II
—¡Todo el mes estaré castigado!
—Bueno, no suena tan mal —Oli le restaba importancia a la exageración de su compañero.
—No conoces el alcance de esos dos. Con Jeremaia apareciendo en todos lados de la nada, ten por seguro que se enteran si no cumplo
—En parte tienen razón. No debiste caer en las promociones de ya sabes quién.
Franco apretó la mandíbula nada más de recordar como por culpa del inglés presumido debía pagar una condena impuesta por sus padres y pasar vergüenza en el paddok siendo tratado como un crío.
—Mira el lado bueno Fran. Eso evitará que te metas en un problema mayor —mencionó Bearman acomodándose el casco.
Franco bufó sabiendo que su amigo tenía razón. Se levantó de aquella mesa metálica y se dirigió a su garaje.
Esa sería la primera vuelta de prueba donde daría su aprobación al auto que la escudería le daría para la temporada.
Distraído y aún con la cabeza hecha un lío por culpa del británico que tanto odiaba, se comenzó a colocar el traje azul con toros rojos dibujados enfrente. Estaba por colocarse el casco cuando comenzó a escuchar una fuerte charla no muy lejos de donde se encontraba. Sus ingenieros parecían ajenos a aquella acalorada discusión.
Extrañado caminó hacia los pasillos.
—Sabes bien que no te voy a dejar ir tan fácil Lando —una voz amenazante advertía.
—Pues deberías. Yo no te pertenezco —murmuró Lando. Franco podía reconocer aquel acento y esa voz en cualquier lado.
—Me perteneces. Eres mío te guste o no
La risa inconfundible de Lando obligó a Franco a seguir avanzando.
Cuando giró en una de las esquinas un moreno alto y de mirada pesada lo observó como si fuera a acabar con él en cualquier momento.
—¿Se te perdió algo? —cuestionó el hombre alto al argentino al tiempo en que liberaba a Lando del agarre que lo mantenía prisionero.
—Los perdidos aquí son ustedes —bufó VP mostrándoles el escudo característico de Redbull.
—Conmigo no juegues mocoso —alegó el hombre.
Franco se puso en guardia en cuanto vió la actitud hostil del tipo.
—Creo que es hora de irte Carlos —Lando irrumpió.
El moreno miró levemente a Lando y sonrió satisfecho.
—Sabes que siempre voy a estar cerca —murmuró el español lanzándole una mirada voraz. Acto seguido salió de aquel pasillo de Redbull golpeandole el hombro a Franco en el camino.
Lando miró de una manera indescifrable a Franco.
Franco estaba por decir algo pero fue interrumpido por un fan.
—Vas a arrasar está temporada VP
Franco sonrió con confianza ante el comentario. Él lo sabía, tenía todo por delante para mostrar de lo que estaba hecho y por lo que había trabajado la mayor parte de su vida. Tenía claro que no podía quedar como un perdedor sabiendo quienes eran sus padres. Las grandezas que habían marcado un antes y después de Max Verstappen y Sergio Pérez.
Lando aprovecho la distracción para escabullirse en el largo pasillo por lo que el argentino solo lo miró desaparecer lleno de un montón de dudas sobre lo que acababa de ver.
El día concluyó con éxito para el piloto. La satisfacción de sentir el monoplaza adecuado para su estilo, le brindo la tranquilidad necesaria para iniciar la temporada tan esperada.
—¿Vienes a la reunión? —uno de los chicos cuestionó a Franco. Redbull tendría un pequeño festejo.
Franco suspiró frustrado.
Aunque quisiera ir no podía. Sus padres le habían advertido sobre desobedecer y Jeremaia ya lo esperaba afuera en el auto que sus padres le habían regalado de cumpleaños. Se suponía que esa temporada podría manejarlo solo, habían hablado sobre darle la libertad y el espacio necesario para demostrar que sus comportamientos a veces violentos habían sido erradicados.
Maldijo una vez más a Lando Norris por haberle quitado esa oportunidad.
—Paso. Afuera me esperan —contestó por fin algo frustrado.
—Pero eres el piloto principal. Deberías estar presente
—Dicelo a mis padres
El otro joven hizo una mueca de desagrado y finalmente se rindió.
—Entonces nos veremos mañana —dijo el joven y salió de aquella habitación.
Franco frustrado tomó sus pertenencias y salió a la oscura noche de Bahrein. La mayoría de las personas ya se habían marchado y el murmullo había disminuido drásticamente. La noche se encontraba fresca y el aire del desierto heló los huesos del argentino, así que se detuvo a buscar en su mochila su sudadera gris que tanto amaba.
Se colocó la prenda y continuó caminando. Maldiciendo el no haberse comportado en la fiesta de presentación.
Conforme avanzó las sombras más adelante de él lo obligaron a agudizar sus sentidos. Franco por las situaciones que había vivido cuando era un niño aprendió a estar en alerta. Con los sentidos bien agudos, como los gatos que estaban dispuestos a saltar encima a la mínima provocación.
Entrecerró los ojos tratando de ubicar a las personas frente a él. Se llevó una sorpresa al percatarse que una vez más el hombre de cabello oscuro y cejas abundantes con acento español nuevamente mantenía amedrentado al británico que tanto odiaba.
Quiso pasar de largo.
<<No es tu problema Fran>>
Se dijo a si mismo.
<<Sigue derecho y sube a tu estupido auto con Jeremaia al mando>>
Tomó mucho de él caminar frente a los dos hombres sin que la manera en que el tal Carlos mantenía su agarre fuerte sobre el brazo de Norris impidiendo que esté se pudiera zafar, lo detuviera.
<<Camina Franco. Camina>>
Su mente lo seguía alentando a pasar de largo. Sin embargo cuando sin querer cruzó la mirada con Lando la suplica en sus ojos lo hizo frenar.
<<Maldición Franco, maldición, maldición>>
—¿Todo bien? —dijo al tiempo en que se detenía frente a los hombres mirando el agarre que mantenían.
—Pierdete mocoso —alegó Carlos.
—¿Lando? —Franco se dirigió al ingles ignorando rotundamente al español.
—Dijiste que te esperara —murmuró Lando observando la reacción de Carlos.
—Vamos entonces —zanjó VP.
—Te irás con este sobre mi cadáver Lando —Carlos soltó a Lando dirigiendo toda su atención a Franco quien al ver esa acción dejó caer sus pertenencias.
Si el imbécil quería pelear, pelea tendría.
—Es la segunda vez que te apareces y jodes —advirtió el español— Desaparece de una vez por todas niño.
—Este niño te pateara las pelotas boludo —Franco sentía su sangre hervir. La hostilidad y superioridad del español eran justamente dos cosas que no toleraba.
—Te arrepentiras
Cuando Carlos hizo ademán de querer golpear a Franco este reaccionó olvidando todo lo que se había prometido no hacer. Su instinto de supervivencia se activo en ese instante al prepararse también para contraatacar.
—¡Eh VP! Tu auto está listo —gritó Jeremaia desde la entrada del paddok.
Esa fue la distracción necesaria para sacar de su instinto a Franco y hacerlo reaccionar de lo que estaba a punto de hacer.
Se enderezó y recobró la compostura. Tomó sus pertenencias. Miró a Carlos con recelo y paso de largo.
—¿Vienes? —se detuvo unos pasos adelante. Realmente no sabía por qué había dicho aquello. No supo en qué momento se preocupo por la integridad de alguien que se había dedicado a hacerle la vida imposible los últimos días sin razón alguna. Sin embargo no se quedaría en paz al saber que Landon se quedaría nuevamente a solas con aquel imbécil.
Lando tardó en reaccionar. Miró primero a Carlos que lo taladraba con la mirada.
—No te atrevas —amenazó el español.
—No tengo toda la noche —advirtió Franco.
Lando pasó saliva temeroso pero siguió a Franco aún sintiendo esa mirada de Carlos.
Ambos salieron al aparcamiento sin decir una palabra. Jeremaia los seguía de cerca.
—Conducire yo —murmuró Franco estirando su mano para que le entregaran las llaves.
El asistente de sus padres dudo levemente. Se metería en un problema con Max si accedía pero también había visto todo aquel embrollo. Debía de darle su espacio a Franco para arreglar el pequeño inconveniente en donde se había metido.
—No voy a fugarme Jeremaia —soltó exasperado Franco.
—Si tus padres se enteran yo diré que me amenazaste —advirtió el rubio entregándole el llavero—. Te daré un par de horas después de ello llegaré a reportarme con Max.
—Ahí estaré
Ambos asintieron y mientras Jeremaia se alejaba, VP quitaba la seguridad de las puertas e invitaba con un ademán a Lando a subir.
—No es necesario. Puedo pedir que vengan por mi —dijo Lando al cabo de unos momentos.
—Ya estamos aquí ¿Qué más da?
Lando miró el paddok detrás de él. Sabía que tardarían en llegar por él y eso lo pondría nuevamente vulnerable ante el español.
—No voy a obligarte —soltó VP para acto seguido arrojar sus pertenencias a la parte trasera e introducirte en el deportivo color rojo de última gama.
Lando seguía envuelto en la marea de pensamientos que tenía y lo abrumaban. Desde que el español apareció nuevamente había estado preocupado. Pensó que eso ya había quedado en el pasado sin embargo sus malas decisiones lo tenían ahí nuevamente arriesgando su vida, y lo peor, su única salvación estaba a la espera de si se iba a subir a su auto o no.
<<Que ironía>> se dijo Lando así mismo.
Aún con todo el montón de dudas que tenía en ese momento se subió al asiento del copiloto.
Condujeron por la carretera solitaria. Un silencio incómodo se apoderó del ambiente y ambos se mantenían lo más alejados posible. Landonmiraba perdido aquella vista desértica y Franco se seguía preguntando qué carajos había hecho. Mira que llevar a su mayor rival de copiloto no sonaba muy cuerdo de su parte.
Las luces alumbraban a medida que se incorporaba a una avenida más transitada. Franco se debatia en sí pregunta o no eso que lo estaba atacando. Al final se rindió y miró de momento a Norris qu parecía perdido en su propio infierno.
—¿A dónde te llevó? —murmuró el argentino sopesando la reacción de Lando.
Este pareció despabilar y dudo brevemente. Carlos sabía dónde se estaba hospedando y llegar ahí implicaba seguramente volverlo a tener cerca.
—Él estará ahí ¿cierto? —Franco afirmó.
Lando asintió.
Franco suspiró.
—Mis padres me han rentado un lugar. Podrías pasar ahí la noche —soltó el argentino con algo de duda.
Lando lo miró con una mezcla de incredulidad e incertidumbre.
—Solo es una idea. Pero si no quieres te llevo a un hotel por aquí cerca —alegó VP.
Lando negó.
—Si no te molesta no quiero pasar la noche solo
Franco entendió aquello.
Su silencio se vió interrumpido por el sonido de su móvil. Franco activo el altavoz, ya sabía quién llamaba.
—En mi defensa diré que voy rumbo a casa —dijo VP.
—Eso espero. Si Sunshine se entera estaremos envueltos en menudo lío. Y tú deberías saber que...
—Te contaré que sucedió, lo prometo —se adelantó a decir Franco —, solo llegó al departamento.
—Eso espero —entonces su padre Max terminó la llamada.
<<Ese Jeremaia es un chismoso>> pensó el argentino.
Llegaron a un conjunto de edificios exclusivos en medio de ese desierto. Se dirigieron al más alto y lujoso qu había. Lando también tenía su lugar ahí. Justo en el edificio de enfrente pero no dijo nada, se limitó a observar el aparcamiento subterráneo donde se metieron.
Franco estacionó y suspiró.
Salió del auto tomando sus cosas seguido de Landonque estaba metido en su propio ermetismo.
Subieron al ascensor aún en silencio hasta llegar al último piso.
Una vez ahí Franco le indico donde estaba el baño y la habitación libre. Le dijo que podía tomar lo que quisiera y se encerró en su habitación.
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