Capítulo 109 - BDSM, Bondage y humillación.
ADVERTENCIA
Este capitulo contiene escenas de sexo explicitas orientadas hacia el BDSM y el bondage, se recomienda discreción. (Ya las veo relamiéndose los labios picarones y picaronas)
Lizzy White.
Todo el tema del club ha sido una locura, no creí que decidir volver nuevamente conllevaría tantísimas cosas. Los exámenes médicos han sido una locura por no hablar del par de días que tuve que sentarme literalmente a estudiar las normativas del club. Cosa que me ha dejado aún más extasiada, porque he descubierto cosas muy interesantes y la ansiedad por volver ahora es mucho mayor.
Para que mentir, la curiosidad y el morbo me están matando. Después que el magnate solicito mi ingreso han sido días de mucho movimiento. Me encantaría decir que el entusiasmo es mutuo pero Kai sigue demasiado tenso con la idea de ir a jugar juntos al club.
Lo bueno de esto es que se ha abierto muchísimo más al tema y hemos tenido largas e interesantes conversaciones sobre los juegos. Ha intentado convencerme de empezar con algo leve y olvidarme del bondage o todo el tema del BDSM pero venga estas cosas me atraen y mucho. Además creo que esta nervioso de mostrarme la forma en que realmente jugaba.
En fin las pruebas y los exámenes han salido a la perfección y nunca me había sentido tan presionada por obtener buenos resultados en alguna evaluación física o de conocimiento como con esos putos exámenes.
— ¿Qué es tan divertido? — pregunta el magnate a mi lado.
— Estoy muy orgullosa de mis notas...— comento mientras reviso nuevamente los resultados enviados hace un par de horas por el club.
— ¿Trabajas en un nuevo artículo? — pregunta frunciendo el ceño algo sorprendido y rio divertida negando con la cabeza.
Giro la pantalla del teléfono y le muestro, el mira la pantalla y luego a mi con expresión seria para luego poner sus ojos en blanco y continuar revisando su portátil. Pues sí, le ha cabreado tantito que todo me haya salido a la perfección, creo que esperaba que fallara en alguna cosa para retrasar un poco más esto.
Rio divertida dejando el teléfono sobre la mesita de noche y me cruzo de brazos fingiendo estar ofendida y molesta. Pero la verdad ni su mal humor ni su actitud hará que mi entusiasmo se opaque.
— ¿Me dirás porque estas cabreado? — lo puyo.
El permanece en silencio mirando la pantalla fijamente, mientras sus dedos teclean con rapidez, ignorándome completamente.
— Metzler...— le advierto en ese tonillo que se que lo crispa.
— Estoy trabajando Elizabeth...— suelta el muy antipático, sin mirarme si quiera de reojos.
Pues bien, si el odioso este quiere jugar este juego... juguemos.
No digo absolutamente nada, solo actuó. Me giro y salgo de la cama donde llevamos algunas horas trabajando. El en sus cosas y yo en las mías. Ha sido una de esas tardes en que ha decidido permaneces en la mansión y trabajar desde aquí. Cosa que me ha extrañado pero Isa me ha explicado que siempre cerca de navidad Kai permanece muchísimo más tiempo en casa y es para acompañarla a ella o estar con su familia, lo que me parece demasiado adorable y lo hace aún más perfecto.
Cosa que ha sido un hecho porque Ainara y Bergoña parecen haberse mudado aquí. Vienen casi que a diario y Aina se ha quedado un par de veces. Algo que me sorprende un poco porque asumí que no querría dejar a Volker. Pero los Metzler son así un tanto... especiales.
Camino hacia el frente de la cama donde está el banco negro y tomo mi bolso que reposa allí, me inclino hacia el frente con toda la intención que la camiseta que llevo puesta se suba y deje a la vista parte de mis glúteos.
— Elizabeth...— la advertencia está allí y no tengo que girarme para ver su expresión.
Pero estoy segura que hay una mezcla de cabreo, deseo y cierta frustración marcada en esas perfectas facciones. Lo ignoro y continuo haciendo lo que me planee hacer. Ósea fingir que busco algo en el bolso. Como no doy con lo que sea que se supone que estoy buscando bufo y camino hacia el cuarto de baño pero de camino me quito la camiseta quedando solo en una minúscula tanga de encaje negro.
— Maldita sea...— lo escucho mascullar cuando ingreso al baño y rio divertida.
Tres, dos, uno... cuento mentalmente.
— ¿A qué coño estás jugando? — su voz inunda la estancia y me giro para verlo con expresión inocente.
Justo como imagine sus ojos color miel están obscurecidos por el deseo y evidentemente el cabreo.
— Pues si de jugar hablamos, se me ocurren varios juegos...— respondo seductora mientras camino hacia el lavabo donde por cosas de la vida aun esta la ropa que el magnate tenía cuando llegamos en la tarde.
Tomo la corbata y me giro mordiendo mi labio inferior ante la expectativa, que me genera esto de los amarres. No puedo evitarlo el bondage me prende. Camino hacia él y sus ojos observan cada movimiento de mi cuerpo mientras sus manos se cierran en puños.
— White...— suelta entre dientes cuando elevo la corbata a nivel de sus ojos.
— Átame...— le ordeno.
Sus ojos se cierran y su cuerpo se tensa, pero no desisto. Se lo que causo en el magnate y él sabe muy bien lo que causa en mí. Ambos amamos esto tanto como nos amamos el uno al otro pero es evidente que en este punto esa vena orgullosa de los Metzler jode bastante en contra.
— Elizabeth...
— Kai átame ahora...— le corto pegando mi cuerpo al suyo.
Sus ojos se abren y suspira, para luego tomar la corbata y negar con la cabeza.
— Si quieres que te ate esperaras hasta ir al club...— me corta, empuñando la corbata para luego girarse y dejarme sola en el baño caliente y con más ansias que nunca.
— Bastardo...— murmuro para mí misma girándome.
Ahora necesito una ducha de agua fría.
#
Un vestido negro de encaje en la parte superior de mi cuerpo que transparenta y deja ver mi piel desnuda, sube hasta sujetarse a mi cuello dejando a la vista mi espalda descubierta, la falda que cubre mis piernas cae ligeramente hasta alcanzar el suelo dejando a cada lado una abertura. Donde mis piernas brillan gracias a la lesión corporal con destellos que me aplique.
Sonrió ante mi reflejo y me inclino para tomar mis sandalias y colocarlas. Una vez sobre ellas me dedico a terminar con el peinado que llevare esta noche. Estoy nerviosa y ansiosa pero más lo segundo. Recojo mi cabello en un moño desordenado dejando hebras de este que caen en el contorno de mi rostro y el maquillaje de esta noche resalta mis ojos.
Cuando me giro me sobresalto a encontrarme con el magnate observándome desde el marco de la puerta del baño, esta recostado al marco con los brazos cruzados sobre su pecho y solo lleva un bóxer negro.
— Joder...— me quejo llevándome una mano al pecho — me asustaste Kai...— su ceño esta fruncido y su mirada transmite mucho más de lo que su boca podría decir.
— ¿Iras así? — pregunta.
— Si, ¿algún problema? — pregunto mirándome, un poco insegura.
— No...— responde tajante, suspira y se gira sin agregar nada más.
Esta noche iremos al club y aunque yo estoy que floto en el aire de la emoción Kai está completamente desinflado. Camino fuera del baño siguiéndolo, mientras él se mueve hacia el vestier. Cuando ingreso se encuentra de pie frente a su lado del espacio, moviendo los distintos trajes hechos a la medida. Saca uno, lo analiza y lo regresa para luego tomar otro, con este se dedica a mirarlo unos segundos más y asiente para luego girar y verme.
— Sobre la cama hay una caja revísala...— me indica sin mirarme directamente mientras empieza a vestirse.
Demoro unos segundos admirando su espalda y como sus músculos se tensan con cada movimiento de sus brazos al retirar el saco del gacho y colocarlo a un lado suspiro como idiota embobada admirando al magnate antes de girarme y dejarle solo. La tensión entre ambos esta noche es increíble, pero todo se debe a él. Si no tuviese tantas ganas de ir al club en serio lo dejaría estar pero no he esperado tanto tiempo para ahora echarme atrás cuando ha sido el quien ha decidido que debemos hacerlo.
Cuando llego a la habitación efectivamente sobre la cama hay una caja de terciopelo negra con el logotipo del club. La reconozco de inmediato, es la caja donde llegan los antifaces, aunque esta es mucho más grande que la que me llego a mí. Frunzo el ceño y camino hasta ella inclinándome para abrirla en cuanto lo hago se escapa un jadeo de mis labios.
La máscara dorada que vi muchas veces sobre el rostro de Kai reposa en el interior, muerdo mi labio rememorando todas las veces que anhele saber cómo lucia el rostro detrás de esa mascara, sin saber que siempre lo tuve en frente y sabia a la perfección como era. Mis ojos se desvían al antifaz junto a esta y sonrió ampliamente.
Este es a juego con la máscara de rostro completo, es dorada con un diseño muy bonito y unas cuantas plumas de color negro a uno de los costados, que le dan un toque más elegante, además tiene unas cuantas tiritas en la parte inferior de la que cuelgan cuentas doradas, plateadas y transparentes. Ansiosa roso la máscara que usara Kai esta noche y luego tomo la que será mía. Simplemente me encanta.
— ¿Te gusta? — la voz del magnate se escucha a mi espalda y su respiración cae sobre mi nuca desnuda.
— Es preciosa...— reconozco detallándola.
— Creí que querrías que usara esa...— comenta metiendo su rostro en el contorno de mi cuello.
Mi piel se eriza y cierro los ojos cuando sus labios se deslizan con delicadeza sobre el área. Respiro profundo cuando sus manos se deslizan por mis brazos hasta alcanzar el antifaz y quitármelo.
— Date la vuelta...— murmura con voz ronca cerca de la línea que une mi cuello con mi oído.
Cuando me giro se encuentra casi completamente vestido. Lleva una camisa blanca con una corbata sin anudar de color plateado con negro, los primeros botones de la comisa están sueltos esta la lleva por fuera del pantalón. Cuando mis ojos se encuentran con los suyos soy consciente de la batalla interna que esto está provocando en él. Su mirada refleja todo el deseo con el que siempre me mira, pero también hay ese toque de ira que le da un aspecto intimidante. Justo como el Kai Metzler que me enloqueció en Dubái.
Con cuidado eleva el antifaz y lo coloca sobre mis ojos, inevitablemente mi cabeza evoca el recuerdo de ambos en una situación similar, solo que yo me encontraba atada a una Xs de madera y ambos estábamos ahogándonos en dolor. Su mirada se enturbia un instante y sé que está pensando exactamente lo mismo.
— Si no quieres hacer...
— Quiero...— me interrumpe, terminando de colocar el antifaz sobre mis ojos.
— No quiero que hagas esto como una obligación Kai...— me sincero tomando sus manos y besándolas con suavidad.
El respira profundo y asiente, para luego mirarme. Sus ojos me miran con adoración, deseo, lujuria y algo más que no se definir.
— Te ves...— murmura recorriendo mi cuerpo para luego suspirar — muchos querrán jugar contigo esta noche nena...— murmura y sonrió coqueta acercándome más a él.
— Suerte que solo quiera jugar con el enmascarado...— susurro sobre sus labios antes de besarlo con necesidad.
Sus manos van a mi espalda baja y me pega más a él, mientras profundizamos el beso, después de algunos segundos debemos separarnos en busca de oxígeno. Sus labios se vuelven una línea fina y me libera para luego girarse y regresar al vestier, cuando estoy sola una vez más me quito el antifaz y lo dejo dentro de la caja.
Acaricio suavemente la máscara dorada y la tomo entre mis manos revelando que debajo de esta hay un antifaz dorado también, mi ceño se frunce pero no hago ningún comentario. Después de unos cinco minutos el delicioso y perfecto olor destroza bragas del perfume de Kai llena mis fosas nasales haciéndome jadear.
— ¿Lista? — cuestiona a mi espalda.
Cuando me giro quedo embobada admirando al magnate. ¿En serio como es que un simple mortal puede lucir como él?
Él no es un simple mortal Lizzy, es un Dios Celta ya lo habíamos aclarado.
Paseo mis ojos inspeccionando y devorándolo con la mirada. Lleva un traje a la medida de esos de tres piezas que tanto odio porque cuestan un mundo quitarle pero que se le ven jodidamente sexys. Cuando alcanzo su mirada una sonrisa divertida y arrogante decora esos deliciosos labios y sus ojos brillan cargados de superioridad.
— ¿Terminaste de comerme con los ojos o necesitas unos minutos más? — sonrió de lado mordiendo mi labio inferior lo que hace que su cuerpo se tense y asiento.
— Mejor vamos...— comento girando sobre mi misma.
No confió en mi cuerpo y la tentación que representa el magnate vestido así. Camino hasta el pasillo, mientras Kai ríe suavemente y yo lo insulto de mil maneras distintas en mi cabeza en español porque no se puede ser tan agrandado en la vida.
Una vez fuera de la mansión me sorprendo al encontrar frente a nosotros un deportivo negro alucinante que nunca había visto hasta ahora.
— ¿Y esto? — pregunto anonadas ante la belleza del auto y lo imponente que luce.
— Un obsequio...— responde el magnate como quien recibe un caramelo, mientras quita los seguros y las luces de enfrente se encienden.
— ¿Un obsequio? — pregunto aun completamente incrédula. Este auto debe valer una fortuna y alguien se lo ha regalado — ¿de quién? — el abre la puerta para mí y mi boca se abre un poco sorprendida cuando esta se eleva en el aire y hacia atrás.
— Impresionante...— murmuro mientras Kai toma mi mano y me ayuda a subirme al espectacular auto.
Una vez en el asiento cierra la puerta y lo rodea para ocupar su lugar junto a mí, que estoy completamente idiotizada admirando el jodido auto. Ósea me siento como si hubiese subido a una nave de las Guerras de las Galaxias. Esto es demasiado impresionante e increíble.
— Es un Lykan HyperSport, es de la gente de W Motors y fue un obsequio de cumpleaños...— me explica mientras introduce la llave y lo enciende. El ruido del motor lo es todo.
— Mi dios esto es...— no tengo palabras para describirlo — esto debe costar un ojo de la cara...— murmuro en español sintiéndome abrumada.
— Nena ingles...— me pide y me giro para verlo mientras salimos de la colina donde está la mansión.
— Este auto debe costar una fortuna...— sonríe con arrogancia y asiente.
— Tres punto cuatro millones de euros...— comenta como si nada y yo término ahogándome con mi propia saliva.
— ¿Que? — sujeto mi pecho tratando de volver a respirar bien.
El magnate ríe por mi reacción y luego toma mi mano para no volver a liberarla. Durante el camino me dedico a detallar la impresionante consola, los asientos, cada jodido centímetro del auto me impresiona. Después de casi 20 minutos el ruido de un teléfono sonando me saca de mi estado de admiración y estupefacción. Aun no supero que tenga el culo en un auto que cuesta tres putos millones de euros.
— Colega...— saluda Kai con demasiada seriedad.
— ¿Dónde estás? — pregunta la voz de Volker al otro lado y de inmediato me tenso y lleno de ansiedad al saber que es el.
— De camino ¿y tú?
— Volk iré a mi departamento, llevare las cosas que compramos hoy para los bebes y nos vemos allá...— se escucha la voz de Ainara en el fondo y de inmediato poso los ojos en Kai que se tensa.
— Esta bien princesa nos vemos luego...— se escucha un beso y luego una risa divertida, que evidentemente es la de mi cuñada.
— Pásala bien en el club...— murmura la voz de Ainara en tono sensual y mis ojos se abren como platos sorprendida.
Aunque estoy al tanto que Aina sabe sobre esto no deja de parecerme un poco increíble que no le haya dado mayor importancia y que de hecho haya insistido en que debíamos hacerlo. Aunque claro, este fue un tema complicado también de manejar ya que Kai evidentemente pego el grito en el cielo cuando Volker acepto ir con nosotros al club y le confeso que Ainara sabia sobre ello y que de hecho quería ser miembro de él.
Cosa que altero muchísimo al magnate pero entre todos logramos calmarnos. Se me hace tan hipócrita que se moleste, pero luego entendí que se debe a que Kai ve a Ainara hasta cierto punto como su pequeña hermana y pues le cuesta un tanto.
— Seguro, te llamare cuando este de regreso...
— Dile al idiota de mi hermano que se relaje...— la escucho decir a lejos y rio al ver la negación de Kai y como sus manos se cierran sobre el volante con más fuerza.
— Lo siento...— se disculpa Volker.
— Asumo que llegaras tarde...— le espeta Kai y Volker ríe.
— Si, me retrasare un poco, Aina quiso ir de compras y se nos fue el tiempo...— explica para luego quedarse en silencio unos segundos — hola Eli, ¿cómo estás? — me saluda haciendo que sonría.
— Hola Volk bien ¿y tú?
— Perfectamente, ¿nerviosa? — pregunta con curiosidad y debo relamer mis labios porque no son nervios es ansias lo que siento.
— No, solo ansias...— Volker ríe y Kai bufa.
— Calma, nos vemos más tarde...— comenta este con coquetería haciendo que Kai fulmine con la mirada el tablero como si Volker pidiera verlo.
— No demores mucho...— le espeta y el vuelve a reír.
— Aina te ha mandado a decir que te relajes... deberías hacerlo — le recuerda en tono burlón y esto me hace reír pero al magnate no le hace ni pizca de gracia.
— Que te den a ti y a ella...— Volker y yo reímos mientras Kai me ve mal un instante.
— Dale una vuelta a Eli por las salas VIP seguro se entretiene mirando...— comenta Volker, luego de eso finaliza la llamada sin esperar si quiera que el magnate le responda.
Cuando el auto queda en silencio nuevamente presiono mi mano entre las del magnate que suspira contrariado pero no dice. Mientras nos acercamos al club mi cuerpo empieza a experimentar los efectos de la ansiedad. Suspiro cuando lo veo girar en la esquina y noto el edificio frente a nosotros que nos ha tenido aquí varias veces en lo que va de semana.
Una vez entra al estacionamiento y deja el auto aparcado en un reservado en la parte VIP donde se lee un numero en la puerta del cubículo que asumo es el número de su membrecía. El motor del impresionante auto se apaga y Kai desvía sus ojos del frente poniéndolos en mí.
Nos miramos unos segundos antes que él se tome la caja de terciopelo negra la abre y saque mi antifaz. Su cuerpo esta rígido y se ve profundamente tenso. Pero no se hecha antros coloca el antifaz en su lugar y luego me mira con seriedad e intensidad. Por un momento me siento realmente intimidada pero sonrió. Cuando lo hago el lleva una de sus manos a mi mejilla y desliza su pulgar por mi labio inferior arrancándome un jadeo.
— Recuerda tu boca es mía...— murmura con voz ronca y tensa.
— Recuerda Metzler soy tuya...— susurro antes de sacar mi lengua y rosar su pulgar cosa que lo hace gruñir ligeramente.
Se inclina sobre mí y me besa cual salvaje. Es este tipo de besos el que me enloquecen un poco más, está cargado de un deseo incontenible, de una lujuria cegadora y además de la frustración que lo hace sentir los celos.
— Mia...— gruñe a mitad del beso para luego morderme con fuerza y arrancarme un quejido.
— Tu mi vida...— susurro con suavidad tratando de relajarlo un poco y que empiece a disfrutar de esto.
Pasan algunos segundos y abro los ojos para verlo, los suyos están cerrados y una media sonrisa esta dibujada en sus enrojecidos labios.
— Tu mi mundo nena...— su voz suena más tranquila pero igual de ronca.
Se separa de mí y toma su máscara la gira entre sus manos colocándola frente a él, cosa que así puede admirarla de frente suspira y la gira para colocársela cuando lo hace y se gira para verme mi entrepierna ya húmeda se encharca aún más con la cantidad tan enorme de recuerdos que tengo con este hombre y esa mascara.
Es imposible e increíble que estemos haciendo esto realmente. Sonrió con picardía y abiertamente porque no pienso esconder que la situación me tiene extasiada. Kai abre las puertas del auto y desciende primero que yo, rodea el auto y me ayuda a bajar cuando lo hago se para frente a mí y da un vistazo a mi vestido niega con la cabeza como si no lo aprobara del todo pero rio, cuando entrelaza nuestras manos y echa andar hacia la puerta.
Todo el proceso de ingreso se me antoja extremadamente lento, pero realmente nos lleva un par de minutos. Como cada vez que he asistido al club la chica que nos recibe nos informa sobre la temática y el espectáculo principal de la noche.
— Es noche de cuero y velas...— informa finalmente con una sonrisa coqueta que hacia Kai que me hace mirarla con curiosidad — que disfrute de los juegos señor...— comenta luego en tono insinuante y Kai simplemente asiente.
Una de sus manos va a mi espalda donde se posa sobre mi piel desnuda y me guía hacia el elevador. Durante el camino nunca se aparta de mí y su pulgar nunca deja de acariciarme con suavidad y sutileza.
— ¿Qué es eso de la noche de cuero y velas? — pregunto con curiosidad.
Lo escucho reír con suavidad y mirarme sobre su hombro.
— Ya lo veras...— con eso permanece en silencio hasta que las puertas se abren y como siempre del otro lado la iluminación es tan poca que debo achicar mis ojos para adaptarme a ello.
— ¿Por qué hay tan poca luz? — Murmuro caminando con Kai por un pasillo y notando que no estamos en el nivel principal donde solemos estar siempre — ¿Dónde estamos?
— El área VIP...— responde el magnate con simpleza.
Mientras caminamos por el pasillo noto que está completamente vacío y que las luces que iluminan las paredes vienen del borde inferior del suelo hacia arriba alumbrándolas en un tono azul. Cuando finalmente llegamos al final del pasillo cruzamos a la izquierda y poco a poco empieza a escucharse el ritmo insinuante de la música que caracteriza el lugar.
https://youtu.be/zzqEX0BF050
(Darle play para que la cosa se sienta mas interesante)
Para cuando alcanzamos la puerta mi boca deja escapar un jadeo. Me detengo en seco y paseo mis ojos por la amplia estancia. Esta es muy diferente a las otras en las que había estado. Aquí todo absolutamente todo es negro, rojo, con cuero y velas. La estancia tiene mesas en varios lugares, sofás y una variedad de cosas que no sé qué demonios son.
Kai coloca una mano en mi espalda baja y me empuja ligeramente para entrar a la sala que a diferencia de los otros lugares que he visitado este esta muchísimo mas vacío. El magnate nos guía hasta una mesa con un sofá de color rojo donde me invita a sentarme con la mirada. Cosa que hago y él se sienta junto a mí. Mis ojos se van con rapidez a curiosear mí alrededor.
No demoro mucho en encontrar uno de esos pequeños escenarios donde se desarrolla una imagen realmente perturbadora. Una mujer de piel morena esta de pie completamente desnuda, frente a una columna de madera que llega hasta el techo de la estancia. Una cuerda blanca está atada a su cuerpo, exactamente sobre su abdomen y su pecho dejando estos en medio de nudos que amarran con fuerza sus senos.
Mi ceño se frunce porque se ve sumamente ajustadas las cuerdas y no creo que sea nada cómodo. Continúo con la inspección de la escena, lo que me hace ver que sobre sus pezones hay unas pinzas que van unidas a una cadena con una especie de barra de metal de esas que se usan en las balanzas para nivelarlas. Las pinzas tiran de sus pezones enrojecidos.
Trago con dificultad cuando detrás de la mujer sale un hombre lleva el torso desnudo y un pantalón de cuero negro que se ajusta demasiado a su cuerpo. Permitiendo ver la enorme erección que guarda debajo de la tela. Su rostro va cubierto por una máscara de cuero que solo le deja ver los ojos.
Lo que hace a continuación me hace jadear por la sorpresa, ya que la misma cuerda blanca que rodea su cuerpo ahora es colocada sobre su sexo justo en medio sobre su clítoris, el sujeto tira de la cuerda y la mujer deja escapar un grito que no sé si es de dolor o placer.
Quizás ambas.
— ¿Te gusta? — la ronca voz del magnate me sobresalta haciendo que me gire de golpe para verlo.
Había olvidado por completo que estaba a mi lado. Estaba demasiado ensimismada observado. No sé qué responder porque no creo que estar atada de esa forma tan ruda sea lo mío.
— No lo sé...— murmuro fijándome en su intensa mirada. Sus ojos brillan repentinamente achicándose ligeramente y sé que está sonriendo.
— Pues averigüemos hasta dónde eres capaz de llegar...— murmura inclinándose sobre mí.
Humedezco mis labios que están resecos y trago con dificultad cuando lo tengo a escasos centímetros de mi boca. Una de sus manos empieza a deslizarse por mi muslo con lentitud y suavidad. Apenas si rosa la punta de sus dedos sobre mi piel, lo hace una y otra vez subiendo y bajado sin llegar a la cara interna de mis piernas o a mi sexo.
— ¿Recuerdas los límites? — Pregunta de pronto y asiento — ¿palabra de seguridad? — continua con voz ronca demandante y ya siento que mi piel quema.
— ¿Cho-chocolate? — respondo insegura cuando sus dedos continua su larga y lenta caria hacia mi entrepierna pero no llegan al lugar que deseo. Jadeo.
— Necesito seguridad Elizabeth...— me espeta rosándome con la punta de la nariz de su máscara.
— Chocolate...— respondo esta vez más segura.
— Muy bien quiero que observes el espectáculo completo sin apartar la mirada sin importar lo que yo esté haciéndote ¿de acuerdo? — interroga con esa voz demándate y dominante que aunque me pone como un tren también me cabrea ligeramente.
— Si...— lo siento respirar profundamente antes de mirarme a los ojos.
— Tu ojos fijos en el escenario, sin protestas o te castigare...— expone de pronto sorprendiéndome.
El magnate se ha metido demasiado pronto en el papel... menos mal que no quería esto.
— De acuerdo...— una de sus manos sostiene mi quijada y pega los labios de la máscara a los míos antes de reír suavemente al notar mi frustración.
Gira mi rostro y mis ojos una vez más caen sobre la pareja sobre el escenario esta vez mis ojos vuelven abrirse como platos al ver como la mujer está siendo torturada por el sujeto. La cuerda que vi que pasaba por su entrepierna sigue allí solo que ahora está atada a una polea que cuelga del techo, en la punta colgando frente a la mujer el sujeto está dejando enganchada una especie de bola de metal.
— Presta atención a sus órdenes...— murmura Kai a mi lado erizando mi piel mientras una de sus manos sube hasta uno de mis pechos y lo masajea con suavidad.
— En punta de pies y no te muevas perra asquerosa...— mis ojos se abren como platos cuando escucho el termino con que ha sido llamada la mujer.
Esta obedece y al hacerlo el tipo suelta la bola que tira de la cuerda que hace presión a su vez en el clítoris de la mujer, esta cierra los ojos con fuerza y grita. El sujeto aprovecha que tiene la boca abierta en forma de O y coloca una mordaza con una bola roja en medio y la sujeta a su nuca. La mujer gime, solloza y se mueve en las puntas de sus pies haciendo que la cuerda se mueva y más quejidos salgan de su boca.
De pronto se escucha el inconfundible ruido que hace un látigo al ser azotado y la mujer brinca sobre sus pies haciendo que más gritos salgan de ella. Cuando miro al torturador veo que no es un látigo sino una fina vara que parece de bambú.
— Te he dicho que no mueva perra...— le espeta el sujeto tomando sus mejillas con brusquedad para luego escupir su rostro mis ojos se abren como platos y niego absolutamente sorprendida.
Todo me parece tan... demasiado. Que giro mi rostro en busca del magnate, al encontrar su mirada el triunfo brilla en ella y sé que lo he desobedecido y que posiblemente me castigara pero es que necesito que me explique algo.
— ¿Por qué acaba de escupirla? — pregunto anonadada e incrédula.
— Humillación es quizás una de las bases del BDSM...— explica tomando mi mentón y girándolo nuevamente para que continúe viendo del espectáculo.
De pronto una de sus manos se acerca peligrosamente a mi sexo y me tenso en el instante que la detiene porque una mujer con un bonito vestido azul se ha acercado a nuestra mesa. Kai no aparta la mano simplemente se mantiene rosando el área muy cerca de mis labios mayores cosa que me hace estremecer.
— Buenas noches...— saluda la mujer con sus ojos fijos en mí.
— Buenas noches...— responde Kai después de unos segundos pero yo no soy capaz de decir nada.
Primero porque a la mujer de el escenario ahora están azotándola con la vara de una forma tan fuerte y salvaje que no dudo un instante en que sus nalgas deben estar ya rojas y quizás sangrantes. Pero termino de reaccionar cuando un ligero pellizco cerca de mi coño me sobresalta.
— Buenas noches...— respondo entrecortadamente posando mi atención en la mujer.
— Has desobedecido dos veces mi orden nena...— murmura Kai antes de sacar su mano de entre mis piernas y poner su atención en la recién llegada.
— ¿Se te ofrece algo? — pregunta el de forma sugerente cosa que me hace mirarlo.
Aquí está el hombre enmascarado que coqueteo conmigo el primer día, el hombre seguro y misterioso que despierta el deseo de las mujeres que se atreven a mirarlo.
— Desde el momento en que entraron su acompañante me ha dejado sin aliento...— comenta la mujer sin dejar de mirarme.
Mientras yo me debato entre volver a quitar la vista del escenario donde ahora el hombre besa, lame y muerde los pechos de la mujer tras haber ajustado aún más las cuerdas alrededor de ellos. Jadeo cuando Kai desliza una vez más su mano entre mis piernas apartando la tela del vestido sus manos esta vez me tocan por completo. Su palma y sus dedos se deslizan por mí la cara interna de mi muslo con presión y no sé si se debe a los celos, al cabreo o que. Pero su toque ya no es suave.
— Es una mujer hermosa ¿no? — pregunta con dureza haciendo que la mujer ría suavemente.
— Estoy muriéndome por ver que lleva debajo de ese sexy vestido...— responde con descaro.
— La verdad...— murmura el magnate alcanzando mi sexo de lleno y apoyando su mano por completo.
Mi cuerpo se tensa y jadeo inevitablemente lo que hace reír a la mujer y morder su labio inferior.
— No lleva nada puesto...— la revelación por parte de Kai me sorprende porque no creí que fuera a darle algún detalle de mi — y esta jodidamente húmeda...— sentencia al mismo tiempo que dos de sus dedos empiezan a moverse de arriba abajo con suavidad.
— ¿Jugamos? — pregunta sin perder tiempo la mujer y Kai ríe.
— Lo siento pero esta noche ya tienen planes...— una conocida, ronca y sexy voz me hace apartar la mirada del escenario.
Donde para mi absoluta sorpresa el tipo dejo de azotar los glúteos de la mujer y ahora azota su abdomen y justo como pensé después de unos cuantos su piel está a nada de sangrar.
Cuando pongo mi atención en el recién llegado mis labios dibujan una sonrisa y muerdo mi labio inferior. Volker luce malditamente sexy, lleva un traje gris oscuro, camisa azul claro y corbata a juego, su cabello esta peinado hacia un costado y lleva una barba de algunos días. Sus ojos grises brillan intensidad debajo de una hermosa mascara plateada. Nuestras miradas se encuentran y sonríe con coquetería.
— Puedo unirme a ustedes me van los hombres también...— insiste la mujer llamando la atención de Volker que sonríe más ampliamente en su dirección.
Luego se gira para ver a Kai que ya se ha vuelto a tensar y lo ve con una mirada asesina. Creo que alguien había olvidado que Volker se uniría a nuestro juego.
— Colega...— lo saluda guiñándole un ojo para luego acercarse a mí y dejar un beso en la comisura de mis labios.
— Estas hermosa...— murmura mirándome directamente a los ojos y jadeo no solo por su cercanía sino porque el magnate ha metido uno de sus dedos en mi coño de golpe.
Cierro los ojos y muerdo mi labio inferior. Siendo capaz solo de oír la risa divertida de Volker y un gruñido por parte de Kai.
— Lo siento preciosa otro día será...— se disculpa el abogado con en tono amable.
— Creí que ya no vendrías...— suelta entre dientes Kai mientras pierde otro de sus dedos en mi coño mientras tortura mi clítoris con su pulgar.
— Te dije que lo haría...— afirma Volker en tono despreocupado pero se nota la diversión.
— Nena no estas mirando el espectáculo y estas ganándote más de un castigo...— me recuerda Kai y asiento intentado abrir los ojo pero el morbo es demasiado grande.
Saber que el magnate está a mi lado masturbándome frente a Volker que está muy consciente de lo que hace su mejor amigo me ha encendido aún más. Jadeo cerrando mi mano sobre el cuero del sofá y la otra mano la cierro sobre la pierna de Kai que se remueve e intensifica los movimientos de sus dedos. De pronto siento como alguien se sienta a mi lado y abro los ojos de golpe, para toparme con esa mirada grisácea cargada de morbo.
— No dejes de mirarme...— me pide Volker y Kai gruñe pero no lo contradice ni me da otra orden.
Los dedos de Kai entran y salen de mi coño con más fuerzas y rapidez elevándome más y más, muerdo mis labios cuando siento que el calor es demasiado, mi centro se contrae y cuando creo que voy a explotar el magnate detiene las arremetidas de sus dedos y gruño quejándome por la maldad que acaba de hacer. Volker ríe suavemente negando y le da un trago a una bebida que ni había notado que tenía.
— Te vez malditamente sexy sonrojada y a punto de correrte Eli...— comenta de lo más casual Volker ganándose mi atención.
— Cierra la boca Kholer...— le advierte Kai y este ríe guiñándome un ojo.
— Lo siento colega pero me has invitado a jugar es injusto que seas el único que se divierta...— el magnate gruñe y Volker vuelve a reír.
— ¿Parece que estoy divirtiéndome? — suelta entre dientes cosa que me hace mirarlo.
Había estado tan sumergida en las sensaciones de mi cuerpo que me olvide por completo de él.
— Si, me parece que lo estás pasando en grande de hecho...— comenta burlón Volker antes de dar otro sorbo a su trago — al menos la carpa familiar que tienes montada me dice que si...— rio y desvió mis ojos hacia la entrepierna del magnate para confirmar que esta tan duro como una roca.
Cosa que me hace pensar que al pobre debe estar doliéndole la polla. Suspiro y llevo una de mis manos a su entrepierna pero me detiene con su mano.
— No...— murmura mirándome con intensidad — esta noche no tocas, solo sientes...— murmura sin apartar la mirada.
Volker ríe suavemente llamando mi atención.
— Jugando para ambos...— Kai ríe y asiente sorprendiéndome.
— ¿En serio? — me quejo en un murmullo cuando sus dedos salen de mí y los lleva a mi boca.
— Abre...— lo observo durante unos segundos cosa que le permite a el deslizarlos por mi labio inferior.
Termino abriendo la boca y saboreando mi humedad. Cuando los saca sus ojos se fijan nuevamente en el escenario donde ahora algunas personas de pie mirando de cerca.
— Vamos...— comenta poniéndose en pie.
Le dedica una mirada a Volker que termina con su bebida de un trago y me voy nuevamente al día que jugué con ambos. Estos dos hombres se entienden tan bien que a veces no necesitan si quiera decir palabra alguna y cuando están aquí es algo tan perceptible que Volker se pone en pie y camina hacia el escenario y se detiene admirando la escena.
Kai me tiende su mano, la cual no dudo en tomar me pongo en pie y me guía hasta estar junto a Volker que me observa un momento antes de sonreírme y volver a mirar al frente. El tiempo que no he visto lo que le hacían a la mujer ha sido suficiente para encontrarla ahora con una especie de cilindro en su coño. Mi ceño se frunce porque no se es eso.
— Es una herramienta que succiona su clítoris como si se tratara de una inyectadora...— mis ojos se desvían con curiosidad hacia el objeto mientras la mujer se retuerce de sus amarres.
Su abdomen tiene líneas rojas y algunas están a punto de sangrar, el hombre en serio se ha ensañado con ella. Una vez más el sujeto aparece esta vez con un vibrador en una de sus manos y en la otra un frasco de vidrio con un atomizador cuando esta frente a la mujer empieza a rosearla con lo que sea que tenga el interior y cada que el líquido entra en contacto con su piel ella se queja y se retuerce.
— Silencio esclava...— le espeta el hombre antes empezar a pasar sus manos por su cuerpo dejando la piel brillosa como si se tratara de aceite.
La mujer continua quejándose y retorciéndose, cuando alcanza sus pechos los magrea y aprieta con fuerza arrancando quejidos que hacen que el hombre presione con más fuerza o pellizque sus pezones que ya no están sujetos por las pinzas. Después de entretenerse con ella unos minutos se agacha frente a ella y lo escucho reír.
— Veamos qué tan sensible estas...— toma el cilindro que tiene sujeto al clítoris y empieza a tirar de el con lentitud.
La mujer empieza quejarse, gracias a la mordaza que tiene la saliva se acumula en su boca y empieza caer sobre sus pechos. La escena se me antoja demasiado fuerte, es decir asumo que ella está disfrutando de lo que le hacen pero me cuesta trabajo aceptar que en serio esto la excite.
Cuando el tipo da un último tirón al cilindro este deja la piel de su coño y ella grita una vez más, al mismo tiempo el torturador enciende el vibrador y lo pone sobre su clítoris, la mujer grita y echa sus caderas hacia atrás, mientras el hombre continúa presionando ella grita y se retuerce.
Una ligera y lenta caria en mi espalda me hace sobresaltarme y miro sobre mi hombro como Kai desliza una de sus manos por la piel desnuda logrando erizarla.
— Una de las cosas más excitantes del BDSM es que uno de los involucrados cede voluntariamente el control al otro...— su ronca voz se escucha apenas sobre mi oído derecho.
— Todo lo que le ha estado haciendo ha sido solo para elevar su nivel de sensibilidad al máximo, cualquier caricia que se le profese a su piel en este momento se sentirá mil veces más intensa — explica Volker y de pronto entiendo.
Abro los ojos consciente que en algún momento los cerré y estoy perdiéndome parte del espectáculo que se ha hecho un poco más ruidoso debido a los gritos, gruñidos y gemidos que suelta la mujer. Finalmente el tipo deja de torturarla con el vibrador y empieza a desatarla, al mismo tiempo dos hombres más colocan sobre el escenario una especie de potro.
Una vez está libre la mujer voluntaria y automáticamente se pone en cuatro en el suelo y se va en esa posición hasta el potro donde se acomoda y el torturador se acomoda entre sus piernas, eleva su mano y la descarga un par de veces sobre sus glúteos que efectivamente están aún más marcados de lo que esta su abdomen la mujer grita y se queja mientras el tipo continua azotándola con sus manos desnudas
Luego simplemente se detiene libera su erección separa sus glúteos y escupe sobre su culo, se acomoda en su entrada y la penetra de un solo golpe. Mi piel se eriza con el alarido que sale de la boca de la mujer y ya luego los únicos ruidos que salen de ese par son gruñidos y gemidos de placer.
— Vamos...— comenta Kai entrelazando nuestras manos — juguemos...
Mi cuerpo se eriza y la ansiedad me puede, humedezco mis labios y trago con fuerza.
Bien Elizabeth querías esto, juguemos.
Nota del autor. hola mis gamers uuuuggg hace calor por aquí o solo soy yo porque vivo en guatire? jajajajaja a ver las leo hoy no me extenderé mucho. Solo les comento el siguiente capitulo se llama nudos, cuerdas y suspensión y lo narra nuestro amado Kai.
Ahora si, que les ha parecido el preámbulo? que creen que pasara con Volker, se unirá? las leo.
En fin un beso enorme les amo infinitamente y gracias por la paciencia y seguir aquí.
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