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Capítulo 53
De vuelta en casa: El milagro del Señor del Pico QingJing
La sensación de despertar y no saber dónde estaba era algo que comenzaba a hacerse familiar. Shen había pasado tantas veces por eso que parecía ya ser parte de su vida. Siempre era lo mismo, despertaba en un lugar que no conocía, sintiéndose desorientado hasta que escuchaba la voz del sistema preocupado por él. Entonces le hablaba, le preguntaba dónde estaba y el sistema le respondía dónde estaba.
Tardó un poco en darse cuenta de que el sistema ya no estaba con él. Lo único que le quedaba era abrir los ojos e intentar darse cuenta por sí mismo dónde estaba.
—¿Shizun?—escuchó una voz aguda y femenina.
Pero no era la del sistema. Esta voz no venía de su cabeza, venía de afuera. Era ajena a él.
Abrió los ojos. La luz de la habitación era tenue, amigable para sus ojos. Podía ver a su alrededor y no sentía la necesidad de volver a cerrarlos.
Pronto un rostro bonito y gentil se mostró ante él. Era de rasgos suaves y delicados, con una piel tan clara y tersa como jade. Lucía una mirada preocupada pero también se veía aliviada. Pronto, a su lado, otro rostro se hizo presente. Uno más pequeño, con mejillas todavía llenas de grasa de bebé y unos ojitos acuosos que se veían felices.
—¡Papá!—exclamó Shen Fu feliz tomando su mano.
—Shizun, estás bien, estás bien—dijo Ning Yingying, sonriendo feliz mientras derramaba algunas lágrimas—. Fu-er, cuídalo un momento, iré por Mu shishu y Ming shixiong.
Fu-er asintió, todavía sosteniendo la mano de Shen Jiu. Shen lo miró, el pequeño apretaba su mano como si temiera que fuera a marcharse en cualquier momento. Quería usar esa mano para acariciar su cabello, pero el pequeño lo sostenía con tal fuerza que Shen Jiu desistió de la idea y decidió usar su otra mano para llegar a la cabecita del pequeño.
Pero en cuanto Fu-er lo vio, tomó su mano y la dejó de nuevo en su lugar.
—Papá debe descansar hasta que el tío Mu venga junto con gege—dijo el niño, todavía apretando su mano.
Shen asintió, considerando que contradecir a su hijo no sería la mejor opción. El niño se veía ya bastante preocupado por él como para preocuparlo más.
No tardó mucho en ver a Mu Qingfan y Ming Fan atravesar la puerta. Su discípulo principal pronto se arrodilló a su lado, lágrimas tibias corriendo por sus mejillas. Pero no parecía triste, sino aliviado de verlo abrir los ojos. Mu Qingfan lucía igual de preocupado, pero como el profesional que era mantuvo la seriedad y comenzó a revisarlo.
Ahora Shen necesitaba una buena explicación. Él había estado con el sistema, viendo el atardecer y pescando en un arroyo en QingJing. Para él el tiempo que había pasado había sido relativamente poco. No sabía qué había pasado en ese tiempo, ni tampoco sabía cuánto tiempo habría pasado. Por la mirada de todos, seguramente no estuvo dormido un par de horas.
—Shixiong—llamó Mu Qingfan, Shen se giró a mirarlo—, ¿cómo te sientes?
—Confundido—dijo sincero moviendo los dedos de la mano que sentía entumecidos—, ¿qué fue lo que pasó?
—¿Qué tanto recuerda shixiong?
—Yo...recuerdo haber peleado con Qi...Zheng Jian—se corrigió—. Caímos de la montaña y...él cayó, murió. Pero antes...antes quiso matarme.
—No quiso, lo hizo—afirmó Mu Qingfan suspirando—. Shixiong al menos recuerda bastante de lo que pasó. Solo que Zheng Jian no murió, por milagro si debo ser sincero. A pesar de haber estado poseído por una desconocida entidad demoniaca, aún tenía la suficiente fuerza para seguir con vida a pesar de que la mayor parte de su cuerpo se había quebrado y destrozado. Al parecer la caída mató a la entidad demoniaca y no a él. Creo que tuvo tanta suerte como tú.
—¿Dónde está él?
—Su esposa lo está cuidando. ¿Sabes quién es?—Shen negó, a pesar de saber la respuesta—Qiu Haitang.
—Hmm, el mundo es tan pequeño—dijo antes de mirar a los demás—. Antes de seguir, ¿puedo sentarme? Comienza a molestarme la espalda.
—Ming Fan, ayúdalo.
Su discípulo principal obedeció, ayudándolo a sentarse mientras Fu-er mullía su almohada y la colocaba correctamente detrás de él. Tan pronto como volvió a estar quieto, el niño tomó de nuevo su mano.
—¿Cómo fue que nos encontraron? ¿Luo Binghe me llevó de nuevo con ustedes?
Mu Qingfan, Ning Yingying y Ming Fan se miraron. Shen esperó pacientemente a que le dieran una respuesta.
—En realidad, fue más complicado—dijo Ming Fan—. Al menos por lo que pude saber.
Cierto. Ming Fan había quedado inconsciente luego de salvarle la vida a Luo Binghe. Una acción innecesaria porque Luo Binghe hubiera sobrevivido a la herida, pero Shen no diría nada al respecto.
—Me gustaría que alguien fuera tan amable de contarme todo desde el principio porque no entenderé nada.
Mu Qingfan suspiró y acercó una silla a la cama para sentarse cerca de él. Ning Yingying se sentó en el borde de la cama al igual que Ming Fan. Shen Fu, por su parte, ya se había hecho un lugar al lado de él y estaba apoyado suavemente contra su costado.
—Cuando Zheng Jian te llevó, todos nosotros caímos en el desconcierto y la preocupación. No entendíamos qué pasaba, Zhangmen shixiong y Liu shidi quisieron salir a buscarte casi de inmediato, pero fue entonces cuando nos dimos cuenta de que tu discípulo se nos adelantó. Nadie lo vio salir, pero todos sabíamos que había ido por ti. Te encontró antes que nosotros, claramente. Tardamos más de lo debido porque la montaña donde estabas no quedaba cerca y no tenemos la habilidad de tu discípulo de abrir portales. Sin embargo, cuando los hallamos...había sido tarde. O al menos eso creímos—Mu Qingfan suspiró—. Cuando llegamos, encontramos a tu discípulo desesperado intentando pasarte energía espiritual. Él...estaba muy asustado. No paraba de llorar y decir incoherencias. Ling shizhi y Lu shizhi tuvieron que separarlo de tu cuerpo y tranquilizarlo porque se negaba a soltarte.
—Yo estaba...—Mu Qingfan asintió, su mirada sombría.
—Tu núcleo dorado había sido destruido. No había manera de que tú pudieras estar vivo y no había nada que yo pudiera hacer por ti. Incluso si hubiéramos llegado justo en el momento en que tu núcleo se destruía, ni siquiera en ese momento hubiera sido capaz de hacer algo—Mu Qingfan frunció el ceño, como si recordara algo—. No sé qué pasó en el camino. Estábamos llevando tu cuerpo de nuevo a la secta, para que sea enterrado con los demás maestros de QingJing, pero, de repente, a mitad de camino, tú...Fue como si nada te hubiera pasado. Incluso tu núcleo dorado, que había explotado, había regresado como si siempre hubiera estado ahí. Fue en verdad un milagro.
Así que fue en ese momento en donde el sistema había decidido devolverlo a la vida. El momento en que ambos se habían despedido para ya nunca más volver a verse. O quizás sí, algún día podrían volver a interactuar. El destino a veces solía ser muy travieso.
—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
—Cinco días—respondió Yingying—. Aunque ninguno estaba seguro de cuándo shizun despertaría.
—Shizun no tiene que preocuparse por nada—dijo de repente Ming Fan—. Este discípulo se encargó de sus hermanos marciales y de ayudar a Zhangmen shibo en la reconstrucción de QingJing. En pocos días podremos regresar todos a la secta. Shizun solo tiene que regresar.
Shen Jiu imagino al sistema diciendo alguna estupidez al respecto y dándole a Ming Fan puntos de madurez o alguna estupidez así, poniendo caras raras en una pantalla azul que se proyectaba solo para él.
—No te esfuerces demasiado, no fui el único que escapó de la muerte—dijo tomando el hombro de su discípulo.
Ming Fan asintió, apretando los labios mientras su mano apretaba la que Shen tenía sobre su hombro. Lo notaba, el cansancio en sus ojos y en su cuerpo. Estaba cargando con todo eso a tan corta edad. Shen tenía una edad similar a la suya cuando se volvió maestro de QingJing, pero él había tenido una vida mucho más dura que la que Ming Fan había tenido. Shen había lidiado con los problemas desde muy temprana edad, su discípulo principal estaba comenzando a lidiar con ellos ahora. Podía entender su cansancio. Así se había sentido muchas veces Shen Jiu.
Solo que él no había tenido a nadie que pudiera ayudarlo.
—Shizun no tiene de qué preocuparse, esta discípula se está encargando de que Ming shixiong no se esfuerce demasiado.
Ming Fan sonrió, un brillo en sus ojos que no había visto nunca cuando miró a Yingying. Ah, ese chico estaba tan enamorado.
—¿Y Binghe?
Extrañamente, el chico que siempre se pegaba a él no estaba por ningún lado. Hubiera esperado verlo en cuanto despertó, pero no parecía estar por ningún lado. Incluso pensó que llegaría en algún momento mientras ellos hablaban, pero parecía ser que Binghe no estaba por ningún lado. ¿Acaso estaría lidiando con algún problema en el mundo demoniaco? O...
Lo recordó. Lo que había visto en el mundo onírico de Luo Binghe. Sus recuerdos, viejos recuerdos de su primera vida. Su identidad como el Binghe que lo torturó delatada. Ese pequeño loto blanco nunca había sido el pequeño loto blanco que conoció en su primera vida, o mejor dicho sí lo había sido antes de que se transformara en un loto negro que fue... ¿fue a buscarlo? Mierda, se había olvidado de preguntarle eso al sistema. Lo único que sabía, y que podía recordar, era que el chico no tenía un sistema como él. ¿Acaso había viajado con la ayuda de XinMo o de alguien más?
—Shidi...él...—Ming Fan parecía dudar de decirlo, pero al final fue el único que pudo darle una respuesta—Shidi no ha venido desde que te trajeron. Está en el reino demoniaco por lo que sabemos.
—¿Por lo que saben?
—Luo shidi no se ha comunicado con nosotros en este tiempo—Ming Fan se veía raro, Shen no podía decir exactamente cómo—. Y tampoco pudimos comunicarnos con él.
No era de extrañar, luego de lo ocurrido y de lo que Shen descubrió seguramente el chico querría un tiempo a solas. Aunque la manera en que Ming Fan le estaba diciendo todo era extraño. Sentía algo raro en el chico.
—Denle tiempo. Si no se comunica en un mes, iremos todos juntos a buscarlo y jalarle las orejas—su discípulo sonrió.
—Me gusta la idea.
Sus discípulos y Shen Fu se quedaron un rato más con él. Mu Qingfan le había dado indicaciones antes de irse y dejarlo con sus discípulos conversando un rato más. Al final, Ning Yingying y Ming Fan se fueron cuando el pequeño Fu-er se quedó dormido contra el pecho de Shen Jiu. En ese momento decidieron dejarlo solo para que descansara, a pesar de que Shen no se sentía cansado en absoluto. Pero luego de volver "milagrosamente" de la muerte, tenía que mínimamente obedecer a sus discípulos y las indicaciones de Mu Qingfan.
Cerró los ojos, dispuesto a meditar un rato, cuando unos suaves toques sonaron en su puerta. Dio permiso de entrar, pensando que Yingying traía a un recién despierto Shen Fu, pero en su lugar se encontró con Tang Huaying. Lucía tan pequeña y hermosa como la había visto por última vez, pero sus ojos tenían un brillo peculiar. Sus hombros incluso lucían como si tuviera un peso menos encima.
—Maestro Shen—dijo ella, amable y dulce—, ¿podría hablar con usted?
—¿Quiere terminar lo que empezó en el Palacio Huan Hua?
Ella sonrió, acercándose a su cama.
—Si no tiene problema.
Shen le dio su mano de nuevo, para que ella retomara el sello. Tang Huaying tomó con suavidad su mano en la suya que era más pequeña y pálida. Con su otra mano formó el sello, dibujándolo en su palma. Atento a lo que ocurría, vio dos mariposas surgir de la lluvia de brillo. Una era más grande que la otra y ambas de un blanco puro. La pequeña mariposa se movió alrededor de la grande, la cual había comenzado a volar, elevándose lentamente de las palmas de ambos, mientras la más pequeña la veía alejarse. Era este el momento en donde, si se alejaba, demostraba que no estaban emparentados, pero si volaban juntas, entonces eso quería decir que Shen había encontrado a su familia.
La pequeña mariposa montó en vuelo, tan inexperta y torpe que daba ternura. La mariposa más grande se acercó a ella, pero entonces, con más confianza, la mariposa pequeña comenzó a volar alrededor de la grande y juntas se alejaron de ahí.
Shen no podía decir que se había sorprendido porque esta sospecha había estado en su corazón desde que Tang Huaying había contado su historia. Pero no podía negar que estaba estupefacto.
Había encontrado a su madre. La mujer que había creído que lo había abandonado cuando en realidad, todo este tiempo, solo estuvo buscándolo.
Tang Huaying tenía sus ojos bañados en lágrimas, una felicidad tan grande en su corazón que apenas podía esconderla. Su pequeña mano viajó al rostro de Shen Jiu y acarició su mejilla, sonriendo tan feliz y aliviada mientras las lágrimas caían.
—Mi pequeño Huoyong—dijo, su voz dulce rota por el llanto—, al fin te encontré.
Entonces lo abrazó, con tanta fuerza, como si temiera perderlo otra vez. Shen tardó en corresponder, pero, cuando lo hizo, comenzó a llorar. No entendía muy bien por qué, solo sabía que estaba llorando y que su corazón vibraba de felicidad.
Una calidez nueva extendiéndose por todo su cuerpo.
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Yue Qingyuan fue a visitarlo al otro día de despertar, dejando de lado un momento el trabajo que se estaba llevando a cabo en CangQiong. La reconstrucción de una secta no era simple, menos siendo doce picos y mucho menos cuando estos se prendieron fuego.
Qingyuan lo abrazó apenas lo vio. Shen Jiu no recordaba la última vez que había sido abrazado por Qi-ge. ¿Habría sido en su niñez? ¿Quizás cuando hacía frío y todavía eran niños pidiendo dinero en la calle? No, ni siquiera podía recordarlo ya. Pero, aun así, el gesto fue bienvenido. Sobre todo, en consideración a Qi-ge, quien seguramente la pasó mal cuando vio su cuerpo sin vida y sin oportunidad de salvación. ¿Qué habría pasado por su mente cuando lo vio en ese estado? ¿Se sintió tan destruido como él cuando vio los trozos de XuanSu en la prisión de agua? ¿Sintió como si una parte de él hubiera muerto?
Tal vez era un pensamiento egoísta, pero Shen Jiu se sintió aliviado de no haber sido él quien experimentara de nuevo esa sensación de pérdida.
Sus demás hermanos marciales fueron unas horas después. Nadie habló sobre la lucha, sobre lo ocurrido en el Palacio Huan Hua o lo que ocurrió en la montaña. La visita se basó en: primero, Mu Qingfan viendo su estado para descartar algunos problemas; segundo, todos sus hermanos marciales hablando de cosas tan inútiles como el antiguo Maestro de Palacio. Pero su estúpida charla había sido, de cierta manera, agradable, a pesar de que no había dicho mucho y solo se dedicó más a escuchar que a conversar. Shang Qinghua, por primera vez en lo que lo conocía, se veía más tranquilo alrededor de sus hermanos marciales, hablando de algunas cosas y sonriendo con libertad.
A la reunión se sumó Shen Fu, quien tuvo que hacerle berrinche a Ning Yingying para que lo llevara. Durante todo el tiempo que estuvo ahí, solo se mantuvo abrazado a él, sin decir nada, solo aferrado a su padre. Shen Jiu lo mantuvo contra él, acariciando el dorso de su mano para evitar que Shen Fu quisiera llevarse los dedos a la boca.
Cuando todos se fueron y Shen Fu fue con Ning Yingying a hacerle la cena a su padre, Shen Jiu pidió ver a Ming Fan. Su discípulo se veía cansado, pero se notaba mejor que el día anterior. Quizás porque su maestro había despertado y era un peso menos encima.
—Shizun, ¿ocurre algo?—preguntó sentándose a su lado, usando la misma silla que Yue Qingyuan había usado.
—Quiero preguntarte algo—Ming Fan asintió, esperando su respuesta—. Ninguno de mis discípulos ha venido a verme, ¿hay algún motivo por el cual no deseen venir?
Ming Fan desvió la mirada, parecía avergonzado por lo que tenía para decir.
—No es que no quieran venir es solo que...bueno...Todos están de acuerdo en que no quieren molestar a shizun.
—¿Molestar? ¿Por qué me molestaría?—preguntó confundido Shen Jiu.
—Um...bueno, quizás porque... no quieren...no quieren ser intensos.
—Estúpido, no es como si me sintiera mal. Ni siquiera siento la necesidad de seguir aquí acostado como si estuviera enfermo. Pero por recomendación de Mu shidi tengo que quedarme aquí—Shen Jiu suspiró, cruzándose de brazos—. Este maestro puede recibir a sus discípulos aquí sin problemas.
—¿Shizun está seguro?—preguntó Ming Fan.
Shen rodó los ojos, ¿qué tan exagerado estaba siendo el niño?
—Estoy seguro.
—Bien, como shizun diga.
Ming Fan se retiró. Shen Jiu se apoyó en las almohadas, pensando en qué podría leer, cuando, de repente, se escuchó una estampida acercarse. Pasos pesados retumbando a lo largo del pasillo, como si un montón de caballos salvajes estuvieran pasando por ahí.
Y entonces...
—¡Shizun!
Como una manada de cachorros salvajes, todos sus discípulos ingresaron al cuarto y se lanzaron hacia él. Todos con grandes lágrimas cayendo de sus ojos, todos intentando abrazarlo o atrapar una parte de él.
—¡Les dije que se controlaran un poco!—se quejaba Ming Fan entrando a la habitación también.
Shen Jiu no podía verlo, demasiado abrumado por la avalancha de discípulos que se arrojó sobre él. Todos cubriendo su vista y comenzando a aplastarlo.
Al final, sus discípulos lo matarían.
Cuando por fin el montón de niños llorones se separó de él, Shen pudo respirar en paz y escuchar las palabras que cada uno de ellos tenía para compartir. Los más cercanos a él se habían agarrado a sus manos o se habían apoyado en su cuerpo, como pollitos buscando calor. Eran todos unos exagerados.
—No hace falta que sostengan a este maestro de esta forma—dijo Shen, suspirando al ver a Yang Chen y Lu Song prendidos de sus manos.
Yang Chen se avergonzó y lentamente soltó su mano, pero se enganchó a su manga. Lu Song, por otra parte, hizo de cuenta que no lo había escuchado y siguió sosteniendo su mano. Ling Yi lo separó, diciendo que estaba molestando a shizun, pero en cuanto lo hizo, fue él quien tomó la mano de Shen Jiu.
Shen Jiu:...
Al final, los dos se separaron para pelear mientras los demás le contaban cómo estaban ayudando a reconstruir la secta, las cosas que habían aprendido a hacer gracias a otros discípulos de otros picos y los libros interesantes que habían descubierto en QiongDing. También habían compartido su cultivo de la tinta y la música con otros discípulos de la secta, quienes parecían interesados en sus habilidades.
Ning Yingying y Shen Fu lo encontraron rodeado de los discípulos, todos sentados en donde podían y sonriendo feliz, con lágrimas secas todavía en sus mejillas. Al final se quedaron con él mientras cenaba.
Había sido el día que Shen recibió más visitas de todos. Rodeado de muchas personas que se habían preocupado por él.
En su primera vida, nadie hubiera dado nada por él. O bueno, hubo dos personas y ambas terminaron muertas. Yue Qingyuan fue a buscarlo, incluso sabiendo que iba directo a una trampa. Y Ning Yingying lo liberó de su tormento, suicidándose por culpa al mismo tiempo.
Las dos únicas personas capaces de hacer algo por él, las únicas que lo habían querido lo suficiente como para buscarlo e ir en contra del demonio que lo había torturado.
El demonio que lo siguió hasta esa vida.
Luo Binghe, por algún motivo, había ido hasta ahí a buscarlo. Shen podía especular que fue desde que entró a la secta solamente por las señales que detectó en el niño durante esos años. Después de todo, el pequeño loto blanco puro y casto de su primera vida jamás lo hubiera tratado como un amante preocupado cuando tenía como catorce años. Seguramente el niño hubiera terminado todo rojo y temblando, y se hubiera ido nervioso solo por tocar un dedo suyo por error. Este niño, que no era mentalmente un niño, obviamente no sería tan tímido, aunque a veces se comportaba como una doncella casta y pura.
Sin embargo, era todo menos eso. Ese niño había sido el hombre que lo encerró en la prisión de agua, que lo torturó y le arrancó demasiadas partes del cuerpo hasta que quedó inservible. Fue el hombre que se casó con cientos de mujeres y arruinó cientos de pueblos. Fue el hombre que trajo el horror a la vida humana, el miedo a la vida demoniaca. Fue quien le brindó las más crueles y crudas pesadillas.
Luo Binghe, el emperador demoniaco que deseaba verlo sufrir y suplicar en su primera vida. Un hombre que fue a buscarlo, ¿para qué? ¿Qué más quería de él? ¿Qué era lo que Luo Binghe deseaba?
—Solo déjame estar a tu lado, déjame hacerte feliz, no necesito que me des tu corazón. Con que sostengas el mío, es suficiente para mí.
¿Acaso Luo Binghe se había enamorado de él en esa segunda vida por el trato diferente que le dio? ¿No tenía pesadillas con lo que su maestro le había hecho? ¿No le recordaba a ese hombre? Si lo recordaba bien, desde el principio Luo Binghe le dio puntos de afecto con el sistema. ¿No lo odiaba? ¿Qué le pasaba? Le había hecho la vida una mierda cuando lo tuvo encerrado, ¿por qué en esta vida no hizo lo mismo?
¿Se habría dado cuenta que era el mismo Shen Jiu que el que conoció? ¿O no lo supo hasta más tarde?
Todas esas preguntas y más que se formaban en la mente de Shen Jiu solo Luo Binghe podía responderlas. Pero para que se las respondiera, lo necesitaba tener presente. Y para eso necesitaba que el niño no niño fuera a verlo o bien fuera a ver a sus hermanos marciales. Todavía tenía cosas que hablar con él, que aclarar. No podía escapar de él para siempre.
¡Menos ahora que sabía que Luo Binghe se había acostado con su madre!
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Estuvo descansando en esa habitación durante varios días, siendo cuidado por Shen Fu y Ning Yingying mayormente. Ambos no le permitían levantarse demasiado de la cama más que para ir al baño. No tenía permitido más caminata que esa y Shen Jiu estaba al borde de matar a Mu Qingfan si no les decía a sus dos cuidadores que podía caminar más. Tang Huaying había ido a visitarlo, en compañía de Chen Xiaoyun. Ninguna de las dos había ayudado a la reconstrucción de CangQiong, pero sí habían reubicado a muchos otros cultivadores en sectas más grandes para que pudieran tener una vida normal ahora que el Maestro de Palacio había muerto. Los miembros de su pequeña secta, por su parte, habían sido aceptados en CangQiong. Xiaoyun incluso había decidido volver a QingJing, su antiguo hogar. Y Huaying había decidido ir con ellos, pidiéndole permiso al Maestro de Pico Shen Qingqiu. Shen no creyó necesario ese permiso, pero, según la mujer, sería una falta de respeto que no le pidiera permiso para formar parte del segundo pico de la secta, sin importar que fuera su madre. Shen Jiu recordó que Xiaoyun se emocionó mucho cuando supo que él era la descendencia de su shixiong. Fue tanta su emoción que incluso le dio permiso de llamarla tía. Shen Jiu sabía muy bien que jamás lo haría, por más que la chica lo deseara tanto.
—Shizun—dijo Ning Yingying, ingresando justo cuando Shen Fu terminaba de ayudarlo con su cabello—, ya está el carruaje que lo llevará a la secta.
Asintiendo, salió con Shen Fu de la mano. Ning Yingying lo guio por el pasillo de la casa en la que se habían quedado por ese tiempo. Ya no quedaba nadie ahí, solo ellos. Shen Fu caminaba dando pequeños brincos, su sonrisa brillando mientras le contaba a Shen Jiu de sus logros con la flauta y que ahora podía escribir muy perfectamente su nombre.
En el carruaje se subieron los tres y el camino fue entretenido, charlando con Yingying y Fu-er sobre las cosas que había aprendido o las historias que sus gege y jiejie le habían contado. No dejó de hablar en todo el camino, incluso se distrajo tanto que Ning Yingying lo bajó en sus brazos sin que el niño notara que su padre estaba yendo detrás de ellos. Shen Jiu suspiró, se notaba que su pequeño estaba emocionado por regresar a la secta.
Fue en el momento que bajó del carruaje, mientras Ning Yingying se adelantaba con Shen Fu en brazos, que notó que Ming Fan hablaba con alguien en el borde del camino, cerca de una carreta llena de suministros. Shen reconoció la túnica negra y el largo cabello suelto y salvaje de Luo Binghe. Dio unos pasos en esa dirección y, cuando estuvo cerca, dejó salir su voz.
—Luo Binghe.
Binghe se giró a verlo junto con Ming Fan.
Shen Jiu no supo quién de los dos saldría corriendo primero.
Lo raro en la forma de hablar de Ming Fan que Shen no detectaba, era que le estaba mintiendo XD Él seguía viendo a Binghe pero por pedido de Binghe tenía que mentir XD por eso al final el No supo quien de los dos saldria corriendo primero. Claramente ambos fueron atrapados ajjaja
Aqui esta la confirmación de Huaying como madre de Shen Jiu. Una mujer que espero casi cuarenta y cinco años en encontrar a su hijo. Si se preguntan por la edad de Huaying, ella tiene más de setenta años pero menos de setenta y cinco. Sin embargo, como cultivadora, ella mantiene su apariencia joven y su vitalidad. No tenía sentido que fuera una inmortal y a los setenta se viera como una mujer anciana. Si tenía un buen núcleo entonces tenían que conservar su apariencia juvenil uwu Así que sí, Luo Binghe estuvo con una mujer de más de setenta que resultó ser la madre de su shizun XD En el próximo Binghe va a enterarse de esto, ya lo verán
El sistema no volverá a aparecer, ni en los extras ni en otro ff, así que se pueden ir despidiendo de Lan-er u-u
Por si les interesa:
*El Lan que usé para el nombre del sistema, es el Lan de Azul. Como el Lu de Lu-lao era el de verde.
*El sistema al final fue suspendido por un año y obligado a pagar el costoso medio con el cual se comunicaba con Shen Jiu. También tuvo que encargarse de deshacer el Cielo personal de Shen Jiu, ya que tomó tiempo construirlo y no sería útil ya. Logró cumplir con todo, consiguiendo un trabajo más apropiado para él que le permitió pagar el medio costoso de comunicación.
*En terminos de juventud, Lan-er era en verdad bastante joven, inexperto e idealista, por eso había cometido varios errores cuando fue el sistema de Shen. Errores claramente de acuerdo a la Central, no a nosotros, para nosotros la mayoría de decisiones que tomó fueron correctas jajajaja
*Lu-lao terminó encerrado de por vida por robar el medio de comunicación e intervenir en el trabajo de otros sistemas.
Lunes 6/10 capítulo 54: Asuntos del pasado: La relación discípulo-maestro
Nos vemos! Besos :D
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