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Capítulo 42
Buscando al Loto Blanco de Primavera
Tuvieron que partir tan pronto como pudieron al mundo humano. Shen Jiu le encargó a Qi-ge que regresara a CangQiong, en compañía de los demás maestros, y buscaran información sobre un hombre llamado Sheng Qing, un ex discípulo de QingJing quien fue el primer discípulo principal de su shizun, Wang Mingan. La información desconcertó a Yue Qingyuan pero de igual manera prometió buscar en todos los documentos de la secta hasta hallar todo lo que pudiese de ese tal Sheng Qing.
Ming Fan y Ning Yingying, por otro lado, quedaron a cargo del pequeño Shen Fu, quien no se veía feliz de que tuvieran que separarlo de su padre luego de pasar varios días de juego con él. Shen tuvo que prometerle que regresaría pronto y pintarían juntos para que el niño dejara de hacer puchero y no les diera problemas a sus discípulos.
Antes de salir, Luo Binghe le brindó túnicas de color blanco puro y un sombre de bambú con una larga tela blanca para que se cubriera el rostro. Él tenía otro junto a túnicas de color blanco también. Para que ambos pudieran fingir ser cultivadores errantes sin afiliaciones a ninguna secta conocida. Dudaba que personas del pueblo al cual irían recordaran a la perfección sus caras como para informarle al Maestro de Palacio.
No volaron en espada ni montaron a caballo. En su lugar, Luo Binghe usó a XinMo para abrir un portal y llevarlos al bosque que rodeaba la aldea, muy cerca de la misma. Tenían que hacer una investigación en cubierto, en la aldea donde el Maestro de Palacio se encontró con las mujeres del Loto Blanco de Primavera. Debían encontrar a esa secta para buscar más información, para que las mujeres de ahí les hablaran sobre el hombre al que ayudaron a matar y sobre el pago que el Maestro de Palacio pudo ofrecerles por eso. Podía llegar a entender que ellas querían matarlo porque en su secta no se permitía que las mujeres tuvieran relaciones con hombres, pero Shen Jiu creía que era una medida por demás extrema. En vez de matarlo, ¿por qué no expulsar a la mujer que cometió el crimen? Deshacerse de ella quizás hubiera sido más sencillo que coludirse con alguien tan poco ético como el Maestro de Palacio.
Además, ellas eran una gran evidencia en sí del crimen antiguo del Maestro de Palacio. Con suerte, con una paga adecuada, ellas los ayudarían. O quizás necesitarían la amenaza de Luo Binghe para participar. Fuera cual fuera no importaba siempre y cuando diera resultado.
La aldea no era pintoresca ni memorable. Era igual a cualquier otra aldea que alguna vez Shen Jiu vio en sus viajes para cumplir algunas misiones para la secta. Casitas bajas, una sola casa más grande que todas las demás donde se evidenciaba quién era el líder de la aldea. Puestos pequeños de comida callejera, algunos de tela, otros de verduras, uno o dos de carne. Mujeres yendo y viniendo, niños corriendo, moviéndose en grupo, hombres trabajando, reparando casas o vallas. No era nada que no hubiera visto antes. Una aldea tan simple era fácilmente olvidable. Quizás por eso ellas buscaron un lugar así. Un lugar donde nadie pudiera identificarlas, una aldea como cualquier otra que se perdía entre las demás.
—Disculpe—dijo Luo Binghe, deteniendo a una mujer que cargaba una cesta con verduras que había comprado—, mi compañero y yo escuchamos sobre las hazañas de una secta llamada Loto Blanco de Primavera y nos gustaría dar con ellos. ¿Podría decirnos cómo encontrarlos?
La mujer, que apenas había visto una fracción del rostro de Binghe, se sonrojó suavemente y desvió la mirada. Por un lado, avergonzada y por el otro pensando en una respuesta para ellos.
—Me gustaría poder ayudarlos, pero realmente no recuerdo a una secta con ese nombre por aquí cerca. Quizás el señor Kang pueda ayudarlos, es el carpintero local.
La mujer les dio las indicaciones de cómo llegar al señor Kang y pronto llegaron con él. Un hombre de una edad aproximada a la de Luo Binghe, quien estaba enseñando a un niño pequeño a cortar madera.
—Disculpe—habló Shen esta vez—, ¿es el señor Kang?
—Kang hijo—sonrió el joven—, mi padre tuvo que salir de la aldea por suministros. ¿Algo en lo que pueda ayudarles?
Shen Jiu dudó en preguntarle, pero al final, sin nada que perder, decidió hacerlo.
—Escuchamos las hazañas de una secta llamada Loto Blanco de Primavera que habitaba cerca de esta aldea. ¿Podría decirnos dónde?
El hombre se rascó la cabeza, pensando profundamente antes de negar.
—Realmente nunca escuché de una secta con ese nombre. ¿Seguro que están en la aldea correcta?
—¿Sabe de alguien que podría ayudarnos?—preguntó Luo Binghe.
El hombre joven lo pensó antes de sonreír.
—Sí, posiblemente el viejo Cheng pueda ayudarlos. Es el dueño del puesto de tanghulu de allá.
Luego de tener nuevas indicaciones para buscar a otra persona, Luo y Shen se dirigieron al puesto de tanghulu, donde el viejo Cheng estaba. El anciano debía superar los setenta años. Canoso y con manchas en el rostro, teniendo más arrugas de las que se deberían a esa edad. Preparaba el tanghulu con maestría, años de práctica diaria. Antes de hacerle la pregunta, Luo Binghe compró dos tanghulu. Shen dudó de tomar el suyo, pero al final de cuentas tenía una debilidad por ese dulce.
El viejo Cheng no lo pensó demasiado antes de responder mientras revolvía el caramelo de una olla oxidada.
—Fue una secta pequeña, la recuerdo bien. Nos ayudaban de vez en cuando, a las mujeres nada más. Ignoraban a los hombres, parecían odiarlos. Tsk, tsk, muy quisquillosas—el viejo Cheng escupió a un costado antes de continuar—. Fueron masacradas hace más de cuarenta años. Nadie supo quién lo hizo, tampoco nadie buscó saberlo. Fue un misterio por unos meses antes de que la aldea tuviera el ataque de unos bandidos y tuviera que ocupar su cabeza en lo importante.
—¿Masacradas?—preguntó Shen.
¿El Loto Blanco de Primavera había sido masacrado? ¿Por quién? ¿Acaso el Maestro de Palacio las eliminó para no dejar evidencia?
—Sí, fueron asesinadas una noche. Solo se encontraron sus cadáveres mutilados en el santuario que ocupaban. Tsk, tsk, tal masacre—el anciano de nuevo escupió antes de seguir revolviendo la olla.
—¿Recuerda dónde queda ese santuario?—preguntó Binghe.
El viejo comenzó a pinchar pequeñas frutas en un palo para luego pasarlo en el caramelo.
—Mn, todavía lo hago—tras dejar el palo para que se secara, el anciano señaló hacia el sur—. Dos kilómetros en esa dirección. Deberían encontrar un camino de carreta cortado. Cuando lleguen a su fin, doblen al este y encontrarán el santuario.
Ambos agradecieron y se encaminaron hacia el santuario.
Durante el camino, Shen Jiu se hizo mil preguntas y comenzó a pensar en qué podría hacer con la información ganada. No solo se trataba de ganar evidencia para contratacar y desviar la atención de CangQiong, sino que también era una venganza contra el Maestro de Palacio. No solo por los cargos que le puso, sino también por meterse con Yue Qi y por haber asesinado al discípulo que su shizun tanto apreció. No solo se metió con él, sino también con dos personas a las cuales valoraba. Shen Jiu tenía que buscar una manera de devolverle todo el daño que había causado.
—Shizun—dijo Binghe tomando su manga para llamar su atención.
Shen lo miró y notó que el chico le estaba mostrando que ya se estaban acercando a un santuario viejo y destartalado. Un cartel podía verse en la entrada, desgastado y ya invadido por plantas silvestres. Tuvieron que acercarse más para poder notar lo que se había escrito ahí hacía muchos años: Loto Blanco de Primavera.
De entre las maderas crecían plantas verdes y llenas de color, con pequeñas flores blancas silvestres que se mecían con el viento. Binghe fue el primero en probar la pequeña escalera que crujió con su peso cuando dio los primeros pasos. En el momento en que Shen Jiu comenzó a subir, Luo Binghe tomó su mano para ayudarlo y que no tuviera que tocar la madera mohosa y arruinada del santuario.
El interior todavía estaba iluminado por la luz del exterior que ingresaba desde las grietas y ventanas rotas. Toda la madera estaba de un negro oscuro, la sangre que se impregnó en el suelo y nunca fue limpiada. Había manchas por todos lados y Shen agradeció que el color no se hubiera conservado tanto o la ansiedad hubiera comenzado a invadir su cuerpo. El olor penetrante de la sangre podría despertar recuerdos desagradables en él también.
Las manchas también estaban en las paredes. Shen casi podía imaginarse los cuerpos de esas mujeres mutilados y esparcidos por todo el lugar, su sangre espesa siendo absorbida por la madera del santuario, muriendo lentamente.
Shen no podía pensar en otra cosa más que en que se lo merecían. El karma había hecho su trabajo con ellas.
Luo Binghe sacó a XinMo de su vaina y la movió por el lugar. Una estela de energía oscura se esparció y desapareció antes de que se diera cuenta, pero pronto pasó a iluminarse, como una cortina de humo blanco que invadía todo el santuario. Incluso las habitaciones más allá de donde estaban.
—Desviación de qi—dijo Luo Binghe mirando el humo blanco—. Esta es la energía del asesino, hay restos de los miembros de la secta, pero la del asesino destaca más. No lo haría demasiado si hubiera tenido control sobre su qi, pero es claro que no fue así.
—Entonces pudo haber sido incluso un miembro de la secta que tuvo una desviación, mató a todos y posiblemente se mató, por eso no se encontró al asesino—divagó Shen, tocando con sus dedos el humo blanco.
—Es probable—concordó Luo Binghe, la cortina de humo blanco desapareció gradualmente—. Pero una desviación de qi es algo normal en el mundo del cultivo. Para que alguien tuviera una desviación como esta, solo quiere decir que tuvo que pasar por un trauma demasiado severo que culminó en esta masacre.
Un trauma lo suficientemente grande como para causar la muerte de todos los miembros de la secta. Si lo pensaba bien, posiblemente la amante de Sheng Qing pudo haber causado esa masacre hace más de cuarenta años. Tras la pérdida de su amante, su corazón cegado por la rabia le ocasionó una desviación de qi que terminó con todas las vidas de la secta Loto Blanco de Primavera. Al final, parecía ser que lo que Sheng Qing le dijo a la líder de secta resultó ser verdad. Su amante, Tang Huaying, terminó eliminando a cada miembro de la secta y, posiblemente, se mató junto con ellas o murió por la misma desviación de qi. Una trágica historia de amantes.
—Sin ellas aquí, ¿cómo seguimos?—preguntó Binghe mirando alrededor.
Shen suspiró y sin esperanzas de hallar nada más en ese santuario, decidió que lo mejor era irse de ahí. No tenían al Loto Blanco de Primavera, ni sus cuerpos ni nada que les diera una pista de alguien que hubiera sobrevivido a la masacre. Simplemente ya no existían. Lo único que les quedaba era encontrar la información de Sheng Qing y hablar con Binghe, esperando que pudiera proyectar el paisaje onírico del Viejo Maestro de Palacio para delatarlo frente a los demás. Además, no solo tendría eso a favor, sino también las muestras de que la discípula, Su Xiyan, en realidad no había sacrificado su vida para asesinar a Tianlang-jun, sino que había estado enamorada del mismo y su maestro prohibió ese amor. Algo similar a lo que la líder de la secta Loto Blanco de Primavera había hecho.
Había salido del santuario, apenas dando un paso hacia afuera, cuando se detuvo. El bosque estaba igual de silencioso, solo la brisa meciendo las hojas, no había nada fuera de lo normal. Pero fueron sus sentidos, agudizados por su energía espiritual, lo que le indicó que había alguien cerca de ellos, vigilándolos. Luo Binghe apretó su túnica, indicándole que también lo sentía.
—Shizun, creo que podríamos encontrar algo más adentro. Permítale a este discípulo buscar más.
—Por supuesto—Shen asintió y dio unos pasos más adentro, viendo a Luo Binghe desaparecer antes de que pudiera darse cuenta.
Cuando Shen volvió a salir, notó que Luo Binghe había inmovilizado al cultivador intruso y lo estaba acercando a él.
Bajó la escalera que volvió a crujir ante su peso, acercándose a la cultivadora que se removía. Shen Jiu miró a Luo Binghe y asintió, haciendo que el chico le quitara el sombrero de paja que la chica tenía en la cabeza y usaba para ocultar gran parte de su rostro. Shen Jiu se detuvo al verla. Ese rostro redondo lo recordaba de los recuerdos del Maestro de Palacio. Una joven que gritaba shixiong, shixiong a Sheng Qing. No había escuchado su nombre, pero su rostro seguía siendo el mismo. Lo que no era para nada anormal en una cultivadora, no si su núcleo era sólido y cultivaba a menudo.
—¿Quién eres? ¿Por qué nos seguiste?—ella se quedó callada, desviando la mirada— ¿Te envió el Maestro de Palacio Huan Hua?
—Yo no trabajo con ese desgraciado—dijo ella con tal veneno que le dejó en claro a Shen Jiu que ella lo odiaba.
Shen Jiu la vio, no recordaba haberla visto nunca en el pico QingJing ni recordaba que hubieran mencionado a una discípula que se hubiera ido.
—Eres del pico QingJing—esa afirmación tensó a la cultivadora, ganando por completo su atención—. ¿Cómo es que nunca te vi?
—¿Pico QingJing? ¿Quién eres?—preguntó ella, la curiosidad brillando en sus ojos, pero manteniendo la seriedad de una cultivadora experimentada.
Sabiendo que mantener su identidad era estúpido, Shen Jiu se quitó el sombre de bambú y le mostró su rostro. Ella abrió los ojos sorprendida, un dolor suave se podía ver de fondo, el recuerdo de algo regresando a su mente. Shen podía entenderla, su parecido con Sheng Qing era demasiado.
—Shen Qingqiu, el maestro del pico QingJing.
—Shen Qingqiu...tu nombre es uno de los más dichos últimamente. El desgraciado perro de Huan Hua quiere tu cabeza sin importar el precio—dijo ella saliendo de su sorpresa inicial—. No eres muy diferente a nosotros.
—¿Ahora puedo saber tu nombre? Sabes quién soy y sabiéndolo ya corro más riesgos de los que corres tú. Sería justo que al menos me digas tu nombre.
Ella dudó, todavía siendo apresada por Luo Binghe.
—¿Wang Mingan fue tu maestro?
—Lo fue.
—¿Él qué piensa de todo esto?
Shen Jiu no respondió directamente.
—¿Cuánto hace que no regresas a QingJing?
De haber estado cerca en el último tiempo, se habría enterado que Wang Mingan había muerto hacía años.
—Más de cuarenta años.
Tanto tiempo, tenía sentido que no lo supiera.
—¿Por qué?
—No podía regresar.
Con esas respuestas, jamás llegarían a nada. Shen Jiu decidió que lo mejor era ser sincero, si no les creía entonces no tendrían más opción que desmayarla y dejarla ahí para seguir sus caminos.
—Me gustaría que colaboraras más. Si te interesa saberlo, estamos buscando información que incrimine al Viejo Maestro de Palacio para desviar la atención de CangQiong. Solo nosotros sabemos lo que le hizo a tu shixiong, Sheng Qing, y queremos dejar este crimen al descubierto. No solo para que CangQiong deje de estar en la mira de todas las sectas, sino también para hacer justicia en nombre de mi shizun.
—Él... ¿él sabe que Sheng Qing fue asesinado por...?
—No y no creo que lo haya sabido con certeza antes—Shen Jiu suspiró—. Wang Mingan murió hace casi veinte años.
Ese dato, si bien no sorprendió tanto a la chica, si le causó mucho dolor. Wang Mingan debió ser importante para ella.
Luego de un rato en silencio, decidió volver a hablar.
—Chen Xiaoyun.
Chen Xiaoyun. Shen le hizo una señal a Binghe para que la soltara.
—Shizun nunca te mencionó antes. Tampoco había sabido nada de Sheng Qing.
—Yo le pedí que no volviera a mencionarnos, no después de lo que pasó—dijo Chen Xiaoyun acomodando sus mangas—. Tú debiste llegar después que nosotros, después de todo no te recuerdo. Al menos no puedo asociar a ningún Shen que fue mi compañero con tu cara.
—Efectivamente fue así, llegué después que ustedes. No supe nada de esto hasta hace poco, cuando tuve que buscar evidencia para demostrar que el Viejo Maestro de Palacio no es más que un hombre retorcido.
—Ya veo—asintió ella—. En ese caso, estamos en el mismo barco. No servimos demasiado de evidencia, no tenemos pruebas sólidas que amparen nuestras historias. Solo nuestras memorias, pero eso no es algo que pueda proyectarse a los demás.
Shen Jiu quería decirle que, teniendo al protagonista del libro de su lado, todo era posible. Pero eso no era algo que ella fuera a entender.
—De todas maneras, siguen siendo importantes. Si tienes algún rencor contra el Viejo Maestro de Palacio, todavía puedes vengarte. Nosotros no estamos solos, todo CangQiong está de nuestro lado.
Chen Xiaoyun tomó su sombrero de paja y lo observó, tan perdida en sus pensamientos que Shen Jiu difícilmente podría decir lo que pensaba. Ella quitó el inexistente polvo en su sombrero y volvió a colocárselo en la cabeza.
—Síganme.
Binghe lo miró, esperando su orden. Shen asintió y juntos decidieron seguir a Chen Xiaoyun. Ella se dirigía tranquilamente hacia el sur, parecía conocer el camino que iban a recorrer por lo que Shen creía que los llevaría hacia donde ella se quedaba junto con otros cultivadores.
—¿Cómo supiste que fuimos al santuario?—preguntó Binghe.
Shen Jiu podía imaginarse que había estado cerca o que el viejo que vendía tanghulu se lo dijo, solo quedaba confirmarlo.
—El señor Cheng, el del puesto de tanghulu.
Sí, como Shen supuso.
—¿A dónde nos llevas?—preguntó Shen Jiu.
Ella no se giró a mirarlo, solo siguió su camino.
—Con laoshi. Tenemos una pequeña secta oculta, podría serles útil, más de uno de nuestros miembros tienen problemas con el Maestro de Palacio.
—Si es así, ¿por qué nunca los vi o se mostraron de alguna manera?—preguntó Binghe.
Shen podía darse una idea de los motivos por los cuales permanecieron ocultos, pero dejó que Chen Xiaoyun hablara.
—Realmente no podíamos. Laoshi les explicará bien todo cuando lleguemos a nuestra secta, Flor de la Vida.
Y dicho eso, solo siguieron caminando en silencio hacia esa pequeña secta. Esperaba que las respuestas que pudieran darles ahí pudieran despejar sus dudas.
Binghe y Shen Jiu haciendo cosplay de Xie Lian jajaja
Chen Xiao Yun: chén (陈) apellido chino; xiǎo (小) pequeño; yún (云) nube.
Poco a poco nos vamos encaminando hacia los problemas y vamos a ir viendo todo el desastre que se va a armar gracias al Viejo Maestro de Palacio y su misterioso ayudante.
Mañana capítulo 43: La maestra Tang Huaying
Nos vemos!!! besos :D
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