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Capítulo 1.

El de mechas azules vio con cierta tristeza como la azabache se marchaba corriendo detrás del auto del modelo mientras gritaba el nombre de "Adrien"; por lo que sonrió levemente y respiró hondo para luego volver a entrar hacía la pista de patinaje que hace varios minutos ya había abandonado, aunque la idea principal era que regresaría a casa en suburbano junto con la de coletas sin imaginar que ella decidiría ir tras el rubio.

Mientras entraba al lugar iba preguntándose...

"¿Por qué simplemente la había dejado ir?"

A la par que se maldecía un poco y ahora era cuando deseaba que su madre no le hubiera inculcado el dejar la felicidad de los demás por encima de su propia felicidad porque quizá esa era la razón por la que la había dejado ir, o...

Quizá quería lo suficiente a la franco-china como para dejarla estar con quien ella quería o...

Quizá era demasiado cobarde como para decirle la verdad...

Muchas opciones invadían su mente, pero todas concordaban en quedar en un "quizá", en una posibilidad.

Caminaba metido en sus pensamientos que no notó a cierta rubia se encontraba sentada con las piernas cruzadas en una de las bancas...

«¡Cuidado!»

Escuchó, cuando ya se encontraba en el suelo boca abajo.

«Eso debió doler...»

Escuchó a la misma voz y giró su cuerpo entero con ayuda de sus brazos manteniendo los ojos cerrados todavía mientras tocaba su frente justo en el lugar del golpe que le había propinado la caída...

«Lo siento, no vi que venías, ¿estas bien?»

Abrió los ojos con lentitud para encontrarse con una chica parada en frente y con la mano extendida a él, ella tenía unos grandes ojos color azul zafiro y cabello rubio cenizo sujeto en una coleta con una mirada que mostraba preocupación o algo así, reconociéndola al instante al no tratarse de una chica cualquiera, sino de una chica cuya fama se había incrementado rápidamente durante esos días en París, especialmente porque se trataba de la nueva heroína Queen Bee.

No supo cuantos segundos la había mirado hasta que ella le dijera que su brazo se cansaba a lo que él reaccionó, miró la mano de la chica y la tomó, sintiendo como ella jalaba de él, ayudándolo a levantarlo seguido de su mochila...

‹Lo siento y no te preocupes... Estoy bien, no hay problema›

La de mirada azul zafiro miró la frente del chico y lo hizo tomar asiento en las bancas...

«Espera aquí...»

Se fue y en cuestión de unos minutos regresó con una pomada en manos, la abrió y comenzó a untarla sobre la zona del golpe mientras el azabache soltaba un ligero chillido de molestia...

La Bourgeois lo miró mientras terminaba de poner la pomada para luego cerrarla, limpiarse las manos y sentarse al lado del Couffaine mientras ponía el recipiente con la pomada en la banca de al lado junto a su bolsa...

-Perdón, en serio no vi que venías... —mencionó apenada por el golpe en la frente del chico que ahora se comenzaba a inflamar un poco—.

-Descuida, sólo fue un golpe, además... Probablemente mañana ya no lo tenga... Por cierto... Gracias por ponerme de aquel ungüento... —sonriendo un poco—.

-No fue nada... Aunque deberías sentirte afortunado... No suelo ayudar a cualquiera...

-Así que tu eres Chloé Bourgeois... La nueva heroína de París, ¿eh?

-Algo así... Se hace lo que se puede...

-¿Y qué haces aquí?

-Mi padre quiere volver esta pista de patinaje en un gimnasio para mi y vino a hablar con el señor Phillipe, aunque ya le repetí que no lo haga porque no me interesa tener un gimnasio o algo así...

-Ya veo... Ojalá y no destruyan esta pista de hielo ya que es la única en París... Por cierto... Volviendo a cambiar de tema... Desde hace días tengo una duda... ¿Te puedo hacer una pregunta respecto a Queen Bee?

-Claro

-¿Por qué hiciste lo del metro?

-Quería que mi madre se sintiera orgullosa de mí... Pero no lo logré... ¿Y tú?... ¿Por qué venías distraído?

El de mechas azules notó como la mirada de la rubia se dirigía hacía el suelo e inmediatamente supo que no era tiempo de preguntar más detalles así que también cambió de tema...

-Ya veo... Que mal... Espera... ¿Cómo sabes que venía distraído?

-Bueno, la verdad si solo uno hubiera estado distraído, probablemente jamás te hubieras caído porque el otro hubiera hecho algo... —ríe un poco—.

-Cierto... —sonríe— Bueno... Pensaba sobre una chica... Venimos a patinar hoy... Y se supone que hoy regresaríamos juntos... Pero le dije que se fuera con el chico que ella quiere... —bajando la mirada—.

-¿Por qué la dejaste ir?

-Ella quería hablarle pero no podía porque venía conmigo y él venía con otra chica...

-Si no es intromisión... ¿Cómo se llama esa chica?

-Marinette...

-¿Dupain Cheng?

-¿Cómo lo sabes?

-Ya veo... —rueda los ojos— Y déjame adivinar... El chico era Adrien Agreste... —en tono de obviedad—.

-Si... ¿Cómo lo sabes?

-Ambos van en mi salón... Y si... Ella esta enamorada de Adrien...

-La dejé irse con él... ¿Crees que haya sido buena idea?

-Si no quieres que ambos puedan llegar a conocerse más a fondo... Si, si lo es...

-Pfff... De igual forma, ¿qué me garantiza que ella me quisiera de la misma forma?... Ella es mucho para mí... —en tono de desánimo—.

-Oye... —frunció el ceño— Amate un poco y no digas eso... —La verdad cualquier chico es mucho para ella, pensó— Quizá solo es cuestión de tiempo...

-¿Tu crees? —mirándola.

-Claro, ¿por qué no?

-Pues porque Adrien es modelo, rubio, rico, famoso y esas cosas... En cambio yo solamente soy un guitarrista, no tengo el físico ni lo material para que ella me quiera...

-Bueno... —lo ve de pies a cabeza— ¿Tienes lindos ojos y sonrisa?, además eres caballeroso entre otras cosas... A las mujeres nos encanta eso y quizá no te haz dado cuenta, pero Marinette no es alguien interesada... Ella se guía por la forma de ser de uno, ¡claro que tienes oportunidad con ella! Solo es de tener cuidado y no hacer algo que a ella no le parezca...

-¿Eso crees?

-Por supuesto...

-Muchas gracias

Dijo con una sonrisa mientras el alcalde salía de una pequeña oficina en una parte de las bancas...

<¡Hija, vámonos!>

La chica tomó su bolsa y se puso de pie no sin antes darle una sonrisa al guitarrista...

«Adiós, ¿emm...?»

El guitarrista se puso de pie haciendo que la rubia alzara la mirada por la diferencia de estatura para verlo hacia los ojos...

-Luka Couffaine, —respondió con una sonrisa— un gusto...

-Bueno, adiós Luka...

Meneo un poco su mano en forma de despedida antes de girarse sobre sus talones y comenzar a caminar hacía la salida del lugar bajo la vista del azabache que la veía marchar, pero antes de que ella saliera, le gritó:

-¡¿Te volveré a ver?!

-¡Quizá, no sé si vaya a venir el Viernes saliendo del colegio!

-¡Espero que sí, sería un gusto volver a hablar contigo!

-¡Lo sé!

-¡Chloé, apúrate! —escuchó a su padre llamarla.

-Bueno... ¡Nos vemos Luka!

Iba a dar otro paso pero nuevamente el joven la detuvo...

-¡Oye...!

-¡¿Si?!

-¡Gracias por ayudarme Queen Bee!

-¡Si, si, de nada, hasta el Viernes!

Ahora si la dejó ir con su padre y volteó a ver el banco en el que la de coleta había dejado el recipiente con el ungüento dentro y lo tomó en manos...

‹Esto me servirá›

Dijo sonriendo para luego guardarlo en su mochila y salir caminando hacia el Liberty escuchando música a través de sus audífonos recordando por un momento la sonrisa y los grandes ojos de la Bourgeois olvidando por completo la tristeza e impotencia que había sentido con la franco-china.

Después de bastantes minutos luego de haber tomado el suburbano por fin llegó a su casa... O más bien... Su barco.

Dejó su mochila en una silla del comedor, tomó una bocanada de aire, caminó a la sala, se sentó en el sillón y cerró sus ojos, dejándose llevar por la letra de la canción que en ese momento escuchaba...

" Hey, I know there are some things
We need to talk about
And I can't stay
Just let me hold you for a little longer now
Take a piece of my heart
And make it all your own
So when we are apart
You'll never be alone
You'll never be alone [...]"

Seguiría escuchándola de no haber sentido que lejanamente le hablaban, por lo que abrió los ojos y volteó a un lado, viendo a su hermana menor hablándole.

Detuvo la música y se quitó los audífonos para entonces hablar...

-¿Me hablabas?

-¿Acaso no oíste nada de lo que te dije?

-No, lo siento, tenía los audífonos con la música a todo volumen... ¿Podrías repetir lo que decías? ¿Por favor?

La de mirada rojo cobrizo rodó los ojos con tedio para entonces hablar...

-Te había dicho dos cosas, la primera, te preguntaba sobre como te había ido con Marinette en la pista de hielo...

-Me fue bien a excepción del ataque akuma que nos congeló y de una pequeña confusión entre ella y la amiga de Adrien...

-Ya veo... ¿La llevaste a su casa?

-Claro... Que no...

Suspiró mientras entrelazaba sus manos y miraba con pesadez al suelo...

-¿Qué?, ¿por qué?

-Bueno... Ella quiere a alguien más, supongo que ya lo sabes... Entonces yo... La deje ir con él... Ella quería hablarle pero no podía porque estaba conmigo...

-¿Por qué hiciste eso de dejarla ir?

-Mamá me ha educado muy bien en cuanto a como tratar a una mujer... No podía obligarla a estar conmigo cuando ella quería ir con él... ¿Me entiendes?

-Si, entiendo

-En fin... ¿Cuál es la segunda cosa que me habías dicho?

-¿Qué te pasó en tu frente?... Tienes una bola que a pesar de que tu cabello la tapa, es muy notoria...

-Me caí y me golpeé pero Queen Bee me ayudó

-¿De dónde te caíste como para que Queen Bee te ayudará?

Preguntó la chica con un poco de confusión causando una pequeña risa al guitarrista que la veía de manera divertida...

-Conocí a Chloé, ¿acaso olvidaste que ella es Queen Bee?

-¿Qué?, ¿conociste a Chloé?

-Si, ¿por qué tantas preguntas?, ¿tiene algo de malo eso?

-Y dices que ¿ella te ayudó?

-Así es... —confundido—.¿Qué sucede?

-Bueno, es que ella es el tipo de persona que solo suele pensar ella misma, dejando de lado que es muy cruel, engreída, hipócrita, entre otras cosas...

-No lo creo, ella se comportó muy linda y amable conmigo

-Te lo prometo... De hecho en mi salón se rumora que ella trabaja para Hawk Moth

-¿Uh?... ¿Por qué se rumora eso?

-Porque ha sido causante de varios akumas, por ejemplo el de Rose, Alya, Nathaniel, Kim, Sabrina, Mylené, Alix, entre otros, ¡incluyéndome a mi!

-Vaya... Si que son muchos akumas... Pero simplemente no puedo creerlo, te prometo que ella fue muy amable, de hecho ella me puso el ungüento que traigo en la frente para que no se me inflamara más

-Es demasiado raro y de seguro quería algo a cambio...

-No lo sé, pero no podré creer todas esas cosas que dicen de ella tan fácilmente...

-Como tú quieras, cuando te akumatizen por su culpa, no digas que no te lo advertí... Por cierto, mamá dejó comida preparada, solo tienes que calentarla...

-¿En dónde está ella?
Juleka-Fue a conseguir unas nuevas baquetas para la batería...

-Ya veo, gracias por avisarme Jule...

-De nada

Dijo antes de irse a su camarote dejando sólo al de mirada azul cerceta nuevamente, el cual suspiró profundo mientras sacaba su celular y checaba sus redes sociales.

Mientras tanto...

El alcalde de París se encontraba en la suite de su hija hablando con ella, con quien discutía por la situación de la pista de hielo...

-Lamento lo de la pista de patinaje, pero nadie se inscribe a clases, por eso la mandaré a demoler y pondré un gimnasio...

-Bajo mi nombre cuando yo no te estoy pidiendo un gimnasio, así que por favor no la mandes a demoler...

-Lo lamento, no hay estudiantes y el señor Phillipe es el único ahí... Es un espacio perdido...

-No es así

-¿Por qué dices eso?

-Porque mañana mismo iré a inscribirme a clases de patinaje sobre hielo, eso es mejor a inscribirse en un gimnasio, es decir, por si no lo has notado, yo no lo necesito, además de que hacer ejercicio te hace sudar como un cerdo, o sea, ¿te imaginas a la gran Chloé Bourgeois sudada?... ¡Iuck!, ¡que asco!...

-¿Estás segura de tus palabras?, sabes que si lo haces, sería una responsabilidad más...

-Ay, pero que cosas dices padre, no es como si hiciera mucho con mi vida...

Dijo restándole importancia a lo que su padre rodó levemente los ojos mientras asentía con la cabeza...

<Bien, mandaré a cancelar la demolición, pero si mañana mismo no te vas a inscribir, mandaré esa pista a demolición, que te quede claro>

La rubia asintió mirando sus uñas antes de que su padre saliera de su puerta.

Una vez que él salió giró los ojos con fastidio.

Sabía que se había cargado una responsabilidad encima, pero al fin de cuentas el chico de mechas azules que había visto en aquel lugar tenía razón sobre que esa pista era la última en París...

La decisión de demolerla o no, estaba en sus manos, cosa que no desaprovecharía...

Quizás después de todo, muy en el fondo le gustaba actuar correctamente...

Actuar como una heroína.

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