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Extra 6

Extra 6

Regreso a la infancia

Luego de echar a Luo Binghe y prohibirle dormir con él por varias semanas, Shen Jiu continuó con su rutina normal. Incluso el demonio seguía con su rutina normal, molestándolo durante el día, pero teniendo que marcharse durante la noche para dormir lejos de él. Eso no evitaría que pudiera meterse en sus sueños si así Binghe lo deseaba, pero sabía que al mocoso le gustaba dormir abrazado a él. Si no podía abrazarlo, entonces era el fin del mundo para Luo Binghe.

No había mejor castigo que hacerlo dormir solo en su castillo para darle un escarmiento.

Sin embargo, luego de cinco semanas, las semanas que Shen Jiu le dijo que debía permanecer en su castillo, Binghe no regresó a dormir con él en la noche. Era inaudito si se tenía en cuenta que la bestia había estado contando los días para poder regresar a él. Binghe sabía perfectamente cuándo regresar, entonces, ¿por qué no había regresado todavía?

Shen Jiu se acostó en la cama, mirando el techo y esperando que, en cualquier momento, la bestia apareciera.

.

Shen Jiu nunca imaginó que viajaría al reino demoniaco sin la compañía de Binghe, pero ahí estaba, viajando al reino demoniaco porque el mocoso no había aparecido durante más de un día y ya hasta sus hermanos marciales estaban preocupados por él. ¿Acaso le había pasado algo? De ser así, ¿Mobei-jun no iría a comunicárselos para que QingJing fuera a ayudarlo? Si alguien había lastimado a Binghe, cosa que dudaba mucho, sus hermanos marciales ya estarían yendo tras la cabeza del desgraciado que dañó al pequeño Luo shidi, el cual de pequeño no tenía nada.

Apenas llegó al castillo, un montón de sirvientes le dieron la bienvenida e intentaron detener su paso, como si no quisieran que llegara a Binghe. Bastó una gentil amenaza de Shen Jiu para que todos dejaran de insistir en detenerlo y le permitieran el paso, indicando que Junshang se encontraba en su cuarto.

Nada más llegar, Shen aplicó la técnica milenaria de Liu Qingge y pateó la puerta, abriéndola de repente y causando el respingo de Binghe, quien parecía estar leyendo unos asuntos urgentes de su reino.

Shen Jiu: ...

Binghe: ...

Shen Jiu observó a Binghe durante varios segundos, sin despegar la mirada de él. Sabía que era Luo Binghe, lo reconocía perfectamente, sin contar el sigilo en su frente y los ojos rojos de demonio.

¡Pero según recordaba Luo Binghe tenía casi su altura! ¡Este Binghe sentado atendiendo asuntos gubernamentales a duras penas le llegaría a la cadera!

—Pff...

No había podido evitarlo en realidad. La risa brotó de él tan pronto se dio cuenta que el motivo por el cual Luo Binghe parecía no querer ir a QingJing, fue por el hecho de que se había vuelto un niño de cinco años. Un niño de ese tamaño, el emperador del reino demoniaco...debía ser una gran broma.

—¡Shizun, deja de burlarte!—dijo Binghe, con su voz agudizada e infantil.

Eso solo lo hacía más gracioso.

Cuando la risa pasó y la preocupación de por qué Binghe no había ido a verlos se disipó por completo, Shen Jiu se acercó al niño, literalmente niño, y se agachó para estar a su pequeña altura.

—Así que por eso no viniste—dijo apretando una mejilla de bebé de Binghe.

—Shizun—Binghe arrugó la nariz en disgusto, lo que solo lo hacía ver adorable—, no podía salir así. No tengo mucha energía espiritual.

—¿Y qué te pasó que no estuviste meditando? ¿No se supone que tienes que nivelar tus núcleos para evitar estas...desviaciones?

Las desviaciones de qi de Luo Binghe eran curiosas. Solamente había escuchado sobre ellas por el mismo Binghe, quien se lo contó un día mientras tomaban una taza de té. Nunca antes lo había presenciado...hasta ahora.

—Bueno, sí...pero...surgieron problemas en el reino demoniaco y...me distraje.

Shen Jiu suspiró, todavía sintiendo una pizca de diversión en su pecho al ver al pequeño Binghe.

—Tus hermanos marciales están preocupados por ti, no viniste en todo el día.

—Uh...bueno, shizun puede ir ahora y decirles que estoy bien, que solo necesito estar unos días solo.

Sí, claro, y sus hermanos marciales dejarían que pasara uno o dos meses sin verlo. No creía que esta desviación de qi durara poco tiempo, si era como la última, Binghe pasaría de esa forma un par de meses hasta recuperar su tamaño original.

No, definitivamente nadie en QingJing pasaría tanto tiempo sin verlo o sin saber nada de él. Invadirían su castillo por respuestas antes de que eso pasara.

Bien, no tenía otra opción. Atrapó a Binghe de la túnica y lo cargó como si llevara una cesta llena de ropa mojada apoyada contra su cadera. Binghe se sorprendió y no dijo nada al principio, pero pronto comenzó a patalear, diciéndole a su shizun que lo dejara ir. Shen Jiu lo ignoró y salió del cuarto, caminando tranquilamente por el castillo donde los sirvientes vieron a su encogido emperador removerse en los brazos de su shizun como un niño berrinchudo. Solo al llegar a la puerta principal, donde estaba el sirviente que lo recibió, Shen Jiu le dedicó una mirada aguda:

—Di algo de esto a alguien fuera de este castillo, y QingJing entero vendrá a exterminarlos.

Y dejando al sirviente temblando en su lugar, Shen Jiu sacó a XiuYa y se fue volando hacia QingJing, con el pequeño Luo Binghe todavía cargado como una cesta de ropa sucia.

.

Sus discípulos lo vieron llegar en su espada y, tan pronto estuvo cerca del suelo, se amontonaron para cuestionarle sobre su shidi. O bueno, eso iba a pasar hasta que notaron el niño en brazos de su maestro. Un niño que colgaba inerte, Shen Jiu sabía que por vergüenza más que porque el viaje le hubiera mareado.

—¿Shizun? ¿Y ese niño? ¿Pudiste hablar con Luo shidi?—preguntó Ming Fan dando un paso más cerca de Shen Jiu.

—¿Papá me trajo un hermano?—preguntó Shen Fu, sonriendo feliz con la túnica desarreglada y el cabello alborotado.

¿Ahora dónde había estado metido?

Sin responder, Shen Jiu se acercó a su discípulo principal y dejó en sus brazos el emperador de bolsillo. Ming Fan tomó al niño con cuidado, completamente desconcertado.

—Dime tú.

Ming Fan miró al niño, quien estaba rojo de pies a cabeza. Entrecerró los ojos, mientras Binghe bajaba la mirada, queriendo esconderse en algún lugar. Entonces, su discípulo lo supo.

—¿Luo shidi?

—Shixiong...—dijo Binghe con un hilo de voz, tan avergonzado que era divertido de ver.

El pico QingJing quedó en silencio, más de lo que usualmente estaba. Nadie podía dejar de mirar al pequeño Luo Binghe en brazos de Ming Fan. El adorable niño de mejillas abultadas y rostro bonito que podía encandilar los corazones de todos.

—Shidi... ¿qué...?—Wu Ling dio un paso al frente, sin poder creer que Luo Binghe estuviera de ese tamaño.

—Luo shidi—dijo Yang Chen dando un paso hacia él—, ¿tuviste una desviación de qi?

Oh, así que Binghe les contó a sus hermanos marciales que sus desviaciones de qi eran diferente a la de ellos. Bueno, eso ahorraría mucha historia para contar.

—Sí—suspiró resignado Binghe, apoyándose en el hombro de Ming Fan—, tuve una.

Silencio y entonces...

—AAAAAAAAHHH—un chillido de todo QingJing provino de los discípulos, todos emocionados por el pequeño Luo Binghe.

El corazón de Shen Jiu latía con tal fuerza por el susto que sentía que se le escaparía del pecho.

—¡Quiero cargarlo!—dijo Chen Mei abriéndose paso entre los discípulos.

—¡No, yo lo tendré!—dijo He Xian empezando a pelear con ella para acercarse hacia donde Binghe estaba.

Shen Jiu suspiró y los golpeó con el abanico para que se comportaran. Un golpe fue directo a Chen Lin también, a quien notó queriéndose colar por entre los discípulos para ir con Ming Fan.

—¿Qué es ese comportamiento impresentable? Luo Binghe no es un niño, solo estará aquí para que podamos cuidar de él hasta que recupere su tamaño original. Así que dejen de comportarse como bestias tontas de una vez.

Los discípulos regañados bajaron la cabeza y al unísono dijeron sí, shizun. Shen Jiu suspiró y se giró hacia Ming Fan.

—Ming Fan, lleva a Binghe a...

Shen Jiu: ...

¿Dónde estaba Ming Fan?

—¡Ming shixiong se llevó a Luo shixiong para él solo!—gritó Zhao Yuping molesto.

—¡Ming Fan! ¡Ven aquí bastardo egoísta! ¡Yo también quiero cargar a Luo shidi!—gritó Zhang Hua comenzando a correr para encontrar a Ming Fan y Luo Binghe.

Y uno a uno, cada discípulo de QingJing, incluyendo los discípulos mayores, se dispersaron por el pico para encontrar a Ming Fan.

Shen Jiu agradecía que su madre y Xiaoyun no hubieran estado presentes en el pico para presenciar esta inusual escena, muy poco digna de los discípulos del segundo pico de CangQiong.

.

Al final, Ming Fan se había escondido con ayuda de Ning Yingying, de quien nadie notó ausencia. Ella lo llevó a la casita que habitaban y dejó que ambos se escondieran ahí mientras comían dulces y hablaban. Cuando los encontraron, Binghe fue secuestrado de nuevo, pero por Yang Chen en compañía de Mu Sheng. A diferencia de Ming Fan y Yingying que alimentaron a su shidi, Yang Chen lo hizo dormir en sus brazos.

Solo eso detuvo la carrera loca de todos los discípulos de QingJing por tener al pequeño Binghe. Ya más calmados y civilizados, decidieron turnarse a Binghe para que pudiera pasar tiempo con todos, casi como habían hecho en su momento con Fu-er. Incluso Fu-er se sumó a eso, diciendo que podía prestarle a Binghe los juguetes viejos que todavía conservaba de su niñez. Los demás discípulos estaban planeando que juguetes y ropa comprarle a Binghe, todos olvidando que el niño que dormía plácidamente en brazos de Yang Chen tenía en realidad casi treinta y tres años.

Shen Jiu los dejó organizarse y hacer todo lo que quisieran. Luo Binghe no corría peligro así que podía regresar a su casita de bambú a continuar con los reportes y las cartas que sus hermanos marciales le enviaron. Todavía tenía asuntos que atender como señor del pico QingJing, no podía distraerse solo porque su pareja se había vuelto un niño y ahora parecía más el hermano de Shen Fu que antes.

Llegada la noche, donde Shen Jiu preparó algo simple para la cena, observar a Luo Binghe cocinar tenía que servir de algo, Shen Fu regresó con su padrastro de tamaño compacto en brazos. Se notaba por la cara de Binghe que se acababa de despertar de la siesta. Su mejilla estaba incluso marcada por apoyarla contra la ropa de Yang Chen.

—Papá, llegamos—informó Shen Fu, como si Shen Jiu no los hubiera visto llegar.

Con cuidado dejó a Binghe en la silla, cerca de él, y le ofreció un plato de congee. Incluso le había puesto una servilleta encima para que no se ensuciara al comer.

Binghe: ...

Tal parecía ser que todos en QingJing olvidaron que el niño al que tanto cuidaban como si ni siquiera supiera ir al baño solo, era en realidad un hombre adulto que gobernaba el reino demoniaco.

Bueno, era mejor a que lo estuvieran pateando. En ese tamaño, Luo Binghe era fácilmente pateable. Seguro podría ser usado como pelota por sus compañeros con lo pequeño y suave que se veía.

Durante la cena, Shen Fu le contaba a Shen Jiu sobre la nueva planta que había hallado en QingJing y cuyas hojas había estado analizando, descubriendo propiedades curativas de las mismas. Estaba planeando secarlas y llevárselas al tío Mu para ver con él qué uso podrían tener. Durante su relato, se giraba a ver a Binghe y limpiaba su boca cada vez que lo encontraba sucio. Binghe hacía puchero y le decía que él mismo podía limpiarse. Fu-er simplemente lo ignoraba y seguía contándole su día a Shen Jiu.

Al final, Shen Jiu envió a dormir a Fu-er mientras él se encargaba de lavar los platos que usaron. Binghe lo ayudó, aunque tuvo que usar un banquito para alcanzar la mesada. Shen Jiu hizo todo lo que estuvo a su alcance para no reír, pensando en qué diría el sistema si viera esta situación.

—Hoy no vi a la maestra Tang en todo el día—dijo Luo Binghe, ayudando a secar los platos. 

—Salió a una misión, aunque fue para ayudar a uno de sus discípulos nada más, pero no estará aquí por un par de días.

—Oh...—Binghe se quedó callado un momento mientras secaba un tazón que ya estaba seco—¿dormiré con shizun?

—Aunque suene extraño decirlo, teniendo en cuenta tu diminuto tamaño, eres mi pareja. No veo motivo por el cual no puedas dormir conmigo.

Además, no era como si fuera a hacer algo con Binghe estando Binghe...en ese tamaño. Para empezar, todavía no habían tenido sexo. Solo se habían llegado a besar y acariciar, siendo Binghe el que más avanzaba y tocaba descaradamente. Pero nunca antes se habían quitado completamente la ropa ni habían hecho nada más que eso. Incluso cuando sentía el deseo de Binghe chocando contra su pierna o su trasero, nunca tuvieron nada.

¡Pero no haría nada de esa puta mierda con Binghe pareciendo un niño de cinco años! ¡La simple idea le daba escalofríos aterradores a su cuerpo!

—Gracias, shizun—sonrió radiante Binghe.

Shen Jiu suspiró.

—Solo no te orines o dormirás con Fu-er.

—¡Shizun!

.

Sus discípulos debieron dar la noticia porque de lo contrario Shen Jiu no se explicaba cómo fue que Ling Yi y Lu Song regresaron a la secta al otro día. Parecía que los dos habían estado volando en espada a una velocidad alarmante porque bajaron con el cabello alborotado y las túnicas desarregladas.

Binghe en ese momento estaba con Ming Fan, hablando mientras paseaban juntos. Pero repentinamente alguien lo agarró y elevó. Ling Yi lo observó un breve momento antes de apretujarlo entre sus brazos con fuerza.

—¡Luo shidi es tan lindo! ¡Este shixiong siente que su corazón estallará por tanta ternura!

Luo Binghe quiso decir algo, pero pronto Lu Song los abrazó a ambos, restregando su mejilla contra la de Binghe.

—¡Luo shidi es tan tierno! ¡Este shixiong solo quiere mimarlo!

Luo Binghe miró a Ming Fan y a Shen, que estaba cerca, por ayuda, pero ambos se giraron para ignorarlo y hablar entre ellos respecto a cómo mejorar la habilidad en la escritura de uno de los recién llegados discípulos.

Cuando volvieron a girarse hacia donde debía estar Binghe, descubrieron que Lu Song, Ling Yi y Binghe no estaban por ningún lado.

No era como si debieran preocuparse por eso, Binghe seguro estaría bien.

.

Bien, sí debieron preocuparse más. Tal parecía ser que luego de que decidieran llevarse a Binghe, lo perdieron. No hubo quien no regañara a Ling Yi y Lu Song, pero en defensa de ellos, solamente se giraron un momento porque escucharon un sonido extraño y, al volver la mirada, Binghe ya no estaba por ningún lado. Todos se dispersaron por QingJing y CangQiong en general, preguntando si un niño pequeño, parecido a Luo Binghe, había sido visto por algún lado.

Shen no salió de QingJing, esperó a que los demás hallaran a Binghe cuando, de repente, Liu Qingge ingresó a su casa de una patada, rompiendo su hermosa puerta de bambú.

—¡¿Cómo es eso de que tienes un...?!

Shen Jiu se lo advirtió, hacía mucho tiempo ya. Si volvía a romper su puerta de una patada, él le devolvería el favor...con una patada en pleno rostro.

Liu Qingge cayó hacia atrás, siendo atrapado por Yue Qingyuan quien había ido también junto con... ¿por qué todos sus hermanos marciales estaban ahí presentes?

—¡Deja de romper mis cosas, animal salvaje! ¡Pensé que de tanto cultivo dual con Qi-ge al menos se te había pegado su decencia y habías aprendido algo de modales!

Qingge quiso reclamarle por la patada, pero tras sus palabras, solo balbuceó como idiota, abriendo y cerrando la boca sin que ninguna palabra saliera de ella. Su rostro estaba rojo brillante, igual que las orejas del líder de secta.

—Xiao Jiu—carraspeó Yue Qingyuan incómodo—, lo sentimos, pero vinimos porque escuchamos que...

—¡¿Cómo fue que tuviste un hijo con Luo Binghe?!—gritó Hei Qinghei, tan sorprendido e impactado.

—¿Por qué no fuimos notificados del nacimiento?—preguntó Wei Qingwei.

—¿Cómo ocultaste el embarazo?—preguntó Qi Qingqi.

Shen Jiu consideró seriamente golpearlos a todos por estúpidos, pero pensó que eso solo podría empeorar la estupidez de sus hermanos marciales así que se resistió.

—¿De qué embarazo hablan? ¿Qué nacimiento? Luo Binghe y yo no tuvimos ningún hijo.

—Pero... ¿el niño que tanto buscan tus discípulos?—preguntó Mu Qingfan confundido.

Shen Jiu suspiró.

—Es Luo Binghe—dijo, porque sabía que ninguno de sus hermanos marciales le haría nada al chico, menos cuando fue uno de los que los ayudó a liberarse del juicio injusto que orquestó el difunto Maestro de Palacio—. Tuvo una desviación de qi y ahora estará de ese tamaño por lo menos un mes.

Con suerte, un mes. La última vez, Binghe le dijo que estuvo de ese diminuto tamaño por al menos dos meses antes de que empezara a crecer de nuevo. Un mes era algo que se especulaba, pero no estaban tan seguros. Lo cierto era que sería un niño por unas semanas.

Al mirar a sus hermanos marciales, Shen Jiu se dio cuenta de que todos ellos lo estaban mirando con decepción, y lo entendió. A pesar de que parecían haber ido enojados por tener un hijo con un demonio, la verdad era que solo fueron a reclamarle ¡por no decirles que iba a tener un bebé! ¡Esos once desquiciados solo iban a reclamarles por no decirles que iban a ser tíos!

¡Si querían un niño que lo tuvieran ellos!

—¿Entonces no hay bebé al cual malcriar?—preguntó Hong Qingli suspirando decepcionado.

—¿No soy tío otra vez?—preguntó Yue Qingyuan, con su mirada de perro apaleado.

—¿Entonces le tengo que decir a mis chicas que dejen de hacer planes para la ropa del niño?—dijo Qi Qingqi.

—¿Qué hago con los juguetes que mandé a comprar?—preguntó Shang Qinghua.

—Yo mandé a hacer la cuna—dijo Hei Qinghei cruzándose de brazos.

—Ah, maldita sea, solo nos ilusionó en vano.

Shen Jiu sintió un tic en su ojo derecho. Antes de darse cuenta, estaba golpeando a sus hermanos marciales con su abanico.

—¡No hay bebé para malcriar!—abanicazo a Hong Qingli—¡Si quieres un niño entonces ten uno con tu bruto!—abanicazo a Yue Qingyuan—¡Ni siquiera sé por qué empezaron a planear su ropa!—abanicazo a Qi Qingqi—¡Dónalos o tíralos, me da igual!—abanicazo a Shang Qinghua—¡Ni quien te mandó a hacerlo!—abanicazo a Hei Qinghei—¡Yo no dije nunca que tuve un hijo, ustedes solos se ilusionaron!—abanicazo a Wei Qingwei.

Y luego de una ronda de abanicazos a todos sus hermanos marciales, Shen Jiu se dio cuenta de una cosa. Dentro de todo el alboroto y de toda la búsqueda, a quien nunca vio fue a su hijo, Shen Fu. Si Binghe se hubiera perdido, teniendo en cuenta que Shen Fu había estado persiguiéndolo por todos lados, estaba seguro de que hubiera sido el primero al cual hubiera visto acercarse a regañar a Lu Song y Ling Yi. Pero durante todo ese tiempo, no lo había visto.

—¡Ming Fan!—gritó, empujando a sus hermanos marciales para salir de su casita de bambú.

Su discípulo, que había estado en el pico buscando, se acercó inmediatamente a él. Shen Jiu podía sentir a sus hermanos seguirlo por atrás.

—¿Shizun?

—Busca a Fu-er, él tiene a Binghe.

Ming Fan lo miró confundido antes de entender por qué llegó a esa conclusión. Sacó un talismán de su manga y la lanzó al cielo, con el mensaje de: Fu-er tiene a Binghe.

Ahora la pregunta era: ¿dónde estaba Fu-er? Ese niño nunca estaba en lugares convencionales, siempre se metía donde no debía meterse y llegaba lleno de tierra, barro y suciedad. Shen Jiu tenía problemas para saber cómo encontraba los lugares extraños a los que iba, así que no tenía idea de por dónde comenzar a buscar.

Se giró hacia sus hermanos marciales, todos seguían ahí, como once tontos esperando que milagrosamente Shen Jiu les dijera: era una broma, sí tuve un hijo con Binghe.

—Ya que están aquí, ayuden a buscar a Fu-er. Ese niño siempre se mete en lugares extraños, buscando vaya-a-saber-el-cielo-qué. Necesito más personas en la búsqueda.

Los once asintieron y se dispersaron, para buscar al inquieto Fu-er quien a pesar de la edad parecía no haber madurado demasiado.

.

La noche cayó y nadie tenía noticias de Shen Fu ni de Binghe. Para ese momento, Shen Jiu había hecho que Shang Qinghua le notificara a Mobei-jun para que el demonio pudiera encontrar a alguno de los dos. Sha Hualing también estaba en la búsqueda, asegurándose de que ninguno de ellos estuviera cerca de las grietas, donde el mundo demoniaco y humano se unían y podían ocurrir muchos accidentes.

Estaba preocupado por ambos niños. No podía saber si fueron atacados por alguien o no. Por más talismanes que le envió a Shen Fu, ninguno de ellos parecía llegar a él. Como si su hijo no pudiera verlos o leerlos y eso solo lo estaba preocupando demasiado.

Sus hermanos marciales cayeron en su pico nuevamente, todos con las manos vacías y la preocupación en sus rostros. Seguro no por Binghe, sino por Shen Fu, el niño al que vieron crecer.

Shen Jiu caminó de un lado a otro, pensando qué podía hacer para hallar a su hijo y al demonio en desarrollo que era su pareja. No sabía qué haría nada más encontrar a Shen Fu, si abrazarlo o golpearlo, lo cierto era que, si bien se sentiría aliviado de verlo de nuevo, de todas formas castigaría al niñato que lo estaba preocupando como nunca antes se había preocupado en toda su vida.

Yue Qingyuan apretó su hombro, buscando calmarlo de alguna manera, pero Shen Jiu no podía calmarse, no cuando Shen Fu estaba ahí afuera con el chichón de suelo inservible. Si un demonio los atacaba ahora, podrían resultar heridos.

—¡Shizun!—gritó Ming Fan, entrando precipitadamente a la casita de bambú con Ning Yingying tras él—¡Encontraron a Fu-er y Luo shidi!

No necesito escuchar más, Shen Jiu se precipitó y salió, siguiendo a sus discípulos mientras sus hermanos marciales iban detrás de él. Afuera, rodeados de discípulos de QingJing y con un discípulo de BaiZhan entre ellos, estaban Shen Fu y Luo Binghe. Ambos con los ojos llorosos y derramando lágrimas indiscriminadamente. Los dos estaban tan sucios, con tierra que los cubría de pies a cabeza y la ropa desgarrada. Shen Fu sostenía con fuerza a Binghe en sus brazos y, cuando lo vieron, ambos lloraron más fuerte.

—¡Papá!

—¡Shizun!

Shen Fu corrió hacia él, aferrándose a su cuerpo con un solo brazo mientras Binghe lloraba contra sus túnicas, ambos llenando su ropa de lágrimas, mocos y tierra... ¡y de olor a podrido! ¿Dónde mierda habían estado?

—Fu-er, Binghe—los separó para mirarlos—, ¿dónde estuvieron todo este tiempo?

—¡Fu-er lo siente, papá!—lloriqueó Shen Fu—¡Solo quería mostrarle a gege el hábitat de los Gusanos de Arroz Dorado y nos perdimos!

—¡Caminamos por horas, pero no podíamos hallar QingJing!—lloriqueó Binghe en brazos de Shen Fu.

—Yang shidi los encontró—dijo uno de los discípulos mayores que habían acompañado a Fu-er.

Yang Yixuan, el discípulo de BaiZhan que los estaba acompañando, era el discípulo principal del pico de los brutos. Según recordaba, Ming Fan le contó sobre el niño, proveniente de JianLan. Resultaba ser que, durante la misión de los sembradores, conocieron a este niño. Según su discípulo, tenía una buena actitud y una buena base para el cultivo, así que hablando con él lo instó a unirse a BaiZhan luego de que el chico se mostrara más interesado en las armas y la lucha. En un inicio creyó bueno convocarlo para QingJing, pero tras ver el interés del niño en algo muy lejos de las cuatro artes, pensó que en BaiZhan estaría mejor así que lo alentó a molestar a Liu Qingge hasta que fuera aceptado. Al final, el niño terminó formando parte de CangQiong y ahora era el discípulo principal de BaiZhan...aunque su maestro era un idiota y Shen Jiu dudaba mucho de que le estuviera enseñando algo útil. Como fuera, este discípulo era de los pocos de BaiZhan con los que sus chicos podían llevarse bien. Incluso su hijo, Fu-er, solía ir a buscarlo para pasar tiempo con él porque Yang Yixuan parecía seguirle la corriente a su niño y lo acompañaba a los lugares raros a los que le gustaba ir.

—¿Puedo saber cómo terminaron perdidos? Binghe, conoces muy bien CangQiong, ¿cómo fue que no encontraste el camino de regreso?

—Porque no estaban en CangQiong—dijo Yang Yixuan, parecía un poco incómodo de tener que decir lo siguiente—. Yo...los encontré en el bosque cerca de la aldea LaoYi al norte. Creo que fue suerte porque estaba cumpliendo con una pequeña misión en ese lugar.

Shen Jiu sabía que Yang Yixuan había estado en BaiZhan porque lo vio ahí antes de que avisaran lo de Fu-er y Binghe. La supuesta pequeña misión debía ser una excusa. Pero no importaba, lo único importante aquí era otra cosa.

—Shen Fu—llamó severo, haciendo que las lágrimas de su hijo y Binghe dejaran de salir—, ¿algún motivo por el cual te hayas llevado a Luo Binghe tan lejos? Y no digas que era por los gusanos porque sé perfectamente que no fue por eso.

Fu-er, el pequeño llorón de las lágrimas falsas, miró incómodamente el suelo mientras apretaba a Binghe contra él. Jugó con sus pies, como si quisiera evitar dar una respuesta a la pregunta de su padre.

—Yo...es que... ¡es que si no me alejaba los jiejie y los gege me iban a arrebatar a Bing gege! Y yo quería pasar tiempo con él.

—¡Eso es porque no era tu turno de tenerlo!—dijo Ling Yi cruzándose de brazos—Vinimos de muy lejos con tu gege como para que nos arrebates a Luo shidi de esa manera.

—¡Pero si nadie dijo que debían venir de inmediato!—se quejó Fu-er—¡Ustedes me estaban robando tiempo con Bing gege!

—¿Nosotros? ¡Tú lo robaste!—acusó Lu Song señalándolo con el dedo.

—¿Robar?—preguntó He Xian—¡Ustedes lo robaron primero! ¡Shixiong debía pasar tiempo con Chen Mei, Ying Yao y conmigo, no con ustedes!

—¡Ustedes iban a tenerlo después!—dijo Ling Yi girándose hacia su shidi.

—¡Nos correspondía tenerlo antes!—se quejó Chen Mei—¡Eso fue lo que se planeó!

—Apoyo a shimei en eso—dijo Ning Yingying dando un paso hacia ellos—. Lo hablamos entre todos, ellos debían haber pasado tiempo con Luo shidi.

—¡Nosotros teníamos que volver en una semana! ¡Nos correspondía más!—se quejó Lu Song.

—Debieron respetar el acuerdo, si es que había uno—intervino Wei Qingwei.

—Solo por no respetarlo se generó tanto alboroto—suspiró Qi Qingqi.

Shen Jiu los escuchó gritarse y discutir. Sus discípulos se reclamaban mutuamente mientras sus hermanos marciales intervenían, medio discutiendo con los discípulos mayores al respecto. Gritos y acusaciones que viajaban de un lado a otro. Los escuchaba mientras en su nariz seguía el olor a podrido con el que Binghe y Fu-er habían llegado. Un olor penetrante que se impregnó en sus ropas. El alivio que sintió al saber que ambos estaban bien comenzaba a mezclarse con el hartazgo y el enojo. Los sentimientos en su pecho se alborotaban y amontonaban, formando una masa grande que crecía con cada palabra que era pronunciada.

Y entonces...estalló.

Una ola de energía espiritual salió disparada, como una ráfaga de viento feroz que azotó a todos los que estaban discutiendo. El silencio recayó en QingJing, mientras todos se giraban a ver a Shen Jiu, quien apretaba con tal fuerza su abanico que, de nuevo, había roto uno de sus instrumentos preferidos.

—¿Xiao...?—la sola mirada de Shen Jiu congeló la lengua de Yue Qingyuan y, sabiamente, se quedó en silencio.

Shen Fu—habló Shen Jiu, con tal gravedad y seriedad que todos se tensaron—, dame ya mismo a Luo Binghe.

Shen Fu caminó titubeante hacia su padre, con Binghe aferrado a su túnica. Shen Jiu lo tomó del cuello de la túnica que usaba Luo y lo separó de su hijo, aunque parecía ser que el demonio no quería separarse de él.

Binghe se quedó en silencio, colgando inerte mientras era sostenido por el cuello de la túnica como si fuera un muñeco feo.

—Esto que diré, es para mis discípulos—habló fríamente Shen—. No sé qué les pasa o por qué están tan idiotas. Su shidi es un hombre de más de treinta años que sufrió una desviación de qi que lo dejó de este tamaño. No es un niño, no necesita juguetes ni tampoco que lo entretengan como si fuera Shen Fu cuando era pequeño. No deja de ser su shixiong ni deja de ser un hombre adulto, solo que en el cuerpo de un niño. Así que dejen de comportarse como una manada de imbéciles o serán todos expulsados de QingJing, ¿entendieron?—nadie dijo nada, solo asintieron rígidamente—Ming Fan—vio a su discípulo dar un respingo de susto, pero igual dio un paso al frente—, tú y todos los discípulos de QingJing, incluidos los discípulos mayores, deberán entregarme mañana las reglas de QingJing y CangQiong transcritas quinientas veces cada una. Tú te encargarás de traérmelos a todos y aquel que no te dé las mil copias, será expulsado inmediatamente del pico, ¿entendiste?

—S-sí, shizun.

—Ustedes—Shen Jiu se giró a sus hermanos marciales, quienes sabiamente dejaron delante de ellos, como sacrificio, a Yue Qingyuan y Liu Qingge—, mañana me traerán cien copias de las reglas de cada pico y de la secta, con un total de mil trescientas copias cada uno.

—¿O de lo contrario qué? No puedes expulsarnos de la secta—dijo Liu, cruzándose de brazos.

—O de lo contrario, expondré ante sus alumnos sus peores y más vergonzosos secretos. Y no creo que Liu shidi quiera que sus discípulos sepan las cosas que le gusta que Zhangmen shixiong le haga.

Liu Qingge se sonrojó fuertemente, junto con Yue Qingyuan quien ya no solo tenía las orejas rojas. Los demás se estremecieron, pensando en las cosas que Shen Jiu podría revelar de ellos a sus discípulos. Cosas tan vergonzosas que les haría perder su respeto si tan solo las supieran.

—Tú...tú...pervertido...—tartamudeó Qingge, Shen Jiu elevó una ceja.

—¿Pervertido? ¿Quieres que hablemos de perversión? Liu shidi me acusa a mí de pervertido, pero es a él a quien le gusta ser golpeado contra los árboles por Zhangmen...

—¡Te lo traeremos mañana a primera hora!—exclamó Yue Qingyuan, quien de seguir así pronto comenzaría a humear—No hay necesidad de que digas más.

Y antes de que Shen Jiu pudiera decir algo más, tomó a su bruto de la muñeca y se lo llevó de allí, instando a sus hermanos marciales a hacer lo mismo porque todavía tenían mil trescientas copias que hacer. Ming Fan hizo algo similar, solo que con sus hermanos marciales. Shen Fu se acercó a él, con la cabeza gacha y los ojos llorosos.

—Papá...

—Irás a darte un baño de inmediato y, tan pronto termines, irás con tus hermanos a hacer las mil copias. O de lo contrario, serás el nuevo discípulo de XianShu.

Su hijo se puso blanco por el susto. Las discípulas de XianShu lo habían molestado tanto en su infancia, abrazándolo demasiado, que ahora Shen Fu tenía cierto miedo al pico femenino. No era con las mujeres, ya que amaba y se divertía con sus shijies, pero el pico XianShu era un tema aparte para él. Incluso hasta ahora, las discípulas lo abrazaban y pellizcaban sus mejillas. Shen Fu siempre que había alguna discípula del pico femenino se escondía entre sus hermanos marciales.

Terminar ahí, sería el infierno para él.

—P-pero...ahí...s-solo van mujeres...

—Felicidades, serás el primer hombre—Shen Jiu entrecerró los ojos—. Mil copias o XianShu, tú eliges.

Antes de darse cuenta, Shen Fu se fue corriendo, dejando solo tierra levantada con su huida.

Bien, ahora solo quedaba un último niño para ser castigado.

Luo Binghe se estremeció cuando Shen Jiu lo miró, evitando devolverle la mirada.

—Eres un hombre adulto y, aun así, mi hijo se perdió contigo—murmuró grave Shen Jiu, acercando el rostro de Binghe al suyo—. No eres un niño, Luo Binghe, ¿ya lo olvidaste?

—No, shizun.

—Entonces, ilumina a este maestro y dile cómo fue que tú y mi hijo se perdieron.

Binghe tragó saliva, mientras jugaba con sus manos.

—Bueno...no reconocía el lugar donde estábamos y...creímos que podríamos hallar de nuevo el camino a casa...pero...no podía hallarlo y...cuando lo notamos ya era de noche. Y todo estaba muy oscuro, así que...

Shen Jiu tomó aire, intentando conseguir algo de calma. Pero saber que tu pareja se había comportado como un idiota, casi pone en peligro a tu hijo y es la causa de que todo su pico se revolucione de manera caótica...Bueno, no se lo podía culpar demasiado por matarlo. La única pregunta aquí era si esto contaría como infanticidio.

Fuera como fuera, Luo Binghe debía ser castigado.

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Tang Huaying llegó luego de ayudar a uno de sus discípulos en una misión. Xiaoyun suspiró aliviada de llegar a casa, corriendo a su habitación para descansar un rato antes de entrenar. Su discípulo se despidió y se marchó, dejándole el camino libre para que fuera a ver a su hijo. Luego de tres días fuera de la secta, Huaying ya extrañaba ver a su pequeño niño.

En el camino se encontró con algunos discípulos a los cuales saludó con una sonrisa. Ellos correspondían al saludo inclinando la cabeza mientras apretaban su muñeca, como si se la hubieran doblado o lastimado. ¿Quizás habían salido heridos por el entrenamiento?

Ahora que lo pensaba, en el camino se había cruzado con un par de señores de pico y ellos estaban iguales que los discípulos de QingJing. Oh, ¿y si un demonio entró a la secta a perjudicarla? ¿Estaría su pequeño bebé bien?

Huaying no se dio cuenta cuándo aceleró la marcha, pero lo hizo y pronto se encontró corriendo hacia la casita de bambú. Abrió la puerta precipitadamente y se aventuró dentro.

—¿Jiu-er?

—¿Mamá?—su hijo estaba leyendo un libro, casi escondido detrás de los estantes—¿Todo bien?

—Sí, yo lo estoy, ¿tú?

Al acercarse a él notó que su hijo estaba de maravillas, con un libro abierto en sus manos.

—Estoy bien, ¿por qué pareces asustada?

—Oh, es solo que...de camino aquí, me di cuenta de que tus discípulos y tus hermanos marciales parecen estar heridos. ¿Acaso pasó algo en mi ausencia? ¿Algún demonio entró a la secta?

—Oh, es eso—Shen Jiu volvió a mirar el libro—. Sí, vino un demonio. Pero no fue gran cosa, me hice cargo de todo.

—Qué bueno—Huaying suspiró aliviada, sintiéndose mejor al saber que su hijo no había sufrido ningún daño ni nada parecido en su ausencia—. Iré a preparar algo de té, ¿te gustaría una taza?

—Por supuesto—su pequeño le dedicó una sonrisa antes de continuar buscando algo en el libro que tenía en sus manos.

Huaying fue a la cocina a preparar el té cuando, de repente, se dio cuenta de algo.

—A propósito, Jiu-er, ¿y Binghe?

—¿Él? Ah, tiene asuntos que resolver en el mundo demoniaco, no vendrá en un tiempo.

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Binghe se cruzó de brazos, envolviéndose correctamente en la piel que Mobei-jun le había dado para que el frío no le afectara. Frunció el ceño, culpando en su mente a los idiotas señores de pico y a sus hermanos marciales por no controlarse un poco. Quizás, si no hubieran sido tan ruidosos, él ahora mismo seguiría en QingJing disfrutando de la compañía de Shen Jiu. Pero no, como castigo por alborotar a toda la secta y por perderse con Fu-er, fue enviado a los terrenos de Mobei-jun a vivir ahí hasta que su desviación de qi terminara, luego de que Shen Jiu le diera cien azotes en su trasero. Si llegaba a aparecer antes de eso, Shen Jiu amenazó con prohibirle volver a dormir con él y besarlo durante los siguientes tres años.

Se sentó frente a la chimenea del cuarto donde permanecería más de un mes, sintiendo el calor del fuego crepitante y el dolor en sus nalgas por los azotes.

¡Si tan solo no se hubiera distraído pensando en lo mucho que extrañaba a Shen Jiu, no hubiera tenido esa maldita desviación de qi! 


Y sí, el pequeño Luo Binghe generó un gran problema en Qingjing solo por ser tan bonito y tierno jajajaj

Quise respetar del original lo de que se pensaba que Shen había tenido un hijo con Luo, pero como acá Luo jamás perjudicó la secta sino que la ayudó, nadie tendría inconvenientes con que él estuviera en Qingjing ni con que tuviera un hijo con Shen.

Shen Fu aprendió lo de las lágrimas falsas de Luo Binghe, todos lo sabemos, pero ninguno de los dos puede usarlo en contra de Shen Jiu JAJAJA

¿A Yang Yixuan le gusta nuestro pequeño bebé Fu-er? Claro que sí, pero tiene un suegro que le va a rebanar alguna parte del cuerpo si intenta algo con su niño. 

En breve subiré el extra 7, que es el especial de Tang Huaying. No será toda su historia de principio a fin porque consideré que repetir lo que ella contó sería aburrido. Así que en su lugar, serán pequeños momentos que ella tuvo con Sheng Qing antes de que este muriera. 

Nos vemos en el siguiente!

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