12. Futuras tsahík
Maratón de año nuevo 2/2
-Es una de las mejores opciones, no hay duda. ¿Qué opinas tú, Ngayä?
Sentí como el sonido volvía a mis oídos y me giré sin ganas hacia mi padre, quien me observaba algo preocupado.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que había omitido toda la conversación de mi mente, hasta el punto de no haber oído nada más que la última mención de mi nombre; la que me había hecho reaccionar.
-Sí... estoy de acuerdo. Es una de las mejores opciones -asentí sin más y devolví la mirada a lo que estaba haciendo.
Colocaba las hojas que había recolectado en dos montones, uno de los cuales tendría un fin mientras que el otro no. Era una cualidad algo extraña que había adoptado de niña; la recolecta de flores y hojas llamativas. Casi como un pasatiempo.
-Has dicho lo mismo de los cuatro últimos, ¿prefieres que hablemos de esto en otro momento?
Mis padres intercambiaron miradas entre ellos de preocupación. No había nada en mi mirada ni en mi expresión. Todo era neutro y apagado, incluso mis movimientos eran lentos y pausados.
-Agradezco el detalle que tuviste al decir que tendrías en cuenta mi opinión para escoger al próximo Olo'eyktan pero... -Tragué con dificultad, sintiendo algo en mí romperse con mis palabras-. Creo que lo mejor es que escojas lo mejor para el pueblo... Que no tengas en cuenta mi opinión.
-¿Crees que te comprometería con cualquiera que no quisieras?
-Ese es el problema. Ya no me importa, no hay nadie a quien quiera a mi lado por lo que solo puedo esperar que ese Na'vi sea un buen líder para los Metkayina. De esta forma me aseguraré de estar a su altura.
Los ojos de mi padre no podían verse más sorprendidos tras mi declaración. Realmente estaban impactados con mis decisiones.
-Hija, tú no eres así -mi padre trató de apoyar su mano sobre la mía pero al sentir el leve roce aparté la mano con brusquedad y me levanté; casi parecía que mi cuerpo había temblado solo por el contacto.
Aunque no lo admitiera, algo estaba totalmente mal en mí.
-Ahora sí. Ya era hora de madurar, ¿no?
Les sonreí forzadamente a los dos y salí del lugar, buscando distraerme.
Un impulso me decía que subiera la montaña, donde estaría tranquila, pero debía hacerme a la idea de que Neteyam y yo ya no éramos amigos; así que ese lugar ya no era una opción para mí.
Me acerqué a la orilla y me apoyé sobre el tronco de uno de los árboles tropicales, inspirando fuertemente el aire salino que me rodeaba.
Oí el crujido de una rama detrás mío y me giré, a la defensiva, lista para defenderme si algo o alguien me atacaba.
-Puede que no sea exactamente una de las caras que esperabas, pero me temo que tendrás que conformarte, hermanita.
Miré de arriba a abajo a Aonung, sin destensarme del todo, y bufé dándole la espalda.
-¿He vuelto a ser tu hermana? Creí que lo tenías muy claro la última vez -hablé con claridad, para que me oyera a pesar de no estar mirándole, irónica-. Tus cambios de humor son tan frecuentes como la salida del sol. Así que supongo que mañana volveré a dejar de serlo.
Aonung se sentó a mi lado, ignorando todos los comentarios sarcásticos que habían salido de mi boca. Al menos agradecía que hubiera dado algo de espacio entre nuestros cuerpos, ya había aprendido que mi cuerpo últimamente comenzaba a rechazar cualquier tipo de contacto físico con otro Na'vi.
-Voy a serte franco, Ngayä, no soy como Tsireya. No vengo a darte palabras vanas para tratar de animarte o a creer por un solo segundo que me contarás lo que ocurre en esa atormentada mente que tienes -me miró con seriedad y le devolví la misma mirada, vacía de emociones o sentimientos; solo escuchándole-. Pero te he observado los últimos días y he visto una Ngayä que jamás había aparecido; una feliz y llena de ilusión por la vida.
-Tiene gracia, tan rápido como llegó, se ha ido -mi voz sonó cargada de amargura y en el interior, llena de sufrimiento.
-Puede que no tenga ni idea, pero no soy tonto. Sé que el idiota mayor de los Sully ha tenido algo que ver, así que por eso estoy aquí -se levantó de mi lado para acercarse por el frente y ponerse de cuclillas mirándome-. Deja el orgullo de lado, hermana; siempre has sido la más inteligente de los tres. Si no hablas con Neteyam ahora lo perderás y te arrepentirás de por vida.
Levanté la mirada, conectando ambas, con un poco más de curiosidad. Esperé con paciencia sus palabras mientras veía su mirada vacilar ante mi completa atención.
Quería saber la razón por la que debía hablar con Neteyam.
-Jake y papá hablaron el otro día. Han traído a todas las aprendices de tsahík de las otras tribus de las islas -hizo una pausa, tragando, y agité mi cola con impaciencia-. Quieren comprometerle con una de ellas para que pueda convertirse en Olo'eyktan...
Mi mirada, que se había mantenido firme e imbatible hasta entonces, perdió su dureza y tuve que bajar la mirada para que Aonung no viera lo descolocada que me había dejado.
No era lo mismo tener una suposición, la de que no acabaríamos siendo pareja, que ver el hecho de que sería así.
Porque sí, llegué a plantearme escogerlo a él como pareja antes de nuestra discusión. Pero ahora todo estaba dado la vuelta. Yo renunciaba al privilegio de escoger pareja y Neteyam se disponía a buscar a una futura tsahik para convertirla en su pareja de por vida.
Tantas ilusiones hechas en el tiempo que habíamos pasado juntos... Era muy duro ver como se habían desmoronado todas en cuestión de segundos.
Por mucho que me hubiera comenzado a enamorar de él, mi orgullo nunca me permitiría perdonarle lo que había hecho. La forma en la que había demostrado que tenía poder sobre mí para detenerme en cualquier ocasión.
El amor también significa dejar ir... y eso era lo que debía hacer. Debía dejarle ir, y permitirle ser feliz con otra Na'vi. Si eso era lo mejor para ambos, entonces no sería yo quien lo cambiaría.
Respiré hondamente y volví a levantar la mirada. No estaba igual de firme que antes de recibir esa información, pero no me demostraba afectada; como lo estaba realmente.
-Realmente me alegro de que luche por lo que tanto ha deseado desde pequeño. No tengo ninguna duda de que el clan que lo convierta en Olo'eyktan será muy afortunado -todo mi tono y mis expresiones eran de absoluta educación, no había pistas sobre cómo me sentía o sobre lo que sentía con respecto a él; la cara confusa de Aonung me lo aseguraba.
-¿Y ya está? Te pasas días enteros con él, te diviertes y sonríes junto a él, ¿y ahora le dejas marchar? ¿Sin más? -Aonung frunció el ceño, sin poder creerse lo que veían sus ojos-. ¿Qué ha sido de la luchadora cabezota de mi hermana?
Bajé las orejas, comenzando a molestarme por su insistencia.
¿No ve lo duro que está siendo esto para mí? ¿No ve cuánto me duele la decisión que estoy tomando ahora mismo? Estoy harta de amar lo que no me corresponde.
-No me interpondré en el destino de nadie, y menos cuando puede afectar al mío -solté, bruscamente, y vi la cara de Aonung expresar su derrota.
Él sabía lo cabezota que era, y aún más si mi orgullo jugaba un papel tan importante.
Estaba a punto de darse por vencido cuando oímos alboroto a lo lejos.
Ambos, por impulso, nos levantamos para dirigirnos al escandalo. Igual que de niños, nos podía la curiosidad y las ganas de enterarnos de todo lo que pasase a nuestro alrededor; por ello queríamos descubrir qué ocurría más adelante.
Llegamos hasta el lugar donde muchos Metkayina estaban amontonados, hablando sonrientes, hasta que lo vi...
Mi corazón dio un vuelco ante la escena...
Muchas Na'vi jóvenes estaban alrededor de Neteyam, hablando alegremente con él mientras este las sonreía y escuchaba con atención.
Mi padre y el suyo observaban la escena, con alegría de ver lo bien que se estaba desenvolviendo el joven con las chicas.
-¡Ngayä! -Mi padre me vio a lo lejos y me llamó para acercarme, completamente ajeno al cómo mi corazón se destruía cada vez más en ese lugar.
Respiré entrecortadamente y Aonung pareció notarlo.
-No tienes porqué ir si no quieres -me susurró, mirándome con lastima.
Giré la cabeza en su dirección, mi mirada flaqueando poco a poco.
-No es como si pudiera escoger... y lo sabes -mi tono delataba lo difícil que estaba siendo ese momento, pero a pesar de ello mi decisión era firme. No les daría el gusto de mostrarme cobarde.
Aonung, sorprendiéndome, agarró mi mano con la suya y dio un leve apretón.
-Vamos. Estaré a tu lado, hermanita.
Asentí, cogiendo fuerzas, y ambos nos dirigimos hasta Jake y nuestro padre.
-¿Dónde os habíais metido?
No nos dio tiempo a responder a nuestro padre cuando nuestra madre llegó y llamó la atención de las chicas presentes y, por tanto, la de Neteyam también.
Mis nervios regresaron y tragué con fuerza a la vez que Aonung volvía a dejar un pequeño apretón en mi mano.
-Jóvenes y futuras tsahík, esta es Ngayä, mi hija; futura tsahík de los Metkayina.
Mi madre me presentaba en tono alegre, creyendo que todo estaba bien cuando no era así para nada.
Traté de sonreír todo lo que pude hacia ellas y me saludaron con respeto.
-Es un gusto para todas, Ngayä. Nuestras madres nos han hablado muy bien de ti -habló una de ellas, con una sonrisa amable.
Eso no me tranquiliza...
-Realmente estamos agradecidas de que apoyaras que los Sully se quedaran con los Metkayina. Neteyam podría ser el próximo Olo'eyktan de alguna de nuestras tribus -otra de las jóvenes habló, señalándose a ella y a sus compañeras.
Al parecer todas tenían muy claro que no sería el futuro Olo'eyktan Metkayina.
Aunque esa era la idea, aún me estaba costando aceptarlo del todo.
-Así es -una de ellas se adelantó y apoyó su mano en el hombro de Neteyam-. Todas estamos encantadas con él, así que solo falta que él escoja a una de nosotras para ser su pareja.
Suspiré con pesadez por lo bajo, sin que nadie lo notara.
Pasase lo que pasase, Neteyam se convertiría en un Olo'eyktan de una u otra forma.
Mi mirada se dirigió a él, pero Neteyam apartó la suya con nerviosismo; evitando conectar nuestras miradas.
-¿Desde hace cuánto sabías esto?
Le pregunté abiertamente, sorprendiendo un poco a las otras jóvenes.
Me daba igual lo que pensaran por mi pregunta, necesitaba saber desde hacía cuanto Neteyam sabía que nuestros padres le harían escoger entre una de las futuras tsahík de las otras tribus.
Neteyam agachó sus orejas, apenado, y bajó la mirada al suelo para luego mirarme con remordimiento.
-Desde hace un par de días.
Mi corazón se rompió del todo con sus palabras y tuve que hacer mucho esfuerzo por no retroceder, impactada. Pero no pude ocultar como mis orejas se agacharon con la información, y como mis ojos cambiaron a unos dolidos.
Después de todo, él sabía que lo comprometerían desde antes de nuestra pelea y no me dijo nada...
Siempre supo que nunca existiría la posibilidad de estar juntos y aún así me permitió tener esperanza.
¿Cómo has podido jugar conmigo así? ¿Acaso tú no ves que lo que haces es cruel?
Asentí, sintiendo una lágrima traicionera escurrirse hasta mi mejilla.
Neteyam me miró dolido por verme así, y trató de dar un paso adelante a lo que retrocedí torpemente; soltando la mano de Aonung.
-Me alegro por ti, Neteyam. Serás un gran Olo'eyktan -sonreí con algo de tristeza amarga, que no era capaz de ocultar.
Todas mis barreras se habían desmoronado.
Pensé que nuestra relación había muerto por culpa de nuestra discusión, pero la realidad era que había muerto antes y yo era la única de los dos que no se había dado cuenta.
-Gracias -parecía estar muriéndose de tristeza y culpabilidad.
Pero eso no significaba nada para mí.
Ya no...
Había visto culpabilidad, tristeza y dolor; pero en ningún momento arrepentimiento.
Si antes pensaba que no podría perdonarle nuestro incidente con Payakan, en ese momento me di cuenta de que esa nueva información dolía más que cualquiera de sus acciones anteriores.
Asentí tras oírle agradecerme por mis palabras y me di la vuelta, ignorando los llamados de mi hermano.
Se acabó.
Adiós, Neteyam...
¡Capítulo aún más largo que el anterior, como os gustan!
Me vais a matar lo sé jajajaja
Pero es verdad cuando digo que no hay ni un solo ser perfecto en este mundo, y realmente en las relaciones en la vida real es muy común que nos demos una buena ostia con alguien en algún momento. Eso no significa el fin, sino más bien una prueba. Prueba si eres capaz de quererle igual con sus defectos, si podrías perdonárselos y aceptarle con ellos igualmente.
Eso no significa que solo los tíos lo hagan mal, claro que no, y os aseguro que Ngayä también cometerá errores. Bueno, ya habéis visto que uno de ellos ha sido gritarle tan mal cuando él solo trataba de ayudarla; es un defecto que prueba si Neteyam la querría igual incluso aceptando que pueda llegar a ser muy independiente y solitaria.
En verdad me ha gustado el capítulo, me gustan las reacciones de ella y el como le afectan a él en el fondo. Creo que me ha quedado bien y va a ser muy útil para los capítulos futuros ;)
No os desesperéis, después de algo malo siempre llega algo bueno jajaja
Paciencia amores 🫶✨💙
¡Comentad!
Son mis 2:30 de la mañana jajaja no quería irme sin publicar este capítulo ya que os lo había prometido, espero os guste (se supone que de madrugada tengo más inspiración) 💙✨
¡Buenas noches desde España! Jajaja ❤️💛❤️
P.D. Ya estoy empezando a preparar la sinopsis del libro de Jake Sully 😜
¡Os adoro!
Atte. Venus.
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