Capítulo 28
Un "te extrañé" escuchó en su oído, y su voz fue como música celestial que le hizo olvidar cualquier preocupación, de la existencia del mundo e incluso su propio nombre, mientras unos brazos la envolvían en el calor más delicioso que ella pudo haber sentido, y es que para ambos ese era su lugar, el lugar donde pertenecían, entre los brazos del otro. Pero, no, tenía que comportarse, tenía que mantener su comportura, así que ella le pedía con pesar que la suelte... Pero él no la escuchaba, seguía prendido de ella, así que no hizo más que "conformarse" y dejarse abrazar... Y en eso unos fuegos artificiales estallaron en el cielo, esparciendo así chispas de varios colores en el oscuro firmamento. El ruido los asustó por lo cual se separaron, pero solo un poco, y cuando la magia de los pirotecnicos terminó, llegó la vergüenza y el silencio incómodo con sonrisas nerviosas y sonrojos casi disimulados.
- Tsuruga-san... ¿Cómo es que estás...? -lo miraba sorprendida e incrédula, pero por su sonrisa se olvidó de lo que estaba diciendo- ¿Cómo es que está aquí? -dijo girándose a mirar por el balcón porque no quería volver a quedar hipnotizada por él.
- Ya te lo dije... -la mira como el seductor que es y ella se tensa, pues ella no tenía que verlo para notarlo, él se acerca y la acorrala desde atrás- Te extrañaba... -murmuró muy cerca de su piel, su aliento lo pudo sentir en su nuca y su voz se oía con ese tono inconfundible de conquistador que a las mujeres derretiría como mantequilla si lo escuchasen, y ella no era la excepción- Y cuando me llamaste esa noche, haciéndome saber qué sentías lo mismo, yo no pude evitarlo... -posa su mentón en su hombro- Me hiciste muy feliz...
Bueno, sí, cierto, Kuon quería ir paso a paso, pero ya había quedado consigo mismo a ser más directo y a no darse para atrás, a ser más claro con sus intenciones, pues si no entonces seguiría con esa imagen de distante senpai y eso sería muy contraproducente para con sus intenciones. Y Kyoko, ella aún estaba en proceso de interpretación de lo escuchado, literalmente era como una página web en carga pero en medio del proceso se reiniciaba debido a un error en la conexión... Y antes de que haya colapso en el sistema, una idea se le cruzó por la cabeza, algo importante que no debía de ser ignorado.
- Pero, Tsuruga-san... -se giró de repente hacía a él- ¡¿Y el trabajo?!
- Kyoko-san, yo quería verte lo más rápido posible... -la agarra de los dos hombros y la hace mirarlo.
Kyoko se quedó suspensa por lo que escuchaba, sus ojos estaban bien abiertos y solamente no se sonrojaba como remolacha porque estaba demasiado sorprendida como para eso. Por su parte, él suspira y sonríe rendido, tal vez estaba siendo un poco egoísta, tal vez, pero no se iba a retractar, tenía que alistarla o prepárala si no cuando se confiese sería más difícil para ella procesarlo o creerle, de alguna forma tenía que prepararla.
- No, la verdad es que no solo quería verte... -la mira rotundamente- Necesitaba verte.
- Tsuruga-san... -se queda embelesada de nuevo, lo mira preguntándose si ilusionarse o no, si esas palabras eran reales o no, si tal vez había un sentimiento más grande de lo que imaginaba detrás de esos ojos, si tal vez habían sentimientos por ella- Yo... -suspira y vuelve a bajar la mirada, no, eso era imposible- Pero... ¿Qué hay del trabajo? Y además... -volvió a ponerse la máscara de preocupación profesional- No dijo nada... No avisó... ¿Yashiro-san sabe de esto?
- Yashiro mismo lo planeó -le agarró las manos y entrelazaron los dedos, dejándola helada- Y en cuanto al trabajo, sugerí al fotógrafo y a los productores que la sesión de fotos sea este fin de semana y afortunadamente accedieron... -la acercó a su cuerpo de la nada y la miraba fijamente.
- Bien, entonces si era así... Está bien. -sonríe con tristeza- Pudiste decirlo de un principio...
Él se quedó lelo con esa reacción, tal vez... ¿Será tal vez que fue una pequeña decepción lo que acababa de ver en sus ojos? ¿Será? Sonrió de oreja a oreja y soltó una risa que a ella confundió, luego se recuperó de la emoción, en realidad no del todo, y le dedicó esa sonrisa celestial, que a ella casi le seca los ojos de lo resplandeciente que fue, y luego de un suspiro agregó de forma seductora.
- Aunque... -besa su mano con pasión- Aún si no lo hubieran hecho de todas formas hubiese venido...
Se quedan en silencio por un tiempo largo, él intentaba no darse para atrás pues estaba nervioso, ella no respondía ni reaccionaba de forma alguna, estaba presente en cuerpo pero en alma ausente, pero finalmente reaccionó, ella suspiró y lo miró con un atisbo de sonrisa, solo por un instante, luego bajo la mirada y volvió la vista hacia el balcón.
"No, Kyoko, no seas ambiciosa... Y por favor, querido corazón, deja de interpretar a tu placer lo que dice o hace este hombre... Si te equivocas te romperás en mil pedazos, y lo sabes muy bien, y probablemente después de eso no podrás reunir tus pedazos para volverte a levantar... No como la última vez, porque esto es de verdad, esto sí es amor."
Él no se sentía bien, no sabía si interpretar y además una parte de el le decía qué tal vez era un rechazo, no, en realidad estaba casi seguro. Suspiró decepcionado e iba a intentar salvar el momento, pero entonces se dio cuenta, se fijó y sus manos seguían entrelazadas, tal vez era una buena señal, las apretó más fuerte haciendo palpitar el corazón de ella a inhumana velocidad, y rompió el silencio.
- Era una sorpresa... -la suelta por fin y se para a su lado y comenzó a observar hacía abajo, aunque sin dejar de mirarla a ella, su amada, de reojo para así no perderse ni una sola ni ningún escurridizo sentimiento escapar por su mirada ambarina- Aunque al final de todas formas, aún si hubiese querido avisar no habrías enterado... ¿O sí?-ella le quedó mirando, primero nerviosa por sus acciones, luego proceso lo dicho por él y se sorprendió, se giró a él confundida, preguntándole en silencio la razón de sus palabras, Kuon suspiró y le sonrió- Intente llamarte desde la última vez que hablamos pero no respondías, hasta que anoche respondiste pero no me hablaste y me cortaste... -se entristeció, pero entonces se le vino una idea a la cabeza, la haría sufrir un poquito, entonces se hizo el dramático poniendo su mano en su pecho, como si le doliese el corazón, y agregó- Creí que me estabas evitando... -se volvió a hacer el dramático, dio media vuelta asustándola, y por lo bajo se reía- Me dejaste en visto y contestaste a las llamadas que te hice después de eso, pero no me hablabas y me cortabas... -suspira con una expresión tierna de tristeza- Solo me quedó la idea de que no querías hablar conmigo...
- No... ¡No! -saltó y lo agarro de ambos hombros, haciendo que se incline a su altura- ¡Tsuruga-san, puedo explicarlo yo...!
"¡Estúpido beaggle! ¡¿Cómo te atreves engendro del infierno?! ¡Maldición! ¡Maldito perro!"
Pero entonces, antes de intentar explicarle recordó que en realidad no podía hacerlo, se quedó asustada, recordaba el problema en lo que sus sentimientos le metieron , soltó de repente a Kuon y retrocedió un paso, fue inconsciente y es que estaba asustada por lo que podría pasar... Estaba tan feliz de verlo que se olvido del problema en el que estaba. Él vio terror de muerte en sus ojos y una teoría que ya tenía cobró sentido... Estaba asustada de su reacción al ver el video de Fuwa, estaba equivocado esta vez, pero su teoría no era tan mala, aunque de todas formas Kuon sentía que había algo más... De todas formas, tomó como más probable esa idea. Suspiró resignado, preguntandose cómo esa chica podía saber qué cosa le molestaba, cómo le enfurecía verla cerca de Fuwa, pero no caer en cuenta de lo que él sentía por ella, bueno, paso a paso.
- Si te lo preguntas ahora... -se acerca a ella y la acorrala contra el balcón y le acarcía el rostro- Sí, ya vi el PV de Fuwa... -agarra un mechón de pelo y lo besa, luego la mira con dulzura y le sonríe- Saliste muy bonita... -suelta el mechón y le susurra al oído- Como siempre...
Sí, ahira el se veía como un conquistador conquistado, embelesado, y como todo enamorado nervioso por dentro, ansioso por la respuesta. Kyoko se quedó enagenada por un momento que duro una infinidad para Kuon, y luego su mirada sorprendida, paso a feliz, una chispa de tranquilidad, pero, tan rápido como nació, desapareció y pudo ver una sombra de decesión que pasó a convertirse en una pequeña tristeza.
- Oh, gracias, Tsuruga-san. -ella sonreía, pero esa radiante sonrisa no le llegaba a los ojos.
Y es que ella al principió estaba sorprendida pues lo vio, pero no estaba molesto... No, no lo estaba, y eso era bueno. Estaba feliz de que no estuviese molesto, sí, pero entoces vinieron las palabras del beaggle a su cabeza, de que en realidad no tenía de qué preocuparse, al final a él en realudad seguro que le importaba poco o nada a quién besaba... Y no tendría por qué, no es su novio... Ni si quiera es su amigo... Es... Es solo su senpai ¿No? ¡¿Qué esperaba?! ¿Tal vez que se ponga celoso? Bueno, en realidad sí, lo esperaba... Una parte de ella, si no es que toda, ansiaba verlo tenebroso, salvaje, como cuando eran los Heel y le reclamaba por las llamadas de Sho... Sí, celoso, quería verlo celoso, reclamandola como suya... Pero no se permitía hacerle caso a esa clase de "pervertidos" pensamientos, aunque eso no quería decir que no los tuviese. Pero esa sonrisa, como si nada pasase no solo le derrumbaron sus no admitidas fantasías, si no que también le dieron pie a creerse sus totalmente erradas suposiciones sobre los verdaderos sentimientos de él.
No hace falta decir que el silencio fue tenso, él estaba algo frustrado pensando en qué pasaba ahora pues realmente no entendía que pasaba por la mente de esa chica. Y ella solo se lamentaba.
"Te lo dije, corazón... ¿Qué esperabas? ¿Verlo molesto? ¿Por qué iba a estarlo? ¿Qué esperabas? ¿Qué?"
Kyoko suspiraba, el silencio era incómodo y si seguía así sería muy sospechoso. Él carraspeó, sí, era momento de volver a la realidad y además tenía que hacer algo, porque él pensaba que lo había ignorado al propósito, por culpa de cierto perro demoníaco, maldijo para sus adentros al segundo bastardo de su vida y se propuso a acabar con ese incómodo silencio.
- Tsuruga-san, en realidad, no es lo que cree... -lo mira a los ojos por unos segundos, luego le agarra la mano, tal vez sin darse cuenta, y bajo la cabeza apenada- Yo no lo ignore adrede... -respira profundamente- En realidad... -cerró los párpados con fuerza, no quería mentir, de verdad que no quería pero era necesario, y entonces los volvió a abrir, y luego miró con certeza a los ojos a su senpai- Me robaron el móvil, ayer en la tarde, llegando a aquí... -quita la mirada de él y la dirige a otro lado, no aguantaba más- Fui... Fui atacada por un loco en uno de los jardines y... Me arrebató el móvil en la pelea...
Al principio Kuon estaba sorprendido, luego se enojó y apretó los puños con fuerza. Ella sintió su oscuridad aparecer y se asusto, pensó que tal vez se dio cuenta que le mentía, pero no fue así, le creyó, aunque después de todo, no le estaba mintiendo, solo que no le contaba por completo la verdad. Y entonces volvió a sentir sus brazos envolviéndola, otra vez su perfume embriagador dejándola sin esperanza de recuperarse de un nuevo hechizo.
- ¿Qué te hizo? -le acariciaba la espalda- ¿Estás bien? -la estrujaba cada vez más fuerte- ¿Por qué no me llamaste? -la sostiene del rostro y la hace mirarlo, él estaba frustrado y algo molesto, reprochándole con algo de dolor en la mirada- ¿Por que no confías en mí? -la suelta y se enfada un poco, en realidad era como una queja por lo dolido que estaba, se gira suspira y se vuelve a ella y exclama- ¡¿No te das cuenta lo mucho que me importas?! -ella se sorprendió por como se exaltó su senpai, él se dio cuenta que se pasó por los nervios, intento relajarse y se arrepintió, estaba molesto consigo mismo, tal vez la asustó, soltó un suspiro frustrado y la agarró de la mano y la acerco a él- Lo siento... -le da palmadas en la cabeza- Es solo que me duele que no me permitas estar contigo en momentos como estos, que no me dejas protegerte...
Ella lo mira, aún sorprendida, pero se recupera y luego de procesarlo, ella solo sonrió con ternura.
- No tiene que disculparse de nada... -agarra la mano de él y con suavidad la quita de su cabeza, logrando que él la mire y se quede sorprendido- Es que... Sucedieron cosas tan locas y... Eso en realidad no fue muy importante... -mintió con mucho pesar- Pero te prometo, Tsuruga-san, que a partir de ahora te molestaré sin importar que ocurran cosas triviales... -suspira, mira a otro lado, estaba algo nerviosa, y luego vuelve a dirigirla a él y le sonríe- Así como espero que tu cuentes conmigo para lo que sea... -baja la mirada y agrega en un murmullo, inconscientemente- Quiero estar siempre ahí para ti, quiero estar a tu lado...
Él al principio se quedó sorprendido, bastante sorprendido, pues sí la escuchó, la escucho y no podía creerlo.
"¿Será...? ¿Será tal vez mi imaginación? ¿De verdad lo dijo? No... ¿Estoy oyendo cosas? Es eso... ¿No?"
Kyoko entonces se dio cuenta de la mirada inexpresiva de él, estaba con una mueca que nunca le había visto y negaba con la cabeza varías veces, con la mirada perdida. Entonces de repente se da cuenta y se tapa la boca, cómo si eso sirviese de algo.
"¡¿Lo dije en voz alta?!"
«Jujuju ¡Chicas, vengan que esto se pone picante!»
Decían las demonios mentales de Kyoko mientras todos se amontonaban al rededor de una pantalla de cine, con palomitas de maíz incluidas en la fiesta.
- Sí, quiero estar a tu lado siempre... -dijo con seguridad al final de darse mucho valor.
«¡¿Qué?!»
Demonios y ángeles de su cabeza escupieron sus bebidas y las palomitas de maíz volaron por todo el lugar.
«¡¿Quién demonios es esa y qué le hizo a nuestra ama?!»
Kuon estaba sorprendido.
"¡¿Qué?! De verdad... De verdad lo dijo... Entonces..."
Un rayo de luz celestial iluminaba a Kuon Hizuri, el rayo de la esperanza, se estaba ilusionando, su corazón latía ansioso.
- Es decir... -le sonríe- Quiero recompensar lo gran mentor y lo amable que has sido conmigo, Tsuruga-san...
Y entonces sintió como pincharon el globo que se inflaba en su pecho, sí, otra penosa experiencia para el libro del recuerdo, ella lo hizo de nuevo... Bueno, a fin de cuentas, era lo que uno se esperaría de la primera miembro de la sección Ámame. Y él... Ay, él volvió a caer otra vez, ¡Otra vez! De verdad que no aprendía la lección, no sabía que era peor, la obligación o que lo manden a la tan temida zona de amigos... De cualquier forma ya no importaba, no lo iba a dejar así.
- Kyoko, yo no hice eso por amabilidad... -le dijo con una voz ronca- No soy tan buena persona, no me sobre-estimes... -con voz ronca le decía mientras más se acercaba, transformándose en el emperador de la noche- ¿No te lo dije? - Un hombre no es amable con una mujer de no esperar algo de...
- Al propósito, Tsuruga-san... -nerviosamente, no, casi desesperadamente cortó las palabras de Ren y acabó con ese ambiente- ¿Cómo me encontraste aquí?
Ella olímpicamente cambio la dirección del asunto, en el fondo sabía a lo que iba y, no es que en el fondo no le gustara el destino de ese camino que estaba tomando tema pero tenía miedo, sí, se sentía una cobarde pero tenía que cuidar su corazón, porque si escuchaba una insinuación más de él ya no sabría qué sucedería con su corazón, con su ya de por sí inestable tranquilidad emocional y mental, y si en realidad ella era la única que tomaba en serio esas palabras, si en realidad para el no significaban nada... Ella no podría aguantarlo. Por su lado él realmente estaba asombrado, a pesar de que creía que ya se esperaba todo de ella, aún cuando pensaba que su experiencia con ella iba a servir para prevenir lo que sucedería, de verdad que ella era una caja de sorpresas. Se recuperó, sonrió con resignación y explicó la historia.
- Fui a buscarte por todos lados, a penas llegué, y en el hotel me dijeron que no te encontrabas en tu habitación, ni tampoco tus compañeras... Y pregunté dónde podrían estar, nadie pudo darme razón de tu paradero, solo me dijeron que probablemente se fueron a disfrutar del Tanabata...
"Es... Es cierto, el ruido de hoy es porque es el Tanabata... Sí... Lo olvidaba... Ja... Tal vez será porque no tengo buenos recuerdos de este festival..."
Y es que era cierto, el único recuerdo que tenía de ese festival era ver los fuegos artificiales sola, desde la ventana de su cuarto, esperando a Sho, quien llegaba muy tarde después de andar haciendo quién sabe qué con su novia de turno. Y aún así, sabiendo eso, ella lo recibía sonriente para saludarlo por ese día. Extraña,ente no sentía nada de recordar eso, no sentía más que pena por sí misma... Pero dolor por él, no, eso era muy raro considerando que supuestamente estuvo enamorada de él.
"Tal vez... En realidad no lo fue..."
- Y entonces... -carraspeó, se había quedado en silencio mirándola, sabía que seguro tuvo algún otro recuerdo, y lamentablemente con ese chico, pero lo raro es que no había enfado ni tristeza, la mirada en sus ojos era como la de una anciana recordando su errores de juventud, sabiduría fue lo que vio.
Kuon por alguna razón se sintió tranquilo cuando ella lo miró, y se admiro de lo madura que se veía en ese momento, como si hubiese aprendido algo valioso, como si hubiese crecido en ese momento. Pero entonces los ojos de ella se iluminaron y su sonrisa brillaba más que las estrellas de ese cielo hermoso que se lucía sobre ellos y verla así no solo quedó encantado otra vez, no, no solo volvió a ser flechado por cupido, si no que un recuerdo, el mismo recuerdo que a ella hacía sonreír en ese momento, le asaltó la mente y le endulzó la vida, dándole más material para sus sueños con ella. Y es que ya eran más de diez años atrás cuando una niña adorable, con mirada tierna y brillante, le contaba muchas cosas sobre su cultura, y muy alegremente un rubio de ojos esmeraldas la escuchaba, por alguna razón se le hacía más bonita, más interesante y apasionante la cultura y tradición japonesa cuando la narraba ella y no su padre. Al terminar de contar la historia, esta vez sobre el cuento que inspiraba una celebración de las más bonitas y románticas del año, ella tímidamente le preguntó si es que el príncipe hada se quedaría lo suficiente para la Festividad de las Estrellas, el Tanabata. El "príncipe" no sabía que responder, no quedaba más que una semana y media para que regresara a su "reino", su hogar del otro lado del Pacífico, así que con pesar le respondió que eso no era muy probable, y al ver la mirada triste en esos ojos ámbar que le daban luz sintió que le oprimían el pecho, y más aún cuando dijo esa frase, que ahora en Kuon Hizuri, es decir, Tsuruga Ren, hacían eco en su mente:
"Está bien, Corn, de todas maneras... Yo... Estoy acostumbrada a ver los fuegos artificiales sol desde mi cuarto... Y a ver el festival por televisión..."
Y también recordaba cuando, un poco celoso, le preguntó por qué no la pasaba con ese tal "Sho-chan", y ella con una sonrisa triste le respondió que él le había dicho que ese festival romántico era una tontería y que le daba náuseas estar rodeado de esos enamorados... Y tampoco era muy difícil de explicar, en esa época Sho tenía cinco años y a la única niña a la que no le tenía ese típico "asco" era a Kyoko, y no tardó mucho en cambiar de opinión, bueno no del todo. Después de eso intento distraerla, y lo logró, pero Kuon se quedó con la idea rondando por su mente, así que al día siguiente llevó una linterna, un par de títeres que encontró y un libro de cuentos japoneses en el cual ese no podía faltar ese en especial, y se llevó a la niña a una pequeña cueva que había encontrado por casualidad. Ahí hicieron su propio espectáculo de títeres, y él le explicó que no importaba la fecha, ese fue su Tanabata, suyo y de nadie más, y luego de un rato inscribieron en esa cueva un: «Aquí fue el primer Tanabata de Corn y Kyoko juntos»
Dejaron los títeres y el libro en la cueva, en caso de que volviesen y así podrían recordarlo, aún si no lo hiciesen juntos, y, como dicta la tradición, escribieron en un papel su deseo y los colgaron en un bambú a lado de la cueva.
"Así que ella siempre tuvo madera de actriz..."
- Bueno... -se ríe, por su pensamiento, por su recuerdo y también por lo que contaba- Me escapé de Yashiro, pues él ya quería llevarme a presentarme para la primera parte de la sesión fotográfica, y las busque en el festival, pude verlas, a Kotonami-san y a Amamiya-san, después de casi recorrer todo Karuizawa... -suspira- Ellas estaban acompañadas, bueno, no estabas con ellas y entonces decidí ir a preguntar dónde estabas, pero cuando fui a hablar con ellas ya se estaban perdiendo entre la multitud, intente seguirlas pero justo en ese momento Yashiro me encontró y me llevó a rastras al estudio... -suspira y Kyoko lo miraba incrédula.
Lo que le dijo Ren la despertó por completo y la distrajo, y de no muy buena manera, de sus recuerdos maravillosos con Corn... Y los dejó a un lado, pues ahora estaba muy sorprendida por lo que escuchaba decir a su mucho más que respetado senpai, de forma tan despreocupada.
"¡¿Quién es este hombre frente a mí?! ¡Oh, cielos! ¡Seguro es por mucho respirar el mismo aire que Shotaro! ¡Maldición! ¡La flojera era contagiosa! ¡Shotaro mira lo que hiciste, imbécil! ¡Estúpido, mi senpai, idiota!"
- Oye... Se lo pido por favor, Mío-sama, relájese... -se ríe- No quería decirlo pero... ¡Sabía que reaccionarías así! -se vuelve a reír pero se calma cuando ve la mirada de sed de sangre de Kyoko- Está bien, está bien... Lo siento... -suspira- En realidad, sí, el trabajo es importante, sí, es muy importante para mí, pero... -la agarra de la mano y la pone sobre su pecho- Tú eres más importante para mí que eso...
- Tsuruga-san...
No, no, no, muy tarde, se quedó hechizada por su mirada, de nuevo, y esta vez no había quien la libre, ya no pudo salvarse, se quedó en blanco, y él también. Kuon se quedó hechizado por su mirada, y no se dio cuenta cuando poco a poco se acercaba a su rostro, pero entonces volvieron a estallar fuegos artificiales y ambos volvieron a la realidad. Se quedaron maravillados por lo bonitos que eran, y aún cuando terminó el pequeño show, adelanto del espectáculo que se alzaría en el cielo nocturno de media noche, se quedaron mirando hacia arriba y un cómodo silencio fue lo que siguió.
- Y cuando salí de la sesión tuve la suerte de encontrar a Kotonami-san entrar a este edificio, así que entré para preguntarle sobre ti y me perdí en los pasillos, la busqué por todos los pisos y finalmente me choqué con ella abajo... -le acaricia el hombro suavemente- Me dijo que estabas aquí...
"Moko-chan..."
Hubo un silencio, en el que intercambiaron mil palabras sin pronunciar realmente ninguna. Y entonces se escuchaba toda la diversión fuera del Hotel, miles de parejas celebrando ese romántico festival, un festival tradicional nacido de un cuento chino, festival que el país del sol naciente adoptó mucho tiempo atrás, en el período Nara, y ya era una tradición ahí también, la Festividad de las estrellas, que al igual que la festividad china se inspira en el famoso cuento asiático de "La princesa y el pastor".
- Vamos... -dijo él extendiéndole las mano.
- ¿A... A dónde?
- ¿Acaso pensabas quedarte mirando desde aquí? -ella se queda sorprendida, y no solo porque el hombre acertó, si no que también él, no se podía creer lo que obviamente le estaba sugiriendo- Ven conmigo.
Sí, lo dijo, la estaba invitando a pasar el festival con él y seguía con la mano extendida para ella... ¡Para ella! Y se moría por aceptar pero... No sabía cómo reaccionar, estaba nerviosa, no sabía qué hacer.
«Ama, ya deja de complicarte sola la vida... Ay, solo toma la mano del hombre y ve a divertirte...»
Decía una de los demonios mentales mientras comía palomitas despreocupada y bastante relajada, con monotonía y un bostezo, mientras tanto el resto y las ángeles se comían las uñas, esperando la respuesta de su ama, y hasta le rogaban que acepte.
- Pero... Pero... -titubeaba- Mañana... Trabajo... Temprano...
- Te prometo que, te luego del último show de fuegos artificiales... -sonríe- A media noche, mi cenicienta.
- Pero...
- Además, la señorita Matsunai no se levanta antes de las nueve de la mañana... -se ríe y Kyoko lo medita y era verdad, pero no tuvo tiempo de reír al imaginársela con ojeras cuando sintió unos dedos en su mentón que la llevaron a encontrarse con esos ojos a los que no se podía resistir- Apenas son las siete, Mogami-san... -le sonríe pícaramente- La noche es joven...
- Bien... -dijo después de un silencio de suspenso largo para ambos- Pero...
Solo bastó ese "Bien" para que Kyoko sea arrastrada por él escaleras abajo y en un parpadeó estaban frente a la puerta de su habitación, y grande fue su sorpresa cuando notó que la habitación de él estaba justo al frente de la suya. No tuvo tiempo de pensar mucho cuando él abrió la puerta y la hizo pasar.
- Pero, Tsuruga-san, debería avisarles... ¿No?
Él sonrió, de manera peligrosa, como un niño travieso.
- Déjame robarte solo por esta noche...
Ella se asombró y se quedó inmóvil por un momento, pero reaccionó y asintió con timidez.
- Bien... -le soba acaricia la mejilla y da media vuelta- Voy a alistarme... -saca una peluca de Caín que tenía guardada y los lentes de contacto respectivos para este personaje, luego la mira, ella estaba inquieta y parada como un poste en la entrada, suspira con una sonrisa y apunta al sofá- Espérame aquí...
- De acuerdo... -responde nerviosa- Pero... Tsuruga-san... Yo... -se avergüenza- Debería usar una yukata y alistarme también y... -se apena y lo mira con tristeza- No creo que pueda conseguir una ahora...
- De eso no tienen que preocuparse.
Ambos vieron de dónde provenía la voz y se encontraron con Yashiro, sonriente como un niño en Navidad, sosteniendo un par de ganchos con, sí, lo que les faltaba, yukatas, uno para la pequeña dama y otro para el enorme hombre.
- Yashiro... -Ren le sonreía como quien mentalmente dice "te debo una".
- Ten, Kyoko-chan... -le entregaba su yukata.
- Yashiro-san... -recibía mirando al cuatro ojos aún muy sorprendida- ¿Pero...? ¿Cómo...?
- Vamos, Kyoko-Chan, apresúrate que el tiempo no se detiene...
- Pero...
- Ve, ve... -la empujaba con delicadeza hacía la puerta y con ella aún sorprendida frente a la puerta, le cerró la puerta. Ella seguía algo confundida, pero fue a su cuarto y no encontró a alguien, ni Kanae ni Chiori, vio una nota que decía que fueron a visitar a un pariente de Chiori y le deseaban buena suerte. Kyoko estaba sorprendida, pero como ingenua y confiada que es, creyó en la carta y fue a hacer sus arreglos de imagen. Por otro lado, Yashiro solo sonreía maliciosamente, dejó la yukata sobre la cama de Ren, le dio un par de palmadas en el hombro y se fue del lugar, no sin antes decir un:
«Me debes una y... Buena suerte, Romeo, espero que la beses esta vez...»
Kuon solo se rió, está vez solo podía hacer eso, luego se dio un baño corto y se puso la Yucatán, solo que para ser precavidos, también se puso la peluca de Caín, solo por si las dudas, más no se puso los lentes de contacto, y cuando termino de mirarse al espejo se sentó a esperar, mientras que Kyoko, quien ya se había dado un baño rápido y se había puesto la yukata, en esos momentos se maquillaba como Kanae le enseñó en una ocasión, solo unos pequeños retoques porque era un maquillaje muy sencillo y natural, casi ni se notaba que lo llevaba, pero qué linda había quedado, pues a pesar que no era muy notorio se resaltó lo más bello de ella de forma inimaginable. Ambos abrieron sus puertas al mismo tiempo y sus miradas se encontraron, con la vista recorrieron al otro de pies a cabeza y quedaron embelesados, capturados por lo que veían.
"Tú, siempre tan perfecta... Me vas a volver loco y ni te das cuenta, pequeña."
Él necesitaba un babero, ella se veía muy linda y tenía incontenibles ganas salvajes de abrazarla, besarla y darle toda su ternura apasionadamente.
"Siempre él... Tan guapo, podría representar un riesgo para la humanidad..."
Ella tragaba saliva, aunque lo creía imposible, en ese momento su amor por él creció más.
- Vamos -dijo él después de carraspear un momento, para ahuyentar los nervios y un posible sonrojo.
Ella lo miró, dudo un segundo pero le entregó su mano y ambos fueron al festival, se fueron a divertir.
Pasearon por las calles, sin darse cuenta nunca se soltaron de las manos, y visitaban todos los puestos de comida y por extraño motivo a Kuon se le agrandó el estómago de forma inexplicable... ¿Tal vez la magia del amor? Quién sabe, porque seguramente estaba comiendo plenamente, y sin que Kyoko diga algo.
Pasaron por varios juegos, pero Kuon no se había decidido a jugar sinceramente hasta que vio un enorme conejo que daban de premio en el "Shateki" y los ojitos de ilusión que Kyoko hizo al verlo... No hizo falta más y aceptó el reto, imaginando qué pasaría si ganaba.
«Gracias por el conejito, Kuon»
Pero entonces, Kuon recordó la situación real y que eso era muy improbable por obvios motivos: ella era su dulce y pura Kyoko, tímida y tradicional, probablemente ella no haría eso ni aunque salieran juntos, mucho menos lo haría siendo "solo" un senpai para ella, además ella no sabe aún su nombre, su verdadero nombre... De acuerdo, por lo menos por el momento se quedería en sus fantasías. Kuon suspiró con resignación y una sonrisa.
"Bien, está bien... Al final, soñar no cuesta nada..."
El juego empezó y solo en el primer intento él ganó, al fin y al cabo, solo era atraparlo disparando un corcho, y así fue como fácilmente lo hizo, se llevó al conejo que tanto le había costado a los hombres conseguir para sus parejas, quienes miraban a Kuon casi babeando, y los hombres a la acompañante de él y eso no fue desapercibido por él, al igual que a ella no le fueron desapercibidas las miradas de las mujeres a él... Por lo que, sin poder controlarse, a penas él ganó el conejo, ella por la emoción, mezcladas con sus no admitidas ganas de marcar territorio, saltó y se colgó de su cuello.
- ¡Ganó!
Cuando vio el rostro sorprendido de él se dio cuenta de lo que hacía, y avergonzada hasta la médula se dispuso a saltar y apartarse de él lo más posible, pero justo cuando lo iba a hacer, su enorme brazo atrapó su cintura y la volvió a abrazar, sí, como un rato atrás en la azotea solo que esta vez delante de todo el mundo, y no fue cualquier abrazo, fue uno tan profundo de sentimientos... Y solo pudo haber sido interrumpido por los insistentes carraspeos del que atendía el juego, pues este ya estaba esperando a que recojan el premio y se vayan, y así lo hicieron, algo avergonzados.
Siguieron paseando, riendo, acercándose, alejándose y hasta molestándose... Pero eso sí, nunca se soltaron la mano. La gente veía una linda pareja y un fotógrafo que pasaba por ahí, uno extranjero que hacía documentales de viaje, no pudo evitar tomarles una foto, una linda pareja japonesa.
- Mogami-san... -saca de su bolsillo algo- Por favor, acéptalo...
Kyoko abrió, bien los ojos y con algo de temor, lo aceptó, era una pequeña cajita, y cuando lo abrió se encontró con algo inesperado, una hermosa pulsera, con aretes q juego, hermosa en verdad.
- La vi en Corea y no pude evitar pensar en ti...
- No... No tenía... -Kyoko estaba por rechazar rotundamente, y es que no había que mirarla dos veces para saber que costó una considerable suma, pero él puso un dedo sobre sus labios, silenciándola antes de que diga algo que seguramente malograría su humor, y murmuró muy cerca de ella.
- No, no tenía que hacerlo, pero quería hacerlo... -quita el dedo- Quería con todo mi corazón... -lo mira suplicante, como cachorro abandonado, en primer nivel.
- Pero... -el nivel de lo adorable del cachorrito aumentaba cada vez más- Tsuruga-san... -un nivel más- Por favor, no... -y la intensidad llegó a un nuevo récord.
"¡Ay! ¡Por favor! ¡Mi corazón! ¡No puedo...! ¡No!"
- ¿Lo aceptarás? -ella asintió con debilidad, de ese golpe le sería muy difícil recuperarse- De acuerdo... -deja salir una sonrisa de victoria, saca la pulsera y deja la caja a un lado- Ahora... Por favor, déjame ponértelas.
Ella asintió en silencio al tiempo en que el agarraba su mano derecha y con cuidado y cariño le puso la pulsera, sin mencionar la pasión en sus ojos, tan abrumadora. Ella se sintió intimidada pero feliz, demasiado y no pudo evitar sonreír mientas miraba al suelo, pues mirarlo a los ojos en ese momento era una osadía de la que no se sentía capaz, no aún, y podía sentir como un calor le romería la piel y a la vez un escalofrío al sentir la piel de él, de sus dedos, chocar con la suya, como una corriente eléctrica.
- Ahora los aretes... -dijo casi inaudible, como si se lo dijese para sí mismo, y en realidad fue así.
De la misma manera que con la pulsera, le puso los aretes, lentamente, solo que esta vez para ella no hubo más opción que mirarlo, y lo miraba minuciosamente, exploraba con su vista cada detalle de forma fugaz, sin darse cuenta del pequeño fuego en su mirada, mientras que la mirada de el era todo un incendio, causado por esa llama que a ella se le escapó.
"¡Bésense! ¡¿Qué esperan?! ¡¿Por qué no la besas?! ¡Bésala de una buena vez!"
Exclamaba Yashiro para sus adentros, él observaba todo escondido entre los puestos, pero casi como si fuese telepatía Ren se giró e hicieron contacto visual.
Yashiro saludó nerviosamente a la distancia, tratando de impedir que su representado vea lo vinoculares que tenía, claro que inútilmente. Ren no sabía cómo reaccionar ante eso, así que solo torció los ojos, agarró la mano de Kyoko y como teletransportandose desaparecieron.
- ¡¿Qué?! ¡¿A dónde se metieron?!
- Yashiro-san... -dijo con monotonía- Ya fue suficiente, ¿no cree?
Yashiro se volteó hacia la voz femenina y se encontro con las otras miembros de la sección, cruzadas de brazos y con expresiones aburridas y algo irritadas.
- Pero es que... -iba a intentar excusarce, pero entonces se dio cuenta de algo- Un momento... ¿Y ustedes que hacen aquí? -encarnó las cejas y ambas miembros de la sección del demonio rosa se miraron entre ellas.
- Pasabos por aquí por casualidad. -respondieron, no muy seguras de su respuesta.
- ¡Kanae-chan!
- ¡Chiori-chan!
Al escuchar esas, hay que decir sensuales, voces masculinas de los modelos de los que escaparon todo el día, ambas chicas se miraron desesperadas, vieron una tienda donde se probaban yukatas desocupadas, Chiori se adelantó y cuando Kanae intentó entrar ya no había espacio. Ellos se estaban acercando, Yashiro miraba todo impactado, y Kanae no sabía qué hacer hasta que una, tal vez no tan mala o buena, idea tomó su cabeza por sorpresa.
- Por favor, sigame la corriente...
- ¡¿Eh?!
- Kanae-chan...
Los modelos llegaron justo para encontrar a Yashiro y a Kanae besándose, y cuando se separaron, Kanae miró al cabeza hueca de bello empaque con una expresión que casi gritaba:
"¿Ahora por fin ya te quedó claro?"
En silencio ambos modelos se fueron, derrotados y en silencio, porque también ese modelo que perseguía a Chiori se había cansado de buscarla.
- Gracias por su apoyo, Yashiro-san... -lo mira y este estaba desplomandose- Yashiro-san.
Todo se puso en negro para Yukihito Yashiro, y antes de que todo se a oscuridad, con el último recuerdo de ver los ojos preocupados de Kanae, se desmayó con un último pensamiento.
"... Los niños de ahora... ¡¿Qué será del futuro..."
Y en ese mismo momento, por los bosques de Karuizawa, corrían entre los arboles dos niños traviesos y jugaban, sin haberse puesto de acuerdo con más que una mirada juguetona a las atrapadas... Pero como a pesar de que sus espíritus retrocedieron incluso más de diez años, sus cuerpos ya no eran tan pequeños ni infantiles y terminaron rodando en el pasto hasta llegar a la orilla de un lago... Y la pose en la que terminaron daba mucho a la imaginación. Él se levantó rápido antes de empezar a tener ideas que aunque disfrutaría mucho llevarlo a cabo, aún no era tiempo.
Y ambos se quedaron impresionados por las estrellas el, pues ahí, en ese mágico ambiente, por esas estrellas... Y, luego de un rato contemplandolas, él rompió el silencio.
.
- Mogami-san, en realidad yo no soy japonés, del todo... -ella lo mira no sorprendida, si no curiosa, él la ve y tldo bien.
- Hace no mucho tiempo alguien muy, muy especial para mí me contó esta historia... -suspira y ella lo mira atentamente.
Kyoko escucha la narración del cuento, y no puede evitar tener varios recuerdos mezclándose en su cabeza, y la forma en que él lo contaba era tan parecido, no, era idéntico, no, era él... Era él... Espera... ¡¿Qué?!
- Y junto a esa personita muy especial para mí, hice una obra de títeres privada y escribimos algo juntos, en la pared de la pequeña cueva... Y...
*****
se suponía que había publicado antes de ayer 🙄🙄🙄🙄 ay dios 😂😂😂😂🔫 no se publicó y pensé que sí que loco Jajajaja cosas que pasan.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro