Especial San Valentín V
Especial San Valentín V
Aventuras en Sistema de auto-salvación del villano escoria V
Por cuatro días, Shen Jiu se quedó en la casita de bambú. Cultivaba, leía y hablaba muy poco con el usurpador cuando iba a verlo. No había nada que pudiera hacer o mucho que pudiera hablar con los discípulos de ese QingJing, más que nada porque todos lo veían como un ser extraño que les daba curiosidad porque venía de otro mundo. La mayoría de las cosas que le preguntaban era respecto a su mundo y las diferencias con ese. Shen hubiera resumido todo en un Mi mundo es mejor que esta mierda, pero por respeto solo dijo que era diferente y ya. Si querían saber más, tendrían que ir a visitar su mundo.
Durante esos días, si bien se la pasó más en la casita de bambú, también se dedicó a observar a través de la ventana mientras leía un libro. Esa QingJing no era para nada parecida a la que él conocía, ni siquiera los discípulos tenían sus parecidos.
Para empezar, no eran unidos. Parecía ser que muchos se soportaban solamente porque pertenecían al mismo pico, pero más de eso no. Había logrado ver algunos de los discípulos que conocía, pero había otros que ni siquiera estaban ahí. A los que había llegado a ver, claramente no habían pasado por el proceso de maduración que los suyos sí. Ling Yi, por ejemplo, parecía todavía ser un abusivo en menor medida que en el pasado, pero parecía seguir siéndolo. Yang Chen era un chico tímido que apenas se lo veía interactuar con sus compañeros. Mu Sheng no parecía estar en el pico, por lo que Yang Chen nunca estaba con nadie que lo siguiera para escuchar su música. Eran cambios significativos que volvía a esa QingJing en el lugar más extraño que alguna vez vio.
Lu Song, Chen Lin, Chen Mei, He Xian y Wu Ling no estaban en QingJing y dudaba que estuvieran en algún lugar de la secta. En sus lugares había otros niños a los que no reconocía en absoluto.
QingJing se había perdido de grandes cultivadores, una lástima.
Esa tarde el sol estaba agradable, así que salió a la parte trasera de la casita de bambú y se sentó en el césped para leer un libro, uno de los tantos que había. La tranquilidad lo envolvió durante varios minutos hasta que un enorme desastre comenzó a formarse a sus espaldas. Shen Jiu se levantó, escuchando los gritos de muchos discípulos y detectando la alarma contra demonios de CangQiong activarse. ¿Acaso había una invasión demoniaca? ¿Yue habría salido justo en el momento más oportuno y dejaría la secta descuidada? ¿El impostor llegaría a tiempo para ayudar o tendría que hacer algo al respecto? Aunque tendría que hacerlo solo, después de todo dudaba mucho de que esa secta estuviera lo suficientemente entrenada como para tomar la situación en sus manos.
Malditos señores de pico negligentes, si no fuera por ellos, él no tendría que...
—¡A-Jiu!
Ah, falsa alarma, no era una invasión demoniaca. Solo se trataba de un demonio inofensivo...siempre y cuando no quisieran atacarlo.
Escuchó gritos y decidió que lo más sano sería salir para evitar una tragedia. Su amada doncella tendía a ser un poco sádica si la provocaban un poco. Sus tendencias homicidas no eran para ser ignoradas.
Vio al Ming Fan de ese mundo apuntar su espada contra Luo Binghe, quien lo miraba con una ceja alzada mientras en su mano empuñaba a XinMo. Parecía más sorprendido de ver a ese Ming Fan que enfadado por la osadía del chico de apuntarle con su espada.
—¿Quién eres tú? ¿Qué es lo que buscas aquí?—detrás de Ming Fan, varios discípulos se agolparon, apuntando con sus espadas a Luo Binghe.
¿Acaso el impostor no le había dicho a Ming Fan que posiblemente este Luo Binghe llegaría por él?
—Busco a Shen Jiu—dijo Binghe resoplando aburrido y guardando a XinMo—. Sentí su presencia aquí.
—¿Shen Jiu? No hay nadie aquí con ese nombre—Ming Fan apuntó amenazante a Binghe—. ¡Di la verdad! ¡Por qué estás aquí!
Shen Jiu: ...
¿Ming Fan realmente no sabía su nombre real? ¿O acaso se le habría olvidado?
—Tardaste demasiado en venir por mí, bestia—habló Shen Jiu solamente para evitar que Ming Fan pasara más vergüenza.
Todos se giraron al verlo llegar, pero Binghe brilló al notarlo. Corrió hacia él, como la doncella enamorada que era, y lo tomó en sus brazos con fuerza.
—A-Jiu, cariño, estaba tan preocupado por ti—murmuró contra su hombro mientras lo sostenía entre sus brazos, haciendo que apenas las puntas de sus pies pudieran rozar el suelo.
La bestia no era mucho más alto que él, pero lo había tomado de tal manera que lo había elevado más de lo necesario y ahora apenas podía tocar el suelo. Maldito niño sentimental y dramático, toda una doncella llorona.
Vio en el cielo a Liu Qingge volando en su espada, acercándose en su pico tras escuchar la alarma contra demonios de CangQiong. Detrás de él iba Yue Qingyuan, Qi Qingqi y Mu Qingfan. De haberse tratado de un demonio peligroso, todos estarían muertos ya y los señores de pico solo hubieran llegado a tiempo para hallar sus cadáveres. Sin duda alguna necesitaban más entrenamiento.
Solo al verlo, se dieron cuenta de que todo era una falsa alarma. Yue Qingyuan sonrió ligeramente, un poco incómodo mientras veía a Binghe dejar de nuevo a Shen Jiu en el suelo.
—Imagino que este es tu Binghe.
—Lo es, al fin llegó por mí.
—En ese caso, imagino que volverás a casa.
—Así es.
Yue asintió, tan cortés como se esperaba del líder de secta. Shen Jiu miró a Binghe, quien lucía perdido mirando hacia el suelo. Notó sus labios pálidos y un suave sudor en su frente. Shen Jiu puso su mano sobre su frente y sintió su piel arder. ¿Cómo no lo había notado antes?
—Binghe, ¿qué pasa?
—Yo...creo que usé demasiado a XinMo. Este no es el primer mundo al que viajo para encontrarte—murmuró el chico.
—¿Cuántos viajes hiciste antes de encontrarme?
Binghe se mantuvo en silencio un momento.
—Cuarenta y dos.
Mierda.
Si Binghe usó cuarenta y dos veces a XinMo para encontrarlo sin tomarse ningún descanso, entonces eso quería decir que estaba en su límite.
—Tienes que descansar, si tienes una desviación de qi solamente nos quedaremos aquí varados por más tiempo del necesario—Shen Jiu tomó su mano para instarlo a ir a la casita de bambú, pero antes se giró hacia Yue Qingyuan—. Lo siento, pero me temo que mi visita se alargará unos días más.
Yue hizo una mueca que Shen Jiu no supo identificar.
—Lo comprendo. ¿Necesitas que Mu shidi lo revise?
—Si puede hacerlo, se lo agradecería mucho.
Yue Qingyuan asintió y se giró hacia Mu Qingfan. El médico de CangQiong solo asintió y los siguió hacia la casita de bambú, donde Shen dejó a Binghe sentado en una silla para que descansara. Sus labios seguían pálidos y no parecía una treta de su parte para ganarse su atención. Shen Jiu identificaba muy bien esas estupideces de su esposo.
Mu Qingfan se acercó y revisó con cuidado a Binghe, como si dudara de tocarlo siquiera. No era algo que pasara en su mundo, Mu Qingfan no era cauteloso con Luo Binghe, tratándolo igual que a cualquier otro discípulo de la secta. No quería imaginarse qué hizo el otro Luo Binghe como para que toda la secta pareciera quererlo lejos.
Binghe dejó que lo revisara, viendo extrañado a ese Mu Qingfan tratándolo con cuidado. Shen Jiu creía que se veía como un cachorro confundido que ladeaba la cabeza sin entender tanta precaución.
—Solo necesita descanso hasta que su qi recupere su estabilidad—dijo Mu Qingfan dando un paso hacia atrás—. No hay nada que pueda recetarle para que se recupere más rápido, el descanso es lo más factible.
—Comprendo, gracias.
Mu Qingfan asintió y se giró para marcharse. Solo cuando llegó a la puerta se giró para verlos un momento, como si quisiera decir algo, pero en su lugar se lo guardó para sí mismo y se marchó. Shen Jiu no le dio importancia, simplemente se giró hacia Binghe.
—¿Cómo están todos allá?
Binghe sonrió y lo tomó de la cintura para hacer que se sentara sobre sus piernas.
—Preocupados, ¿cómo más? Ming shixiong casi mata a Liu shishu por su negligencia y por primera vez vi a Yue shibo realmente enojado con Liu shishu. Creo que si no fuera porque no terminaste muerto, hubieran terminado separándose.
Shen Jiu sonrió, sintiéndose gratamente complacido con eso.
—¿Y mamá? ¿Fu-er?
—Tu madre casi prende fuego a BaiZhan y Fu-er abofeteó a Liu shishu, amenazándolo con hundirle su flauta tan profundamente que increíblemente le saldría por la nariz.
—Dime que lo regañaste por eso—suspiró Shen Jiu.
—¿Por qué lo haría? Fue una amenaza muy buena, yo la apruebo.
—Debería haber considerado conseguir una madre o un mejor padre a Fu-er.
Binghe sonrió y se apoyó en su hombro, restregándose como si quisiera impregnarlo con su olor. Shen Jiu suspiró, su esposo era como un cachorro gigante que estaba constantemente buscando mimos de su parte. O de parte de sus hermanos marciales.
Recordó de repente el melocotonero olvidado, ese cuyos frutos nadie parecía querer.
Esta QingJing parecía tan triste. No, no solo QingJing, todo CangQiong parecía tan triste y olvidada.
—Este lugar es extraño—comentó mientras acariciaba el suave cabello de Binghe—. Aquí todo parece tan...
—Perdido—completó Binghe, todavía escondido en su hombro—. Siento como si todos caminaran hacia adelante sin saber hacia dónde se dirigen. Sin ningún destino en mente, sin metas. Como si...
—Como si sus vidas no tuvieran sentido—completó esta vez Shen Jiu—. Sí, lo noté durante estos días aquí.
—El Ming Fan de aquí me recuerda al que asesiné—comentó Binghe, sus manos jugando con la cintura de Shen Jiu—. Todos aquí se parecen a los discípulos que asesiné. Solo que...hay algunos a los que no conozco. O a los que nunca vi. Ni siquiera en nuestra primera vida. Es extraño y no me gusta. ¿Nosotros al menos estamos juntos aquí? ¿Eres el señor del pico QingJing?
—Sí, pero soy un pésimo maestro que se va con su doncella de lágrima fácil a vivir la buena vida lejos mientras deja unos pésimos trabajos para que sus discípulos hagan en su ausencia.
—¿Eh?
—El Shen Qingqiu de aquí es...—un impostor que no sabe hacerse pasar por mí—Olvidó su pasado y por eso es diferente de lo que yo soy.
—¿Y qué hay de mí?
—Eres igual, solo que te arruiné mimándote de más.
—Envidio a ese Binghe—su esposo rio cuando tiró de su cabello en reprimenda—. Solo bromeo, cariño.
—Si te cumpliera cada capricho te habría arruinado hace tiempo. Si quieres que alguien te cumpla cada estupidez, tendrás que recurrir a tus hermanos. Con ellos sí funciona tu llanto falso.
Binghe rio de nuevo, pasando su nariz por la curvatura entre el cuello y el hombro de Shen. Shen Jiu se lo permitió, disfrutando del calor de Binghe que, con la tranquilidad de la casita de bambú y sus mimos, fue mermando poco a poco. Ahora al menos no estaba tan caliente como en un inicio. Al parecer solo necesitaba calmarse y deshacerse de todo el estrés que seguramente vivió por los días que estuvo sin verlo.
La puerta de bambú se abrió y por la misma vieron al impostor y su inútil demonio acompañándolo. O Yue Qingyuan le advirtió que habían ido por él o era la hora de su visita diaria.
—Ya veo que vinieron por ti—dijo el impostor, abriendo el abanico para tapar parte de su rostro.
¿Qué maldita costumbre tenía con hacer eso? No tapaba su incomodidad de descubrirlo en el regazo de su esposo. ¿Por qué se avergonzaba? Shen Jiu no se avergonzaba, menos al saber que ese no era el verdadero Shen Jiu, sino un idiota que se hacía pasar por él.
—Sí, pero por el uso excesivo de XinMo no podremos irnos hasta dentro de unos días—dijo Shen Jiu levantándose del regazo de Binghe.
No por vergüenza, sino porque si seguía consintiendo así a Binghe lo arruinaría como a este.
El Binghe de ese mundo miró la espada negra que Binghe llevaba enfundada. Su mirada brillaba con curiosidad.
—Sí, Mu shidi dijo algo de eso cuando lo cruzamos en el camino—el impostor asintió, mirando hacia otro lado pensativo—.Creo que no habrá problemas si se quedan unos días aquí.
—No haremos nada más que esperar para poder irnos, realmente tengo cosas que hacer en mi mundo y seguir jugando aquí no es una opción.
—No creo que nos dejen estar más tiempo aquí. Llevo cinco días viajando de un mundo a otro—dijo Binghe levantándose de la silla, al menos ahora no se veía tan pálido—. Dos días más y ellos mismos vendrán por nosotros.
—Sin XinMo no podrán ir a ningún lado—comentó el llorón del impostor.
—Te aseguro que ellos encontrarán una forma de viajar hacia donde estamos nosotros—aseguró Shen Jiu, sus discípulos eran peligrosos—. Es mejor si nos vamos en un par de días. Si te va a dar una desviación de qi, es mejor que te dé en CangQiong donde estarás seguro.
Binghe asintió, pasando una de sus manos por su cintura, no solo para mantener el contacto sino también para mantener el equilibrio. Shen Jiu notó que a pesar de sentirse mejor, todavía parecía seguir un poco mareado.
—¿Seguro en CangQiong?—preguntó el Binghe del impostor, alzando una ceja, como si esas palabras fueran un chiste para él.
—No sé cómo sea aquí, pero allá mis hermanos marciales me cuidan cada vez que tengo una desviación de qi—comentó Binghe encogiéndose de hombros—. No hay forma de convencerlos de lo contrario.
—¿En serio?—preguntó el usurpador.
—QingJing allá es muy diferente a acá, te lo dije ya—Shen Jiu puso los ojos en blanco—. Tus discípulos acá parecen solo un mal chiste de los míos. Ni siquiera serían capaces de pelear contra BaiZhan y ganar.
—No puedes comparar a BaiZhan con QingJing—dijo el impostor—. Ellos están preparados para la guerra, nosotros no.
—Y aun así les ganamos hasta hoy en el Duelo Anual de los Doce Picos, siempre quedando en primer lugar o en segundo lugar, pero sin ser superados por ellos nunca—dijo con orgullo Shen Jiu—. Los guerreros no sirven de nada si no tienen un estratega detrás de ellos diciéndoles dónde deben golpear. Envía a BaiZhan solos a una guerra y te aseguro que o no llega ninguno o llegan con la derrota tras su espalda. No hay otra opción.
Sintió la mano de Binghe apretarse en su cintura. Shen Jiu se giró hacia él, curioso por esa reacción. No había dicho nada fuera de lo normal que pudiera molestar a su pareja, entonces ¿por qué había reaccionado así?
Pronto se dio cuenta que el otro niño demonio hizo una mueca y el impostor se giró hacia él al detectarlo. Ambos mestizos parecían afectados por algo y eso preocupó a Shen Jiu porque quería decir que no era solo algo arraigado a la fatiga de su esposo.
—Binghe, ¿qué pasa?—preguntaron ambos Shen casi al mismo tiempo.
Ambos Luo Binghe gruñeron y se agarraron la cabeza, como si tuvieran una punzante jaqueca. Solo después de un tiempo, el demonio mimado del impostor fue el primero en hablar.
—Siento...que la grieta entre mundos se volvió a abrir.
¿Se volvió a abrir? Sus discípulos no estaban tan locos como para realizar un ritual para ir por él, ¿verdad?
—¿Binghe?
Su esposo lo miró, su cabeza parecía seguir punzando.
—Alguien está usando al XinMo de otro mundo para viajar.
Genial, ¿qué mierda estaba pasando?
Je je...se nos viene el Bingge :3
Nos vemos en el proximo :D
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