||14||
El día pasó algo tenso. Guzmán revisaba la casa cada poco tiempo buscando algún indicio de Gastly, pero por suerte no volvió a aparecer. También Gladio estuvo alerta todo el día.
T/n aunque fue la afectada por su antiguo compañero pokémon era la que estaba más relajada. No parecía muy afectada por el hecho de que un fantasma buscase venganza por alguna razón que ella no entendía.
Estaba caminando por la casa tranquilamente, tarareando una canción improvisada. Daba pasos lentos y espaciosos y estaba algo distraída.
Tan distraída estaba que no se dio cuenta cuando cierto rubio la llamaba.
—¡T/n!—exclamó él. Estaba algo molesto por qué llevaba cinco minutos tratando de llamar su atención—¿Me estas escuchando?
—¿Qué? Ah. No, no te oí—dijo ella ahora si, mirándolo y escuchándolo—. ¿Qué quieres?
Gladio suspiró.
—Te estaba diciendo que si has visto o has sentido a Gastly. Aunque viendo el caso que me haces lo dudo—comentó cruzándose de brazos y ladeando la cabeza.
—Pues...
—Si ha venido no te diste ni cuenta ¿Cierto?
—Bueno... Ehg, no.
—Estás muy distraída, ¿Qué te pasa?
T/n miró al suelo.
—Efectivamente, el suelo está hecho de suelo—dijo ella
—En fin... Si no quieres decirme nada me da igual, solo quiero protegerte de Gastly.
La chica asintió y siguió caminando. Ya se había olvidado de la canción improvisada que había inventado minutos atrás.
Gladio la mío caminar y desaparecer tras una esquina.
El chico también siguió su camino hacia la habitación en la que Guzmán tenía su trono y su baúl con insectostales. Abrió la puerta y lo vio allí, sentado en el trono con rostro inquieto.
—Hola Guz—dijo el rubio.
—Gladio, ¿Has hablado ya con t/n?—preguntó el adulto. El menor asintió.
—Está distraída. Ni si quiera me vio ni me oyó cuando trate de llamar su atención para hablar con ella.
—Desde que se desmayó está un poco ida.
Gladio asintió.
—Lo he notado.
Los dos se quedaron en silencio. Ambos estaban preocupados.
Entonces se escuchó un ruido. Cómo un golpe fuerte.
Los chicos se sobresaltaron y rápidamente salieron de cuarto y fueron al lugar del ruido.
Cuando llegaron vieron a t/n levantándose del suelo.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido ese ruido?—preguntó Gladio yendo a ayudar a la chica a levantarse del suelo.
Ella se tambaleó un poco. Miró al rubio y luego al jefe.
—No ha sido nada. Me he tropezado y me he caído—dijo al fin.
Guzmán estaba serio.
—T/n. ¿Te encuentras bien?
—Sisi, estoy bien.
Los dos chicos se miraron. Luego volvieron a mirar a la femenina.
—No nos mientas—dijo Gladio.
La chica vaciló.
—He dicho que estoy bien—aseguró ella soltando un bufido—. Dejad de preocuparos tanto por mi.
—Canija, nos preocupamos por ti por algo. Has inhalado gases tóxicos y te has desmayado, a lo mejor no estás bien del todo—comentó Guzmán.
—Cállate Guzi. He dicho que estoy bien.
—Cuanta violencia—murmuró Gladio.
—¿Qué has dicho rubito?—preguntó t/n.
—Nada—mintió mirando hacia otro lado.
La chica dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la cocina con la esperanza de encontrar algo de aperitivo.
Gladio y Guzmán se quedaron en el pasillo preocupados.
—¿Crees que está bien?—preguntó el rubio.
El adulto soltó un poco de aire que había contenido sin darse cuenta. Pensó un poco.
—No creo.
—Tal vez debería ir al médico o algo así.
—En este pueblo no hay ningún centro de salud operativo, por desgracia. A demás, t/n es tan cabezota que no creo que quiera ir a ciudad Malíe a que la vea un doctor—apuntó Guzmán.
—Y aunque quisiera ir, el viaje es largo y creo que volvería a perder las fuerzas.
—Bueno, primero esperemos. Si el asunto empeora la llevaré a la ciudad aunque sea a rastras.—dijo frunciendo el ceño.
—De acuerdo, estoy preocupado por ella.
—Yo también, ella es casi como la hija que nunca tuve—comentó el mayor. Gladio lo miró—. Es una pena que el resto de reclutas la odien, no se merece tanto odio.
—Nadie se merece tanto odio. Aunque ella es un poco brusca en el fondo es muy buena. Me gustaría que...—el rubio bajó el tono de voz—fuese más que mi amiga...
Guzmán sonrió un poco y lo miró con los ojos entre cerrados.
—Eres un buen chaval,—dijo dándole unas palmaditas en la espalda. El de ojos verdes también dejó escapar una débil sonrisa tonta— bueno, yo también voy a la cocina.
Y el mayor se fue a donde t/n había ido hace un rato.
Gladio se quedó solo.
Solo y con una tonta sonrisa en su rostro. Sacudió la cabeza cuando se dio cuenta de su expresión y regresó a su cuarto.
Se tumbó en su cama y comenzó a mirar al techo, en silencio. Solo podía escuchar la lluvia de fuera. Ese pueblo casi siempre era lluvioso, aunque algunos días la lluvia se detenía.
Le hubiera gustado que alguna noche no hubiera lluvia ni nubes obstaculizando la vista para poder ver las estrellas con t/n, pero de momento eso parecía imposible.
De momento ese sería su sueño frustrado.
hOlaaa. Hace bastante que no actualizaba lo se, pero estoy teniendo miles de ideas para escribir fanfics... Solo que no he tenido ideas para esta historia.
Un clásico, tener ideas para infinitas historias excepto sobre la que estás escribiendo.
Bueno ya no te robo más tiempo.
Toma, un chocolate 🍫
(Procede a desaparecer de nuevo)
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