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✪ : D O S

Lottie esperó fuera del centro de alistamiento, mordiéndose nerviosamente las uñas. Sus ojos no se apartaban de la puerta, esperando en silencio a que el hombre que estaba detrás de ella saliera y volviera con las noticias. Una parte de ella esperaba que fueran buenas noticias, y la otra que se lo denegaran una vez más.

Varios hombres salieron del edificio, celebrando con sus amigos el alistamiento en la guerra. Silbaron y llamaron a Lottie, que hacía lo posible por ignorarlos, con la mano derecha agarrada con fuerza a la falda de su vestido azul oscuro de lunares.

—¿Es esa la pequeña Lottie Watson?

La joven mujer puso los ojos en blanco. Reconocería esa voz en cualquier parte, era la irritante voz que siempre la llamaba desde la mesa 5 de la cafetería durante sus turnos. Charles Issac, un snob que se creía con derecho a todo.

—Puedes llamarme Charlotte, sólo mis amigos me pueden llamar Lottie —respondió con voz monótona. Le echó una rápida mirada mientras se apoyaba en la pared junto a ella, pero mantuvo la vista fija en las puertas mientras esperaba a que saliera su mejor amigo.

—Vamos, muñeca. Pensé que ya éramos amigos.

Lottie sintió las yemas de sus dedos rozar el interior de su muñeca, y los recuerdos pasaron por delante de sus ojos en un instante.

—¡Hazlo otra vez!

Charlotte resopló y se apartó los mechones de pelo de la cara mientras miraba a su padre. Él le sujetaba la muñeca izquierda, mirándola con desprecio y esperando a que hiciera algún movimiento. Charlotte tiró de ella para intentar zafarse de su agarre, pero fue inútil.

—Papi, no puedo. Eres demasiado fuerte.

—No importa lo fuerte que sea tu atacante, importa lo fuerte que seas tú.

Charlotte gruñó, intentando girar la muñeca de su padre y zafarse una vez más. Pero no sirvió de nada. Su agarre era como el hierro.

—¡No soy lo suficientemente fuerte!

—No importa lo fuerte que seas físicamente —Thomas Watson dio un paso adelante, tocando ligeramente la frente de su hija, que le miraba—. Lo que importa es que seas más inteligente. Si no puedes vencer a tu oponente físicamente, lo vences mentalmente. Bucky no puede estar ahí para ti todo el tiempo, y pronto yo tampoco podré. Piensa en tu manera de resolver el problema.

Charlotte respiró hondo y se concentró en la mano de su padre. Giró la mano y la puso paralela a la parte interior del brazo de él antes de tirar, acercando el codo al antebrazo. El firme agarre que él ejercía sobre ella se rompió y ambos se miraron, sonriendo alegremente en el salón de su apartamento.

—Bien, ahora hazlo otra vez.


Lottie ni siquiera miró a Charles. Giró la muñeca, llegando al nivel de su antebrazo mientras él tiraba, su codo chocó con su brazo y su muñeca se liberó. Charles gruñó detrás de ella, pero Lottie nunca se dio la vuelta.

—Vuelve a ponerme una mano encima, Charles, y no seré tan gentil.

—Estúpida anormal.

Apretó los dientes ante su comentario, evitando darse la vuelta y propinarle un puñetazo en la cara. Definitivamente tiene la personalidad de un soldado. Lottie no volvió a oír nada por parte del hombre y pensó para sí que finalmente se había ido. En el momento perfecto, además, ya que Steve Rogers estaba saliendo del edificio frente al que había estado esperando con tanta paciencia.

Lottie sonrió a su amigo mientras se acercaba, y Steve forzó una sonrisa. Ella supo de inmediato lo que eso significaba y rápidamente pasó su brazo por el de él.

—Lo conseguirás, Stevie. Te lo prometo —Steve sonrió a la chica que tenía al lado. Era difícil permanecer triste en su presencia. Lottie comenzó a guiar a Steve por el camino y lejos del centro de alistamiento—. Tú y Bucky serían los únicos soldados que valdrían la pena. ¿Y sabes qué? Ellos se lo pierden.

—Me encanta tu optimismo, Lottie, pero en algún momento tienes que aceptar que no quieren a un tío que parece un palo.

—Y si miraran más allá de tu físico y se fijaran en tu corazón, verían que se están perdiendo al soldado perfecto —replicó Lottie, deteniendo a Steve en mitad de la acera.

Lottie nunca se lo admitiría a Steve, y seguro que tampoco a Bucky con su incapacidad para mantener la boca cerrada, pero podía sentir que las rodillas casi le flaqueaban cuando miraba fijamente a los ojos de su mejor amigo. Lottie había decidido hace mucho tiempo que los ojos de Steve eran el azul más brillante que existía en el mundo entero, y era una vista que nunca se cansaría de mirar.

Si tan sólo supiera que Steve sentía exactamente lo mismo cada vez que la miraba a los ojos...

—Gracias, Lottie.

—Siempre, Stevie. Ahora vamos, creo que te debo una película.

—La guerra continua asolando Europa. Pero la ayuda está en camino. Todos los jóvenes capacitados hacen cola para servir a su país. Hasta el pequeño Timmy pone su granito de arena recogiendo chatarra. ¡Buen trabajo, Timmy!

—¡¿Y a mí qué más me da?! ¡Pongan la película!

Lottie suspiró, apoyando la cabeza en el hombro de Steve mientras sus ojos permanecían fijos en la pantalla de cine que tenían delante. Se olvidó de notar la tensión nerviosa que se produjo en el cuerpo de Steve al contacto, y en su lugar se centró en la película e ignoró al liante sentado frente a ellos.

—¡Eh, tenga un poco de respeto!

Lottie le dio un codazo a Steve, mirándolo y negando con la cabeza. Ella no necesitaba que estallara una pelea, especialmente cuando Bucky no estaba cerca.

—Al otro lado del océano, nuestros jóvenes demuestran a las potencias del Eje que el precio de la libertad nunca es demasiado alto.

—¡Venga! ¡Quiten eso! ¡Eh, que empiecen los dibujos!

—¡¿Quieres callarte de una vez?!

Lottie se apartó de Steve, con los ojos muy abiertos, y volvió a darle una palmada en el brazo. La pareja se volvió, la pantalla bloqueada de su vista ahora que el hombre delante de ellos se puso de pie, por encima de los dos y miraba con desprecio a Steve. La pareja tragó saliva, mirando al hombre, que agarró a Steve por la chaqueta y lo arrastró fuera de su asiento y le llevó hacia la puerta de salida trasera.

—¡EH! ¡Suéltalo!

La ansiedad de Lottie estaba por las nubes mientras corría tras el hombre. Este salió por la puerta, agarrando con fuerza la chaqueta de Steve mientras lo arrastraba por la salida trasera del teatro hacia el callejón que había junto al edificio. La joven ignoró las miradas de todos los que estaban dentro del teatro, intentando alcanzar al grandullón y a Steve.

Atravesó la puerta trasera justo a tiempo para ver cómo el hombre más corpulento se abalanzaba y golpeaba con el puño la cara de Steve, que cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza contra el cubo de basura metálico que había detrás de él.

—¡STEVE! ¡Aléjate de él!

El hombre se giró hacia Lottie y su puño se dirigió hacia su cara. La voz de su padre pasó por su cabeza en cuestión de segundos y se agachó, sin que el golpe llegara a impactar. Retrocedió tres pasos, evaluando la situación. El hombre gruñó, acercándose a ella con el otro puño y ella repitió el mismo movimiento, tratando de encontrar una manera de defenderse a sí misma y a Steve de este hombre más grande.

—¡Oye!

El hombre se volvío mientras los ojos de Lottie se posaban en Steve. Sostenía la tapa del cubo de basura en las manos como un escudo, y el hombre se echó a reír.

—¿Qué? Tú nunca te rindes, ¿verdad? —preguntó él, levantando sus puños. Lottie se quedó inmóvil, sintiéndose impotente ante la situación.

—Aguantaría todo el día.

Lottie volvió a gritar cuando el hombre arrancó el escudo improvisado de las manos de Steve y volvió a golpearle la cara con el puño. Se abalanzó hacia delante, antes de que una mano en su hombro la detuviera.

—Déjame encargarme de esto, Lottie —Ella no pudo evitar dejar escapar un suspiro de alivio al ver a Bucky. Ella se apartó, viendo como Bucky se acercaba al hombre y le agarraba por el hombro—. ¡Eh! Métete con alguien de tu tamaño.

El hombre fue a darle un puñetazo a Bucky, pero este lo esquivó y le asestó uno a él en la mandíbula. Se quejó, inclinándose y Bucky le dio un rodillazo en la barriga. Lottie aprovechó su oportunidad, corriendo hacia Steve y agachándose a su lado.

Podía oír el sonido de Bucky golpeando al hombre una vez más detrás de ellos mientras se aferraba a la cara de Steve, manteniéndolo frente a ella mientras evaluaba sus heridas. Steve se aferró a su mano, mirándola a ella y a las lágrimas que brotaban de sus ojos. Odiaba verle sufrir, pero también odiaba no poder hacer nada para parar a aquel hombre.

—A veces creo que te gusta que te peguen.

Steve rodeó la cintura de Lottie con un brazo mientras sus mejillas ardían. A Lottie también se le encendieron las mejillas mientras le ponía en pie. Se giraron para mirar a su mejor amigo, Lottie aún comprobando si Steve estaba herido.

—Le tenía contra las cuerdas —murmuró Steve, inclinándose hacia el tacto de Lottie inconscientemente mientras ella comprobaba la parte posterior de su cabeza. Los ojos de Lottie se desviaron al ver que Bucky recogía del suelo los formularios de alistamiento de Steve.

—¿Cuántas van con esta? —bromeó Bucky, mirando a través de los papeles— Ah, ¿ahora has nacido en Paramus? Mentir a la hora de alistarse es ilegal. Además, venga, ¿de Jersey?

—Déjalo en paz, Buck. —murmuró Lottie, sujetando con fuerza el brazo de Steve. Sus ojos recorrieron el atuendo de Bucky y miró a su mejor amigo— ¿Ya tienes destino?

—El ciento siete. Sargento James Barnes. Mañana zarpamos rumbo a Inglaterra.

—Yo debería ir —murmuró Steve. Bucky fue a comentar, pero Lottie lo fulminó con la mirada para que se callara. Ella sabía que su comentario no ayudaría. La joven apretó el brazo de Steve, atrayendo su atención hacia ella.

—Y lo harás, Steve. Lo lograrás, lo sé.

Bucky puso los ojos en blanco al ver a sus dos mejores amigos sonreírse el uno al otro. Nunca había visto a dos personas más enamoradas la una de la otra y al mismo tiempo más ajenas a ese amor.

—Vamos, amigos. ¡Es mi última noche! —animó Bucky, echando un brazo alrededor del hombro de Steve y arrastrándolos fuera del callejón. Lottie se quedó pegada al otro lado de Steve mientras miraban a Bucky— Anda, id a arreglaros. 

—¿Por qué? ¿A dónde vamos?

—Al futuro —respondió Bucky a Steve, poniendo el periódico doblado en sus manos. Lottie y Steve lo abrieron y vieron el nombre de Howard Stark plasmado en la portada.

[ EDITADO ]

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