
Capítulo 59
Kuon estaba demasiado nervioso por volver a su país aún si es que no hacía mucho que estuvo ahí. Era razonable, iba a verla a ella y a sus padres, además de que su audición estaba cerca. No obstante, aunque no quería aceptarlo, en el fondo estaba inquieto por la advertencia de su rival.
«Unos tipos raros le preguntaron cosas de Kyoko a compañeros de nuestra secundaria...»
Le había dicho a Kuon, quien se quedó pensativo por un momento hasta que simplemente sonrió y bufó.
«Es una estrella, seguramente eran periodistas»
Fue lo que Kuon respondió.
«¡¿No lo entiendes, gigantón con cerebro de nuez?!»
Sho frustrado se atrevió a sacudirlo.
«¡Ellos preguntaron por ella y no por mí cuando todavía ni había aparecido en Dark Moon, y estoy seguro que tiene que ver contigo porque eran extranjeros, así que explícamelo!»
Kuon sintió un escalofrío, pero actuó como si nada.
«¿Hay algo más que hayas descubierto?»
«Ellos se fueron ni bien tú entraste, justo después de hacer preguntas sobre Kyoko a mis padres...»
Kuon suspiró pero lo miró como si estuviera tranquilo.
«Ella está conmigo»
Sentenció y se fue, dejándole un claro mensaje a Sho: la seguridad de Kyoko no era de su incumbencia.
Kuon no quería creer que todo este tiempo jamás pudo escapar de su pasado, mucho menos que este estaba detrás de su adoración. Por eso intentaba no pensar demasiado en eso y realmente solo intentaba concentrarse en la audición y en sorprender a Kyoko más tarde con una cita improvisada y tal vez algunas cuantas explicaciones sinceras sobre él, quería llevarla a pasear por los lugares más importantes para él y quizás entrar clandestinamente a su secundaria y mostrarle sus trofeos como adolescente presumido que intenta impresionar a su chica.
Todo eso iba a ser de mucha ayuda para conseguir el impulso para ir a su audición y tomar el papel, ya que eso ya lo tenía decidido.
Llegó de noche a Los Ángeles y de inmediato se encaminó a su casa, solo que por un camino distinto. Observó con binoculares su propio hogar, espiando a lo lejos, desde un monte en medio del bosque que separaba aquellos condominios exclusivos de todo lo demás. Y fue entonces, cuando vio a Kyoko y a su madre salir de la mansión, que reconoció que algo estaba sucediendo... Las estaban siguiendo.
A partir de ese momento comenzó la noche de pesadilla para Kuon. Él siguió a lo lejos a las mujeres de su vida, identificando de a pocos ciertos rostros que le causaban repulsión y vigilando desde sombras todos los movimientos de estos. Así supo que no fueron mandados por Cedric, pero que estaban más que dispuestos de venderle la información que habían obtenido. Kuon necesitó de mucho autocontrol para no atacarlos de inmediato, porque lo importante ahora era analizar la situación para poder manejarla adecuadamente. No tenía paciencia, pero aguantó lo más que pudo.
No se calmó cuando, luego de horas, cuando su madre y Kyoko habían acabado de volver, se encontró con que esas personas seguían a los alrededores, vigilando a Kyoko. Por eso, con el dolor de su corazón, le canceló a Kyoko la cita que supuestamente iba a ser virtual. Y hasta ese momento, no pensó que la noche podría ser peor. Ya para cuando estaba por meterse a dormir a la casa del árbol que hizo a los catorce, casi enloquece al notar que Kyoko se había ido al parque cuando todavía eran las cuatro de la mañana; mucho más considerando que esos imbéciles estaban ebrios y drogados tonteando por ahí. Sus miedos pudieron haberse cumplido, estuvo demasiado cerca.
Ella huyó y él se quedó dándoles su merecida paliza en la oscuridad.
Cuando se aseguró de que ella estaba a salvo, se escondió cuando casi fue descubierto por Saena. Por supuesto, se aseguró de que obtenga una pista. Y, observando a Kyoko estando a salvo es que derrotó a los que quedaron, los idiotas que se atrevieron a desafiarlo a pesar de los viejos tiempos.
En ese momento sabía que estaba cometiendo una insensatez que seguramente tendría consecuencias, pero ya no le importaba realmente.
Una vez terminado con todos, él se encaminó al último lugar en la tierra al que hubiese pensado en volver.
Era una locura.
Kuon era consciente de que estaba haciendo una locura.
No obstante, de todos modos la solución jamás sería evadir las cosas; lo había descubierto hacía mucho tiempo. Por eso, enfrentando a todos los demonios externos e internos, se presentó ante la última persona que hubiera deseado volver a ver en aquella guarida donde sabía que acostumbraba divertirse con sus amigos.
— Esto es bastante inesperado —sarcástico sonríe.
Kuon le observó, dándole a entender que no le tenía miedo. Cedric bufó, algo aburrido y continuó.
— Y aún así supongo que tus motivos son de lo más predecible —suspira y con aburrimiento se vuelve a recostar en su hamaca, mientras las chicas sexys y algunos de sus amigos se divertían en la piscina.
— Y tú sigues siendo demasiado confiado —Kuon sonrió de lado con una mirada asesina—, no te das cuenta que el único motivo por el que tu cara todavía no está desfigurada es porque tengo cuentas pendientes contigo.
Cedric estalló en carcajadas.
— No puede haber una negociación cuando uno no tiene nada que perder ni ganar y el otro está en la misma de siempre, ¿quieres que te lo recuerde?
Kuon necesitaba contenerse, un poco más, tan solo un poco. Respiró y volvió a hablar.
— Te haré una advertencia...
— ¿Advertencia? —se quitó los lentes de sol y lo miró con burla.
Kuon sabía que Cedric solo estaba fingiendo no saber nada de nada, y Cedric sabía que no había convencido a Kuon con su actuación —lo cual ciertamente le irritó un poco—, entonces ambos decidieron continuar en ese juego, ya que de todos modos ninguno daría el brazo a torcer.
Pero la sonrisa de Cedric acabó con la paciencia de Kuon más temprano de lo previsto. De pronto Kuon ya había alzado a Cedric del cuello, lo estaba asfixiando mientras este le sonreía, ocasionando gritos en las señoritas presentes y la alarma en los "amigotes" de Cedric, que se comenzaron a acercarse amenazantes pero cautelosos.
— ¡Vamos! —se burla— ¡Hazlo! ¡Hazlo!
Los amigos de Cedric no eran tan tontos como para volver a enfrentarse a él sin estar armados hasta los dientes, por ello Kuon sabi que en cualquier momento uno de ellos dispararía.
— Escúchame bien —Kuon dijo, casi como rugiendo—, tú no vas a tocarla, ¿y sabes por qué?
Cedric se burlaba todavía fingiendo ignorancia.
Kuon había suavizado el agarre lo suficiente para que no se asfixie de más, pero seguía sosteniéndole en el aire.
— Porque yo no te dejaré escapar otra vez.
Cedric dejó de sonreír, y es que no era el Kuon que esperaba encontrarse.
No.
Ahora entendía que, justamente porque podría perder todo lo que le importaba, él se iba a volver loco y nada en el mundo lo pararía.
Sonrió de lado, pues no quería ser humillado de nuevo, y entonces trató de que su voz no delate cuán asustado estaba realmente.
— Oh, Kuon, sigues siendo tan inhumano como siempre... Un mutante asqueroso, al menos con tu disfraz de japonés te veías menos...
Las palabras de Cedric fueron interrumpidas por uno de sus esbirros.
— Ced, tu padre te busca.
Cedric chistó los dientes, Kuon sonreía de lado de una forma muy oscura.
— Tienes razón, Bennette, soy un monstruo... Y no sabes todavía cuán inhumano puedo ser...
Kuon se fue de ahí. Sabía el terror que muchos de los amigos de Cedric le tenían y que no se atreverían a ponerse en su camino.
Y así fue.
Cedric tampoco se atrevió a pedir que le retengan, patéticamente pensó que Kuon no notaba lo aterrado que estaba en el fondo porque, contrario a lo que pensó, ella no era su debilidad; o no solo era eso —porque quizás hasta cierto punto sí lo era—, sino que también era su fortaleza.
— ¿Qué harás, Ced?
Cedric sonrió divertido, se volvió a poner los lentes de sol y se recostó.
Kuon supo que no había eliminado por completo la amenaza, sin embargo, sabía que con esto había logrado su cometido; el cual era darle a entender que no tendrá reparos en ser incluso mucho más salvaje y siniestro que aquella última vez si es que se atrevía a meterse con ella.
De cierto modo, Cedric, aunque de todas maneras estaba decidido a hacer algo, estaba dispuesto a actuar con cuidado y precaución, sin excederse... Al menos no por el momento.
Vio la hora, era momento de encaminarse hacia el estudio para su audición.
Mientras tanto, Kyoko estaba tomando desayuno con los Hizuri y su madre. Según dijeron los de seguridad, probablemente sólo era una broma de los muchachos del vecindario, pero que de todos modos, al descubrir las identidades de ellos hablarán con los padres para reprenderles.
Juliena daba miedo, ella dijo que le informen personalmente para hablar con los padres de aquellos "mocosos de porquería", y Kuu, a pesar de que era el más aterrador, se tuvo que ablandar para controlar a Juliena.
Saena por su parte estaba en silencio, desapareció mientras los Hizuri discutían con los vigilantes y Kyoko se preguntaba por qué. Su duda fue respondida cuando llegando a la mansión Hizuri le dio a Juliena una máscara de payaso con un rastro de sangre mezclada con tierra. Y unas cintas adhesivas que contenían las huellas dactilares que descubrió en la máscara.
Los Hizuri sonrieron de lado, aunque el hecho de que haya sangre en la máscara les dejó algo preocupados y pensativos.
Kyoko los observaba preocupada, estaban tan ausentes que estaban comiendo despacio... ¡Como gente normal!
Y lo que más le sorprendió es que su madre parecía estar más presente en aquella mesa. Conversaban pausadamente, ya que Kyoko también estaba algo distraída por el miedo que pasó.
El terror por el que atravesó fue incluso más intenso que la vez en la que fue acosada por Reino la primera vez.
— Bueno, dejando de lado lo que sucedió —comenzó a hablar Julie—, hoy sucederá algo muy importante —sonríe—. Vamos al jardín, princesa, y por favor acompáñanos, Saena-san.
— Por supuesto, Juliena-san.
Kyoko no sabía qué había sucedido entre ellas, pero se dio cuenta que la atmósfera había cambiado. La puso algo nerviosa, pero de un modo diferente al de antes.
— De acuerdo —se levantó y las acompañó.
Se quedó muy confusa cuando se encontró a una variedad de personas distintas y hasta extravagantes en una formación de media luna. Todos mirándola con expectación y curiosidad.
— Princesa, ellos son tu nuevo equipo —anunció con una sonrisa radiante.
— ¿Qué? —Kyoko estaba impactada, mientras tanto todos ellos se inclinaron en una reverencia.
— Será un placer trabajar contigo, Kyoko —una chica de fascinantes ojos azules le saludó.
— Igualmente —se escuchó de varios.
Kyoko se inclinó también, algo descolocada.
— Pero, su majestad —Juliena se sorprendió un poco por ese distante apelativo, pero no reclamó o no tuvo tiempo de hacerlo—, creí que había venido aquí como una asistente...
Juliena suspiró y la miró directamente a los ojos, de esa forma en la que sabía que Kyoko jamás podría decirle no.
— Primero te aclaro que, aunque yo contacté a estas personas, que son lo mejor de lo mejor en sus campos, boss es quien está financiando esto. Además, aunque este viaje es corto, boss quiere que tengas una introducción al mercado internacional tan fabulosa como lo es LME. Entonces, empezar desde ahora es algo natural...
Kyoko suspiró y observó detenidamente a las personas ante ella. Entonces cada uno fue presentado.
— Mi nombre es Kaya, Kaya Dalcourt, tengo dieciséis años y soy de Miami—una animada castaña de piel clara almendrada y ojos marrones, vestida de forma colorida y excéntrica pero al mismo tiempo de buen gusto, se acercó amistosamente y casi la abraza pero al mirar a Juliena se detuvo riendo e hizo una reverencia— Perdón, lo olvidé... Juliena nos hizo a todos a seguir un curso de protocolos japoneses para hacerte sentir más cómoda, sin embargo de todos modos es difícil matar las costumbres... Además eres tan tierna...
Kyoko se sintió de algún modo reflejada, la expresión de Kaya era similar a la de... Ella misma cuando quería abrazar a "Moko-chan". Río nerviosamente y sonrojada.
— No te preocupes, está bien...
Ni bien terminó de decir eso sintió que los delgados brazos de la chica y Juliena empezó a reír. Acto seguido, comenzó a introducir a la joven y sus funciones. En lo que Kaya no dejaba de observarla sonriente y anotar cosas en su celular bastante emocionada.
— Ella te va a introducir adecuadamente a lo que es el manejo de redes sociales y un montón de cosas más, es una experta también en conseguir contactos. La contacté porque sé que podrá ayudarte a dar impacto, cautivar al público y, no solo estar en armonía con las tendencias, sino en crear tendencias —explicó Juliena.
La chica asintió y agitó su moderno celular con una carcasa llena de brillos... ¿Acaso eran gemas?
— Mi nombre es Thomas Holt, pero puedes decirme Thor, como la mayoría de las personas en el medio—saluda con un tono coqueto un joven bastante atractivo y exótico, tanto que Kyoko no sabría de dónde provenía o qué mezcla sanguínea de etnias tenía... Simplemente era un hombre hermoso—. Seré tu entrenador personal, espero que no me odies por ser estricto —sonríe de lado y hace una reverencia.
— Mucho gusto —titubeó con una ligera sonrisa nerviosa y también hizo una reverencia.
Era divertido para todos ver que no se atrevía a preguntar por qué su entrenador era llamado Thor.
Juliena reprimió la risa y continuó las presentaciones. Aunque no le explicó la razón le dio el visto bueno para que llamara a su entrenador de esa forma.
— Ya te explicará por qué le dicen así, o tú lo verás por ti misma... Lo que pase primero —le susurró Kaya a Kyoko y se notaba que contenía unas risas quizás algo maliciosas.
— Hola, Kyoko —se detiene y agrega con duda—... "san", soy Rebecca Hosk—le sonríe la joven mujer de ojos azules que la había impresionado en un principio, y viéndola más de cerca era como una diosa de cabello azabache—, seré tu representante...
Kyoko quedó impactada, pues no se esperaba lo que acababa de escuchar. Juliena le sonrió maternalmente y comenzó a explicarle.
— Es algo que está en discusión aún pero consideramos que sería mejor para ti y tu carrera no sólo que tengas a tu lado a alguien que sea bastante experimentado en este negocio sino que también que de primera mano conozca a la perfección cómo se mueve el mercado internacional...
Kyoko entonces comprendió por qué el humor se su madre estaba extraño.
— Por su parte, Saena-san decidirá si es que seguirá como tu representante en Japón y trabajará en conjunto con Rebecca, si es que se limitará a centrarse en ser tu abogada o si es que se decide a simplemente mantenerse a tu lado como tu madre.
Kyoko iba a decir algo, con una expresión confusa, pero Juliena la interrumpió y continuó hablando.
— Por ahora Saena y Lory lo han estado discutiendo, sin embargo tus preferencias serán un aspecto fundamental para tomar la decisión.
Kyoko suspiró y asintió, entonces prosiguió a hacer una reverencia.
— Por favor cuide de mí...
— Así lo haré, Kyoko-san.
Kyoko iba a responder, o mejor dicho formular una pregunta, pues su sonrisa inquietantemente parecida a una que ya era por demás conocida. Sin embargo ante ella apareció algo que la dejó anonadada.
— No puede ser —contuvo el aliento.
— Mi nombre es Kellan Williams, mucho...
— ¡Hada de chocolate! —exclamó con ensoñación.
Todos se quedaron en silencio, hasta que Juliena soltó unas risas, aunque algo nerviosa.
Nadie entendió lo que Kyoko dijo, porque lo dijo en japonés. Juliena sabía que ella no tenía una mala intención, era realmente muy tierno de su parte, pero le preocupaba que si lo explicaba no se lo tomaran así.
— ¿Disculpe? —sonrió confundido el joven.
Kyoko no sabía qué hacer y sabía que Kellan tampoco lo cual le ponía más en pánico porque comprendió que él había entendido.
Lo que sucede es que era la primera vez que Kyoko veía en persona a un hombre tan hermoso y de ese maravilloso tono chocolate. Su belleza era fácilmente comparable con la del hada Corn... Es decir, eran igual de hermosos pero en diferente presentación. Kyoko estaba tan fascinada que se perdió en sus fantasías. Felizmente, justamente por su expresión es que todos comprendieron, aunque no entendieron qué dijo exactamente, que seguramente se le escapó un alago precipitado... Entonces comenzaron a reír también, con Juliena.
— Ah, es que... Quiero decir...
Kyoko se sonrojó e hizo una reverencia.
— Disculpe mi atrevimiento, joven Williams, se me escapó algo que ojalá no hubiera escuchado...
Lo miró tímidamente y se arrepintió, porque el joven le dedicó una mirada que le recordó bastante a la del emperador de la noche.
— Si te hace sentir mejor, cuando te vi también me emocioné porque pensé en mi amada Mikasa —le susurra confidente, ante la mirada desaprobatoria de Juliena se encoje de hombros y le devuelve la mirada a Kyoko con una sonrisa—, así que ahora que ambos dijimos cosas vergonzosas creo que estaremos bien.
Kyoko se quedó confundida.
— "¿Mikasa?"
— Es un fanático del anime sin remedio —bufó alguien detrás de él—, es mejor que lo ignores, en serio —ríe y se muestra ante Kyoko una joven que dejó a Kyoko también anonadada por su belleza, sin embargo esta vez se pudo recomponer para no empezar a gritar "incoherencias"— Mucho gusto, soy Rose, la hermana de este raro —se inclina— ambos seremos parte de tu equipo de seguridad camuflado, así que para todo el mundo nosotros seremos simplemente tus amigos.
— ¡¿Equipo de seguridad camuflado?!
Kyoko quedó bastante impactada.
Juliena la tranquilizó susurrandole que lo discutirán después.
Luego de eso siguieron más presentaciones, hasta que, Justo cuando Kyoko se preguntaba por qué no parecía haber una estilista o maquillista en su equipo o ejército, apareció Jelly Woods acompañada de un joven.
— Kyoko-chan, en realidad quisiera ser yo tu estilista a tiempo completo pero como eso es imposible te dejaré en manos de mi mejor alumno, uno que incluso parece que está por superarme... Él es Nathan Blake.
— Mucho gusto —hace una reverencia y le sonríe galante.
— Igualmente, Blake-san.
— Para ocasiones especialmente importantes yo personalmente de la mano de Nathan trabajaré contigo, Kyoko-chan, pero Nathan cuidará de ti siempre.
Kyoko se sentía tan extraña, al parecer habían poco más de treinta personas en su equipo.
Una vez terminadas las presentaciones todo fue bastante rápido. En un parpadeo ya estaba en el auto —no hace falta decir que maquillada de forma soberbia y vestida con un conjunto de Chanel que le hacían ver como si ya fuera toda una estrella de Hollywood— con dirección a un centro comercial, en una limusina con Juliena y sus guardaespaldas camuflados además de los que no lo eran.
— Kyoko, princesa, sé que estás nerviosa, confundida y asustada, pero te prometo que ni yo, ni mi esposo, ni la empresa está haciendo cosas innecesarias o de más para ti... Todo es por tu bien y todo lo mereces... No, incluso mereces más, princesa.
Kyoko suspiró y sonrió ligeramente.
Entendía que todos estaban preocupados por ella, y, aunque no quería admitirlo, quizás su sobre-protección era más que razonable. Más con el susto que tuvo en la madrugada.
Juliena, una vez llegaron al lugar y el auto se detuvo, les dio indicaciones a todos sobre cómo salir.
Kyoko sería la antepenúltima en salir, y después de dos minutos exactos, los dos guardaespaldas que quedarían en el auto, saldrían y le cubrirían la espalda.
— No lo olvides —le susurra Juliena a Kyoko antes de salir—, eres una estrella, princesa, tanto en la vida real como en tu rol... De Mika.
La prensa esperaba ansiosa y pensaron en bajar las cámaras una vez Juliena y su equipo — junto con el equipo de Kyoko disimulados entre ellos— bajó alguien imposible de ignorar y los flashes no dejaron de destellar.

[Tomen la imagen como referencia]
Kyoko esbozó una sonrisa a los camarografos frente a la puerta y siguió su camino dentro del centro comercial en el que las cámaras del programa y la producción esperaban. Se suponía que justo ahora Juliena filmaría "Show who you are", un programa en el que hacían cambios de imagen pero también de mentalidad a mujeres de todas las edades con casos conmovedores que les hicieron perder confianza y la perspectiva de quienes son. Esta temporada Juliena era la anfitriona y en cada episodio era asistida por modelos, cantantes y actrices diferentes.
Kyoko no perdió el tiempo y de inmediato comenzó a hacer y recibir llamadas para poner las cosas en orden con lo del desfile.
Todos miraban asombrados cómo ella trabajaba como si su vida dependiera de ello.
Pero la verdad es que estaba demasiado conmocionada de saber que probablemente le contraten un nuevo agente y dejen a su madre como su abogada personal. Es por eso que Saena no se encontraba ahí, porque justo ahora tenía una conferencia virtual con Lory y demás.
Juliena por su lado se sentía complacida de que su plan haya resultado. El productor del programa le preguntó por Kyoko y las cosas cayeron por su propio peso. Pronto Kyoko nerviosa aceptaba aparecer en ese episodio del programa ya que de antemano la gente se preguntaba quién era ella.
Por su lado Kuon suspiraba, caminando en círculos como bestia enjaulada. Reconoció a uno de los productores, por tanto supo que las cosas serían mucho más duras de lo que imaginó.
«Los tres segundos...»
Solo tres segundos tenía para impresionar al productor O'Brien, sino lo hacía simplemente sería ignorado hasta que acabe el tiempo de su audición. Ya lo conocía lo suficiente para saber que incluso una vez cumplidos los tres segundos y después de destrozar con mucho esmero la confianza del actor que esté audicionando, este simplemente sonreirá, interrumpiendo antes de que se acabe el tiempo, y dirá que fue una pérdida de tiempo así que debería apresurarae en irse antes de que se arrepienta de no demandarle por eso.
Kuon suspiró una vez más, necesitaba idear una forma de capturar la atención en los primeros tres segundos. Sabía que entrar en personaje no era suficiente y además podría ser que aún haciendo eso, al no hacer algo muy vistoso, igualmente le ignore... Por más que esté haciendo bien la representación del personaje.
Vio a varios candidatos salir deprimidos y casi llorando. Kuon ante esto sonrió dolorosamente, cerró los ojos y se concentró. Él debía ser elegido porque ella, su diosa, ya había dictado su voluntad y jamás la decepcionará. No más.
Sin más, quitó del camino a quien recién estaba entrando al salón del jurado, de una forma en la que sabía que lo haría el personaje, logrando de este modo captar la atención de O'Brien, que pasó de mirarlo sorprendido y algo fastidiado a dedicarle una ligera sonrisa curiosa que le invitaba a continuar. Entonces, entendiendo lo que aquella sonrisa significaba, invitaron al otro candidato a irse y cerrar la puerta tras él, en lo que Kuon de forma muy muy poco ortodoxa tomaba una silla y se sentaba comodamente frente al jurado, con toda la confianza del mundo, despertando de nuevo la sorpresa del jurado.
Kyoko por su lado estaba demasiado agotada. Ella se dio cuenta que tal vez el banquete de antes, durante y después del desfile necesitaba tener más atención. Entonces ahí estaba ella, ante el chef de confianza de los Hizuri dándole sugerencias a él y a su equipo, dejando a todos, incluyendo a "su equipo" que también estaba ahí, con la boca abierta... Y babeante por el aspecto y el aroma exquisito de lo que estaba preparando.
— Creí que me estaba ilusionando, pero ahora tengo la seguridad de que me estoy enamorando...
Kyoko se tensó un poco, pero rió pensando que era el humor americano.
— Ah, el humor americano, eh —niega con la cabeza—, por favor, absténgase de eso hasta que me acostumbre, Kellan-san...
La hermana de este estalló en carcajadas y él, aunque reía, también le refunfuñaba a su hermana por reírse y comenzaron a hablar en francés, lo cual en un principio descolocó a Kyoko pero rápidamente se adaptó y se decidió a aprender ese idioma también.
Kyoko de nuevo, no se daba cuenta de que estaban intentando ligar con ella, y Juliena suspiraba resignada ante esto ya que ella planeó cuidadosamente exponerla a jóvenes decentes y atractivos que puedan llamarle la atención para que su experiencia en América sea más interesante y enriquecedora en lo personal y profesional. Adicionalmente, así se descubriría si lo que siente por su hijo es amor o una ilusión resultado de las circunstancias y de la admiración. Pero, evidentemente, ella era muy densa en ese aspecto, o mejor dicho, tenía una barrera inconsciente y subconsciente para los hombres. En cambio, se veía más expresiva, emocionada y en confianza con las mujeres. Su asistente le consultó si tal vez debía hacer algunas llamadas a jóvenes hermosas, pero Juliena rió negando con la cabeza. Sabía perfectamente, por su historia, que esa diferencia de actitud es justamente porque solo en los homnres ve o veía amemaza para su corazón. Además de que tiene muy poca experiencia en ese tema, es algo —muy— inocente, un idiota le lavó el cerebro y tiene muchas cuestiones aue resolver aún.
Sin embargo, sucedió lo que supuso que sucedería en cualquier momento ya que no todos son lentos como su hijo.
— De todos modos, Kyoko-san, ¿saldrías conmigo? Así nos conoceremos mejor y será más creíble nuestra amistad —dice en tino sugestivo y con una sonrisa que hubiera hecho a cualquier mujer derretirse en los brazos de él, pero Kyoko lo miraba como si fuera un niño travieso sin remedio.
— Oh, de acuerdo, aunque tengo poco tiempo realmente... Mañana es el desfile y justo después tengo que volver a Japón para la...
— Princesa, deberías ir a divertirte, después de todo, gracias a ti todo está listo, incluso el banquete sorpresa... Incluso preparaste comida para las modelos, comida nutritiva y baja en calorías perfecta para que estén listas para el desfile y a la vez disfruten de comer adecuadamente... Por cierto, te aman. Y en serio, ¡hiciste hasta cosas que no se me habían pasado por la cabeza! —Juliena sonreía admirada y conmovida leyendo el informe de lo que hizo Kyoko por ella, aunque se suponía que la trajo con otras intenciones— Pero en serio, ¿cómo...? —la miró apenada— Ah, cariño, trabajaste tan duro no puedo creerlo, en serio mereces divertirte... ¡Qué horror! ¡Eres imparable y yo no pude detenerte! —río negando con la cabeza— Bueno, por mí estoy de acuerdo con que descanses a partir de ahora... Y con respecto a salir, supongo que es algo que a Saena-san le toca decidir...
Kyoko se sorprendió de encontrarse con su madre sentada ahí, observando en silencio.
— Sí, pero que esté completamente protegida en lo posible, con todo su equipo y adicionales.
— ¡Confíe en mí, Saena-san, no dejaré que mi hermano se pase de listo! —exclamó Rose con solemnidad y algo de diversión, hsciendo una educada y elegante reverencia.
Saena asintió y volvió la atención a su laptop.
Kyoko había hecho una petición compleja, ella había dicho que Saena que siga a su corazón. Y que sin importar lo que decida, podrán estar juntas como madre e hija si es lo que desea.
Saena tomó el empleo de su representante como una excusa para ir adaptándose a Kyoko y a la idea de que tienen un lazo. Era una forma de intentar lo que tenía miedo de intentar pero desde la zona de confort de una aparente obligación. Las cosas fueron cambiando con el tiempo y comenzó a experimentar un montón de sentimientos complejos y dolorosos que odiaba pero que a la vez le hacían sentir viva, más cuando Kyoko le sonreía. Ya no veía un error en ella sino una segunda oportunidad... No, veía éxito y un brillante futuro, en el que sabía que no merecía estar pero que disfrutaría de ver a la distancia. El síndrome del impostor era demasiado fuerte en su corazón y justo por eso estaba pensando en huir de todo y volver a su mundo. Pero de nuevo, justo por eso se estaba odiando cada momento más.
Kyoko entonces asintió sonriente, hizo unos preparativos más y se fue con más acompañantes de los que esperó.
Ciertamente, jamás se había divertido tanto como esa tarde en Los Ángeles, siendo guiada por su equipo de guardaespaldas camuflados, todos jovenes y bastante agradables, y especialmente por un galante Kellan. De cerca les seguían los guardaespaldas intimidantes y de gran tamaño, a los que igualmente Kyoko les trataba amistosamente. Juliena, escuchando el informe del jefe de seguridad a lado de Kuu, no dejaba de conmoverse de cómo Kyolo rápidamente se ganaba el corazón de todos y también de sentirse feliz por ello. Entendía ahora muy bien por qué Yayoi-san, con quien tuvo una conversación hace no mucho en secreto había soñado con el día en el que Kyoko se convirtiera en su nuera. Ahora compartía el sentimiento.
— Lo siento, Kuon, intenté ser madura pero... Mami no podrá...
Juliena suspiró y empezó a abrir muchas imagenes en el navegador y a mensajear a ciertas amistades.
— ¿Eh? —Kuu la miró con divertida confusión— ¿Qué estás haciendo?
— Estoy mirando castillos que podriamos comprar para la boda de nuestros pequeños...
Kuu empezó a reír.
— Esto sucedió más pronto de lo que imaginé... ¿Pero no que ibas a...?
— Déjame soñar, por favor —interrumpió—, además, aún si el novio no es nuestro Kuon, trataré de aceptarlo y nuestra niña no merece menos que casarse en un castillo como la princesa que es...
Kuu suspiró y asintió.
— Ah, pero más le vale a Kuon ser el novio o sino tendrás una rabieta catastrófica no le hablarás por semanas, ¿cierto?
— Creí que era tácito —bromeó, o quizás no era una broma después de todo, y con una amplia sonrisa siguió mirando los castillos.
Mientras tanto Kyoko se sentía en un ambiente surrealista pero a la vez no se sentía fuera de lugar. Comió pizza y vio una película animada con sus nuevos amigos, que a la vez eran sus guardaespaldas, y se sintió muy tocada por los gestos galantes de Kellan. Aunque, por supuesto, eso no se podía comparar con cómo se sentía al rededor de ese hombre que la volvía una demente.
Estaba cómoda.
Además estaba presente Kaya, quien emocionada le hacía tomarse fotos y le tomaba fotos en cada lugar estratégico o en cada oportunidad en la que estaban pasándosela increíble.
Kellan pronto descubrió que no tenía esperanzas con Kyoko, aún así no dejó de actuar lindo con ella.
— Él es muy afortunado —comentó.
Ella lo miró confundida mientras comía su helado. Estaban sentados solos en una banca porque los demás estaban esperando su turno para elegir el sabor del suyo.
— ¿Quién? —Kyoko miró al frente, se escandalizó un poco y le susurró— ¿El señor mayor que está besándose con esa mujer voluptuosa de no más de veinticinco?
— ¿Eh? —Kellan miró al frente, hizo un gesto de ligero escrúpulo y río— Hell, no —suspiró y la miró de nuevo— Me refería a tu novio...
Kyoko lo miró de una forma complicada.
En realidad ella había estado pensando en él todo este tiempo, aunque a las únicas personas a las que envió mensajes y actualizaciones fueron Kanae y Chiori. Pero con lo que dijo le hizo pensar en el futuro cercano y ya no sabía qué esperar al respecto aunque en el fondo sí lo hacía.
— Veremos qué pasa...
— Si él lo arruina siempre puedes contar conmigo, pero ya veo que tendrá que ser solo como amigo...
Kyoko asintió.
Llegaron los demás y conversaron amenamente hasta que terminaron sus helados. Entonces un encuentro inesperado cambiaría el rumbo de las cosas. Eran tres de las modelos que se presentarían al desfile. Un encuentro casual y una inocente invitación a pasar el rato jamás habría hecho a Kyoko sospechar lo demencial que se tornaría la situación.
«No te preocupes, es solo una pequeña reunión privada en casa de Haidan Turlington»
Kyoko se alistó con ellas, le pidió permiso a su madre y ella aceptó con tal de que la seguridad la siga a todos lados y tenga mucho cuidado.
Juliena, por supuesto, le dio la seguridad de que Kyoko estaba siendo bastante monitoreada, al punto que con un solo botón, solo si era necesario, podrían observarla desde la pantalla de la enorme pantalla del despacho de los Hizuri y saber su ubicación exacta. Aparte que habían como veinte hombres armados siguiéndola para su protección; sabiendo bien de antemano que si el jovencito Turlington estaba involucrado jamás podría tratarse de una simple o pequeña reunión privada.
"Ah, la juventud"
Kyoko no sabía muy bien qué hacer ni cómo actuar, todo era locura a su alrededor y musica estridente que no le dejaba pensar. Se sentía como Alicia en el país de las Maravillas, porque era incluso más extremo que cuando se metió a esa discoteca parisina para su venganza y... No, no debía pensar en eso, prefería seguir ignorando esa parte de la historia.
"Eso... ¿Eso no es ya lo que le dicen tercera base?"
Kyoko enrojecida se decidía a no mirar de más a su alrededor. Kellan, muy considerado le ayudó a relajarse. Todos tenían máscaras o la cara pintada, habían repartido y lanzado disfraces por doquier y Kellan le consiguió unas alas de hada, una varita con luces que cambiabam de color al aplastar el botón, una corona y una máscara.
Kyoko quedó encantada y se sintió más en confianza con sus acompañantes.
Mientras tanto Kuon había salido de su audición y entró a su casa por la entrada secreta. Entonces se metió a su cuarto de juegos, sorprendiendo así a los asistentes terminando arreglos para el desfile.
Kuon sonrió, dijo una excusa y los dejó ahí. Entonces se decidió a buscar a su madre, la citó en el jardín secreto y le hizo ciertas preguntas.
Claro, cuando ella le dejó respirar.
— Yo también te amo, mamá.
Juliena detuvo su llanto de dos horas y luego de besarlo una vez más le dijo.
— Ahora, si vas a preguntarme donde está... Pues no te responderé, solo te advierto que no está aquí y que si quieres verla tendrás que esperarla hasta mañana si es que tienes...
Kuon revisó su celular y miró a su madre atónito.
— ¡¿Una fiesta demente?!
Juliena suspiró.
— Está muy resguardada y así como tú, ella debería experimentar cosas normales para adolescentes... Él tiene su edad.
Kuon frunció el ceño y apretó los párpados.
— Iré, pero prometo que no me acercaré a menos que suceda algo por lo que hasta tú entiendas que yo me entrometa.
Juliena sonrió negando la cabeza.
— Deja que ella te escoja.
Kuon asintió.
Entonces mientras Kyoko bailaba con sus amigos Kuon conducía como un desesperado para llegar.
El problema es que cuando llegó se topó con una inmensa mansión llena de adolescentes disfrazados —notoriamente desinhibidos y descarados—, lo cual ecidenciaba que su búsqueda sería difícil. Aproximadamente dentro de esa mansión debían haber más de quinientas personas, y no dejaban de llegar más así que en poco tiempo podrían ser más de mil.
Y entonces se encontró con esa maldita placa.
— ¡No puedo creerlo!
— ¡Yo tampoco, ah, es más bello en persona de lo que imaginé!
— ¡Cedric es tan ardiente!
Kuon, escuchando esos comentarios supo que era un hecho. Él estaba ahí. Entonces su búsqueda se tornó definitivamente en una desesperada, ahora ya en serio.
Kyoko realmente no sabía cómo bailar música electrónica así que solo brincaba un poco o se limitaba a conversar con sus acompañantes. De todos modos a veces algunos se iban a bailar en la pista, mientras ella se quedaba en el rincón seguro que acomodaron para ella siendo cuidada por dos del grupo como mínimo.
— ¿Entonces nunca habías estado en una fiesta?
— Es que antes no estaba en mis posibilidades...
— ¿Y te estás divirtiendo?
— En un principio estaba algo intimidada pero ahora creo que se siente raro pero en el buen sentido...
Kyoko reía, ese día estaba siendo bastante extraño pero no podía decir que era algo malo. De igual forma apreciaba que sea así ya que le daba menos oportunidad de sobre-pensar las cosas, costumbre que ahora sabía le arruinaba las cosas inútilmente.
Entonces apareció alguien inesperado y se sentó cerca a Kyoko y a su grupo, les dedicó una sonrisa —o se la dedicó a Kyoko mejor dicho— y se presentó con gracia principesca.

Muchas gracias a todos los que llegaron hasta aquí. Tenía pensado acabar la historia un poco antes pero decidí que quería darle un cierre con broche de oro y por eso quise hacerlo más detalladamente. Gracias una vez más y bueno, ahí en la imagen se pueden ver las transformaciones de Kyoko durante su estancia en EEUU.
Hasta el siguiente capítulo, cada vez más cerca al gran final
😭💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro