T/N

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FUE ciertamente descuidado, imprudente y muy estúpido.

Pero nunca, ni por un segundo, me arrepiento de haberme escapado con él. Especialmente si fue en esto en lo que me metí: simplemente sentada en el sofá a las once de la mañana, mis manos pasando por su cabello mientras él se recostaba en mi regazo.

Íbamos a preparar el almuerzo, pero alguien tuvo una mañana perezosa y me tiró con él en el sofá. Y aquí estábamos, en un pacífico silencio.

Oh, cómo desearía que todos los días fueran así.

-Deberíamos levantarnos de verdad.-le dije, mirando su bonita cara. Otra cosa que noté desde... ayer, fue que sonreía mucho más.

Es como cuando estaba en Hogwarts.

Éramos exactamente así en la escuela, en el Lago Negro, mi espalda en ese árbol específico, y él acostado en mi regazo mientras hablábamos de cómo fue nuestro día.

Solía ​​desear que esos días volvieran.

Pero ahora, aquí estoy, ya no deseando, porque ya lo tengo al alcance de la mano.

-Podríamos.-Draco me miró a los ojos.-Pero en realidad no quiero hacerlo.

Me reí entre dientes ante sus palabras.-Está bien, está bien.-dejé de intentar que hiciera otra cosa que no fuera simplemente holgazanear, me gustó más esto de todos modos.-¿Qué sugieres que hagamos en su lugar, entonces?

Los ojos de Draco se cerraron con satisfacción cuando le rasqué suavemente la cabeza, un suspiro de alivio se escapó de sus labios.-No sé.-dijo, sus ojos se abrieron para mirarme.-Hablemos de la vida. ¿Planes?

-Está bien.-me encogí de hombros.-¿Qué planeas hacer en el futuro?

Pensó por un momento y luego respondió.-Quiero que vayamos pronto a la tumba de mi madre, eso es seguro.-dijo con voz baja.-Ha pasado un tiempo.

Tomé sus manos, frotándolas tranquilizadoramente.-Podemos hacer eso.-le dije, y él me dio una sonrisa de agradecimiento.-Entonces, después de visitar a tu madre, ¿qué quieres hacer?

Esta vez, respondió sin siquiera una pizca de vacilación, solo pura dedicación y certeza.

-Quiero casarme contigo.

Mi corazón se sentía como si estuviera a punto de explotar por las emociones que estaba sintiendo, pero en su mayoría estaba lleno de amor y felicidad. Nunca en mi edad adulta nadie me había dicho que querían casarse conmigo, aunque, no ha pasado mucho tiempo desde que dejé Hogwarts, y realmente nunca tuve a nadie a quien llamar amante desde Draco.

Pero sus palabras, lo juro, podría haberme derretido en ese momento.

Me incliné y dejé que mis labios se encontraran con los suyos, y cuando me aparté, mis ojos solo se quedaron en los suyos.-Haremos que suceda.-le dije.

Draco besó mis labios de nuevo, pero esta vez más tiempo, me reí, alejándome antes de que sus besos se profundizaran. Porque si lo hicieran, probablemente no comeríamos en el almuerzo, dejó escapar un gemido cuando separé mis labios de los suyos.-¡No eres divertida!-exclamó con un puchero.

Me puse de pie, caminando hacia la cocina, pero por supuesto, Draco solo tenía que seguirme.

Oh Helga, no tengo idea de qué hacer con este chico.

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Me encontré leyendo un libro alrededor de las cinco de la tarde, simplemente disfrutando de la vista del lago y bebiendo una taza de té mientras me perdía en mi propio mundo dentro de las páginas de esta fantasía.

Los escritores literalmente tienen este tipo diferente de magia que está fuera de este mundo, s mentes, ni siquiera puedo explicarlo. Es como si sus mentes fueran infinitas obras de ficción interminables que te dan ganas de desear que sean reales.

Quiero decir, ¡mira este libro! ¡Se trata de personas del futuro! Cómo viven en otros planetas y en estrellas literales, los libros son un mundo completamente diferente, y me encanta perderme en ellos, no volver a la realidad hasta que termina la última página.

Y justo cuando iba a pasar de la tercera a la última página, escuché que se abría la puerta principal. Mi mirada nunca dejó las páginas del libro, porque probablemente solo era Draco regresando de buscar leña para la chimenea.

-¡Oh, bien, has vuelto!-cerré mi libro.-¡Hace mucho frío aquí-!

Me congelé, finalmente girando mi cabeza hacia la puerta principal.

Pero en lugar de Draco, era Harry.

El chico de ojos verdes tenía una mirada confundida, la misma que yo tenía. En el nombre de Helga, ¿qué estaba haciendo él aquí? ¿Cómo encontró este lugar?

Dio un paso adelante, y solo ahora noté un trozo de pergamino en sus manos, ¿era un mapa?-¿T/N? ¿Qué haces aquí?-fueron sus primeras palabras.

Me levanté de mi asiento, enfrentándolo correctamente con una expresión que reflejaba la suya.-Yo podría preguntarte lo mismo...-me detuve.

Pero luego me di cuenta.

-Debería atrapar a Draco Malfoy.-me dijo, un poco vacilante.-Encontré un mapa aquí en la Mansión Malfoy, que todavía no explica por qué estás aquí.

Me quedé helada. ¿Qué iba a hacer?

Mis dedos encontraron su camino hacia los puños del suéter de Draco, tocándolos distraídamente, pude ver a Harry notar mi manierismo.-Harry.

-Es por eso que no estabas en tu departamento cuando fui allí a preguntarte qué sabes.-frunció el ceño, pero yo sabía que él sabía bien lo que estaba pasando.-Es por eso que no pudiste atraparlo, porque tu no quieres, ¡Todavía estás enamorada de él!

No dije nada, no había nada más que decir, me había descubierto, y no había forma de salir de esto. Era Azkaban o la muerte.

Harry dio otro paso adelante y yo no me moví, solo lo miré mientras comenzaba a caminar hacia mí.

Pero nunca llegó a mí, ya que cayó a la mitad, cayendo sobre los pisos de madera con un ruido sordo. Salté ante el sonido de su cuerpo inerte golpeando el suelo.

Levanté la cabeza y los ojos de Draco se encontraron con los míos.

-Tenemos que irnos.-fue todo lo que dijo, corriendo hacia el dormitorio, pero no me moví, estaba demasiado congelada frente al cuerpo de Harry.

Cuando Draco regresó, tenía mi mochila colgada de sus hombros y su varita lista en sus manos.

Mi voz se desprendió como un susurro asustado.-¿Está muerto?

Draco negó con la cabeza.-No, pero seguramente pasará un día o dos en San Mungo.-sus palabras me hicieron suspiro de alivio, Draco se dirigió hacia mí y tomó mis manos.-Vamos, no tenemos mucho tiempo.

Y así, estábamos huyendo una vez más.

Pero esta vez, en lugar de correr tras él, estábamos corriendo juntos, con las manos entrelazadas con fuerza, como si, si nos soltáramos, nos perderíamos entre los árboles y nos quedaríamos solos una vez más.

No vamos a dejar que eso suceda.Al menos, espero que no.

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