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Capítulo 51


Era demasiado doloroso verlos sonreír a las cámaras, memorizando los buenos momentos que pasaron en su infancia. 

Kuon asumió equivocadamente que Fuwa Sho jamás fue del todo un buen amigo, que Kyoko solo había conocido la felicidad auténtica cuando conoció a Corn... Porque Fuwa era un imbécil, lo supo desde que Kyoko le contaba cosas sobre ese maravilloso príncipe que algún día podría ser su esposo. 

Llegar a Japón fue un torbellino de acontecimientos, cada uno menos alentador que el anterior. Para empezar, mientras él tenía muchas escenas por filmar, Kyoko se presentaba menos en el set. Pero cuando estaba, oh, cuando ella tenía que trabajar con él, era incluso más doloroso que no verla. La distancia era notoria, casi como si estuviese en otra galaxia, al acabar con la escena. El único contacto que podía ambicionar con ella era en ese lapso mágico de tiempo que iniciaba cuando el director gritaba "acción" y trágicamente terminaba cuando anunciaba "corte". 

Ahora estaba como un idiota viendo una y otra vez aquella entrevista. Con impotencia tratando de descifrar si es que el juego ya había acabado de una buena vez. 

"¿Lo amas? No, la verdad es que jamás dejaste de hacerlo, ¿no es así?" 

Él le preguntaba a la imagen de Kyoko en la pantalla mientras tomaba de nuevo, porque alcoholizarse excesivamente era ese mal hábito que disfrutaba retomar justo en este tipo de momentos en los que tenía unas ansias masoquistas de sentirse más patético. 

Los comentarios eran lo peor. 

Contra cualquier pronóstico suyo, Japón pronto perdonó a Fuwa Sho por lo sucedido con Kyoko. Y, aunque la rapidez con la que esto sucedió además de la gran apreciación  de la gente por la "valentía" de Sho al decir la verdad y disculparse humildemente, lo que Kuon Hizuri realmente no se esperó fue que comenzaran una especie de campaña de emparejamiento entre ellos. Sí, los fanáticos esperaban que surja un romance, esta vez real, entre Kyoko y Sho. 

Aunque todavía quedaban muchos admiradores de Kyoko con público rencor por lo que Sho hizo, parecía que la gran mayoría aceptaba y aplaudía que su diosa haya perdonado a ese infeliz sinceramente. 

Tal vez esto no le molestaría tanto a Kuon de no ser porque su corazón quedaba destrozado con cada mirada brillante que le dedicaba al cantante, esas miradas que le indicaban que no solo le había perdonado. Era más que obvio que las declaraciones de Sho generaron un cambio, un terrible cambio, dentro del corazón de ella. Por más que lo niegue a sus amigas, como había escuchado por accidente. Lo veía ahora como un hombre que al fin está poniendo todo de su parte para ser una persona mejor y con la valentía necesaria para enfrentar sus errores, responsabilizarse de las consecuencias y dejar su ego a un lado para aceptar cuando no está haciendo las cosas bien. 

Lo odioso es que esa misma tarde Fuwa le demostró de cierto modo que lo que Kyoko veía en él ahora tenía algo de verdad. Pero seguía siento repugnante, demasiado repugnante, la idea de ellos juntos y que haya gente que piense que las cosas deberían ser así. Y mucho peor el que no pueda culparles del todo por ello. Kyoko no fue muy tajante al respecto cuando habló de su reconciliación definitiva con alguien que siempre tendrá una enorme importancia en la historia de su vida. Así es, mismas palabras que ella usó. 

"Es tan injusto"

Ya se había acostumbrado a huir a su camerino y quedarse ahí hasta que le volviesen a llamar, porque era demasiado para él el espectáculo que se daba cuando Sho se acercaba a Kyoko y ella interactuaba con él afectuosamente. Ya ni Saena mostraba algún indicio de querer repeler a Sho para que no se acerque a su hija; mientras que, aun cuando ni intentaba aproximarse de más, le lanzaba a Kuon una mirada que prometía el infierno si es que daba un paso más.

Pero claro que merecía el infierno, él mismo sentía que debía de bajar la cabeza y comenzar su recorrido para ir a tocar la puerta de este. 

La situación fue muy distinta para él cuando intentó detener lo que se decía de él y Helena, era tan frustrante intentar decir la verdad y que nadie quiera creerte. Ni sus propios padres confiaban demasiado en sus palabras las miles de veces que tuvo que negar que no pasó más con la latina. 

Ellos volvieron a Estados Unidos, pero prometieron que volverían pronto para la fiesta de Dimitri. Porque vaya sorpresa, estaba a muy pocas semanas de darse y ni lo había notado por todo lo que había venido sucediendo. Incluso estuvo unas horas desorientado sobre por qué aquella fiesta tendría importancia, y entonces recordó que sería pareja de Kyoko en esa fiesta además de que en tal fiesta se anunciaría y se lanzaría el tráiler de la serie. Ahora entendía por qué tanto apuro de parte de Ogata en filmar la mayor cantidad de escenas posibles, aunque por supuesto la prisa no redujo ni un poco su alta exigencia. 

El punto es que Kuu le amenazó, le dijo que tenía que resolver su situación con Kyoko antes de que ellos lleguen a Japón días antes de la gran noche. Pero no se le ocurría cómo, a pesar de que pensaba en ello día tras día. Sus palabras no valieron nada para nadie, y eso era tan frustrante para alguien que intentaba después de mucho tiempo ser realmente sincero respecto a algo. No lo entendía, era tan amargamente irónico que cuando trates de ser honesto el mundo parezca preferir que mientas. Estaba tan harto. 

Para empeorarlo ese imbécil tuvo la desfachatez de invadir horas atrás su departamento para reprenderle  y echarle en cara todo lo que le hacía odiarse a sí mismo justo ahora.  

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— No te quitaré mucho tiempo, Hannah Montana —le dijo con una venenosa sonrisa y una mirada severa cuando le abrió la puerta. 

Así era como le llamaba cuando se encontraban a solas, claramente en referencia a sus identidades. Admitía que tenía su gracia aquella ocurrencia suya, pero seguía siendo irritante, de todos modos no le dio alas para seguir demostrándole poca importancia.

 — ¿Qué quieres? —le respondió con una ligera sonrisa siniestra. 

— Primero que nada, eres una cobarde de mierda —con seriedad escupió tales palabras, el odio en su mirada era abrumador.

Claro que el joven Hizuri no se imaginaba, no tenía la menor idea de las horas que el cantante abrazó a una inconsolable Kyoko con el corazón destrozado, la cual solo repetía una frase con gran decepción: 

Parece que ni siquiera lo intenta...

— Interesante, en serio crees que estás en posición de decirle eso a alguien —Kuon presionaba sus puños, cada vez menos seguro de su capacidad de contenerse de lanzarse a darle de golpes a su rival. 

— No tienes ni la menor idea de nada —negó con la cabeza, soltando una risa amarga—, porque no te importa lo suficiente nadie más que tú. Quieres estar con Kyoko pero no puedes soltar la oportunidad de juguetear con otras aprovechando tu doble vida, ¿cierto? —lo encara demostrando que él también estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por iniciar la pelea que ambos deseaban— Ya no me importa si Kyoko vuelve a amarme o eternamente quedaré a su lado solo como un amigo, te juro que lo que no permitiré por nada es que esté cerca de alguien como tú... Voy a protegerla como siempre debí hacerlo, y ten por seguro que no dejaré que le hagas más daño de lo que ya has hecho. Voy a cuidarla de ti, infeliz.

Kuon estaba impactado por su descaro al decirle eso. En verdad que tenía bastante osadia al decirle todo eso como si él no fuese el culpable de todo. Iba a responderle unas cuantas verdades, cuando de pronto Fuwa bajó la cabeza, no... Estaba haciendo una... ¿Una dogaima? 

Kuon estaba atónito, tanto que su mente quedó en blanco. 

— Esto es por ella, no por ti —se apresuró en decir—. Porque de lo único que me arrepiento es que contribuí a que la lastimes haciendo cosas que no pensé bien por mi insistencia... Sé que ella debe importarte a ti tanto como a mí —lo mira de una forma misteriosa—, y es por eso que entenderás que lo mejor para ella es que te apartes de una puta vez. 

Antes de que Kuon pueda responder a tales acciones que todavía le tenían demasiado impactado, Sho le tiró un folder al pecho que Kuon no se había dado cuenta de que el tipo había estado cargando hasta el momento. Por la sorpresa y el estupor con el que se encontraba luego de procesar lo que estaba sucediendo, no lo atrapó, lo dejó caer y entonces el contenido se espació por el suelo. Fotos y documentos. 

— El perro demoniaco tiene muchas más, él es el más interesado en arruinarnos a todos así que te lo advierto para que estés preparado... Él tiene muchas más armas para derrumbarte de las que crees, ni tener cuidado podría salvarte —pausó y suspiró— Claro que tú no mereces que esté ayudándote ahora, eres un infeliz que no tiene las pelotas para admitir lo repulsivo que eres como persona ni lo descarado al pretender que Kyoko debería estar contigo después de todo lo que hiciste con ella.

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De inmediato el cantante se retiró dejando a Kuon en el estado en el que se encontraba ahora mismo. 

Aquellas palabras calaron en lo más hondo de su corazón, que ya de por sí estaba sumergido en la miseria por el desprecio de Kyoko. Pero lo merecía, claro que lo merecía. Últimamente sentía que solo cometía error tras error. 

No, realmente solo cometía errores. 

Pensó que sería buena idea recoger a Helena del aeropuerto para ir lo más rápido posible al canal de televisión que sea para anunciar que no tenían nada. Sorpresa, paparazzis por todos lados reporteros felicitandoles por su compromiso fue lo que se encontró. 

La entrevista en la que negaron  su relación fue mucho peor, no había modo de negar imagenes tan comprometedoras. Ya había sido difícil para él y Helena ensayar una explicación para las imagenes que hicieron estallar todo aquel escándalo, pues fue nefasto cuando les presentaron más imágenes que no sabían que podían existir y que claro que no pudieron explicar. Incluso si no hubieran estado tan sorprendido, era imposible poder decir algo al respecto. 

Eran ellos dos besándose, esa vez de la que tanto se arrepentía ahora.

Sí, Helena llegó para ayudarlo a negar su relación, pero su ayuda fue mucho peor y tarde se dio cuenta. Al final por petición de Lory, que casi fue una orden, decidieron no continuar negando y dejandolo como que no quieren decir mucho más sobre su relación para evitar presiones innecesarias. 

Le intentó explicar a Kyoko la situación, pero ella solo le respondió con una frase indiferente. 

— No es asunto mío, pero si es que lo fuera —lo miró con frialdad—... No sirve de nada que tu relación sea falsa si lo que tienen es bastante realista. 

Era un inútil al dejar que las cosas sucedan así debido a la cercanía que él no tuvo el valor de rechazar. Pero no era simplemente eso, él no quiso apartarla por su amistad. Ella era un enorme apoyo emocional ahora especialmente que se sentía tan solo, tan despreciable. No se dio cuenta a tiempo, no previó los desastres que eso traería. 

Tarde descubrió que Kyoko tenía amistades que entre los actores que trabajaban en uno de los  dramas que se filmaban  en ese estudio al que su amiga le iba a recoger para ir a cenar. Muy tarde descurbrió que Kyoko tenía muchas conexiones por distintos lugares, algo que por supuesto traía su amplio repertorio de experiencias variadas en el mundo del espectáculo. 

Es muy tarde, Kuon. 

Kyoko no le dirigió la palabra después de eso excepto para lo necesario que se debe decir para no ser maleducada cuando tienes que trabajar con alguien a quien no quieres ver ni en pintura. 

Se acabó una botella, se acabó unas cinco más, y en algún momento se quedó dormido. 

Despertó hecho un desastre por una bofetada de Yashiro.

— ¡Estoy harto, Kuon! —le dio otra bofetada a pesar de que ya se había despertado— ¡Reacciona, por favor! 

— ¡Ya desperté! 

— ¡¿Estás seguro?! —exclamó y suspiró hondo— Porque creéme que no parece. 

Y de nuevo recordó todo lo que implicaba volver a la asquerosa realidad, bajó la cabeza decepcionado de haber despertado. Porque aunque no recordaba el sueño, sabía que habría estado más a gusto no volviendo a despertar. Y entonces se fijó en su amigo de anteojos, incondicional y leal, le había preparado el desayuno. Se acomodó para empezar a comer, pero sintió un manotazo cuando trató de tomar con su tenedor un pedazo de panqueque. 

— Este desayuno es para Kuon Hizuri, mi amigo —le miró con severidad y a la vez con un brillo de expectación. 

Unos instantes estuvo en medio de una confusión causada porque todavía estaba algo ido por la resaca y por el hecho de que acababa de despertar. Pero cuando la realización llegó a su mente no pudo hacer más que sonreír amargamente. 

Entendía lo que quería decirle Yukihito, que podía ser mejor que esto que era ahora. 

Le conmovió pero estaba bastante inseguro de que él pudiese entender... Y tal vez Yukihito leyó su mente porque antes de que él si queira terminara de formular su pensamiento, le dio con un periódico en la cabeza. 

Entonces, como si ese hubiera sido un golpe de suerte, vio que su celular de Kuon tenía un mensaje muy interesante. 

— ¿Estarías interesado en ser representante de un actor americano que recién va a debutar? 

— ¿Eh?

— Escuhcé buenas referencias de usted, Yukihito Yashiro. 

Yashiró amplió su sonrisa emocionado y al fin, al fin, le permitió probar el desayuno y le pidió que de una vez comience a explicar el plan de acción. Pero antes que nada Kuon tomó su celular, para la decepción del impaciente Yukihito, y le marcó a sus padres. Ni si quiera pudueron terminar de saludar cuando Kuon soltó el gran anuncio. 

— Lo he decidido.

Esa simple frase fue muy clara para Juliena y Kuu, su hijo iba a declarar al mundo su verdadera identidad... Y no podían sentirse más preocupados y extrañamente aliviados por aquella noticia.

Obviamente nada iba a ser sencillo, Kuon tenía mucho que enfrentar. Pero eso era mucho mejor que aceptar más tiempo con su insoportable y desdichada realidad actual. El distanciamiento con Kyoko lo volvía loco, de hecho lo más probable es que ya lo estuviese. Y para colmo, incluso la conejita estaba lejos de él, bajo la custodia de Maria Takarada, alguien más que estaba enojada con él, debido al distanciamiento de sus padres. 


En otro lado de la ciudad tenemos a Kyoko en una sesión de fotos con temática de reina de hielo, lo cual era muy conveniente porque eso era justo lo que deseaba ser y en lo que se aseguraría de convertirse. Helena era un nombre cada vez más insoportable para ella, aun cuando sabía que la culpa no era suya sino de ese hombre que amaba y odiaba a la vez justo ahora. 

Fue suficiente de llorar y esperar que suceda algo. Sho le había enseñado esa valiosa lección, si no te da un lugar en el momento, no esperes que lo haga luego; jamás te sientas cohibido de exigir lo justo para ti, y si no te lo daban pues ahí no es. 

Pero era difícil para ella dejar de esperar algo, aunque sea lo más mínimo, para poder perdonarse a sí misma el dejarlo todo para ir corriendo a sus brazos. 

Tan asqueroso es este patético sentimiento que teminó llorando en los brazos de Shotaro, qué horrible, su orgullo tal vez nunca le perdone esto. Pero agradecía que Sho no volvió a mencionar el tema ni se atrevió a bromear al respecto. Sin embargo también tenía algo de ansiedad al respecto, obviamente quedó claro que ella no iba a seguir con lo de la apuesta, pero de todos modos es raro que Sho ya sepa definitivamente que ella  estaba enamorada de Tsuruga Ren y no se haya aclarado nada al respecto. 

Esos pensamientos no la dejaban tranquila cada vez que Sho se le acercaba con alguna ocurrencia suya, de esas a las que estaba acostumbrada. Porque el que haya hecho lo que hizo no cambia el que sea el mismo idiota de siempre y en realidad agradecía mucho que sea así, no concebía un mundo en el que tuviera que soportar a un Shotaro excesivamente meloso o algo así. Sería perturbador y extraño. No gracias. 

Por otro lado estaba algo que no quería pensar de más pero que de una forma u otra al final terminaba volviendo a atormentar a su mente. Y ver a Sho llegar al estudio con un ramo de flores de distintos colores para después notar que sonrió automaticamente de una forma extraña le hizo volver a ese incómodo cuestionamiento. 

"¿Es que acaso hay algo que todos notan menos yo?"

Claro que aceptaba que de ser así no sería la primera vez, pero esta duda era un poco más inquietante para ella debido a que se refería a un asunto más íntimo... Lo que sucedía en su corazón. Ella no sintió ningún cambio después de que empezó todo este asunto con Shotaro, pero cada día eran más frecuentes las veces en que con gran preocupación todos los de su círculo más cercano, Kanae, Chiori, su madre, Yashiro, Kijima y hasta Maria, le preguntaban si tal vez sus sentmientos por Sho volvieron a surgir. 

— Idiota —arquéa las cejas—, ¿en serio crees que estas flores arreglaran el hecho de que hiciste trampa en Monopoly? 

Sho se encogió de hombros.

— No se le puede decir trampa a estrategias de negocios, pero una plebeya como tú no lo entendería. 

Kyoko se cruzó de brazos con una mirada burlona.

— Hablas como todo un hombre de negocios, irónico viniendo de alguien que casi llevó a la quiebra un puesto de limonada.

Sho se sonrojó y contestó con algo que comenzaría la ya bien conocida pelea de rutina que ambos tenían. Claro que el resto de los presentes los veía como una adorable pareja de enamorados, ahora Kyoko estaba consciente de eso, pero no entendía lo que daba esta impresión equivocada a la gente... No, la verdadera pregunta que Kyoko tenía era la siguiente: 

¿Y si no estuvieran tan equivocados?

Una pregunta que solo se reforzó más luego de la extraña conversación que había tenido con Lory en su oficina antes de llegar a aquella sesión. 

Todo al principio fue bastante sorpresivo pero cabía dentro de lo que esperarías que te hable tu jefe, en la dirección que tomará su carrera. Lory le comentó que en el extranjero las puertas estaban abiertas para ella y le entregó algunos guiones que esperaba le interesaran para poder confirmar con sus contactos el que le ofrezcan un espacio en las campañas de audición. Kyoko se sintió feliz pero a la vez, le explicó que todavía estaba esperando, no le especificó qué pero supo que el presidente, siendo quien es, lo comprendería. Pero entonces le sorprendió diciendo la pregunta como si fuera lo más natural del mundo que se lo preguntase. 

— ¿Te estás volviendo a enamorar?

Kyoko lo miró con frustración. Antes hubiera respondido que no con seguridad, pero ahora ya no se sentía segura de nada. Se quedó en silencio, exclamando por sus ojos toda lo que sentía y que detestaba sentir. Él solo le dio una sonrisa paternar y esperó su respuesta. Kyoko al ver que tenía que responder de todas formas solo suspiró y soltó lo único que sinceramente podía responder. 

— No entiendo.

Porque realmente no entendía nada, menos a sí misma. Y ahora entendía que si incluso el mismo monstruo del amor le decía esa insoportable pregunta era proque algo estaba sucediendo, y definitivamente no estaba con la estabilidad mental como para considerar las implicancias de todo ello; y justamente por eso ahí tenemos a su chistoso cerebro haciendole pensar si será cierto o no cada veinte minutos aproximadamente. 

Sho la llevó a cenar para continuar con sus divertidas discuciones, solo que esta vez Kyoko se perdía en sus pensamientos seguido, así que Sho se calló y decidó comer en silencio una vez que llegó la comida. Su chaperona no tardó en unirseles, lo cual Kyoko agradeció porque así la tesnión de que había algo que decir pero que nadie se atrevía a soltar disminuía un poco. 

La chaperona de hoy era Chiori, con noticias muy interesantes sobre oportunidades en el extranjero que debería de considerar. Chiori seguía sin aprobar a Sho como amistad, así que lo ignoraba la mayor parte del tiempo, pero ante el tema Sho no pudo quedarse callado y se unió a su amiga en la insistencia de que considere más seriamente las oportunidades en el extranjero. 

— Hace unos días el tío Tigre me dijo que si me interesaba un papel en Hollywood que llame y —suspira—... Me intimidé y le dije que mis proyectos actuales no me lo permitirían ya que no estaba muy segura de que acabemos de filmar Demons Heaven muy pronto que digamos...

— Pero ya estamos por terminar... Y probablemente no necesitemos filmar el final definitivo hasta dentro de un año.

— Llámalo, Kyoko.

Sho prácticamente le ordenó. 

Esa noche Kyoko lo llamó, y el señor no pudo mostrarse más feliz.

— El proyecto se llama, Making a lover, el papel para el que vas a audicionar es secundario pero con una interesante historia y una relevancia especial. Espero que puedas presentarte en Nueva York dentro de dos meses, que será el cating final. 

— ¿Qué...? 

— Ya eres finalistas, los productores y el director ya vieron mucho de tu talento, señorita Mogami... Les imprecionaste y creen que lo tienes todo para encarnar a Mika Evans. 

Acto seguido el señor cortó la llamada y le envió a Kyoko el guion digital. Kyoko se quedó dormida después de terminar de leerlo, amó el papel y la historia. 

Se enamoró por completo. 

Casi se olvidó de lo mucho que estaba sufriendo justo ahora, porque jamás superaría lo que vio. Sin importar el esfuerzo de Kanae por evitar sus impulsos masoquitas de buscar en internet lo que salió a la luz de su amor y esa mujer, ella siempre las miraba antes de dormir para darse fuerzas de continuar siendo la reina de hielo que se forzaba a ser. 

Y en eso, se desató algo que no imaginaba que sucedería. 

Primero, recibió la llamada inesperadamente esperada de Helena. La ignoró, porque no quería escuchar esa voz de nuevo, al menos no si es que no era por medio de los videos de esa fallida entrevista para negar lo que pasaba entre ellos. Pero en eso Kanae la llamó, Chiori le bombardeó de mensajes y Kijima le envió un audio de diez minutos. El sueño se le fue de golpe al notar que algo importante estaba sucediendo. 

Solo tuvo que llegar a internet para encontrarse con el gran chisme de la noche que enloquecería a Japón de que Helena le fue infiel a Tsuruga Ren.

Entonces se vieron fotos mil veces más comprometedoras de la chica en cuestión con nadie más ni nadie menos que con Kijima... ¡Kijima! 

Entonces le llegó un mensaje, era él. 

Pronto esto va a acabar, pero de antemano te desafío a que me dejes ser el único para ti así como tú eres la única para mí.

¿Aceptas?

Ella rompió en llanto y dejó el celular a un lado. No podía responder a eso, no podía. No ahora.

Kuon dejó el celular a un lado y se recostó mirando al techo, pensativo. Helena sepultó su reputación y se sentía terrible por permitir que hiciera eso por él, pero no pudo evitar sentirse feliz de que quizás esto ayude a que Kyoko vuelva a hablarle, al menos como antes. 

— Ella es tu felicidad, Kuon, no me perdonaría que este problema no llegue a solucionarse. Sé feliz, ¿sí? —le dijo ella con sus maletas en mano, lista para salir de la habitación de su hotel con dirección al estacionamiento, donde su "galán" la esperaba. 

La abrazó y la dejó irse al departamento de Kijima, solo así iba a ser creíble todo esto. 

Te desafío a dejarme ser tuyo, amor. 

Por favor, acepta el reto. 

Te prometo que soy yo el que puede caminar esa milla hasta las estrellas

Kyoko despertó, o, de hecho, dejó de pretender para sí misma que estaba dormida y miró el cielo nocturno por su ventana. Con el corazón por salirsele por la boca tomó su celular y se dispuso a responder. 



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