3. Sucesos extraños
—No puedo creerme que Ngayä ganara de nuevo. ¡Siempre gana! Definitivamente no lo echaba de menos —moví las orejas con desinterés mientras oía bromear a mis hermanos sobre la carrera que habíamos tenido hacia pocos minutos.
—Tú siempre pierdes, Tsireya. Sin embargo, yo he perdido porque el inútil de Lo'ak no sabía agarrarse bien —bufó Aonung.
Tras sus palabras inició una discusión entre los recién llegados y mis hermanos. Realmente no estaba muy pendiente de la conversación, mis pensamientos estaban ocupados por algo mucho más grande, más importante y crucial que una estúpida carrera.
Decidí que era suficiente tiempo el que había malgastado dándole vueltas al asunto y me preparé mentalmente para buscar respuestas de verdad.
Estaba a punto de avisar de que me iría cuando alguien se puso a mi lado, asustándome.
—Neteyam... —Recuperé un poco el aliento al darme cuenta de que era él, aunque eso no me aliviara del todo.
—¿Estás bien? No pareces muy emocionada por haber ganado la carrera —la cara de Neteyam expresaba algo de decepción que trataba de ocultarme. Por mucho que odiara hacer que alguien se sintiera así, lo que Neteyam esperaba de mí yo no podía dárselo. No era buena haciendo amigos, y las visiones lo volvían todo aún más complicado—. Quería que supieras que me lo he pasado bien, creo que ha sido lo más emocionante que he hecho en mi vida.
Tragué con dureza sintiéndome el peor ser del planeta. Cuanto antes me alejara de él antes podría seguir con mi entrenamiento como tsahík, antes podría regresar a mi vida de aburrimiento; aburrida, pero libre de visiones desagradables y dolorosas.
—Me alegro por ello —respondí de forma formal, lo cual pareció descolocarlo visiblemente—. Si me disculpas, debo ir a un sitio. Estoy segura de que Tsireya y Aonung serán una buena compañía para vosotros aquí, realmente espero que os sintáis como en casa-
Me vi interrumpida antes de poder acabar la frase.
—Espera, ¿por qué suena a despedida? Tú también vives aquí, puedes venir con nosotros cuando quieras...
—Me temo que eso no es posible. Mi destino es muy diferente al tuyo, Neteyam —me paré frente a él con una mirada serena en mi rostro—. Lamento decirte que si lo que buscabas era una amistad te has equivocado de Na'vi. Tengo muy claro mi futuro, te recomiendo que empieces a aclarar el tuyo si de verdad serás el próximo Olo'eyktan.
Sin esperar su respuesta pasé a su lado en dirección a la orilla de nuevo. Por suerte, no me siguió. Bajé las orejas con la tristeza inundándome al recordar su expresión dolida. Realmente el ser la próxima tsahík me hacía entenderle mejor que nadie, sabía lo que era que siempre esperaran más de ti de lo que dabas; era muy frustrante. Pero si no lo separaba de mí tenía la sensación de que las visiones serían más y más constantes.
Llamé a uno de los Ilus a la vez que agarraba una montura para él.
—Vamos, hermosura. Tenemos un viaje que hacer —agarré su montura y se la introduje para luego subirme y comenzar a desplazarnos con velocidad.
No necesitaba darle explicaciones a nadie del pueblo Metkayina, pues todos sabían que había veces en las que tenía que hacer pequeños viajes al lugar sagrado de nuestra gran madre para aclarar mis ideas.
El viaje parecía más largo cada vez mientras estaba sumergida en mis propios pensamientos y en los que iba a contarle a Eywa.
Mi conexión con Eywa no tenía nada que ver con la de un Na'vi corriente; la mía era mucho más profunda y poderosa.
Sentí pequeñas punzadas de dolor en la cabeza y cerré los ojos con fuerza.
Ayúdame, Eywa...
Al fin comencé a ver Las Rocas de los Tres Hermanos, donde estaba situado el lugar sagrado de Eywa; donde descansaban todas las almas de nuestros ancestros.
Bajé del Ilu para comenzar a nadar hacia el centro del hermoso coral bajo el agua.
—Gran madre... necesito tu ayuda de nuevo —respiré entrecortadamente sintiendo partes de mí desmoronarse—. He vuelto a tener una visión, después de tanto tiempo...
Sentí que los alrededores se iluminaban en la oscuridad, dándole un toque más especial a la cueva.
—He visto el sufrimiento de mi pueblo, he sentido su dolor... Va a pasar algo, Eywa, algo muy malo. Pero por primera vez me he visto a mí misma en una visión —tomé aire sintiendo esa fuerza misteriosa rodearme a la vez que mis orejas se movían lentamente ante ese familiar sonido; su latido—. Todo eran llamas a mi alrededor. Estaba subida a un Ilu, llorando mientras miraba algo a lo lejos; no pude distinguir qué era, pero sí sentí que era tan importante para mí que todo mi mundo se caía. Bajo el silencioso mar solo se oían mis gritos, gritos que podrían desgarrarte el alma; hacerte pedazos... Había odio en mi interior y mucha sed de venganza... ¿Por qué, gran madre? ¿Tiene algo que ver con los Metkayina? Ayúdame por favor.
Mi voz se desgarró al final y sentí las lágrimas caer desde mis ojos hasta unirse en el agua; el sentido del agua, que lo conecta todo y a todos.
El agua comenzó a moverse con calma junto a las hojas del hermoso coral.
Respiré profundamente y me sumergí en el agua, sintiendo la paz rodearme con calidez.
Llegué hasta el centro del coral y me vinculé a él. Tras este acto, el coral comenzó a cerrarse a mi alrededor hasta que me inundó la oscuridad y caí en un profundo sueño.
—La tsahík se mantiene al margen de las guerras y se centra en servir a Eywa y cuidar de sus compañeros, ¡ese es tu deber!
Voces comenzaron a oírse a mi alrededor sin imagen alguna.
—Un buen líder protege a los suyos tanto en el campo de batalla como en la tribu.
Me tapé los oídos ante la repentina voz, que había sonado con más fuerza que la anterior.
—No temas, mi amor... La vida es solo un préstamo que algún día nos toca devolver. Si hay otra vida, Eywa se asegurará de unirnos en ella...
Algo en mí estalló al oír esas palabras y no poder distinguir de quien procedía la voz.
¡Nada era claro!
—Querida, Ngayä —una voz femenina e impotente se escuchó por encima de todas las demás. Algo en ella me provocó un escalofrío, sonaba como si fuera...—. En la vida no hay solo un camino. Tu destino tiene muchos caminos esperándote, y te aseguro que serás la única dueña de él. Solo en ese momento sabrás a qué eres leal realmente. Solo tendrás una oportunidad... piensa bien en lo que de verdad amas.
Sentí como si cayera en un profundo agujero y cerré los ojos esperando el impacto.
Me desperté sobresaltada y comencé a toser, expulsando todo el agua que había entrado en mis pulmones. Encontré a mi lado al Ilu que me empujaba ligeramente con preocupación. Al mirar a mi alrededor no podía creer lo que veía, estaba de nuevo en la aldea.
¿Cómo había llegado hasta el arrecife?
—¡Ngayä!
Miré al frente encontrándome a mi tribu corriendo en mi dirección. Suponía que mi aspecto era tan desaliñado que parecía que había tenido un accidente, y aunque no lo hubiera tenido, mis músculos adoloridos me recordaban que tampoco había pasado un buen rato.
—¡Ngayä! ¿Qué ha pasado? —Mi padre se arrodilló corriendo frente a mí, agarrándome la cara para revisar si había sufrido algún daño.
Tenía varios cortes en el labio y en los brazos, seguramente no había tenido un viaje de vuelta muy cómodo.
Miré por encima de mi padre encontrándome la cara inquisitoria y confusa de mi madre. Ella sabía donde había estado, pero nunca había vuelto en semejante estado a la aldea.
—Háblame, hija, ¿qué has visto? —Mi madre apartó a su pareja de mi lado para acercarse y susurrarme, haciendo que la conversación quedara solo entre nosotras.
—Un mal se acerca, madre... Uno que no estoy segura de si podremos detener —tragué en seco sintiéndome exhausta y temblorosa.
—¿De qué estás hablando? —El reflejo del terror y la confusión en los ojos de mi madre me hizo ver que la situación era más grave incluso de lo que había pensado.
—Muerte y guerra para nuestra tribu —agarré las manos de mi madre, lista para darle la noticia que la destrozaría—. Madre... van a morir, lo he visto.
—¿Quienes? —El aliento de mi madre se cortó viendo la expresión derrotada en mi mirada.
—Tu hermana Tulkun ha tenido un hijo —la miré triste y ella sorprendida—. Pero ninguno de ellos va a sobrevivir a lo que se nos viene encima...
Cerré los ojos dejando salir una lágrima.
—...La gente del cielo se asegurará de ello.
¡Aquí va otro capítulo!
Para los que deseáis que empiece el romance entre Ngayä y Neteyam, no os preocupéis ^^
Estos capítulos han sido más introductorios que nada pero los que vienen desarrollarán mucho más la relación de Neteyam y Ngayä. Sin prisas jajaja quiero que sea una historia de amor digna de recordar, no que sea rápida, así que seguramente esta historia será más larga de lo que esperaba 💙
Preguntas: ¿Queréis que haga dedicaciones a diferentes lectores en cada capítulo? ¿Qué os gustaría ver principalmente en el siguiente capítulo? ¡Os leo!
¡Gracias por todo el apoyo que he estado recibiendo, amo todos vuestros comentarios!
Quiero que sepáis que leo cada uno de ellos y respondo a la mayoría a no ser que me comprometa a spoilers jajajaja
Realmente agradezco mucho el apoyo que está teniendo y todos los comentarios que tiene en tan poco tiempo.
¡Muchísimas gracias! 🤍🫶
Atte. Venus, la escritora.
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