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Capítulo 3

La noche en el Daruma-ya era tranquila y relajada. Los clientes en un aura pacifica tomaban Ramen mientras veían el noticiero... Todo estaba como siempre, hasta que el remolino de overol rosado llegó. Como una bala, Kyoko subió rápidamente por las escaleras, entró a su cuarto y se tumbó en su cama. Tenía que relajarse y procesar todo lo que paso ese día.

"Demonios... ¿Por qué Shotaro? ¡¿Qué tiene en la cabeza, presidente?! ¿Acaso es un castigo por no querer dejar crecer mis sentimientos?"

Abrazó a su almohada y sumergió su rostro en ella, mientras de reojo miraba un poster en su pared, el único que había... El de él.

"Mi castigo por mis sentimientos tan despreciables... Por mi codicia..."

Suspiró y cerró los ojos, pensando en cómo lo necesitaba en esos momentos... Pensando en Ren, no, en su príncipe de las hadas. Por alguna extraña razón sus recuerdos con Corn y sus recuerdos con Ren se mezclaban en su cabeza, de repente se quedó en blanco, una idea asaltó su mente.

— ¿Creen que haya entendido la indirecta? —consultaba una de las demonios mentales de Kyoko a sus compañeras.

"No... No... Creo que es que ambos me hacen sentir igual..."

— Será porque son... No lo sé... ¡¿La misma persona?! —todas se dieron una palmada en la frente decepcionadas de su ama— Ay... Ama... —suspiraron resignadas—Bueno, al menos fue un intento...

Se dio cuenta de lo que acababa de pensar y agitó con fuerza su cabeza, en negación, mientras sus demonios mentales se ponían nerviosas preguntándose si ya se había dado cuenta.

"¿Te hacen sentir igual? ¿Qué? No, no, no... ¡No! Ya suficiente estupidez fue enamorarte... ¡Ahora no te vas a enamorar de dos! ¡Y lo peor es que los dos son imposibles! No, no... No seas más idiota aún de lo que ya te has vuelto..."

Entonces recordó ese tarde en Guam, fue tan divertida, se sintió tan llena de vida... Claro que no estuvo muy feliz de verlo así, destruido por la maldición, pero cuanta alegría le trajo haberlo salvado ¡Ella lo salvó! ¡Ella! Logró por fin ayudarlo de alguna manera... Eso le hacía sentir muy feliz. Pero él dijo que la amaba... ¿A ella? Sí, a ella... ¡Y la besó! Pensó en ese beso... Tan lleno de sentimientos, tan suave, tan delicioso... Le puso el mundo al revés. Empezaba a jurar y a apostarse a sí misma, que así de maravillosos como se sintieron los labios de Corn deberían de sentirse los labios de Ren.

"¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿En qué clase de pervertida me he convertido?! ¡¿Qué me pasa?! ¡¿Qué me pasa?! ¡Por favor! ¡Maldición! Ay... ¿Qué habré hecho en mi otra vida para tener que pagar con esto?..."

— Pero, tampoco se equivoca ama... Se sienten igual... ¡Porque son los mismos! —una demonio de desesperaba.

— Ya... Ten paciencia, el momento ya está por llegar... Más bien hay que prepáranos para cuando suceda...

— Sí, capitana.

Kyoko se golpeaba la cabeza con su almohada, pues a pesar de no estar muy segura de qué hacer cuando se vuelva a encontrar con Corn. Porque más que nunca, tenía una necesidad de verlo, de abrazarlo y que con solo sus problemas sus problemas desaparecieran, no le importaba si eso no fuese para siempre... Solo quería un instante con él, eso era suficiente. Abrazaba a su almohada con fuerza y sumergia su rostro en ella con la esperanza de quedarse dormida, pero entonces escuchó un ruido sospechoso que provenía de su ventana. Agudizó sus oídos y lo volvió a escuchar, así que se levantó, dejó la almohada a un lado y miró hacia su ventana... Lo que encontró la dejó prácticamente hecha una estatua.

"¿Corn? ¿Será...? ¿Será una alucinación?"

El dueño de esos ojos hechiceros del color de la esmeralda tocó la ventana, haciendo saber a Kyoko que su presencia era real. Ella lentamente se dirigió a la ventana y la abrió dejando entrar a su "mágico" amigo, al quien al instante abrazó.

— ¡Corn! —Exclamó mientras rodeaba el cuello del rubio con sus brazos— Necesitaba verte... —agregó en un casi inaudible tono de voz, al mismo tiempo que se fundía con él en un fuerte y cándido abrazo.

Ese contacto, ese calor, volvía a Kuon loco... ¡No! toda ella lo volvía loco. Pero de regreso a la realidad se preocupó, quería verla mejor para asegurarse del estado de Kyoko, pues quién sabe cómo estaría ya que no tomó para nada bien la noticia de trabajar con Fuwa... Y a la vez eso le amargaba, él no quería que tenga sentimientos por Sho, ni si quiera negativos... No quería que sienta nada por él, y se frustraba por ese poder que aún podía tener él en sus sentimientos. Pero grande fue su sorpresa cuando, mientras lo abrazaba, no la encontró molesta ni frustrada ni con desagrado... ¿Ella solo estaba feliz de verlo?

— Creí que no volverías... —susurró, Kyoko, a lo que Kuon solo podía responder con palmaditas en la cabeza.

En serio ésta chica tenía la habilidad de hacerle perder el control de forma tan sencilla, él quería hacer tantas cosas con ella, pero solo podía conformarse con eso.

"Si supieras cuanto batallo con mis deseos..."

Ren estaba con tantas ganas de decirle todo a Kyoko, entonces lo pensó mejor.

"Seguro me dirías playboy..."

Pasaron mucho rato abrazados en silencio, ese abrazo recargaba de energías a Kyoko.

"...De verdad te necesitaba... Corn..."

El calor de Corn la hacía sentirse con vida y su fragancia le hacía pensar que no había nada en el mundo que pueda hacerle daño, que el mundo solo era para ella.

— ¿Por qué estás tan callado...? —Kyoko rompió el silencio al fin— ¡Ohh!... Lo olvidaba... —ella recordó lo que le dijo él en Guam, que no podía hablar en el mundo humano con su propia voz— No importa, solo necesito de tu presencia para sentirme aliviada y recuperar fuerza...

Lo abrazaba en silencio, sin importarle el paso del tiempo, bajo la oscuridad en la que estaba sumergida su habitación. Ese era un abrazo peligroso, en el que mientras ella se relajaba, Kuon sufría una terrible agonía. Después de lo de Guam se prometió a si mismo que la próxima vez que ella lo viera con esa apariencia sería el día en el que le cuente todo... Tenía miedo pero tenía que hacerlo, así que respiró profundamente, reunió valor y empezó.

— Kyoko tengo que hablar de algo contigo...

— ¡¿Sigues con la voz de Tsuruga-san?! -preguntó totalmente sorprendida apartando el rostro del pecho del rubio, para mirarlo mejor; Él solo asintió con la cabeza evitando mirarla a los ojos—¿Qué...? ¿Qué es lo que... -Kyoko se preocupaba por cómo se estaba convirtiendo el ambiente.

Kuon estaba a punto de hablar, pero ella lo interrumpió volviendo a estrujar su rostro contra su pecho, al mismo tiempo que sus brazos seguían colgándose de su cuello.

— ¿Es que... te vas a ir de nuevo...? —Preguntó con un dolor que se reflejaba en su voz— Sé que es muy complicado, Corn... pero... aunque sea un poco... Por favor... Quédate conmigo un poco más...

"¡¿Esto es broma?! ¡¿Por qué ahora...?!"

Las cosas se volvían más difíciles para este hombre enamorado.

— Kyoko yo... —no terminó de hablar cuando la puerta se abrió inesperadamente.

— ¡Kyoko-chan, tienes visitas...! ¡Ah!

La jefa no terminó de anunciar lo que quería cuando se dio cuenta de esa tan romántica escena frente a ella; Kyoko estaba abrazada completamente a un rubio alto que la tomaba por la cintura, estaban tan pegados que ni si quiera un tornado podría separarlos y cuando su mente proceso la imagen... Pues no hace falta pensar mucho cómo reaccionó.

— ¡Uahhhh! ¡Ky... Kyoko-chan! —gritó la jefa sorprendida y avergonzada por la escena en la cual había sorprendido a su querida inquilina.

— ¡¿Jefa...?! —se alarmó la señorita en cuestión sacando el rostro del pecho de Ren pero aun con los brazos rodeando su cuello y los brazos de él rodeando su cintura.

— ¿Qué sucede señora...? ¡Ah! ¡Kyoookoo! —Kanae entró a la escena quedando sin habla por lo que vio.

— ¡Mooooko-chan! —Kyoko tan sorprendida que no se dio cuenta que seguía abrazando a su príncipe.

— ¡¿Kyoko-sempai...?! —se asombró Chiori, quien apareció tras Kanae.

El hasta ahora asombrado el Ren de lo sorprendido se quedó estático abrazando a la pelinaranja, pero al darse cuenta que tenía que hacer algo, reaccionó por instinto, y, cómo hoja que se la lleva el viento, la soltó y se lanzó por la ventana, aprovechando la confusión del momento. Luego de unos segundo Kyoko reaccionó y fue corriendo a la ventana a ver, las otras también la acompañaron.

— ¡Corn!

Lo buscó con la mirada desesperadamente, al igual que las demás quienes estaban totalmente impactadas por ese acto tan disparatado de parte del rubio, pero ojiverde ya había desaparecido entre la oscuridad de la noche y del callejón. Aliviada por saber que Corn estaba bien, giró lentamente hacia las tres confundidas y avergonzadas mujeres, quienes al dar por hecho que el extranjero estaba con vida hicieron una formación atrás de Kyoko, con los brazos cruzados, esperando por una explicación obviamente.

— ¡No es lo que piensan, lo juro!... —aseguró Kyoko, sonrojada hasta la médula.

Pero ni se imaginaría la señorita Mogami que hubo un espectador extra en ese circo.

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Sho caminaba riéndose solo por las calles, por pura "coincidencia", pasaba por el callejón que daba a la parte trasera del Daruma-ya, que daba con la ventana del cuarto de Kyoko, esperando encontrarse con una enfurecida Kyoko a la cual fastidiar... Pero nunca se imaginó lo que iba a ver.

Estaba bajo la ventana de Kyoko y podía ver solo oscuridad, entonces escondido detrás de un muro esperaba ver que la luz de su cuarto se encienda para ir a molestarla. Estuvo un rato y cuando estaba por macharse un escándalo lo detuvo, y al ver hacia arriba las luces se habían encendido.

— ¡Uahhh! ¡¿Kyo...kyoko-chan?!

— ¡Jefa!

"Jejeje ¿Ahora que habrá hecho?"

— ¡Kyooookoooo!

— ¡Mooooko-Chan!

— ¡¿Kyoko-sempai...?!

Sho empezaba a preocuparse cuando de repente vio que algo salió volando por la ventana y después de unas increíbles acrobacias, dignas de un circo europeo, apoyadas por la escalera de emergencia al mismo tiempo que Kyoko gritó:

— ¡Corn!

"¡¿Qué... qué rayos?!"

Pensó Sho convirtiéndose poco a poco en el rey Deva al ver a un misterioso sujeto saltar del cuarto de Kyoko, haciendo miles de piruetas dignas de un circo, para acabar cayendo como un gato en el suelo y comenzar a correr tan veloz como alma que se la lleva el viento.

Paso todo muy rápido pero Sho pudo verlo bien; era un sujeto alto, buena figura, rubio y a pesar de la oscuridad sus ojos verdes brillaban como los de un gato.

"¡¿Un... un extranjero?!"

Sho estaba muy asombrado por esa extraña escena, pero entonces su florida imaginación, por no decir mal intencionada imaginación, lo sacó del asombro para sumergirlo en los celos y la furia.

"¡¿Qué rayos hacia esa idiota con un extranjero en su cuarto?!"

Para ese momento Deva había alcanzado la transformación total.

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Mientras tanto, en la cabeza de un Romeo descubierto solo cabía la adrenalina, y aunque estaba en riesgo su secreto, la adrenalina que sentía lo emocionaba, nunca había pasado por algo parecido. Se sentía como un niño al que habían descubierto con las manos en la masa... O cómo esos adolescentes que son descubiertos... Espera, prácticamente eso eran.

Comenzó a reírse mientras corría, y hasta soltó un aullido... Pero vinieron los pensamientos serios. Cuando se pudo tranquilizar de la carrera y las risas, empezó a meditarlo, pues ya hora de decirle y la próxima vez que tenga la oportunidad se lo diría sin falta, aunque le daba miedo como podría reaccionar esa chica.

"¡Ay! Me da un poco de pena haberla dejado así con el problema, me siento como un cobarde... pero no podía quedarme más, tal vez esté listo para contarle a Kyoko quien soy, pero eso es solo porque es ella... No estoy listo para anunciarlo al mundo... Ay... ¿Cómo saldrá de esta?"

Se preguntaba Ren. Con algo de picardía pero también de culpabilidad... Imaginando, y acertadamente, que el interrogatorio ya había iniciado.

— Lamento haber interrumpido... —se disculpó con algo de sarcasmo— Vinimos porque creímos que tal vez estarías de malas y querrías compañía... Hmm —pausó y arqueó las cejas— No pensamos que estarías tan bien acompañada —el énfasis en el "acompañada" puso a Kyoko más sonrojada de lo que estaba.

— Pero Kyoko-senpai... ¡¿Qué paso con Tsuruga Ren?! —reclamó, Chiori, algo asustada y con las mejillas en rojo intenso.

— ¡No! ¡No es lo que piensan! ¡No es lo que piensan!

— Sí, claro... —agregó Kanae, con una tos fingida.

— ¡Espera! ¿Con... con Tsuruga-san...? —preguntó Kyoko muy confundida.

— Si se entera que le fuiste infiel de esa manera...—Chiori dramatizó— No lo esperaba de ti... Me siento traicionada...

— ¡¿Infiel?! ¡¿De qué...?! ¡Espera! ¡Les juro que no es lo que piensan!

— Pero... ¿Qué esperabas?... Entramos a tu cuarto y... ¡Te encontramos abrazando a un atractivo extranjero en la oscuridad de la noche!

— Ah, Chiori... ¿No te diste cuenta que ese extranjero del que hablas era el mismo Tsuruga Ren? —Kanae se giró a Chiori, diciéndoselo como si fuese lo más obvio del mundo.

— ¡¿Qué... qué?! ¡¿En... en serio...?! —Miró a Kanae sorprendida que solo le dedico una mirada monótona— ¡Lo hubieras dicho antes! —se viró hacia Kyoko y muy avergonzada le pidió perdón— ¡Dis... Discúlpanos! ¡No queríamos interrumpir!

— ¡Esperen! ¡¿Tsuruga Ren?! ¡¿El estafador matrimonial...?! —la señora se dio cuenta que se le escapó el apodo que su marido le dio al actor y al instante corrigió— ¡Digo! ¡Tu respetado senpai, Kyoko-chan?! —Kyoko estaba helada, así que cambió de dirección su pregunta hacia las otras chicas— ¡¿Kyoko-chan y...?! —las chicas solo se encogían de hombros, pues ni ellas estaban seguras, por lo que la jefa estaba más confundida aun y sonrojada al extremo.

— ¡Esperen! ¡Esperen chicas! —Respiró— No saquen conclusiones... Eh... ¡No! Ese no era Tsuruga-san... Ese es... —bajó la cabeza algo avergonzada y comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos índices— La razón por la cual... —Kyoko aún no sabía cómo comenzar—Ay... —las miró ligeramente y ellas la miraban pidiendo una explicación— ¿Has pensado en Tsuruga-san últimamente no Mouko-chan?...

—Bueno... Todo el mundo está pensando en lo que pasó hoy... —le respondió con una mirada confundida.

— ¡Exacto!... Pues... Ese no era Tsuruga-san... Era... —se detuvo un segundo para tomar aire y luego escupió todo tan rápido que casi ni se le entendió— Él era Corn, un hada que conocí en mi infancia y somos grandes amigos.

Las mujeres se miraban entre ellas confundidas y juntas le volvieron a preguntar.

— ¡¿Qué?!

Kyoko entonces suspiró y luego de tomar valor inició una noche de cuentos de hadas y recuerdos felices de la amistad de Kyoko y su mágico amigo. Las mujeres se enternecieron, lloraron y rieron con la historia...pero algo les preocupaba...era obvio que Kyoko de verdad creía en lo que les estaba diciendo, cuando para ellas, por lo que Kyoko les conto sobre Guam, había una verdad 100% confirmada...Tsuruga Ren era el hombre detrás de todo esto. Mas no querían decirle a Kyoko por ahora... ¡No les creería de todos modos!... También descubrieron algo más. Kyoko estaba enamorada de Tsuruga Ren en ambas versiones, pero si se lo decían ella se lo iba a negar más, por lo que decidieron darse por no enteradas. Bueno eso aparte de la verdad más obvia, Tsuruga Ren estaba enamorado por completo de Kyoko.

Cuando ya se hacía tarde cambiaron al tema del trabajo y entonces Kyoko les mostro algo de la idea que tenía de Sora hasta ahora, a lo cual sus compañeras alabaron.

"Ese personaje se le ajusta muy bien... tienen mucho parecido en ciertas cosas..."

Pensaban ellas, mientras miraban a su amiga hablarles cómo si fuese otra persona, la persona descrita en el guion. Después de un rato, se quedaron dormidas y luego de un sustancioso desayuno hecho por la jefa, en la mañana, las miembros de la Sección Ámame se retiraron a sus casas. En la estación de taxis tuvieron un intercambio de teorías sobre lo que en verdad sucedía, al mismo estilo de amas de casa comentando sobre su novela favorita.

— ¿Tú qué opinas Kanae?

— No me decido si Tsuruga Ren es el mismo rubio que Kyoko conoció en su infancia, o si en Guam, Tsuruga Ren, como quería conseguir un beso de Kyoko o hacer un acercamiento que con su rango de "senpai respetado" no podría conseguir, se hizo pasar por "Corn".

— Yo creo que si fuera la primera sería muy forzado... Muy de dorama —se acomoda el cabello— Pero dudo que Tsuruga Ren haga algo como eso... Siendo él, el arte de la conquista lo debe conocer bien... —suspiró— No necesitaría de estos métodos... Aunque en lo personal no es mi tipo... —puso los ojos en blanco.

— Seguro... —contestó indiferente Kanae— Pero estamos hablando de la primera miembro de la "Sección Rosa" después de todo...

— Es verdad.

— Pero si fuera que el niño de la infancia de Kyoko y Tsuruga Ren fueran la misma persona... ¿Por qué Tsuruga-san no se lo ha dicho hasta ahora? ¿Y por qué permite que Kyoko siga engañada así, pensando que son dos personas diferentes?

Toda esta charla era escuchada por un carismático cuatro ojos que no se pierde de nada, y que estaba cubriendo su rostro con un periódico, sentado en una banca pública.

"¡Oh Ren! No puedo creer que hayas echo algo así por el amor"

Pensaba con un tonito burlón y una sonrisa de oreja a oreja, pues ya tenía con que molestar a Ren un rato... Aunque por supuesto, primero esperaría el momento adecuado, porque suponía que todo el circo de que Fuwa Sho iba a estar tan peligrosamente cerca de su Kyoko, lo iba a tener de malas por un buen rato.

— ¿Quién sabe? —Suspira agotada—... Parece que es un hombre más misterioso de lo que parece... —alza su mano para llamar la atención de un taxi— Aunque supongo que es el mismo sentimiento cuando no puedes decirle a un niño que Santa Claus no existe...

El taxi se detuvo y Kanae se subió en este, se despidió de Chiori y Yashiro muy contento por la información recibida volvió a lo suyo.

.

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.

En otro lado de la ciudad, en ese pequeño departamento una bella mujer de mediana edad, se mordía las uñas preocupada. Ese "niño ingrato", como ella había bautizado, salió, muy impulsivo como siempre, la noche anterior sin decir nada con una sospechosa sonrisa. Y al volver ya casi al amanecer, apareció tumbando las puertas violentamente. No daba ánimos de preguntarle algo, por lo que Shoko se quedó con esas ganas de preguntarle y sacarle todo lo que se pudiese... Pero al menos por descarte ya tenía una idea irrefutable en su cabeza.

"Habrá pasado algo entre él, Kyoko y... Tsuruga Ren..."

— Sho... —le habló a su representado— Hoy no tenemos trabajo pendiente, así que puedes tomarte el día para relajarte...

Shoko intentaba iniciar conversación para poder llegar a saciar su curiosidad o por lo menos matar el toxico silencio en el departamento. Pero sus palabras eran completamente ignoradas por el oxigenado, su mente y todos sus sentidos estaban concentrados en lo que vio la noche anterior.

"¿Quién era ese extranjero? ¡¿Quién?!"

Pensaba Sho, con su cara de Deva, recostado en el sofá de Shoko, mientras ella, preocupada, preparaba un café.

"¡¿Y ahora qué habrá pasado?! ¡¿Qué?! ¡Espero que no dure en ese estado tanto tiempo como las otras veces!... Ahhh... Y eso que estaba de tan buen humor últimamente."

Shoko inquieta tomaba atemorizada su café.

"Quiero preguntar, pero estoy segura de que será como siempre... Lo negará y empezará a hablar del supuesto poco atractivo de Kyoko..."

Miró a su representado con compasión.

"Seguro vio que Tsuruga Ren y ella se volvieron más cercanos... Debe ser eso..."

— ¿Ya están listos mis papeles para trasladarme a la LME? —por fin el teñido quebró el aterrador silencio.

— ¡Sí! —al instante respondió— Ya... está listo...

"No me lo esperaba..."

— Perfecto... —sonrió— Parece que cierta niña olvido de quien era propiedad... —Shoko lo miró totalmente anonadada— Yo se lo haré recordar...

El silencio regreso pero esta vez, Sho parecía estar de un mejor humor, peligrosamente mejor.

"No me quiero imaginar lo que le espera a la pobre Kyoko-chan"

Pensaba Shoko con preocupación y resignación, que aumento cuando vio unas líneas resaltadas en el guion que su representado había estado analizando hace unos minutos.

— ¡¿Te gusta?!

— ¡Suéltame imbécil!

— ¡Responde!

— ¡No tengo porque hacerlo, Shinnoke!

— ¡Sí tienes!

— ¡¿De qué hablas fenómeno?! ¡¿Cuál?!

— Porque eres mía... —respondió, Kei, justo antes de tomar sus labios por la fuerza, mientras la acorralaba en ese muro del abandonado callejón y mojándose bajo la intensa lluvia.

"¡Oh, por dios!"

Solo pudo pensar Shoko, con una gota de sudor bajando por su frente.

"Las cosas van a ponerse apasionadas... Suerte, Kyoko-chan... De verdad la necesitas..."

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