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15. El retorno del recuerdo

[Aviso: Para los que leyeron mi nota unos capítulos atrás sobre que el 15 era de mis favoritos, debido a los acontecimientos del 14 he tenido que hacer un capítulo extra para poder acomodar la trama bien y pasar el capítulo especial (el cual era el 15) al siguiente, el 16. No os preocupéis porque aún así el 15, 16 y 17 van a ser muy bonitos los tres, así que sin más dilación adelante.]

El humo cubría mi vista, impidiéndome ver mi alrededor con claridad, y el olor del fuego sofocaba mis pulmones hasta dejarlos agonizando en busca de aire fresco que no estuviera contaminado por la ceniza que caía del cielo.

Me sentía desorientada, pero mi cuerpo se movía por sí solo de un lugar a otro; buscando algo en la lejanía. Ni siquiera poseía el control de este, solo era una mera espectadora atrapada en los ojos de otra persona o de mí otro yo.

—¡Aquí, Ngayä!

Varios Na'vi traían un cuerpo por el agua, sin embargo no era capaz de distinguir los rostros de ninguno; solo me guiaba por la sensación en mi interior de que los conocía.

A mi alrededor cambió el escenario hasta encontrarme de rodillas frente al cuerpo, sintiendo cada lágrima recorrer mis mejillas como la abertura de una grieta en mi alma.

—¡Por favor! ¡Tú no te lo suplico! 

Todo era caos a mi alrededor, sentía como el mar rugía con más fuerza que nunca, como las olas se levantaban de formas impresionantes para el lugar donde estábamos, y como el viento se agitaba con violencia a mi alrededor.

Algo estaba mal en todo eso...

La escena volvió a cambiar, transformándose en la de Neteyam atado. Pero con la diferencia de que al llegar, este se encontraba muerto.

—¡Neteyam!

Desperté, sobresaltada y con el sudor acumulado en mi rostro; mi respiración agitada era una muestra de como mis pulmones volvían a luchar por oxígeno.

Una mano se apoyó en mi hombro y me sobresalté con un grito de terror, hasta que me encontré con unos ojos amarillos tranquilizadores.

—Estás aquí... —Aparté su mano de mi hombro y coloqué su brazo alrededor de mis hombros para recostarme de lado en su pecho.

El calor que provenía de su cuerpo era como el calmante perfecto, haciendo que mi cuerpo se relajara y tranquilizara al instante.

—Te dije que no me iría —Neteyam acarició mi cabello y depositó un suave beso en la parte superior de mi cabeza.

Cerré los ojos por el contacto, sintiendo que en esa posición podría dormirme de nuevo con mucha facilidad. Ya que aún no había amanecido, no parecía una mala opción; teniendo en cuenta que a su lado dudaba que las pesadillas regresaran de nuevo.

Comencé a plantearme como es que estaba dormida junto a él al despertar, hasta que los recuerdos del día anterior se hicieron presentes, tranquilizándome...

Flashback

Le miré con una sonrisa y me separé a regañadientes para poder desatar sus muñecas. Me parecía bastante surrealista que no las hubiéramos notado en todo ese tiempo hablando, ya que incluso él parecía haber ignorado el hecho de que estas apretaban con fuerza sus muñecas; hiriéndolas.

—Lo siento —me reí avergonzada al desatarle, golpeándome mentalmente por mi torpeza.

—No importa, yo ni las había notado —se rió junto a mí y una vez liberado acercó sus manos a mis mejillas—. Echaba de menos hacer esto.

—Yo extrañaba que lo hicieras.

Apoyé mis manos sobre las suyas pero él las agarró, dejando un beso sobre ellas.

—Vámonos.

Le ayudé a levantarse y pasé su brazo por mis hombros para ayudarle a caminar. Afortunadamente no tuve que sostenerlo mucho ya que su Ikran llegó, posándose a nuestro lado listo para emprender el vuelo.

—Ve tú delante esta vez, no sé si aguantaré consciente...

Le ayudé a conectar su trenza y me subí delante suyo. Él pasó sus brazos alrededor de mi cintura para agarrarse al Ikran y me sonrió débilmente cuando me giré para mirarle.

Una vez listos, el Ikran emprendió el vuelo. A lo lejos vimos a Neytiri, que esquivaba con gracia a sus atacantes y mataba a algunos de ellos. Hice el llamado que habíamos acordado y al vernos ascendió, comenzando a volar hacia nosotros; emprendiendo el viaje de vuelta.

—Veo que me lo has traído de una pieza —Neytiri nos sonrió a ambos y le devolvimos la sonrisa.

—No sabía que os habíais hecho amigas —Neteyam nos miró con su mirada cansada cargada de diversión y Neytiri y yo compartimos una mirada cómplice.

No habíamos pasado tanto tiempo juntas, pero estaba segura de que nos llevaríamos muy bien en el futuro. Ambas teníamos muy claras nuestras ideas y aquello que deseábamos para nuestro futuro.

—No vuelvas a fastidiarla, Neteyam. Ella sí me cae bien —su madre me guiñó un ojo y aceleró junto a su Ikran; seguramente para darnos privacidad.

Después de tantos días de locura y agotamiento, ese momento era precisamente lo que mi cuerpo y mente necesitaban para seguir. Me había quitado un gran peso de encima el haber hecho las paces con Neteyam; al fin de al cabo, ambos nos merecíamos ser felices, y más si lo éramos juntos.

Expiré totalmente relajada y me eché para atrás, apoyándome en el pecho de Neteyam; agradecía ser más baja que él, de esta forma ambos encajábamos muy bien en esa posición, con su mandíbula apoyada sobre mi cabeza y mi cuerpo recostado sobre el suyo.

Al estar apoyada en su pecho podía oír con claridad el latido de su corazón; este sonaba muy claro y fuerte, acelerándose de vez en cuando. Mis orejas parecían moverse ligeramente con cada latido, siguiendo su compás como la mejor melodía que habían escuchado hasta el momento.

—Puedes dormirte si quieres, él nos llevará a casa; no te preocupes.

Neteyam me susurró al oído con la voz ronca y mi piel se erizó. Nunca había escuchado su voz así antes, pero definitivamente me ponía los pelos de punta; en él muy buen sentido.

A pesar de no querer hacerlo, acabé quedándome dormida, con el único sonido de su corazón retumbando en mi cabeza.

Fin del flashback. 

Miré cuidadosamente nuestro alrededor, dándome cuenta de que nos encontrábamos en lo alto de nuestra colina, donde solíamos ir a montar a su Ikran.

Giré un poco la cabeza, sin abandonar la cómoda posición, y observé a Neteyam medio dormido apoyado sobre un árbol. 

Traté de incorporarme pero él me detuvo, apretándome contra él con más fuerza; por lo que me quedé en esa posición.

—¿Por qué no me has despertado al llegar? Ronal tiene que curarte —mi voz dejaba entre ver la preocupación que me consumía al ver lo herido que seguía su cuerpo y como aún así él resistía solo para no desmoronarse frente a mí—. No tienes que fingir... no conmigo.

Quería que no se hiciera el fuerte y que si realmente se sentía muy débil que me avisara para llevarle abajo de inmediato, donde la tsahík podría ayudarle.

—Tú eres precisamente la única con la que no tengo que finjir... 

Su murmullo débil me hizo tragar, comenzando a incorporarme hasta apoyarme en el árbol a su lado; nuestros rostros a escasos centímetros el uno del otro. 

La forma en la que me miraba hacía que mi corazón se derritiese, esa mirada que estaba débil por el agotamiento pero que a pesar de todo no podía evitar brillar al mirarme.

Todo perdía sentido si él estaba cerca... Como un escape del pasado, y un inicio para el futuro.

Neteyam acercó su mano a mi mejilla y pasó un mechón de pelo por detrás de mi oreja, rozando con cariño mi piel en el proceso, hasta detenerse en la parte baja de mi mandíbula; acariciándola. 

—Si te pidiera que vinieras conmigo, ¿lo harías? Sin importar el momento... Sin importar el lugar —susurró, haciendo énfasis en cada frase.

Le miré con extrañeza sin entender el porqué querría preguntarme eso en ese momento

—Sé que este es tu hogar, que lo amas... —negó con una mueca triste mientras seguía acariciando mi mandíbula con suavidad—. Odio ser yo el que deba apartarte de lo que realmente quiere tu corazón.

Me dolía que pensase que él me apartaba de lo que realmente quería. Eso solo demostraba que no tenía ni idea de lo que realmente quería mi corazón.

Agarré la mano que tenía sobre mi mejilla y la acerqué a mi pecho, donde se encontraba mi corazón.

—Escúchalo, siéntelo... Tienes, tú y solo tú, mi corazón, Neteyam Sully —dejé una leve caricia en su mano mientras él devolvía su mirada a la mía, estupefacto por mis palabras—. Vayas a donde vayas, pase lo que pase, pienso quedarme a tu lado; siempre...

No necesitaba responderle con un «sí» a su pregunta. Él siempre era el que me expresaba cuanto me apreciaba, era lo correcto que fuera yo quien se lo devolviera entonces.

—Eres mi hogar, ¿lo sabes verdad? —Acercó su rostro al mío y dejó un dulce beso sobre mi mejilla.

Bajé las orejas, avergonzada y levanté la mirada con timidez.

Asentí a su pregunta y me deslicé más hacia delante para apoyar nuestras frentes. Amaba la sensación de nuestras narices rozándose; provocaba un cosquilleo impulsivo de acortar la distancia que por respeto a los Metkayina debíamos mantener.

A menudo me preguntaba si Neteyam se había cuestionado en algún momento el romper la barrera, aún sabiendo las consecuencias que traería. 

—Y tú el mío...
















¿Alguien más ha amado este capítulo? Porque yo siii

Me ha encantado como ha quedado su conversación, la he sentido más profunda y especial que otras que he escrito; estaba súper sumergida en la escena y realmente la estaba sintiendo.

Lo que iba a ser un capítulo extra se ha convertido en uno de mis tops 👌

Ahora sabéis porque no ha habido beso jajaja sería fallarle a las costumbres Na'vi, ya que es Tonowari quien debe escoger y no ella tomándose la libertad (como hizo Neytiri jajajaj✨); se están manteniendo leales a esas costumbres.

Espero que os haya gustado y gracias por la paciencia 🤗🫶💙

¡Os leo!

Atte. Venus.

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