Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

55

Capítulo 55

Epílogo

La técnica se la había enseñado madame Lin hacía muchos años, cuando la ayudó con una de sus chicas. La verdad sea dicha, no creía que hubiera sido difícil, incluso encontró la tarea relajante.

Nunca antes pensó que terminaría haciendo esto con Ning Yingying, el día de su boda. Su discípula sonrió, viéndose en el espejo antes de que Shen Jiu le colocara el velo rojo que cubriría su rostro. Debajo estaba una cara suavemente maquillada, con una piel tan tersa y blanca como jade. Un par de ojos oscuros brillaban de emoción y la sonrisa dulce que cruzaba sus brillantes labios podía calmar el corazón agitado de uno.

Ning Yingying se había transformado en una mujer extraordinaria y preciosa.

—Ya estás lista—dijo tras acomodar el velo rojo.

—Shizun fue muy hábil para arreglar a esta discípula—dijo ella, su voz tan suave y melodiosa como las canciones en guqin que tocaba.

—Este maestro solo espera haberte arreglado correctamente—Shen suspiró—. No entiendo por qué no le pediste ayuda a Chen Lin o Chen Mei.

—Esta discípula solo quería a shizun para ayudarla en este día. Es un momento especial y para eso quería a mi persona especial.

No la veía, pero Shen Jiu sabía que Ning Yingying estaba sonriendo. Era tan dulce y tan amable. Una flor pura y poderosa.

Una mujer cuya luz no se opacó por un harén exageradamente grande y un esposo negligente. En esta ocasión, esta hermosa mujer se entregaría a un hombre capaz de cuidarla y amarla como se merecía.

Shen Jiu tomó sus manos y las acarició. Las mismas manos que en su primera vida lo consolaron antes de morir. Las mismas manos que lo sostuvieron, a su cuerpo incompleto y destruido, mientras daba su último suspiro.

—Este maestro está muy orgulloso de ti, Yingying—dijo porque sentía que debía hacerlo.

Nunca lo decía, no tan directamente a sus discípulos, no tan cargado de sentimientos. Pero esta niña que creció en QingJing se merecía saber cuán importante era para Shen Jiu.

Ella había sido su primera hija, mucho antes de que Fu-er llegara al pico.

—Shizun...—la voz de Yingying tembló, apretando las manos que la sostenían—, gracias.*

Reprimió el llanto porque no quería arruinar el maquillaje. Shen Jiu sostuvo sus manos todo el rato, mientras ella buscaba calmarse. Al final, cuando sintió que su corazón emocionado había recobrado la paz, la soltó para encaminarse a la puerta.

—Vamos, no hagas esperar más a tu futuro esposo.

Ning Yingying se apresuró a salir, con Shen Jiu escoltándola hacia el palanquín rojo donde sería transportada. Solo por sus discípulos, Shen se aseguró de que el palanquín fuera el más hermoso y lujoso de todos. Eran los primeros discípulos de su pico que se casaban, no escatimaría en gastos.

Con su ayuda, su discípula se subió al palanquín y se alejó. Shen se encaminó entonces hacia donde se llevaría a cabo la ceremonia. Hasta que Ning Yingying y Ming Fan llegaran, todos los invitados ya estarían ahí esperando. Sabía que muchos de ellos estaban ahí porque un mensaje de Ling Yi se lo dijo. También había discípulos de los demás picos y estarían presentes los doce maestros de CangQiong. Un gran acontecimiento.

—Jiu-er—llamó Tang Huaying, encontrándose con él en el camino, sus túnicas eran tan bonitas y con bordados de flores—, imagino que Yingying ya se fue.

—Lo hizo, estoy de camino para la ceremonia—comunicó.

Huaying sonrió y asintió, acercándose a él para engancharse de su brazo y caminar a su lado.

—Vamos entonces, Xiao-mei me dijo que ya estaba allá.

Retomando su camino, fue con su madre enganchada a su brazo, ambos caminando en silencio hacia la ceremonia.

La relación con Tang Huaying no fue fácil al principio. A pesar de que estaba feliz de saber que había encontrado a su madre, Huaying no dejaba de ser una desconocida para él. Tomar confianza no sería un trabajo fácil. Para su suerte, ella entendió y le dio su tiempo, su espacio, para que asimilara el tener una madre. Lo mismo fue para ella, quien tenía que conocerlo también y adaptarse a su hijo. Fue un trabajo mutuo y luego de años, dio resultado. En un inicio Shen Jiu no podía llamarla mamá, pero hacía poco más de un año que comenzó a hacerlo y, con los días, se volvió algo natural para él. Huaying lloró la primera vez, conmovida de escuchar a su hijo reconocerla como madre. Había esperado durante cincuenta y cinco años a ser llamada de esa manera, era natural que se emocionara.

Ah, si lo pensaba así, parecía ser como si nada más hubiera pasado en el medio de toda esa adaptación madre-hijo, cuando, la verdad, era que habían pasado muchas más cosas.

Para empezar, Shen Jiu tuvo que hablar con Yue Qingyuan para que su madre y su pequeña secta se quedara en QingJing, una estupidez porque ya tenían permiso, pero Shen tuvo que usarlo como entrada para la información que daría después.

El líder de CangQiong no vio inconvenientes ya que habían ayudado contra Huan Hua, pero antes quería conocer a Tang Huaying para hablar con ella, solo porque apenas habían cruzado palabras. Todo un método para conocer a las nuevas personas que habitarían la secta. Pero cuando Shen Jiu la presentó, la cara de Qi-ge cambió completamente. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse de él en ese momento.

Chen Xiaoyun también quiso reírse, pero mantuvo la seriedad por respeto al actual líder de secta. Se presentó y contó su situación como ex-miembro de CangQiong, discípula del fallecido Wang Mingan. Los otros miembros de la secta de Huaying no presentaban conexión con CangQiong, pero eran respetuosos y seguirían a su maestra a donde fuera. Así fue como a QingJing se sumaron diez personas más, de las cuales muy pocos lo llamaban shizun. Xiaoyun era una de las personas que lo llamaban shizun, aunque a veces se le escapaba un laoshi a Huaying o un Jiu-er a Shen. No era incómodo, incómodo fue cuando ella le dijo que podría llamarla tía cuando quisiera.

Shen Jiu nunca lo haría.

Con ambas mujeres ahí, saber más sobre el pasado de su padre, Sheng Qing, y de su maestro había sido sencillo. Xiaoyun había recordado el lugar donde su shizun guardaba las recetas de los tés y luego de saquear la biblioteca de QiongDing, ambos se marcharon con el recetario. Fue nostálgico, pero agradable volver a probar los famosos tés extraños que su shizun solía prepararles. Xiaoyun también le contó sobre el pasado de su shizun, un hombre cuya familia murió a manos de un demonio y que buscó meterse en la cultivación solo para conseguir su venganza. Con el tiempo, su propio maestro lo llevó por un camino de paz y, al final, se volvió el hombre que ellos conocieron.

Ella también le habló de la relación de Wang Mingan con Sheng Qing, el discípulo al que quiso como un hijo. Su padre había llegado a la edad justa para cultivar, diez años recién cumplidos. Tal y como era de adulto, lo fue de niño. Era expresivo y directo, tomando mayormente las cosas de manera despreocupada. A menos hasta que algo requiriera de seriedad. En ese caso, se volvía dedicado y tenaz, ayudando a sus compañeros y cualquier persona cercana que estuviera metida en el problema. Era un buen hombre, Xiaoyun lo describió así muchas veces. Cuando se enteró que sería padre, dijo que lloró de felicidad cuando estuvieron a solas. Pero eso no le había quitado su preocupación ya que Tang Huaying todavía estaba en esa secta de mujeres y temían que dañaran a su bebé.

Ella no dejó espacio a la duda de que su padre lo había amado desde el momento de saber de su existencia. Xiaoyun se lamentaba de que Sheng Qing no hubiera podido conocerlo. Al menos su shizun pudo hacerlo.

Ella le recomendó conocer a la familia Sheng en su compañía, para que supieran que Sheng Qing había tenido un hijo. Shen Jiu no estaba seguro al principio, pero luego de hablarlo con Yue Qi, llegó a la conclusión de que Chen Xiaoyun podía darle esa noticia a la familia Sheng. Y si ellos estaban de acuerdo, los conocería. Pero mientras tanto creían que era mejor que al menos supieran de su existencia.

Tener familia había sido algo abrumador. Ya estaba lidiando con la que había formado en QingJing como para lidiar con una más. Para su suerte, la familia Sheng no fue molesta y solo pidió conocerlo. El hermano más grande de Sheng Qing, quien ahora era el encargado de la familia, lloró al verlo. El parecido con su hermano era demasiado y lo había emocionado. Con ellos consiguió información nueva de su padre, cómo fue como hermano y como hijo. Le hablaron por horas de él y se mostraron interesados en su vida, escuchando sobre su vida en la secta y cómo era ser maestro de QingJing. Después de eso los visitaba una vez al año nada más, manteniendo algo de comunicación a través de cartas donde, en ocasiones, las mujeres de la familia le enviaban postres o pequeños regalos hechos a mano.

Sacando a su familia biológica de lado, las cosas en QingJing habían mejorado mucho en estos once años luego de que el Viejo Maestro de Palacio Huan Hua hubiera muerto. La paz no era del todo plena, cada tanto aparecían demonios a atacar aldeas o ciudades y ellos, como cultivadores, tenían que ir a hacer algo. Pero a comparación de lo que pasó con el Abismo sin Fin y todos los planes del Viejo Maestro de Palacio Huan Hua con Qiu Jianluo, eso no era nada. Sus discípulos podían hacerse cargo sin problemas de eso, esparciendo sus habilidades y haciéndose conocidos en diferentes partes. Ming Fan era uno de ellos, el discípulo principal de QingJing era muy conocido por sus habilidades, en especial por su cultivo de la tinta que con esos años perfeccionó. Y junto con eso, perfeccionó sus habilidades en las cuatro artes. Todavía le faltaba un poco con weiqi, pero al menos iba bien encaminado. Su habilidad con la música había mejorado mucho y le hizo considerar a Shen el enseñarle a cantar. Chen Lin, Ning Yingying y Yang Chen habían comenzado a aprender a cantar, pero sentía que a Ming Fan todavía le faltaba un poco para comenzar a aprender ese arte.

Lu Song y Ling Yi habían considerado salir para ganar experiencia, viajando por el mundo para aprender más del mismo. Le enviaban una carta una vez a la semana para mantenerlo informado y tranquilo y solo regresaron hacía un mes por el casamiento de su shixiong. Los dos no dejaban de pelear entre sí por cosas poco importantes, pero Shen los había observado y notó la forma en que se movían juntos, como si fueran una sola persona. Mucho tiempo juntos había conseguido que se acoplaran.

Mu Sheng y Yang Chen seguían siendo los mismos chicos pegados por la cadera. Donde iba uno iba el otro. Todos en QingJing, sin excepción, estaban esperando a que confirmaran su relación. Todos sabían que estaban juntos y practicaban la cultivación dual, así que el secreto no era secreto más que para la mente de ambos chicos. Incluso había una apuesta secreta de cuándo se animarían ellos a revelar su relación. En una apuesta similar estaba metido Shen Jiu, pero con sus hermanos marciales sobre la relación entre Liu Qingge y Yue Qingyuan.

Los shidi de Luo Binghe seguían entrenando en conjunto, como un trio de pequeños cachorros aprendiendo del perro mayor. Los tres luchaban normalmente con discípulos de BaiZhan cuando querían probar su fuerza bruta o con discípulos de WanJian cuando querían probar sus habilidades con la espada. Peleas previamente arregladas. Desde lo ocurrido con Huan Hua los discípulos de los doce picos mostraron un respeto mutuo y ya no se fastidiaban entre ellos. Por eso, era normal que ahora fueran a BaiZhan en son de paz y buscaran pelea para probar sus habilidades. Después de todo, los discípulos de dicho pico siempre estaban preparados para luchar. Lo mismo pasaba con los de WanJian, cuyo discípulo principal visitaba seguido el pico AnDing para ver al discípulo principal de Shang Qinghua.

Shen Jiu a veces se sorprendía con la cantidad de mangas cortadas que había en esa secta.

La rata de AnDing parecía estar en un algo con su Rey de Escarcha. No era algo que a Shen le importara mucho de no ser porque, en tres ocasiones, sorprendió al roedor besándose intensamente con el cubo de hielo sin expresiones en la oficina de Shang. No era una imagen que le agradara en absoluto y estaba buscando la manera de sacarse ese recuerdo desagradable de la mente.

Chen Lin y Chen Mei, por otra parte, se habían hecho un buen nombre como cultivadoras y sus madres, junto a las mujeres del Pabellón Rojo Cálido, estaban orgullosas de ambas. No solo habían evitado un cruel destino al salir del burdel, sino que habían conseguido hacerse de un buen nombre en el mundo de la cultivación, lo que podría asegurarles un buen futuro a su descendencia, borrando el pasado de sus ancestros como cortesanas y reescribiéndolo.

Aunque para eso, Shen sabía que le tomarían muchos años. Para suerte de ambas, ya nadie las molestaba por el origen de sus madres. Y si alguien se atrevía a hacerlo, ahí estarían ellas para patearles el trasero por irrespetuosos.

—Jiu-er—llamó su madre—, llegamos.

Shen Jiu vio a todos los invitados en la ceremonia. Sus discípulos estaban sentados hablando entre ellos, Mu Sheng y Yang Chen con los meñiques entrelazados. Liu Mingyan en un rincón alejada, mirando ese gesto. Shen se había dado cuenta de que la chica solía mirar mucho a sus discípulos cuando estaban juntos, así como a él y a Binghe y también a su hermano cuando estaba hablando con Yue Qingyuan. Shen Jiu no sabía qué pasaba por su mente, pero seguro no era nada bueno. Prefería mejor no saberlo.

Xiaoyun se acercó al verlos, una sonrisa en su redondo rostro. Huaying lo soltó, acomodando las mangas de sus túnicas y luego acomodando las túnicas de Shen Jiu que apenas y se habían desarreglado. Tomó su rostro, inclinándolo para verlo mejor. Su madre era pequeña, un metro y medio, y cuando quería hacer algo en su cabello siempre tenía que hacer que se inclinara o se agachara un poco. Cuando lo peinaba, en las ocasiones que eso pasaba, lo sentaba en una silla y se paraba detrás de él, pasando gentilmente el peine en su cabello y colocando la corona de plata y jade.

Huaying asintió satisfecha al ver que estaba bien y se alejó con Xiaoyun para asegurarse de que sus discípulos estuvieran presentables. Shen Jiu se alejó y fue a un lugar en la primera fila, donde Ning Yingying y Ming Fan insistieron en que estuviera.

—Papá—dijo Fu-er acercándose a él y separándose de sus hermanos.

Ya con dieciséis años, Shen Fu era un joven alto y delgado, pero bien parecido con un núcleo de cultivo estable y poderoso. Era un joven muy bonito, con una belleza salvaje y delicada. Como un conejo poseído por un demonio. Sí, no era la mejor forma de describirlo, pero la belleza de su hijo le recordaba a eso, aunque era el peor ejemplo que pudiera pensar.

—Fu-er, ven aquí—dijo sacando un pañuelo de su manga.

Fu-er frunció la nariz, pero de igual manera se acercó. Shen lo tomó del mentón para que alzara el rostro y así poder limpiar la mancha de tierra que tenía en el rostro.

—Auch, papá—se quejó Fu-er como el pequeño mimado que era.

—¿Dónde estuviste? Se supone que tienes que estar presentable, es la boda de tu gege y tu jiejie, no puedes lucir como si hubieras estado revolcándote en el suelo—regañó Shen Jiu pasando el pañuelo por las mejillas de Fu-er.

Sus gordas y tiernas mejillas de bebé habían desaparecido con los años, estilizándolas y achicándolas. Apenas quedaba algo de grasa de bebé en sus mejillas que desaparecería en pocos años. Lástima, el pequeño y rechoncho Fu-er era adorable.

—Pero...no...auch...solo estaba...cazando...auch...auch...ranas...

—¿Y por qué ibas a estar cazando ranas justo el día de hoy, teniendo esta ceremonia?—pasó el pañuelo una vez más antes de estar satisfecho con las mejillas limpias y rojas de su hijo.

—Solo buscaba la Rana de Tres Colas de Oro—dijo haciendo un puchero, poniendo sus manos en sus mejillas irritadas—. Lu gege me dijo que aquí había.

—No incrimines injustamente a Lu shixiong—dijo Binghe acercándose a ellos—. Que sea tonto no quiere decir que lo puedas culpar de tus travesuras. Sé muy bien que solamente estabas siguiendo las instrucciones de un libro que le pediste a Yang shixiong conseguir en una de sus misiones.

—Gege—se quejó Fu-er, cruzándose de brazos, pero no dijo más.

Shen Jiu suspiró y le jaló la oreja, haciendo que su hijo volviera a chillar.

—Vuelve a hacerlo y copiarás las reglas de QingJing cien veces y te confiscaré tu flauta y tu espada.

—No, papá—los ojos de Fu-er se tornaron brillantes por las lágrimas—. Fu-er promete no volver a hacerlo.

—Eso espero. Ahora ve con tu abuela a que te arregle el cabello.

Shen Fu asintió y se dirigió a donde estaba Huaying, quien se encargaría de arreglar su desordenado cabello. Su hijo era demasiado travieso y curioso, una mala combinación. Siempre estaba investigando cosas extrañas y buscando algo de lo que había leído. Era talentoso con el cultivo de la música y también tenía habilidades con la espada, pero su curiosidad era demasiado grande y siempre estaba metido en lugares poco convencionales.

—No deberías enojarte con Fu-er, sabes lo inquieto y curioso que es—dijo Binghe.

El chico, que ya no era un niño sino un adulto de treinta y un años, casi treinta y dos, lucía unas túnicas negras elegantes y, por esta ocasión, se había peinado y arreglado el cabello.

—Tú deberías dejar de alentar su curiosidad, por tu culpa llega lleno de barro a la casa y trae cosas extrañas. Hace una semana le confisqué un extraño nido de aves que tenía debajo de la cama.

—Estaba empollando sus huevos—dijo Binghe tranquilamente—. Son de un ave extraña que no se ve normalmente en el mundo humano. Nacerán en tres días.

—Ninguna de esas cosas irán a QingJing—sentenció Shen Jiu.

—Fu-er ya le puso nombre a uno—comentó Binghe.

—Y se quedará en tu castillo, por supuesto.

Binghe sonrió, con falsa tristeza.

—Pero A-Jiu, Fu-er quiere tener una mascota, ¿en serio se la negarás?

Shen Jiu lo miró, su ceño fruncido ante el apodo cariñoso que Binghe le dio. En los últimos cinco años, había comenzado a usar apodos cariñosos cuando solían estar hablando a solas. Shen había buscado regañarlo por eso, pero con el tiempo comenzó a dejarlo que siguiera llamándolo así, considerando que era estúpido decirle algo por un apodo. Al final, terminó aceptándolo.

Durante esos años, años en los que Luo Binghe vivió más en QingJing que en su palacio en el reino demoniaco, Shen Jiu tuvo la dura tarea de superar lo ocurrido con él. De hacer lo mejor posible para dejar ir el pasado de una vez, no olvidarlo, pero sí hacer lo posible por superarlo para poder seguir adelante. Además, de esa manera, podía aclarar sus sentimientos hacia Luo Binghe. Lo más complicado de toda su tarea.

Sabía que el chico le gustaba. Era algo innegable. Dentro de su forma pegajosa de ser, Binghe era atento y dedicado, también alguien interesante con quien hablar. Al igual que él, había visto muchas cosas en su vida por lo que tenían mucho para compartir. Era uno de los pocos hombres a los que había considerado para pareja. Por no decir que fue el único hombre.

El problema radicó en saber que fue el mismo hombre que lo convirtió en una vara humana. El mismo hombre que le causó demasiadas pesadillas y ansiedades. Lo que Binghe le hizo vivir, aquellas torturas, era algo que Shen Jiu jamás podría olvidar. ¿Quién podía olvidar cuando le arrancaron los brazos? ¿O cuando le sacaron un ojo? Esos momentos eran imposibles de borrar. Y por más que deshacerse de ellos sería quizás lo mejor, Shen Jiu consideraba que prefería quedarse con sus memorias completas. Quizás tuviera pesadillas con esos días en la prisión de agua, pero prefería recordarlos a olvidarlos y, con eso, olvidar de lo que era capaz Luo Binghe. Si iba a estar con él, si iba a amarlo, sería con sus cosas buenas y sus cosas malas. Y olvidar lo que le hizo, sería olvidar parte del pasado con ese hombre, sería olvidar lo que conocía de él. ¿Cómo podía amar a alguien que no conocía? Eso sería un error, amar a alguien solo por sus cosas buenas era un error.

—Lo haré, ya bastante tengo con la cosa que trajo que roe el bambú del pico. No necesito más animales que rompan con la tranquilidad del pico.

—Pero un ave no hará mucha diferencia.

—Eso dijiste de la cosa que come bambú. Si no fuera por el talismán que usé para detenerlo, ahora mismo QingJing estaría deforestado.

Binghe rio, bajo y grave. Era un sonido agradable.

—Lo siento, mi error. Si a A-Jiu le gusta, puedo encargarme de plantar el doble de bambúes jóvenes que la mascota de Fu-er coma.

—¿Y para qué? ¿Para que tenga más para comer?—Shen Jiu rodó los ojos—No, gracias.

Binghe volvió a reír, dispuesto a decirle algo más cuando Yue Qingyuan se acercó a él para conversar respecto a otras cosas. Y esas otras cosas seguramente eran las piedras que Liu Qingge le había llevado de regalo, traída de una de sus misiones. Cada vez que Liu le llevaba algo, Yue se acercaba a él para preguntarle al respecto. Podía conocer algunas cosas, pero la mayoría no. Así que recurría a Xiao Jiu para que le explicara. En las explicaciones, Shen se ahorraba de decirle que algunos de sus regalos, casi la mitad de ellos, tenían un fuerte significado de cortejo. Por su propio bien mental, más que por el de Qi-ge, prefería no decirle. Si Yue quería saberlo bien podría buscar en un libro. O Liu, si conocía sus significados, decírselo.

Solo esperaba que su Qi-ge no terminara con un idiota con la cabeza llena de aire como Liu Qingge.

.

.

.

.

.

La ceremonia había sido hermosa y si alguien decía que Shen Jiu derramó un par de lágrimas al ver a Ning Yingying casarse con un hombre al que amaba y el cual la valoraba, estaba mintiendo horriblemente. Shen Jiu no podía creer que hubiera tantos descarados en el mundo como para afirmar algo así.

Durante la fiesta de los recién casados, Binghe se alejó con Ming Fan para conversar. Shen Jiu se quedó con Ning Yingying, quien estaba acompañada de Yang Chen y Chen Lin, ellos conversando sobre una melodía que Yang Chen había creado con su cultivo de la música y le había servido para exorcizar a un fantasma. Shen los escuchaba compartir sus anécdotas cuando de repente Yingying, con el velo rojo cubriendo su rostro todavía, se giró hacia él.

—Shizun, ¿puedo hacerle una pregunta? Además de esta.

—¿Desde cuándo preguntas? Claro que puedes.

Yingying asintió, Yang Chen y Chen Lin habían dejado de hablar para escucharlos a ellos.

—¿Cuándo shizun le dará el sí a Luo shidi? Ha estado esperando durante más de diez años a que shizun se fije en él. Y por la manera en que shizun lo mira a veces, puedo deducir que ya lo ha hecho, ¿cuándo planea confesar sus sentimientos?

—Estoy de acuerdo—dijo Yang Chen de repente—. Luo shidi ha estado enamorado de shizun desde que entró a la secta. Todos lo sabíamos.

Espera... ¿qué?

—¿A qué te refieres con eso?—preguntó Shen Jiu.

—¿En serio, shizun?—preguntó Yingying—Luo shidi siempre fue tan obvio, todos notamos que estaba enamorado de ti. ¿O por qué crees que Ming Fan le dejaba llevarte las bandejas con tus comidas a la casita de bambú?

Era definitivo, Yingying enviudaría hoy.

¡¿Cómo que todos en QingJing sabían que Luo Binghe estaba enamorado de él?! ¡Y lo peor era que Yingying había notado que él no veía como un discípulo a Binghe, a quien debería ver de ese modo!

Pero había un problema y era que ellos no sabían lo que Binghe y él pasaron, por lo que para ellos debía ser tan sencillo como decir: sí, Binghe, acepto ser tuyo. Si fuera así, para Shen Jiu todo sería mucho más fácil. Pero había tantas cosas en el medio que ellos desconocían.

Ellos conocían al loto blanco Binghe, no al loto podrido y ennegrecido que Shen Jiu tuvo la mala suerte de conocer.

—Shijie, ¿crees que es bueno decir eso? ¿Acaso quieres quedarte sin esposo tan pronto?—preguntó Chen Lin tomando el brazo de Yingying.

Ning Yingying rio.

—Mi A-Fan es lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a la furia de shizun.

—Le tienes mucha fe a tu esposo—rio Yang Chen.

—¿Tú no al tuyo?—preguntó Yingying, había una pizca de diversión en su voz.

Yang Chen se sonrojó hasta la raíz del cabello y desvió la mirada. Ah, esos dos eran tan obvios como Luo Binghe lo fue. ¿Y si no estaba intentando ocultar nada? Con Luo Binghe podía imaginarse cualquier cosa, ese chico era capaz de demostrar su amor por su shizun con tal de conseguir que sus hermanos marciales le dejaran tiempo con él. Por suerte Luo Binghe lo buscaba a él, un adulto, y no hizo nada con ninguno de sus hermanos marciales.

Shen Jiu, cuando cayó en cuenta de todo, hacía años atrás, se arrepintió de no notar antes que había dejado que un adulto de más de treinta durmiera con un montón de niños que rondaban entre los once y dieciséis años. Si no fuera por el hecho de que se comportó como cualquier otro niño de diez años, Shen Jiu lo hubiera prendido fuego ahí mismo, no importaba si el halo del protagonista de Luo Binghe lo salvaba, de igual manera Shen lo iba a prender fuego.

—Es complicado, Yingying—dijo Shen, ganándose la atención de sus tres discípulos.

—¿Shizun lo dice por su relación discípulo-maestro?

No exactamente. Eso era, en realidad, lo menos problemático de su relación. Pero si tenía que ser sincero, en parte tenía que ver.

—Podría decirse.

—Bueno, si shizun lo pone así, entonces puede decirse que sí es complicado. Pero si lo piensas bien, shizun, no lo es tanto. Mayormente, esto es complicado por el qué dirán, pero si shizun siente que es correcto y que no daña a nadie, no creo que tenga que ser un problema. De todas formas, la gente siempre habló de shizun. Palabras falsas sobre su persona. Y shizun siempre las ignoró, ¿por qué no hacer lo mismo ahora también?

—Yingying, es más complicado que eso. Mucho más complicado.

Yingying lo miraba a través del velo en silencio. Yang Chen y Chen Lin permanecieron en silencio.

—Ya veo. En ese caso, solo diré algo más. Estará en ustedes decidir lo que quieran hacer con su relación—Yingying miró en dirección donde Ming Fan hablaba con Binghe, aunque no la veía, Shen sabía que ella sonreía—. Lo mejor que pueden hacer es hablar y empezar a salir. No tienen que volverse pareja de una vez, pueden empezar saliendo, probar si la relación puede llegar a funcionar. Quizás ambos descubren que no es así, en ese caso, siempre pueden seguir siendo discípulo-maestro. Pero si funciona, shizun solamente tiene que disfrutar de la relación y ya. No le des muchas vueltas, pensar mucho las cosas nunca lleva a nada bueno.

Si tan solo fuera tan fácil como lo hacía sonar Yingying. Pero ninguno de sus discípulos sabía la verdad detrás de su relación con Luo Binghe, así que era normal para ellos pensar que las cosas eran tan simples como parecían.

Sin embargo, Shen Jiu quería, una parte de él, realmente deseaba poder comenzar una relación. Dejar atrás el pasado, intentarlo. Había días en los que pensaba en lanzar todo a la mierda y arriesgarse, pero su lado racional era más fuerte y lo detenía de cometer una estupidez que podría terminar por salir mal.

Binghe reía con Ming Fan y Ling Yi, concentrado en la conversación con sus shixiong.

Shen suspiró. Quizás deberían intentarlo.

.

.

.

.

.

La noche no mostraba estrellas ni luna, las nubes se habían hecho un espacio para invadir, amenazando con una lluvia matutina. Shen Jiu observaba el cielo desde el borde del bosque de bambú, sentado en el suelo como solía hacer en su tiempo de discípulo, cuando el insomnio era insoportable y necesitaba de un momento de paz solo para él. Era en esas ocasiones donde a veces, cuando su shizun lo encontraba, le daba alguno de sus famosos tés y se quedaba a su lado, contándole alguna historia. A veces las inventaba en el momento, otras veces eran las que tenía en su libro, pero siempre que le contaba alguna, era divertido de escuchar.

Suspiró y cerró los ojos. Podía sentir los pasos de alguien acercándose y no necesitó abrir los ojos para saber de quién se trataba. Era la única persona pegajosa que conocía que lo seguiría a todos lados, sin importar su situación.

Binghe se sentó a su lado y se quedó en silencio, quizás mirándolo, o quizás mirando el cielo nublado. No podía saberlo bien.

—Binghe.

—Shizun.

Shen abrió los ojos y vio los rojos ojos de Luo Binghe. Su marca roja no brillaba, pero estaba visible en su frente.

—Han pasado once años desde que descubrí tu secreto y, hasta hoy, no entiendo cómo puedes ser tan masoquista—Shen suspiró—. ¿Por qué te fijaste en este anciano cruel? Tantas chicas lindas, tantos jóvenes apuestos, y tú te fijas en el hombre acabado lleno de rencor.

Binghe rio, encogiéndose de hombros.

—Creo que es hereditario. A mi padre le gustaba la frialdad y crueldad de mi madre. Debe ser por mis genes demoniacos.

—¿Esa es tu forma de decirme que solo un demonio puede amarme?

—No, esa es mi forma de decirte que me encanta tu crueldad.

—Sí y te gustó tanto que decidiste arrancarme las cuatro extremidades. ¿Es alguna señal de cortejo demoniaco que no conocía? Porque de ser así, no me gustó para nada.

Binghe bajó la mirada, podía ver sus labios apretándose entre sí. Shen Jiu no se retractó de sus palabras.

—No eres el único que recuerda eso. Si no fuera por mi habilidad con los sueños, no podría dormir tranquilo por las noches—dijo Binghe, elevando su mirada al cielo nublado—. Pero a veces...a veces lo recuerdo. Y me duele. Me duele mucho lo que te hice. Estaba tan nublado por XinMo que...solamente actué sin pensar.

—¿Por eso quieres estar conmigo? ¿Para enmendar lo que me hiciste?—preguntó suavemente Shen Jiu, mirando el perfil bonito de Luo Binghe.

—No, no es por eso. Yo te amo y quiero estar contigo porque deseo estar a tu lado. No por culpa, no por arrepentimiento. Simplemente lo deseo. Pero si tú no lo quieres, entonces puedo entenderlo. Lo único que quiero, como ya lo sabes, es estar a tu lado.

Shen Jiu no sabía si conmoverse o golpear a Luo Binghe. El chico lo había ido a buscar a otro mundo para estar con él, para perseguir su cariño, como un cachorro necesitado de atención. Había hecho vaya a saberse qué ritual para poder perseguirlo hasta un mundo donde no era un emperador, donde los dos mundos no estaban fusionados y donde no tendría un enorme harén para satisfacerlo cuando estuviera aburrido. Había estado en la cúspide de su poder y dejó todo eso para ir por él, un viejo rencoroso que solo sabía golpear gente con su abanico.

¿Qué mierda tenía en la mente Luo Binghe para preferir eso antes que lo que tuvo?

Era un idiota, un demonio sin cerebro. Pero...le gustaba. Le gustaba saber que Luo Binghe lo eligió por encima de su poder y sus esposas.

Lo complacía la idea de que fue elegido por alguien quien, al final, solo quería hacerlo feliz.

Era un sentimiento primitivo y estúpido, algo arraigado en todos los hombres del mundo. Sentimientos tan egoístas como el suyo eran muy normales y aunque uno quisiera luchar contra ellos y evitarlos, siempre terminaban por alcanzarlos.

Al final de cuentas, él tampoco era muy diferente a una bestia.

Quizás por eso le gustaba Luo Binghe. Y tal vez por eso mismo, Luo Binghe estaba enamorado de él.

Las bestias habían nacido para estar con las bestias.

—Hoy hablé con Ning Yingying—dijo mirando el cielo nublado—. Aconsejó a este maestro. Y este maestro decidió escucharla.

—¿Qué fue lo que Ning shijie le aconsejó, shizun?

Shen Jiu se giró para mirar a Luo Binghe. El chico lo miraba con curiosidad, un rastro de cariño en sus ojos rojos. Siempre había cariño en su mirada cada vez que lo miraba. Y era cálido, tan cálido y abrasador.

—Bestia—lo llamó, un apodo que no había usado en años con Binghe—, realmente no termino de entender qué viste en este maestro. Y tampoco olvido lo que me hiciste. Pero...estoy tan loco y retorcido como para querer intentarlo contigo. Solo si estás de acuerdo en intentarlo.

Binghe lo miró, parpadeando una vez, dos veces, y...

—¿Intentar...qué?—preguntó incrédulo.

Como si nunca hubiera esperado escuchar a Shen Jiu decirle eso. Proponerle eso.

—¿Qué más crees tú que sea?—preguntó y, para afirmar su significado, Shen Jiu buscó la mano de Luo Binghe.

El demonio dejó que entrelazara sus dedos con los suyos, todavía sorprendido por la propuesta. Miró ambas manos juntas, los dedos entrelazados y apretó ligeramente la mano de Shen Jiu.

—Tú...¿quieres intentarlo...conmigo?—preguntó Binghe, como si todavía estuviera haciendo querer funcionar su cerebro con normalidad.

—¿Acaso quieres que lo intente con alguien más?—preguntó divertido Shen Jiu, pero Binghe negó rápidamente, como si se lo hubiera tomado en serio.

—Yo...Shizun—Binghe sonrió, tomando su mano con firmeza—, este Binghe promete hacerte muy feliz. Y...si shizun no me considera un buen hombre para él, este Binghe está dispuesto a seguir siendo solo su discípulo.

Sí, y por lo que Shen veía en sus ojos, no era una opción fácil de digerir para él. Pero estaba dispuesto a cumplir solo si así era feliz.

Era una bestia estúpida. Definitivamente tenía que reevaluarse mentalmente, no podía estar bien si le gustaba este niño.

—Eres una bestia tonta, lo sabías ¿no?—Shen suspiró y se apoyó contra un árbol de bambú.

Binghe se inclinó y se acostó en su hombro, su cabeza reposando gentilmente mientras seguía sosteniendo su mano.

—Shizun también es un tonto, lo sabías ¿no?

Shen Jiu sonrió suavemente, mirando el cielo nublado. Su cabeza se inclinó hasta apoyarse en la de Luo Binghe.

—Fuimos dos idiotas, eso está claro. Y todavía lo somos. Solo que ahora podemos ser dos idiotas felices.

—No es un mal plan.

No, no lo era. Aunque Luo Binghe no era su mejor opción, de todas maneras, Shen no lo quería de otra manera. Luo Binghe era un idiota, un masoquista y un ex-emperador sádico y loco. Una bestia descontrolada sin correa. No muy diferente a los miembros de BaiZhan. Había mejores opciones afuera, pero Shen Jiu no lo quería de otra manera. Tal vez se estaba equivocando, o quizás no. El destino no era algo certero, no podía saber qué pasaría mañana o qué pasaría entre él y Binghe a diez años. Solo podía ser paciente y esperar a ver qué les deparaba el destino.

Si estaban destinados a estar juntos, entonces terminarían juntos. Eso era algo que solo el tiempo di...

Scrash, scrash, scrash...

—¡Shen Fu! ¡Tu maldito animal se está comiendo el bambú otra vez!—exclamó Shen Jiu levantándose de un salto del suelo y soltando la mano de Binghe para ir a la casita de bambú—¡Si no vienes a hacerte cargo de él yo mismo me aseguraré de tirarlo lejos de la secta!

—¡No papá, por favor! ¡Ya voy!—dijo Shen Fu, saliendo en pijama y con el cabello desordenado.

—Shizun, si quiere...

—¡Y así quieres que traiga a esa maldita ave aquí! ¡No puede hacerse cargo de la cosa que come bambú y tú quieres que...!

Y Shen Jiu siguió quejándose, regañando a Shen Fu y Luo Binghe mientras los tres iban a buscar al animal devorador de bambúes para detenerlo y evitar que QingJing fuera deforestada.

Y en esa noche nublada, Shen Jiu y Luo Binghe tuvieron su primera discusión de pareja.


*No sé si notaron el paralelismo en ese Shizun, gracias. Lo mismo que Ning Yingying le dice a Shen en el primer capítulo, antes de que ambos murieran.

Fin de la historia principal, solo quedan los 17 extras. Los primeros siete los subiré a partir del lunes 13/11 :3 Porque me faltan terminar el tres y el cuatro. Los otros van a demorar un poco porque todavía ni los comencé a escribir. Son los seis relacionados con Shang Qinghua y Mobei-jun, algunos de los que siguen después ya los tengo, pero esos seis no :v 

No sé cuándo volveré con otro ff Bingjiu o con otro fic en general, pero espero no tardar tanto jajaja 

Ahora sí, hablando de este último capítulo...

Ming Fan y Yingying se casaron uwu Hubo final feliz para ambos esta vez uwu 

Todos saben que Liu Qingge y Yue Qingyuan andan en algo, pero no saben cuando se los dirán así que están en una apuesta secreta esperando jajaja Casi como los discípulos de Shen con Mu Sheng y Yang Chen, todos saben que están juntos pero ellos no dicen nada jajaja

Shen Fu se quedó en QingJing, por supuesto no dejaría a su familia, y creció como un niño muy curioso. Gracias a toda la información a la que podía acceder, aprendió mucho sobre fauna, algo que ama, y comenzó a investigar por su cuenta, yendo a los sitios donde se pueden hallar esos animales y metiéndose para atraparlos. Esto hace que esté mayormente sucio y desarreglado. Shen Jiu se enoja con él por eso pero Huaying lo encuentra adorable a su pequeño nieto. 

Aunque Binghe es llamado gege por Shen Fu, durante esos once años cumplió bastante el rol de segundo padre pero no tiene el título.

Todos en QingJing sabían del amor de Binghe por su shizun, por eso le permitían llevar las bandejas o estar cerca de él. Ellos mismos alentaron también ese amor, encontrándolo adorable jajaja Shen fue traicionado por sus discípulos jajaja

Para que no las tome por sorpresa, Binghe no fue el único que viajó para encontrar a Shen Jiu, hubo alguien más que viajó con él y el cual lo estuvo ayudando todo este tiempo. Sí, Mobei-jun viajó con él, por eso, si lo notaron, era diferente al de SVSSS. Incluso no sé si lo notaron también, pero Shang en ningún momento se ve con marcas de golpes ni nada, eso se debe a que Mobei-jun solo lo golpeó en un inicio, cuando todavía estaba el otro Mobei. Eso cambia cuando se realiza el viaje de Mobei-jun con Binghe. Lo verán en los extras exclusivos de la pareja.

La verdad, me diverti escribiendo este ff porque basicamente era lo que siempre esperé que pasara, de alguna manera. Me hubiera gustado ver una superación en Shen jiu y que dejara de vivir en el odio y el rencor. Que recuperara a su Qi-ge y pudiera ser feliz. No importaba si encontraba a sus padres o no, lo importante para mí era que fuera feliz. Y por eso escribí todo este ff, con la idea no solo de que él fuera feliz, sino también de que consiguiera una familia (los discípulos de QingJing y Qi-ge), personas que se preocuparan por él y no lo entregaran a la primera oportunidad que tenían cuando las cosas se tornaban complicadas. Lo que quería era que sus hermanos marciales y demás lo respetaran siendo todavía él y no volviéndose alguien más. Es triste y da un poco de bronca que empezaran a apreciar a Shen Jiu cuando dejó de ser Shen Jiu. Como si hubiera sido imposible para los demás siquiera respetarlo cuando todavía era él. Literalmente se tuvo que volver otra persona para conseguir el cariño de sus hermanos marciales. Cuando lo peor era que solo necesitaba superar ciertas cosas para ser más agradable, pero sin dejar de ser él mismo, sin necesidad de que llegara un otaku pata sucia a abrazar los muslos del protagonista y dejar olvidado al resto del pico QingJing.

Bueno, ya hecho el descargo jajaja Nos vemos en los extras uwu Y en algún otro fic que suba, ya si es de SVSSS o no no lo sé jajaja

Besos :D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro