Extra 2
Extra 2
La travesía de Luo Bingge II
Nunca antes había descansado en el pico QingJing, al menos no tan bien como le había pasado ese primer día. Siempre durmió en la leñera, donde morirse de frío era casi una realidad. Nunca antes tuvo una cama ni un lugar acogedor donde ir a descansar, ni siquiera desde el primer día. Pero en esta ocasión, todo fue diferente. No solo tenía un buen lugar donde dormir, sino que sus compañeros eran agradables. Esas dos cosas no habían existido en el pasado.
No durmió demasiado, todavía alerta por cualquier cosa que pudiera ocurrir en la madrugada. Aunque sus compañeros se hubieran comportado tan correctamente, todavía Binghe tenía dudas al respecto. Nada podía ser tan bueno, nada podía ser tan perfecto, él no tenía esa suerte. Al menos no la había tenido en el pasado.
Mientras miraba a través de la ventana que estaba sobre su cabeza, sintió una mano en su hombro posarse suavemente. Al instante tomó la muñeca con fuerza, si alguien planeaba atacarlo entonces no lo dejaría.
—Auch, shidi, tranquilo, soy yo—dijo la voz suave y dulce de Yang Chen.
Binghe lo miró, el niño tenía una mueca de dolor por su agarre así que lo soltó.
—Lo siento, shixiong, solo me asustaste.
Yang Chen sonrió y se arrodilló al lado de su cama.
—Imagino cómo te debes sentir. Es un lugar desconocido, gente desconocida, es normal estar alerta ante todo—Yang Chen tomó su mano, tenía la mano fría pero su toque era gentil—. Pero shidi no tiene que tener miedo, ya es parte de nosotros, lo vamos a cuidar.
—Yo...esto parece como un sueño—susurró Luo, acomodándose de costado para poder ver a Yang Chen—. Siempre habíamos sido mi mamá y yo. Nunca antes...nunca antes...tuve más familia que esa.
Incluso luego de casarse y tener hijos, nunca sintió que recuperara a su familia.
Yang Chen le sonrió, apretando suavemente su mano.
—Puedo entender eso. Antes solamente éramos mi padre y yo. E incluso después de ingresar a QingJing pensé que sería así porque aquí no era muy bienvenido. Hasta que un día shizun cambió eso. Fue hace unos meses...seis, creo. Un día volvió a dar clases de guqin y cuando se rieron de mí, él se hizo cargo de la situación. Fue a partir de ese día que impuso la regla de cero acoso en QingJing. Te hablaron sobre eso ¿verdad?—Binghe asintió—A partir de ese momento todos comenzaron a cambiar. QingJing comenzó a volverse...más agradable. Y ahora no siento que seamos solo mi padre y yo. Ahora tengo muchos hermanos con los que puedo contar. Mi familia creció. Tu familia también creció, shidi. Ahora eres nuestro hermanito y te vamos a cuidar.
Yang Chen sonreía tan dulcemente, con tanta bondad e inocencia que Binghe recordó a Yingying. Ella era así, incluso cuando se volvió una mujer. ¿Qué había pasado con Yang Chen en el pasado como para no encontrarlo en QingJing al regresar para vengarse? Sabía que ese niño dulce había sido intimidado igual que él, ¿acaso habría escapado de la secta? Pero incluso luego de tantos años, nunca volvió a verlo.
Apretó su mano en respuesta. Yang Chen sonrió más ampliamente.
—¡No, mi calcetín!—exclamó alguien unas camas más lejos de ellos.
—Oh, Ling shixiong está teniendo otra vez el sueño del calcetín—rio Yang Chen—. No te preocupes, tiene ese sueño como cinco veces a la semana. Nunca recuerda de qué trata al despertar, solo sabemos que pelea con alguien por su calcetín.
Binghe rio bajito. ¿Ese idiota que lo había intimidado de niño era tan...idiota? Interesante.
—Puedo acostumbrarme a eso.
Yang Chen asintió, todavía sosteniendo su mano.
—¿Shidi quiere que me acueste con él para poder dormir? Tal vez así te sientas más tranquilo.
Binghe lo pensó. No creía que fuera apropiado, pero ambos eran niños (él en teoría lo era) y Yang Chen solamente quería asegurarse de que pudiera dormir.
—Está bien—sonrió y le hizo un espacio en su cama.
Yang Chen se acostó a su lado y, en susurros, continuaron hablando.
Al otro día, sus compañeros los encontraron a ambos durmiendo, uno frente al otro y agarrados de las manos. Ming Fan sonrió y se encargó de despertar a ambos para que pudieran ir a desayunar mientras él se alejaba. Binghe lo siguió y le preguntó por qué no iba con ellos. Fue cuando Ming Fan le explicó que debía llevarle el desayuno a shizun.
—¿Puedo hacerlo yo?—se apresuró a preguntar Binghe, Ming Fan lo miró desconcertado—Yo...quiero agradecerle por haberme aceptado aquí.
Binghe bajó la cabeza con fingida timidez. Solo era un truco para que Ming Fan aceptara darle la tarea a él.
—Luo shidi, acompáñame—dijo Ming Fan.
Binghe lo siguió hacia la cocina donde algunos hombres estaban terminando de hacer el desayuno. Miró con curiosidad a su shixiong, este se giró con una sonrisa.
—¿Shidi sabe cocinar?
Binghe sonrió. Con su habilidad no sería difícil ganarse a su shizun.
.
—Lo siento, shidi, son palabras de shizun, no puedo desobedecer—dijo Ming Fan cuando Luo Binghe ingresó a la cocina para preparar el desayuno como solía hacer cada mañana.
Binghe intentó convencer a Ming Fan de permitirle preparar el desayuno, pero su shixiong fue firme en su decisión y Binghe tuvo que marcharse al comedor para desayunar con sus compañeros. Todos pudieron ver su ceño fruncido, completamente descontento con la decisión. ¿Por qué su shizun no quería que le llevara el desayuno y el té? ¿Acaso no le habían gustado sus comidas? ¡Binghe podía adaptarse y hacer la comida acorde al gusto de shizun! Solo tenía que decírselo y Binghe lo haría.
Pensó que con los días que seguirían, podría convencer a Ming Fan de llevar él las bandejas. Pero Ming Fan estaba tan decidido a no desobedecer a su shizun, que solamente le permitía acompañarlo a dejar las bandejas, pero no más. Al menos era algo, se consolaba Binghe en su mente.
—Ven, shidi, vamos a pasear un rato—dijo Lu Song tomando del brazo a Binghe para sumarlo al paseo que darían con Ming Fan y Yang Chen.
Binghe quería perseguir a shizun, pero fue arrastrado al paseo y no pudo negarse. Para su suerte Ming Fan lo liberó de Lu Song y lo dejó al lado de Yang Chen.
—Ya te dije que Ling Yi tiene problemas. Le dije que si no se calmaba le metería la empuñadura por...
Yang Chen le tapó los oídos a Binghe para que no escuchara lo que su shixiong iba a decir. Ming Fan le dio un golpe en la cabeza a Lu Song por no ser considerado y decir esas cosas frente a sus shidi.
Si supieran que la cabeza de Binghe estaba más podrida de lo que parecía, no se alarmarían tanto por el extraño fetiche de Lu Song.
Fue justo cuando estaban llegando al puente arcoíris que fueron interceptados. Yang Chen lo puso detrás de él, Binghe tardó en notar que estaban siendo rodeados por discípulos de BaiZhan. Lu Song y Ming Fan, como los mayores, se pusieron frente a ellos para protegerlos.
—¿Qué significa esto? Solamente estábamos paseando—dijo Ming Fan, parecía realmente molesto.
—¿Y?—dijo altanero un discípulo de BaiZhan—Eso no evitó que se metieran en nuestro camino.
—No les hicimos nada, ¿por qué nos molestan?—dijo Lu Song, más molesto que el propio Ming Fan.
—¿Molestar? Nosotros solo probamos nuestras habilidades.
—Entonces pruébenlas entre ustedes y déjenos en paz—dijo Ming Fan apretando los puños.
—Eso no es divertido—el chico ladeó la cabeza—. Ese es nuevo.
Miraba a Luo Binghe. Binghe solo pensaba que si se acercaba más le arrancaría todos los dientes.
—Hey, es cierto, ese es nuevo. ¿Qué tan hábil crees que...?
El idiota que se le acercó pronto dio tres pasos hacia atrás. Ming Fan se interpuso, golpeándolo en la mandíbula.
—No te acerques a mi shidi—dijo enojado, sus nudillos rojos por el golpe.
Fue cuando todo se salió de control. Al ser uno de los suyos atacados, los de BaiZhan comenzaron a atacarlos. Una lucha donde ocho gorilas idiotas luchaban contra cuatro aspirantes a eruditos. Una lucha injusta y de tener su poder, Luo Binghe les hubiera arrancado la cabeza a cada uno de ellos. Yang Chen intervenía para evitar que Binghe fuera el más afectado, pero Lu Song y Ming Fan se llevaron la peor parte. Cada vez que alguno de esos monos se acercaba demasiado a ellos, ellos se metían y recibían la mayor cantidad de golpes para protegerlos.
No creía que pudieran salir ilesos de eso, lo mejor era salir corriendo para salvarse. Incluso Ming Fan lo sugirió para que ellos estuvieran bien. Pero era obvio que alguno de los de BaiZhan los perseguirían. No tenían más opción que ayudar a sus shixiong.
Hasta que una lluvia de piedras, que solamente afectó a BaiZhan, los ayudó a salir de eso. Ling Yi y Mu Sheng se acercaron a ellos para ayudarlos a volver a QingJing y ser curados. Ming Fan y Lu Song estaban en verdad heridos. Yang Chen y Binghe no tenían demasiadas heridas, fueron los menos afectados, pero de todas maneras Yang Chen comenzó a llorar, sintiéndose culpable por no haber podido ayudar a sus hermanos. Les pidió perdón, a pesar de que ninguno de ellos consideraba que fuera su culpa.
Y al llegar a QingJing, shizun fue a verlos. El regaño que les dedicó, cada palabra, fue algo que Binghe jamás lo había escuchado decir en el pasado. Si sus discípulos eran golpeados por BaiZhan, apenas y se presentaba. Si con suerte lo hacía. Pero aquí no solo se presentó ante ellos, sino que les recordó algo importante del segundo pico de CangQiong que Binghe siempre pensó que todos los discípulos habían olvidado: se entrenaban estrategas. Shen Qingqiu era el estratega de CangQiong. Y todos parecían olvidarlo.
Ming Fan estuvo callado y pensativo lo que restó de día. Luo decidió tomar su lugar y preparar la cena para su shizun. Estando Ming Fan herido bien podía tomar su lugar sin ser regañado.
No fue difícil suplantar a Ming Fan llevando la cena, a pesar de que era algo que su shixiong no solía llevarle a shizun. Pero Luo Binghe se tomó la molestia de hacerlo para volver a tener la oportunidad de cocinar para Shen Qingqiu. Después de todo, durante ese tiempo Ming Fan estuvo profundamente pensativo y apenas parecía estar en este mundo. Había escuchado a Ling Yi y Mu Sheng hablando al respecto, ambos preocupados por él. Binghe no sabía si darle importancia. De cierta manera, dudaba todavía de la bondad de Ming Fan.
—Necesito hablar con todos—dijo Ming Fan esa noche, ingresando a los aposentos de los discípulos donde todos estaban ya acostados.
Poco después de que entrara, entró Ning Yingying. Algo inaudito y que estaba seguro que sería castigado por shizun si se enteraba. Todos se levantaron y los miraron, sin entender qué estaba pasando.
—A-Fan—dijo Ling Yi dando unos pasos hacia él—, ¿pasa algo?
—Estuve pensando en lo que shizun nos dijo hace días con respecto a BaiZhan—todos lo miraron, Binghe también, curioso—. Y tiene razón. Nosotros seremos futuros eruditos y estrategas de QingJing, no podemos dejar que nos sigan pisando un grupo de idiotas que lo único que saben hacer es destruir cosas. Tenemos que ser capaces de ganarles. En las guerras no solo ganan los más fuertes, sino los más astutos. Tenemos que ser astutos.
—¿Y qué planea hacer shixiong?—preguntó Yingying mirando curiosa a Ming Fan.
Ming Fan frunció el ceño contemplativo antes de mirarlos.
—Vamos a demostrarles que incluso sin tener su fuerza, el pico QingJing es sin dudas mejor que BaiZhan.
Y esa noche, todos sentados en ronda, comenzaron a planear una venganza contra BaiZhan.
.
El plan de venganza contra BaiZhan les llevó unos meses. Crearon y destruyeron planes sin parar, descartando ideas y agregando otras. Puliendo hasta los más pequeños detalles para que todo saliera bien y no fueran atrapados. Ser atrapados significaba que shizun sería perjudicado. No tenían dudas de que el Señor del Pico BaiZhan se quejaría con Shen Qingqiu por lo que sea que fueran a hacerle. Y ellos no querían que eso pasara.
En el medio de las reuniones secretas, Ming Fan y Luo Binghe notaron que Yingying se iba todos los miércoles y viernes a la casita de bambú de shizun y permanecía ahí durante horas. Curiosos por las reuniones inusuales, ambos se acercaron a ella y le preguntaron por qué estaba visitando a shizun los mismos días a la misma hora. O bueno, Ming Fan le había preguntado a Ning Yingying y, posteriormente, cuando comenzó a acompañarla, se lo dijo a Luo Binghe, quien se sumó sin ser invitado. Yingying y Fan no se mostraron renuentes a que se sumara y, al final, terminaron siendo ellos tres los que constantemente visitaban a shizun para hablar y tomar té.
En toda su vida, Luo Binghe habría imaginado estar en una situación así con su shizun. Escuchándolo hablar con tanta tranquilidad, contándole historias e instruyéndolos cuando había algo que no le salía. Tampoco imaginó tener...la relación que tenía con Ming Fan.
En su vida anterior, Ming Fan había sido un idiota que lo golpeó en cada oportunidad que tuvo y le dio tareas de sobra en las otras. Fue un cretino y murió por eso, siendo alimento para hormigas. Pero en esta...Luo Binghe no podía imaginarse haciéndole lo mismo. Ming Fan era agradable, le hablaba como a un hermanito y casi siempre estaba a su lado, instruyéndolo y cuidándolo. Luo Binghe nunca antes tuvo hermanos y, recién aquí, pudo saber lo que se sentía tenerlos. Ming Fan era divertido y siempre que buscaba regañarlo por algo, le apretaba las mejillas y comenzaban una pelea absurda que terminaba al final con un abrazo y risas. Yang Chen los regañaba por "pelear", pero al final se unía a las risas. Incluso idiotas como Lu Song o Ling Yi terminaron siendo como hermanos para Binghe, a pesar de la estupidez que parecía envolverlos y que si no fuera por las túnicas que llevaban puestas, nadie creería que pertenecían al pico de los eruditos. Eran...divertidos. Y a Luo Binghe le gustaba pasar tiempo con todos ellos.
QingJing era agradable, más de lo que alguna vez lo había sido para él. Pasear con esos chicos que en su vida anterior lo golpearon al principio fue extraño, pero ahora eran como sueños de una vida muy lejana. No le importaba recordarla ya.
El día que decidieron vengarse de BaiZhan, fueron todos ocultos en la noche, utilizando materiales somníferos sacados de QianCao de manera disimulada. No era difícil obtenerlos cuando tenías amigos en ese pico y estos te confiaban donde estaban.
Durante el "ataque" Luo Binghe se encargó personalmente de Liu Qingge. Ese maestro bruto, que en su anterior vida había muerto asesinado por Shen Qingqiu, era un completo idiota que en verdad se merecía estar muerto. Pero como matarlo no era lo indicado, simplemente le pintó la cara y se marchó, feliz de su hazaña.
Debieron calcular mejor su plan, de todas maneras. Porque al final, Liu Qingge fue a QingJing a acusar a Shen Qingqiu de enviar a sus discípulos a atacarlos por la noche. El aclamado Dios de la Guerra se veía gracioso todo maquillado como una muñeca barata y vieja, tan ridículo que a Luo Binghe le resultaba difícil aguantar la risa. Sin embargo, cuando las cosas comenzaron a empeorar, hasta el punto en que Yue Qingyuan fue a verlos, tuvieron que admitir que su shizun no había estado involucrado en eso y que solamente ellos eran los culpables.
No supo qué fue lo que salió mal del plan, después de todo Liu Qingge parecía creer firmemente en que QingJing, liderados por Shen Qingqiu, había atacado su pico a traición. Para Luo Binghe, el plan había sido impecable, ¿qué fue lo que salió mal?
Solo Shen Qingqiu pudo darles la respuesta de eso.
—En lo único que fallaron fue en no darse cuenta de que sea lo que sea que le pase a Liu shidi y sus discípulos, siempre voy a ser acusado por eso...
Entonces, todas esas cosas de las que Shen Qingqiu fue acusado en su vida anterior, ¿habían sido cosas sin fundamentos, igual que lo que hizo Liu Qingge?
.
Luego de las clases y mientras cumplían con el castigo de una vuelta alrededor del pico, Luo Binghe pensó profundamente en eso. Si Liu Qingge siempre acusaba a Shen Qingqiu de todo lo que le pasaba, ¿no significaba eso que posiblemente muchas de las cosas que dijo sobre Shen Qingqiu eran falsas? En el pasado, a Luo Binghe no le importó si las acusaciones tenían base o no. Solo quería alguna excusa para encerrar a Shen Qingqiu en la prisión de agua y torturarlo por los años de mierda que le hizo pasar en QingJing. Ahora, viéndolo desde otro lado, se dio cuenta de que, aunque Shen Qingqiu no era un hombre agradable, bien pudo no haber sido tan desalmado como se decía que fue. Sí, con él fue una mierda y no era agradable, ¿pero en verdad había sido tan descorazonado como para matar a Liu Qingge aprovechando un momento de debilidad?
Tal vez Liu Qingge no era más que un idiota paranoico.
Luego de ese ataque, BaiZhan empezó a molestarlos más y Ming Fan comenzó a crear diversos planes, con ayuda de otros discípulos, para lidiar con ellos. Luo Binghe se sumaba a los planes, aprendiendo de ellos a pesar de que bien podría aconsejarlos sobre cómo lidiar con ellos de manera más efectiva. Pero había algo en eso, en dejar que sus shixiong se encargaran de todo y lo cuidaran, que a Binghe le gustaba. Nunca había sido hermano menor, quizás porque nunca tuvo familia. Desde pequeño tuvo que aprender a cuidarse a sí mismo y lidiar con los problemas solo. Fue algo a lo que estuvo obligado y con el tiempo se acostumbró.
Sin embargo, este trato que le daban, cuidándolo y protegiéndolo, le gustaba mucho. No tener que estar todo el tiempo a la defensiva, porque sabía que había otras personas que lo cuidarían, era nuevo y hermoso.
—Shidi—llamó Ming Fan cuando regresaba de cortar leña—, ven, te ayudo a llevar eso.
Cargando la mitad de la leña, Ming Fan caminó a su lado, hablando con él sobre un melocotonero que conocía y donde esperaba que pronto sus frutos maduraran para llevarlo con él a comer. Binghe le dijo no saber de ese melocotonero y Ming Fan le contó que estaba bastante escondido y por eso casi nadie sabía de él.
—¿Ning shijie sabe?
—Mm...bueno...nunca le dije a nadie que lo encontré—dijo Ming Fan mirando hacia el cielo—. Iba a contarle a shimei, pero entonces pensé que podría ser un buen lugar para ir con Luo shidi. A menos que a shidi no le gusten los melocotones.
Binghe sonrió, un sentimiento agradable en su pecho.
—Este shidi irá con shixiong cuando los melocotones maduren.
Ming Fan sonrió, tan brillante como su nombre.*
—Ming shixiong—llamó Ning Yingying, corriendo hacia ellos—, ¿ya estás listo?
—Espérame un poco más, estoy ayudando a Luo shidi a llevar la leña.
—Oh—Ning Yingying sonrió y se acercó para ayudar a Luo Binghe a cargar la mitad de la leña que ya cargaba—, así será más rápido.
Binghe caminó más rápido, teniendo la ayuda de ambos era más fácil cargar con la leña y podían ir más rápido para llegar a tiempo a la reunión con shizun. Binghe todavía recordaba cómo fue que se enteró de las mismas. Había sido en una situación similar, solo que Ming Fan lo ayudaba a llevar el agua.
—¿A dónde irán, shijie?—preguntó curioso Binghe luego de escuchar a Yingying decirle a Ming Fan que llegarían tarde si no se apresuraban.
—Oh, es miércoles. Los miércoles y viernes visito a shizun para tomar té y hablar.
—Sí, y yo me sumé a la visita—dijo Ming Fan sonriendo.
—¿Por qué shixiong no me dijo antes?—preguntó Binghe, poniendo su mejor cara de cachorro apaleado.
Ming Fan no buscó mirarlo.
—Es solo que shimei me dijo que no te dijera.
—Nunca dije eso—dijo Ning Yingying frunciendo el ceño.
—Bueno...yo...
—¿Fue shizun?—preguntó Binghe mirándolo.
Ming Fan suspiró.
—Él parecía interesado en que shidi se concentrara en sus estudios y no estaba seguro de qué tanto le gustaría que te involucrara en estas visitas.
—Oh...bueno...puedo esperarlos a que salgan para cenar juntos.
Binghe empleó su mejor cara de resignación, sonriendo miserablemente mientras seguía caminando cargando con la leña que sus hermanos marciales le habían dejado. Ning Yingying y Ming Fan se miraron unos segundos antes de alcanzarlo y decirle que podían acompañarlos.
Je, había ganado.
.
Las visitas a la casita de bambú resultaron ser las mejores visitas que Luo Binghe hubiera realizado. Le gustaba cocinar y hacer diferentes comidas para su shizun, lo único malo que veía era el hecho de que su shizun casi no comía lo que él hacía. ¿Acaso no había condimentado bien las comidas o endulzado bien los postres? Era imposible, todos esos datos los había conseguido de Ning Yingying, quien parecía conocer muy bien lo que shizun comía.
El trato distante Binghe lo podía entender. Durante esos días en QingJing no había pasado desapercibido para él el trato de shizun. El ligero temblor en sus manos o la forma en que mantenía la distancia le dio a entender una cosa a Binghe: este shizun era el shizun que él perdió. Tenía sentido. Regresó seis meses antes de que él entrara a QingJing y cambió a los discípulos, quizás buscando evitar que lo molestaran y que se repitiera la historia de CangQiong. Pero no era como si pudiera saber que este niño era en realidad el hombre que lo mantuvo en la prisión de agua. Él no debía saberlo nunca, si eso pasaba sus planes se arruinarían. Si shizun se enteraba que era ese hombre, seguramente se alejaría de él o buscaría deshacerse de él. Y así, Binghe no tendría la oportunidad de conquistar su corazón.
Las constantes visitas consiguieron que, poco a poco, Shen Jiu permitiera que Binghe se acercara más a él e incluso comía más de lo que hacía.
Durante las visitas a la casa de bambú, shizun les contaba historias de todo tipo, todas interesantes. Para Binghe eran atrapantes y sabía que sus dos compañeros opinaban igual que él. Le gustaba jugar con Ming Fan durante sus visitas, hasta que al final se detenían para pasar tiempo con shizun y Yingying. Todo era perfecto...
Hasta que los insoportables de BaiZhan le rompieron el tobillo cuando fueron a buscar leña. No habían hecho nada, literalmente solo fueron por leña para dejar en la leñera, su antigua habitación en su primera vida. Pero entonces fueron emboscados y golpeados por esos imbéciles. El dolor del tobillo no fue nada para Binghe, quien había acostumbrado a heridas peores. Pero ver a sus shixiong protegerlos y terminar heridos, lo hizo sentir impotente como hacía mucho no se sentía. Yang Chen se quedó con él, protegiéndolo y recibiendo los empujones que los demás no podían cubrir.
Shizun se hizo cargo de eso, por supuesto. Pero eso le trajo problemas, por supuesto. Binghe sabía que nada terminó bien, menos cuando vio llegar a shizun con el humor que llegó. A pesar de eso lo ayudó y, al otro día, intentó hacer lo posible por seguir con el día tan normal como acostumbraba. Binghe sabía que no podría, no por los siguientes días. Lo que pasó fue suficiente para desestabilizarlo.
Todos intentaron hacer lo posible por mejorar su humor, incluso Binghe durante las primeras dos semanas se esforzó por hacer lo menos posible para molestarlo. Cuando pudo volver a los aposentos de los discípulos, Yang Chen se acercó a él y le pidió de entrenar con la espada juntos, ya que quería mejorar para sorprender a shizun y verlo feliz. Binghe aceptó, aceptando al grupo a otros shixiong que decidieron sumarse.
El entrenamiento se intensificó cuando se enteraron del Duelo Anual de los Doce Picos. De nuevo se reunieron en la noche en los aposentos de los discípulos, donde planearon infiltrarse en los demás picos para aprender sus técnicas. Sabiendo sus técnicas, sabrían cómo defenderse y atacar. Binghe consideró el plan lo suficientemente bueno como para que chicos muy jóvenes lo hubieran pensado. En su primera vida no hubiera pensado nunca que estos mismos chicos crearían este tipo de planes. Todo había salido bien...salvo por QiongDing. Los malditos del primer pico entrenaban en un lugar especial que no estaba a la vista.
Un segundo lugar no fue motivo de orgullo...hasta que shizun los hizo cambiar de idea.
El día libre que tuvieron, fue uno de los mejores días para Binghe. Incluso si al final terminó en AnDing, llevando comida a los discípulos más inútiles de la secta. Pero no podía decirle nada de eso a Yang Chen. Su shixiong era demasiado amable y a Binghe no le hubiera gustado verlo mal solo por su egoísmo.
—Gracias, shidi—dijo Yang Chen, harina en sus mejillas cuando le enseñó a hacer unos sencillos bollos rellenos—. Es la primera vez que cocino algo. Espero que salgan deliciosos o al menos pasables. Me gustaría darles algunos a Mu shixiong.
—Yang shixiong lo hizo muy bien, estoy seguro de que salieron deliciosos—afirmó Binghe sonriendo.
Yang Chen se limpió la harina de la cara, la alegría en sus ojos brillaba con intensidad. En ese momento Lu Song entró a la cocina, cargando una caja con suministros. Al verlos, olfateó el aire y asintió.
—¿Quién cocinó?
—Yo—dijo Yang Chen alzando la mano feliz.
—Me ofrezco como sacrificio para probar tu comida primero.
—Shixiong tendrá que esperar a que se enfríe—Yang Chen se sacudió las manos.
Lu Song se encogió de hombros y se apoyó en la mesada, sonriéndole a ambos.
—En la espera, ¿quieren escuchar una adivinanza?
.
Binghe acompañó a Ming Fan al melocotonero cuando los frutos de este habían madurado. Lo siguió hacia el árbol, repleto de frutos maduros. Ming Fan se subió a una rama, trepándose como un mono, y cuando estuvo sobre la primera, se giró a mirarlo.
—Vamos, shidi, sígueme.
Luo sonrió y trepó el árbol, moviéndose con mayor agilidad que su shixiong y escalando más alto. Le sacó la lengua y subió a la rama gruesa más alta, donde se sentó para esperar a Ming shixiong.
—Shixiong lento—se burló cuando Ming Fan llegó.
Ming Fan rodó los ojos, divertido, mientras se mantenía de pie sobre la rama, alcanzando algunos melocotones. Tras agarrar unos seis, se sentó a su lado y le dio tres de los seis melocotones recolectados.
—Soy más viejo que tú, obviamente soy más lento—se rio Ming Fan mordiendo el primer melocotón.
Binghe limpió el suyo contra su túnica y le dio el primer mordisco también. El melocotón era dulce y jugoso, realmente delicioso. Comieron en silencio el primer melocotón, arrojando la semilla lejos. Con suerte, otro melocotonero crecería y tendrían su propio bosque de melocotoneros en QingJing.
—Shidi—llamó Ming Fan tomando su segundo melocotón—, ¿te gusta shizun?
Binghe se atoró con el melocotón que había empezado a comer y tosió. Ming Fan lo miró divertido, aguantando la risa.
—¿De qué hablas, shixiong? No seas descarado.
No podía verse, pero estaba seguro que sus mejillas estaban rojas. Maldito Ming shixiong.
—Oh, ¿qué está imaginando este shidi impertinente? Yo solo preguntaba si shizun te gustaba como shizun.
Binghe lo miró, los ojos de Ming Fan seguían brillando con diversión.
—Mentiroso.
Fue entonces cuando Ming Fan largó una sonora carcajada. Binghe hizo un puchero, frunciendo el ceño.
—Lo siento, lo siento. Es solo que...era muy obvio, shidi. Todos lo notamos ya—Ming Fan retomó su tarea de comer su melocotón.
—Uh...mm...y... ¿no les molesta?
Ming Fan se encogió de hombros.
—¿Por qué debería molestarnos? Mientras no le hagas nada malo a shizun y shizun te acepte, creo que está bien.
—Shizun es mucho mayor que yo.
Bueno, en parte lo era. Pero Binghe no era un niño...mentalmente hablando, claro.
—Mm...bueno, sí, pero si él te quiere entonces creo que no tiene nada de malo. Si shidi lo quiere mucho entonces yo creo que deberías luchar por tu persona amada. Solo tienes que no desanimarte, al fin de cuentas crecerás. Y cuando lo hagas, no habrá diferencia. Seremos inmortales después de todo, no envejeceremos.
Era cierto, seguirían luciendo jóvenes incluso si tenían cincuenta años. Sobre todo si su núcleo de cultivo era fuerte y estable. En ese caso, nadie podría ver la diferencia en ellos salvo que supieran que eran maestro y discípulo.
La verdad sea dicha, no era como que a Binghe este tema de la edad le afectara mucho. En su harén la diferencia de edad entre él y sus esposas o concubinas era algo muy normal. Una de sus esposas, por ejemplo, le llevaba cuarenta años y se veía como una joven de veinte. No era un problema en absoluto.
Sin embargo, esas mujeres que tomaba no las amaba en absoluto. Salvo unas pocas a las que sí había apreciado, las demás solo estaban ahí por intercambio o beneficio a su poder. No eran importantes en lo absoluto.
—Entonces... ¿no te disgusto por eso?
Ming Fan lo miró sorprendido.
—¿Por qué Luo shidi me desagradaría por eso? No seas tonto, este shixiong te amará siempre, sin importar lo que pase.
Hubo una punzada de dolor en su pecho ante eso. Si Ming Fan era así de agradable, ¿por qué el de su mundo había sido un cretino? ¿Será por los cambios que Shen Qingqiu impuso? No había otro motivo para que este Ming Fan fuera tan amable y fraternal, mientras que el de su primera vida era un imbécil al que debió matar de una manera más cruel.
—Shixiong...—Binghe no pudo aguantarlo más—¿por qué eres tan amable con este shidi?
—¿Mm? ¿De qué habla Luo shidi?
Binghe miró el suelo, ¿cómo le decía que sus circunstancias no fueron muy diferentes en su primera vida y que, aun así, Ming Fan fue un bastardo que le hizo pasar sus peores días en QingJing?
¿Cómo podía preguntarle sin parecer que se había vuelto loco?
—Tú...fuiste muy amable conmigo desde que te conocí...pero este shidi no hizo nada para agradarte. Sé por otros discípulos que no eras así antes, que eras...diferente. Y...no sé...solo...no entiendo.
Ming Fan bajó la mirada, el melocotón que tenía en su mano seguía siendo sostenido con fuerza. Parecía pensar en sus palabras, buscando una respuesta para darle. Binghe esperó pacientemente, un ligero miedo en su pecho. Miedo de que Ming Fan estuviera fingiendo, que no quisiera ser más su hermano. Binghe nunca antes había tenido un hermano mayor, alguien que lo defendiera de todos. Y ahora que lo tenía, ahora lo que sabía lo que era tenerlo, no quería perderlo.
¿Tal vez debió quedarse callado? Posiblemente hubiera sido lo mejor.
—A este shixiong le avergüenza admitir que fue un bastardo en el pasado, pero es la verdad, fui una persona horrible. Si no fuera por shizun, no hubiera cambiado seguramente—dijo Ming Fan, mirando el suelo con el ceño fruncido—. Verás, shidi, resulta que tu shixiong es muy tonto y tenía miedo.
—¿Miedo?
—De que alguien fuera mejor que yo—Ming Fan rodó los ojos—. Eso es tonto, siempre hay cultivadores mejores que uno. Y mi talento nunca parece ser suficiente para alcanzarlos. Yo...tenía miedo de ser intimidado. Así que...
—Intimidaste a otros—completó Binghe por él, Ming Fan asintió.
—Solo fui un cobarde. De no haberme dado cuenta de eso antes...quizás hoy no sería tan feliz en QingJing como lo soy—la sonrisa de Ming Fan no duró demasiado—. Aunque...a veces sigo sintiéndome así.
—¿Cómo, shixiong?
—Débil, incapaz de ser el futuro sucesor del pico QingJing—la mirada de Ming Fan se veía agraviada—. No puedo dominar las cuatro artes y mi cultivo es promedio. ¿Cómo puedo ser el futuro maestro de QingJing si no destaco más que cualquier otro discípulo? A este paso, solo seré una decepción para shizun.
En su primera vida, Luo Binghe no había sido capaz de escuchar los miedos de Ming Fan. Ni siquiera había sido capaz de pensar que los tenía, solo pensaba que era un patético gusano inservible que se creía mejor que los demás. Nunca se detuvo a pensar que, quizás, Ming Fan no se sentía tan así en realidad.
—Shixiong es joven todavía, tiene tiempo para aprender las cuatro artes.
—Sí, pero...no...yo...nunca seré tan bueno. Yo...
Binghe apretó su mano, incapaz de seguir escuchándolo hablar de sí mismo de esa manera.
—Shixiong será el futuro maestro del pico QingJing más increíble que este shidi haya conocido, de eso este Binghe no tiene dudas.
Ming Fan lo miró, lágrimas brillando en sus ojos. Pronto, Binghe lo tuvo rodeándolo con sus brazos, escondido en su cuello. Binghe sonrió, correspondiendo al abrazo y apoyándose en el hombro de su shixiong.
Ming shixiong, este shidi es afortunado de tenerte.
.
Binghe jamás pensó que se preocuparía tanto por alguien como cuando Ming Fan desapareció durante el Festival de las Flores. Ir con shizun para ayudar no era solo para asegurar el bienestar de Shen, sino también para asegurarse de que Ming Fan, Yang Chen y Lu Song estarían bien. Eran sus shixiong, sus hermanos mayores y no quería que les pasara nada. Si no fuera por Ning Yingying, se hubiera colado en esa destartalada casa y hubiera intervenido.
Al final, Ming Fan se sintió fatal al saber que complicó las cosas y arruinó el festival para los demás, sin contar con que shizun había terminado herido por su culpa.
Al menos todo terminó bien esa noche.
El tiempo que siguió, fue tan bueno como venía siendo. Shen Qingqiu había conseguido infiltrarlos en el primer pico y gracias a eso habían logrado estudiar las técnicas del primer pico, lo que les brindó el primer lugar en el Duelo Anual de los Doce Picos.
Luego tuvieron una misión que no fue gran cosa y que de haber tenido su poder, Luo Binghe hubiera conseguido evitar ser secuestrado como una doncella en apuros. Pero no, terminó secuestrado y eso llevó a que su maestro y sus hermanos marciales cayeran en una horrible trampa. Si no fuera por Ming shixiong, quien había sospechado de Mariposa, seguramente Mu Sheng hubiera terminado ciego.
Al final, a pesar de que todo terminó bien y de que sus hermanos marciales no terminaron malheridos, Binghe de todas formas se sintió culpable. En esa noche, las pesadillas lo atormentaron, mostrándole sucesos de su pasado, muertes en sus manos, la sangre en ellas. Sangre de sus hermanos marciales. Meng Mo todavía no había aparecido, así que no tenía control sobre los sueños. Lo único que le quedaba era ser víctima de ellos y someterse a su voluntad, viendo las horribles escenas que le ofrecía.
Le mostraba la manera en que había matado a sus hermanos marciales, tan a sangre fría y sin piedad. La manera en que cortó sus cabezas, en que los apuñaló hasta la muerte. En sus sueños esas escenas aparecían para luego volverse los dulces y cálidos días en este nuevo QingJing. Días en donde paseaba con sus hermanos marciales y bromeaba con ellos, para luego parpadear y darse cuenta de que estaba solo, en un pico lleno de sangre y desolación. Y a sus pies, los cuerpos sin vida de sus hermanos marciales, el rostro de Yang Chen empapado de sangre, sus ojos opacos y sin vida. El cuerpo de Ming Fan estaba más cerca de él, hormigas hambrientas saliendo de su boca y oídos, algunas escapando por su nariz, su cuerpo deshecho luego de que lo devoraran poco a poco. Binghe gritó, llamándolos uno por uno, desesperado por recibir respuesta. Pero no podría recibir ninguna, porque estaba solo en un pico devastado por el odio y el rencor.
Pasar tiempo esa noche con shizun, fue lo único que calmó esa inquietud de su corazón.
Meng Mo llegó poco después, Binghe lo había sentido antes de que lo abordara y con eso evitó que tomara a alguien de rehén para chantajearlo. Meng Mo había apuntado a Ming Fan en un inicio, el demonio ya conocía su pasado y había visto que lo había asesinado cuando ya no le fue necesario. Secuestrar a Ming Fan había sido solo un seguro de que no lo volvería a hacer.
—¿Y si te prometo el cuerpo de un demonio donde podrás vivir y controlar sin problemas?
Meng Mo lo pensó, pero al final aceptó y se volvió uno de sus maestros. Contrario a su primera vida, Binghe no lo llamó shifu, solo Meng Mo.
.
Esa noche, en la madrugada, luego de años, se comunicó con Mobei-jun. Había tenido un solo contacto con el demonio, poco después de entrar a QingJing, y luego simplemente no volvieron a verse, solamente se mantenían comunicados a través de pequeñas notas. En esta ocasión, volvería a verlo después de muchos años.
Mobei-jun apareció en QingJing, sin activar las alarmas, su presencia siempre fría.
—Tengo un uso útil para tu tío, sigue conservándolo como vienes haciendo. Llegado el momento, alojara a Meng Mo—dijo y Mobei-jun aceptó antes de desaparecer otra vez, no sin antes comunicarle que estaba comenzando a preparar todo para cuando llegara el momento de que Binghe tuviera que regresar al Abismo por XinMo.
Nadie se dio cuenta de esto y Binghe siguió fingiendo frente a Shen Qingqiu que era un loto blanco inocente. Aunque a veces su actuación fallaba.
Y falló en el momento en que fue a cuidar a Shen Qingqiu a la casita de bambú luego de que terminara agotado por la pelea con Liu Qingge. No había sido necesario de que interviniera, Binghe tenía la certeza de que era capaz de derrotar al estúpido Dios de la Guerra sin problemas. Pero que Shen Qingqiu lo ayudara, que luchara para evitar que lo golpearan, lo había hecho sentir amado. Que su shizun quisiera cuidarlo de esa manera lo hizo sentir valorado.
No creyó que se le saldría de control y se olvidaría de que ya no era un emperador demoniaco con un harén inmenso.
Definitivamente no debió besar la frente de su shizun como un amante deseándole buenas noches.
—Ming shixiong, por favor—rogó a Ming Fan para que lo ayudara.
Ming Fan era el discípulo principal, el más cercano a Shen Qingqiu después de Ning Yingying, si podía confiar en alguien para que lo ayudara, era en su shixiong.
Ming Fan suspiró y prometió hacer lo que pudiera. Binghe aceptó eso, pero no pudo aceptar que no lograra convencer a shizun. Así que ofuscado por la frustración y el dolor que le causaba la distancia de Shen Qingqiu, dejó ir su ira contra Ming Fan.
—Shidi, lo siento, pero sabes cómo es shizun. Es demasiado terco y no va a cambiar de opinión solo porque yo se lo diga—insistió Ming Fan, ambos discutiendo en el bosque de bambú.
—Eso es porque eres un incompetente—soltó Binghe, tan enojado que no podía controlarse—. ¡Eres un discípulo inútil y débil! No entiendo por qué shizun creyó buena idea que fueras el discípulo principal, ¡QingJing en tus manos solo caerá en el caos!
El silencio recayó en ambos, más pesado de lo que podía pensar Binghe. Solo cuando soltó sus palabras y vio el rostro de Ming Fan, se dio cuenta de su error.
El enojo que sentía se disipó como por arte de magia. Ming Fan lo miraba, su rostro no mostraba expresión alguna, pero sus ojos se veían heridos y traicionados.
—Ming shixiong—susurró sin saber qué más decir.
Pero Ming Fan se marchó sin decir nada, dejándolo solo en el bosque de bambú.
Fueron los peores días para Luo Binghe. No solo su shizun prácticamente lo ignoraba, sino que Ming Fan también lo hacía. Mucho peor que su shizun. Ni siquiera le dedicaba una mirada, lo que le hacía sentir mucho peor. Durante esos años, Ming Fan nunca lo había tratado de esa manera. Siempre fue un hermano atento, pegado a él, jugando con él, conversando con él o simplemente acunándolo mientras dormía.
Perder a un hermano era horrible. Binghe se sentía perdido y solo. Solo en ese momento podía darse cuenta de lo valioso que era Ming Fan para él, de lo importante que era la existencia de un hermano en la vida de uno. Ming Fan era su hermano, era parte de su familia. No quería perderlo.
No ahora que sabía lo que era tener una familia, un hermano.
Luego de hablar con shizun, su ánimo mejoró, pero todavía seguía sintiéndose inquieto por Ming Fan. Yang Chen le dijo que debía darle tiempo, cuando su shixiong estuviera con la cabeza fría seguramente hablaría con él y lo perdonaría. Pero Binghe no estaba tan seguro. Lo que usó para atacar a Ming Fan no había sido algún insulto estúpido, fueron palabras que calaron hondo en él y que Binghe sabía que calarían hondo. Lo sabía y aun así las usó para lastimarlo porque él se sentía frustrado.
En otro tiempo, el emperador demoniaco Luo Binghe no se hubiera disculpado con nadie. Tampoco se hubiera sentido culpable solamente por haber lastimado los sentimientos de alguien más. En su otra vida había fingido malestar al herir los sentimientos de sus esposas, solamente porque no quería lidiar con sus dramas. Pero nunca se sintió culpable ni tuvo problemas para dormir solamente por haberlas herido emocionalmente.
Con Ming Fan y shizun era diferente. Shizun era el hombre al que le pertenecía su corazón, Ming Fan el hermano que lo hizo parte de su nueva familia en QingJing.
No había manera en que no se sintiera mal por lastimarlos o ser ignorados por ellos.
Su gege tardó unos días en volver de su misión, pero cuando lo hizo, ya entrada la tarde, decidió hablar con él a solas. Fueron al melocotonero, Binghe siguiéndolo aferrado a su túnica, temiendo que su shixiong se fuera a arrepentir en cualquier momento. Pero Ming Fan no lo hizo, solo suspiró y separó su mano de su túnica.
—Luo shidi—llamó y Binghe se dio cuenta de que no sabía qué decir.
Bueno, en eso estaban iguales, ninguno de los dos sabía qué decir.
—Ming shixiong...
—Yo...tú... ¿en verdad... piensas eso de mí?
—¡No!—gritó Binghe, sobresaltando a Ming Fan—Lo siento, shixiong. Yo...no pienso eso de Ming shixiong. Solo estaba enojado, frustrado y quería que shixiong se sintiera tan mal como yo. Lo siento, fue error de este shidi, no lo volverá a cometer.
No creía realmente que Ming Fan fuera incompetente y débil. No su shixiong. El Ming Fan de su vida anterior lo era sin dudas, alguien deficiente que la única manera que tenía de sentirse bien, era hacer sentir mal a otros. Era un estúpido y Binghe no se arrepentía de haberlo asesinado.
Pero esos sentimientos solo correspondían al Ming Fan anterior, no a este. No al Ming Fan que lo trataba como su shidi.
—Luo shidi...—Ming Fan apretó sus puños, todavía nervioso—yo...en verdad me sentí muy mal. Pero...entiendo a shidi, entiendo su dolor. Así que...está bien, este shixiong aceptará tu disculpa.
Ming Fan sonrió, suave y pequeño, pero era sincero y removió algo en el interior de Luo Binghe. Algo se sintió cálido en su interior y la culpa pinchó otra vez su corazón.
¿Se merecía este trato de Ming Fan?
Lo había lastimado, había lastimado a Ming Fan golpeando donde sabía que le dolería. Y aun así, su Ming shixiong aceptaba su disculpa y le sonreía.
El labio inferior le tembló y se abalanzó hacia Ming Fan, enredando sus brazos alrededor de la cintura de su shixiong mientras escondía su rostro contra su pecho y comenzaba a llorar. Ming Fan correspondió al abrazo, sosteniéndolo y acariciando su largo cabello negro.
Shixiong, este shidi no te merece.
.
Planear la abertura del Abismo no era complicado. Sabía dónde debía pasar y Mobei-jun sabía lo que tenía que hacer. Lo complicado de todo, era tener que buscar una oportunidad para caer sin que sus hermanos marciales estuvieran ahí para verlo. Ni ellos ni su shizun. No sabía cuántos irían a la Conferencia de la Alianza Inmortal, pero los que fueran no tenían que estar cerca de él.
Si hubieran sido como los bastardos que conoció en su vida pasada, Luo Binghe no tendría problemas de mostrarles su marca demoniaca y cuán peligroso podría ser. Pero teniendo en cuenta que sus hermanos marciales eran su familia, no quería que lo vieran de esa manera. No con la marca demoniaca en su frente, no son su sello liberado.
No como el demonio qué era.
¿Qué pensarían ellos si lo supieran? ¿Qué pensaría Ning shijie? ¿Ming shixiong? ¿Qué pensaría shixiong si lo viera como el demonio que era? ¿Lo arrojaría al Abismo él mismo o lo acusaría de traición?
Binghe vivía en dudas constantes, las cuales a pesar de estar mayormente enterradas en algún lugar de su corazón, todavía eran capaces de salir a la superficie. Generalmente a la noche, antes de dormir. No importaba cuánto cariño recibiera de sus hermanos marciales, de todas formas eso empeoraba el sentimiento. Luo Binghe se sentía sofocado a veces, pensando en lo bastardo que era y en que sus hermanos marciales lo odiarían si supieran la verdad detrás de él.
Qué pensaría Shen Qingqiu si supiera realmente quién era él.
Yang Chen tomó su mano mientras regresaban a QingJing, luego de la misión del bosque Huoyue. Shizun había terminado con una pierna rota por su culpa, luego de que lo protegiera de la caída por haberse descuidado.
—Shidi, ¿estás bien?—preguntó Yang Chen.
Ling Yi, quien iba cerca de ellos, se giró a mirarlos esperando a su respuesta.
—Solo...me siento culpable. Por mi culpa shizun terminó herido.
—No fue tu culpa, un demonio te atacó y caíste, pero shizun te salvó—dijo Ling Yi—. ¿Por qué serías culpable de algo que no podías controlar?
Porque sí podía controlar todo eso. Binghe recordaba sus técnicas, sus habilidades. Por más que su fuerza demoniaca estuviera sellada, eso no quería decir que no pudiera usar sus habilidades. Sin embargo, como tenía que fingir ser un estudiante joven e inexperto, no pudo usarlas. Solo debía limitarse a ser un estudiante incapaz de pelear con un demonio que, en otro tiempo, hubiera hecho pedazos de un solo golpe.
—Pero...si este shidi no hubiera sido descuidado...
Una mano se posó en su cabeza, una caricia suave y cálida.
—Aun eres joven, Luo shidi—dijo Ming Fan suavemente—. Aun tienes mucho que aprender, es normal que pasen estas cosas en una misión donde ni siquiera conocíamos el nivel del demonio. No te culpes por algo que estaba fuera de tu alcance.
Binghe creía que era increíble la manera en que podía mostrar su debilidad con facilidad frente a Ming Fan, frente a Yang Chen, a Ling Yi. Había veces, como esta, en que se sorprendía al darse cuenta que mostrarse vulnerable no era tan malo frente a las personas correctas.
Miró a Ming Fan, quien iba en el caballo a su lado, quitando la mano de su cabeza para tomar las riendas del animal.
—Lo único complicado va a ser mantener a shizun descansando en la casita de bambú—Ming Fan suspiró cansado—. Ni siquiera acepta la ayuda para caminar.
—Alguien tiene que cuidarlo—dijo Ning Yingying acercándose a ellos—. No puede simplemente forzar su pierna herida. La tiene quebrada, no es algo leve.
Al menos todavía la tiene. Pensó Binghe, pero no dijo nada de eso. En su lugar, se ofreció a cuidar de shizun. Ming Fan no le vio lo malo, pero volvió a cuestionar el qué podían hacer para que shizun aceptara quedarse en su casita de bambú y no quisiera salir.
—No queda otra opción—suspiró Ning shijie.
Y así, entre todos los discípulos que fueron, cuando Shen Qingqiu se metió en su casita de bambú tras ver él mismo su lesión, lo rodearon.
—Shizun, respetamos tu decisión de no pedir ayuda a QianCao por lo de tu pierna y tampoco le dijimos nada a Zhangmen shibo al respeto—empezó Yingying, con una postura amable pero firme—. Pero no permitiremos que shizun dé las clases en esas condiciones. Shizun deberá ser cuidado estas semanas hasta que su pierna se cure.
—Este maestro es perfectamente capaz de hacer las cosas por su cuenta, no es la primera vez que me lesiono de esta manera.
Binghe se mantuvo cerca de Ming Fan, pero cuando escuchó a Shen Qingqiu decir eso, se preguntó cuántas veces este hombre habría salido herido y nadie había hecho nada para curarlo. Teniendo en cuenta su antigua relación con Zhangmen shibo y el hecho de que muy contadas veces vio a Mu Qingfan rondar QingJing, era poco probable que alguno de ellos hubiera atendido sus lesiones. Tenía sentido entonces el que hubiera sido capaz de atender solo su herida sin problemas.
—Entonces shizun no nos deja otra alternativa—suspiró Yang Chen.
Shen Qingqiu los miró frunciendo el ceño, casi como si presintiera la amenaza.
—¿De qué hablan?
—Shizun se quedará en la casita de bambú descansando mientras este discípulo y los discípulos mayores nos encargamos de las clases—dijo Ming Fan cruzándose de brazos—. O de lo contrario le contaremos a Zhangmen shibo y Mu Qingfan sobre su quebradura.
Shen Qingqiu miró a sus discípulos con molestia y una pizca de sorpresa, como si no hubiera esperado esa amenaza de parte de ellos.
—Ustedes, mocosos irrespetuosos...
Todos sus hermanos marciales, sin excepción, se cruzaron de brazos y mantuvieron la mirada de su maestro. Una lucha de mirada como esa que parecía no tener fin, hasta que Ming Fan dio un paso al frente y sacó de su manga un talismán. Era uno especial para contactar directamente con el pico QiongDing.
—Cinco...
—No te atrevas, Ming Fan—Shen Qingqiu lo apuntó con el dedo, poniéndose de pie con ayuda de la mesa.
—Cuatro...
—¡Te enviaré a BaiZhan si te atreves a lanzar ese talismán!
—Tres...
—Ming Fan, te lo advierto.
—Dos...
Ming Fan alzó el talismán, dispuesto a mandarlo, cuando Shen Qingqiu exclamó.
—¡Bien! ¡Me quedaré aquí y dejaré que alguien me cuide!—shizun volvió a sentarse, suspirando derrotado y murmurando cosas que no podían entender.
Binghe no tenía duda alguna de que los estaba maldiciendo.
—Gracias, shizun—Ming Fan se giró hacia él, ignorando la mirada molesta de su maestro—. Luo shidi, trae tus cosas aquí para cuidar de shizun.
—Sí, shixiong.
A pesar del lío mental que Luo Binghe tenía, aun así estaba muy feliz por ser capaz de cuidar de su maestro. Cocinar para él, limpiar su casa y hacerle compañía. Luo Binghe no podía evitar sentirse emocionado por eso. Vivir de esa manera con shizun, ¿no era como vivir con su esposo? ¡La sola idea hacía temblar de felicidad a Luo Binghe!
Sin embargo, por las noches, recordaba lo que había pasado en su primera vida, recordaba el cuerpo muerto de shizun que había sostenido entre sus brazos, un cuerpo que jamás volvería a la vida. Recordaba las palabras de shizun, su afirmación sobre heridas pasadas y sus acciones que demostraban la experiencia que ya tenía curando esas heridas. Alguien que nunca declaraba estar herido, alguien que se callaba y aguantaba el dolor.
Era imposible para Binghe dormir en esos momentos. Así que aprovechando que Shen Qingqiu dormía, fue a su cuarto y se arrodilló al lado de su cama para verlo dormir. La ansiedad que sufría por las noches mermaba considerablemente cuando tenía frente a él la vista de su shizun, quien respiraba tranquilamente y no sufría dolor alguno.
Su shizun estaba bien, no tenía nada que temer.
Al otro día, si bien estaba un poco cansado, no era nada que no podía recuperar con una pequeña siesta en la tarde. O entre clases, durmiendo con los ojos abiertos para no alertar a sus hermanos de que estaba dormido. Si lo hacía no tardarían en preguntarle si estaba bien y si necesitaba ayuda con shizun. Luo Binghe no quería que rompieran su burbuja de matrimonio imaginario, así que no decía nada.
Pero debió sospechar que Shen Qingqiu lo descubriría, claro que sí. Los sentidos de shizun parecían siempre alertas, incluso si se veía relajado. Luo Binghe evitó dar respuesta, evitó decir lo que pensaba realmente y, en su lugar, evadió todo y pidió disculpas.
Sin embargo, cuando escuchó a Shen Qingqiu decir que lo reemplazaría, que volvería a los aposentos de los discípulos, Luo Binghe fue invadido por la desesperación. No quería dejar la casita de bambú, al menos no mientras shizun estuviera herido. No quería dejar esa burbuja de matrimonio imaginario, no todavía, no cuando todavía podía disfrutar de la compañía íntima de shizun.
Así que desesperado, se arrodilló y suplicó a shizun que lo dejara quedarse con él. Por un momento, la imagen de Shen Qingqiu muerto en la prisión de agua, su cuerpo desgastado y desmembrado. La imagen misma de la decadencia.
Shen Qingqiu lo miró asombrado, pero a Binghe no podía importarle menos. Solo quería que Shen Qingqiu dejara que se siguiera quedando. Que le permitiera estar a su lado.
Lo consiguió, pero a cambio no podía volver al cuarto de su maestro. Bien, no le quedaría más que meditar para pasar las inquietantes noches.
No sería un trabajo fácil.
.
En una misión asignada, Luo Binghe contactó con Mobei-jun y se encontraron en el interior de un frondoso bosque donde no había nadie. No podían verse demasiado dentro de la secta, principalmente porque Luo Binghe no tenía una excusa creíble para ir hacia AnDing sin que fuera sospechoso de alguna manera o sin que alguno de sus hermanos marciales quisiera acompañarlo. Y Mobei-jun no podía salir demasiado de AnDing sin activar las alarmas. Podría si Shang Qinghua salía del pico e iba a otro, pero no había razón por la cual Shang Qinghua tuviera que dejar AnDing y Mobei-jun no parecía querer obligarlo a salir si la rata no quería.
Lo único que les quedó fue aprovechar esta misión que Binghe tuvo para poder hablar sobre la abertura del Abismo.
—Todo ya está listo, Junshang. El Abismo se abrirá, pero mi consejo es que libere su sello antes de caer. Será más fácil para usted sobrevivir de esa manera hasta que pueda encontrarlo.
—Lo sé, pero todavía no sé cómo haré para liberarlo sin que los demás lo vean.
—Puedo ayudar, si es el deseo de Jungshang. Puedo liberar su sello.
Si Mobei-jun liberaba su sello durante la Conferencia, entonces Binghe no debería luchar con el Rinoceronte Pitón Luna Negra, solo debería recibir la ayuda de Mobei y arrojarse al Abismo antes de que su shizun o sus hermanos marciales lo vieran.
Cuando regresara, luego de unos años, lo haría con una buena historia para justificar su sangre demoniaca y el hecho de que cayera accidentalmente al Abismo. De esa forma, podría recuperar a su familia y shizun no sabría que era el Binghe que alguna vez lo torturó en su primera vida. Su verdadera identidad estaría a salvo y su lugar en QingJing también.
—Hazlo, te estaré esperando. Intentaré estar solo, sino, tienes permiso de matar a los que me estén acompañando siempre y cuando no sean discípulos de QingJing o los maestros de CangQiong.
Un maestro muerto en CangQiong, teniendo en cuenta los rumores que corrían sobre Shen Qingqiu, solo haría que la gente apuntara a él. Sabía muy bien que la relación de su maestro con sus hermanos marciales no era buena. Y también sabía que, por algún motivo, su shizun tenía muchos rumores rondando a su nombre. Rumores de todo tipo y que siempre lo dejaban como el malo de todo. Un asesino, una puta, un abusivo. Binghe sabía que dos de ellas habría sido, pero nunca conoció los motivos detrás de eso, así que le había brindado a su shizun el beneficio de la duda.
Fuera como fuera, no haría que Luo Binghe lo amara menos. Le gustaba su shizun hijo de puta, no podía negarlo.
Realmente Binghe no tenía remedio.
—Entendido. ¿Algo más, Junshang?
—Eso es todo, me retiro, todavía tengo un demonio que asesinar.
Binghe se marchó, su mente intentando concentrarse en la misión y no en la futura Conferencia.
No había nada de que preocuparse, todo saldría bien, estaba seguro de eso.
*Ming Fan sonrió, tan brillante como su nombre: Ming significa brillante, por eso esta frase. Aunque en sí Ming es el apellido, pero la frase sonaba mas linda como que era tan brillante como su nombre y no como su apellido jajaja
Y aqui se vieron tres escenas que en la historia no se vieron: La discusión y reconciliacion de Ming Fan y Binghe; y la amenaza de los discípulos a su maestro XD
No sé por qué, se me vino a la mente una imagen sad. ¿Vieron esos fanarts donde se muestra una misma situación pero en diferentes épocas o años? Algo así con Ming Fan y Binghe. A ver, explico mejor: en la imagen que se me vino a la mente, están siempre Luo Binghe y Ming Fan en el melocotonero sentados riendo y comiendo, pero la imagen cambia gradualmente. La primera sería de ellos dos sentados, siendo muy jovenes (10 y 12 años); en la otra serían ellos dos pero más grandes (17 y 19 años); habría una con Ming Fan solo al pie del melocotonero (los tres años de ausencia de Binghe); la que seguiría con ellos ya después de que Luo volvió; en la siguiente con Ming Fan ya siendo maestro de QingJing; En la que sigue con Ming Fan canoso; En la otra ambos estaban sentados al pie del melocotonero porque Ming Fan está demasiado viejo como para subir; y en la última estaría solo Luo Binghe, sentado al pie del melocotonero con una piedra tallada con el nombre de Ming Fan (o sea, su lápida). Todo esto mientras Luo Binghe se mantiene igual de joven.
Pensé en esto y dije: no wey, que sad ;-; Mejor dejemos en que Ming Fan es tan inmortal como Binghe :D
Mañana el Extra 3: La travesía de Luo Bingge III
Nos vemos!!! Besos :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro