Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25. Una presentación formal

Maratón 1/3

Cerré los ojos con fuerza y traté de olvidar la sensación abrumadora que sentía en mi cabeza. Cada vez que abría los ojos podía notar como todo me daba vueltas, incluso mi estómago parecía notarlo también. Estaba siendo un mal día, y estaba por ponerse peor.

—¿Preparada?

Abrí los ojos algo molesta y dirigí la vista a mi madre. Cada vez que tenia un mal día sorprendentemente ella estaba presente, era como la mensajera que me recordaba que mi vida no podía ser tranquila, ni mucho menos podía obligar mis obligaciones; definitivamente llevaba una vida bastante frustrante. Llevaba tres días sin ver a Neteyam y eso también afectaba a mi humor, el cual empeoraba cada día que añadía a la lista de no haberle visto; aunque entendía el porqué de su ausencia, ya que Neytiri había vuelto hacía tres días y al parecer los Sully tenían que discutir la mayoría de temas en una especie de reunión familiar, una demasiado larga para mi gusto.

—Deberías estar feliz, Ngayä, este es uno de los días más importantes de tu vida; se supone que tendría que ser muy especial y tú pareces tener el ánimo de alguien que acaba de ver morir a su familia —mi madre bufó en mi dirección y se acercó para colocar mi pelo de una forma más ordenada—. Estás preciosa, Ngayä. Hoy no solo enorgullecerás a nuestra familia, sino también a Eywa.

Mi corazón comenzó a latir desbocado y agaché las orejas mientras miraba hacia el exterior.

¿De verdad Eywa se sentiría orgullosa ante mi infelicidad?

Siempre deseaba que Eywa estuviera de mi parte, ya que mi madre solía decir que ella velaba por todos nosotros. Si lo hacía, ¿eso no significaba que estaría triste ante mi gran infelicidad? ¿Podía si quiera Eywa cambiar mi cruel destino?

—¿Alguna vez tuviste dudas? -Me giré hacia mi madre, captando su completa atención—. Me refiero, antes de unirte a papá.

Su mirada se descolocó por unos instante pero luego se recompuso, mirándome con algo de compresión en sus ojos.

—Me siento pérdida, y-y es como si nadie entendiera como me siento.

Una lágrima se escurrió por mis mejillas y mi madre se acercó para abrazarme. Sorprendida, la abracé tratando de desahogarme con ella y deseé que ese momento no terminase nunca.

—Yo te entiendo... Sé que esto ha sido demasiado para ti y que tal vez pusimos demasiada presión sobre tus hombros muy pronto pero... —Se separó un poco de mi y me miró acariciando mis mejillas—. Ya eres una Metkayina, hija, eres de los nuestros; y sé que parece que nadas a contra corriente ahora pero te prometo que las cosas se calmarán luego y podrás tener una vida tranquila.

Bajé la mirada y tragué con fuerza.

Ella no lo entendía; al menos no del todo. No tuvo opciones, no había nada que pudiera perder porque no había nada a lo que se sintiera aferrada; pero yo sí, tenía a alguien a quien perdería si seguía el destino que mi madre me mostraba, alguien por quien estaba segura de que daría hasta mi vida por verle feliz. A diferencia de ella, a mi me pedían que renunciara a todo por nada.

—Has sido muy fuerte hasta ahora, Ngayä, no dejes que nadie te saque del camino. No tires por la borda tu futuro por alguien a quien tal vez no puedas mantener a tu lado en el futuro.

Desde la llegada de los Sully había sospechado que mi madre sabía lo que pasaba entre Neteyam y yo, pero nunca me había dado una advertencia tan clara como aquella. Ella sabía que mi mente se debatía entre afrontar mi destino o cambiarlo para ser dueña de él. Lo único que se interponía entre mi unión con Ae'itan y yo era el Na'vi del bosque; y aunque ella no lo entendiera, él era suficiente como para arriesgarlo todo.

Asentí automáticamente solo para que al menos ese día ella estuviera tranquila y me levanté, mostrándole que ya estaba lista. Iba a ser un día duro para mí, pero aún más para Neteyam; solo deseaba que no tuviera que ver lo que iba a ocurrir y su familia no se presentara en el evento. Pero si Jake sospechaba de mi relación con su hijo, se aseguraría de que él estuviera allí para hacérselo ver.

—¿Estáis listas? —Mi padre apareció frente a nosotras y me miró con una sonrisa—. Estás preciosa, Ngayä.

Me acerqué a él y apoyó su mano en mi mejilla. Me miró por un momento extrañado al notar que mi sonrisa era más bien forzada, pero cambió su expresión cuando su pareja se acercó a nosotros.

—Ten —se acercó a mí y me colocó una flor en la parte de atrás de mi cabeza, sobre mi pelo. Era anaranjada, lo que hacía que se viera aún mejor al contrastarse con mi cabello anaranjado.

Una vez lista, mi madre me extendió su mano y la agarré lista para salir. La noche ya estaba presente en Pandora, pero a diferencia de lo que normalmente haríamos a estas horas, ese día se celebraría una fiesta. Una fiesta en honor a mi unión. A lo lejos ya se podía distinguir la tenue luz del fuego y a los Matkayina reunidos alrededor. Todos parecían hablar animadamente y disfrutar de las compañías, pues pocas veces se celebraban fiestas como esa y todos querían aprovechar la ocasión.

Cuando estuvimos lo suficientemente cerca todos enmudecieron y su líder, mi padre, alzó los manos con alegría para dar comienzo a la fiesta,

—Hoy es un gran día para todo el pueblo Metkayina. Hoy, mi hija mayor, Ngayä, se presentará ante todos junto a la que será su futura pareja de unión. El día de hoy nace un nuevo pueblo, el día de hoy... ¡nace un futuro Olo'eytan!

Todos hicieron sonidos de celebración a la vez que yo me encogía aun más en mi sitio. Toda esa situación era cada vez más abrumadora con el peso de la responsabilidad que yo me planteaba romper.

—Acércate, Ae'itan.

El mencionado se acercó a nuestra posición y me saludó formalmente antes de dirigirse a mi padre con el orgullo desprendiéndose cada parte de él.

—Hoy solo es una promesa de futuro de que pronto serás para mi un hijo, y un digno sucesor algún día. Cuida de mi hija con la misma devoción con la que sé que cuidarás de nuestro pueblo.

Tonowari agarró la mano del Metkayina y se acercó en mi dirección para agarrar la mía con su otra mano, antes de entrelazar ambas manos, la mía y la de Ae'itan, y mostrárselas a todos.

Todos nos aclamaron y busqué los ojos de Ae'itan frente a mí, pero a pesar de estar frente a frente él miraba hacia el pueblo con el rostro rebosante de orgullo. Nunca me había sentido tanto un trofeo como en ese momento; su cara parecía gritar que había logrado su objetivo, lo que hizo que mi estómago se revolviera ante la escena. Aparté mi mano de la suya y sonreí forzadamente al pueblo, evitando la mirada de Ae'itan quien ahora la dirigía hacia mí. Soltar nuestras manos había sido un gesto de rechazo y a él claramente no le había gustado, aunque nadie parecía haberlo notado de todas formas.

La fiesta dio comienzo y los Metkayina comenzaron a disfrutar de ella, mientras yo tenía que mantenerme junto a Ae'itan a la vez que algunos Na'vi se acercaban a felicitarnos o a hacer algún comentario de lo bien que nos veíamos juntos.

—Vaya, vaya, pero si es la familia de bichos raros.

Fruncí el ceño y levanté la mirada buscando el porqué de las palabras de Ae'itan. Me sorprendí de ver a Neteyam y a sus hermanos frente a nosotros; los Sully fulminaban a Ae'itan con la mirada, mientras que la mirada de Neteyam estaba centrada únicamente en mi presencia. Me sentí mal de tener que mirarle estando acompañada por otro Na'vi, pero él me miraba relajado y con una mirada llena de comprensión. Por mucho que pareciera despejado, sabía que en el fondo la escena lo estaba destrozando por dentro; ambos sabíamos que no podíamos impedir nada de eso, lo cual hacía que fuera mucho más doloroso pensar que todo había acabado.

—Baja tus humos, presumido, venimos a ver a la bella no a la bestia -Kiri se puso frente a Ae'itan y le soltó esas palabras, dejándole algo confundido. A veces se notaba que realmente eran mitad humanos.

Ae'itan iba a protestar cuando uno de sus amigos le llamó para que fuera con ellos; buscó mi mano pero enseguida la mantuve fuera de su alcance, haciéndole saber que no iría con él a ningún lado. Finalmente desistió y se marchó con sus amigos dejándome sola con los Sully.

—Estás preciosa, Ngayä —Lo'ak me sonrió y luego miró a su hermano antes de hacerle una seña a los demás para que nos dejaran solos.

Una vez solo quedábamos yo y Neteyam busqué su mirada, pero él parecía mirar a cualquier otra parte que no fueran mis ojos; me estaba evitando, y no entendía la razón.

—Tiene razón, estás muy guapa —me halagó, mirándome por fin y aproveché para lanzarme a sus brazos para abrazarle; él se tensó de inmediato pero no me alejé.

—Lo siento muchísimo, Neteyam, yo no quería...

La voz me salía con dificultad por las lágrimas y sentía que lo único que me estaba sosteniendo en ese momento era el cuerpo de Neteyam. Este se relajó tras mis palabras y me envolvió entre sus brazos con algo de necesidad. Ambos llevábamos días necesitando vernos, pero era muy duro saber que estábamos en público y el momento no podía durar mucho.

A regañadientes, me separé lentamente de él y conecté nuestras miradas; nuestros ojos parecían tratar de expresarse el dolor que sentían nuestros corazones al tener que estar alejados y aún más con el miedo de que tuviéramos que estar separados a partir de ese momento.

Neteyam miró detrás de mí y luego regresó su vista a mis ojos para sonreírme con dulzura. Le miré extrañada y aún más cuando extendió una mano en mi dirección.

—¿Quieres bailar?

Miré su mano confundida y luego a él, sin entender de lo que hablaba.

—¿Bailar?

Nunca había oído esa palabra, pero su mano extendida hacia mí era bastante tentadora incluso siendo consciente de que no sabía de lo que me estaba hablando.

—Confía en mí —se acercó un paso más hacia mi y sentí nuestras frentes rozarse. Aunque estuviéramos en público no me importaba, había necesitado esa cercanía durante varios días, y mi cuerpo no era capaz de usarla lógica cuando él estaba tan cerca—. Confía en mí, Ngayä...

Tomé una bocanada de aire, abrumada, y miré una vez más su mano frente a mí antes de colocar lentamente la mía sobre esta. Un escalofrío me recorrió con el contacto de nuestras manos y le miré risueña viendo cómo él tenía una mirada similar a la mía. Ya nos habíamos acostumbrado a los escalofríos que nos recorrían ante el contacto con el otro, era una sensación que dejaba a tu cuerpo completamente relajado y ajeno a lo que le rodeaba.

Neteyam giró su cabeza haciendo una seña y seguí su mirada para ver a Lo'ak con un objeto en su mano a la vez que asentía.

Tras un leve apretón a mi mano, Neteyam me guió hasta estar junto a la hoguera y le miré nerviosa, dándome cuenta de que habíamos captado la atención de todos. Sin embargo, su mirada estaba completamente tranquila y trataba de inspirarme confianza con su mirada.

(Recomiendo poner la canción de arriba del todo, la de la multimedia 😉)

Un sonido comenzó a oírse de forma seguida, formando una especie de melodía extraña que jamás había oído. Miré fascinada a mi alrededor sin entender de donde provenía el sonido o qué lo provocaba, para luego mirar a Neteyam de nuevo.

Él me sonrió de forma alegre.

—Lo llamamos canción, es una melodía que hacen los humanos con unos objetos; violines creo que se llamaban. Cada canción tiene un nombre.

—¿Cómo se llama esta? —Le miré con los ojos iluminados por la curiosidad y la fascinación de descubrir algo proveniente de otro planeta; un mundo distinto.

Counting Stars. Es mi favorita, mi padre tiene algunas, pero esta sin duda es la mejor. Pensé que tal vez te gustaría quedártela; me acordé de la vez que os oí hablar de que tenías que hacerle un regalo a tu prometido y pensé que eras tú la que merecía un regalo así que esto es lo que se me ha ocurrido. Sé que no es mucho, pero una canción es algo que me pareció más exótico, perfecto para ti.

No daba crédito a lo que oía. De todos los regalos que había en el mundo, Neteyam me estaba regalando algo que solo él podía darme, que solo él conocía y algo con lo que se aseguraba de que nadie pudiera compararse ya que no teníamos nada igual en este planeta.

—Es un regalo único... —Le miré conmovida y dejé que nuestros dedos se entrelazaran por inercia.

—Tú eres única, Ngayä.

Bajé la mirada, ocultando mi sonrisa y le miré con dulzura.

—No me has dejado regalarte nada, podría haber pensado en algo.

Neteyam me acercó más a él empujando levemente mi cintura hacia él y me sonrió divertido.

—Aún no lo entiendes, ¿verdad? —Sus manos colocaron algunos mechones de pelo detrás de mi oreja y me acarició las mejillas—. Tú eres el mejor regalo que Eywa pudo darme... Mientras estés a mi lado, no habrá otra cosa de ningún planeta que pueda desear más que esto; más que estar a tu lado, de la forma en la que el destino me permita estarlo.

Le miré con algo de tristeza sabiendo a lo que se refería y luego le sonreí.

—¿Puede ser nuestra canción? —Atraje su atención y me miró confundido—. Has dicho que debía ser el regalo perfecto. Para que sea perfecto tienes que ser parte de él, y me encantaría que pudiéramos escucharla juntos. Podríamos contar las estrellas juntos.

Él sonrió ante mi referencia del nombre de la canción y asintió muy sonriente.

—Solo si bailas conmigo.

Y sin más me dio un leve empujón sin soltar nuestras manos y me hizo volver del impulso, cayendo aún lado de sus brazos a la vez que él me sujetaba. Le sonreí muy emocionada y observé sus ojos con adoración.

—Solo si me enseñas.

Neteyam me devolvió la sonrisa y acercó nuestros rostros un poco más, sintiendo nuestras respiraciones acompasarse.

—Haces que alejarme sea muy complicado.

—Entonces no lo hagas, o te prometo que mi enfado también será muy complicado de arreglar.

Él rio y me dio un muy rápido beso en la mejilla antes de incorporarme y empezar a ayudarme a moverme con los brazos.

Bailábamos juntos al ritmo de la música y reíamos las veces que nos chocábamos. Poco a poco, los demás Metkayina intentaron imitar nuestros movimientos y todos tenían una pareja con la que bailar.

Con la mano que tenia entrelazada con la mía, Neteyam me ayudaba a moverme, alejándome y acercándome a él con inercia en una especie de danza que, aunque no comprendía, se sentía increíblemente bien a su lado. Nada a mi alrededor importaba, solo dar vueltas y al acabar cada una volver a sus brazos para poder conectar nuestras miradas y sentir el característico escalofrío de nuestra conexión.

Fue en ese momento, donde me sentía tan libre, que supe que mi destino ya estaba escogido; no había tenido que pensarlo, solo se acabaría cumpliendo.

Él también era único, y el mejor regalo de mi vida. Por eso sabía que no lo dejaría por nada.

Lo escogía a él.

Escogía a Neteyam una y otra vez.




¡He vuelto! Siento la ausencia pero ya estoy volviendo a recuperar el ritmo. No me esperaba el capítulo así pero me ha encantado el resultado.

Ya nos vamos acercando la recta final, pero no os asustéis aún queda.

¡Ojalá os haya gustado! ¡Dejad comentarios que los leeré y responderé a todos!

¡Os he echado mucho de menos! Espero que estéis contentos con este capítulo.

Nos vemos en nada ;)

Atte. Venus.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro