaruda y asfixiante — le suelto entre dientes, ella pone sus ojos color café en los míos y sonríe con altanería

— y tú eres un patán, poco hombre y además de todo eso un abusador — esta vez soy yo quien ríe

— ¿patán, poco hombre y abusador, quieres explicarme por qué?

— ME BESASTE — grita exasperada y vuelvo a reír

— ha sido solo un puto beso, ¿por qué demonios te afecta tanto? — en cuento termino con mis palabras caigo en cuenta — te ha gustado y por eso estas tan cabreada — continuo y ella bufa

— por amor de dios ¿qué te hace pensar que me ha gustado?

— la forma en que devoraste mi boca — respondo con simpleza acercándome más a ella, mis voz ahora es un susurro ronco.

No puedo evitarlo, quiero acercarme, quiero volver a besarla aunque este volviéndome loco su actitud, su constante altanería y su forma tan descarada de retarme.

— jah por favor no hice tal cosa — murmura bajando un poco el tono de voz, al verme más cerca.

— Elizabeth sube al auto, no voy a dejarte aquí — insisto una vez más

— ¿Qué vas hacer si me reusó? — me reta nuevamente haciendo que todo mi cuerpo hierva de tentación y ganas de meterla al auto, apoyarla contra mis piernas y darle unos cuantos azotes para que sepa que no debe tener esta actitud tan borde conmigo.

— ¿en serio estás haciendo esto? — murmuro pegando mi cuerpo al suyo.

Siento como este se tensa y como la ya muy marcada erección en mi jodido pantalón rosa su abdomen. Ella se estremece, pero no se aparta, mantiene la vista fija en mis ojos y yo debo controlarme para no volver a devorar su boca.

— Si — responde después de unos segundos, mis labios se curvan en una sonrisa maliciosa, porque ahora entiendo porque Ajax le parece tan fascinante.

— te lo advertí — y sin más la tomo por las piernas y la echo sobre mi hombro, el grito de sorpresa que sale de sus labios me hace reír.

Recojo su bolso, el cual ha soltado por la sorpresa y camino hasta el auto, abro la puerta y la meto dentro, ella patalea y grita cosas en español que no logro entender y la verdad tampoco me importa.

Cierro de un portazo y miro al cielo, no sé qué demonios estoy haciendo, pero no puedo dejarla aquí, sé muy bien que estoy echándome la soga al cuello con todo lo que acabo de hacer, pero me vale mierda en este instante, ya conversare con ella cuando se tranquilice.

Rodeo el auto y entro, cuando lo hago poso mis ojos en ella, esta cabreada y mucho, su cuerpo esta tenso y sus brazos están cruzados sobre su pecho.

— ¿puedes darme la jodida dirección? — No responde cosa que me altera aún más — ¿puedes dejar de ser tan jodidamente infantil y decirme donde coño vives para poder terminar con este puto día de mierda? — sus ojos me calcinan, pero esa intensidad solo hace que sienta más ganas de azotarla.

— ve.te a. la. mi.er.da — dice despacio sin apartar sus ojos de los míos.

— Como quieras — me encojo de hombros y saco mi teléfono, marco el número de Ajax.

¿colega? — Responde del otro lado Ajax en tono serio — ¿todo bien?

— J'ai besoin de l'adresse du journaliste —necesito la dirección de la periodista— le respondo en francés, no quiero que Elizabeth sepa de qué mierda estoy hablando

hey ese tono, ¿está todo bien? — insiste y pongo los ojos en blanco

— donne moi juste la putain d'adresse je ne suis pas d'humeur Ajax —solo dame la puta dirección, no estoy de humor Ajax— mi mejor amigo suspira

De acuerdo te la envió al GPS ahora mismo — sin más finalizo la llamada.

Enciendo el auto y comienzo andar, la tensión en el ambiente es tanta que podría cortarse con un cuchillo. Necesito relajarme y tratar de resolver las cosas antes de dejarla en su casa, no puedo permitir que todo lo que ha hecho Ajax se vaya a la mierda porque yo no pueda controlarme con esta mujer.

La música clásica llena el ambiente de inmediato y suspiro, tratando de relajarme, de vez en cuando le doy miradas furtivas, ella permanece en la misma posición de antes, sin decir absolutamente nada. Después de unos quince minutos en silencio, la veo moverse con incomodidad en el asiento.

— ¿estás bien? — le pregunto ella suspira y me ignora — Elizabeth — insisto y ella bufa

— necesito usar un baño — comenta con molestia y asiento.

— ¿puedes esperar hasta llegar a una estación de servicios o es muy urgente? — me ve mal y luego vuelve a poner sus ojos al frente

— puedo esperar

El silencio una vez más se instala entre nosotros, después de otros quince minutos más, estoy deteniendo el auto en una estación de servicio, ella no aguarda si quiera a que me estacione debidamente, cuando ya ha saltado del auto. La veo caminar con rapidez hasta el área de los baños y suspiro, despeino mi cabello y recuesto mi cabeza del asiento.

Esto va a ser una pesadilla, si no llevamos ni siquiera un día entero trabajando juntos y ya queremos asesinarnos, no quiero imaginarme como será a partir de mañana que tendré que verla en el Lux. Sonrió de lado porque en realidad en este punto me gustaría mucho poder controlarla, que mantuviera esa sexy y exquisita boca cerrada.

Increíble como de un instante al otro esta mujer pasó de despertar solo ira y desconfianza en mi a despertar un deseo oscuro y perverso. Suspiro porque no puedo permitirme esto, al menos no con ella. La puerta del copiloto se abre y ella se inclina para verme.

— Gracias he pedido un taxi — y sin más vuelve a cerrar la puerta.

— Maldita sea — golpeo el volante y me bajo para seguirla — Elizabeth — ella continua andando ignorándome por completo — con un dominio — digo entre dientes trotando para alcanzarla

— te pedí que no volvieras a ponerme una mano encima, tu IQ es lo suficientemente elevado como para comprenderme o quieres que te lo diga en otro idioma, ¿español quizás? — suelta con chocancia haciendo que muerda mi lengua para no responderle una barbaridad

— escucha, necesito que conversemos

— no se preocupe sr. Metzler sé muy bien que va a pedirme y no tiene si quiera que hacerlo, nunca paso y no voy aprovecharme de ello para ganar ventaja de la situación aunque muy bien que podría, déjeme decirle que gracias a Dios mi madre me formo con muy buenos principios — sus ojos me desafían y yo estoy muriéndome por volver a besarla y cerrar esa jodida boca con un beso.

— De acuerdo — respondo no tan conforme — pero no me iré hasta que llegue su taxi — ella bufa y pone sus ojos en blanco

— ¿cuál es su puto interés en volverme loca? — explota una vez más y no puedo evitar sonreír

— solo me asegurare de que este bien hasta que llegue su taxi

— por amor de cristo que podría sucederme, estoy a 35 minutos del centro, a 20 más de mi casa y como si fuera poco estamos en uno de los lugares más seguros, no sea ridículo y termine de irse y dejarme tranquila — respiro profundo porque no tiene caso insistir.

— está bien nos vemos mañana a las 8:30 en el Lux — le espeto apunto de girarme

— ¿Qué? — suelta exasperada

— la quiero en el Lux mañana a las 8:30 hay cosas del proyecto que me gustaría manejar con usted cuanto antes — su cuerpo se tensa aún más y suspira

— de acuerdo

— no llegue tarde odio esperar y tengo una agenda complicada — paso junto a ella sin decir nada más y regreso al auto.

Ella permanece en el mismo lugar donde la deje, arreglándose algunos mechones de cabello que se han salido de su coleta, saca un estuche de su bolso y se coloca unas gafas de sol, luego se gira y echa andar a la tienda, entra y yo permanezco en mi lugar.

No sé porque demonios no enciendo el auto y termino de largarme, pero no me muevo del lugar hasta que después de unos veinte minutos un Mercedes Benz Clásico se estaciona varios puestos más allá de donde estoy aparcado, un sujeto con jean y camisa de botones sale del auto y se recuesta de este, mientras lo veo llevarse el teléfono a la oreja.

Unos minutos después Elizabeth sale de la tienda con una sonrisa en los labios. Se acerca al sujeto, que al verla se sorprende camina hasta ella con prisa y la abraza, para luego besar sus labios, de inmediato una sensación incomoda me abarca por completo. Cuando se separan, la veo platicarle algunas cosas, la expresión seria del sujeto la hace sonreír con calidez, se acerca a él una vez más y vuelve a besarlo.

El hombre rodea su cintura con sus brazos y permanecen un instante así, luego cuando se separan y ella fija sus ojos en dirección a mi auto se tensa, la sonrisa cálida se borra de su semblante y nuestras miradas se encuentran. Tengo que luchar con el impulso de bajarme del auto y presentarme, ella camina con decisión hasta el auto y se sube sin volver a verme.

El sujeto la imita y antes de que pueda encender el auto, tomo mi teléfono y le hago una foto a la matricula, su rostro me ha parecido vagamente familiar, después de unos segundos, se marchan.

No comprendo la sensación que siento en el pecho, pero puedo reconocer la molestia al verlo besarla, respiro profundo porque no entiendo de verdad lo que me pasa con esa mujer. Enciendo el auto y salgo de la estación de servicio, me dejo guiar por el GPS hasta el lugar que asumo es la casa de la periodista.

Pero no veo por ningún lado el mercedes aparcado, tampoco estoy seguro de cuál de los departamentos es, por lo que frustrado salgo del pintoresco lugar de regreso a mi casa, aunque a mitad de camino me desvió al club. Necesito sacarme de la cabeza a esa mujer.

No he podido conciliar el sueño en toda la noche, después de pasar por el club y haber sido parte de una interesante orgia en la que compartí un muy buen momento con varias mujeres hermosas, regrese a casa, con la idea de darme una ducha y descansar.

Pero me ha sido imposible, esa jodida periodista taladra mi cerebro de una forma absurda. Me remuevo en la cama una vez más, tratando de encontrar una posición más cómoda, pero es tiempo perdido. Por lo que me levanto de la cama, tomo un mono y me lo coloco antes de salir al gimnasio.

Son las 3:45 am y en un par de horas debería salir al Lux, sonrió de lado con la certeza que volveré a verla y de alguna jodida forma la molestare. Aunque eso no se nos hace muy complicado, creo que ella disfruta mucho más eso de cabrearme de lo que lo disfruto yo.

Mientras corro sobre la caminadora, sigo pensando en sus labios y en la forma desenfrenada en la que respondió mi beso, en definitiva allí había mucho más que deseo, había cierto morbo, algo que no percibí al instante o fui consciente de él, por la intensidad en que se desarrollaron las cosas pero es evidente que no le soy indiferente.

Termino en la corredora y paso a levantar pesas, cuando alguien desliza la puerta de vidrio del gimnasio y me hace levantar la cabeza. Giselle entra con expresión apenada y me pongo en pie, camina hasta mí con sus ojos fijos en el suelo.

— Giselle — se detiene a escasos pasos de distancia y suspira — ¿Qué haces aquí?

— perdone señor, pero de verdad no puedo evitarlo — murmura sin verme y suspiro

— Giselle creí haber sido bastante claro contigo — no me deja terminar

— lo fue señor, pero no puedo evitarlo, no estoy durmiendo, todo lo relaciono con usted y lo que paso ese día, masturbarme ya no es suficiente — hace una pausa y busca mis ojos — sé que esto es sumamente atrevido de mi parte, pero me ofrezco para que haga conmigo lo que desee — sonrió de lado y suspiro

Es una oferta sumamente tentadora, Giselle es hermosa y estoy seguro que haría casi cualquier cosa que le pidiera siempre y cuando la entrene bien, pero no quiero involucrarme con una de mis empleadas.

— Giselle entiende que no puedo hacer esto

— el otro día estaba dispuesto ¿qué fue lo que paso? — respiro profundo llenándome de paciencia.

Cuando estoy por responderle, Giselle se acerca más a mí acortando la poca distancia que nos separa, toma una de mis manos y la lleva hasta su entrepierna, para mi sorpresa no lleva nada puesto, además está sumamente húmeda.

— así estoy día y noche, cada vez que le veo entrar o salir de la casa, no puedo evitar pensar en la forma en que sus ojos me miraban, sé que desea esto señor, no me deje así — puedo notar la desesperación en sus ojos y es evidente que está sumamente excitada.

Pero esto no puede pasar, libero mis manos y me giro respirando profundo, la erección en mi pantalón me denuncia y aunque no me molestaría pegarla contra la pared y follarla como un animal no es lo que debo hacer.

— Giselle sal de aquí

— vamos Kai sé muy bien que deseas hacerlo — que me llame por mi nombre y se tome la libertad de tutearme solo me enciende más.

Así que sin más me giro y la tomo del cuello, sus labios se entreabren y respira agitada, sus ojos claros se dilatan y camino con ella hacia la pared de vidrio del fondo, pego mi cuerpo al suyo y busco su entrepierna con mi mano libre, su humedad me empapa los dedos de inmediato y busco ese punto en medio de sus pliegues que la hace gemir de inmediato.

Muevo mis dedos sobre su clítoris con suavidad, solo rosando lo necesario, sus ojos se cierran y jadea.

— Mírame — susurro sobre su boca.

Sus ojos se abren, buscando mis ojos y sonrió ante el placer que veo reflejados en ellos, deslizo mis dedos entre los pliegues de su sexo hasta perder uno de ellos en su interior, su cuerpo me recibe con intensidad, su espalda se arquea y los gemidos no demoran en salir de su boca.

La masturbo con un dedo para luego meter un segundo que la dilata un poco más, preparándola para mí, sus manos se deslizan sobre mis hombros y aprieta con fuerza cuando esta por correrse, pero saco mis dedos y me separo de ella, sus ojos se abren como platos.

— Pero — no la dejo terminar, la giro con cierta brusquedad y libero mi erección.

Sin preámbulos la embisto con fuerza, sus manos se sujetan de la pared de vidrio mientras estrello mi pelvis contra su culo, el clásico ruido de la piel al chocar inunda el ambiente acompañado de los gemidos y jadeos de Giselle, enredo su cabello en mi mano y tiro de el mientras la embisto con mas fuerza.

Sus jadeos son música para mis oídos, pero necesito más, esto es muy poco, tiro un poco más de su cabello y pego más su cuerpo al vidrio que esta empañado por su respiración agitada. Sus manos se desplazan por la superficie haciendo que sus dedos queden marcados en ellos.

— no quiero esas marcas mañana en el vidrio — le susurro en el oído mientras la jalo contra mí — tampoco te quiero husmeando entre mis cosas y si vamos hacer esto será cuando yo quiera y como yo quiera — hago una pausa y me detengo ella jadea con desenfreno y busca mis ojos

— Lo que sea que me pidas — jadea totalmente extasiada

— Firmaras un contrato — su ceño se frunce y sonrió — ¿quieres esto? — la envisto con fuerza y jadea — harás lo que diga y como lo diga — asiente repetidas veces, mientras tomo sus pechos debajo de la bata que cubre su cuerpo y pellizco sus pezones.

>> te quiero cada vez que se me pegue la puta gana y sin chistar — vuelvo a embestirla y antes que pueda correrse vuelvo a detenerme — no volverás a masturbarte, tampoco tendrás sexo con nadie más y te correrás solo cuando yo lo ordene — los jadeos que salen de su boca me ponen.

La tomo de los hombros y tiro de ella hacia mí embistiéndola con fuerza y cierta brusquedad, ella jadea y se retuerce cuando finalmente dejo que se corra y al cabo de algunas embestidas más, salgo de ella y me corro en su culo.

— Ni una palabra de esto con nadie — murmuro cuando ella se endereza y sonríe complacida

— no lo hare, ¿desea algo más? — muerde sus labios y rio

— sí que te vayas a descansar, si te necesito te llamare — ella asiente y se acerca a mí para besarme, pero la detengo — esto es solo sexo Giselle no te equivoques — sus mejillas se tornan más rojas que antes y asiente

— lo siento, no volverá a pasar — se acomoda la bata antes de posar sus ojos en el suelo y salir del gimnasio.

Una vez solo respiro profundo, últimamente he estado haciendo demasiadas locuras, un paso en falso y todo lo que he logrado hasta ahora puede venirse abajo. 


Nota del autor: hola mis gamers, baia baia baia jajajaja este Kai no pierde el tiempo, es asi como intenso y regalado, en fin Lizzy cerro el trato, trabajara con ellos, ahora imaginen esos encontronazos entre el magnate y la periodista, aun mas de ese fogoso e intenso beso. Que opinan de todo esto??? hablemos un poco de Giselle, que chica tan atrevida no? pero logro lo que queria, asi que bien por ella. Espero hayan disfrutado del capitulo, que no ha estado tan largo como de costumbre pero ha estado muy bueno e intenso... besos les amo, gracias infinitas por el apoyo y leernos...

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