Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6. Arika


Han pasado varios días tras el incidente. Los medios no han publicado mucho acerca de lo ocurrido, tan solo la poca información ofrecida por la policía, la cual creo que, en su gran mayoría, es falsa. Tampoco han hecho mención de lo que me contó Dylan. La piel ennegrecida del hombre es algo que todavía me carcome por dentro, pues no consigo encontrarle una explicación lógica. Lo único que encuentro sobre este tipo de fenómenos me haría quedar como una loca que debe de estar en el manicomio, por lo que prefiero quedármelo para mí misma.

Por el momento, han podido identificar al hombre del cual se trata, debido a que el asesino no se molestó en borrar sus huellas dactilares, lo cual es extraño porque la cara del hombre está llena de quemaduras que, según lo que dicen, fueron hechas para ocultar su rostro. El nombre del hombre es Joshua Kiernan; es un hombre de 52 años divorciado, con un hijo de 16 años y, por lo que cuentan, un hijo que falleció a la edad de seis, siete meses antes del nacimiento de su hermano.

Agradeciendo que es un sábado por la mañana, me acerco a la biblioteca para poder investigar algo sobre Joshua. Saludo a la bibliotecaria, la cual me recibe con una sonrisa agria, y me tiende una hoja. Relleno uno de los espacios en blanco con mi nombre y la fecha, y firmo, dándome permiso de utilizar uno de los ordenadores por una hora.

Enciendo la máquina y espero a que se encienda. Una vez iniciado, abro el Internet y comienzo mi búsqueda. Abro la primera noticia y la leo por encima, descubriendo que relata todo lo que ya conozco sobre el caso. Vuelvo hacia atrás y sigo mirando las noticias, pero todas cuentan la misma historia. "Accidente", es lo que leo en muchas páginas, a pesar de que muchas otras hablan de asesinato intencionado. Confusa, borro las palabras que había tecleado en la barra de búsqueda. Pienso durante unos segundos, hasta que vuelvo a teclear, esta vez intentando buscar sobre la muerte de un niño en Skyfall. Pero, como sospechaba, no sale nada que tenga que ver con lo que quiero saber.

Indignada, vuelvo a la primera página que había visto. La vuelvo a leer, y me doy cuenta de que menciona el nombre de la ex esposa de Joshua, Kira Dallago. Lo poco que dice es que ha sido convocada para identificar el cuerpo y ella, junto a su hijo, Ethan, aunque creen que les será difícil por las heridas. Aun así, han decidido acudir a ello, permitiendo que se les saquen numerosas fotografías.

Las observo detenidamente. Kira, a pesar de llevar la cara cubierta, luce muy elegante. Lo único que puedo apreciar de las numerosas fotos es que es menuda y tiene el pelo castaño. Su hijo, por el contrario no lleva la cara cubierta, lo cual no parece importarle. Incluso de lejos, se puede ver claramente las grandes ojeras que tiene, seguramente de haber llorado y no haber dormido apenas. Siento que algo en mi interior se encoge; quiero poder abrazar al pobre niño que acaba de perder a su padre, o por lo menos ofrecer mis condolencias a la familia, ya que, en parte, estoy ayudando a violar su intimidad viendo sus fotos e investigando sobre el crimen. Pero el sentimiento pronto se me pasa cuando recuerdo el otro hijo que tuvieron Kira y Joshua. Vuelvo a la realidad y sigo investigando sobre aquello. Ninguna de las noticias actuales que hablan sobre Joshua menciona a su difunto hijo, pero al fin encuentro un blog que habla sobre la noticia actual de la familia Kiernan... y la antigua también.

Habla sobre la misteriosa desaparición de Jack Kiernan, el difunto hijo de la familia. Al parecer, desapareció en 1986 a pocos días de su séptimo cumpleaños. La noticia cubrió la portada de los periódicos durante semanas, pero fueron perdiendo la fe con el paso de los meses. El escritor del blog hace un comentario acerca de lo que decían varios expertos en la televisión; creían que la familia había tenido algo que ver, pero ellos refutaron, indignados, cualquier posibilidad de ello.

De todas maneras, ambos, el padre y la madre, por aquel momento embarazada de escasos meses de su siguiente hijo Ethan, fueron interrogados en incontables ocasiones, pero nunca se obtuvo información válida. Tampoco encontraron nada fuera de lugar en la casa o en los alrededores que pudiera darles alguna pista de lo ocurrido. Por lo tanto, la devastadora desaparición de Jack nunca ha sido resuelta.

Según el blog, pocos años después, declararon la muerte oficial del joven, a pesar de no haber encontrado ningún cuerpo para corroborarlo. Pensaron que sería mejor para la familia, para poder aceptar los hechos; aunque, según el escritor de la página, lo hicieron porque se cansaron de buscar frenéticamente a alguien que sabían que no iban a encontrar, ya que es lo que suele ocurrir con estos casos.

Una parte de mi sabe que el hombre o mujer del blog tiene toda la razón, pero mi sentido común me dice que sus ideas son un tanto radicales y macabras. Su única conclusión es que fue asesinado brutalmente por la familia, problemática, y que fue posteriormente escondido para que no pudiese ser encontrado nunca. Horrorizada, cierro las páginas y me apresuro a borrar el historial; no quiero que nadie sepa lo que he estado buscando.

Cuando salgo de la biblioteca, mi teléfono suena. Lo saco y veo en la pantalla el número de Dylan; parece que no es la primera vez que me ha llamado.

—¿Estás bien? —pregunto al descolgar.

—Sí. Simplemente quería saber si tú estabas bien... No te he visto por la mañana en casa, y Carol estaba durmiendo. Me he preocupado.

—Tranquilo, estoy bien —sonrío; ha estado un poco paranoico después de lo ocurrido, y no lo culpo.

—Vale, bien. ¿Quieres ir a comer por ahí o algo?

—Claro, eso estaría genial. Ahora estoy en la biblioteca, acabo de salir, así que en un rato llegaré a casa.

—Genial. Aquí te espero.

Cuelgo el teléfono y vuelvo tranquilamente a casa. Todavía no es la hora de comer, por lo que no tengo que apresurarme para llegar a casa. Sé que Dylan se preocupará si tardo mucho, pero no importa; quiero disfrutar de la brisa que revuelve mi pelo y del olor a lluvia en el pavimento de las calles, ya que son pocas las veces que esto ocurre.

Cuando al fin llego a casa, Dylan me está esperando apoyado en la jamba de su puerta. Parece preocupado, pero intento convencerme de que no es por el hecho de que he tardado más de lo que debería.

—Hey —saludo, haciendo que su mirada se despegue del suelo para aterrizar en mis ojos.

—Hola —contesta, seco.

—¿Ocurre algo? —pregunto, pues me parece extraño que no me haya dicho nada sobre haber llegado tarde.

—Estoy cansado, nada más—asegura, aunque sé que es mentira.

—Entonces, ¿no prefieres descansar? —Saco las llaves del bolso mientras él me observa, aunque en sus ojos se note que está mirando al vacío.

No. Quiero salir un poco de la rutina, salir fuera y tomar un poco el aire contigo. Hace un tiempo que no hacemos algo así —suspira.

Sé que le ocurre algo más, pero si no me lo ha contado ya es por algo, por lo que me abstengo de preguntar. Mantengo la mirada fija en él durante unos segundos, pero él no parece darse cuenta; tiene la mente en otro lado. Abro la puerta al fin, y entro en el apartamento. Con un movimiento de cabeza le invito a acompañarme y así lo hace, cerrando su puerta tras de sí.

Carol nos sonríe desde la mesa de la cocina, pero nadie dice nada. Dylan se sienta junto a ella y pronto comienzan a hablar de cosas sin importancia, mientras que yo me dirijo a mi habitación para cambiarme antes de salir.

Me miro al espejo; mi rostro luce cansado, pero no supero a Dylan. Él parece no haber dormido en semanas. Me desvisto rápido, pero sin desviar la mirada de mí reflejo. Siento como si de repente algo se hubiese apoderado de mi cuerpo y lo estuviese controlando, pero sé que el mero pensamiento es extremadamente estúpido. Sin embargo, cada movimiento me pesa y no sé a qué se debe. "Habré dormido poco", engaño a mi mente. Sé que no es así, pero no encuentro alguna otra explicación lógica.

Rebusco entre mi armario hasta encontrar un conjunto que me agrada y que es bueno para este extraño temporal, y a continuación me maquillo para esconder mi semblante fantasmal. Salgo al salón una vez he terminado, pero Carol y Dylan continúan hablando.

—¿Y no se sabe nada más? —pregunta Carol, e inmediatamente sé que están hablando del asesinato.

Deseo unirme a la conversación, pero todavía no quiero revelarles lo que he encontrado acerca de Joshua y su familia. No saben siquiera que estoy investigando por mi propia cuenta, a pesar de que saben que me encantan este tipo de misterios. Supongo que mi subconsciente me impide decirles nada porque teme que se preocupen por mí; al fin y al cabo, no es un mero personaje el que ha muerto, es una persona real.

Dylan parece percatarse de mi presencia, dado que no contesta a la pregunta de Carol y en cambio, se gira para mirarme. Sonríe ligeramente y, después de mucho tiempo, veo un destello de felicidad en sus ojos.

—Ya siento interrumpir vuestra conversación —digo, volviendo a la realidad.

—No te preocupes, no era nada importante —contesta Carol con una sonrisa de complicidad.

Le doy las gracias mentalmente y ella lo capta enseguida. Me guiña un ojo y se levanta de su sitio en uno de los taburetes de la isla de la cocina.

—Os dejo solos, tortolitos, que tengo mucho que hacer. ¡Que lo paséis bien! —exclama, retirándose a su cuarto.

—Gracias —contestamos Dylan y yo al mismo tiempo.

Me acerco y él me coge de la mano. Nos miramos y algo dentro mía me dice que poco a poco todo está volviendo a la normalidad. Sin embargo, sigo sin quitarme ese extraño sentimiento que se alberga dentro de mi ser, el cual no consigo descifrar qué es.

Nos sentamos en una mesa pegada a uno de los ventanales del restaurante, para poder ver la lluvia cayendo sobre las calles. Su mirada está fija en las gotas que rompen contra el cristal, y que se deslizan sobre éste con rapidez. Le noto ausente todavía, pero por lo menos ahora está algo más afectuoso.

—¿Estás bien? —pregunto, aun sabiendo cuál va a ser su respuesta.

—¿Eh? Ah, sí. Estoy bien, no te preocupes. Estaba pensando, nada más.

—Vale —sonrío—. ¿Qué quieres tomar?

—Hm, ni idea. Todo parece delicioso...

—Espera —digo, de repente, sin dejar que termine de hablar.

—¿Que ocurre? —Me mira, preocupado.

—He visto a mi madre afuera, y ella me ha visto a mí. Va a entrar —contesto, con el rostro sombrío.

No la había visto en un par de años. Nuestra relación era un tanto extraña; a ratos nos llevábamos bien y hablábamos por teléfono, pero, de alguna manera o de otra, siempre acabábamos peleándonos. La mayoría de las veces era porque ella trataba de reprimirme por haber tirado mi vida a la basura y, si no era eso, rebuscaba entre el pasado y me reprochaba todo aquello que ocurrió, en especial la muerte de Marc.

La veo entrar por la puerta; se para a hablar con el camarero que maneja las reservas y, con una amplia sonrisa, éste le permite pasar. Me saluda desde lejos y yo sonrío, a la vez que me levanto. Tras unos segundos tratando de averiguar qué hacer, Dylan se levanta también.

—¡Cuánto tiempo, cariño! —exclama ella, dándome un abrazo.

—Sí... —Le devuelvo el abrazo—. Mamá, éste es Dylan. Dylan, ella es mi madre, Lilianne.

—Encantado de conocerla —asiente él, dándole dos besos.

—Igualmente. —Le dedica una cálida sonrisa.

—¿Qué haces por aquí, mamá? —cuestiono, cambiando de tema.

—Verás, Arika —comienza; su expresión se torna oscura—, ¿has oído las noticias?

—¿Te refieres... a lo del asesinato? —susurro. No quiero que oiga el resto de gente.

—A eso mismo. Yo... conocía a ese hombre. Fuimos pareja durante un tiempo. Conocí a tu padre por aquel entonces también. No lo había visto desde que me casé con tu padre.

—Lo siento mucho, mamá... —contesto, sorprendida.

No sabía que ella había estado con más hombres aparte de mi padre, aunque, a decir verdad, ella nunca me había contado nada. Solo sabía que se casó con papá a los tres meses de estar juntos porque estaba embarazada de mi; quizás esa fue la razón por la que se separaron más adelante.

—Gracias. Solo, quería que supieras eso. Y... —abre la boca para decir algo más, pero se calla.

—¿Quieres que me pase algún día por casa? —pregunto, sabiendo que eso era lo que me iba a pedir.

—Eso estaría muy bien —reconoce contenta; puedo ver el brillo en sus ojos.

Me cuesta mucho aceptarlo, pero se nota que esto la ha afectado, por lo que no puedo negarme. Tras lo ocurrido años atrás con papá, me duele verla así, sobretodo porque, en el fondo, sé que es en parte mi culpa que se sienta así. Sonrío dulcemente y la abrazo de nuevo. Cuando nos separamos, puedo ver en sus ojos que desea llorar, pero reprime el instinto.

—Te veo mañana, entonces. ¿Te parece bien? —finalizo.

—Me parece bien. Hasta mañana, cielo —se despide—. Hasta luego Dylan, un placer conocerte.

—Igualmente. Hasta mañana —interviene él, tras haber estado callado durante nuestra conversación.

Ella se aleja con una sonrisa pintada en el rostro. Sale del restaurante y por el cristal la veo alejarse calle arriba. Sé que oculta más cosas y deseo saber qué son, pero ahora mismo debo acompañarla en este momento de luto para ella. Porque también sé que me necesita a su lado, como apoyo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro