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Capítulo 49

https://youtu.be/PZ2CdwD6Y7M

El violín no dejaba de envolverla en un hechizo que la hacía olvidar hasta su propio nombre. Sora Daiga en ese instante se había olvidado de sus dudas, de sus dilemas, no había ninguna otra persona en su mente mientras su pecaminoso deseo estaba ante ella, hechizándola con su música. No era muy diferente a la primera vez que la hechizó con su música, la única direncia era que en lugar de un salón de la escuala ahora se encontraban en un parque con vista privilegiada a la icónica torre de la ciudad del amor. Y se dio cuenta, la mirada rápida que le dedicó lo había dejado bastante claro. Él sabía el poder que tenía en ella y la influencia que esa maldita sonrisa tenía en su corazón. Estaba pasando un buen rato divirtiéndose a costa de Sora, y lo peor es que ella no podía hacer mucho al respecto. 

Pronto él se iba acercando a ella, sin dejar de tocar y verse concentrado en la melodía. Era como un intento de darle un mensaje a través de aquellas notas que aun si no fueras un experto en música podrías sentir que transmitían una pregunta y exigían una respuesta. Y Sora, por su expresión, le decía que no quería responder. Pero entonces él se hartó, ya solo tocaba mirándola fijamente, mucho más cerca. Ella se sintió acorralada, principalmente porque no quería ni podía escapar. Tenía mucho miedo de escuchar lo que él quería decirle pero a la vez necesitaba oírlo. 

A este punto la escena estaba demasiado cargada de miradas repletas de significado, tanto así que aun siendo carente de diálogo con certeza mantendría los sentimientos del espectador a flor de piel. Ogata en verdad estaba agradecido con el universo por trabajar con aquellos actores. Ya se había sorprendido cuando, en Dark Moon, Ren aprendió a tocar el piano en la marcha. 

¡Pero esto ya superaba esa hazaña por mucho! 

Es decir, tocar el violín es muy distinto que tocar piano; porque si eres principiante lo más probable es que cuando toques suene como pelea de gatos. Pero él lo hacía de una forma tan preciosa que estaba seguro de que, si es que antes no había sucedido, la población masculina de Japón dudaría de su sexualidad por Tsuruga Ren. Pero la cuestión ahora era demasiado incómoda como para que Ogata pueda seguir sintiéndose feliz por lo magistral de la actuación de Ren y Kyoko allá en el set. Las cosas se tornaron muy siniestras luego de que Kyoko y Fuwa oficializaron su relación a la prensa. 

En la escena, Jun, interpretado por Ren, dejó de tocar el violín a un lado y empezó a caminar en dirección a la Torre Eiffel, dejando sola a la protagonista de sus sueños. Kyoko, batallaba constantemente para poder actuar como se debe y no simplemente ser ella misma reaccionando a lo que Ren le transmitía. Tenía suerte de que esto no era impedimento para que las escenas salgan al primer corte o al segundo, como máximo habían filmado tres veces la misma escena. Y ni siquiera porque no salgan bien, sino porque querían la perfección. Pero a Kyoko esto no la hacía sentir mejor como profesional. No se sentía bien de saber que por asuntos personales el papel de Sora la deje en medio de la filmación, y se sentía más terrible porque sabía que Ren se daba cuenta y la guiaba para ayudarla. Pero eso solo la torturaba mucho más, especialmente luego de la discusión que los dejó en un conflicto silencioso, que a ninguno le gustaba pero no tenían el valor de hacer algo porque ambos estaban avergonzados. 

Pero pronto se dio cuenta de que ya había quedado tiempo de más pasmada mirando a la nada, así que continuó con la escena. Sora volvió a ella justo a tiempo, cuando ella había empezado a caminar en la dirección contraria a la de él, y de pronto Jun se acercó a ella haciéndola volverse a él. Ella iba a decir algo, ya había arqueado las cejas y cruzado los brazos, pero con su mirada se notaba que estaba nerviosa. Esa era Sora, de carácter, decidida, con mucho orgullo debido a su intelecto y ambición... Pero en el fondo muy frágil cuando se trataba de asuntos del corazón, porque en ello era bastante inexperta e indefensa, especialmente si hablamos del hombre ante ella, su primer amor. 

Él estaba inexpresivo por un instante, y aun así su mirada tenía mucho reproche y determinación. Era increíble cómo sin necesidad de algún gesto él podía reflejar tantos sentimientos. 

— ¿En verdad crees que estás enamorada de Kei? —cuestionó él con una sonrisa socarrona y ahora una intensa mirada de reproche. 

— Yo —Sora se maldijo a sí misma pero no pudo evitar perderse en sus ojos y sentir que las palabras que quería decir se quedaban estancadas en su garganta por el nerviosismo—... Yo jamás —Oh, ahí iba de nuevo el tartamudear, pero como una campeona evitó dar más pena ajena y ahora sí respondió con seguridad—... Jamás dije que estaba enamorada de él. 

Él la observó, seguía enfadado pero ahora parecía estar enojado más con otra persona, probablemente él mismo. 

— Tú sigues sintiendo algo por mí —esa no era una pregunta, estaba sonriendo amargamente pero a la vez suplicante, quería que lo confirme. 

— Escucha, Fukushima, a este punto puedo decir que sí sentí algo por ti pero, primero, no era para tanto y, segundo, ya no queda nada de eso —lo mira con sinceridad y seriedad, o al menos tanta sinceridad como le era posible a alguien que inútilmente trata de engañarse a sí misma—.  Así que sácalo de tu cabeza, no tienes que preocuparte por algo que ya quedó olvidado. 

— Bien —soltó después de un suspiro tras el cual la sonrisa que tenía se borró dejando ver que él estaba tratando de resistir un impulso que a su mente fría y calculadora le parecía un error que no se debía permitir cometer, y Sora podía leerlo perfectamente en sus ojos, porque ella lo amaba al punto de que lo conocía más que a sí misma. 

Ambos titubearon, estaban nerviosos por lo que no se permitían decir. Pero pronto la determinación de él volvió, en el momento en el que ella estaba por cometer el pecaminoso deseo de decirle más de la cuenta y huir, porque ya presentía que pronto estarían cerca oídos indiscretos.

— Tú jamás estarás del todo satisfecha con esto, y mucho menos yo —le dio una sonrisa amarga y le dio espacio para irse, le iba a permitir huir porque ya sentía que había cumplido con su misión, el implantarle un virus de mucha más duda y confusión sentimental con esa frase. 

— No entiendo qué quieres decir y, ¿sabes qué? —suspiró y bajó la mirada, solo para volver a alzarla y transmitirle— No puedo comprender qué pasa contigo, estás raro y haces y dices cosas que se pueden entender como sí —pausó a mirarlo, como rogándole que le dijese que su suposición no era verda, pero solo consiguió una sonrisa de lad, que la desafiaba a decir lo que estaba por decir, de su parte, por lo que continuó evitando completar la idea anterior—... Como sea, tú hace tiempo dejaste en claro que yo no era el tipo de mujer que podrías tener en tus brazos y yo —pausó pero no por nerviosismo ni nada, solo porque sintió su corazón endurecerse, lo que la hizo sentir un doloroso alivio—... Puede que no haya olvidado del todo lo que sentía, pero, justo desde que comprendí que era lo mejor el que jamás me vieras como mujer, decidí que llegará un día en el que no despiertes ningún sentimiento en mí más que gratitud por lo que hiciste por mí, no más. Y cuando decido algo pongo todo mi esfuerzo en ello, no paro hasta conseguirlo. No paro de intentarlo hasta el final. 

Se miraron, de nuevo hubo un ligero silencio. Ahora él daba miedo, porque de nuevo estaba inexpresivo y su mirada no revelaba mucho sobre lo que estuviese pensando, eso era lo más aterrador. Mientras ella solo le hacía saber que no temía a nada, y que su decisión era tan firme como su carácter mismo. Tan fuerte era su determinación que ni la extraña risa que él soltó inesperadamente la hizo titubear. 

— ¿Qué pasa? 

— Soy muy consciente —la mira con deseo y frustración, ahora sí era obvio que esos eran sus sentimientos, muy en contraste con su sonrisa de lado que parecía ser una burla—, eres un hueso duro de roer y siempre respeté eso en ti. Ya te lo dije pero quisiera ser como tú en eso. 

Ella suspiró y estaba por responder, aunque la verdad se notaba que no sabía exactamente qué decir al respecto de su comentario. 

— Sin embargo —agrega mientras se acerca más y se inclina para que sus rostros estén a muy poca distancia—, creo que no será suficiente —antes de que ella pueda decir algo, él rozó sus labios con los suyos y ella no pudo contenerse, se entregó a lo que en el fondo había estado esperando desde que empezaron la conversación. 

Se perdieron en la pasión de un amor prohibido. Él tenía un amigo cuyo corazón se romperá en mil pedazos si se entera. Ella sabía que no era correcto contribuir a una inminente separación de amigos de siempre, además que ella lo quería, ¿o no? 

Pero el beso era demasiado esperado por ambos que incluso sus cuerpos hormonales empezaron a intensificar las cosas más de la cuenta. Él se apartó, porque sabía que era suficiente. Mucho más que suficiente, en realidad. 

— Tendrás que intentar mucho más fuerte —le dice con una sonrisa desafiante y se retira por otra puerta. 

— Eres un... —lo mira furiosa pero a la vez reprimiendo una sonrisa, por la cual se sentía mucho peor. 

— ¡Corte! —exclama Ogata, sonriendo paternalmente— Chicos, lo hicieron bien pero me parece que necesitamos que lo hagan de nuevo, pudieron hacerlo mejor. Claro que viendo su desempeño puedo comprender que ahora estén algo cansados y no puedan dar lo que sé que pueden dar. Así que descansen un poco, filmaremos escenas menos fuertes y esta la dejaremos para mañana. 

— De acuerdo, director —respondió Kyoko inclinándose respetuosamente—. Lamento no haber dado mi máximo, le prometo que lo haré...

— Ya lo he dicho, Kyoko-chan —Ogata le dijo con ternura—, lo hicieron estupendo, pero como sé el nivel que ambos tienen como actores quiero que mañana me den más. 

— Gracias, Ogata-san, por la estima —fue lo único que atinó a decir Kuon, para irse con Yashiro a beber agua y a escapar de la intensa mirada de Saena. 

Kyoko se inclinó y se reunió con su madre, quien le empezó a enumerar todos los asuntos que tendría que atender esa noche, la mayoría eran entrevistas por su "noviazgo" con Sho. Y a ella nada le molestaba más que el hecho de que incluso su amado bajó la cabeza y estuvo de acuerdo con esa locura. Ella entendía que era lo más conveniente para todos pero esperaba que si tanto la amaba como para lanzarse de la Torre Eiffel, entonces también la amase lo suficiente como para tener un arrebato  y se negara rotundamente, que aceptase que fue él su cita en Disney Tokyo, que fue él y no Sho a quien besó en Guam, que ambos compartieron mucho más de lo que todos creen que ella compartió con Sho. 

Pero él solo dijo que dajaba la decisión en sus manos, que ella entendería que ahora estaba en sus manos tomar una decisión conveniente. Entonces prácticamente la dejó sola ante Sho que decía que era el mejor plan para ambos profesionalmente, además que como él ya había confirmado el que ella lo niegue podría traer una pelea entre "fandoms" en la que él saldría como una víctima y ella como una femme fatale despiadada; algo que en un país como Japón era demasiado inconveniente, por no decir que sería el fin de su carrera. Y luego estaba Lory, que le recomendaba que lo mejor era que confirmen la relación, porque además de evitar complicaciones, sería beneficioso para ambos si es que se manejase bien. Incluso podría contribuir a que ambos crezcan como estrellas, a que la compañía crezca y al éxito del drama. Ogata estaba muy de acuerdo con Lory en ese aspecto, y pidió tímidamente que considerase la idea. Su madre era la única que se negaba, pero hasta ella terminó por decirle a su hija que si en verdad odiaba la idea podría dejar el mundo del espectáculo, que no se preocupara que se encargaría de recomendarla en una universidad prestigiosa. 

Kyoko y su madre manejaron el escándalo del beso en Disney Tokio diciendo que aunque quería compartir con sus fans su felicidad debían esperar un poco porque aún no se sentían listos para formalmente presentar su relación al público. De ese modo evitaron tener que explicarles que se trataba de un "hada". Sho se tomó la libertad de hacer un live por Instagram a sus fans diciendo que él era el chico con el que se besaba Kyoko en Disney Tokio en aquella ocasión. Justo después de que los paparazzi los encontrasen en la salida del cine. ¿Lo peor? Sho no tenía esa intención, solo estaba molestando a Kyoko, pero no notó que realmente se estaba grabando lo que decía; y Kyoko misma le siguió un poco el juego sin imaginar que sí se grabó. 

Esa noche Kyoko y Ren tuvieron una discución, una acalorada discución de una pareja que ya lo era aún sin ninguna propuesta de noviazgo. 

— ¡¿Por qué estabas con él?!

— ¡Es mi amigo y fuimos al cine porque jamás podremos dejar de ser amigos!

— ¡¿Era cierto cuando me dijiste que te amaba?! ¡Porque con tus acciones muestras que él todavía te importa mucho, mucho más de lo que yo te importaré en algún momento!

— ¡Ja! No entiendo cómo puedes decir eso... Tú mismo dejaste en claro que no podemos ser nada y ¿sabes...? 

— Tienes razón, no somos nada, no puedo reclamar. Lo lamento.

Él después de lanzar eso se fue, porque no sabía si tendría el valor suficiente como para seguir escuchándola. Ella no entendía cómo todo eso pudo salir de su boca, pero es que tenía tanto contenido. Tantas dudas y tanta furia de no saber nada, porque él le tenía demasiados secretos y ella no sabía qué pensar. Ambos derramaron lágrimas esa noche. Él no se sentía digno. Ella no se sentía terrible por haber sido tan poco comprensiva con él, por darse cuenta que se había convertido en alguien bastante hambrienta de seguridad y ya no tenía paciencia como para considerar el que él no estuviera listo. Ella quería que esté listo ya... Y lo perdió. O al menos ella sentía que lo había perdido por egoísta, por impaciente, por caprichosa. 

Al día siguiente todos volvieron a Japón menos Kyoko y Ren, porque sus escenas juntos eran las más importantes para hacer en escenografías, esta que acababan de filmar por ejemplo. 

Todos volvieron a la mansión de Takarada, mientras Kyoko y su madre se fueron al hotel para prepararse. Esta noche aparte de las entrevistas tendrían que prepararse para reunirse con los productores del proyecto de los Heel, habían quedado finalistas así que tendrían que asistir a una reunión donde les dirían qué prueba personalizada les tocaría. Después de todo solo estarían hasta el día siguiente en París, luego pasarían como cuatro días en Italia y listo. Escenas en Europa completamente filmadas. Sí, lamentablemente no eran muchas las escenas que requerían de ellos en escenografías específicas. Lo demás lo filmarían en interiores así que sería fácil hacerlo en el estudio desde Japón. 

Kuon tenía planeado utilizar de una buena vez lo que le quedaba de tiempo a solas con ella, porque ya había perdido mucho de este sufriendo por no sentirse con el derecho de intentar arreglar algo. Pero ya había visto que debía luchar más, no esperar y esperar. Ya lo hizo demasiado hasta ahora y solo perdió oportunidades. 

Saena, por su lado había sido más flexible de lo esperado en lo que se refiere a la relación de los Heel. Sin embargo, fue firme en eso de que debe tratarse a Kyoko con el respeto debido a su edad. De todos modos, era notorio que Ren no le agradaba para nada cerca de su hija. Pero bueno, ni si quiera Kyoko ahora estaba en buenos términos con él. 

Yashiro estaba demasiado frustrado y para desahogarse había creado un grupo de chat con las chicas Love Me y Kijima. Los cuatro se preguntaban en qué momento se habían vuelto amigos todos, pero al ser los cuatro espectadores fieles de ese drama de la vida misma, comprendieron que era de esperarse. Pero no era suficiente, así que todas las noches le daba Ren de comer de más para castigarlo por no avanzar con Kyoko... Ni eso fue suficiente. 

Pero ya las cosas cambiarían, él se aseguraría de ello. Porque creo que no es difícil de imaginar que a estar alturas ya no confiaba cuando Ren le aseguraba que ahora sí arreglaría las cosas con Kyoko. 


Llegó la noche, Ren se preparaba y Kyoko también. Serían marido y mujer en unas horas, el matrimonio Heel. 

Saena miraba a su hija prepararse en su papel pensativa y Kyoko ya había notado que su madre la miraba así desde hace mucho, pero jamás se atrevió a preguntarle lo que estaba pensando. Ahora estaba demasiado nerviosa, pero con todo esto, el sentir que él quería tanto "reconciliarse" como ella lo quería, necesitaba escuchar lo que pensaba. No quería quedarse con duda sobre las cosas nunca más. 

— Dilo de una vez, por favor. 

— Aclara las cosas con el muchacho y arreglen lo que sea que tengan que arreglar, porque a ambos los está afectando actoralmente... No le hace bien a ninguno de los dos, y como tu representante y como tu madre, con mucho disgusto, estoy a favor de que se reconcilien. No me gusta verte sufrir y aunque no confío en él, al menos quiero que estén en bueno términos para no seguir viéndote de esa manera. 

Kyoko quedó en shock, y ella hubiera deseado poder ser más centrada y madura. Pero ni bien escuchó eso salió corriendo de la habitación y se sentó en el parque más cercano al hotel y lo llamó. 

— Antes de vernos necesito que me escuches —él contuvo la respiración pero suspiró, dándole la señal de que podía continuar—. Yo sé que entre nosotros pasa algo, queramos oficializarlo o no. Pasa algo, no hay forma de que tú digas que no ni de que yo diga que no, no hay forma. Tenemos algo. La cosa es qué tan dispuesto estás a darlo todo por esto. Porque si no estás listo para darlo todo entonces no tenemos futuro, yo estoy dispuesta a darlo todo pero no soporto estar en un limbo, ¿entiendes? —contiene el llanto y él se preocupa, pero ella sigue hablando— No tenemos que estar peleados, de hecho, detesto que estemos en malos términos y sea cual sea el resultado de esta conversación no quiero que se arruine nuestra relación como colegas o amigos. Pero debo aclararte que odio esta situación y ya no puedo aguantarla. No quiero gritar a los cuatro vientos que nos amamos, solo quiero que seas sincero conmigo y que me des un lugar en tu vida como se debe. No quiero seguir siendo la persona a la que más secretos le guardas cuando se supone que yo debería ser de las personas en las que más confías si tan especial soy para ti. Detesto que hagas parecer como si jugaras conmigo, porque aunque confío en ti duele mucho. Duelen la preocupación de mis amigas, duele que mi madre no pueda confiar en ti y que yo no pueda sostener mi fe en ti con argumentos reales. Me ocultas todo y yo para ti soy un libro abierto. Me manipulabas para que no interactúe con ningún hombre más de la cuenta pero tú no te atrevías a cortejarme como se debe. Te vas lejos cuando te digo que te amo y me besas, no me explicas mucho pero te creo cuando me dices que me amas pero no estás listo para decirme lo que sea que esté pasando. Cualquiera que no te conociera como yo diría que eres un playboy que no se decide y que me tienes de tu juguete. Ah, yo no lo creo pero me lastima no poder refutarlo con algo más que la frase "él no es así". Porque eres todo un misterio para mí, ni si quiera sé tu verdadero nombre, ¿cómo si quiera puedo saber cómo eres tú realmente? 

— Yo lo arreglaré, te lo prometo —su voz temblaba, se sentía como una basura—. Pero entiendo a lo que te refieres y en verdad espero que puedas perdonarme en algún momento por ponerte en una situación así. Quedemos como amigos, es lo mejor por el momento. Y perdoname por lo de esa noche y por todo lo de antes. Mejoraré como persona, porque ahora soy una basura —rió—. Mi nombre es Kuon Hizuri, soy hijo de Kuu Hizuri y Jueliena Hizuri. Nací en Los Angeles, intenté ser actor de Hollywood, pero nada de lo que hacía era suficiente para que la gente olvide que era el hijo de Kuu Hizuri. Mis cumpleaños estaban llenos de niños que eran hijos de amigos de mis padres, pero ninguno era mi amigo. Yo solo conocí una vez a un niñita que quise con todo mi corazón, ella me enseñó el amor cuando aún no conocía el significado de esa palabra. 

Kyoko estaba muda mientras el amor de su vida le empezó a narrar su vida, ignoró inconscientemente al propósito la insinuación de que él era Kuon. 

— Mi mejor amigo, Rick, murió por mi culpa.

La sorpresa causó en ella un silencio largo, ni notó que él había parado para asegurarse de que ella siguiera escuchándolo. Entonces ella derramó lágrimas y sollozó, porque su corazón se partió cuando escuchó cómo sufría al contar la historia. Pero no solo eso, también le dolía demasiado pensar que ella causó que él esté así ahora. Pero no se arrepentía, necesitaba saber. Y el saber dolía, pero era importante. 

— Llegué a Japón a los diecisiete años para tener una nueva vida, así contruí mi mejor personaje hasta ahora, Tsuruga Ren. El caballero perfecto, alguien que yo nunca podría ser —soltó una risa de pronto— Jamás pensé que conocería a alguien que viera a través de mi actuación tan facilmente como tú. 

— Detente. 

— Kyoko...

— Fue suficiente, gracias —su voz sonó más dulce de lo que ella imaginó que sonaría. 

— Yo... 

— Quedaremos como amigos por ahora, pero —ella se sorprendió a sí misma cuando se le escapó lo que se le escapó— cuando estemos en privado puedes considerar tu propuesta de la otra vez como aceptada. Esperaré la gran propuesta para cuando estés listo de decirme lo demás, igual estoy casi segura que no vas a poder contarmelo esta noche. 

— Lamento mucho eso. 

— Nos vemos luego, esposo. 

Kyoko cortó la llamada y volvió a la habitación con su madre, quien ahora se encontraba tomando un té con Woods. Extrañamente se volvieron amigas, aunque eso podría ser contraproducente para la futura relación de Kuon con su suegra porque a Woods se le escapó un poco de lo que pasó entre él y Helena.

Kuon por su parte llamó a sus padres para contarles lo que hizo. Ahora estaba decidido de que al menos podría agarrarse de que Sho solo especificó que no le contase que es Corn, aunque lo hizo de forma no tan camuflada. Y aún así, ahora les pedía a sus padres que estén preparados como él para las consecuencias de por fin haber hecho lo correcto, o al menos haber hecho ya gran parte de lo que debió haber hecho antes. 

Pero los nombres tienen poder, y cuando Kyoko estaba terminando de ser maquillada por la Musa y le explicaba a ambas que al revisar su conversación con Kuon no encontró nada más que una amistad... Recibió la llamada de un número desconocido. 

— Buenas noches, ¿Quién habla? 

— Tú debes ser Kyoko Mogami, lamento si llamo en un momento inadecuado, mi nombre es Helena Velasquez —suspiró—, y me parece que ambas tenemos un tema pendiente. 



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