🎭Capítulo 10 - Sueños húmedos🎭
Lizzy White.
No voy a mentir ni a negarlo, la experiencia ha sido increíble, no deje de sorprenderme en un principio y luego solo podía pensar en todo lo que estaba experimentando y observando. Ese club como dijo el hombre del antifaz negro y blanco revelo algo de mí que no sabía que existía. No puedo sacarme de la cabeza la imagen de la mujer siendo atada por el sujeto de mascara dorada, con tanta delicadeza y deseo al mismo tiempo.
Además no solo eran sus movimientos y el acto en sí, era el, la forma en que la miraba, en que rosaba su piel, como si se tratara de algo sumamente delicado y preciado que debe ser cuidado, pero luego ese cambio repentino en él, ese contraste entre lo suave y lo rudo, cuando comenzó a azotarla, me di cuenta que en él, colisionan dos mundos completamente diferentes, es osado, sensual, erótico y salvaje, pero al mismo tiempo es dulce, suave, delicado, cuidadoso.
Nunca había visto a un hombre como el, me pregunto si será así en cada aspecto de su vida, si será así de apasionado y de delicado al mismo tiempo con sus cosas.
— ¿estás bien Lizzy? — La voz de James me trae de regreso a la realidad — tienes toda la tarde distraída — sonrió con algo de vergüenza y me recuesto de su hombro.
James regreso de casa de sus padres por la mañana y de inmediato paso a verme, cuando desperté estaba sirviendo el desayuno para mi justo sobre la cama, un ramo de rosas rojas decoraba la mesita portátil. Beso mis labios con cariño y me dijo que me había echado de menos.
— Sí, todo bien, solo algo cansada — murmuro y el ríe suavemente
— ¿te desvelaste anoche, no es cierto? — Mi cuerpo se tensa de inmediato ante su pregunta pero continua sin notarlo — amor tienes que descansar, no puedes pasarte todas las noches investigando y trabajando — suelto el aire que retenía cuando escucho sus palabras y sonrió aliviada.
No he hecho absolutamente nada, solo le mentí respecto a que estaría en casa, pero por alguna extraña razón me siento culpable.
— no he dormido bien es todo — comento y el besa mi coronilla, luego vuelve a poner su atención en el tv, frente a nosotros.
Después de mimarme y darme de comer como todo el romántico que es, preparamos el almuerzo y comimos en cuanto estuvo listo, nos dimos una ducha juntos y luego decidimos mirar una película. Winter no está en casa, anoche después de salir del Club, me trajeron a casa y por supuesto ella se fue con Simond.
— ¿has sabido algo de Win? — pregunta después de un rato en silencio, como leyendo mis pensamientos.
— debe estar con Simond, ¿Por qué? — el ríe y niega con la cabeza
— He tratado de comunicarme con ella desde ayer, por alguna razón está evitándome — sé muy bien la razón de eso, Winter es mi mejor amiga, pero le tiene muchísimo cariño a James y sé que estuvo evitándolo por la salida al club.
— sabes muy bien que desaparece del radar cuando esta con Simond — el ríe y asiente por mi comentario
— Esa relación no me gusta — comenta más para sí mismo que para mí y rio.
Si supieras todo lo que hacen juntos, estoy segura que no solo no te gustaría, estarías muy en desacuerdo con ella. Pienso
— ¿Por qué? — pregunto con curiosidad y el respira profundo
— tienes que ver al sujeto para saber qué clase de persona es, es un excéntrico, le encanta llamar la atención y no me gusta para nada la forma en que la ve, parece que estuviera mirando un trozo de carne — cuando dice eso, mi memoria viaja a la noche anterior cuando esos ojos color miel me miraron con intensidad.
— Winter es hermosa y sexy, creo que es normal que la vean así — comento tomando un puñado de cotufas del bol que el sostiene.
— es una relación abierta, quien sabe dónde demonios se mete cuando no está con ella
Otro flashback de el hombre de la máscara follando la boca de la chica de piel pálida llega a mi memoria y siento que mis mejillas se calientan ligeramente y mi entrepierna vibra, la humedad comienza hacerse presente en mis bragas.
— Quizás no sea tan malo — murmuro mientras poso los ojos en él, buscando su expresión, se gira sorprendido con mis palabras y frunce el ceño
— ¿Qué cosa, estar acostándose con cuanta mujer le parezca para después meterse entre las piernas de tu mejor amiga? — Su tono lleno de reproche no me pasa desapercibido y suspiro — cariño eso es promiscuo y desagradable, es mejor esto — dice dándome un beso en la frente.
Sonrió con calidez, cuando sus manos acarician el dorso de mi mano, pero un nuevo flashback del enmascarado penetrando con fuerza desde atrás a la rubia, hace que mi cuerpo se estremezca de deseo. Elevo mi rostro en busca de los labios de James, que me reciben con calidez y delicadeza.
Por alguna razón me gustaría que me besara con más deseo, con más ímpetu, respiro profundo cuando muerdo un poco su labio inferior dejándome llevar por el deseo desmedido que está creciendo en mí con cada flashback de la noche anterior.
— Lizzy calma — susurra sobre mis labios separándose de mí, sonríe un poco divertido y besa mis labios con calidez — ven vamos al cuarto — dice intentando ponerse en pie y niego con la cabeza, me coloco a ahorcadas sobre él y su expresión confusa y sorprendida me hace sonreír
— Bésame — le ordeno él sonríe de lado y niega
— Vamos a la habitación cariño — insiste, colocando sus manos en mis caderas, el rose hace que mi cuerpo se encienda, por lo que las muevo sobre su pelvis.
Sus ojos se abren de golpe y me mira sorprendido
— Vamos, bésame — insisto inclinándome sobre el para volver a besarlo, pero me detiene.
Su ceño esta fruncido y me mira con curiosidad, niega ligeramente y continua con pausa, como midiendo sus palabras y mi reacción.
— amor, vamos al cuarto — esta vez es mi ceño el que se frunce, pero lo tiento un poco moviendo mis caderas, sus manos se cierran con más fuerzas sobre ellas y me ve serio — ¿Qué haces Lizzy? — Muerdo mi labio inferior mientras deslizo mis manos sobre su pecho con lentitud, pero libera mis caderas y se apodera de mis manos mirándome con aprensión — ¿Elizabeth? — la severidad en su tono me hace detenerme.
Frunzo el ceño y lo veo seria unos segundos, luego me bajo de su regazo, lo fulmino con la mirada y me pongo en pie frustrada, camino hasta la cocina y me apoyo sobre mis manos con la cabeza gacha, sus pasos me advierten que viene detrás de mí, respiro profundo tratando de controlar mi excitación y el cabreo que estoy comenzando a sentir por su rechazo.
— ¿Elizabeth que pasa?
— Nada — suelto sin ganas
— cariño, solo quería que fuéramos al cuarto — su mano acaricia mi hombro — la sala no es lugar para hacer el amor — murmura rodeándome de la cintura, rosando su nariz en mi mejilla con dulzura y por primera vez desde que estamos juntos caigo en cuenta de algo que jamás había pensado.
James y yo nunca hemos estado en otro lugar que no sea su cama o la mía, ni siquiera cuando nos duchamos juntos lo hemos hecho, ha habido uno que otro beso, pero nada intenso o demasiado insinuante o excitante como para terminar follando en la ducha.
— ¿Qué está mal con hacerlo en la sala? — pregunto girándome de golpe, sus ojos azules me ven llenos de sorpresa.
— Para eso está la cama Elizabeth — murmura en tono serio — ¿Qué sucede? nunca antes te había molestado esto — acaricia mi mejilla con cariño y cierro mis ojos con su suave tacto.
Deja un beso sobre mi frente y entrelaza nuestras manos, luego se separa de mí y camina fuera de la cocina, por el pasillo hasta mi habitación, me hace pasar detrás de él, y cierra la puerta detrás de mí, con seguro. Por amor de dios estamos solos, ¿quién podría entrar y vernos?, el pensamiento trae de regreso la escena de todos ellos follandose con intensidad, sin ningún pudor, sin vergüenza, todos disfrutando de su denudes del placer que otorga hacerlo, mirar y ser parte de ello.
James tira de mi hacia el con suavidad, sus brazos rodean mi cintura y comienza a dejar besos sobre mis hombros, luego llega hasta mi cuello y me besa con ternura, con suavidad. Ladeo un poco mi cuello para darle mejor acceso, pero el continua con suaves besos, demasiada delicadeza, demasiada ternura.
Un nuevo flashback del cuerpo desnudo del enmascarado frente a mí me hace estremecer, su miembro erecto a escasos pasos de distancia, mientras me hablaba con esa sexy, ronca y profunda voz. Busco los labios de James con desesperación y lo beso con prisas, llevo mis manos a sus mejillas y muevo mi lengua hasta su boca, invitando a la suya a juguetear, pero ríe suavemente y me separa.
Sus ojos claros me ven con curiosidad, pero yo solo quiero que me bese con ganas, que muerda mis labios, que arranque mi ropa y lance sobre la cama. Pero hace exactamente lo contrario, sujeta mis manos con cuidado y me abraza, pegando su cuerpo al mío, besa mi nariz y murmura sobre mis labios.
— Creo que necesitas descansar — la afirmación hace que me tense y lo vea sorprendida
— ¿disculpa? — él sonríe y suspira
— amor estas comportándote un poco extraño y creo que es culpa del cansancio, porque no te vas a la cama y yo me encargo de la cena — cierro mis ojos porque esto tiene que ser una maldita broma.
Respiro profundo y lo libero, no respondo nada, solo me resigno a lo que tengo delante de mí, James jamás haría cosas como las que vi en ese puto club, jamás me tomaría con fuerza, ni siquiera sería capaz de azotar una de mis nalgas. Camino hasta el baño y me encierro en él, no sé qué expresión ha puesto porque no me moleste en si quiera mirarlo, pero es claro que hay algo que no está bien entre nosotros.
Observo el solitario en mi dedo y suspiro, anoche me lo quite porque no quería pensar en James mientras estuviera en ese lugar y efectivamente no lo hice, al menos no lo pensé más que unos instantes, pero tampoco creo que llevar el anillo me hubiese hecho pensar en él. Es imposible que desde ayer lo único en lo que puedo pensar es sexo, en este deseo descontrolado que se adueña de mi interior cada tanto.
Me quito el solitario y lo dejo sobre la encimera y comienzo a desvestirme para darme una ducha caliente, quizás James tenga razón y solo estoy cansada, ingreso a la ducha y dejo correr el agua hasta que tiene la temperatura adecuada.
Una vez caliente me meto debajo de ella, en seguida el contacto me hace estremecer la he dejado calentar bastante para relajarme, tomo una esponja y la lleno de jabón, cierro mis ojos y comienzo a rosar mi piel con ella, me enjabono con pausa y tranquilidad, mientras más imágenes de la noche anterior llegan a mi cabeza.
De sus manos rosando sus pechos, pellizcándolos, del moreno embistiendo a la rubia con fuerza mientras dejaba caer el látigo sobre su espalda, del hombre de la máscara negra y blanco penetrando a la rubia despampanante por su ano, ella gimiendo enloquecida de placer. Mis manos se deslizan sobre mis pechos, acariciándolos mientras una de mis manos se desliza sobre mi abdomen, hasta mi vientre, el calor en mi entrepierna es evidente.
Deslizo mis dedos sobre mi sexo, húmedo y lleno de jabón, se deslizan con suavidad y facilidad, comienzo a frotarme con pausa mientras imagino que el enmascarado continua follandose a la mujer de piel pálida, sus ojos fijos en mí, intensifico el movimiento de mis dedos, presiono un poco más la esponja contra mi pecho y los atrapo a ambos entre mis manos, aprieto y jadeo de placer, mis dedos continúan con el asalto a mi intimidad, con placer deslizo un dedo dentro de mis pliegues, separando mis labios mayores y hurgando en mi interior.
Muevo el dedo de adentro hacia fuera dentro de mí, con suavidad, mientras con la palma de mi mano estimulo mi clítoris hipersensible, jadeo cuando un segundo dedo acompaña al primero y echo mi cabeza atrás perdida en el placer que siento, el agua cae sobre mi costado, mientas muevo mis dedos con fuerza, con rapidez, justo como el enmascarado penetraba a la rubia después de terminar con la de piel pálida, mis gemido llenan el baño cargado de vapor y finalmente con un estupendo, maravilloso y arrebatador estallido me corro con un grito entrecortado.
Jadeado y con el cuerpo tembloso abro mis ojos para solo ver vapor a mi alrededor, mis sentidos están abrumados por la magnitud del orgasmo y con pausa y cuidado saco los dos dedos que acaban de darme uno de los mejores orgasmos de mi vida, los deslizo sobre mi piel como sus manos recorrieron las fibras de la cuerda mientras amarraba el cuerpo de esas mujeres, echo mi cabeza atrás, tratando de acompasar mi respiración.
Recorro mi tembloroso cuerpo con suavidad, dejándome ir con las sensaciones exquisitas que mis propias caricias están despertando en mí. Para cuando recobro el estado normal de mi respiración estoy totalmente relajada y con sueño, enjuago mi cuerpo y una vez termino con la labor salgo de debajo del agua, cierro el grifo y al salir me envuelvo en una mullida toalla, camino con pereza hasta mi habitación y una vez en ella, me visto con solo una braga y una camiseta sin mangas.
Me meto a la cama y en seguida me quedo dormida, con la deliciosa sensación de un muy buen orgasmo nublando mis sentidos.
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Camino entre suaves y transparentes colgajos de tela, la rítmica, erótica y lenta música llena mis sentidos adormilados, despertándolos poco a poco, me muevo con cuidado entre las telas, un fuerte ruido como el de un chasquido se escucha por sobre la música y me detengo, agudizando aún más mi oído, continuo mi andar guiada por el constante chasquido que cada vez se escucha más cerca, más fuerte, más seguido uno del otro. Cuando finalmente doy con una cortina más pesada la corro y mis ojos se llenan con la perturbadora escena que se desarrolla del otro lado.
El hombre de la máscara dorada, está de pie solo con un pantalón oscuro, un jean, su abdomen totalmente al descubierto, deja a la vista su trabajado, perfecto y esculpido torso, sus brazos están cubiertos con una ligera capa de sudor al igual que su nuca, los cabellos húmedos sobre su frente evidencia el trabajoso esfuerzo que hacen sus brazos al subir y dejar caer el látigo sobre la espalda de una joven.
Ella está de espaldas a él, sus manos atadas a los extremos de una puerta de doble hoja, sus pies apenas y tocan el suelo, están en punta, tensos por los constantes azotes que recibe en su espalda y glúteos, que están marcados de un rojo intenso, el enmascarado no le da tregua levanta una y otra vez su brazo dejando caer el látigo sobre su muy enrojecida piel, con cada uno de los movimientos de su boca escapa un gemido, que no se descifrar si es de placer o dolor, doy unos cuantos pasos dentro de la estancia, fascinada y al mismo tiempo sorprendida por la situación.
Hasta alcanzar al hombre que vuelve a levantar su brazo pero al sentir mi presencia a su espalda, se gira, sus ojos brillan detrás de la máscara llena de deseo, lujuria y un sinfín de promesas de placeres oscuros que puede brindar.
— Estas aquí, ¿lista? es tu turno — murmura acercándose a mí, mis manos se elevan en el aire y tocan su pecho duro y cubierto de sudor.
Exploro su piel disfrutando de la sensación de suavidad y humedad, desciendo hasta su abdomen y delineo la hendidura entre ellos, hasta llegar al borde del jean, el botón del mismo está abierto dejando entre ver la liga de un bóxer de color oscuro.
Una de sus manos se posa sobre la mía electrizando mi cuerpo solo con su toque, mis ojos lo buscan y aunque no soy capaz de ver su rostro juraría que sonríe, su mano mueve la mía hasta su entrepierna endurecida y en cuanto siento las dimensiones del bulto debajo de su pantalón respiro profundo, sintiendo como mi sexo se humedece solo de imaginarlo una vez más desnudo frente a mí.
— Tienes una piel hermosa — murmura, mientras se toca con mi mano — quiero verla enrojecerse bajo mi látigo — mi cuerpo se estremece y cierro los ojos cuando su cuerpo se pega más al mío, su mano libera la mía y sube por mi brazo con delicadeza.
Sujeta la tira de mi blusa y la desliza con pausa, con tranquilidad sin apartar su fogosa mirada de mis ojos, mi cuerpo se caliente a medida que la tira se desliza por mi piel junto con sus dedos, cierro mis ojos cuando hace lo mismo con la otra liberando así mis pechos, que quedan expuestos ante su intensa mirada, esos ojos color miel detallan la forma y lo erecto y endurecidos que se encuentran mis pezones y son sus manos quienes los rozan con una delicadeza delirante.
Jadeo por el rose sintiendo como mi corazón late desbocado, lo escucho reír con suavidad, es una risa picara cargada de deseo. Termina de deshacerse de mi blusa sacándola por mis piernas, cuando va a ponerse en pie, se detiene a escasos centímetros de mis rodillas y allí comienza a subir rozando mi piel con la punta de la nariz de su máscara, la sensación fría en contraste con mi piel caliente me hace echar ligeramente la cabeza hacia atrás soltando un jadeo entrecortado.
Su rostro se pierde entre mis piernas pero no alcanza a tocarme del todo, solo rosa ligeramente mi humedad sobre la tela de mi braga hecha un completo desastre. Avergonzada por tenerlo a mis pies de esta forma busco sus ojos que me miran desde abajo y un deseo irrefrenable se apodera de mí haciéndome gemir involuntariamente.
Esa es la señal que esperaba, ya que toma los bordes de mi braga y los desliza hacia abajo, con lentitud, sus ojos siguen fijos en los míos, sin querer perderse ninguna de mis expresiones, mi cuerpo deshaciéndose de anticipación, una vez me ha despojado de la poca ropa que llevo, se pone en pie, permanece unos segundos a escasos centímetros de mí y luego se separa, dando pasos hacia atrás, tiende una de sus manos en mi dirección. Dudo un instante antes de tomarla y cuando lo hago, su ronca y sexy risa inunda mis oídos.
— muy bien, esta noche disfrutaras del placer que un desconocido como yo puede brindarte, de lo exquisito y maravilloso que puede ser el dolor, de cómo este despierta sensaciones en tu cuerpo que jamás imaginaste sentir — sus palabras una promesa clara que esta noche hará conmigo cosas que nunca he hecho.
Me coloca en medio de las dos puertas donde la chica de un principio ocupaba y ahora brilla por su ausencia, su paradero lo ignoro por completo y la verdad tampoco me importa, cuando una de sus manos se desliza por mi brazo izquierdo rosando de mi piel y dejando a su paso un ardiente deseo, lo eleva en el aire, sus dedos nunca dejan de tocarme lo que me pone y mucho. Además de la calma y la pausa que le imprime a sus movimientos hace de todo esto un momento sumamente erótico.
No puedo apartar mis ojos de los suyos que siguen viéndome, con fijeza como si no deseara perderse ni una sola de mis expresiones, que han de ser muchas. Sobre mi muñeca izquierda se cierra algo con cierta firmeza, pero no busco la fuente de lo que me aprisiona porque su cuerpo ahora está mucho más cerca del mío y soy capaz de percibir el aroma que desprende su piel.
Un olor masculino, fuerte, que embriaga mis sentidos y me hace entre abrir los labios y humedecerlos, muero por probar su boca, saber cómo se siente besarlo, perdida en mis propios deseo no me percato que hace el mismo procedimiento con mi brazo y mi muñeca derecha, cuando estoy completamente atada desde mis brazos, da un paso atrás admirando mi cuerpo, justo en ese instante soy consciente de donde me he metido.
Sus ojos me recorren con avidez, llenos de lujuria, de deseo, de lascivia, mi cuerpo se calienta y siento como la humedad comienza a dejar mi entrepierna, humedeciendo la parte interna de mis muslos, me remuevo un poco notando que mis pies tocan el suelo vagamente.
Una vez más sus manos se posan sobre mi piel; mis pechos son esta vez el centro de atracción, sus manos grandes y suaves se cierran sobre ellos y lo veo respirar profundamente como si necesitara armarse de valor y controlar sus impulsos. Masajea mis pechos con ganas, pero sin llegar a hacerme daño, los magrea y acaricia como si le pertenecieran y hubiese hecho esto un millón de veces, conociendo la presión y la fuerza que debe ejercer sobre ellos para volverme loca con su toque.
Sus manos se mueven con un poco de brusquedad hasta mi cuello, donde las deja unos segundos sujetándolo con firmeza, sus ojos calcinan mi cuerpo con deseo antes de posarlos deliberadamente en los míos, un estremecimiento recorre mi cuerpo cuando soy consciente de la intensidad de su mirada, luego lo libera y continua con su caricia hasta mis mejillas, pega su cuerpo al mío, agotando el poco espacio que queda entre nosotros.
El calor que emana de su pecho desnudo eriza mi piel y soy capaz de notar su respiración agitada a través de la máscara, su pecho se agita, rosando mis pezones erectos y haciéndome estremecer.
— voy a follarte — murmura haciendo que jadee — primero hare que te corras con mis dedos, luego te dejare sentir la sensación del cuero sobre tu delicada y suave piel finalmente te llenare por completo y te arrancare gemidos de placer — mi boca se abre para ayudarme a respirar mejor, no ha empezado a tocarme y ya estoy desesperada.
Sus manos se deslizan de mis mejillas hasta los costados de mi cuerpo, recorriéndolo hasta mi vientre donde lo siento juguetear con mi piel en busca de ese punto que poco a poco descubre y estimula como un puto Dios, lo acaricia con suavidad con la yema de su pulgar, con un movimiento lento mientras un par de sus dedos juguetean en mi abertura, humedeciéndolos con mis fluidos. Jadeos descontrolados se escapan de mis labios, mi cuerpo se tensa y mi cadera se mueve por si sola en busca de mayor contacto, en busca de esas sensaciones que está arrancando de mi cuerpo.
Lo escucho reír con suavidad cuando me penetra con sus dedos y arqueo la espalda, dejando que mi cabello caiga sobre mi espalda desnuda y mis pechos choquen contra su pecho duro, echo mi cabeza atrás presa de un placer incontrolable, su mano libre masajea con fuerza con uno de mis pechos, lo magrea, lo amasa, lo aprieta y lo estruja con ganas.
— Estas tan jodidamente húmeda, — jadea con voz ronca en mi cuello, deleitándome con esa voz que me hace estremecer— tienes un coño estrecho, siento como aprisiona mis dedos y los succionan — continua su plática morbosa en mi oído, mientras sus dedos se mueven con maestría dentro y fuera de mí.
Un calor intenso se desprende de mi sexo, expandiéndose por todo mi cuerpo mientras siento como los temblores se abren paso desde mis piernas hasta mis brazos, en cuestión de segundos me pierdo en una bruma de completo y absoluto placer, uno que nunca había experimentado en mi vida, no soy consciente de nada a mi alrededor, solo de este deseo desmedido, de sus manos tocándome, de su respiración agitada y los gruñidos roncos que salen de su garganta mientras me masturba con una intensidad que me hace alcanzar ese punto en que mi garganta suelta un alarido entrecortado y me corro con intensidad, mi cuerpo tiembla incontrolablemente y mis piernas se contraen involuntariamente experimentando los estragos del orgasmo.
Sus dedos abandonan mi cavidad rosando con delicadeza mis muslos húmedos, ascienden por la cara frontal de ellos hasta rosar mi abdomen, rodea mis pechos con suavidad y delicadeza para luego dejar mi cuerpo. Abro lo ojos buscándolo, necesito sentirlo, necesito saber dónde está y sentir sus manos sobre mí una vez más.
Esta de espaldas a mí, puedo notar como sus músculos se tensan ligeramente cuando mueve uno de sus brazos para tomar algo que esta sobre una mesa, cuando se gira mis ojos se abren como platos al notar el látigo de cuero en sus manos. Muerdo mis labios ante lo que me espera, sus ojos están fijos en los míos, me observa intensidad, ese tono miel oscurecido por el morbo y la lujuria solo los hace más atractivos, me remuevo presa de la necesidad que siente mi cuerpo de tenerlo cerca.
Da un pasos lentos y calmados a mi alrededor sin apartar sus ojos de mi cuerpo, quemándolo con esa mirada lasciva y llena de deseo, para luego continuar haciéndolo pero esta vez acariciándome con las hebras de cuero, el rose delicado de estas estremece mi piel, mi corazón se acelera aún más por la expectativa y cierro mis ojos a la espera del azote, que no demora en llegar.
El cuero choca con la piel de mi espalda sorprendiéndome y arrancándome un grito de sorpresa, una vez más siento caer la fibra sobre mi costado pero esta vez es un gemido de placer lo que sale de mi boca, l sensación picosa unida al ligero ardor que siento es excitante, mis manos se cierran sobre las muñequeras que me sujetan a la puerta y las aprieto con fuerza, atrapada en el deseo desmedido y agonizante, que me consume con rapidez.
Me azota, una, dos, tres, cuatro, incontables veces acrecentando mi excitación conforme los golpes marcan mi piel, de un momento a otro lo siento frente a mí, el calor que desprende su cuerpo unido al olor varonil de su loción, entremezclado con el aroma a sexo que desprende me hace abrir los ojos, los suyos brillan con intensidad.
Sus manos están sobre su erecto y venoso miembro que apunta mi vientre, lo masajea de arriba abajo, frotándolo con desinhibición, sabe muy bien lo que hace, verlo allí de pie frente a mí, masturbándose con sus ojos prendados de mi es una escena maravillosamente cautivadora, mi entrepierna se contrae deseosa de sentirlo, parece leer mi mente porque toma una de mis piernas y la eleva en el aire, para que rodee su cintura con ella, el rose de su piel contra la mía es fuego abrazador.
Acomoda su polla en mi entrada, rosándola y bañándose con mis jugos que no paran de salir de mi interior y humedecer su polla que pronto me penetra de una sola estocada, fuerte, certera, con rudeza me llena por completo, grito sin poder controlarme, jadeo entrecortadamente cuando vuelve a embestirme. Su tamaño, grosor y movimientos son una dolorosa pero maravillosa tortura que no se si detener o continuar.
Quiero liberar mis manos y sujetarme a su espalda, para estar más cómoda, para pegarlos más a mí pero no logro hacerlo, sus caderas se mueven con fuerza, estampando llenando el lugar de ese ruido de la piel al chocar, siento como me llena como su miembro se mueve dentro y fuera de mi llenándome por completo y alcanzando lugares que nunca antes nadie había podido alcanzar, el placer se entremezcla con el dolor que siento al sentirlo tan dentro de mí y en cuestión de segundos vuelvo a correrme con estrepito.
— Lizzy eres exquisita, amo la forma en que tu cuerpo se deshace en mis manos, como mi polla se funde en tu interior — su voz ronca me enloquece — Lizzy — me fascina como su voz acaricia mi nombre
—Lizzy, ¿amor? — la voz de James me despierta, mientras su suave toque me mueve con cuidado — despierta hermosa, ¿estás bien? — abro mis ojos de golpe, mi respiración es un completo desastre y estoy desorientada.
Me siento y busco sus preciosos ojos azules, que me mira con preocupación, limpio mi frente empapada de sudor y me remuevo incomoda al notar la humedad en mi sexo. Parpadeo tratando de poner en orden mis ideas y las sensaciones que estaba experimentando mi cuerpo, que siguen allí como si de verdad hubiesen estado pasando.
Mierda nunca había tenido un sueño húmedo, de hecho nunca me había sentido como me sentí en ese sueño.
Miro mis manos tratando de entender que es lo que está pasando conmigo, como es que estoy en esta alocada situación y como es que he logrado mojarme tanto solo con un simple sueño, quizás todo lo que vi anoche me ha impactado más de lo que creí o en realidad todo se resume a ese hombre y al deseo que ha despertado en mí, si definitivamente algo —por no decir todo— me ha dejado prendida de él.
— ¿una pesadilla? — susurra James a mi lado acariciando mi mejilla y apartando algunos mechones de cabello de mi cara.
— Eso creo — murmuro con voz ronca, evitando mirarlo, sintiéndome algo avergonzada por el sueño y por estar deseando eso con un perfecto extraño.
— ¿amor? — me llama tomándome del mentón y haciendo que lo mire, su sonrisa se ensancha cuando lo veo y suspiro — toda esta bien, estoy aquí — deja un cálido beso sobre mis labios y suspira sobre ellos — te amo Lizzy — murmura una vez más haciendo que mi pecho se contraiga con las emociones encontradas que estoy sintiendo — ven vamos a cenar, prepare lasaña
No me muevo, solo lo observo unos instantes, hasta que me sonríe con calidez y le devuelvo el gesto forzadamente, se pone en pie se aleja. James sale de la habitación dejándome sola, para que me arregle para salir, me toma algunos minutos centrarme y organizar mis pensamientos, ya que una imagen clara de ese dios griego follandome llega a mi cabeza y me hace respirar profundamente, ha sido demasiado intenso, demasiado real.
Una vez me pongo en pie, tomo una bata y cubro mi cuerpo con ella, salgo de la habitación y el rico aroma a comida llega hasta mis fosas nasales, distrayendo un poco mis eróticos pensamientos. La risa divertida de James y Winter llega hasta mis oídos y sonrió al escucharlos.
Esos dos se llevan de maravillas, cuando entro en la sala mi mejor amiga está sentada frente a él con una copa de vino en su mano y una enorme sonrisa.
— Despertaste bella durmiente — comenta divertida y sonrió, dejándome caer a su lado.
— ¿todo bien? — pregunta James mirándome con cariño.
— Tonta, no empieces — le advierto a mi mejor amiga antes que comience con sus comentarios — Sí, todo bien, huele delicioso — respondo a James con una sonrisa mientras Win se sirve una copa más de vino.
— ¿Qué hiciste anoche Lizzy? — pregunta Winter en tono divertido haciendo que me gire de golpe y la vea mal unos instantes.
Por suerte James esta de pie dándonos la espalda sirviendo la cena.
— trabajar — respondo abriéndole los ojos de par en par y ella rie divertida, mientras da un sorbo a la bebida
— ¿Conseguiste alguna cosa excitante del magnate? — pregunta con doble intención y suspiro negando con la cabeza mientras ella disfruta de su travesura.
— no mucho, mas de lo mismo
— que pena yo tuve una noche jodidamente erotica — agrega mirándome con picardía y luego suelta una carcajada al notar la mirada seria que le dedica James — no me veas asi — le advierte señalándolo con el dedo índice — soy honesta y fue una noche excitante — James pone sus ojos en blanco y niega con la cabeza
— ¿Cómo es que puedes estar con ese tipo, tienes idea de lo que hace mientras no esta contigo? — Winter rie y se encoge de hombros
— honestamente no me interesa lo que haga siempre y cuando regrese a mi y me llene de placer, pero tu no sabes de esas cosas porque lo tuyo es el sexo vainilla — le suelta en tono burlon y James sonríe con orgullo
— no es sexo vainilla se le dice hacer el amor — le aclara y mi mejor amiga rie divertidísima yo pongo los ojos en blanco porque se por donde va la discusión.
James y Winter continúan su conversación y yo me pierdo en ese sueño una vez mas, en la forma en que las manos de ese hombre me tocaban como si me conociera de toda la vida, como si ese acto fuera algo normal entre ambos.
— Lizzy — Winter mueve mi hombro trayéndome de regreso a la realidad — ¿me estas escuchando? — frunzo el ceño y niego
— no lo siento estaba pensando en otra cosa — ella me ve con curiosidad y luego su sonrisa se ensancha
— ¿algo interesante? — el tono cómplice no me pasa desapercibido y suspiro riendo
— sí, bastante — le sigo la corriente y ella ríe mientras James da un sorbo a su copa
— ha estado todo el día en otro mundo — dice acariciando mi mano con dulzura y Winter sonríe de lado
— no me imagino porque — agrega llevándose la copa de vino a los labios y mirándome con complicidad.
La noche transcurre entre conversaciones divertidas y comentarios subidos de tono por parte de Winter como siempre, para mi es lo más normal del mundo y aunque James está acostumbrado a ellos siempre se altera un poco cuando estos llegan a ciertos límites explícitos.
— voy a dormir estoy exhausta, esto de follar incontables veces y que te hagan de todo realmente agota — comenta divertida Win en la puerta de su habitación recogiendo su cabello en un moño flojo.
— Ya cállate y ve a descansar — le espeta James con cierta diversión aventándole un cojín del mueble que choca contra una de sus piernas y al caer al suelo
— O'Neill cuida tu boca no querrás que te castre y libere a mi amiga de tu aburrido apetito sexual — James toma otro cojín y se lo lanza antes que Winter suelte una carcajada y se pierda en el interior de su habitación
— En serio un día de estos va a pasar un susto — comenta James con una sonrisa en los labios resignado a que mi amiga no cambiara.
Se gira para mirarme mientras yo aún continuo riendo de sus locuras, se inclina hacia mí y deja un beso en mis labios.
— A dormir hermosa — dice poniéndose de pie y tirando de mí.
Lo sigo hasta dar varios pasos delante de él, sin soltar su mano, él se apresura un poco y rodea mi cintura con sus brazos mientras mete su rostro en mi cuello y deja un beso en la línea de mi mandíbula.
— te amo — susurra una vez más y yo no sé qué demonios contestar, sonrió y ladeo mi rostro para besarlo como respuesta.
Esas palabras son demasiado grandes e importantes, no puedo decirlas así como así, lo quiero pero no tanto como para decirlas y me apena porque en serio me gustaría sentir el mismo amor que siente James por mí.
— Me daré una ducha, ya regreso — besa mis labios y se va hasta el baño y cierra la puerta detrás de el con seguro.
Pongo mis ojos en blanco al escuchar el chasquido de la puerta y niego con la cabeza, porque James será así de reservado y cohibido respecto al sexo y la desnudez, es un poco exasperante, rio porque hasta ahora no me había molestado.
Quito la bata que cubre mi cuerpo y regreso a la cama sin ponerme más ropa de la que ya tenía, me meto debajo del cobertor y me siento a esperar por James, que no demora mucho en salir, cuando lo hace lleva una toalla alrededor de la cintura y con otra seca su cabello, sus ojos se posan sobre mí y sonríe de lado, me guiña un ojo y camina hasta mi armario de dónde saca un pantalón de chándal y una camiseta.
Se viste y después de dejar las toallas en el baño regresa a la cama y se acomoda junto a mí, rodea mi cintura y me ve con amor, sonrió acariciando su cabello y el suspira con el acto, adora que haga esto.
— ¿Cómo están tus padres? — pregunto después de unos segundos de silencio
— Ansiosos — responde buscando mi mirada — quieren saber que responderás — al escucharlo decir aquello mi garganta se seca y mi cuerpo se tensa, el no parece notarlo por lo que continua — mi madre quiere que celebremos la ceremonia en la misma iglesia donde ella y mi papa se casaron, pero les dije que eso sería algo que tú y yo decidiríamos — no puedo escucharlo hablar de esto como si fuera un hecho.
— James — lo detengo, el eleva sus ojos hasta los mío y sonríe con calidez
— si lo se amor, aun estás pensándolo pero no iba a decirles eso a mis padres — no sé cómo sentirme con su respuesta, porque en realidad no tengo nada que pensar, estoy muy segura que no quiero casarme, suspiro y le regalo una sonrisa forzada, él se levanta y besa mis labios con lentitud.
Su lengua se mueve con cuidado hasta el interior de mi boca y danza dentro de ella con cuidado, su cuerpo se inclina más sobre mí y sus manos recorren mi cintura atrayendo más hacia él.
Su cuerpo pronto cubre el mío y siento como su miembro comienza a despertar, dentro de su pantalón de chándal, sus besos siguen siendo suaves, dulces, cariñosos, expresando todo el amor que siente por mí, pero extrañamente mi cuerpo no responde como otras veces. Sus manos me tocan con cuidado y anhelo esa fuerza y ese deseo carnal que la fuerza de la lujuria impone a los movimientos.
Pero no, James continua con su ritual de lenta adoración, se deshace de mi camiseta y llena de besos mi cuello, hasta alcanzar mi pecho, allí los besa y lame con delicadeza, sin presión, con sumo cuidado, sus besos continúan hasta mi abdomen y allí se detiene para regresa a mi boca.
Sonríe de lado al verme y forzó otra sonrisa, acaricio su mejilla y cierro los ojos cuando vuelve a besarme, tratando de disfrutar y entregarme al momento, a sus caricias y sus besos tiernos, pero no me es suficiente, no es lo que quiero no es lo que deseo en este instante.
James continua llenándome de carias y besos, hasta que ambos estamos completamente desnudos, el acomodándose con cuidado entre mis piernas y yo separándolas para él, siento su miembro en mi abertura ligeramente húmeda, entra en mi con suavidad y se deja caer un poco más sobre mi cuerpo, los movimientos de su pelvis contra la mía son rítmicos y pausados, besa mis hombros mi cuello y juguetea con mis labios.
Hasta que comienza a moverse un poco más rápido y en cuestión de minutos sé que esta por correrse así que hago un esfuerzo y trato de concentrarme en las sensaciones que está experimentado mi cuerpo pero no son tantas ni tan intensas como para llevarme al éxtasis por lo que termino fingiendo un alarido en el instante en que un gruñido sale de su boca y siento la tibieza de su semen en mi interior.
Su respiración es agitada mientras deja besos en mi cuello y luego alcanza mis labios, me besa con cariño y sonríe.
— Te amo tanto Lizzy — susurra, un montón de sentimientos estallan en mi pecho, culpabilidad, frustración, tristeza y anhelo a algo que no sé qué es exactamente.
James se acomoda a mi lado buscando la ropa y comenzando a cubrirse con ella, me sonríe con cariño y susurra con voz ronca aun.
— Ve a lavarte te espero aquí para dormir — asiento sin poder decir nada y me pongo en pie, presionando los músculos de mi vagina para evitar hacer un reguero.
A la mañana siguiente despierto temprano, James duerme cómodamente a mi lado rodeando mi cintura, permanezco algunos minutos en la cama, pensando en la noche anterior y como no fui capaz de llegar al éxtasis si quiera con él. Suspiro y paso mis manos por mi rostro, con cuidado quito la mano de James y él se remueve un poco entre las sabanas.
Me pongo en pie y camino hasta el baño, donde con rapidez hago mi aseo personal, me tejo una trenza en el cabello y salgo, hurgo en mi armario en busca de ropa deportiva y una vez estoy vestida salgo de la habitación sin hacer ruido, necesito salir y despejar mi mente.
Salgo al aire libre y tomo el camino que me lleva al parque Mon-Repos para trotar un poco, es domingo por lo que en algunas horas estará lleno de familias y turistas que se pasean por sus áreas verdes. Los auriculares en mis oídos me distraen un poco más de mis pensamientos.
Mientras canto en silencio los temas de Sin Bandera esos que tanto me gustan, corro entre los árboles y deslumbro a aquellos corredores que salieron mucho antes de mí, más adelante un grupo de chicas trota riendo y conversando, paso de ellas y suspiro al estar llegando al límite, hace rato que no me ejército y está comenzando a pasarme factura.
Me detengo y tomo un poco de agua, antes de notar que otro grupo de chicas pasa y comienza reír y señalar en una dirección en específico, mi ceño se frunce porque eso es un poco raro. Camino hacia el lado que da al lago y en cuanto veo el motivo de tanta atención sonrió.
Hay un par de hombres de espalda haciendo ejercicios y debo decirlo vaya que son atractivos al menos sus cuerpos lo son, cuando uno de ellos se gira reconozco el perfil y me sorprendo. Esa barba muy bien cuidada, esa sonrisa divertida, arrogante y amplia y ese cabello al viento de lo más despreocupado.
Ajax Fellner ríe y conversa muy amenamente con otro sujeto que no alcanzo a reconocer, ya que permanece de espaldas, aprovecho el instante para detallar al empresario, lleva un jogger y una camiseta que deja ver sus trabajados brazos, sonrió de lado porque el bastardo está muy bueno en verdad.
En ese momento como si mi mirada le pesara gira en mi dirección y nuestras miradas coinciden, su sonrisa se ensancha y hace una señal a su acompañante que se gira para verme, Volker me ve un instante sorprendido luego en sus labios se dibuja una sonrisa.
Levanta su mano y me saluda, su compañero se limita a seguir sonriendo en mi dirección, descubierta con las manos en la masa, o mejor dicho con los ojos en ellos, echo a caminar hacia donde están de pie. Al darles alcance Ajax echa su cabello hacia atrás con una de sus manos y sonríe más ampliamente.
— dichosos los ojos que te admiran — comenta con tono divertido y sonrió forzosamente
— Señorita White — me saluda Volker tendiéndome una de sus manos, la cual sostengo y él sonríe, poniendo sus hermosos ojos grises en mí.
Joder, porque estos tipos tienen que ser tan guapos.
— No sabía que corrías por aquí — comenta Ajax acercándose un poco más para estrechar mi mano
— No tendría forma de saberlo señor Fellner — corto rápidamente su intento de entablar una conversación amistosa, Volker ríe divertido y lo observo un instante.
— ¿Cómo está? — le pregunto en su amigo y ríe
— por favor no me trates de usted, al menos no fuera de horario laboral, no me siento cómodo — me comenta con amabilidad y asiento
— de acuerdo, ¿cómo te va?
— Estupendo, relajando un poco la mente — comenta con monotonía, mientras yo fijo mis ojos en Ajax que no deja de mirarme.
— ¿Qué harás hoy Elizabeth? — su pregunta me toma por sorpresa, pero me recupero rápidamente
— ¿Por qué?
— Tengo una invitación que hacerte y estoy seguro que vas aceptarla — Volker lo ve con curiosidad y yo eleve una de mis cejas y me cruzo de brazos
— ¿Qué te hace pensar eso?
— eres periodista y no perderías una oportunidad como la que estoy a punto de ofrecerte
— Ajax — Volker le habla en tono de advertencia y mi ceño se frunce, pero su amigo solo ríe sin prestarle atención
—Hoy en la Mansión Metzler se celebra un desayuno, estoy invitado y creo que sería una oportunidad maravillosa para que puedas ver un poco de eso que tanto buscas para tu reportaje, ¿Qué dices? — Volker respira profundo a mi lado negando con la cabeza mientras Ajax parece disfrutar de mi indecisión.
— ¿Quiénes estarán? — pregunto después de unos segundos y ríe con suavidad
— ya pique tu curiosidad ¿no es así?
— Elizabeth si nos disculpas un momento — nos interrumpe Volker mirando con seriedad a Ajax que lo ve con expresión divertida.
Se apartan un poco y veo como Volker murmura algunas cosas en su dirección, luce molesto pero Ajax por el contrario se ve relajadísimo sus ojos siguen fijos en mí y luego de unos instantes los desvía y murmura algo más que parece tranquilizar a Volker ya que este respira profundo y niega un instante, pero ambos regresan junto a mi después de unos segundos.
— Los padres de Kai, su hermana y por supuesto yo — dice respondiendo a mi pregunta y sonrió de lado.
Su propuesta me parece una idea alocada y repentina, pero tiene razón cuando dice que podría ser una muy buena oportunidad.
— Hecho — respondo con rapidez y Ajax sonríe ampliamente
— maravilloso, necesito tu dirección para pasar ti — mi ceño se frunce y niego un instante — no van a dejar entrar a una periodista a esa mansión a menos que vengas conmigo o Volker y el no ira — dice con simpleza dándome muy pocas opciones.
Suspiro resignado y asiento, comienzo a dictarle mi dirección mientras él toma nota en su teléfono, cuando finalizo, su sonrisa de triunfo me molesta, pero lo ignoro.
— está bien pasare por ti en una hora, ¿está bien para ti? — pregunta guardando su teléfono en el interior de uno de los bolsillos del jogger.
— Si está bien — me giro hacia Volker que ahora mantiene un semblante serio — nos vemos Volker — me despido de él elevando mi mano, el solo inclina su cabeza y sonríe de lado.
Corro de regreso a casa, sabiendo que tendré muy poco tiempo para arreglarme pero no me importa, será algo rápido y no muy elaborado, cuando llego a casa, el olor a café inunda mis sentidos, camino deprisa por el pasillo directo a mi habitación.
Cuando abro la puerta mi cama esta tendida a la perfección y todo está en su santo lugar, frunzo el ceño y recuerdo de golpe que James está aquí, joder ¿Cómo demonios olvidas que tú novio amaneció contigo?
Ingreso a la habitación quitándome la ropa con rapidez para ducharme mientras escucho movimiento en la cocina, debe ser James preparando el desayuno. Me encierro en el baño y me doy una ducha rápida de cinco minutos, salgo me envuelvo en una toalla y en cuanto dejo el baño y me adentro en mi habitación quedo de un pieza.
James está sentado en la cama con dos tazas de café en la mano y esa sonrisa encantadora.
— Hola amor buenos días — se pone en pie y camina hasta mi deja un beso sobre mis labios y me tiende una de las tazas — chocolate como te gusta — murmura y sin poder evitarlo sonrió — ¿saliste a correr? — pregunta observando el desastre que he dejado en el suelo.
— Si necesitaba activarme — respondo mientras doy un sorbo al chocolate y tiene razón está muy bueno, abro la puerta del armario y busco que ponerme con rapidez localizo un atuendo apropiando.
Un jean negro tubito, una blusa blanca, un blazer color crema con sandalias del mismo tono y un bolso a juego. Dejo todo sobre la cama con prisas bajo la atenta mirada de James, que luce extrañado.
— ¿A dónde vas? — pregunta una vez dejo caer la toalla en el suelo y comienzo a buscar mi ropa interior sin prestar atención que estoy completamente desnuda ante él y la puerta de la habitación está abierta.
Por lo que el con paso decidido y el ceño fruncido camina hasta ella y la cierra, yo me limito a colocar mis bragas y mi sujetador, para luego enfundarme en el jean.
— cuando salí a correr me topé con Fellner — le explico con rapidez mientras intento subir el pantalón por mi piernas — es uno de los socios de Metzler, me invito a un desayuno en casa del magnate y no voy a perder esta oportunidad de verlo en su propio ambiente — tomo la blusa y comienzo a pasarla sobre mi cabeza — vendrá por mí en — hago una pausa y tropezando con el desastre que tengo regado en el suelo casi caigo de bruces — ay mierda — me quejo en español y James ríe divertido al escucharme
— amor tranquilízate, con la prisa terminaras por hacerte daño — se inclina y comienza a recoger mis cosas mientras busco mi teléfono y lo enciendo
— Puta madre — murmuro cuando la luz de la pantalla ilumina el desastre que es esta, James detrás de mi suspira, odia que utilice estas palabras
— Amor — me reprende pero no le prestó atención, no sé exactamente cuánto tiempo me queda para que Ajax llegue por mí.
Salgo de mi habitación descalza en busca de mi estuche de maquillaje que estoy segura que lo había dejado en mi habitación pero no está, busco en la cocina mientras James me sigue de cerca sin decir nada.
— ¿Por qué tanto alboroto? por dios es de madrugada — se queja Winter saliendo de su habitación.
— ¿has visto mi estuche de maquillaje? — le pregunto desde la sala y ella camina hasta el espacio que divide los ambientes y niega con la cabeza
— Buenos días O'Neill — saluda a mi novio pasando detrás de él dirigiéndose a la cocina — amo cuando este hombre está en casa, Lizzy asegúrate de llevarme contigo cuando te cases por favor — afirma desde la cocina y sé que lo dice porque seguramente el desayuno ya está sobre la mesa, incluido el de ella.
— Lizzy amor — me llama James desde la puerta de la cocina con el estuche de maquillaje en la mano, sonrió y me acerco a él para tomarlo, beso sus labios para agradecerle y entro a la cocina seguida por él.
Como había pensado, la mesa esta puesta con tres platos, tostadas, café, chocolate y jugo para Win, este hombre conoce muy bien nuestros gustos y se asegura de consentirnos a ambas siempre que puede.
Winter le arroja un beso desde la distancia y con la boca llena de tostadas le dice divertida
— si no se casa contigo promete que seguirás haciendo todo esto por nosotras — el comentario me parece de lo más desagradable por lo que la fulmino con la mirada pero ella ni cuenta se da, en ese instante el timbre de la puerta suena y todo en mi cuerpo se alerta.
— mierda, ¿Qué hora es? — murmuro cuando salgo corriendo a mi habitación ansiosa.
— de acuerdo yo abriré — grita Winter desde la cocina, porque James apenas salí de ella me siguió.
— Amor cálmate, va a darte algo — dice desde la puerta cuando ve que me siento sobre la cama y comienzo a ponerme los tacones apresurada.
La fuerte risa picara de Winter me hace fruncir el ceño, me giro hacia la puerta para ver a James que tiene la misma expresión que yo, se gira y sale de la habitación sin decir nada, mientras yo continuo arreglándome.
No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado pero espero que no se me haga tarde, cuando termino de colocarme el blazer, echo andar hacia la puerta de mi habitación, para ver porque Winter continua con esa risa picara.
Hecho mi cabeza al frente para hacerme una coleta alta.
— Win con ¿Quién carajos coqueteas tan temprano? — pregunto mientras recojo mi cabello y echo mi cabeza atrás.
Me detengo en seco al verlo, Ajax está de pie cerca de la puerta con sus manos en los bolsillos de su jean, una sonrisa pícara dibuja sus facciones y su expresión despreocupada pero divertida me hace mirarlo unos instantes antes de posar la mirada en mi mejor amiga y darle una repasada.
— por Dios Winter anda a vestirte — le espeto alterada al notar que solo lleva una blusa de tirantes ajustada a su cuerpo y un cachetero.
Ajax la repasa de arriba abajo y ríe divertido con picardía
— Por mí no te preocupes, no me molesta en absoluto — Winter se muerde el labio en respuesta mientras Ajax la devora con los ojos.
El ruido de una garganta al aclararse me recuerda que James sigue en casa y que esta asesinando a Ajax con los ojos, luego desvía su mirada a Win que hace exactamente lo mismo que el otro solo que con él.
— Win, creo que está sonando tu teléfono — le dice entre dientes James, mientras ella parece ignorarlo por completo — Winter — ella pone sus ojos en blanco y respira frustrada
— Ay si ya O'Neill ya me voy a vestir — le da una mirada coqueta a Ajax que le guiña el ojo y echa andar hacia nosotros contorneando su cuerpo — se ve muchísimo mejor en persona — murmura al pasar a mi lado y luego ríe divertida cuando yo bufo
— Lo siento, es mi mejor amiga y acaba de levantarse — murmuro tratando de disculparme, pero Ajax parece encantado.
— Me gustaría ser recibido así en cada casa que llego — comenta con picardía ganándose una mala mirada de James — ¿estas lista hermosa? — pregunta pero niego
— Solo dame cinco minutos y estaré lista — me giro y vuelvo a toparme con la mirada interrogante de James, pero lo dejo estar, no tengo tiempo para explicarle más.
Corro a mi habitación y meto dentro del bolso el estuche de maquillaje, mi grabadora, un blog de notas, pluma y me aplico un poco de perfume antes de tomar el bolso, meto el teléfono de mala gana al contemplar la pantalla rota y echo andar hacia el pasillo.
Cuando salgo la tensión en el ambiente es notable, miro como James fulmina con la mirada a Ajax que parece de lo más relajado y ajeno a la presencia o la mirada que le dedica mi novio, paso junto a este y tomo mi abrigo, las llaves del departamento y camino hasta la puerta.
— Lizzy no se te olvida algo — la molestia en la voz de James me detiene en seco, una risa suave y divertida sale de los labios de Ajax
— Te llamo luego James — le aviento un beso en el aire y miro a Ajax para que salga antes que yo, el me ve un instante luego a James y ríe antes de salir.
No vuelvo a mirar a James, sé que esta cabreado por toda la situación, pero no tengo tiempo para esto, mientras caminamos por la calle hacia el elegante auto de Ajax el me ve detalla de arriba abajo.
— No tan formal pero muy hermosa — agrega en tono pícaro y pongo los ojos en blancos
— te voy agradecer que no comiences ¿sí? — el ríe divertido mientras abre la puerta del auto para mi
Luego lo rodea y sube al lado del conductor enciende el auto que ronronea con delicadeza y sonrió, el sale del puesto y comienza andar por la calle poco concurrida.
— ese tal James ¿es tu novio? — pregunta después de algunos segundos en silencio
— Si — respondo cortante y el ríe — no te importa si me maquillo un poco aquí ¿verdad? — pregunto mientras abro mi bolso y saco mi estuche
— adelante será interesante ver como una mujer se maquilla — suelta en tono burlón y bufo.
El camino hasta la mansión Metzler lo hacemos en silencio, por supuesto yo vengo metida en mis pensamientos, porque no tengo idea de lo que voy a encontrarme en esa casa ni cuál será la actitud del magnate en cuanto me vea, pero por las pocas veces que nos hemos encontrado estoy seguro que pegara el grito en el cielo y querrá asesinar a su colega.
— Lizzy ¿no? — vuelve al ataque Ajax a mi lado, mientras se adentra en una de las zonas más exclusivas de ginebra.
— No, para ti soy Elizabeth — el ríe y asiente
— de acuerdo Elizabeth, debes saber algo — comenta tomando una expresión seria que me pone en alerta — los Metzler son una familia muy reservada y si estoy haciendo esto como muestra de confianza para que aceptes nuestro trato y trabajes para nosotros — frunzo el ceño y lo veo con curiosidad — por favor nada de lo que veas aquí puede ser publicado sin antes ser autorizado por nosotros — sus ojos se desvían un instante del camino y se posan en mi — de lo contrario te demandaremos y dudo mucho que puedas manejar una cosa como esa — su amenaza me hace elevar las cejas y reír suavemente
— Ya empezamos a mostrar las cartas — el ríe divertido y asiente
— Solo te advierto lo que pasara — se encoge de hombros mientras se detiene ante un enorme portón negro.
Mi boca se abre al verlo, esto es enorme, Ajax baja el vidrio de su lado y se acerca a la pequeña pantalla que escanea su rostro y luego un pitido.
— Bienvenido señor Ajax — una voz femenina lo saluda y él sonríe, al momento que la puerta negra se abre y un enorme jardín me deslumbra, oh por dios, si esta es solo la entrada no quiero imaginar el interior, esto será interesante.
Nota del autor: hola, hola mis gamers, como les va? que les ha parecido este capitulo, por curiosidad, alguno ha tenido un sue;o humedo??? debo reconocerlo yo si jajajajaja, y vaya que me da calor recordarlo jajajaja en fin, que opinan de la relacion de James y Lizzy? alguna vez han tenido que fingir un orgasmo chicas? por otro lado, que demonios creen que va a pasar en ese desayuno, se lo imaginan? jajajaja un beso enorme espero hayan disfrutado y por aca les dejo el tema de este capitulo.
Este tema me gusta muchisimo, espero lo disfruten!
besos gracias infinitas por el apoyo y leernos!
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