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1. Cambios

Oel ngati kameie, Ngayä.

—Te veo, padre.

Imité el gesto de mi padre ante su saludo y me senté junto a todos los demás. Nuestro padre tenía la costumbre de a veces reunirnos para tratar distintos temas entre todos, normalmente lo hacía si habíamos hecho alguna cosa mal.

Sentí un coletazo juguetón en mi espalda y no me hizo falta girarme para saber que se trataba de mi hermano, Aonung.

Le miré con diversión mientras movía mi cola con entusiasmo.

—Ngayä y Aonung, es suficiente —la voz de nuestra madre nos hizo bajar la cabeza de inmediato ante su claro enfado.

Para mí ya era bastante común oír los regaños y reproches de mi madre. Iba a ser la próxima tsahik, por lo que pasábamos mucho tiempo juntas para que pudiera aprender de ella.

Sabía que muchas veces mi madre me miraba con disgusto al ver mi aspecto, y era de esperar teniendo en cuenta que no tenía el aspecto de una Na'vi perteneciente a una tribu del agua.

Por culpa de la guerra que hubo contra los humanos me quedé huérfana, no había un lugar para mí en el bosque, por lo que misteriosamente acabé llegando a la tribu de los Metkayina, donde me adoptaron el jefe de la tribu y la tsahik. Fue algo totalmente nuevo y sorprendente, pero con los años acabé adaptándome y conseguí ser una más. Mi madre siempre sospechó que no me habían querido en la tribu del bosque por culpa de mi pelo de color fuego. Nadie sabía porqué había salido diferente, pero así era, mi pelo era de anaranjado fuego que hacía aún más reflejo en mis ojos ámbar.

—Madre, me gustaría poder ir con mis hermanos hoy a pescar —murmuré con cautela.

Tanto mis hermanos como mi padre dejaron de comer y observaron a nuestra madre expectante. Esta parecía no inmutarse ante tantas miradas sobre ella y solo comía mientras miraba hacia el suelo con indiferencia.

—No. Tienes muchas cosas que aprender aún, debes concentrarte en tus obligaciones como futura tsahik.

Observé a Aonung con tristeza, pues había sido idea suya el incluirme en la pesca de hoy; más ambos sabíamos que una vez tomada su decisión, no había nadie que pudiera razonar con nuestra madre para que se retractara.

—Sí, Madre —bajé la cabeza con tristeza y sentí como se me hacía un nudo en la garganta al ver la comida frente a mí.

Definitivamente ya no tenía apetito.

A veces sentía que la negativa de mi madre hacía todas mis peticiones se debía a que algo en ella le impedía verme como a otra más de sus hijos; sabía que no era realmente hija suya y eso la hacía tener un comportamiento totalmente distinto al que tenía con los demás hijos suyos.

Me levanté sin apetito y tras despedirme de mi familia me acerqué a la orilla y me senté mirando al horizonte. Solía hacerlo todas las noches preguntándome como vivirían las tribus Na'vi del bosque. Si alguien habría notado mi ausencia durante tantos años, o si siquiera alguien llegó a conocerme que aún siguiera vivo. Me cuestionaba que pasaría si recorriera todo el mar, más allá del arrecife, y llegara a una tribu del bosque.

¿Me aceptarían de nuevo con ellos? ¿Era eso lo que realmente quería? ¿Abandonar el único hogar que conocía?

Suspiré derrotada viendo mi reflejo en el agua. Definitivamente no era igual que ellos; ni los rasgos, ni la cola, ni el pelo, nada. Miré con detenimiento mis ojos ámbar, dándome cuenta de que parecían más ariscos que los que poseían los de las tribus acuáticas; un azul suave y exótico.

—Daria lo que fuera por ver a alguien como yo... —Musité, más para mí misma que para otra persona; al fin de al cabo me encontraba sola en la orilla.

—¡Ngayä! ¿Estás prestando atención?

Devolví inmediatamente la atención a lo que estaba haciendo mi madre y asentí rápidamente. Obviamente me había perdido la mayor parte de lo que me había estado enseñando, pero eso no iba a admitírselo; quería conservar las orejas.

—Sí, lo siento. Solo me he despistado un segundo, creía haber escuchado algo.

—Concéntrate en esto, Ngayä. Una buena tsahik debe estar siempre atenta a los mensajes de Eywa, no a lo que ocurre a su alrededor. Los guerreros están ya para eso.

Siempre he deseado ser una guerrera, no una tsahik.

—Lo lamento, madre. No volverá a suceder.

Mi madre ignoró mis disculpas y se giró a continuar con lo que estaba haciendo. Estaba a punto de preguntarle sobre ello cuando se oyó el sonido del cuerno por toda la isla.

Ambas nos miramos confundidas y nos incorporamos.

—Tú quédate aquí, Ngayä. Podrían ser tribus del agua, lo último que queremos es que nos hagan preguntas sobre tu aspecto.

Me empujó para abrirse paso hacia los demás y bajé las orejas conteniendo la rabia. Gruñí con frustración, enseñando los dientes y pegué mis orejas al cráneo.

Los Metkayina habían mantenido durante años en secreto mi existencia en la tribu. Según ellos, para no llamar la atención de los otros clanes y provocar una disputa. Sin embargo, todavía no me sentaba muy bien ser el secreto de la tribu.

Al ver que tardaban mucho en disolverse me escabullí hacia ellos, traté de ocultarme lo mejor que pude a la vez que me iba acercando poco a poco a donde todos estaban reunidos. Oí voces dentro del círculo y levanté rápidamente las orejas con atención.

—Solo buscó un refugio para mí y mi familia.

Oí una voz desconocida para mí y fruncí el ceño. De haber sido una tribu del agua habría distinguido sus voces, así que definitivamente eran unos extraños aquí.

—Somos gente del agua, vosotros gente del bosque; vuestras destrezas aquí no sirven.

¡Gente del bosque! ¡Acaba de decir gente del bosque!

Sin pensar en las consecuencias que podrían traer mis acciones me abrí paso hasta mi padre bajo la mirada sorprendida de todos.

Ma sempul —saludé a mi padre, aún ignorando las miradas sorprendidas de los presentes; sintiendo que me quemaban las miradas de los intrusos.

Por mucho que quisiera mirar a los visitantes, me tenían prohibido hacerlo a no ser que mi padre me lo permitiera.

Rutxe (por favor) —le miré suplicante y tras suspirar él asintió.

Emocionada, me giré en dirección de los visitantes los cuales abrieron los ojos con sorpresa al verme. Estaban impactados al ver que tenía los rasgos de una Na'vi del bosque, pero aún más al observar el color del pelo que caía por mis hombros liso.

Son como yo... Se parecen a mí...

Sonreí abiertamente y les observé a cada uno.

—Kaltxi, smon niprrte (Hola, mucho gusto)  —observé sus rostros sorprendidos sin relajar mi emoción.

Mi padre dio un paso para posicionarse a mi lado frente a los extraños.

—Esta es mi hija, la próxima tsahik de los Metkayina; Ngayä —me presentó mi padre e hice un saludo formal que me devolvieron todos al instante.

—Si vais a quedaros entre nosotros deberéis aprender nuestras costumbres. Estoy seguro de que Ngayä será de mucha ayuda para vuestros hijos, ya que ella también tuvo que aprender a vivir como una Metkayina.

El que debía ser el padre de la familia dio un paso hacia adelante, mirando en mi dirección.

—Es muy admirable que alguien del bosque lograra adaptarse a la vida del agua, tu ejemplo será de gran ayuda —dijo con una voz amistosa.

—Aprecio tus palabras, Jake Sully —el mencionado me miró con sorpresa y sonreí abiertamente—. Es un verdadero honor tener entre nosotros a una leyenda. Todo el pueblo Na'vi conoce tu historia, yo no iba a ser la excepción.

Jake iba a decir algo más pero se detuvo al ver a mi madre empujarme hacia atrás a su lado de forma amenazante.

—Me temo que Ngayä estará muy ocupada con sus obligaciones como próxima tsahik. Aonung y Tsireya les enseñarán todo lo necesario a vuestros hijos.

Su voz imponente demostraba que no iba a haber vacilación en su voz, por lo que nadie puso ninguna objeción al respecto.

Mi expresión cargada de ilusión decayó al oír sus palabras, agaché las orejas con impotencia y me guardé para mí misma mis protestas mientras veía a mis hermanos alejarse junto a los forasteros.

—Sé lo que vas a decir. Ser una tsahik tiene sus sacrificios —habló mi madre cuando ya todos se habían ido de nuestro alrededor.

Me volví hacia ella con frialdad en mis ojos.

—No vas a poder aislarme para toda la vida. Algún día, seré libre de ti —pasé rápido a su lado dirigiéndome corriendo al que llamaba mi hogar.

Iba tan apresurada y con la cabeza gacha, reteniendo las lágrimas, que no vi por donde iba y choqué con alguien; cayendo ambos por el impacto.

Me giré encontrándome con uno de los forasteros y me asusté de inmediato.

—Madre mía, ¡lo siento muchísimo! No me he fijado por donde iba —le ayudé a levantarse, esperando encontrarme con una expresión de furia, pero lo que me encontré fue muy diferente.

El chico frente a mí me miraba con una sonrisa con compasión, tenía una expresión tan amable que me sentí abrumada por ello.

—No te preocupes, yo tampoco me he fijado mucho —su voz sonó con suavidad, acompañada de una bonita sonrisa—. Ngayä, ¿verdad? La próxima tsahik.

Sonreí con nerviosismo y me pasé un mechón de pelo por detrás de la oreja.

—La misma —suspiré, recordando porque iba tan apurada antes de chocarme con el chico nuevo—. ¿Tú...?

Tanteé, tratando de recordar si habían mencionado su nombre, pero no lo recordaba.

—Oh, cierto. Soy Neteyam, primogénito de la familia Sully —bromeó.

Sonreí mostrando mis colmillos y vi como su mirada se detuvo en mi sonrisa durante demasiados segundos.

—Encantada, Neteyam —le seguí el juego de formalidad.

Él parecía algo despistado, buscando cómo seguir con la conversación. Pero por mucho que yo quisiera seguir hablando con él, sabía que mis responsabilidades me llamaban al otro lado de la aldea.

Bajé las orejas, apenada, y le miré con una sonrisa triste.

—Yo... De nuevo lamento haber sido tan despistada. Ahora debería irme antes de que mi madre se ponga a buscarme —pude ver el destello de decepción en sus ojos pero lo ignoré.

—Ah... Cierto, yo debería volver con los demás. Lo'ak habrá hecho alguna travesura mientras yo no estaba. Ha sido un placer, Ngayä —dijo a la vez que iba retrocediendo hacia la orilla.

—Igualmente, Neteyam.

Tras mis palabras, el joven se giró para comenzar a andar hacia la orilla donde le esperaban mis hermanos.

Había algo en ese chico...

Sabía que no eran cosas mías, nada que tuviera que ver con el instinto, era más bien como una punzada dolorosa; una advertencia.

Aún estaba aprendiendo a interpretar las señales que Eywa me mandaba, las cuales desde que era tan solo una niña habían sido mucho más poderosas de lo normal.

Esa fue la razón por la que se me escogió como próxima tsahik, de no haber sido «especial» mi hermana Tsireya habría sido la elegida. Durante años, mi madre y yo luchamos por entender las señales que Eywa me enviaba; visiones incluso. Cuando tenía visiones eran muy concretas, claras pero muy confusas a la vez; provocándome un estado de cansancio inimaginable y en algunos casos el desmayo.

A pesar de todas las visiones que aparecían a mi alrededor, había una que se repetía siempre; atormentándome. Mi madre me explicó que la tsahik tenía innumerables visiones, pero que había una que persistiría para siempre, marcando un hecho importante en su historia. En la mayoría de los casos se trataba de cómo sería la muerte de la tsahik, pero no siempre tenía porque tratarse de su muerte. Podía significar el antes y el después de la vida de esta, el acontecimiento más importante que afectaría a su vida. Sin embargo, esa era la visión  que más me atormentaba, pues no era clara y todo ocurría tan rápido. Lo preocupante era que no sentía dolor físico, pero sentía que me moría por el dolor que sentía por dentro. Siempre acababa despertándome gritando y sudando, con lágrimas saliendo de mis ojos y con mi cuerpo temblando sin control.

Lo que había sentido en Neteyam era una especie de señal sobre su destino. Estaba bastante preocupada, pues se había sentido muy fuerte, lo que significaba cercana, y por alguna razón había sentido dolor.

¿Por qué?

¿Que esconde tu futuro, Neteyam Sully? ¿Por qué te siento tan cerca? ¿Por qué esa sensación duele?

Había tantas preguntas en mi cabeza que no lograba ordenarlas todas. Pero fuera lo que fuera lo que aguardaba en el futuro, estaba lista para afrontarlo por fin.

Estaba lista para que mi vida comenzara a tomar sentido...


Holaaaa

Es la primera vez que escribo un fanfic de Avatar, pero realmente me ha encantado el personaje de Neteyam y sentía que necesitaba escribir una historia sobre él ahora que aún está reciente.

He buscado historias de él como una loca, y al no ver muchas he decidido que para esa gente frustrada como yo escribiría una.

¡Espero que os guste la historia! Realmente quiero que las actualizaciones sean seguidas, espero conseguirlo jajaja

Votad y comentad que os parece por favor 🙏

Cada vez que encuentre nuevos fanfics de Neteyam intentaré poner anuncios para que las veáis y podáis leerlas.

Si sabéis de historias sobre él o Jake Sully dejádmelo en los comentarios plis, os lo agradecería mucho

—Venus

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